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martes, 5 de marzo de 2024

"La clase de griego" de Han Kang. Reseña Literaria

 


"Borges le pidió a María Kodama que grabara en su lápida la frase "Él tomó su espada, y colocó el metal desnudo entre los dos". Kodama, la hermosa y joven mujer de ascendencia japonesa que fuera su secretaria, se casó con Borges cuando este tenía ochenta y siete años y compartió los últimos tres meses de vida del escritor. Ella fue quién lo acompañó en su tránsito postrero, que acaeció en Ginebra, la ciudad donde el escritor pasó su infancia y donde deseaba ser enterrado."


"La clase de griego" de Han Kang comienza hablando de Borges, y termina también hablando de él. Y entre ambas alusiones la autora despliega una historia intimista, sensorial, delicada, que no alcanza las doscientas páginas y que me ha gustado mucho, aunque paradójicamente no recomendaría a cualquiera. 

El argumento parte del encuentro de dos personajes en una clase de griego antiguo. La novela arranca en esa clase. Ella, poeta y maestra, ha perdido el habla tras morir su madre y perder la custodia de su hijo de ocho años, y acude a esas clases para ver si indagando en esa lengua muerta puede recuperar el habla perdida. Él, unos años mayor, es el maestro de griego antiguo, cuya vida ha transcurrido entre Corea y Alemania, y se está quedando irremediablemente ciego. 

Está ambientada en Seúl y el tratamiento del tiempo no es lineal. Va y viene, estando casi más en el pasado que en el presente.

Cuando leí el argumento me pareció una novela muy atractiva, además no había leído nada de esta autora que se hizo famosa con otro libro "La vegetariana" que no había leído. Y la verdad es que me ha gustado mucho porque me ha parecido muy original y he disfrutado mucho con su prosa delicada, rica, lírica, minuciosa y de palabras escogidas. 

Pero reconozco que es una novela especial donde apenas ocurre nada, porque habla esencialmente de los sentidos, de lo que es vivir sin ellos. Habla de la soledad más absoluta, del vacío, del silencio, de la oscuridad, de no experimentar emociones. Habla de lo que ocurre en el interior, de lo orgánico de esos personajes, tan sumamente bien descritos, que son dos náufragos que se están hundiendo. Ella no hace nada, no habla, solo pasea, y él se va a quedar ciego y no aprende braille, no ha intentado tener un perro labrador, tampoco hace nada. Es una novela que habla de la nostalgia, del paso del tiempo, de la culpa, del dolor, de la amistad, la amabilidad, de estar o sentirse vivos. 

Y para hacerlo habla mucho del lenguaje y de las palabras, de la filosofía y el budismo, de los gestos y las personas. 

Tiene un ritmo muy descriptivo, muy lento. La autora nos cuenta la historia alternando las voces de los dos personajes, capítulo a capítulo, mientras nos va contando más de sus historias como a retazos, alternando el presente con sus respectivos pasados. Y va tan despacio la narración, que la prosa termina por deshilacharse en versos. 


"No es joven ni especialmente atractiva. Su mirada denota inteligencia, pero no es muy perceptible por el temblor espasmódico en el párpado que la aqueja. Los hombros y la espalda están ligeramente encorvados, como si quisiera refugiarse en sus ropas negras para huir del mundo, y tiene las uñas cortadas muy al ras. en la muñeca de la mano izquierda lleva un coletero de terciopelo morado oscuro, la única nota de color en ella." 

"El profesor aparenta unos treinta y cinco años. De complexión más bien pequeña, tiene las cejas y el surco de debajo de la nariz bien definidos. Su boca dibuja una sonrisa leve, como reprimiendo sus emociones. Lleva puesta una americana de pana marrón con coderas de piel en un tono más claro, cuyas mangas, ligeramente cortas, dejan ver sus muñecas. Ella le mira la pálida y fina cicatriz curva que se extiende desde su ojo izquierdo hasta la comisura de la boca. Cuando se la descubrió al comienzo del curso, pensó que parecía un mapa antiguo que marcaba el camino por donde habían fluido las lágrimas."


"El lenguaje, en comparación, tenía una implicación física muchísimo mayor. Había que poner en movimiento pulmones, garganta, lengua y labios, y lo que decía se transmitía haciendo vibrar el aire. Se le secaba la boca, salpicaba saliva, se le agrietaban los labios. Paradójicamente, cuanto más insoportable le resultaba este proceso físico, más locuaz se volvió. Utilizaba entonces oraciones largas e intricadas, evitaba la fluida vitalidad de las frases coloquiales y alzaba más la voz que de costumbre. Y si la gente la escuchaba con atención, su lenguaje se volvía aún más abstracto y su sonrisa más amplia. Sin embargo, a medida que estas situaciones se fueron repitiendo cada vez con más frecuencia, más le costaba concentrarse en la escritura, incluso cuando se encontraba a solas. 

Justo antes de perder el habla se convirtió en una conversadora extrovertida y parlanchina. Y le costaba cada vez más escribir. Del mismo modo en que siempre le había disgustado que su voz se propagara por el aire, ahora no soportaba el modo en que las oraciones que acababa de escribir perturbaban el silencio, A veces, incluso antes de escribir nada, sentía ganas de vomitar tan solo de penar en cómo distribuiría las palabras sobre el papel."

sábado, 2 de marzo de 2024

Presentación de "Septiembre" de David Lerma en la biblioteca pública María Moliner de Villaverde Alto

 




He terminado febrero corriendo, como siempre, para intentar llegar a todo.

