Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 28 de julio de 2020

"Verdugos" de Esteban Navarro. Reseña Literaria




El penúltimo libro que me he leído ha sido "Verdugos" de Esteban Navarro.

Nos dice el argumento: "En 1952, las hermanas Encarnación y Matilde Silva Montero fueron asesinadas en el interior del estanco que regentaban en la ciudad de Sevilla. La policía no tarda en detener a los tres autores: Juan Vázquez, Antonio Pérez y Francisco Castro, siendo condenados a pena de muerte mediante garrote vil. El verdugo, Bernardo Sánchez Bascuñana, coincide unas semanas después de la ejecución con un amigo suyo, un guardia civil jubilado, y le cuenta una terrible verdad: los acusados eran inocentes. El guardia civil decide iniciar una investigación por su cuenta para hallar a los verdaderos culpables del doble crimen."


Pues ha sido entretenido. No ha sido tan adictivo como prometía la reseña que había leído, pero bueno entretenido sí. Está estructurado en capítulos cortos y es ágil, se lee bien.

Lo que me ha gustado ha sido esa mezcla que tiene el libro entre hechos históricos que han sido reales, como el asesinato de las dos estanqueras en el año 1952 o que aparezcan las figura de Jarabo, el célebre asesino, o de Salvador Puig Antich, el jóven anarquista que fue el último ejecutado en el año 1974 en nuestro país por el garrote vil. Esa mezcla que tiene el libro entre los hechos históricos y la ficción, me ha resultado curiosa y me ha recordado hechos que sabía y no recordaba o que simplemente desconocía.

También, creo que está bien ambientado el ambiente franquista, los años cincuenta se reflejan bien en las costumbres, las marcas de las cosas...

Pero mediada la novela ya sabes qué ocurrió con el asesinato con el que comienza la novela, y el autor empieza ha dilucidar las semejanzas y diferencias entre ser verdugo y víctima, eso quizá te pueda hacer perder un poco el interés, o al menos creo que eso me ha ocurrido a mí. Aunque por otra parte, he seguido la lectura y bueno no ha estado mal, he estado entretenida, aunque no es la novela negra que yo pensaba que iba a ser.



#Reseña
#Novela



domingo, 26 de julio de 2020

Verano. Es tiempo de...



Es tiempo de:

pasear por la orilla del mar, tener los pies morenos, leer, leer, leer, viajar, trasnochar en una terracita, cazar faros, vestirse rápido, desvestirse aún más rápido, secarse al sol despacio, escuchar a las chicharras, hacer la maleta, no mirar el reloj,ir con chanclas, disfrutar del aire en la cara, oler a bronceador, leer, leer, leer, conocer pueblos nuevos, deleitarse con otras comidas, cambiarse de ropa varias veces al día, leer, leer, leer, ver la tele hasta las mil, desayunar sentados, oler las arizónicas, volver a viajar, pintarse las uñas de los pies, olvidar el secador, escuchar música, conocer gente, leer, leer, leer, echarse la siesta, oler el cloro de la piscina, comer helados, llevar el pelo más claro, tener la piel más oscura, ver atardecer sobre el mar, tomar horchata, leer, leer, leer, tener calor, llevar gafas de sol, no poner el despertador, hacer planes al aire libre, perderse por lugares desconocidos, comer gazpacho, hacer kilómetros, hacer aguadillas, quitarse la arena de los pies, desmemoriarse, conversar sin hora, subirse a los columpios, usar la mochila, enamorarse, leer, leer, leer, descubrir, volar, soñar,

hacer lo que nos de la gana.


#Verano

viernes, 24 de julio de 2020

Nombres de tiendas: "Cabelleria" y "La mar de gambas"

Madrid Julio 2020


Con la pandemia habíamos dejado de caminar por la calle con la cabeza alta, mirando despacio a todos lados, los ojos bien abiertos, sintiendo el aire en la cara. 

Necesitábamos volver a hacerlo. Aunque tenga que ser con mascarilla y el gel en el bolsillo.

