Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

Mostrando entradas con la etiqueta reseñas literarias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta reseñas literarias. Mostrar todas las entradas

jueves, 28 de marzo de 2024

"No todo el mundo" de Marta Jiménez Serrano. Reseña Literaria

 



"Acaso el amor sea la capacidad de que la conversación siga siendo siempre interesante."

Y le ha tocado el turno a un libro de relatos, que por cierto he disfrutado mucho. Es el segundo libro de la autora Marta Jiménez Serrano, a quién yo no había leído, entono un mea culpa y pido perdón, y ahora creo que habrá que seguir haciéndolo, sí o sí.

"No todo el mundo" es un conjunto de catorce relatos de distinta longitud cuya temática gira en torno a las relaciones de pareja. 

"Cabe señalar que para encontrarse no solo hay que verse: hay que verse a la vez."

Son relatos cuyos personajes son muy diferentes, y tenemos de distintas edades, y clases sociales, los tenemos solteros, viudos o separados, los tenemos siendo compañeros de trabajo, de garitos, de las clases... Tenemos cuentos que hablan de los principios de las relaciones, otros de los finales, de las relaciones que te importan más, de las que menos, del deseo, de la complicidad, de la ternura, de dejarse llevar o no. De amor y de desamor.

"Le devolvió en un gesto furioso sus textos repletos de tachones diciéndoles que no explotaba su potencial, porque la voz del narrador esto, y la concepción temporal lo otro, y te falta conflicto. "Conflicto no me falta, te lo juro", pensó ella, según me dijo cuatro meses después, un día que comentábamos la efusividad de nuestro profesor. Blasco era implacable, echaba a los alumnos del taller si les encontraba una coma entre el sujeto y el predicado, motivo por el cual empezamos siendo catorce y en la tercera clase quedábamos ya solamente ocho. "Conflicto no me falta" pensó, pero solo sonrió irónicamente que es lo que hace con su tristeza. O lo que hacía entonces. "

Todos están ambientados en la actualidad y en distintos barrios de Madrid. Además se nota que a la autora le gusta nuestra ciudad y sus personajes han salido de distintas localizaciones fácilmente distinguibles. 

Por supuesto entre la variedad hay algunos con los que uno, como lector, va a conectar más y con otros menos. Algunos me han gustado mucho como el de "Filmin", el de "Un novio que tuve" o el de "Horny Asian teen". A alguno le habría quitado algunas páginas y a otros en cambio se las hubiera regalado muy gustosa. 

Lo que es cierto es que todos me han parecido muy bien escritos, muy creíbles, actuales, cotidianos, muy de verdad. 

El tono de los relatos es desenfadado pero muy correcto, tiene un punto de ironía y mucho de destreza con las palabras y las expresiones. Esconde un tono cómplice, no en vano son de relaciones humanas, en ocasiones casi juguetón, lo que se refleja en los juegos de palabras con los nombres propios: Elo y Elo, o con los distintos significados. 

Por otra parte, estructuralmente, son relatos muy bien construidos, con principios potentes y finales redondos. Os copio, a modo de ejemplo, el principio de un relato. Quizá sea de los más explícitos, pero también es una pequeña muestra de lo visuales que son:

"Macarena llevaba siempre una medalla redonda, una cadena fina y larga colgada del cuello que a David le resultaba fría al contacto con los huevos cuando ella le hacía una felación. Macarena se inclinaba y la medallita colgaba hasta impactar suavemente contra los testículos, donde se quedaba hasta que Macarena terminaba o, visto de otro modo, hasta que terminaba David." 

Están escritos con muchísimo ritmo, tienen distinto tono, distinto narrador, lenguaje, todo lógicamente al servicio de la historia que se cuenta.

"El miedo al amor es como el miedo a los gatos. A la sibilina imprecisión del silencio, a la felina predisposición al capricho..."

En fin. 

