Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 29 de junio de 2020

"Tengo que hablarte de las Leyes de Newton" Carta de amor de Rocío Díaz. Días del Orgullo 2020




He pensado que ya que estamos en la semana del "orgullo", os podía dejar con uno de mis "orgullosos" relatos.

Le premiaron en un certamen de cartas de amor de Málaga.

Se titula "Tengo que hablarte de las Leyes de Newton...".




Tengo que hablarte de las Leyes de Newton…

Mi querida Carolina,

Tengo que hablarte de las leyes de la dinámica. Tengo que hablarte de Newton. De por qué giran los planetas alrededor del sol. Tengo que hablarte de los principios matemáticos de la filosofía natural. De ti y de mí. De nuestra historia.

Pero ya ves que no sé ni cómo empezar…

Porque si yo fuera alguno de esos tíos de clse que babean tras tu paso, que tienen el cerebro entre las piernas... ¿Neuronas? ¿Qué es eso? Esos bichos aún no deben estar en su cuerpo... Si yo fuera uno de ellos, los que sí tendría y muy revolucionados serían otros bichitos, muy distintos... Si yo fuera uno de esos tíos, no me andaría con explicaciones, ni te hablaría de Newton, ni de nada parecido, sino que me haría pajas, eso es lo que haría... mientras pienso en ti. Qué fuerte ¿verdad? Y te va a sonar ridículo, o más ridículo "si cabe" como diría la pija de Lengua, pero les pondría hasta tu nombre. Por supuesto, a las pajas. Ya sabes de esa fijación que tengo yo con las palabras. "Carolinas" Suena bien ¿qué no? Sí, sí riéte. Porque seguro que ya estás riéndote. Siempre con esa alegría contagiosa que termina por hacerme reir a mí. Pero es cierto que me haría unas cuántas "Carolinas", cientos miles... qué sé yo, sería incansable. ¿Qué quieres? Puestos a ser uno de ellos, sería tan básica como lo son ellos. No tendría más que imaginarte para, entre las sabanas, comenzar el ritual. Te imaginaría en los vestuarios, después de gimnasia, cuando antes de ducharnos te quitas la cinta que llevas en el pelo, y se desparrama en un segundo tu melena sobre tus hombros... Imaginarte quitándote la camiseta, cuando te quedas en sujetador y tu piel húmeda brilla de sudor y sin querer y sin remedio llega hasta mí a oleadas tu perfume, tu olor. Si fuera uno de esos tíos de clase me bastaría solo eso para empezar a salivar como el perro de Pavlov, el del libro de Filosofía. ¡Déjate de campanitas! Verte dudando, moviéndote, sonriendo, medio desnuda, eso sí que sería un buen reflejo condicionado... El mejor.

Pero yo no soy uno de esos tíos de clase, hartos de hacerse “Carolinas” a tu salud. No hay más que ver cómo te miran, y como se dan codazos cuando pasas corriendo. Para que veas, si son básicos. No soy uno de ellos, ni tampoco quiero hablar de filosofía, ni de Pavlov, ni de reflejos condicionados. No los necesito. Y porque no lo soy, yo de lo que tengo que hablarte es de Newton y sus leyes fundamentales de la dinámica. Esas, que entraron ayer en el examen y que yo, sin haberlas estudiado, he entendido tan bien, gracias a ti.
Déjame anda, déjame que te hable de la primera ley de Newton porque así empezó todo, así comenzó nuestra historia. Un objeto en reposo permanece en reposo y un objeto en movimiento, continuará en movimiento con una velocidad constante (constante en línea recta) a menos que experimente una fuerza externa neta. Esta es la ley de la inercia.
No es tan difícil de entender ¿verdad? Porque si tú no hubieras llegado nueva a nuestro Instituto. Tan cortada. A primera vista tan frágil. Si tú no hubieras entrado en clase aquella mañana. Sonriendo. Si mi apellido no empezara por la letra “z” y la tutora de este año no tuviera esa manía tan absurda de colocarnos por orden alfabético. Si a mi lado no hubiera quedado un hueco vacío en el último banco, que casualidad, tú no te habrías sentado cerca de mí. No hubiéramos empezado a hablar. Si los primeros exámenes no hubieran estado a la vuelta de la esquina y a ti no te hubieran entrado los agobios por tener los apuntes atrasados. Si no fueras tan buena estudiante. Si yo no hubiera ganado en la competición, entre los que te rodeaban, a tener la letra más clara. Si el camino a tu casa, no hubiera sido pasando por la mía, no habríamos empezado a marcharnos a la vez. A encontrarnos de camino. Si… si… si.
Si todas esas fuerzas extrañas no hubieran actuado sobre mí. Si no hubieran existido cada una de esas premisas que hizo que tú y yo coincidiéramos y nos empezáramos a tratar más, a hacernos casi inseparables, a pesar de la “z” de mi primer apellido y la “d” del tuyo, si la ley de la inercia no se cumpliera.
Entonces mi cuerpo permanecería en reposo, o moviéndose a una velocidad constante siempre en línea paralela a ti. Sin juntarnos nunca. Porque se supone que además, así debe de ser. Porque ¿No has pensado alguna vez que quizá sea eso la amistad? Dos rectas, contenidas en un plano, que van en la misma dirección, dos rectas que no se cortan y cuyas parejas de puntos más próximos de ellas siempre guardan la misma distancia. Yo sí lo he pensado. No hago más que pensarlo últimamente. La amistad. Dos líneas paralelas. Eso tiene que ser. Piénsalo… te estoy hablando de rectas, y de parejas de puntos, y de distancias. ¿No es eso la amistad? ¿No somos así?
Pero estoy mezclando la matemática con la mecánica, empiezo a parecerme cada vez más a mi abuela que para contarte algo se remonta al origen del hombre… Pero créeme si te digo que aunque te dé esa sensación leyéndome, y empieces a pensar que el verano y los exámenes me están reblandeciendo el cerebro, todo tiene una explicación. Hasta que hable ahora de mi abuela, fíjate, por mucho que te extrañe…
Porque créeme, si es que a estas alturas no piensas ya que me ha dado algo a la cabeza, o que me he dado un homenaje fin de curso a base de pirulas de colores... No. Te juro que no lo he hecho. Créeme si te cuento que nuestra historia comenzó por eso, porque la ley de la inercia nunca falla. Porque yo ya no tengo reposo, ni sigo un movimiento constante en línea recta, que yo lo que tengo es una agitación interna superior a la que se debe sentir en el océano minutos antes de producirse un maremoto. Porque he experimentado muchas fuerzas, muchas casualidades que te han traído hasta mí. Pero sobre todo porque he experimentado una fuerza distinta a todas, mejor que todas, la tuya.