Necesitábamos volver a las antiguas aficiones, esas pequeñas diversiones que nos proporcionaban un pedacito de felicidad íntima, doméstica, tontorrona.

Como coleccionar nombres curiosos de tiendas.

Descubrir palabras o frases que te hacen sonreír sin querer. Jugar, disfrutar cuando el lenguaje te salva de la rutina, de la monotomía y te hace ¡zas! Y te espabila. Te provoca.

Las fotos de hoy están tomadas ambas en Madrid.

Me gustó como nombre para una peluquería: "La cabellería". Tiene sentido, más sentido y hasta un toque de elegancia. No siempre llevamos pelucas, pero tenemos cabellos. O los hemos tenido. Fijaos en la foto que encabeza la entrada, "La cabellería", pues sí señor, nunca mejor dicho.

Y si nos fijamos en la foto de debajo, tenemos el doble juego de utilizar la palabra "mar" con dos sentidos. El adverbio de "La mar de gambas".

la mar de
1. loc. adv. mucho (‖ con mucha intensidad).

Y su sentido circunstancial. 

Está bien ¿verdad? Me gusta cuando los nombres nos hacen guiños desde cualquier esquina. Un ¡bien! por todos aquellos que se "han currado" el lenguaje.



Madrid Julio 2020

lunes, 20 de julio de 2020

Mis Rascamanes, última tarde de tertulia del curso



Aquel año de 2020 se nos desbarató todo. 

Y la celebración del fin de curso, parecía la celebración del principio. 

Llevábamos sin vernos ¿cuatro meses? Sin vernos en persona, porque la modernidad tambien había llegado hasta nosotros, y la "videoconferencia" se hizo presente y realidad en nuestro reunión semanal. Sin embargo, todos estábamos de acuerdo en que había estado bien esa innovación del "zoom", había cumplido su función la opción telemática, sobre todo para no perder el contacto; pero nunca, nunca, jamás de los jamases, podría sustituir al contacto humano.

Suenan con eco los chascarrillos a través de la pantalla, no se siguen con la misma agilidad las bromas espontáneas. Nos había faltado vernos llegar a la reunión, los diminutivos cariñosos al saludarnos, la mano que se posa en tu brazo buscando la confidencia, los besos y abrazos, el calor que no se puede traducir en palabras.

La vida manda, y si es con una pandemia más.

Pero allí estábamos de nuevo, aunque fuera disfrazados con nuestra mascarilla, echando de menos a los que nos estaban, tanto a los que nunca volveríamos a ver, como a los que simplemente habían faltado a la cita. 

Allí estábamos, ruidosos y felices. 

Allí estábamos.

De nuevo eramos niños revoltosos, críos asilvestrados que vuelven al cole, deseando ver caras amigas.





miércoles, 15 de julio de 2020

"El paseo de los canadienses" de Amelia Noguera y los refugios de Almería. Literatura y viajes.




Te encantaba cuando leyendo una novela, de pronto tropezabas con algún lugar dónde habías estado. De pronto, te sentías deslizarte por el sumidero de la memoria hasta zambullirte de cabeza en un mar de imágenes del tiempo que viviste en aquel lugar, ya fueran días u horas, qué más daba, volvías a nadar entre aquellas aguas de un lugar remoto, un tiempo pasado, un viaje que de nuevo te hacía sonreír.

Hacía poco tiempo que te había ocurrido con "El mal de Corcira" de Lorenzo Silva, y la isla de Formentera, sobre todo con su Faro. De pronto al leer aquella descripción te viste allí,  y era como si otra vez vivieras lo que viviste entonces, los acantilados y una rata, el faro, el autostop y un perro que, contra todo pronóstico, te quería. Sentías de nuevo lo que habías sentido aquella vez. Era mágico. El poder de la literatura, la evocación de los recuerdos, la magia de los viajes y aquel revuelto maravilloso que consistía en sentirlo todo a la vez. Otra vez. Siempre.