Que me ha parecido un libro de relatos muy bien escrito cuyas historias tienen un tono fresco, urbano, actual. Un libro de relatos muy recomendable.

martes, 5 de marzo de 2024

"La clase de griego" de Han Kang. Reseña Literaria

 


"Borges le pidió a María Kodama que grabara en su lápida la frase "Él tomó su espada, y colocó el metal desnudo entre los dos". Kodama, la hermosa y joven mujer de ascendencia japonesa que fuera su secretaria, se casó con Borges cuando este tenía ochenta y siete años y compartió los últimos tres meses de vida del escritor. Ella fue quién lo acompañó en su tránsito postrero, que acaeció en Ginebra, la ciudad donde el escritor pasó su infancia y donde deseaba ser enterrado."


"La clase de griego" de Han Kang comienza hablando de Borges, y termina también hablando de él. Y entre ambas alusiones la autora despliega una historia intimista, sensorial, delicada, que no alcanza las doscientas páginas y que me ha gustado mucho, aunque paradójicamente no recomendaría a cualquiera. 

El argumento parte del encuentro de dos personajes en una clase de griego antiguo. La novela arranca en esa clase. Ella, poeta y maestra, ha perdido el habla tras morir su madre y perder la custodia de su hijo de ocho años, y acude a esas clases para ver si indagando en esa lengua muerta puede recuperar el habla perdida. Él, unos años mayor, es el maestro de griego antiguo, cuya vida ha transcurrido entre Corea y Alemania, y se está quedando irremediablemente ciego. 

Está ambientada en Seúl y el tratamiento del tiempo no es lineal. Va y viene, estando casi más en el pasado que en el presente.

Cuando leí el argumento me pareció una novela muy atractiva, además no había leído nada de esta autora que se hizo famosa con otro libro "La vegetariana" que no había leído. Y la verdad es que me ha gustado mucho porque me ha parecido muy original y he disfrutado mucho con su prosa delicada, rica, lírica, minuciosa y de palabras escogidas. 

Pero reconozco que es una novela especial donde apenas ocurre nada, porque habla esencialmente de los sentidos, de lo que es vivir sin ellos. Habla de la soledad más absoluta, del vacío, del silencio, de la oscuridad, de no experimentar emociones. Habla de lo que ocurre en el interior, de lo orgánico de esos personajes, tan sumamente bien descritos, que son dos náufragos que se están hundiendo. Ella no hace nada, no habla, solo pasea, y él se va a quedar ciego y no aprende braille, no ha intentado tener un perro labrador, tampoco hace nada. Es una novela que habla de la nostalgia, del paso del tiempo, de la culpa, del dolor, de la amistad, la amabilidad, de estar o sentirse vivos. 

Y para hacerlo habla mucho del lenguaje y de las palabras, de la filosofía y el budismo, de los gestos y las personas. 

Tiene un ritmo muy descriptivo, muy lento. La autora nos cuenta la historia alternando las voces de los dos personajes, capítulo a capítulo, mientras nos va contando más de sus historias como a retazos, alternando el presente con sus respectivos pasados. Y va tan despacio la narración, que la prosa termina por deshilacharse en versos. 


"No es joven ni especialmente atractiva. Su mirada denota inteligencia, pero no es muy perceptible por el temblor espasmódico en el párpado que la aqueja. Los hombros y la espalda están ligeramente encorvados, como si quisiera refugiarse en sus ropas negras para huir del mundo, y tiene las uñas cortadas muy al ras. en la muñeca de la mano izquierda lleva un coletero de terciopelo morado oscuro, la única nota de color en ella." 