El martes 27 fue la presentación de la novela "Septiembre" de David Lerma en la biblioteca pública María Moliner de Villaverde Alto. 

El pasado junio la había presentado en el café María Pandora, cuya reseña la encontrareis también en ese mes. Pero ahora tocaba presentarla en  el barrio de Villaverde Alto de Madrid, donde tuve la gran suerte de conocer a David mientras asistíamos al mismo taller de creación literaria hace veintitantos años. 

"Septiembre" ha sido publicada por Ediciones Agoreiro y está ambientada en Madrid, en la zona sur, en Legazpi, Villaverde... Sus 300 páginas son apenas cuatro días en la vida de sus dos personajes principales, dos trabajadores en paro que se han compinchado para dar un golpe que de una vez los saque de la ruina económica en la que están inmersos en ese 2012. Es una novela que se estructura en quince capítulos y donde abundan los diálogos mientras se abordan un abanico de temas sociales: la crisis, la migración, las relaciones familiares y de pareja, nuestro pasado como dictadura, nuestro presente... Una obra muy actual. 

En esta ocasión otra vez la presentación estuvo a cargo de Javier Díaz Gil, nuestro coordinador de la tertulia, y también estuvo presente Juan Calderón, poeta, artista y buen compañero también, como representante de la editorial. Y sobre todo de nuevo nos leyó un fragmento Nieves Lerma, la hija de David, que es la naturalidad personificada. 




No me quiero extender mucho, solo contaros que, podéis verlo en las fotos, la presentación fue más familiar, más de mesa camilla, más de conversación distendida. Reunidos en torno a una enorme mesa, junto al público, se trataba de tertuliar, no solo sobre el proceso de creación de la obra, sino también de lo que surgiera a propósito de ella. Se trataba de compartir con todos los que estábamos allí lo que supone que esta novela haya visto la luz, y lo atractiva que es.

A David da gusto escucharle, mientras sonreía, confesando las veinte versiones que tiene su obra hasta que la ha dado por finalizada. O como pretende escribir sobre lo que más conoce, por eso está ambientada en los barrios del sur. O cómo va salpicando el diálogo de citas de este o aquel escritor, de la forma más natural, señal inequívoca de que es un lector sesudo y atento. Todo ese bagaje literario se traduce en la calidad de sus novelas.
 
Ya está escribiendo la siguiente, dice que será de amor, y que se la quiere dedicar a Luisa, su mujer. Y yo que me alegro porque Luisa lo merece y se que va a trabajar en ella como lo hace él, midiendo cada palabra, cada diálogo, pensando y calibrando hasta la saciedad su artefacto literario. Y ya van unos cuántos. 
¿Cómo lo haces David? yo admiro a ese tipo que veis en las fotos sonriendo con timidez, porque su escritura está a la altura de la de muchos escritores reputados, pero sigue siendo el chaval humilde y discreto con el que compartí pupitre hace media vida. 

No hace falta decir que estoy deseando leer esa novela de amor que comienza a crecer en los ratos que puede sisar a las obligaciones. Estoy segura de que me sentiré orgullosa, una vez más, de haberme peleado con las palabras al lado de su autor.











domingo, 25 de febrero de 2024

En tardes como la de hoy seremos aves

 



Y en tardes, como la de hoy, seremos aves que se dejan llevar por otro viento. 

No el viento bravo que, tras los cristales, zarandea cuánto encuentra.

No el viento tirano, cuyo rumbo, obedecen todas las veletas.

En tardes, como la de hoy, seremos solo dos.

Y no habrá empeño, ni desempeño, ni entrega,

Entre nosotros solo cabe aquella suave ligereza.


Sígueme, que solo el viento nos guíe,

que flotemos tenues, melodiosos.

Al fin, en tardes como la de hoy, seremos aves,

aves migratorias extendiendo las alas, rozándose en el aire,

volando indolentes al borde de la insolencia,

al borde de la certeza,

aves, al fin, 

meciéndonos entre vientos favorables.










viernes, 23 de febrero de 2024

"La historia de los vertebrados" de Mar García Puig

 



Acabo de terminar "La historia de los vertebrados" de Mar García Puig y me ha gustado bastante. 

"El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí".

Cuenta este libro justo lo que dice la frase anterior: la autora nos cuenta como enloqueció a raíz de haber sido madre de unos mellizos prematuros: Sara y David. Fue ser madre y comenzó la obsesión con la muerte, con el peligro constante de que pudiera ocurrirles algo, con cada manchita de la piel, con cada tos, con todo. Porque de pronto todo es susceptible de fragilidad, de vulnerabilidad, de lo peor. ¿Depresión post-parto, brote psicótico, locura?

La autora en ese momento vital también coincide con ser diputada por Barcelona en el Congreso por "En Comú Podem". Y ya la vida trata de ir conjugando la maternidad con la política, y además con la locura. 

