Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 15 de noviembre de 2025

Visita al Instituto Histórico de Enseñanza Secundaria Lope de Vega de Madrid

 



El pasado mes de octubre, exactamente del 16 al 19, nuestro Ayuntamiento, gracias a su programa cultural: "Madrid. Otra mirada 2025", dio la oportunidad de hacer visitas a muchos lugares de su patrimonio cultural. 

Son seis los Institutos Históricos que tiene nuestra ciudad. Yo ya conocía también por otras visitas de este tipo: El instituto Cardenal Cisneros que me encantó y el Instituto Cervantes, ubicado en  Embajadores. De ambos ya os he hablado. Este otoño he podido conocer otros dos. El primero fue el Instituto de Enseñanza Secundaria Lope de Vega, que está muy cerquita del Cardenal Cisneros, en la calle San Bernardo de Madrid. Aunque ésta no fue su primera ubicación. 

Lo fundaron en el año 1933, con las ideas reformistas en educación de la II República y estaba ubicado en la calle Manuel Silvela, en un palacete y en la calle Fortuny también había algunas clases, en lo que fue un edificio de la Residencia de Estudiantes. Es el único de los nueve Institutos que fundaron aquel lejano año 33 que ha llegado hasta nuestros días. Al principio era mixto, tanto en el profesorado como en el alumnado. Poco tiempo después, durante la guerra, asesinaron a su Director los anarquistas, y tras ella hubo depuración de algunos de sus profesores por sus ideas. Nada más terminarla lo reconvirtieron en Instituto solo femenino y como se quedó pequeño, lo trasladaron de ubicación a la que ocupa actualmente: en la calle San Bernardo 70, en un edificio en el que anteriormente residía la Escuela Normal de Maestros. 

Lo curioso de este Instituto es que conserva el Salón de Actos, en los otros no lo hemos podido ver, así como la Biblioteca antigua en uso, aunque ahora la han dividido en dos partes. Venían en el grupo unas antiguas alumnas e iban comentando cómo era y cómo está ahora, pero no había cambiado tanto, decían.

Pudimos también, como algo excepcional, visitar la exposición titulada "Educación, mujer y ciencia en el IES Lope de Vega", donde ofrecen, por medio de paneles informativos y objetos variados, un recorrido por la historia de la enseñanza en general en este Instituto desde el año 1933 hasta el año 1975, y de la mujer en particular. La exposición está dividida en seis secciones: 1.Creación del Instituto Lope de Vega (1933). 2. las enseñanzas materiales: contenidos y profesorado. 3. La Guerra Civil y el Franquismo. 4. El Instituto femenino: Profesorado, contenidos y material pedagógico. 5. Festividades y actividades escolares y 6. Hasta nuestros días. 

La exposición era muy curiosa, claro, porque te van enseñando la historia del lugar de forma muy didáctica, las explicaciones son claras y te puedes llevar muy bien una idea general de la evolución de la enseñanza en ese edificio, a pesar de los vaivenes políticos e históricos.

Me gustan mucho estas visitas porque es otra forma de repasar historia de España y Madrid en sus edificios, así como la de la educación en nuestro país. Es interesante y nos sirve de recordatorio. 



















miércoles, 12 de noviembre de 2025

"Palabras imaginadas - dos" en la Casa del Lector

 


“Escribo con una balanza. En un platillo depósito la sombra y sobre el otro la luz de cada palabra, y al final me doy cuenta siempre de que un gramo de luz hace contrapeso a varios kilos de sombra”.

Lo decía Christian Bobin, y eso hace ahora Iberoamérica Diseña.


El año pasado estuve en la primera edición de esta exposición "Palabras imaginadas".

Y el mes pasado, en la tertulia, nos recomendaba nuestro coordinador que fuéramos a la segunda edición que ya estaba en marcha en el mismo lugar. Una tarde al salir de trabajar me di un paseo hasta el Matadero, hasta La Casa del Lector, a sumergirme en unos labios que dicen "ósculo", un pilar con esa forma, un "cachivache" que son las letras amontonadas, un ¡"Albricias!" que parece que baila... O quizá tú les encuentres otra interpretación,  otra lectura. ¿Quién sabe?