"El profesor aparenta unos treinta y cinco años. De complexión más bien pequeña, tiene las cejas y el surco de debajo de la nariz bien definidos. Su boca dibuja una sonrisa leve, como reprimiendo sus emociones. Lleva puesta una americana de pana marrón con coderas de piel en un tono más claro, cuyas mangas, ligeramente cortas, dejan ver sus muñecas. Ella le mira la pálida y fina cicatriz curva que se extiende desde su ojo izquierdo hasta la comisura de la boca. Cuando se la descubrió al comienzo del curso, pensó que parecía un mapa antiguo que marcaba el camino por donde habían fluido las lágrimas."


"El lenguaje, en comparación, tenía una implicación física muchísimo mayor. Había que poner en movimiento pulmones, garganta, lengua y labios, y lo que decía se transmitía haciendo vibrar el aire. Se le secaba la boca, salpicaba saliva, se le agrietaban los labios. Paradójicamente, cuanto más insoportable le resultaba este proceso físico, más locuaz se volvió. Utilizaba entonces oraciones largas e intricadas, evitaba la fluida vitalidad de las frases coloquiales y alzaba más la voz que de costumbre. Y si la gente la escuchaba con atención, su lenguaje se volvía aún más abstracto y su sonrisa más amplia. Sin embargo, a medida que estas situaciones se fueron repitiendo cada vez con más frecuencia, más le costaba concentrarse en la escritura, incluso cuando se encontraba a solas. 

Justo antes de perder el habla se convirtió en una conversadora extrovertida y parlanchina. Y le costaba cada vez más escribir. Del mismo modo en que siempre le había disgustado que su voz se propagara por el aire, ahora no soportaba el modo en que las oraciones que acababa de escribir perturbaban el silencio, A veces, incluso antes de escribir nada, sentía ganas de vomitar tan solo de penar en cómo distribuiría las palabras sobre el papel."

viernes, 23 de febrero de 2024

"Azul salado" de Marta Simonet

  


  "El verano que me enteré de lo de mi padre, mamá ya no podía estar sola en la tienda. Tenía problemas para cargar y cortar los fiambres porque las manos no le respondían bien. Lo cierto es que cuando me llamó, me dijo que ya hacía un tiempo que se le quedaban cerradas en un puño. Tenía que apoyarlas en una caja y hacer palanca con la punta de los dedos y las muñecas para que volvieran a la normalidad. Una vez abiertas, acompañaba a cada uno de sus dedos a su sitio hasta que podía moverlos de nuevo..."

 

Resulta que se me había quedado esta reseña en borradores, y no la había publicado. ¡Qué despiste!

En fin... Pues entonces yo os contaba que había terminado de leer "Azul salado" de Marta Simonet. 

Gracias a esa novela pasé unos días plácidos en Mallorca, saboreando muy despacio y con deleite su gastronomía, disfrutando de la luz y los colores de esa isla en verano. Ahí está ubicada esta historia. Esas son sus coordenadas: la isla de Mallorca, una cocina, una barca, un verano, una familia de mujeres y las ausencias con las que tenemos que vivir toda la vida y que no siempre asumimos bien. Esa es la ambientación, que por cierto es de 10 y ese el tema: volver para reordenar, curar el pasado y la vida.

El argumento nos cuenta que Marina, no podía ser otro nombre, tiene que volver a su casa en la isla de Mallorca para hacerse cargo del negocio familiar: La Ultramarina, una casa de venta de comida casera. Su madre la ha llamado porque no está para ocuparse de él, sus manos le dan problemas. Allí se reencuentra con su familia compuesta por su madre y su hermana Irene. También con el recuerdo constante de su abuela Carmen y el de su padre siempre ausente. Y allí va a conocer a un amor, Héctor, un muchacho que vive de la pesca.

Me acerqué a esta historia buscando evadirme a un lugar plácido y tranquilo. Quería refugiarme en una historia cotidiana con luz y que diera calor. Y lo cierto es que eso he encontrado. 

