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lunes, 29 de enero de 2024

"Una terapia integral" en el teatro Fígaro de Madrid

 


¡Pero que no habías reseñado esta obra de teatro! ¿Será posible? Te tienes que regañar, porque si te dejas llevar por la indolencia estás perdida. Sabes que si el blog no lo mantienes más o menos al día la desmemoria es como la maleza, y se hace fuerte entre los recuerdos, los reseñas, las colecciones, y en general, todas las entradas. Y con la desmemoria, llega el desorden, y al final el olvido. Y estás perdida.

Porque el día 1 de enero, ya es tradición, pasar la tarde con la familia en el teatro. Y al último primero de enero le tocó el turno a: "Una terapia integral" en el Teatro Fígaro.

Como no lo contaste en ese momento ya no puedes reseñar detalles. Ay, si es que te lo tengo dicho... Pero vas tú y reseñas, vete a saber por qué, antes la obra de teatro que viste el 5 de enero que la del 1, sí la de La isla del aire, acuérdate, y ahora mira... Esa mala cabeza.

Menos mal que perduran, entre los efluvios de los polvorones y las hojaldrinas (ummm, qué ricas están las hojaldrinas), retazos de la obra "Una terapia integral". Como la fila que se formó acera adelante antes de entrar, normal que después la sala estuviera tan llena. Perdura también el humor que flota ligero durante toda la obra sobre el patio de butacas. Que no quieres decir con esto que sea hilarante, no, pero sí que tiene sus golpecillos, y desde luego el argumento te mantiene interesado en lo cuentan y hasta tiene varios puntos con los que terminas echando la carcajada. Eso es lo que perdura pasados los días: esa sensación de bienestar y lo bien que lo hacían los actores.

La historia se desarrolla en un taller para aprender a hacer pan donde un cocinero (Antonio Molero) da un curso que debe costar "una pasta gansa" a tres peculiares personajes: Un millonario parlanchín y algo sobrepasado (Cesar Camino), una cardióloga de lo más racional (Esther Ortega), y una jovencita muy frágil (Angy Fernández). Actúan muy bien todos, la verdad. Todos. Muy creíbles en su papel. Y vosotros fuisteis un grupo de varias generaciones y a todos, mayores y pequeños, os gustó la obra, que aunque parece distendida al final tiene su intríngulis. 

Además, acuérdate, te gustó mucho cuando al final, después de aplaudir ya, Antonio Molero se dirige al público y dice unas frases que por supuesto no vas a decir. Que luego te acusan de destripar y patatín y patatán... Algunos se ponen muuuy pesados con eso... Pero sí, sí, que estuvo bien. 

Total, que se trataba de que la familia pasáramos lo mejor posible la tarde del 1 de enero y el objetivo, desde luego, que se cumplió. Por tanto... ¿Qué más se puede pedir?




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