Todo permanece intacto en la memoria, solo hay que saber cómo traerlo de nuevo al presente.


Esta vez ha ocurrido con el libro "El paseo de los canadienses" de Amelia Noguera. De pronto hablaba de los refugios de la guerra de Almería. Y te viste allí. Y habían pasado cinco años, fue en el verano de 2015, pero era ahora, porque estaba ocurriendo otra vez. Otra vez la oscuridad y aquellos pasillos angostos, de nuevo la humedad y la piel de gallina de pensar cuántos horrores se debieron vivir allí  y todavía impregnaban las paredes. Era Almería, era verano, pero sentías frío.

 La literatura y los viajes, la mejor combinación posible. Viviendo en ti. Siempre.

 

"Fernanda siguió las indicaciones de una enfermera del Socorro Rojo que servía comida a los refugiados bajo otra carpa enfrente del Ayuntamiento y no tardó en encontrar la entrada al refugio que conducía al quirófano del que nos había hablado el guardia. (...) Pero la verdad es que no le faltaba razón: aterraba caminar por esos pasillos tan húmedos y fríos, estrechos, sin ventanas, que, a menudo, olían a orines y, sobre todo, contaban historias de terror. No olvidaré nunca las inscripciones de las paredes, los mensajes, los ruegos... El intenso miedo que los que utilizaban aquel lugar para ponerse a salvo de los bombardeos dejaban plasmado en el yeso. Ese miedo, además, se nos contagió a medida que avanzábamos  por los túneles e íbamos viendo las camillas con los heridos vendados, quejándose o callados, con la vista perdida, sentí ganas de correr hacia la salida.
(...)
Alguien corrió una cortina que estaba cerca de nosotros. Recurdo los pequeños azulejos azules de la sala llena de aparatos de metal blanco. Mis ojos aún no se habían acostumbrado a la poca luz, pero no me hizo falta para vislumbrar a mi madre en la sombra... 
(...)
Nunca he vuelto a Almería y debo decir que apenas recuerdo cómo era entonces. Jamás he podido dejar de sentir un miedo atroz al pensar siquiera en recorrer el mismo camino que me llevó allí. Mi hija me contó que taparon las entradas de todos los refugios en los años cuarenta y que ahora el quirófano y varios túneles se pueden visitar, es la red de refugios abiertos al público más larga de toda Europa. La entrada a aquel quirófano donde encontré a mi madre y supe que mi hermano había muerto está taponada ahora por un kiosco donde se vende la prensa, chicles y palomitas, diseñado por Guillermo Langle, el mismo arquitecto que ideó los cuatro kilómetros de refugios en los que los almerienses intentaban desesperadamente evitar las bombas. Sobre otros, ahora hay bares donde se vende pescaíto frito y bebidas frías. Algunos no saben lo que ocurrió allí, ni tampoco les importa."

El paseo de los Canadienses 
Amelia Noguera






http://rociodiazgomez.blogspot.com/2015/07/el-refugio-de-la-guerra-civil-espanola.html

Os dejo el enlace a mi blog, de la entrada que escribí sobre Almería y sus refugios en julio de 2015.

Y el de esta etiqueta de "Literatura y viajes" de Lorenzo Silva y su último libro "El mal de Corcira":
https://rociodiazgomez.blogspot.com/2020/06/el-mal-de-corcira-de-lorenzo-silva.html



#Almería
#Refugios
#Viajes
#Literatura
#El paseo de los canadienses
#Amelia Noguera

viernes, 10 de julio de 2020

¿Bambas, deportivas, zapatillas, tenis, playeras...? ¿Quién da más?



Estaba yo charlando con mi compañera de trabajo de lo humano y divino cuando caímos en la cuenta de que yo había dicho "Playeras" para referirme a mi calzado deportivo.

Es verdad que toda la vida llevas diciendo una palabra y necesitas que alguien te la repita en voz alta para que te fijes, para caer en tu costumbre.