Es una historia contada en primera persona, con una prosa muy rica, sutil, y también muy poética. La autora tiene una forma de escribir muy delicada, muy sugerente, muy evocadora. La prosa, no solo está salpicada de metáforas e imágenes sino que también está impregnada de olores y sabores y desde luego eso favorece mucho que te empapes del lugar y ese tiempo lento de las islas en verano. La historia huele a mar y tú sales oliendo a mar de ella. 

En mi opinión, lo menos conseguido de la novela es el tratamiento del tiempo. Creo que la autora en los primeros capítulos ha ido narrando su historia con un tiempo más lento, más dilatado, y a partir de que ya sabemos qué ocurrió con la historia que ella quería descubrir, todo se precipita. Y el desenlace está contado de forma mucho más rápida, casi atropellada, diría yo. La autora nos ha tenido toda la novela en ese ritmo calmo de lugar y al final no nos ha dejado disfrutar lentamente de cómo se iban despejando las incógnitas. Creo que yo hubiera acelerado un poco en los primeros capítulos y después lo había demorado, porque una vez que ya estamos hechos a esa historia seguramente a los lectores nos hubiera gustado saber más cosas, disfrutar más del futuro de las vidas de esos personajes, no despegarnos tan rápido de ellos. Pero es mi opinión, por supuesto. 

He leído, de todos modos, que es una primera novela de la autora, y desde luego yo, que buscaba una historia sencilla pero evocadora, una historia cotidiana y con luz, la he encontrado tras esa portada tan chula que tiene.

 

"Punto de cruz" de Jazmina Barrera

 



«Si la alegre era Dalia, entonces las tristes éramos Citlali y yo. Pero yo no estaba de acuerdo, para mí Citlali era la divertida, aunque es cierto que el humor no necesariamente se contrapone a la tristeza. La de los gestos, las imitaciones y las bromas era Citlali. Yo era la de los chistes en voz baja, la de los buenos chistes que nadie recordaba que yo había dicho, y mi tristeza era así también: una tristeza en voz baja».

Me acerqué a esta novela porque en su día me leí "Cuaderno de faros", también de Jazmina Barrera y me había gustado mucho. 

Reconozco que ésta no me ha gustado como el anterior, es lo malo de las comparaciones, aunque sí, también sé que muchas veces en la comparación no se evalúa con toda justicia cada elemento, como haríamos de hablar de ellos por separado. 

"A propósito de lo que habíamos escrito, él fue el primer maestro que nos explicó que la palabra "texto" y la palabra "tejido" compartían la raíz latina texere, que significa tejer, trenzar, enlazar. Citlali y yo nos vimos convirtiendo nuestra novela en película y volviéndonos millonarias. Con el dinero que ganaríamos íbamos a comprarnos un barco y a atracarlo en Venecia donde viviríamos las dos, navegando para conocer los puertos del mundo enero. Después de un par de meses, el maestro consiguió una beca para estudiar en Estados Unidos y abandonó el taller..."

Arranca el argumento con la muerte de Citlali, que es la mejor amiga de Mila, la narradora de la historia. A partir de este hecho ocurrido a destiempo la protagonista y narradora nos va a contar la historia de la amistad de tres adolescentes: Citlali, Mila y Dalia. Nos cuenta de sus vidas, de su relación y su tránsito a la vida adulta, en un intento de explicarse cómo se ha llegado a esa muerte que no tenía que haber ocurrido y le ha entristecido mucho. 

La autora abordará recuerdos salteados y se centrará bastante en dos viajes. Uno que hacen por Europa, uno nunca olvida esos primeros viajes de descubrimiento tanto de lo de fuera como de lo dentro de una. Y otro viaje a una comunidad en Querétaro, en Méjico. 

Mientas se va desenvolviendo el argumento, se abordan muchos temas en esta novela, a pesar de no ser muy larga. Por supuesto, el tema principal de la amistad. Muy bien elegida la amistad de adolescencia porque es cuando este sentimiento es más intenso, duele más. Pero también se aborda el tema del feminismo, de la ecología, de la violencia doméstica... Aunque es cierto que todo se cuenta muy sutilmente. 