"Cuando entré en el Congreso, tomé una decisión. en todas mis intervenciones hablaría de dos cosas, mujeres y libros. Porque género y literatura son tan transversales a todo lo que hago, y a lo que respiro, que no puedo sustraerme a ese imperativo. Un día debatimos una proposición no de ley acerca de salud mental, y me toca a mí fijar la posición de mi grupo en el pleno. Y ese día más que nunca sigo ese precepto, y saco porcentajes de mujeres castigadas con la locura, y versos de las que tuvieron la oportunidad de dejar constancia. Cuando acabo mi discurso, un diputado de implecable traje y corbata me afea mi voluntad de meter el feminismo en todo. "Esa manía tuya" me dice..."

La autora al ir contándonos su propia experiencia hace múltiples referencias a otras escritoras que han tratado literariamente el mismo tema de su locura u obsesiones como Sylvia Plath o Silvia Mistral o Anne Sexton y otras poetas y autoras. Puesto que entiende que abandonarse al lirismo y hablar desde él, quizá sea la única forma posible para comunicarse desde la vulnerabilidad que impera en ocasiones como ésta. 

"El psiquiata W.W. Godding, preocupado por el estigma de la locura, aconsejaba a las familias que no hospitalizaran a las mujeres que sufrieran de locura puerperal: "Aunque la recuperación sea rápida habrá estado loca, y esto nunca lo olvidarán sus amigos o sus hijos -escribió-; de ahora en adelante hay un cierto temor a lo que pueda ser en el futuro, un esqueleto en el armario, no mencionado pero siempre ahí.". Sé que ese libro que empiezo a imaginar será mi esqueleto en el armario, y probablemente el de mis hijos. Pero también pienso que de algún modo he contraído una deuda. Porque si tengo algo de fuerza para encarar este verano, ha sido gracias a la palabra impresa. Siento que tengo yo también el deber de alzar mi voz, aunque sea torpe."

La autora, no solo hace una autobiografía de su periplo vital durante ese tiempo, sino que elabora un exhaustivo ensayo de la historia de la salud mental de la mujer. No solo busca el desahogo de la palabra escrita, su consuelo, sino también el reflejar lo que ha supuesto el parto para muchas mujeres a lo largo de la historia de la maternidad. 

Es un ensayo donde hay mucha investigación detrás, mucha documentación. Hay medicina, arte, literatura, mitología, historia... Pero también hay esa parte de biografía que te lo hace menos teórico, más humano.

"Para mí Tomas era y es el hombre brillante, el de la percepción aguda, el ingenio siempre a punto, un poco intelectual en el que me habría instalado de por vida. 

Finalmente, ese día en que marcha a casa de su madre llegará, y un par de meses después, cuando ya haya encontrado piso, me avisará de que vendrá a llevarse una de las librerías y algunas cosas más. Yo me iré a un bar al lado de casa para no presenciar el derrumbe del hogar, de la familia nuclear, de lo que había querido ser y no pude conseguir. Pediré un café y mientras lo tome sentiré uno de los dolores más profundos que haya experimentado jamás..."

A mí me ha parecido una lectura muy interesante, muy rica tanto la prosa como el contenido. He subrayado muchísimos párrafos, los he releído después más despacio. Pero lo que me entristece es que no he sido capaz de retener toda la información, ni tan siquiera la cuarta parte. Una pena. Pero reconozco que he disfrutado mucho mientras lo leía, porque me estaba interesando bastante todo lo que me contaba a propósito de la salud mental. 

También me ha gustado mucho la portada y el título, me parecen de lo más atractivos y adecuados para el tema del libro. Son muy sugerentes ¿verdad?

 

"Azul salado" de Marta Simonet

  


  "El verano que me enteré de lo de mi padre, mamá ya no podía estar sola en la tienda. Tenía problemas para cargar y cortar los fiambres porque las manos no le respondían bien. Lo cierto es que cuando me llamó, me dijo que ya hacía un tiempo que se le quedaban cerradas en un puño. Tenía que apoyarlas en una caja y hacer palanca con la punta de los dedos y las muñecas para que volvieran a la normalidad. Una vez abiertas, acompañaba a cada uno de sus dedos a su sitio hasta que podía moverlos de nuevo..."

 

Resulta que se me había quedado esta reseña en borradores, y no la había publicado. ¡Qué despiste!

En fin... Pues entonces yo os contaba que había terminado de leer "Azul salado" de Marta Simonet. 

Gracias a esa novela pasé unos días plácidos en Mallorca, saboreando muy despacio y con deleite su gastronomía, disfrutando de la luz y los colores de esa isla en verano. Ahí está ubicada esta historia. Esas son sus coordenadas: la isla de Mallorca, una cocina, una barca, un verano, una familia de mujeres y las ausencias con las que tenemos que vivir toda la vida y que no siempre asumimos bien. Esa es la ambientación, que por cierto es de 10 y ese el tema: volver para reordenar, curar el pasado y la vida.

El argumento nos cuenta que Marina, no podía ser otro nombre, tiene que volver a su casa en la isla de Mallorca para hacerse cargo del negocio familiar: La Ultramarina, una casa de venta de comida casera. Su madre la ha llamado porque no está para ocuparse de él, sus manos le dan problemas. Allí se reencuentra con su familia compuesta por su madre y su hermana Irene. También con el recuerdo constante de su abuela Carmen y el de su padre siempre ausente. Y allí va a conocer a un amor, Héctor, un muchacho que vive de la pesca.