El comisario sigue sigue Fernando Beltrán, el "nombrador"y poeta que admiro. También es comisario Manuel Estrada. 

Esta edición debe estar a punto de terminar pero es una exposición interesante para los que somos amantes de los palabras. Recolectan palabras de personas de distintos ámbitos profesionales y luego otras personas les dan una identidad gráfica. Y se forma una especie de poema visual. 68 personas dicen su palabra elegida, comodín, o la que sea, y otras 68 personas del diseño le echan imaginación y le inventan una forma. Y nacen hallazgos, algunos que realmente son curiosos. 

















lunes, 10 de noviembre de 2025

"Javier Díaz Gil: Un hombre fácil de querer". Reseña del último libro de la Tertulia Literaria Rascamán

 


Al hilo de mi entrada anterior os cuento que el último libro en el que he participado junto a mis compañeros de tertulia ha sido uno de los regalos que hemos hecho a nuestro coordinador: Javier Díaz, con motivo del homenaje que le hicimos el pasado 5 de noviembre y que ya os he contado. El título del libro es: "Javier Díaz Gil: Un hombre fácil de querer".

En él hemos participado unos cincuenta autores, compañeros todos de la tertulia Literaria Rascamán. Ha sido un logro y una ilusión reencontrarnos muchos de nosotros para escribir a la vez en este volumen una serie de textos que comparten un mismo tema: Javier. Esa era la razón, la inspiración. Hemos sido dos las prologuistas del libro: la escritora Carmen Padín y yo misma. Tiene ilustraciones de Carmen Padín, y el artista multidisciplinar Juan Calderón. Y todo el libro está salpicado de fotografías de distintas reuniones y momentos compartidos. El editor José Antonio Carmona, poeta y compañero, se ha ocupado de la compilación de textos, la edición del libro y demás quehaceres relacionados con la publicación.

Los autores son poetas y narradores, y podemos encontrar aquí reunidos todo tipo de textos: Relatos, poesías, haikus, memorias, poesía visual, dedicatorias, dibujos... 182 páginas que representan un ramillete de lo que somos y lo que nos une, gracias a nuestro coordinador.

En la portada hay un retrato de Javier Díaz Gil formado por muchas pequeñas imágenes de bastantes miembros de nuestra tertulia que compuso Celia Cañadas, y en la contraportada el principio de la canción que ha compuesto, a partir del Cantinero de Cuba de Mocedades, nuestro compañero Juan Calderón Matador para que la cantáremos como final del homenaje. Portada y contraportada las decidimos entre todos. 

Es un orgullo formar parte de este libro. 

Os quería dejar con el texto de mi prólogo:


PRÓLOGO de Rocío Díaz Gómez

No es que el viaje esté llegando a su fin, que a esta travesía ni le faltan navegantes ni bitácoras, cuánto menos horizonte. Tampoco es porque escaseen los puertos donde amarrar un libro, una presentación o cualquier otra aventura literaria. Sobran endecasílabos y cuentos por abordar. Y mucho menos es porque los aquí reunidos estuvieran ociosos, que esto del escribir, y más siendo Rascamán, es un no parar de textos y fotografías, exposiciones y recitales, más algún otro qué sé yo por inventarse y publicar. 

 Entonces ¿Por qué este libro? Cuando hay tantos y tan diversos por el mundo editorial. ¿Por qué habrías de empezar este libro y no otro? Sí, los de mi especie conocen demasiado bien a los de la tuya, querido lector: ¿Cómo no iba a saber que te lo preguntarías? 

Éste humilde prólogo, como todos los de mi género, está aquí para darte razón de cuánto vas a encontrar en esta cueva de textos que estás a punto de descubrir y para la que no había que buscar ni humildes excusas ni grandes explicaciones. Feli Martínez, veterana de este grupo lo explicó de forma brillante, con cinco certeras palabras, en aquella reunión conspiratoria: 

¿Por qué este libro? “Porque nos da la gana”. 

Y puede ser más larga y rimbombante la respuesta, más medida, correcta y elegante, pero aún a riesgo de parecer soeces o maleducados, lo cierto es que fue ahora, justo ahora, en este verano del 25, cuando llegaron las ganas de buscar un puerto donde reencontrarnos y celebrar palabras que rimen con nuestro viaje. Y mira lector que, sin necesidad de pensar más, ni tamborilear con los dedos como hacía nuestro Aure Cañadas, la primera que nos vino a la cabeza fue la palabra “homenaje”. 