"Mi madre se negaba a comprarme desodorante -porque daba cáncer- y rastrillos- que irritaban la piel- solo para complacer a un montón de tarugos, decía. Así que le robaba los rastrillos nuevos a mi abuelo y los desodorantes a mi abuela. Cuando nos empezaron a dar permiso en la escuela de ir al centro comercial de enfrente, durante nuestra hora libre los martes, me llevaba el dinero que nos daban para la semana y me compraba playeras escotadas, brasieres con relleno, desodorantes y rastrillos. Mi madre me recomendó deformar mi cara en una mueca y esconder la mano bajo la manga del suéter para fingir ser manca y que los hombres no me acosaran por la calle."

«Siempre estábamos bordando y bordábamos juntas. Citlali bordaba un bestiario de animales y plantas extintas, de colores brillantes, y una colección de arañas y telarañas que llamaba su aracnario; Dalia bordaba patrones abstractos, cenefas cada vez más intrincadas; y yo bordaba en mi ropa frases de libros y canciones, y dibujos de objetos, partes del cuerpo y figuras prehispánicas. La gente empezó a referirse a nosotras siempre en plural, con los mismos adjetivos -listas, cariñosas, cortadas, ñoñas, miedosas-, a imaginarnos como una criatura de dos o tres cabezas».

Me gusta mucho como la autora mejicana ha estructurado la novela, salpicando la historia principal de la amistad de las tres adolescentes y su evolución, con fragmentos intercalados a los que ha separado con dibujitos de una aguja con su hilo, y que abordan la costura, el bordado en general. Estos textos mucho más breves que no se corresponden con la trama principal pueden ser otras historias o explicaciones etimológicas relacionadas con la costura o píldoras culturales de mitología y literatura. Eso casi que es lo que me resulta más atractivo de esta novela.

"Durante la segunda guerra mundial, el 15 de febrero de 1942, Singapur fue invadido por Japón. las familias enteras de los militares, doctores, enfermeras y misiones de Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido fueron capturadas y separadas. A las madres e hijos los mandaron a campos en las prisiones de Changi y a los hombres a hospitales y campos militares cercanos. Las mujeres cautivas vivían en condiciones espantosas, pero se les permitió dar clases de bordado y costura con retazos. Ethel Mulvany tuvo la idea de pedir permiso para hacer tres colchas, una australiana, una británica y una japonesa (para aparentar) y mandar las colchas al campo militar donde estaban los hombres. Le otorgaron el permiso. En esas colchas cada mujer tuvo un recuadro para bordar flores, palabras de aliento, sus nombres y mensajes que en código le dejaran saber a los hombres que estaban bien."

A mí me gusta esa técnica, me parece que imprime mucho ritmo a la historia y despierta mi curiosidad. Jazmina va mezclando la vida de las protagonistas con la evolución de la técnica del bordado entre las mujeres. 

"Nunca he leído ni leería un manual para escribir novelas, pero se me ocurre que se podría escribir a partir de las instrucciones de los manuales de bordado, tomar esas pautas como si fueran sabios consejos desinteresados: "Para bordar el cimiento siempre se usa aguja con punta". "No aprietes mucho la puntada, ya que, si lo haces, la cadena se cierra y pierde el efecto". "Haz exactamente lo mismo pero en espejo, reduciendo una línea a cada paso". "Cuando se deja de bordar, hay que soltar la labor del bastidor para que la tela respire."

Por otra parte, también me parece atractivo el lenguaje, puesto que al ser una autora mejicana hay muchos vocablos diferentes y me parece enriquecedor. 

"La palabra pretexto viene del latín proetextus, participio pasivo del verbo proetextere, que significaba "poner un bordado o tejido delante de una pieza de ropa". Un pretexto sería algo así como un adorno, un bordado o un brocado que se pone delante de los hechos para justificarlos o hacerlos tolerables."