Me acerqué a esta historia buscando evadirme a un lugar plácido y tranquilo. Quería refugiarme en una historia cotidiana con luz y que diera calor. Y lo cierto es que eso he encontrado. 

Es una historia contada en primera persona, con una prosa muy rica, sutil, y también muy poética. La autora tiene una forma de escribir muy delicada, muy sugerente, muy evocadora. La prosa, no solo está salpicada de metáforas e imágenes sino que también está impregnada de olores y sabores y desde luego eso favorece mucho que te empapes del lugar y ese tiempo lento de las islas en verano. La historia huele a mar y tú sales oliendo a mar de ella. 

En mi opinión, lo menos conseguido de la novela es el tratamiento del tiempo. Creo que la autora en los primeros capítulos ha ido narrando su historia con un tiempo más lento, más dilatado, y a partir de que ya sabemos qué ocurrió con la historia que ella quería descubrir, todo se precipita. Y el desenlace está contado de forma mucho más rápida, casi atropellada, diría yo. La autora nos ha tenido toda la novela en ese ritmo calmo de lugar y al final no nos ha dejado disfrutar lentamente de cómo se iban despejando las incógnitas. Creo que yo hubiera acelerado un poco en los primeros capítulos y después lo había demorado, porque una vez que ya estamos hechos a esa historia seguramente a los lectores nos hubiera gustado saber más cosas, disfrutar más del futuro de las vidas de esos personajes, no despegarnos tan rápido de ellos. Pero es mi opinión, por supuesto. 

He leído, de todos modos, que es una primera novela de la autora, y desde luego yo, que buscaba una historia sencilla pero evocadora, una historia cotidiana y con luz, la he encontrado tras esa portada tan chula que tiene.

 

"Punto de cruz" de Jazmina Barrera

 



«Si la alegre era Dalia, entonces las tristes éramos Citlali y yo. Pero yo no estaba de acuerdo, para mí Citlali era la divertida, aunque es cierto que el humor no necesariamente se contrapone a la tristeza. La de los gestos, las imitaciones y las bromas era Citlali. Yo era la de los chistes en voz baja, la de los buenos chistes que nadie recordaba que yo había dicho, y mi tristeza era así también: una tristeza en voz baja».

Me acerqué a esta novela porque en su día me leí "Cuaderno de faros", también de Jazmina Barrera y me había gustado mucho. 

Reconozco que ésta no me ha gustado como el anterior, es lo malo de las comparaciones, aunque sí, también sé que muchas veces en la comparación no se evalúa con toda justicia cada elemento, como haríamos de hablar de ellos por separado. 

"A propósito de lo que habíamos escrito, él fue el primer maestro que nos explicó que la palabra "texto" y la palabra "tejido" compartían la raíz latina texere, que significa tejer, trenzar, enlazar. Citlali y yo nos vimos convirtiendo nuestra novela en película y volviéndonos millonarias. Con el dinero que ganaríamos íbamos a comprarnos un barco y a atracarlo en Venecia donde viviríamos las dos, navegando para conocer los puertos del mundo enero. Después de un par de meses, el maestro consiguió una beca para estudiar en Estados Unidos y abandonó el taller..."

Arranca el argumento con la muerte de Citlali, que es la mejor amiga de Mila, la narradora de la historia. A partir de este hecho ocurrido a destiempo la protagonista y narradora nos va a contar la historia de la amistad de tres adolescentes: Citlali, Mila y Dalia. Nos cuenta de sus vidas, de su relación y su tránsito a la vida adulta, en un intento de explicarse cómo se ha llegado a esa muerte que no tenía que haber ocurrido y le ha entristecido mucho. 

La autora abordará recuerdos salteados y se centrará bastante en dos viajes. Uno que hacen por Europa, uno nunca olvida esos primeros viajes de descubrimiento tanto de lo de fuera como de lo dentro de una. Y otro viaje a una comunidad en Querétaro, en Méjico. 

Mientas se va desenvolviendo el argumento, se abordan muchos temas en esta novela, a pesar de no ser muy larga. Por supuesto, el tema principal de la amistad. Muy bien elegida la amistad de adolescencia porque es cuando este sentimiento es más intenso, duele más. Pero también se aborda el tema del feminismo, de la ecología, de la violencia doméstica... Aunque es cierto que todo se cuenta muy sutilmente. 

"Mi madre se negaba a comprarme desodorante -porque daba cáncer- y rastrillos- que irritaban la piel- solo para complacer a un montón de tarugos, decía. Así que le robaba los rastrillos nuevos a mi abuelo y los desodorantes a mi abuela. Cuando nos empezaron a dar permiso en la escuela de ir al centro comercial de enfrente, durante nuestra hora libre los martes, me llevaba el dinero que nos daban para la semana y me compraba playeras escotadas, brasieres con relleno, desodorantes y rastrillos. Mi madre me recomendó deformar mi cara en una mueca y esconder la mano bajo la manga del suéter para fingir ser manca y que los hombres no me acosaran por la calle."

«Siempre estábamos bordando y bordábamos juntas. Citlali bordaba un bestiario de animales y plantas extintas, de colores brillantes, y una colección de arañas y telarañas que llamaba su aracnario; Dalia bordaba patrones abstractos, cenefas cada vez más intrincadas; y yo bordaba en mi ropa frases de libros y canciones, y dibujos de objetos, partes del cuerpo y figuras prehispánicas. La gente empezó a referirse a nosotras siempre en plural, con los mismos adjetivos -listas, cariñosas, cortadas, ñoñas, miedosas-, a imaginarnos como una criatura de dos o tres cabezas».