Porque es verdad que yo utilizo este término cuando no pienso mucho al hablar. Porque me consta que de vez en cuando también digo deportivas o zapatillas de deporte. Pero qué más quisiera yo que hablar siempre con propiedad. Y en este caso, no me engaño, lo que me sale de dentro, de dentro, es "playeras".

¿Y vosotros qué?

¿Vosotros cómo las llamais?

Parece mentira la cantidad de palabras que usamos para el mismo calzado, e incluso parece ser que dependiendo de nuestra geografía así nos inclinamos por uno u otro término. Qué rico es el lenguaje.

¿Os acordais de aquella entrada de agosto de 2012 cuando nos paramos a pensar si decíamos "aguadillas" o "ahogadillas"?

Pues hoy, señores y señoras, les toca el protagonismo a los pies, que nos dan una guerra en verano con las dichosas rozaduras... Así que venga sin pensar mucho:

¿Cómo se refieren ustedes a sus zapatillas de deporte?

¿Bambas, deportivas, zapatillas, tenis, playeras...?

 
Muchas veces también las llamamos por su marca y decimos mis "reebok", o mis "adidas" ¿No es verdad?

Yo ya me he confesado. Lo mío son las "playeras" que ¿deriva de playa? Pues si es así, ahora que lo pienso, quizá no sea la forma más acertada de llamarlas. Es verdad.

Pero me salva que hasta viene en el diccionario de la Real Academia, no os creais, en su quinta acepción:

playero, ra
1. adj. Perteneciente o relativo a la playa. Vestido playero.
2. m. y f. Persona que conduce el pescado desde la playa para venderlo.
3. m. y f. Arg. Peón encargado de una playa (‖ espacio plano).
4. m. Cuba. Pantalón corto con peto y tirantes que usan los niños.
5. f. Zapatilla de lona con suela de goma que se usa en verano.
6. f. Cante popular andaluz, parecido a la seguidilla gitana. U. m. en pl.
8. f. Méx. Camisa de manga corta y sin cuello.

 He leído que el nombre podría venir, más que de playa, de la palabra inglesa "play", de juego, por tanto. Y quizá sí, quizá entonces tendría más sentido.

Veeennnga ¿Y vosotros cómo decís?

Os dejo una ilustración muy curiosa de cómo se le suele llamar según el lugar donde vives, y mientras lo vais pensando...




#Palabras
#Lenguaje coloquial
#Playeras

miércoles, 8 de julio de 2020

Palabras de verano: "Bermudas", "Sombrero de panamá", "Resol" y "Solana".

Ilustración de Monge Quentin



Pues ya sí que sí estamos en verano.

Un verano raro, todo hay que decirlo, bien raro, pero verano al fin y al cabo.

Y como en este blog nos gustan mucho las palabras, hoy nos vamos a fijar en algunas palabras que andan “veraneando” como nosotros.

Lo primero que tenemos que hacer para echarnos a la calle, es vestirnos.
 
Es tiempo de ponerse unas “bermudas”. Con este término, y en verano, aludimos a ese tipo de pantalón tan socorrido que es el pantalón bermudas. Y como hacemos siempre, nos vamos al diccionario de la Real Academia española.

pantalón bermudas
Tb. ~ bermuda.
1. m. pantalón ceñido a los muslos que llega a la altura de la rodilla. U. m. en pl. con el mismo significado que en sing. Pantalones bermudas.

La o las bermudas las encontramos en una de las acepciones que  el diccionario de la RAE le dedica a la palabra “pantalón”. Este tipo de prenda nos llega desde el lenguaje militar. Comenzó a utilizarse en la primera mitad del siglo pasado en las colonias británicas del Atlántico norte, de ahí su nombre.