Por eso nuestra historia ha evolucionado cómo ha evolucionado. Y por eso también, ahora tengo que hablarte de la segunda ley de Newton, o ley de la interacción y la fuerza. Decía el amigo Isaac, porque a estas alturas de la vida, seguro que no le importará que le tuteemos allá donde esté, puesto que le hemos convertido en improvisado narrador de esta historia, que “el cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime”.
¿No te das cuenta? Esta es la ley que cuenta nuestra interacción y tu fuerza.
Este curso voy a sacar las mejores notas de mi vida. Ya lo sabes. Lo sabe toda la humanidad, bien que me he encargado yo de que lo sepan, solo me ha faltado decirlo por la megafonía del instituto, no lo vas a saber tú… Y cuando te digo esto te ríes, pero es la verdad más absoluta que existe. No me lo creo ni yo. Pero así es. Aunque también sé que el mérito no es solo mío.
Ha sido muy fácil estudiar contigo. Compartir las clases, los apuntes, la vida en el instituto. Los madrugones y los agobios. Cualquier cosa te hace reír, y con tus risas aplastas mi pesimismo. Siempre ahí. Gracias a ti intento ver las cosas desde el otro lado, el lado en el que siempre salen bien. Sobre mi cabeza siempre amenaza tormenta, mientras sobre la tuya brilla un sol enorme que me calienta. Y eso hace que me sienta capaz, que me lo crea, que no solo voy a aprobar sino además lo haré con nota. Déjate de palabras mágicas como “mierda”. Somos mujeres ¿no? así que con un par de ovarios. Como hemos dicho tantas veces antes de entrar al examen. Y lo mejor de todo, es que luego me salía que te cagas de bien, de lujo. Qué pasada. 
Ha sido muy fácil estudiar contigo. Ha sido muy fácil subrayar, hacer los resúmenes, intentar comprender, y hasta memorizar. Ha sido muy fácil aprender compartiendo el sueño y las coca colas. Los bostezos se mezclaban con tus bromas, y esa forma extraña que tienes de buscar asociaciones donde no las hay para hacer que en el examen nos acordáramos… ¿No te das cuenta? Este curso voy a sacar las mejores notas de mi vida. Tu fuerza ha hecho posible este milagro, como ya predijo Newton hace muchísimos años. Que no sé que hacía este hombre mirando manzanas si hubiera ganado un pastón prediciendo el futuro...
Es cierto, aunque disimule, se ve que me estoy poniendo moña, hoy no hago más que decirte moñadas. Y si se las oyéramos a otra, inmediatamente las dos nos meteríamos los dedos en la boca y doblado el cuerpo y entre risas, simularíamos que esto es de vomitar de bien ridículo que parece todo lo que estoy diciendo. Lo sé. Claro que lo sé. Nunca había dicho tanto, hoy tengo incontinencia verbal. Y he dormido poco. Y sí, tengo muy frescos todos los temas del último examen, el de física. Física ¿No lo ves? Todo coincide... Y es cierto también, viene el verano, y nos iremos de vacaciones cada una por su lado, y te echaré de menos. Sí, todo eso es cierto, tan cierto como cada uno de los principios matemáticos de la filosofía natural. Y como más cierto aún es, que ellos cuentan nuestra historia. Esta historia que ya no sé si es de amistad o de qué es.


Y déjame que te hable ahora de la tercera ley de Newton, también conocida como Principio de acción y reacción. Si un cuerpo A ejerce una acción sobre otro cuerpo B, éste realiza sobre A otra acción igual y de sentido contrario.

Tú me has empujado a estudiar, a aprender, a sentirme mejor conmigo misma. Con tu compañía, con nuestra amistad. Pero nadie me advirtió lo que iba a pasar también. Lo pronto que me iba a acostumbrar a ti y a tus risas. Lo mucho que iba a disfrutar con ellas. Tanto, que no puedo evitar pensar desde donde me llegan. Desde tu piel, desde tu boca.

¿No ves lo que intento explicarte desde hace ya rato? Esta noche, la primera que después de muchos meses estudiando juntas, no estas aquí, te echo mucho de menos. Me faltan tus risas, claro. Pero también, y lo que es peor, me falta tu olor, el roce de tu piel pegada a la mía mientras me corregías los problemas de física, tu calor, tu boca cerca de mí.

¿No entiendes aún lo que trato de decirte? Me duele que no estés aquí. Pero me duele físicamente. Me duele dentro de la nariz, en las yemas de los dedos, en la superficie de toda mi piel. Me dueles en los labios y en la lengua, en la boca del estómago y entre las piernas. Y no lo soporto, no aguanto que se hayan acabado ya los exámenes y las clases y que tú no estés. Que cada vez vayamos a estar menos tiempo juntas.

Porque si yo fuera alguno de esos tíos de clase que babean tras tu paso, tras tu dulce y alegre paso... mientras pienso en ti, me haría “Carolinas”. Una, dos, tres, cientos, miles... No tendría más que imaginarte para, entre las sabanas, comenzar el ritual. Imaginarte sin camiseta, en sujetador, tu piel húmeda brillando de sudor, y sentir como, sin querer y sin remedio, llega hasta mí a oleadas tu perfume… Imaginarte a mi lado, al lado de tu amiga, estudiando. Tú alegre. Tú confiada. Y yo salivando como el perro de Pavlov.

¿Qué me ha pasado Carolina? ¿Qué me está pasando? ¿Qué mierda es ésta que siento? Que no entiendo, que me aturde, que palpita dentro de mí, que hierve. Y no sé cómo dominar.

Tantas veces hemos hablado de tíos. De cuánto nos gustaban. De lo que sentíamos. De hasta dónde llegábamos con ellos. Hasta donde querríamos llegar. Y me doy cuenta que ya no podría hacerlo. No podría escucharte tan tranquila, mientras me hablas del cachas de gimnasia o del gilipollas del Dani, el de cuarto de bachiller. No quiero oírte más. No podría hacerlo.

Tampoco puedo contarle esto a nadie. No sé que hacer con esto que siento que me puede, pero no puede ser. Tía que mi abuela diría que soy “libiana”... Ya te he dicho antes que te hablaría de ella... Este curso voy a sacar las mejores notas de mi vida, este curso que mi vida se ha vuelto un caos y un asco.

Y por eso, por todo eso, déjame que vuelva a la tercera ley de Newton. Principio de acción y reacción. Déjame que te cuente cuánto tenemos nosotras que ver con ella. Si un cuerpo A ejerce una acción sobre otro cuerpo B, éste realiza sobre A otra acción igual y de sentido contrario.

Cuando queremos dar un salto hacia arriba, empujamos el suelo para impulsarnos. Cuando estamos en una piscina y empujamos a alguien, nosotros también nos movemos en sentido contrario, aunque esa persona no nos empuje a nosotros. Cuando tu cuerpo A ejerce esa acción que he intentado explicarte sobre mi indefenso cuerpo B, mi frágil cuerpo B ejerce sobre el tuyo otra acción igual pero de sentido contrario. Tu cuerpo reacciona sobre el mío, y yo tengo que separarme de ti. Distanciarme. Y no lo digo yo. Lo dice la tercera ley de la dinámica de Newton.

Creo que por ahora es lo mejor. Y no solo lo creo, sino que sé que es lo peor. Porque quizás no te estés dando cuenta, pero además de ofrecerte mi confianza, te estoy ofreciendo mi miedo. Y eso es lo peor. Mi miedo. Que me puede y no sé qué hacer con él. Porque ya no seré capaz de ser tu amiga. Porque ya no es como debe ser una amistad: Dos rectas, contenidas en un plano, que van en la misma dirección, dos rectas que no se cortan y cuyas parejas de puntos más próximos de ellas siempre guardan la misma distancia. Yo ya no soy ni recta, ni contenida, ni estoy segura de poder guardar las distancias. ¿No lo ves? Creo que por mi parte esto ya no es solo una amistad.

Carolina. Mi Carolina. Mi alegre amiga. Por eso yo tenía que hablarte de la leyes de la dinámica. Tenía que hablarte de Newton. Y de por qué giran los planetas alrededor del sol. Porque el objeto más liviano está en órbita alrededor del más pesado, y el sol es el más pesado. Soy yo quién está girando a tu alrededor, soy yo la “libiana” y tú el sol, Carolina, aunque no lo sepas.

Mi querida Carolina, querida.



@Rocío Díaz Gómez 


#Relatos Rocío Díaz
#Cartas de Amor
#orgullo

jueves, 25 de junio de 2020

"Llamarse andana" y "zabuquear"



Hace muuuuuucho tiempo que no hablamos de dichos y palabras raras.
Esto no puede ser.
Hay que poner orden de inmediato.


Vamos a recordar una expresión que ya comentamos en este blog en febrero del 2015, pero que no está mal volver a repasar.

"Llamarse andana" ¿Quién no sabe qué quiere decir esta expresión?
O lo que es lo mismo "hacerse el desentendido" "hacerse el que no sabe"... 

O cómo nos dicen los diccionarios:
- El diccionario de la Real Academia:
andana2
De altana.
llamarse alguien andana, o a andana
1. locs. verbs. coloqs. Desentenderse de lo que es o podría ser un compromiso.
 