Me gusta mucho como la autora mejicana ha estructurado la novela, salpicando la historia principal de la amistad de las tres adolescentes y su evolución, con fragmentos intercalados a los que ha separado con dibujitos de una aguja con su hilo, y que abordan la costura, el bordado en general. Estos textos mucho más breves que no se corresponden con la trama principal pueden ser otras historias o explicaciones etimológicas relacionadas con la costura o píldoras culturales de mitología y literatura. Eso casi que es lo que me resulta más atractivo de esta novela.

"Durante la segunda guerra mundial, el 15 de febrero de 1942, Singapur fue invadido por Japón. las familias enteras de los militares, doctores, enfermeras y misiones de Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido fueron capturadas y separadas. A las madres e hijos los mandaron a campos en las prisiones de Changi y a los hombres a hospitales y campos militares cercanos. Las mujeres cautivas vivían en condiciones espantosas, pero se les permitió dar clases de bordado y costura con retazos. Ethel Mulvany tuvo la idea de pedir permiso para hacer tres colchas, una australiana, una británica y una japonesa (para aparentar) y mandar las colchas al campo militar donde estaban los hombres. Le otorgaron el permiso. En esas colchas cada mujer tuvo un recuadro para bordar flores, palabras de aliento, sus nombres y mensajes que en código le dejaran saber a los hombres que estaban bien."

A mí me gusta esa técnica, me parece que imprime mucho ritmo a la historia y despierta mi curiosidad. Jazmina va mezclando la vida de las protagonistas con la evolución de la técnica del bordado entre las mujeres. 

"Nunca he leído ni leería un manual para escribir novelas, pero se me ocurre que se podría escribir a partir de las instrucciones de los manuales de bordado, tomar esas pautas como si fueran sabios consejos desinteresados: "Para bordar el cimiento siempre se usa aguja con punta". "No aprietes mucho la puntada, ya que, si lo haces, la cadena se cierra y pierde el efecto". "Haz exactamente lo mismo pero en espejo, reduciendo una línea a cada paso". "Cuando se deja de bordar, hay que soltar la labor del bastidor para que la tela respire."

Por otra parte, también me parece atractivo el lenguaje, puesto que al ser una autora mejicana hay muchos vocablos diferentes y me parece enriquecedor. 

"La palabra pretexto viene del latín proetextus, participio pasivo del verbo proetextere, que significaba "poner un bordado o tejido delante de una pieza de ropa". Un pretexto sería algo así como un adorno, un bordado o un brocado que se pone delante de los hechos para justificarlos o hacerlos tolerables."

No puedo decir que sea una novela que me haya entusiasmado, pero he encontrado sus hallazgos en ella y sobre todo si te motiva el tema de la costura, el bordado y demás, yo creo que se lee bien y puede resultar interesante su lectura. 


viernes, 16 de febrero de 2024

El faro de Valencia

 




Hoy languidece, solitario y en la lejanía, el centenario faro de Valencia.

El progreso pudo con él. Fue tal la ampliación del puerto, levantaron tanto el dique que el patrón de sus destellos, únicos e intransferibles para cada faro, apenas se distinguía y lo jubilaron sin, ni tan siquiera, la pensión vitalicia de servir de coartada para jóvenes fogosos o abuelos ociosos. 

Ya no valgo ni para oscuro refugio, se lamenta arrinconado.

Antaño cómplice mudo de tantas parejas que buscaron intimidad bajo la luna y su perfil protector, ahora solo es visitado por las gaviotas.

Pobre faro centenario que, rodeado de enormes embarcaciones y mercancías, como un trasto más, se aburre en una esquina del mar. Pobre faro, que desde el 2015, no logra hacerte un guiño seductor con su luz. Nadie le hubiera convencido de su triste destino, cuando en aquel lejano 1905 le inauguraba Alfonso XIII.

No te apures, musito desde la lejanía. 

No vas a ser ni el primero ni el último a quién me acerque gracias a mi cámara, porque no pueda hacerlo con mis pies. 

Y mientras me alejo con el botín de las fotos robadas, siento que me habría gustado alcanzarle, pasear su base, admirar su porte vetusto de piedra, acariciar su piel marina.

Será que éste tampoco era, suspiro, mientras me despeina el Levante.

Porque no pierdo la esperanza de que la luz exacta y particular de algún faro me conduzca a la isla del tesoro. 

Mientras la encuentro, ellos seguirán señalados en todos mis mapas.







sábado, 10 de febrero de 2024

Dos recitales poéticos de Jocelyn Michelle Almeyda: En el Casino de Madrid y en el Café María Pandora

 

Carlos Doñamayor y Jocelyn Almeida

En estas dos últimas semanas he asistido a dos recitales de poesía de Jocelyn Michelle Almeida, compañera de tertulia, y sobre todo una estupenda poeta. No quería dejar pasar la oportunidad de reseñar, aunque sea brevemente, estos dos recitales puesto que una poesía tan elegante, elaborada, y culta como la de Jocelyn se merece un punto y aparte. 