Lo ideal sería combinar las bermudas con “un sombrero panamá”. Nos referimos a esos sombreros a los que el diccionario de la RAE nos reconduce llamándolos de “jijipapa”. Ay qué equivocados estábamos y nosotros sin saberlo. Ni se llaman de Panamá, ni son de Panamá porque son de Ecuador. 

panamá
De Panamá.
2. m. Tela de algodón de hilos gruesos, muy apta para el bordado.

sombrero de jipijapa
1. m. sombrero de ala ancha tejido con paja muy fina, que se fabrica en Jipijapa y en otras varias poblaciones ecuatorianas.

Por lo menos, lo que tienen de bueno es que se enrollan muy fácilmente y lo podemos meter en la maleta como si nada, que no se nos estropearán.

Y ahora que ya estamos ataviados con nuestro atuendo veraniego, podemos hablar de dos palabras muy bonitas que podemos ya sufrir porque vamos preparados, que son:

“Resol”:
 Y como siempre, acudimos a nuestro diccionario.
 
resol
1. m. Reverberación del sol.
2. m. Luz y calor provocados en un sitio por la reverberación del sol.

reverberación
Del lat. reverberatio, -ōnis.
1. f. Acción y efecto de reverberar.
2. f. Reflexión difusa de la luz o del calor.

Vamos, que tenemos resol cuando el sol no nos da directamente, sino de forma difusa. No me digáis que no es chula la palabra “resol”.

En el poema de Antonio Machado “Algunos lienzos del recuerdo” la tenemos:

(...)
Ante el balcón florido
está la cita de un amor amargo.
Brilla la tarde en el resol bermejo...
La hiedra efunde de los muros blancos...
A la revuelta de una calle en sombra,
un fantasma irrisorio besa un nardo.

Y ya por último, si en el resol, la luz nos llega de forma difusa, en la “solana” nos atiza de lleno:

solana
1. f. Sitio o lugar donde el sol da de lleno.
2. f. Corredor o pieza destinada en la casa para tomar el sol.

Solana deriva de la palabra latina “Sol, solis”, que era como los romanos llamaban al sol. También he encontrado que puede derivar de la palabra solanus, también latina que sería el viento de donde sale el sol.
La "solana" o el "solano" que también se puede decir, sería lo opuesto a la "umbría", palabra también muy especial.  

Es utilizada en algunos refranes: 
"Viña preciada, dámela en solana".
"Lino, ni lana, no quiere solana".
"El aire solano, malo de invierno y peor de verano".
"Haz tu casa al solano, y vivirás sano".


En este blog tenemos muchas entradas dedicadas al lenguaje, si os interesa este tema, en la etiqueta "palabras del verano" tenemos recogidas muchas a las que les hemos dedicado su espacio veraniego. Podéis darles un repaso. 

Por otra parte ya tenemos preparadas unas cuántas más, pero mejor las dejamos para otra entrada, por hoy ya está bien. 



#Palabras
#Verano

jueves, 2 de julio de 2020

"El mal de Corcira" de Lorenzo Silva - Reseña literaria


«Como tantas otras veces en mi vida, antes y después, tenía la sensación de ser un verso suelto, un tipo más bien incoherente que acababa estando donde no pintaba demasiado, por razones que nunca era capaz de explicarse suficientemente. Allí me habían llamado la curiosidad y una vaga necesidad de aventura, pero cada noche, cuando hablaba por teléfono con mi aterrorizada madre. Me asaltaban serias dudas acerca de mi cordura al ceder a ellas»


Ayer terminé "El mal de Corcira" de Lorenzo Silva.
El duodécimo y último libro, protagonizado por la pareja de guardias civiles, Bevilacqua y Chamorro.
Hace 22 años que comenzó esta historia con aquel primer libro publicado "El lejano país de los estanques", en estos años hemos crecido a la misma vez que los protagonistas. Finalmente han sido diez novelas con ellos de protagonistas, más dos volúmenes de relatos.

En el caso de este último, lo he disfrutado mucho, me lo he leído volando, a pesar de sus 500 páginas.