- El diccionario de María Moliner:
andana Llamarse andana. Desentenderse de algo. Hacerse el desentendido. No atenerse a una promesa u obligación cuando llega el momento de cumplirlas.
 
 ¿Y de dónde viene esta expresión?
Pues parece ser que nos tenemos que remontar a los siglos XVI y XVII cuando a la Iglesia se la conocía también como "antana" o "andana". "Andana" sería una corrupción de "antana", aludiendo al  "altar", o a cosas elevadas como Dios, o quizá a "alto" por su torre. Hay diversas explicaciones.
Por aquel entonces los que huían de la Ley, a veces buscaban el resguardo del recinto sagrado, su protección, y se decía que se "llamaban a andana", se "llamaban a Iglesia". Se llamaban a asilo sagrado.
El abuso de esta práctica originó que a finales del siglo XVIII se derogara. 



Y también vamos a hablar de la expresión Zabuquear.

¿Vosotros zabuqueais mucho o poco?
¿Todo el mundo sabe lo que significa "zabuquear"?

zabuquear
1. tr. Menear o revolver una cosa líquida moviendo la vasija en que está.
2. tr. traquetear (‖ mover o agitar líquidos y otras cosas).

¿Quién desconocía esta palabra? ¡Que levante la mano!

Yo desde luego no tenía ni idea. Y tampoco tenemos tantas palabras que comiencen por "z" como para andar desconociendo las que tenemos ¿no?

Zabuquear, bazuquear, bazucar... todas nos llevan al mismo significado de menear o agitar. 


Venga, que no quiero cansaros, pues ya por hoy aparcamos las palabras.  



#Palabras 
#Dichos

La imagen está sacada del cuento:
La gran fábrica de palabras
Agnés de Lestrade y Valeria Docampo
Editorial: Tramuntana
Páginas: 40
ISBN: 978-84-16578-08-5

martes, 23 de junio de 2020

El mal de Corcira de Lorenzo Silva



- Subamos a la Mola. Y de paso os enseño el faro.
De nuevo, el trayecto duró tan solo unos pocos minutos. La subida era agradable, entre la densa vegetación que tapizaba la falda de aquella elevación de poco menos de doscientos metros que marcaba la cota superior de la isla. Sobre el altiplano que la coronaba había un pueblo, Pilar de la Mola, que se veía vacío y apacible bajo la poderosa luz del mediodía. Había que hacer un esfuerzo para recordar que estábamos en noviembre: la temperatura no bajaba mucho de los veinte grados y aquel sol y aquel aire transparente hacían pensar en un eterno verano. Al bajar del coche, junto al faro que se alzaba en el extremo oriental de aquella pequeña meseta y de la isla, el viento nos recordó en seguida la estación, aunque tampoco suponía una excesiva molestia.
El faro era hermoso, como todos los faros, aunque hacía tiempo que no lo encalban. Junto a él había una pequeña casa, la residencia del farero en tiempos, supuse, y me pregunté si aún la ocuparía algún funcionario de aquel cuerpo que según me dijo uno de los pocos que quedaban, y al que conocí durante una investigación en Almería, se había declarado ya a extinguir...
(...)
- ¿Y ese monolito?
- Está dedicado a Julio Verne -dijo-. Sacó la isla de una novela.
-Es cierto -recordé de pronto-Hector Servadac.
Eva me miró con asombro.
-Increible, mi subteniente. es usted la primera persona con la que me tropiezo que no es de Formentera y se sabe el título del libro.
-Bueno es que lo he leído.
(...)

El mal de Corcira
Lorenzo Silva



Y qué agradable es cuando de un placer sacas otro, como un conejo de una chistera, como si abrieras una hilera de matriuskas a cual mas preciosa.

Y estás leyendo un libro que te tiene atrapada, el último de Lorenzo Silva, sí el último de Bevilacquaa, y de pronto te habla del Faro de La Mola en Formentera. Aquel lugar que recuerdas con una sonrisa.

Donde había un faro, y un acantilado, y un monolito que recordaba a Julio Verne y hasta hicisteis autostop.

Donde estaba aquel perro que decidió que en ningún sitio estaría más cómodo que encima de mis piernas.Todo el camino en aquel coche que nos recogió...


El placer de la lectura, el de los viajes, el de las aventuras, el del caminar bajo el sol sin prisas ni horarios.

Qué suerte aún me queda medio libro de Lorenzo Silva, lo estoy disfrutando mucho.
Ya os lo contaré mejor.
Y más suerte aún de que este año iremos a cazar faros. 
También ya os los presentaré.

La vida está salpicada de pequeños placeres,
solo hay que estirar el brazo,
abrir la mano,
tocarlos,
sentirlos.

Y disfrutar.





jueves, 18 de junio de 2020

De un poemario y una flor. Regalos. Juan Calderón.



Hay regalos que te salvan un día, una semana, un mes.

Regalos con los que vuelves a su etimología: "agasajar", "tratar bien", "mimar". 
Y te dejas acariciar por ella.

Regalos que de pronto aparecen en tu buzón o en tu patio, discretos, silenciosos, pero únicos y brillantes y te hacen olvidar los sinsabores de los últimos días.

Los libros y las flores. Etereos, grandes.

Sillas invisibles de Juan Calderón, poemario que ya has reseñado aquí y que guarda tesoros en forma de versos a los que volver cualquier día. Ya tienes tu ejemplar con esa preciosa dedicatoria. Gracias, gracias, gracias.

Y uno de tus cactus,  pequeño, peligroso pero que te tenía reservada ese despliegue de color y belleza.

La belleza está en las cosas pequeñas, en las cosas cotidianas, en el día a día.

Hay regalos que te salvan un día, una semana, un mes.






AMISTAD
Para mi querido Juan Bautista Raña
que me hace agradable la existencia.
Porque me pones alas
en aquellos momentos
en los que dejo de sentirme pájaro,
y eres frescor de lluvia
cuando mi voz se agosta
entre los pentagramas
de tristes melodías,
o te conviertes en epístola
para poner calor
en el iglú de mi buzón vacío.

Porque te sientas a tejerme abrigos
con madeja de sueños,
y me abrazas de frente
cuando sabes que el mundo
pretende asesinarme por sorpresa,
he decidido que tu nombre
sea en mi propio diccionario
la definición más hermosa
de todas las palabras.
 
Juan Calderón
Sillas vacías
 
Editado por Los Libros del Mississipi.
2020 




#Regalo
#Poemario
#Cactus

miércoles, 17 de junio de 2020

"La Nena" de Carmen Mola - Reseña Literaria




Bueno pues ya me terminé "La Nena" de Carmen Mola.

Tercer libro de la serie cuya protagonista es la inspectora Elena Blanco.

Me lo he leído volando, porque es de esos libros que empiezas y no puedes dejar. Eso sí todo el rato pensando que el autor, o autora de esta serie, porque Carmen Mola es un seudónimo, cada vez se inventa "malos" más crueles, sádicos y de todo...

Y aún así, no puedes parar de leer.

Así que ¿qué os puedo decir? que después de leer la primera "La novia gitana" y la segunda "La red púrpura", ya sabía que en cuánto saliera la tendría que leer. Y en cuánto la comencé me dije "Buf que pinta de durilla tiene la novela", lo cual tampoco me extrañaba. Y hasta pensé "No sé si tengo cuerpo estos días para esta novela", pero claro sigues, sigues y sigues, hasta que le das fin.

Muy entretenida. Mucho. Como las anteriores.

Tiene los mismos protagonistas, que son los del equipo policial de siempre, los de la Brigada de Análisis de Casos, aunque con una nueva incorporación, la de Reyes. Y esta vez parece que Elena Blanco, la inspectora que nos había dejado y estaba al mando, vuelve, no sabemos para siempre, pero esperemos que sí.