El día 30 de enero, último martes de mes como acostumbran, la tertulia poética del Real Casino de Madrid organizada por Alfredo Gómez Gil, la tuvo como invitada para comentar su obra. Y allí, en ese histórico lugar del centro de Madrid, declarado Monumento Bien de Interés Cultural y en el salón Torito, estuvimos acompañándola. La presentó el doctor y poeta Carlos Doñamayor.

Y con apenas una semana de diferencia, este jueves 8 de febrero, cambiando totalmente de escenario, Jocelyn ha presentado su último poemario "Los ejes del astro", editado por Los libros del Mississippi, en el Café María Pandora. En esta ocasión la presentaba el poeta Andrés París, que también había prologado el libro. De Andrés París os tengo que hablar en otra entrada, es un joven y brillante bioquímico que llegó a nuestra tertulia siendo un adolescente pero que ya apuntaba maneras del futuro impecable que le esperaba. ¡Qué bien nos ha crecido Andrés! Yo le tengo mucho cariño. 

Pero estábamos con Jocelyn, que no es menos brillante aunque en el campo de la literatura y nos ha tenido estas dos tardes embelesados con su poesía. La poeta cursó estudios clásicos y filología inglesa en Tufts University y se doctoró en filosofía y letras de Boston College, especializándose en la literatura anglo-hispana. Todo ese bagaje académico de Jocelyn emerge en esos poemas salpicados de referencias a otros autores y textos, a mitología y el mundo clásico, aunando la Historia con la historia de esta poeta. Docente, investigadora, traductora, su primer poemario fue "Condiciones para el vuelo" y ahora nos trae "Los ejes del astro".

En la presentación nos pidió a cuatro compañeros de letras que leyéramos uno de sus poemas. Yo me siento muy agradecida de que contara conmigo para leer el que me reservó, uno precioso de la cuarta parte titulado "En clave de sol", que os copio aquí:

EN CLAVE DE SOL (Jocelyn Michelle Almeida) 

No maldigo la estrella de los amores perdidos
aunque más de uno me acercara a la muerte,
convirtiendo el goce de mi cuerpo en soledad
y el júbilo de mi alma en razón de peregrinaje.
 
De no ser así, nunca hubiera llegado al jardín
que libramos juntos al descubrir del deseo
frutos que sobreviven la plaga del desencanto
manantiales subterráneos que nos sorprenden,
 
aves que confunden las taxonomías científicas,
entre nosotros sauces y naranjos, tilos y robles,
el sueño silvestre de una noche argenta de estío
¿Viste alguna vez la brisa sobre el cañaveral?
 
Igualmente agita los trigales hacia el equinoccio.
Hemos cruzado aguas indecibles para estar aquí.
Saqué del naufragio mi vida esta última perla
para coronar los ayeres que nunca vimos juntos.

Os dejo con algunas fotos y pequeños vídeos con fragmentos de sus poemas. 




De izda a dcha: El editor Antonio Benicio Huerga, el presentador Andrés París y Jocelyn Michelle Almeida















viernes, 9 de febrero de 2024

Las gárgolas de la Lonja

 


Las gárgolas de la Lonja saben bien que es viernes.

Y aunque llueve sobre las catedrales y las calles, ellas dejan su función para abandonarse a la lujuria y el pecado. 

Quimeras ya son, maravillosas gárgolas ociosas, cómo y cuánto se entrelazan sobre nuestras cabezas, y nos miran, nos tientan, posan y ríen descaradas. 

Para, no pases de largo ¿no las ves? ¡Ahí arriba! 

Mira cómo andan divirtiéndose por las torres y las fachadas, ángeles y demonios, dragones y brujas, animales, grifos y demás seres que nos sobrevuelan.

¿Acaso no los ves? ¡Fíjate en ellos!

Bien saben que danzando ahuyentarán a los espíritus malignos. 

Bien saben que ya es viernes, viernes bendito.



#lonja de la seda #valencia #gárgolas









lunes, 5 de febrero de 2024

Presentación del poemario "La fábrica de luz" de Celia Cañadas en María Pandora el 1 de febrero

 



Celia Cañadas ha presentado su primer poemario "La fábrica de luz" en el Café María Pandora de Madrid, el pasado 1 de febrero.

Es un poemario muy meditado, muy depurado, esencial. 

Celia viene del mundo de las Ciencias, tanto por su formación académica, es química, como por su labor diaria en la docencia. Pero además y sobre todo, es poeta, no solo porque lo lleva en los genes (su padre es el poeta Aureliano Cañadas) sino también porque Celia mira la realidad como poeta, así la piensa, la interioriza y después la disecciona en versos. 

Compañera de tertulia literaria, pero sobre todo de letras, he visto crecer su poesía, he visto como maceraba despacio y se hacía más original, más certera. 

La presentación, al igual que el prólogo del libro, corrió a cargo de Javier Díaz Gil, también poeta. Y colaboró, leyendo algunos poemas, la también poeta Paloma Sánchez.

Fue una puesta de largo íntima que salpicó la tarde de versos pausados cuyo eco largo aún resuena. 


Certezas de barro

Como ese libro que se esconde

o el amigo que nunca está

cuando más lo necesitas.

Prométeme

amor,

que tú también,

me fallarás.


Celia Cañadas









Tenéis más vídeos en mi instagram. 


sábado, 3 de febrero de 2024

Murales de Valencia

 


Ellos me ven pasar de perfil, ven de reojo que me paro, que les he visto y posan para mí.