No puedo decir que sea una novela que me haya entusiasmado, pero he encontrado sus hallazgos en ella y sobre todo si te motiva el tema de la costura, el bordado y demás, yo creo que se lee bien y puede resultar interesante su lectura. 


miércoles, 31 de enero de 2024

"Maddi y las fronteras" de Edurne Portela. Reseña Literaria

 


"Yo te ofrezco mi amor y hablarte con verdad. Amén"

Con esta frase terminaba de hablar Maddi, para sus adentros, con Dios. Maddi era muy católica, pero la tenían castigada a no comulgar por haberse divorciado. Sin embargo, Maddi se empeñaba en recibir la comunión y daba lugar a situaciones muy tensas en la Iglesia por esta razón. Así era el personaje principal de esta novela que terminé hace un par de libros (porque llevo atraso de reseñas...): "Maddi y las fronteras". 

"Yo te ofrezco mi amor y hablarte con verdad. Amén". Me encanta esa frase con la que he encabezado esta novela y con la que terminaba Maddi de hablar con Dios.

Tenía muchas ganas de leer a Edurne Portela y desde luego no me ha decepcionado, me ha gustado mucho su forma de escribir. Aunque también es cierto que para leer su prosa he elegido su cuarta novela, justo una novela que no es enteramente de su imaginación sino que parte de alguien real. 

Parece ser que a la autora le ofrecieron escribir sobre una mujer que vivió en la primera mitad del siglo XX en el sur de Francia. Le ofrecieron una documentación donde se hablaba de ella y sobre estos papeles ella reescribió su vida según ella la imaginó o visualizó recorriendo algunos de los paisajes donde debió vivir. 

Esta señora se llamaba María Josefa Sansberro, pero era conocida por Maddi, y nació en Oiartzun en 1895. Regentaba un hotel en el año 1929 en Sara, en la frontera entre España y Francia. Y era especial, una personalidad con muchas contradicciones, muy católica pero divorciada, madre de un niño por puro azar, pero aunque vive con un amigo nunca tuvo hijos, y empieza ayudando a los exiliados republicanos y termina siendo miembro de la Resistencia rodeada por nazis. No era una persona nada convencional para la época en la que vivió. Y menos una mujer convencional.

Es la historia de una mujer valiente que arriesgo su vida por lo que pensaba que era justo. 

En el epílogo de la obra la autora cuenta exactamente como llegó a saber de la existencia de esta mujer. En un principio pensó en escribir un ensayo y terminó haciendo una novela. 

Una novela escrita en primera persona, con un estilo sencillo, con lo que ya consigue que te acerques mucho a esa Maddi, es una forma de narrar íntima que te vuelve muy cercano ese personaje, que no sabemos si es el real, solo sabemos que es el que Edurne Portela ha creído ver. Está en primera persona, pero está salpicada de monólogos interiores tanto como de diálogos. La lectura es ágil. Y se va haciendo cada vez más intensa a medida que vas leyendo más y más páginas y sabes del destino de la protagonista. 

Es una lectura que va de menos a más. Como si la forma de contarlo fuera un zoom que te va acercando cada vez más al peligro que estaba corriendo Maddi con sus acciones. Muy bien dosificada la tensión según el argumento. Confieso que no me ha gustado el final, no porque esté mal escrito, todo lo contrario, sino porque me hubiera gustado otro para esta protagonista. Pero claro, existió, y ya venía con su destino conocido. Aún así me ha parecido muy bien contado desde esa primera persona. 