Otra vez también está ambientada en la actualidad y en Madrid, lo cual a mí me encanta porque los escenarios son muy reconocibles, muy familiares, con lo cual la acción te la imaginas perfectamente. Está muy bien ambientada en esta ciudad. También en esta misma, hay un par de incursiones a Segovia y a Cuenca. En concreto al mundo rural.

En este caso arranca la trama con la desaparición de "Chesca", una compañera del equipo. Y todo apunta a que no ha sido queriendo. No os quiero contar más porque no os quiero chafar nada de la historia.

Las tres novelas de la serie, tienen un ritmo muy bueno, son muy ágiles, te enganchan rápidamente. Hay mucha acción, mucho diálogo. Y a veces, incluso en estos menesteres que nos traemos tan escabrosos, hasta con cierto humor. En este caso he sonreído con las conversaciones entre Orduño y Reyes. Está claro que el personaje de Reyes, "la nueva", va a dar mucho juego. Es un personaje muy peculiar que llama la atención, no pasa desapercibido, un acierto para la novela. 

Como os decía el ritmo es ágil, fluye muy bien, a lo que ayudan los diálogos, pero también que los capítulos son cortos y la acción va saltando rápido de un tema a otro. La intriga está muy bien dosificada, no se pierde el interés en ningún momento. Siempre se va avanzando. Y aunque cómo os comentaba "los malos" son muy malos, lo peor del ser humano, no se puede decir que se recree en la sangre, ni la casquería, no, simplemente con unas pinceladas te pone en la situación más cruda, sin llegar a hacértelo más desagradable de lo que es. Que lo es.

En fin, no quiero destripar nada, solo deciros que es novela policíaca de la nuestra que merece mucho la pena. Os recomiendo las tres. Eso sí en orden, porque aunque todas me han gustado, siguen un orden cronológico, aunque sean casos distintos.



#Novela
#CarmenMola

domingo, 7 de junio de 2020

"El infinito en un junco" de Irene Vallejo





"Siempre me asusta escribir las primeras líneas, cruzar el umbral de un nuevo libro. Cuando he recorrido todas las bibliotecas, cuando los cuadernos revientan de notas enfebrecidas, cuando ya no se me ocurren más pretextos razonables, ni siquiera insensatos, para seguir esperando, lo retraso aún varios dias durante los cuales entiendo en qué consiste ser cobarde. Sencillamente, no me siento capaz. Todo debería estar ahí -el tono, el sentido del humor, la poesía, el ritmo, las promesas-. Los capítulos todavía sin escribir deberían adivinarse ya, pugnando por nacer, en el semillero de las palabras elegidas para empezar. Pero ¿Cómo se hace eso? Mi bagaje ahora mismo son las dudas. Con cada libro vuelvo al punto de partida y al corazón agitado de todas las primeras veces. Escribir es intentar descubrir lo que escribiríamos si escribiésamos, así lo expresa Marguerite Duras, pasando del infinitivo al condicional y luego al subujuntivo, como si sintiese el suelo resquebrajarse bajo sus pies.
En el fondo, no es tan diferente de todas esas cosas que empezamos a hacer antes de saber hacerlas: hablar otro idioma, conducir, ser madre. Vivir."


Hoy os quería hablar de un regalo.

Un regalo que me he hecho a mí misma durante el confinamiento. Mi libro estrella de lo que va de año en mis lecturas. Lo que va de año y lo que irá, porque sé que lo será durante mucho tiempo. Me va a ser díficil terminar con otro con la sensación con la que he terminado la lectura de éste.

Pocas veces leo ensayo, pero de vez en cuando intercalo este tipo de lectura con las novelas. Me gusta leerlos en papel, para subrayarlos y anotar en los márgenes, mientras que para la novela suelo utilizar el kindle.

Pues bien, durante esta pandemia me ha acompañado "El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo" de la filóloga Irene Vallejo. En cuánto podía escaparme un ratito al patio a leer después de comer, ahí iba cargada con él y un lapicero.

Lo había pedido en la carta a los Reyes Magos y ahí lo tenía, esperando pacientemente su turno. Hasta que alguien me habló de él, y dije ¡Pero si yo lo tengo! Y fue cogerlo y ya no soltarlo.

Premio el Ojo Crítico de Narrativa 2019. Premio Las Librerías Recomiendan de No Ficción 2020. Premio Búho al Mejor Libro de 2019, que otorga la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro. EL ENSAYO REVELACIÓN DE LA TEMPORADA...

Me ha encantado.

Desde uno de esos juncos del Nilo que se utilizaron para empezar a escribir, ahora tengo 400 páginas que me han enseñado un montón de cosas sobre el libro y la escritura, su evolución y su historia.

Está escrito con un tono cercano que transmite mucho. Didáctico pero nada empalagoso, ni tedioso, ni pedante, nada de eso. La autora te va contando pequeños relatos que orbitan en torno a la escritura, la historia del libro, la lectura. 

Es también un libro de viajes, el viaje del libro y de todo cuánto hay a su alrededor. Un libro que habla de biliotecas y de librerías. Un libro que habla de la tradición oral y de la escrita. Un libro que habla de ritos y de costumbres. Habla de los benshis y de las hetairas, habla de dioses y mitos. De autores, de escritores de todos los tiempos, de las mujeres, de películas, de oficios, de mil y una cosas.

Es un libro que transmite el entusiasmo que la autora siente por este mundo, y con el que yo me siento muy identificada. 

"En la sociedad judia medieval se celebraba con una ceremonia solemne el momento del aprendizaje, cuando los libros hacían partícipes a los chiquillos de la memoria comunitaria y del pasado compartido. Durante la fiesta de Pentecostés, el maestro sentaba en su regazo al niño al que iba a iniciar. Le enseñaba en una pizarra en la que estaban escritos los signos del alfabeto hebreo y a continuación un pasaje de las Escrituras. El maestro leía en voz alta, y el alumno repetía. Luego se untaba con miel la pizarra y el iniciado la lamía, para que las palabras penetrasen simbólicamente en su cuerpo. También se escribían letras en huevos duros ya pelados o en pasteles. El alfabeto se volvía dulce y salado, se masticaba y se asimilaba. Entraba a formar parte de uno mismo. "

Partiendo de la mítica Biblioteca de Alejandría, la autora va a ir contándonos, centrándose más en los griegos y después en los romanos. Pero todo ello salpicado de aventuras, de vivencias, de viajes. Después hablará de la Edad Media, de sus monjes, y hasta nuestros días.

Tiene una estructura lineal en lo principal, pero al mismo tiempo es digresiva y va dando saltos constantes en el tiempo, atras y adelante, adelante y atras, sin hacer nada monótona la lectura.

El tono es ameno, didáctico cómo os decía, pero sin ser tostón en ningún momento. Son pequeños relatos hilados donde tan pronto te cuenta historias como anécdotas, con una atmósfera cercana, alegre, a ratos con humor y muy bien escrito. La autora ha sido aquí narradora, cronista, periodista, con tintes autobiográficos incluso, sin perder la frescura en ningún momento.


Ana María Moix me contó una vez que en los años setenta, un mediodía quedó a comer con la prodigiosa camana del boom latinoamericano: Vargas Llosa, Gabriel García Marque, Bryce Echenique, José Donoso, Jorge Edwards... Entraron en un restaurante de Barcelona donde había que apuntar el pedido y entregárselo por escrito al camarero. Pero ellos bebiendo y conversando, se desentendieron del menú y de las aproximaciones interrogativas de los camareros. Al final tuvo que interrumpir el maitre. Irritado por tanta cháchara apasionada y tan poco interés gastronómico. Se les acercó y, sin reconocerlos, preguntó con voz enojada: "¿Es que nadie sabe escribir en esta mesa?".
Hoy asuminos que, a nuestro alrededor, la inmensa mayoría de la gente lee y escribe. Detrás de esta situación hay una larguísima ruta de siglos. (...)
(...)
 Somos seres económicos y simbólicos. Empezamos escribiendo inventarios, y después invenciones (primero las cuentas: a continuación los cuentos).