Son los seres que viven en los murales, que disfrutan de otra vida paralela a la nuestra, que se ríen de nuestras prisas y nuestros agobios.

Ni tienen reloj, ni se despeinan. Viven en la deliciosa eternidad del instante en que los descubrimos.

En esa feliz coincidencia se vuelven tangibles, casi corpóreos, viven.

Y después, mucho después, aún siguen existiendo en nosotros, aunque ya no les contemplemos.

Asoman la nariz entre retazos de conversaciones y el google maps, sobre el sonido de las pisadas y el olor del mar, apretujados entre destinos cumplidos y el sabor de aquel arroz de la casa, que contra todo pronostico, qué rico supo.










#murales #muralesdevalencia #valenciaenenero #valencia

miércoles, 31 de enero de 2024

"Maddi y las fronteras" de Edurne Portela. Reseña Literaria

 


"Yo te ofrezco mi amor y hablarte con verdad. Amén"

Con esta frase terminaba de hablar Maddi, para sus adentros, con Dios. Maddi era muy católica, pero la tenían castigada a no comulgar por haberse divorciado. Sin embargo, Maddi se empeñaba en recibir la comunión y daba lugar a situaciones muy tensas en la Iglesia por esta razón. Así era el personaje principal de esta novela que terminé hace un par de libros (porque llevo atraso de reseñas...): "Maddi y las fronteras". 

"Yo te ofrezco mi amor y hablarte con verdad. Amén". Me encanta esa frase con la que he encabezado esta novela y con la que terminaba Maddi de hablar con Dios.

Tenía muchas ganas de leer a Edurne Portela y desde luego no me ha decepcionado, me ha gustado mucho su forma de escribir. Aunque también es cierto que para leer su prosa he elegido su cuarta novela, justo una novela que no es enteramente de su imaginación sino que parte de alguien real. 

Parece ser que a la autora le ofrecieron escribir sobre una mujer que vivió en la primera mitad del siglo XX en el sur de Francia. Le ofrecieron una documentación donde se hablaba de ella y sobre estos papeles ella reescribió su vida según ella la imaginó o visualizó recorriendo algunos de los paisajes donde debió vivir. 

Esta señora se llamaba María Josefa Sansberro, pero era conocida por Maddi, y nació en Oiartzun en 1895. Regentaba un hotel en el año 1929 en Sara, en la frontera entre España y Francia. Y era especial, una personalidad con muchas contradicciones, muy católica pero divorciada, madre de un niño por puro azar, pero aunque vive con un amigo nunca tuvo hijos, y empieza ayudando a los exiliados republicanos y termina siendo miembro de la Resistencia rodeada por nazis. No era una persona nada convencional para la época en la que vivió. Y menos una mujer convencional.

Es la historia de una mujer valiente que arriesgo su vida por lo que pensaba que era justo. 

En el epílogo de la obra la autora cuenta exactamente como llegó a saber de la existencia de esta mujer. En un principio pensó en escribir un ensayo y terminó haciendo una novela. 

Una novela escrita en primera persona, con un estilo sencillo, con lo que ya consigue que te acerques mucho a esa Maddi, es una forma de narrar íntima que te vuelve muy cercano ese personaje, que no sabemos si es el real, solo sabemos que es el que Edurne Portela ha creído ver. Está en primera persona, pero está salpicada de monólogos interiores tanto como de diálogos. La lectura es ágil. Y se va haciendo cada vez más intensa a medida que vas leyendo más y más páginas y sabes del destino de la protagonista. 

Es una lectura que va de menos a más. Como si la forma de contarlo fuera un zoom que te va acercando cada vez más al peligro que estaba corriendo Maddi con sus acciones. Muy bien dosificada la tensión según el argumento. Confieso que no me ha gustado el final, no porque esté mal escrito, todo lo contrario, sino porque me hubiera gustado otro para esta protagonista. Pero claro, existió, y ya venía con su destino conocido. Aún así me ha parecido muy bien contado desde esa primera persona. 


Preludio 

"Sachsenhausen,  13 de noviembre de 1944

Intentas entenderme, completar mi biografía, imaginar este final. Rellenar todos los vacíos, esclarecer las incógnitas que te suscita mi vida y que hoy por fin acabará. Te han regalado las palabras registradas en los archivos de mi paso por esta vida y esta muerte: partida de nacimiento, matrimonios, divorcio, deportación, Dachau, Ravensbrück, Sachsenhausen, condecoraciones, reconocimientos, pesquisas archivadas que hará ese hijo que no es mío. Palabras que me resumen pero que no te cuentan todo lo que he amado y sufrido, lo que he deseado y odiado, el bien y el mal que he hecho, todo lo que me han querido y admirado, temido y despreciado. No escucharás mi voz y apenas entenderás mi rostro porque no me has visto sonreír ni llorar. Solo tienes una fotografía con mi querida Marie Jeanne y ese perro al que darás un nombre inventado. ¿Cómo vas a contar mi historia? ¿Cuánto vas a fantasear para darle un sentido? ¿Vas a entender mis motivos? ¿Vas a convertirme en heroína? ¿En víctima? De ti depende cómo me recuerden quienes te lean. Serás responsable de la memoria que quede de mí en aquellos que abran estas páginas. No inventes demasiado. No imagines demasiado. 

