"¿Y qué haréis cuando construyan los apartamentos? Nos despediremos del lugar, agradecidos por lo vivido, y seguiremos nuestro camino. Así lo predicaba yo, como si fuéramos personajes de una parábola mística oriental.
Pero mentía, me resistía a perder para siempre aquel espacio que ya estaba tan dentro de nosotros y de nuestra historia particular. Todo era un cuento. Yo me había apegado a aquella casa que no era nuestra y me resistía a dejarla marchar sin más. El discurso pertenecía al joven que fui y la verdad, al hombre que era. Y entonces sentí que todas esas parábolas de amor puro que incendiaron mi juventud también podían arder tranquilamente. Aquello que amo, me dije, lo quiero pegado a mi pecho. Quiero poder acariciarlo con mis manos. Quiero poder llorar su ausencia."
Y tú quieres hacer la reseña del último libro que has leído "Elogio de las manos" de Jesús Carrasco. Te gusta hacerlas porque pasado el tiempo las sensaciones que te deja la lectura se van diluyendo y uno se va olvidando de los matices. Además te gusta saber cuántos libros has leído en un año, siempre muchísimos menos de los que te gustaría, el tiempo libre es un bien escaso.
Es el segundo libro de este autor que lees. "Llévame a casa" te gustó mucho. Y siempre que uno lee más obras del mismo autor se tiende a hacer algo que no se debe hacer: comparar. Pero lo haces. "Elogio de las manos" no te ha gustado tanto como "Llévame a casa", aunque también te ha gustado bastante.
El argumento uno lo puede leer en cualquier sitio: En el año 2011 el narrador y su familia topan con una vieja casa de un pueblo del sur de España. Está previsto que la van a derribar para construir unos apartamentos turísticos. Sin embargo, el propietario les deja que pasen allí temporadas haciendo uso de ellas, mientras consigue la financiación necesaria para su proyecto de construcción. Y la familia comienza a frecuentarla, a vivirla, a hacerle las reparaciones necesarias, aún a sabiendas de que no van a durar, porque no es suya y la van a tirar. La casa se convierte en "su casa" porque la habitan, porque allí disfrutan con familia y amigos del ocio, porque allí viven el presente disfrutando del momento.
Tienes que decir en la reseña que te pareció un acierto mayúsculo el título. Porque toda la novela es un elogio. Por supuesto de las manos, de la labor que se hace con ellas, del trabajo artesanal, en primer lugar. Pero también es un elogio de lo doméstico, de la vida corriente y cotidiana. Un elogio de las pequeñas cosas.
Tienes que decir también cómo te gusta la forma de escribir de Jesús Carrasco. Cuánto transmite con su prosa sencilla, ligera, íntima.
Dirías que no ocurre nada extraordinario en esta obra, simplemente es la narración de un tiempo en familia, en el campo, con las personas cercanas, las que uno quiere más y las que aprende a querer porque viven cerca. Es un pedazo del tiempo de esa familia arrancado a la vida y plasmado en una obra.
Quizá haya quién opine que es un poco repetitiva, puede ser. Aunque a ti, mientras las leías, no te importaba. No buscabas el gran argumento, ni la sorpresa, ni que te atrapara. Buscabas un refugio. Y eso encontrabas cada noche cuando leías y te marchabas durante un rato a esa casa. Qué difícil vivir en un lugar del que tienes la certeza que no va a durar. Pero también es cierto lo que suele decir el autor, a propósito de su libro, cuando le preguntan: también la vida es así, la vives intensamente aunque sabes que se termina. Y te hace pensar...
60 breves capítulos muy bien rematados, con finales tan certeros que parecían un eco que te dejaba pensando en las palabras del autor. Un período de tiempo lineal, los diez años que pudieron disfrutar de esa casa. Es un libro muy profundo, aunque hable de lo más cercano. Cuántos párrafos habrás subrayado, piensas, imposible transcribirlos todos. Tendrás que elegir. Y en las elecciones siempre se pierde algo, concluyes. Pero seguro que tienes que incluir el del nombre ficticio de la niña pequeña. Te hizo mucha gracia. Aunque no tiene mucho humor esta obra, la verdad, la recorre como un río subterráneo cierta ironía a veces.
Pues habrá que ponerse manos a la obra, y nunca mejor dicho, y hacer la reseña. Siempre se te quedará corta, como te pasa con todas. Lo que te gustaría que quedara más claro es que tú, y en este abril de 2024, has disfrutado mucho con esta novela, medio autobiografía, medio ficción. Porque necesitabas esa lectura profunda y tranquila. Que quizá otros lectores no estarán en ese momento de contemplación que necesita esta lectura para vivirla como se merece. Pero que eso es lo bueno de los libros, que son pacientes, y que nos esperan para cuando seamos capaces de valorar lo que tienen que ofrecernos. Y esta novela, más que ninguna otra, destila paciencia.
"Algo que no se debe hacer es pedirle a una niña de ocho años que escoja para sí misma un nombre ficticio. Cuando ya llevaba algunas semanas redactando este libro, le pedí a mi hija pequeña que por favor reconsiderara su primera elección y que, a ser posible, buscara un nuevo nombre que no fuera el de un droide astromecánico. Verás, le dije, no combina demasiado bien con Marie, ni con Anais, ni con Juanlu, ni siquiera con Beleña. Cada vez que escribo R2D2 me desconcentro, le expliqué. Me contestó que R2D2 era el que le gustaba pero buscaría otro nombre que pegara más. Noté cierta ironía en su tono. O quizá era decepción ante un padre que, por un lado, había comenzado un juego, y por otro, había decidido terminarlo unilateralmente. Tuve miedo de que se vengara de mí eligiendo el nombre de algún personaje de Star Wars que me complicara todavía más la vida: Biggs Darklighter, Jar Jar Binks o Lando Calrissian.
De nuevo se tomó su tiempo para comunicarse su decisión y, cuando la tuvo, se acercó a donde yo estaba, lo pronunció con claridad -Berta- y se marchó por donde había venido. Parecía resignada por haber tenido que rebajar su fantasía para adecuarla a mis intereses. Pero llegaría el momento en el que Anais daría a luz en las páginas del libro y la idea de seguir llamándola R2D2 generaba en mí una imagen inquietante."
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