Los libros, y la escritura, que siempre estuvieron y siempre estarán, a pesar de todas las invasiones, de los bárbaros, de los saqueos, los incendios, las catástrofes. A pesar de las nuevas tecnologías, de internet, ahí están y estarán.
 

"Es seguro que en la época más temprana de los poemas y las narraciones escritas, no hubo una forma única de nombrarlos. Las listas de libros de las primeras bibliotecas de la historia, en el Oriente antiguo, mencionan las obras por su tema. "Para rogar al DIos-Tempestad" se lee en una tablilla de arcilla encontrada Hamusa. La siguiente entrada del listado dice: "Sobre la purificación de un asesinato". Con todo, el método más habitual fue usar las primera palabras del texto: Enuma Elish (en acadio: "Cuando en lo alto..." (...)
Es hermoso el viejo modo de nombrar las historias por el comienzo, como si, sin querer, arrastrados por su hechizo, empezásemos ya a narrarlas. Italo Calvino restacó ese antiguo procedimiento cuando tituló una de sus más fascinantes novelas: "Si una noche de invierno un viajero".
Los primeros títulos fijos, únicos e inamovibles pertenecieron a las otras teatrales. Los dramaturgos atenienteses fueron pioneros en titular sus piezas, con las que competían en certámenes públicos y debían quedar a salvo de toda confusión al anunciarlas, promocionarlas o declararlas ganadoras. Prometeo encadenado, Edipo Rey o las Troyanas nunca tuvieron otro nombre o apellido. La prosa, en cambio, tardó más en adquirir títulos duraderos..."


Éste es un libro para estudiarlo, más que para leerlo. Un libro donde he subrayado y subrayado, donde he escrito en los márgenes y al final también. Un libro que debería volver a empezar esta tarde, cuando lo terminé esta mañana. Un libro que consultaré muchas veces y releeré muchas más. Qué pena me está dando ya de que se me olviden muchas de las cosas que he leído en él. 

Este libro es un homenaje. Es pasión.

Por favor si os gusta leer tanto o más que comer, si os gusta escribir, si os gusta que os cuenten cosas, si os gusta aprender, leed este libro. 
 
«Somos los únicos animales que fabulan, que ahuyentan la oscuridad con cuentos, que gracias a los relatos aprenden a convivir con el caos, que avivan los rescoldos de las hogueras con el aire de sus palabras, que recorren largas distancias para llevar sus historias a los extraños. Y cuando compartimos los mismos relatos, dejamos de ser extraños.»






Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) se doctoró en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia. En la actualidad lleva a cabo una intensa labor de divulgación del mundo clásico impartiendo conferencias y a través de su columna semanal en el diario Heraldo de Aragón. De su obra literaria destacan las novelas "La luz sepultada" (2011) y "El silbido del arquero" (2015), la antología periodística "Alguen habló de nosotros" (2017) y los libros infantiles "El inventor de viajes" (2014) y "La leyenda de las mareas mansas" (2015).



#Irene Vallejo
#Ensayo
#Libros

sábado, 6 de junio de 2020

Confinamiento.Madrid. Finales de la Fase 1. Gloria Fuertes.



Tus pies quieren andar, quieren movimiento, sentir que tú y el asfalto estáis vivos cuando lo pisas. 

Madrid es enorme pero se puede caminar. 
Sin más brújula que la intuición y el sol en la cara. 
Sin más destino que las calles menos transitadas. 
Vas alejándote de casa, del barrio, para seguir descubriendo tu ciudad.

Hay que salir cada vez más temprano para no hacerlo a deshoras. 
Bendita fase 2 que nos dejará caminar a cualquier hora. 

Madrid de vez en cuando se viste de gala y te muestra una de esas casas que te gusta encontrar. 
Esta vez ha sido la de Gloria Fuertes. 
Otra para la colección. 


Está en la calle Alberto Alcocer, esquina con el Paseo de la Habana. 
Sabes que esta casa se la compró después de haber vuelto de su experiencia como profesora en EEUU. Ella que no tenía ni el bachillerato, que tenía un curriculum "anémico" se pudo ir becada a una universidad a dar clase, con la ayuda de su amor de entonces. Pero ella lo valía, lo valía de sobra, y durante dos años los alumnos la celebraron como la mejor profesora que habían tenido. 
Ella fue feliz y sus alumnos lo fueron más.

Qué pena no haber podido disfrutar de sus clases, tenían que ser tan grandes como Gloria.

Te recuerdas a ti misma de niña delante del televisor. A tu lado sentados tus hermanos en el suelo, en todas las manos el bocadillo de la merienda. En la pantalla están echando "Un globo, dos globos, tres globos". 
Te encantaba. 
Ese recuerdo en casa de pequeña, con tus hermanos, tus padres, todos cerca, es uno de los tesoros que guardas en la memoria. 

Vuelve el recuerdo, viene envuelto en aquella musiquilla.

"Un globo, dos globos, tres globos, la tierra es un globo que se me escapó". 
Ya estaba ahí Gloria Fuertes, en tu vida, y tú sin saberlo.

Aunque ahora de mayor, te inclinas por sus poemas para adultos. 
Esos poemas aparentemente sencillos, pero profundos. 
Esos poemas cercanos, que te llegan como pocos.


YA VES QUÉ TONTERÍA

Ya ves qué tontería,
me gusta escribir tu nombre,
llenar papeles con tu nombre,
llenar el aire con tu nombre,
decir a los niños tu nombre,
escribir a mi padre muerto
y contarle que te llamas así.
Me creo que siempre que lo digo me oyes.
Me creo que da buena suerte.

Voy por las calles tan contenta
y no llevo encima nada más que tu nombre.


autógrafo


#Madrid
#Casas de Escritores
#Gloria Fuertes

viernes, 5 de junio de 2020

"El secreto de Gibola" de Ane Odriozola. Reseña Literaria



  Prólogo
Legazpi, Noche de San Juan de 1929

Subió las escaleras intentando hacer el menor ruido posible. Todavía le temblaban las rodillas. Entró en la habitación, se quitó la ropa manchada de tierra y sangre, y se metió en una cama que no era la suya. Temió que le estallara el corazón en cualquier momento. Sabía que sería totalmente imposible conciliar el sueño, por lo que ni siquiera lo intentó. Se acurrucó hacia un lado y se dispuso a esperar. Esperar a que amaneciera, a que comenzara ese día con el que había soñado tantas veces, ese día que le permitiría marcharse de aquel lugar que había sido un infierno. Tenía frente a él la oportunidad de dejarlo todo atrás y lo haría para siempre.



Capítulo 1
Donostia. San Sebastián. Junio 2010

Nerea Fabbi Isasmendi era una jóven donostiarra de veintisiete años a la que la vida había tratado bien, o esa sensación tenía al menos ella. Era alegre, inteligente, tenía don de gentes y unos bonitos ojos negros que resaltaban junto a su larga melena de color chocolate. La mayor desgracia que había sufrido en su vida, por llamarlo de alguna manera, había sido la separación de sus padres, algo que no le había supuesto ningún trauma, ya que sucedió cuando apenas contaba cuatro años...



 En estos últimos días he estado leyendo dos libros. Uno en papel en el ratito tranquilo de después de comer hasta que volvía a las faenas laborales, y otro en el kindle por la noche. El de papel es un ensayo del que pronto os hablaré porque me quedan muy pocas páginas, pero la novela la terminé anoche. 

Se trata de "El secreto de Gibola" de Ane Odriozola.

Es una novela que tiene el premio "Círculo rojo 2019 al mejor libro de misterio".