 Demasiado nunca será suficiente."


 

lunes, 29 de enero de 2024

"Una terapia integral" en el teatro Fígaro de Madrid

 


¡Pero que no habías reseñado esta obra de teatro! ¿Será posible? Te tienes que regañar, porque si te dejas llevar por la indolencia estás perdida. Sabes que si el blog no lo mantienes más o menos al día la desmemoria es como la maleza, y se hace fuerte entre los recuerdos, los reseñas, las colecciones, y en general, todas las entradas. Y con la desmemoria, llega el desorden, y al final el olvido. Y estás perdida.

Porque el día 1 de enero, ya es tradición, pasar la tarde con la familia en el teatro. Y al último primero de enero le tocó el turno a: "Una terapia integral" en el Teatro Fígaro.

Como no lo contaste en ese momento ya no puedes reseñar detalles. Ay, si es que te lo tengo dicho... Pero vas tú y reseñas, vete a saber por qué, antes la obra de teatro que viste el 5 de enero que la del 1, sí la de La isla del aire, acuérdate, y ahora mira... Esa mala cabeza.

Menos mal que perduran, entre los efluvios de los polvorones y las hojaldrinas (ummm, qué ricas están las hojaldrinas), retazos de la obra "Una terapia integral". Como la fila que se formó acera adelante antes de entrar, normal que después la sala estuviera tan llena. Perdura también el humor que flota ligero durante toda la obra sobre el patio de butacas. Que no quieres decir con esto que sea hilarante, no, pero sí que tiene sus golpecillos, y desde luego el argumento te mantiene interesado en lo cuentan y hasta tiene varios puntos con los que terminas echando la carcajada. Eso es lo que perdura pasados los días: esa sensación de bienestar y lo bien que lo hacían los actores.

La historia se desarrolla en un taller para aprender a hacer pan donde un cocinero (Antonio Molero) da un curso que debe costar "una pasta gansa" a tres peculiares personajes: Un millonario parlanchín y algo sobrepasado (Cesar Camino), una cardióloga de lo más racional (Esther Ortega), y una jovencita muy frágil (Angy Fernández). Actúan muy bien todos, la verdad. Todos. Muy creíbles en su papel. Y vosotros fuisteis un grupo de varias generaciones y a todos, mayores y pequeños, os gustó la obra, que aunque parece distendida al final tiene su intríngulis. 

Además, acuérdate, te gustó mucho cuando al final, después de aplaudir ya, Antonio Molero se dirige al público y dice unas frases que por supuesto no vas a decir. Que luego te acusan de destripar y patatín y patatán... Algunos se ponen muuuy pesados con eso... Pero sí, sí, que estuvo bien. 

Total, que se trataba de que la familia pasáramos lo mejor posible la tarde del 1 de enero y el objetivo, desde luego, que se cumplió. Por tanto... ¿Qué más se puede pedir?




domingo, 28 de enero de 2024

Las verjas pintadas de Valencia

 


¿Y si no te dejaran leer? Pues te morirías. Seguramente. Te morirías de nostalgia, y llorarías lágrimas planas como páginas, llorarías muchas páginas que formaran capítulos hasta llorar libros y libros y deshacerte de pena. Tú no podrías vivir sin leer.

Es el letrero con el que tropezaste en la verja de la de la librería Ramón Llul de Valencia, que está en el barrio del Carmen donde hay muchísimos murales más, pero eso, te dices, lo contaremos otro día.

Hoy te centras en las verjas. Y no solo en la de la librería Ramón Llul. Sino también en la que leíste otra frase, ésta dicen que es de Frida Khalo, y que te gustó mucho. También del mismo barrio de Valencia.

Y la de aquella farmacia, donde removía su pócima aquel personaje de Asterix, el druida, que por más que revolvías en el trastero de la memoria, no conseguiste hallar su nombre: ¡Panoramix! Eso era... leíste luego.

Y la última verja que traes, también del barrio del Carmen, y que bien podría titularse: "¡Pero qué bien se está de viaje!". 
 

Y que sí, que seguramente es mejor decir persianas metálicas, en este caso, que verjas... Pero la palabra "verja" ¿¿No os parece mas bonita??

 


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domingo, 21 de enero de 2024

"Chicago" el mítico musical en el teatro Nuevo Apolo de Madrid

 


A veces la vida es esa jugada del billar en la que el taco da a una bola, y esa bola a otra, y ésta a otra y al final yo me veo viendo el Musical de Chicago en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.

Desde que fui a ver "Los miserables", hace muuuucho tiempo, no había vuelto a este teatro de Tirso de Molina. Ya no recordaba ni cómo era, y me gustó redescubrir su vestíbulo, sorprendiéndome después lo grande que es.

Y no tocaba que yo estuviera allí, que si la vida fuera como tiene que ser yo no tendría que haber estado, pero lo cierto es que me gustó volver, y me gustó mucho el musical de ese Chicago decadente de los años 20.

Me encantó cómo bailan todos, son ¡24!, todas las coreografías y lo sincronizados que lo hacen saliendo desde cualquier rincón mientras cantan. Me gustó que te fueran contando la historia, además de cantártela. Me encantó la música, esas canciones inolvidables del musical, con la orquesta todo el rato tocando a ritmo de jazz en el escenario.

Lo disfruté mucho.





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