Y sí, no lo negaré, la palabra “garaje”, que tan cerca está de “taller”, esperaba ansiosa por salir en la punta de la lengua. ¿Cómo no habría de estarlo? Si Javier, desde tiempos inmemoriales y a la que te descuidas, te pone el texto “en bancada”, te cambia de orden unos versos, te sugiere que le subrayes este gesto al personaje o termines en el párrafo anterior. ¿A quién no corrigió? Como decía aquel: “El que lo probó lo sabe”. Siempre acecha otro cambio de giro o una rebelde asonancia. A Javier no le asustan ni los poemas ni los relatos, el muy osado se atreve con todo. Y, mientras escucha, con la campanita que le regaló José León al lado, va anotando en su cuaderno cuánto, salomónicamente, dejaría o quitaría. Escribir es corregir. Y ya os digo yo que, después de su atenta escucha, y con esos cambios que sin remedio se le ocurren, el poema o relato crece. 

Y palabras más, palabras menos, entonces ¿Para qué este libro? Porque tras casi treinta años, para que un grupo de nómadas letraheridos, de diversa edad, oficio y beneficio, que responde al sobrenombre de “Rascamán” (no había otro más sonoro y sin sentido) siga reuniéndose todas las semanas, además de una misma pasión, necesitaba a alguien que supiera escuchar. Los “Rascamanes” necesitaban a alguien que fuera paciente, que rezumara, no solo sentido del humor, sino el mismo amor por las palabras que ellos. Y si además ese alguien estudió magisterio, se licenció en Geografía e Historia, tiene la medalla de San Isidoro, y es poeta, necesitaban a un certero francotirador de palabras llamado Javier Díaz Gil.

¿Para qué un homenaje al tal Díaz Gil? ¿Para qué este lío mayúsculo con pinta de libro? Para hacer algo que no puede hacer ninguna inteligencia artificial:  todos a un tiempo, hincar la rodilla en el suelo, agachar la cabeza y dar gracias. 

Gracias por no soltarles de la mano cuando necesitan hacerse notar o ausentarse. Gracias por no mandarles bien lejos cuando los muy cansinos por enésima vez preguntan lo mismo para terminar haciendo lo que las musas les dan a entender. Gracias, sobre todo, por su generosidad a la hora de organizar, regalarles su tiempo, preciado tesoro que nunca sobra, y gracias por su buena disposición para embarcarles en cuánta expedición literaria proceda. 

Y ¡cómo iban ellos a dar las gracias sino escribiendo! Lo ideal hubiera sido un acróstico con la palabra AGRADECIMIENTO, así en mayúsculas, pero eran muchos y diferentes, así que hubo que recurrir al socorrido multiperspectivismo que va impregnando todo este libro con sus distintas voces.

Por tanto este humilde prólogo, solo interrumpió su eterna travesía por las palabras, para anunciar que unos letraheridos escribieron para Javier Díaz Gil. Surcaron poemas, revolvieron el trastero de sus memorias, cazaron cuentos, desempolvaron fotografías y pidieron ayuda a sus recuerdos. Nada era bastante para tanto agradecimiento. 

Y llegado el tiempo de recoger, uno a uno, fueron descargando todo su cargamento entre las páginas que me acompañan y desean ya ser leídas. Así que se acerca el momento de que este prólogo, cascante y deslenguado, se retire, aunque no sin antes prestarte un último consejo:

Hazte un favor, atento lector, adéntrate despacio en esta cueva donde un puñado de ladrones apodados “Rascamanes” dejaron sus mercancías. No toques, no rompas nada, solo lee. Lee, querido lector. Si todos estos escritos, poemas, dedicatorias, relatos, tatuados de letras, han nacido al amor del buen hacer de ese MAESTRO: Javier Díaz Gil, su Alí Babá particular, no pueden ser estos escritos menos valiosos que los famosos tesoros de aquella legendaria cueva.