¿Que nos cuenta el argumento? "Nerea es una joven donostiarra que descubre fortuitamente la existencia de un caserío perteneciente a su familia en Legazpi, Gipuzkoa. Movida por la curiosidad, decidirá buscarlo y husmear en él. Allí encontrará algo que le llamará poderosamente la atención: una pequeña cuna de madera y el retrato de la niña más bonita que ha visto jamás, con una inscripción: Miren, 1922. ¿Quién es esa niña? ¿Qué relación tiene con su familia?

La búsqueda de respuestas le llevará a conocer un pasado familiar que su abuelo Bittor, al que considera su padre, lleva toda la vida ocultando. ¿Por qué su aitona le ha mentido sobre sus orígenes? ¿Qué es lo que sucedió hace ochenta años que no quiere recordar?"

Es una novela que aúna la novela de misterio con la histórica. Cómo veréis por el fragmento que os he copiado al principio de la entrada, está contada alternando dos tiempos verbales, los acontecimientos que ocurrieron durante los años 20 del siglo XX en Legazpi, un pueblo vasco, y el presente que está ambientado en el año 2010 en Donostia. Luego entonces, la autora va a llevar dos hilos argumentales, saltando en el tiempo, contando la historia adelante y atrás, para narrarla. Lo cual imprime mucho más ritmo. Eso en cuánto a las coordenadas temporales de la historia. En cuanto a las coordenadas geográficas, estamos en el norte, en el País Vasco, entre caseríos. Me ha encantado la ambientación de esta novela, dan ganas de salir corriendo a darse un paseo por ese otro Legazpi. Aquí es un barrio del sur de Madrid que no tiene nada que ver con ese lugar del norte, que conoceré algún día. 

Esta novela pretende desentrañar un misterio familiar.

Yo creo que está bien para todas las edades, y no tiene demasiadas páginas, no llega a las trescientas con lo que se lee bastante bien.

Es fácil de leer, está bien escrita, con una prosa sencilla y correcta. Es de lectura fresca y historia que se narra es entretenida. Es una novela de misterio, donde la intriga está bien dosificada. No es que sea trepidante, ni el colmo de la intriga, no nada de eso, porque es también una saga familiar.

Es agradable su lectura y logra mantener la atención del lector porque hasta el final no se resuelve del todo la intriga, con varios giros interesantes, sobre todo al final.


Si te gustan las historias familiares con algún secretillo, ya sabes.


domingo, 31 de mayo de 2020

"Esa mancha de harina de tu frente" Relato de Rocío Díaz Gómez


La preciosa foto está tomada de internet. Chuerrería Madrid 1883


Mañana comienza junio. 

Y era por junio cuando uno de mis personajes se acercaba hasta la esquina donde todos los años ponía su puesto de melones.

Porque cuando llega junio y el calor pica a traición en el cuello y el alma, apetece de postre una rajita de melón. Y para eso estaba él, para venderlos, para convencer a las señoras de que los suyos eran puro azúcar...

Hoy me he acordado de él. No sé si le recordais... Vive en una de mis cartas de amor, una que me premiaron en febrero de 2018 en el XXXI Certamen de Cartas de Amor de la Asociación "El Timón" en Puertollano.

Esa mancha de harina de tu frente 
Rocío Díaz Gómez
Princesa,
Una vez escuché que en un desierto había nevado. Durante unas horas solo, pero bastaron para que la nieve cubriera toda la arena, como si la arropara, deshaciéndose después sobre ella, empapándola despacio, como si la mimara. Cuando lo escuché, cerré mis ojos, y sin querer sonreí, porque si eso había ocurrido, también ocurriría nuestra historia. Aunque fuera la más difícil del mundo porque nunca estábamos al mismo tiempo en el mismo lugar. Aunque en ese mismo lugar pasáramos ambos seis meses al año, pero siempre esos seis justo que el otro no estaba. Ya era mala suerte. Pero una vez en un desierto nevó. Y tú eras puro arrope.  
Todos los años cuando llegaba junio y el calor picaba a traición en el cuello y el alma, apetecía de postre una rajita de melón. Y para eso estaba yo, para venderlos, para convencer a las señoras de que los míos eran puro azúcar. “Puro arrope María” les decía a todas: “Puro arrope y no esos pepinos que os venden en el mercado” decía con desparpajo y naturalidad a las clientas porque era la pura verdad. “¡Anda zalamero! no eres tú negociante ni nada...” me contestaban con una sonrisa. Pero se los llevaban porque era verdad y me creían. Yo era de los auténticos del ramo, de los genuinos meloneros de la Asociación de vendedores de melones y sandías de la Comunidad. Y allí estaba, como un clavo más de mi puesto, todos los junios en la misma esquina. Año tras año. En esa misma esquina donde tú todos los octubres, una vez que yo me había ido, colocabas la churrería. Porque cuando llega el otoño y ellas se ponen la rebequita que parece que refresca, con esa brisa que se cuela por el escote poniendo piel de gallina hasta en la etiqueta de la ropa, llegaban tus churros y llegabas tú. Y yo sin saberlo…
Hasta que aquel bendito año, mediaba junio cuando me acerqué por el barrio a echar un vistazo. Me gustaba pasarme unos días antes por los alrededores, por aquello de ir tomando contacto. Mediaba junio y encontré que aún la esquina estaba ocupada. Junio claro y fresquito para todos es bendito. Y a mí me bendijo Cupido, vaya si me bendijo, aquel junio que remoloneaste para estirar más el negocio aprovechando aquellas tardes que aún se dejaban acompañar por un cafetito con leche y unas porras. Porque allí te encontré, allí subida en tu torreón de caravana móvil, manchada la frente de harina, que ¡ole que mancha!, ya hubieran querido los indios saber pintarse así para sus guerras. Allí subida, con los colores dibujados por el calor que desprende la máquina de amasar en tus mejillas, con la pala mezcladora de madera en tu mano, como una hechicera mágica revolviendo pócimas. Allí, mezclando la harina de trigo con el aceite de oliva, la sal marina con el agua, mezclando requetebién todos los ingredientes con tus manos sabias de churrera. Sabias, tenían que ser. Porque desde ese mismo momento que te vi allí en mi esquina, la deseé nuestra. Y lo que hubiera dado por ser la masa de tus churros, sentir tus manos moldeándome, sujetándome en los malos días para no dejarme caer al aceite, acariciándome en los buenos para dejarme sentirte.  
“Buenas tardes señorita” dije todo lo educadamente que supe. “Buenas ¿Cuántos le pongo?”, dijiste sin apenas mirarme. “No, tartamudeé, si yo, yo no quiero churros...”. Tartamudeé, con el desparpajo que gastaba yo con mis clientas.
Ya hace mil años de aquello, y aún hay momentos, muchos, que me haces tartamudear. Ahora que hace mil años que compartimos nuestra esquina porque no paré hasta que cambié mi puesto por tu torreón Princesa. Yo que era de los genuinos dejé el gremio para estar contigo. Y jamás me he arrepentido. Bendito aquel junio fresquito y benditos todos los años que llevamos juntos. La nuestra era la historia más difícil. Pero nada más verte supe que todos los días de mi vida tenía que mirar esa mancha de harina de tu frente, ole qué mancha. Porque una vez en un desierto nevó y bastaron solo unas horas para que la nieve lo arropara. Porque tú eras puro arrope y yo solo un insignificante melonero, pero uno que si de algo sabía, era de arrope.
Rocío Díaz Gómez

miércoles, 27 de mayo de 2020

"Circus" de Aureliano Cañadas.- Reseña de un poemario





Justo antes de que nos metiéramos en este agujero negro del Estado de Alarma , había visto la luz el poemario publicado de Aureliano Cañadas "Circus".

Desde entonces le debo a este libro y a este autor una entrada en mi blog. 
Porque es éste un libro que he visto crecer desde el primero de sus poemas. Poco a poco fue encantándome con su ambiente circense y melancólico, con sus personajes palpitando bajo una carpa, hasta comprometerme hasta tal punto con él, que cuando el autor me pidió que le hiciera el prólogo no pude decir que no.

