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Acabamos con los desechos de la vida de mi abuelo
por toda la ropa y el pelo. Por toda la piel. Me enteré de
que a los pedacitos volantes de ceniza se los llama «ánge
les de fuego». Después de un incendio doméstico, se los
considera muy peligrosos porque pueden reavivar las
llamas. Son pequeños y frágiles, pero siguen ardiendo.
Terminé de leer "Agua salada" de Jessica Andrews con una sensación ambigua.
La primera mitad del libro me gustó bastante, sin embargo luego me fui desinflando.
Es una novela de la que me atrajo la forma en la que está escrita. Está dividida en cuatro partes y un epílogo. Son capítulos muy cortos, muchos de menos de una página. Lo que imprime a la lectura que sea muy ágil, muy fluida. Y por otra parte muchos capítulos son muy poéticos, es una prosa poética. En cualquier caso están llenos de imágenes y son muy visuales. También se trata de imágenes muy sensoriales, mucho de la piel, del cuerpo. Llevando los sentimientos hasta lo físico. Eso me resultaba muy atractivo.
Por otra parte no lleva un orden líneal, sino que la autora escribió todos los capítulos seguidos, toda la historia y luego los descolocó y buscó para ellos otro orden, para que dieran la sensación de que son recuerdos. Eso me ha parecido un acierto. También con eso se consigue que la lectura sea menos rutinaria porque vamos dando saltos para atras y hacia adelante en la historia.
Todo eso que afecta a la creación literaria de la novela me sorprendió y me ha gustado leerla para descubrir cómo había quedado. Ese aspecto me ha parecido positivo.
El argumento de la novela es la historia de una chica, Lucy, desde que es niña hasta la madurez. Está contada en primera persona. Y espacialmente se desarrolla entre el pueblo de su niñez Sunderland, su vida universitaria de Londres, y por último en un pueblecito irlandés.
Al hacerlo toca temas como las relaciones familiares, los problemas de dinero, el alcoholismo... En general el tema es la búsqueda de sí misma por parte de la protagonista. Aborda la pertenencia o no a una familia, a un lugar.
A mí me han llegado bastante más los capítulos en los que la voz narradora aún es una niña. La parte en la que ya es una universitaria que vive en Londres se me ha hecho más pesada. Tanto desenfreno nocturno y resaca mañanera, se me ha hecho un poco ya cansado. Sin embargo, me atraían los capítulos que están ambientados en Irlanda.
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Hubo momentos en los que Londres era como si me
perteneciese. Tumbada sobre el rocío en lo alto de Tele-
graph Hill después de una fiesta, el color albaricoque de
rramándose por el horizonte. Zigzagueando en bicicleta
entre el tráfico con un vestido fino, una mano en el mani-
llar y la otra en el aire, agarrando hilos invisibles. Bailan
do en un almacén sucio con el sudor goteándome entre
los pechos como jarabe y mis amigos contorsionándose a
mi alrededor.
Se me ocurre que quizá ése es el encanto. Londres te
empuja hasta el límite sin concesiones y cuando te parece
que estás a punto de caer te hace saber, por un instante,
que has encontrado tu sitio.
Es una ciudad en constante renovación, y en el fragor
de las oportunidades y las trabas comencé a perder de
vista quién quería ser. Me quedé tumbada en la cama ob
servando cómo se derretía el sol hasta quedar reducido a
farolas y vuelta a empezar, siguiendo con los dedos los
dibujos que me hacían las sombras en la piel.
En conclusión, aunque me ha parecido un poco repetitiva en una de sus partes, me ha resultado atractiva esta novela por su forma de contar, por el intimismo que transmiten algunos capítulos o pasajes, por esa prosa poética a veces tierna y otras salvaje con la que se expresa la protagonista. También, más que por su argumento, por la originalidad a la hora de montar la estructura de la novela.
“En los meses que precedieron a la muerte de mi abuelo, algo entre mi
madre y yo se rompió. Su presencia en mi vida había sido sólida y
valiosa; luego, de repente, ya no estaba allí. Noté que se apartaba de
mí. Me dolió por dentro como si me tirasen de los intestinos. El amor me
tenia confusa; esa capacidad que tiene el amor de atraparte y darte la
libertad al mismo tiempo. Cómo podía hacer que la gente intimase hasta
esos extremos para luego separarlos por completo. Cómo podía abandonarte
la gente que te quería cuando más la necesitabas”.