En esta entrega, cuando nuestros protagonistas ya tienen 54 y 43 años, toca investigar  el asesinato de un hombre de mediana edad en una playa de Formentera. Pero es mucho más que un asesinato, porqueg gracias a la víctima Bevilacqua tiene razones de sobra para recordar sus tiempos como guardia civil en Guipuzcoa, cuando comenzaba su andadura como guardia civil, a finales de los ochenta, en plena lucha contra ETA.

Ya he reseñado en este blog muchos libros de Lorenzo Silva y su Bevilacqua. Soy incondicional de este autor y de estos personajes.  

A Lorenzo Silva tuve la suerte de conocerle cuando vino al centro cultural de Villaverde donde entonces formaba parte de un taller literario, a hablarnos del proceso de escritura de una novela. Siempre me acordaré de su exposición perfectamente estructurada y clara, toda de memoria, mientras doblaba y desdoblaba una hojita de papel donde no llevaba nada apuntado.

Cuando al final de la novela leo en los pocos meses en los que la ha escrito, he recordado que nos decía que se sentaba a hacerlo cuando ya lo tenía todo en su cabeza perfectamente claro. Qué buena cabeza.

Como en todas las anteriores me he encontrado una novela donde el autor argumenta todo para que no haya duda de lo que ha querido decir. Gracias al personaje de Bevilacqua, sesudo y meticuloso, todo se vuelve diáfano, no queda ningún hilo colgando, ningún fleco.

Por otra parte me he encontrado muchas alusiones que no solo la hacen una novela entretenida sino que también aprendes con ella. Es una novela de guardias civiles cultos, en este caso alude muchas veces a autores como Tucídides, Deleuze y Walter Benjamin. Tampoco falta la parte de banda sonora, siempre hay más de una canción que le viene a la cabeza, en este caso habla de algunas en vasco, Pet Shop Boys, Leonard Cohen, Nirvana, Village People, Radio Futura, Extremoduro... Muchas.

Las puedes escuchar aquí: https://www.lorenzo-silva.com/el-mal-de-corcira/

En cuánto al tema, sobre todo toca el de ETA con la perspectiva que da el tiempo, los capítulos dedicados a aquel tiempo con un Bevilacqua recientemente convertido en guardia civil se alternan con los del presente donde se toca el ambiente gay donde se mueve el protagonista. Son dos vertientes bastante interesantes. 

Está ambientada, por tanto, oscilando entre Ibiza y Formentera en el presente, y  Guipuzcoa en los años 80, espacial y temporalmente hablando.

Tengo que hacer mención especial de los diálogos de esta entrega. Son absolutamente fluidos, y muchos con un punto irónico, con humor, que te los hace muy jugosos. Yo creo que es lo que más podría destacar, cuánto me ha gustado toparme con esas conversaciones entre los personajes donde al hablar casi los ves y no puedes evitar sonreírte.

A mí todas estas novelas de Lorenzo Silva con esta pareja de protagonistas me han parecido muy verosímiles, y completas. Tienen su intriga, su parte culta, su banda sonora, sus toques de atención al lenguaje, con frases hechas o citas de éste o de aquel libro, y sus diálogos naturales y certeros.

Y ésta última la he disfrutado bastante, me ha enganchado muy rápido, se lee muy bien. No te la puedas perder.



LORENZO SILVA

Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha escrito, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), La sustancia interior, El ángel oculto, El nombre de los nuestros, Carta blanca (Premio Primavera 2004), El blog del inquisidor, Niños feroces, Música para feos, Recordarán tu nombre y la «Trilogía de Getafe» (Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia, El cazador del desierto y La lluvia de París). Es autor de los libros de relatos El déspota adolescente y El hombre que destruía las ilusiones de los niños, del libro de viajes Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos y de Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo). Suya es también la serie policiaca protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, de la que El mal de Corcira es la última entrega, tras El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La marca del meridiano (Premio Planeta 2012), Los cuerpos extraños (2014) y Lejos del corazón (2018), entre otras. Junto con Noemí Trujillo, firma una nueva serie policiaca que han iniciado con Si esto es una mujer.