Con el respeto que siento ante la dificultad de escribir unos buenos unos poemas y la admiración que siento hacia su autor, inventé un prólogo que comenzaba así:

"Bienvenidos señoras y señores, niños y niñas, mascotas y bestias. Bienvenidos narradores y poetas, seudónimos y heterónimos, criaturas humanas, aladas o de papel. Bienvenidos sean todos, ya existan en la realidad, la ficción o la imaginación, y por favor pasen.
Pasen, pasen y vean, porque había una vez ¡un circo!
Apaguen sus expectativas, silencien sus reticencias, porque estos números que van a presenciar en estas circenses páginas son todo un espectáculo sensorial que jarmás de los jamases soñaron ni imaginar.
En la pista de estos poemas se sucederán en vitores los volatineros, domadores y malabaristas, les sustituirán en los aplausos amazonas, lanzadores de cuchillos y saltimbanquis y "en la absoluta soledad de la altura" se confesarán mortales frágiles funambulistas. ..."

Y sigue, pero con ésto es bastante, lo podéis seguir leyendo en el libro.

Estamos ante un pemario de temática circense, pero bajo cuyos poemas subyacen los temas universales del amor, la soledad, la palabra, la alegría... Todos. 
Basta con echar una ojeada rápida a su índice, y vemos que nos falta ni uno de cuántos podríamos encontrar bajo la carpa: los domadores, la mujer barbuda, los animales en sus jaulas, los payasos, la mujer cañón, los funambulistas, los volatineros, los saltinbanquis, los malabaristas... en fin, todos también.

Es un libro que, en su día, no tuvo mucha suerte con sus primeros editores. Sin embargo después de estar un tiempo en reposo, se ha publicado este año de forma totalmente artesanal con material reciclado y además algunos de sus poemas no solo se pueden leer sino que se pueden escuchar recitados por el autor gracias a las tecnologías de los móviles.

 De Aureliano Cañadas ya he hablado varias veces en este blog. Tiene  dieciseis poemarios publicados, y ha sido incluido en varias antologías provinciales y nacionales. Su último libro ha sido una antología de su obra en la colección "Aula de Literatura" que ha publicado el Ayuntamiento de Roquetas de Mar. Ha sido premiado varias veces y traducido al griego moderno, al portugués y al rumano.

Quería compartir con vosotros algunos de los poemas incluídos en este libro:


LA AMAZONA

¿Quién sino yo podría leer
en la tristeza de tus ojos
cuando, sin los jaeces, te conduzco
cada noche al establo?

¿Quién sino yo, la leve amazona que trenza
tus crines como sus propios cabellos,
te libera de él cada mañana?

No tengas miedo. Nunca
he de usar este látigo contigo
y sí la caña de azúcar de mi voz.

Algún día, mejor una noche de luna,
los dos escaparemos, los dos solos
en busca de las verdes,
las lejanas praderas del amor.




FUNAMBULISTA

Tensar bien el acero
tensar la voluntad y serenarme:
dentro de algunas horas estaré
en medio del vacío, en la absoluta
soledad de la altura.

Quiera Dios que ni un grito
ni el menor soplo de aire,
o ningún mal recuerdo venga entonces.

Desde que me he entregado a ti sin red
conozco las caídas.




MUJER CAÑÓN

Dicen que fue
el número final de aquella noche:
como siempre, debía,
ágil, etérea,
ascender a la altura del cañon,
abandonar su capa
y con gestos precisos,
ceremoniosos,
introducirse en él mientras se hacía
un sagrado silencio.

¿Qué fuerza, qué maligno
impulso
la llevó más allá
de la red que debía,
como brazos amantes, acogerla,
más allá de la carpa,
aún más allá,
hacia el cielo estrellado?

Dicen que nadie
la volvió a ver jamás.






Al final del libro el autor se dirige al lector: 

Espacio reservado para ti
Gracias por haber llegado hasta aquí. Ojalá te hayas divertido, enternecido o puesto a pensar.
Las siguientes páginas las he dejado en blanco para que termines el libro, para que escribas, si te apetece.
O para que pongas la lista de la compra o dibujes o las dejes en blanco.
Los libros , como los viajes debieran pasar por tres fases:
-La ilusión de la lectura.
-El gozo o la sorpresa cuando estás en ella.
- La reflexión, el recuerdo o el enfado cuando la terminas.
Lo escribí mirando al mundo y pensando en nosotros, en ti y en mí.
Un abrazo,
Aureliano.


Como veréis, este poemario, desde su contenido hasta su forma como objeto, es un libro especial.
Muy especial.
Qué inmensa suerte haber participado en él.

#Poesía

lunes, 25 de mayo de 2020

"Sillas invisibles" de Juan Calderón. Reseña de un poemario



Existe un libro en dónde aún hay un pálpito de editorial e impresora, de tan nuevo como es.
Un libro que llega envuelto aún en el olor a papel entremezclandose con el de la buena poesía.

Se titula "Sillas invisibles" del poeta y artista multidisciplinar Juan Calderón.  
Editado por Los Libros del Mississipi.
 
 
Un libro que rezuma elegancia tanto en su prólogo a cargo de Javier Díaz Gil, como en sus ilustraciones a cargo de Carmen Padín, ambos estupendos artistas de la palabra y el pincel.

Un libro elegante también en su contenido de bellos poemas, delicados, con un poso de nostalgia pero mucho de maestría y experiencia.

Existe un poemario que se titula "Sillas invisibles" porque trae sentado en él a muchas de las personas del mundo del autor, así como a muchos de los lugares que conforman su paisaje y sus coordenadas.

Se titula también "Sillas invisibles" porque el autor nos invita a que entremos en él de forma hospitalaria y tomemos asiento entre sus versos, como quién nos invita a su casa, a lo que tiene, a lo que es.
Y entras y te encuentras con personas que tú también conociste o conoces, y otras que no pero te hubiera gustado conocer. 
Entras y te sientes bien, muy bien.


 Sus cien páginas de versos se estructuran en cuatro partes:
- Desde el embarcadero, mientras llega la barca: 
Donde atesora poemas sobre el devenir de sus días, los pequeños miedos pero también los pequeños placeres, sus compañías y la paz interior que tanto ansiamos.
- A los que ya alcanzaron la otra orilla :
Donde reune doce poemas inspirados por personas admiradas, ya sean amigos o poetas y artistas que ya no están.
- Lugares y maletas: 
 Diez poemas donde se dan citan sus geografías y recuerdos.
- Con el dolor a cuestas: 
Donde se recaban poemas sobre el dolor y las cicatrices.

Está escrito con la maestría de un poeta entrado en la experiencia de los años y el buen hacer literario. Cuenta historias, entre versos, con ritmo y transparencia. 
Los poemas de Juan Calderón pertenecen a esa poesía que destila belleza, que te va empapando y vas interiorizando porque no te cuesta entender lo que nos quiere contar, aparentemente sencilla pero profunda a un mismo tiempo, en sus contenidos y su quehacer poético. Cuánto oficio. Qué bellas sus imágenes y cotidianos sus temas. Devolviéndonos en poesía lo cotidiano. 

Yo no soy mucho de poesía. Pero me quedo con cuatro o cinco poetas, entre ellos Juan Calderón.

Se me hace díficil, muy díficl, escoger unos poemas para mostraros a modo de pequeña selección cuánto de especial nos trae este poemario. Pero aquí os dejo un puñadito de ellos. 

Y por supuesto el enlace donde podéis adquirir este regalo, os remito a la página de la Editorial Libros del Mississipi. 
En estos tiempos raros, malos para los libreros y las editoriales tenemos que animarnos a comprar libros, a comprar cultura. Cultura de la buena:




SILLAS INVISIBLES

Las sillas
son invisibles
en el santuario
de mis afectos.

Siempre dispuestas
para quien quiera
ocuparlas.



LA LLAGA
Para esos seres humanos que se ven obligados
a huir de sus países por culpa de las guerras.

