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domingo, 22 de septiembre de 2024

Los regalos traen otros regalos.

 


Yo no sé qué quería aquel ave, no sé si venía a reprocharme mi desinterés inicial en su espectáculo, o a darme en la cara con un "¿Ves? ¡Ahora bien que te gusta! ¿Eh?" con retintín incluido. Pero el caso es que vino derechito a mí a una velocidad endiablada así que lo único que pude hacer fue defenderme con mi cámara, lo que más a mano tenía, colocarla entre su pico y mi nariz, que peligraba, y disparar. Eso hice. En defensa propia, lo juro. Pero lo atrapé, ya veis que lo hice.


En ocasiones los regalos traen otros regalos.
La agencia de viajes nos regaló un día en Puy du Fou en Toledo. Un detallazo, la verdad.
No sé por qué, anteriormente, no me había propuesto ir. Supongo que uno va eligiendo y eligiendo, y siempre quedaba un poco a desmano.
Una vez allí, tampoco, de primeras, lo de la cetrería me apasionaba.
Pero aquella melodía junto al tono del cuento, más la pericia y aquellas aves con sus vuelos... ganaron mi voluntad.
Como decía aquel de la canción: La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...

Una gozada.








domingo, 25 de febrero de 2024

En tardes como la de hoy seremos aves

 



Y en tardes, como la de hoy, seremos aves que se dejan llevar por otro viento. 

No el viento bravo que, tras los cristales, zarandea cuánto encuentra.

No el viento tirano, cuyo rumbo, obedecen todas las veletas.

En tardes, como la de hoy, seremos solo dos.

Y no habrá empeño, ni desempeño, ni entrega,

Entre nosotros solo cabe aquella suave ligereza.


Sígueme, que solo el viento nos guíe,

que flotemos tenues, melodiosos.

Al fin, en tardes como la de hoy, seremos aves,

aves migratorias extendiendo las alas, rozándose en el aire,

volando indolentes al borde de la insolencia,

al borde de la certeza,

aves, al fin, 

meciéndonos entre vientos favorables.










miércoles, 8 de noviembre de 2023

De pajaritos y otros dichos.

 



Esta mañana, de pronto, advertí que tenía frio y pensé "Me estoy quedando pajarita". Y al decirlo, sonreí. Siempre me ha hecho gracia esta expresión. Y no acababa de pensarla cuando ahí me veis buscando su origen como una loca. Pues sí, cada una busca como lo que es ¿Qué le vamos a hacer? 

Y encuentro que el posible origen de la expresión está en la creencia popular de que en invierno mueren de frío muchos pajaritos. Aunque, mira por dónde, Amando de Miguel, que también le ha dado muchas vueltas a eso de las palabras, apostilla que "la verdad es que los pájaros suelen resistir muy bien el frío, pero su naturaleza frágil y su aspecto endeble hacen que los asociemos a esa sensación de sentir frío."

Es cierto, pensé. Los gorriones siempre me han parecido muy frágiles, y sin darme cuenta de su pura vulnerabilidad me vino a la cabeza otra expresión: "Morirse o quedarse alguien como un pajarito". Así es, pasar a mejor vida, o resumiendo: morirse con sosiego, sin hacer ruido. Cómo imaginamos deben morir los pobres pájaros. De ahí la expresión.

No os lo niego, a la que me descuido, puede parecer que "Tengo la cabeza a pájaros". Ya sabéis, que soy un ser poco práctico, distraída con "mis cosas"... O cómo nos lo define el Diccionario de la Real Academia: "Muchos pájaros, o pájaros en la cabeza: Fantasías o ilusiones infundadas." 

Y puede ser que la tenga. Tampoco pasaría nada ¿no? Esta expresión creen que tiene su origen en la Edad Media, cuando pensaban que las aves podían hacer un nido y criar en el cabello de las personas. Sí también lo he buscado, lo confieso. 

Y si lo sigo pensando un poco más, no os discuto que en mi pelo incluso podrían anidar... Porque tengo, tener pelo tengo. Y si lo pienso aún más, lo que me da es un poquito mucho de grima, la verdad. Y en la Edad Media, tan avispados ellos, pensaban que si te hacían un nido en la cabeza y criaban, pues la cuestión te podía llevar incluso a la locura. ¡Cómo para no pensarlo! Y claro derivando, derivando, pues se acabó por adjudicar la expresión a los que no veían "muy centrados". Venga confesad, no me digáis que no habéis pensado alguna vez que tengo la cabeza a pájaros...

No, no me lo invento que "me lo dijo un pajarito". El origen de este dicho podría estar en el uso que antiguamente se le daba a las palomas mensajeras. Gracias a ellas existía la comunicación. Un dicho parece ser antiquísimo. Pero si ya Noé, sí el del diluvio famoso al que se van pareciendo cada vez más nuestras tormentas, envió una paloma para que le anunciara cuándo podría bajarse de una vez ya de la dichosa arca. Que estaba ya cansaíto el hombre de tanto navegar y tanto bicho. 

Bicho buenos. El arca lo llenó de parejas de bichos buenos. Que no es lo mismo que tropezarse con un "pájaro de cuenta". Expresión que utilizamos para hablar de los "sujetos" con los que, en cambio, no conviene tropezarse. Mira tú.

Aunque, curiosamente, si "te caga un pájaro en la cabeza" puedes estar contento. Porque dicen que eso significa una bendición de los dioses, que vas a tener suerte, fortuna, felicidad, o yo que sé cuántas cosas buenas te van a ocurrir si su deposición cae en tu misma cocorota. Para que luego te quejes. El origen estaría en la creencia de que los pájaros eran mensajeros de los dioses. Sííí, también lo busqué.

En fin... Pues a lo que íbamos. Si yo solo os quería comentar que ¡Vaya si ha cambiado el tiempo! ¿Verdad? Fijaos que esta mañana, de pronto advertí que tenía frio y pensé "Me estoy quedando pajarita".


Todas las fotos son mías: Lorca en la Plaza de Santa Ana de Madrid, las cigüeñas de Portugal, el cóndor de Perú, las gaviotas de Huelva, otra de Corfú... Y la de la figura en una jaula, tan simbólica y que me encanta, es de Roberto Reula, se titula "Luciernaga" y está tomada en la exposición "Flecha 2021".