©Rocío Díaz Gómez

 















sábado, 8 de noviembre de 2025

Homenaje a Javier Díaz Gil, coordinador de la Tertulia Literaria Rascamán en noviembre del 2025

 


Y decidimos hacer un homenaje a Javier Díaz, el coordinador de nuestra tertulia literaria Rascamán. Una fiesta literaria porque ni se jubilaba, ni cumplía años, ni existía ninguna otra razón de esas que se enarbolan en otros homenajes. Lo nuestro no era más que puro agradecimiento, un enorme y el más puro agradecimiento por estar pendiente de todo y todos durante 30 años. ¿No es razón suficiente? 

La aventura y la sorpresa comenzó en primavera, comenzó el frenesí de preparativos conspiratorios a espaldas de Javier: lugar del homenaje, buscar a los Rascamanes de ayer, hoy y siempre, formar un grupo, pensar regalos, pensar tareas, pensar actuaciones... e invitar. Somos tantos que había que diversificar pero siempre salpica algo y todo el verano liada con las cuentas del homenaje y los guasap, con los invitados a la celebración y los compañeros, con las fotos de un álbum y echar una mano con el libro de todos para que llegaran a tiempo. Pendiente de que no se nos olvidara nada. Y así, así, así, hasta el 5 de noviembre que lo llevamos a cabo en el Auditorio de Casa de Vacas de El Retiro. Han sido muchos trajines y agobios y risas. Y los días anteriores se nos caían los compañeros, en el sentido literal y en el metafórico. Se nos caían las actuaciones y los que dirigían. Y además, ese día amaneció que por la tarde llovía y llovía y llovía:"¡¿Y si nos cierran el Retiro?!".

Por primera vez en mi vida salí a un escenario sin uno de mis relatos tras los que parapetarme. Me aprendí la presentación y un poco la olvidé. Pero ahí estuve, al principio intentando salir airosa y tras mi ¡Que comience el espectáculo! disfrutando muchísimo de cada una de las actuaciones. Sabíamos el guion de los que actuaban y el orden en que salíamos, pero desconocíamos lo que los demás habían preparado. Iba a ser para todos una sorpresa tras otra.

Javier había entrado en aquel Auditorio, engañado por el motivo en el que nos reuníamos allí, y lo primero que dijo fue: "¿Y mi madre que hace ahí sentada?"

Después todo fue emocionante, divertido y muy bonito. 


Primera reunión conspiratoria Homenaje Javier.















viernes, 31 de octubre de 2025

31 de octubre en Madrid, y México


31 de octubre y el altar de los muertos 2025 ya está en Casa de México.

Las catrinas, con sus sombreros elegantes y sus caras cadavéricas, se han vuelto vedettes de un cabaret decorado con las flores de cempasúchil, símbolo del Día de los Muertos.

Ya tenemos ahí presente otra vez el vínculo entre los dos mundos: el terrenal y el espiritual. No dejemos de vivir y amar hasta el final, mientras las almas de los que ya partieron no se acabaron de ir, sino que siguen a nuestro alrededor, flotando, sonando, su recuerdo brilla.



 







miércoles, 29 de octubre de 2025

Exposición del pintor e ilustrador Fernando Vicente en el Silo de Hortaleza

 



Os decía en la entrada anterior que cuando fui a conocer el Silo de Hortaleza, tuve la suerte de toparme con una exposición que no tenía ni idea de que estaba ahí: El Silo, Sueños de ilustración y otras pinturas. 

Es una exposición con 200 obras del pintor e ilustrador Fernando Vicente (Madrid, 1963) que abarca hasta seis plantas del Silo. 

Es muy interesante y muy vistosa. Yo ya le conocía por sus ilustraciones en libros y en el periódico así como por sus conocidos carteles de la Feria del Libro. Fue una alegría encontrar una exposición tan extensa suya casi de casualidad. Se inauguró el 1 de octubre pero estará hasta fin de año. Merece la pena.  

Está agrupada en series, según la planta: El sueño de la Literatura, el sueño de las Heroínas, el Sueño de un Ilustrador... Y se puede admirar tanto su pintura más comunicadora o divulgadora como también otras facetas suyas más íntimas. 

Es bastante completa, pueden ir los mayores y los niños y creo que el Silo es un espacio muy adecuado porque permite la separación de sus distintas series por plantas. Merece la pena.