Eran dulces las horas
en mi país de entonces,
con el jazmín danzando entre la brisa,
mientras leía los poemas
escritos en el cielo por los astros.

Muy cerca de mi alcoba
jugaban con el sueño mis hermanos.
Tendidos, al amor de los cojines,
mis padres planeaban el futuro,
y en el huerto dormían las palomas,
felices en la copa de un naranjo,
cuando nació del vientre de la noche
una bestia terrible
que deshizo la vida en mil fragmentos.

Ahora voy errante por el mundo;
de todo lo que fue y de lo que fuimos
solo queda dolor en mi estatura.

Me llamo Paz y llevo en carne viva
la llaga del recuerdo.

(Primer premio
IV Certamen
“Gritos en Verso, 2018”,
de ASEAPO)



AMISTAD
Para mi querido Juan Bautista Raña
que me hace agradable la existencia.

Porque me pones alas
en aquellos momentos
en los que dejo de sentirme pájaro,
y eres frescor de lluvia
cuando mi voz se agosta
entre los pentagramas
de tristes melodías,
o te conviertes en epístola
para poner calor
en el iglú de mi buzón vacío.

Porque te sientas a tejerme abrigos
con madeja de sueños,
y me abrazas de frente
cuando sabes que el mundo
pretende asesinarme por sorpresa,
he decidido que tu nombre
sea en mi propio diccionario
la definición más hermosa
de todas las palabras.




MAESTRA IRENE
Para mi querida amiga, Irene Mayoral
llave que abrió muchas puertas para mí,
con admiración y agradecimiento.

Al fondo estallan bombas, y una niña
cierra la puerta, sabedora
de que, madre,
es ya palabra del pasado,
y escribe, Paz, hasta en su nombre.

Desde un extremo al otro del planeta
hemos reconocido
ese mensaje griego que se esconde
tras la palabra Irene.

Al ver tierra con grietas y un agua tan cansada
que perdió la costumbre de correr,
es ella la aguadora, que con saliva propia
humedece el erial.

En el cerco de gritos y puñales
que es nuestra existencia
su voz es una brizna movida por el céfiro,
la suave melodía que nos mece.

Irene Mayoral es el ungüento
que Dios nos ha enviado para cicatrizar
heridas, la maestra
que trae como misión el enseñarnos
a encontrarle al amor y a la amistad
al fin sentido.




#Poesía
#Los libros del Mississipi
#Poeta

viernes, 22 de mayo de 2020

"Morir no es tan fácil"de Belinda Bauer




 Anoche, en una de esas veladas nocturnas que me abandona el sueño, tan frecuentes y desesperantes últimamente, terminé "Morir no es tan fácil" de Belinda Bauer.

Lo acabé con muy buen sabor de boca, y eso que al principio no acababa de engacharme. Pero tengo que reconocer que la novela va ganando puntos, va creciendo y el último cuarto de novela me tuvo absolutamente pillada hasta ese final que me ha parecido bastante logrado. 

Lo comencé porque me atrajo el personaje principal, Patrick Fort, un chico con síndrome de Asperger. Me llena mucho todo lo relacionado con el mundo de los síndromes, con el Autismo y el Asperger a la cabeza. Acababa de verme todos los capítulos seguidos de las tres temporadas de The good doctor y me sugirieron este libro con un protagonista parecido. Pero claro mi Shaum, es mi Shaum...

Sin embargo, cómo es cierto que me atraía mucho el personaje seguí y segui leyendo hasta que me atrapó.

Bueno os cuento el argumento que podéis ver en cualquier reseña:

El cuerpo que Patrick Fort está examinando en clase de anatomía intenta decirle que ha sido víctima de un asesinato. La vida ya es suficientemente extraña para el obsesivo Patrick, que padece el síndrome de Asperger, incluso antes de tratar de resolver un posible homicidio. Sin embargo, se verá obligado a unir las sutiles piezas de un rompecabezas a través de pistas silenciosas que gritan por existir, en una sofisticada investigación que le hará sentirse vivo mientras tiene la muerte muy cerca.

Yo creo que el tema de la novela podría ser la comunicación, o mejor dicho, la falta de comunicación. La del Asperger Patrick con el mundo, la de su madre hacia Patrick, la de las personas que están en coma...

Porque nada más arrancar la novela tenemos varios hilos argumentales, el de Patrick que quiere saber qué ocurrió para que su padre muriera, qué ocurre cuando te mueres. La de un enfermo en coma que no logra comunicarse con los demás, aunque se está dando cuenta de todo, el de Tracy, una enfermera que está dispuesta a lo que sea para cazar un marido...

Varios hilos argumentales que iremos viendo como confluyen. Y para contar su propia historia tenemos varios narradores, la voz en tercera persona que cuenta la historia principal, y otra en primera persona del hombre que tuvo un accidente y tras quedar en coma, cuenta su desesperación para comunicarse con el mundo. Incluso la voz muda de un cadáver que quiere que se descubra que pasó con él. Y entre todo ello subyace un misterio.

Porque esta novela tiene un poco de todo, hasta su dosis de intriga y resolución de un crimen. 

Es una novela que avanza muy bien, tiene ritmo, es ágil, ocurren cosas. Una novela de misterio diferente, original, donde los personajes están bien caracterizados y en general, no todos, pero en general resultan creíbles. Y donde van evolucionando, sobre todo el protagonista. Contada con una prosa sencilla, con ritmo, y muchos toques de humor que van salpicando toda la trama. 

Yo destacaría el final de la novela, donde hay varios giros, pero se resuelven todos los enigmas que han ido surgiendo. 

Creo, cómo os decía al principio, que ésta es una novela que va a más. 


#Novela.



lunes, 18 de mayo de 2020

Vídeo de la Lectura de Javier Díaz y Rocío Díaz. Relatos y poemas para un confinamiento.




Javier Díaz Gil, poeta, coordinador de tertulia y amigo, y yo, el pasado sábado, 16 de mayo, hicimos una nueva lectura de poemas y relatos de esos encuentros nuestros que llamamos "Cuéntame un poema y te rimo un cuento", que en esta ocasión hemos titulado "Confinados con Rocío y Javier".

Y allí que estuvimos disfrutando la tarde del sábado de la compañía de cuántos os acercásteis a escucharnos. Sin vosotros no hubiera estado tan bien.

Quería dejaros con el vídeo de esa lectura y aprovechar para daros las gracias a todos por acompañarnos. Por dedicarnos un rato de vuestro tiempo y permitir que pudiéramos compartir juntos estas horas de confinamiento llenándolas de lo que más nos gusta: la literatura.

No podemos salir a la calle como otras veces, y convocaros en cualquier precioso café de Madrid, para hacerlo viéndonos las caras y dándonos un abrazo o un par de besos. Pero gracias a los directos de instagram, hemos podido juntarnos, cada uno desde su casa, y pasar un rato distinto, y al menos para nosotros, muy feliz.

La vida es tan rara, porque no nos hemos encontrado en Madrid pero, en cambio, hemos llegado a muchísimos lugares. Nos vieron desde Granollers, el pueblo catalán donde yo vivía de pequeña. Nos vieron desde Bilbao, Zaragoza, Valladolid, Gran Canaria, Murcia, Tres Cantos, Galapagar, Sevilla la Nueva, Rivas... Qué sé yo desde cuántos sitios nos escribían diciéndonos que estaban escuchándonos. Qué ilusión.

Muchísimas, muchísimas gracias por estar con nosotros.





viernes, 15 de mayo de 2020

"Confinados" Lectura de relatos y poemas de Javier Díaz Gil y Rocío Díaz Gómez



Esta sábado, 16 de mayo a las 18.30 horas.
Lectura en directo de Relatos y poemas
Javier Díaz Gil y Rocío Díaz Gómez
mano a mano 
en la cuenta de instagram de
@j_diazgil

¿Nos acompañareis?