Preludio 

"Sachsenhausen,  13 de noviembre de 1944

Intentas entenderme, completar mi biografía, imaginar este final. Rellenar todos los vacíos, esclarecer las incógnitas que te suscita mi vida y que hoy por fin acabará. Te han regalado las palabras registradas en los archivos de mi paso por esta vida y esta muerte: partida de nacimiento, matrimonios, divorcio, deportación, Dachau, Ravensbrück, Sachsenhausen, condecoraciones, reconocimientos, pesquisas archivadas que hará ese hijo que no es mío. Palabras que me resumen pero que no te cuentan todo lo que he amado y sufrido, lo que he deseado y odiado, el bien y el mal que he hecho, todo lo que me han querido y admirado, temido y despreciado. No escucharás mi voz y apenas entenderás mi rostro porque no me has visto sonreír ni llorar. Solo tienes una fotografía con mi querida Marie Jeanne y ese perro al que darás un nombre inventado. ¿Cómo vas a contar mi historia? ¿Cuánto vas a fantasear para darle un sentido? ¿Vas a entender mis motivos? ¿Vas a convertirme en heroína? ¿En víctima? De ti depende cómo me recuerden quienes te lean. Serás responsable de la memoria que quede de mí en aquellos que abran estas páginas. No inventes demasiado. No imagines demasiado. 

 Demasiado nunca será suficiente."


 

martes, 7 de noviembre de 2023

"Escritoras. Una historia de amistad y creación " de Carmen G. de la Cueva y Ana Jarén. Reseña Literaria

 


Termino de leer "Escritoras" de Carmen G. de la Cueva y lo he disfrutado.

Se trata de un ensayo sobre un conjunto de mujeres escritoras de nuestra literatura, unas más conocidas que otras, que lucharon por dedicarse a su pasión en la primera mitad del siglo XX.

Se repasa la vida de Carmen Baroja, Emilia Pardo Bazán, de María Lejárraga, Carmen Martín Gaite, Elena Fortún, Carmen Laforet, Virginia Wolf... Se incide en cómo, según el momento histórico que estábamos viviendo, ellas pudieron o no estudiar, escribir, o en definitiva, dedicarse a la vida literaria. Nos colamos en sus vidas a través de sus textos, de sus cartas, de las relaciones entre ellas. 





En este ensayo bien documentado se van hilando y entrelazando sus vidas y carreras. Revisando no solo sus características únicas sino lo que tuvieron en común a la hora de crear. Unas veces se llegaron a conocer y relacionarse y otras ni eso. Pero esas uniones enriquecieron y reforzaron sus caminos y su vida literaria. Por eso la obra tiene un subtítulo que dice: "Una historia de amistad y creación.".

Del mismo modo volvemos a repasar lo que fueron para ellas y desde luego para la historia de España la creación de la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club Femenino. La Residencia fue el primer centro oficial donde se fomentó la instrucción superior de las mujeres en Madrid y el Lyceum fue una importante asociación de mujeres con un elevado nivel educativo y cultural. Ambos funcionaron hasta la guerra civil. 

Tanto si ya conoces sus vidas y su obra, como si no, es muy interesante volver a estas autoras, descubrirlas o redescubrirlas en aquel tiempo que les tocó vivir, devolverles su importante lugar, sus lazos de amistad, los lugares donde pudieron o no desarrollar sus facetas como escritoras. 

Es un ensayo complementado con fragmentos de obras y cartas, muy documentado, e interesante que se lee muy bien. Es ameno e instructivo. Además está salpicado de todas las ilustraciones de Ana Jarén convirtiéndolo en un libro muy vistoso. Tiene tapas duras y está bien editado por Lumen.

Al final viene una relación muy extensa de la bibliografía de la que se ha nutrido la autora para su texto. 


El placer de leer en papel que, menos mal, no hemos perdido, aunque sean indudables las ventajas del libro electrónico. Es un grato alivio poder descansar de la lectura admirando las ilustraciones. 

Yo no me resisto ante un libro bonito de papel, así que tuve que adquirirlo en el último día del Libro. ¿Qué le vamos a hacer? yo intenté resistirme, lo intenté, que la fila que tengo de libros ya en casa sin leer es importante, pero... No tuve más remedio que regalarme ese placer.