De or. mapuche.
1. m. Chile. Arbusto de la familia de las solanáceas, con flores blancas, solitarias y muy numerosas en el extremo de los ramos tiernos. Se usa en medicina como diurético.
Un blog para letraheridos. Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y letras. Un blog donde sentarse a leer mientras te tomas un café.
Tienda de quesos en Ponferrada |
En este blog hacemos varias colecciones.
Y toca seguir completando una de ellas. Hoy vamos a poner más cromos en la de "Nombres curiosos de tiendas o locales". Porque nos gusta el ingenio a la hora de nombrar.
Nos gustan los nombres trabajados. Los que han surgido de esa chispa ingeniosa que salta dándole vueltas a las palabras hasta llegar a inventar o descubrir un nombre interesante. Uno que sea original por llamativo, porque incluya un juego de palabras o algún doble significado, que sea reconocible, dificil de olvidar, que tenga en cuenta la fonética, cualquier cosa que lo haga especial.
Un nombre que nos haga sonreír a los letraheridos.
Y hoy tenemos por un lado dos cromos que me han regalado mis amigos Javier y Ana cuando viajaban por tierras de Ponferrada:
Una tienda de quesos que han llamado "Vida láctea".
Una tienda de legumbres para la que han utilizado la frase hecha: "Habas contadas".
Súper oportunos los dos.
Están bien ¿Verdad? Son buenos sí.
Tienda de legumbres en Ponferrada |
Y por otro lado pegamos un cromo que atrapé viajando por Tarragona.
Allí recalamos en una cafetería que se llamaba ni más ni menos: "En tiempo de María Castaña cuando hablaban las calabazas".
Me encantó.
Y además bien amables que eran las dos personas que lo llevaban. Así que cómo no me lo iba a traer...
Bar en Tarragona |
Dicen que la palabra “gorrón” nos viene de Alcalá de Henares, de su Universidad. Entonces había estudiantes con recursos, y estudiantes sin recursos. Éstos últimos tenían que trabajar para pagarse los estudios y utilizaban unos grandes gorros. Y con ellos eran especialistas en colarse en todas las fiestas, de ahí el término que hoy se utiliza despectivamente: “Gorrones”.
Dicen también que la expresión “ser un manta” también viene de Alcalá de Henares, porque a los estudiantes con suspensos se les colocaba unas orejas de burro y una manta. Estos recibían las burlas de los compañeros o bien siendo manteados o bien echando sobre ellos “la gran nevada”, una lluvia de escupitajos. De ahí viene aquello de “ser un manta”.
Cómo dicen que durante los siglos XVI y XVII los padres que enviaban a su hijo a estudiar a Alcalá les daban consignas del tipo: "Su merced vaya a visitar al canónigo fulanito, o profesor menganito, o al beneficiado zutanito" y siempre terminaban las frases con un "y no olvide visitar a su tío". Dicho tío no solía existir pero era costumbre ponerle en esas recomendaciones. De aquí la frase "Quien tiene un tío en Alcalá, ni tiene tío ni tiene ná". Aunque no falta quién no está de acuerdo en esta explicación, y por su parte dice que este refrán, tiene sus orígenes en la obra de teatro de Carlos Arniches titulada precisamente con el nombre del “Tío de Alcalá”, y estrenada en 1901 donde se hablaba de un tío inexistente a quién una joven pone de excusa para quitarse a un pesado de encima… ¿Quién sabe quién lo dice bien?
Y dicen también, que la importancia de su Universidad durante aquellos siglos del XVI al XVIII, le dio a la ciudad tal renombre que además de la cantidad de estudiantes ricos y pobres que tenía, atraía a muchos pícaros, secretarios de los nobles, prostitutas, pordioseros y gente de mal vivir que venían a ver que provecho podían sacar de tanta juerga estudiantil. De aquí las frases: “Alcalá de Henares muchas maldades”. O “Alcalaínos borrachos y finos”. O “En Alcalá canta el cuco y cantará”, en el sentido de que le pitarían las orejas a alguien porque su mujer le estaría siendo infiel con tanto estudiante fogoso. El cuco (el estudiante) canta y cantará (provoca y seguirá provocando) y muchas veces tendrá “recompensa”.
Pero lo que yo digo, es el gusto de pasear la bella Alcalá tan alegre, tan concurrida, tan llena de alcalaínos o complutenses, una tarde de sábado de diciembre.
Digo sí, de la riqueza que esta ciudad ha dado al lenguaje coloquial, pero sobre todo digo y diré siempre del placer de pasearla despacito y sin prisa, bajo las luces de navidad, sin frío ni viento, pero abrigada de risas y amigos.
Hoy me he encontrado este regalito.
No sé que pensar...
¿Estarán tratando de decirme algo?
"Faltar un tornillo":
Faltarle a alguien un tornillo, o tener flojos los tornillos:
1. locs. verbs. coloqs. Tener poca sensatez.
Dice la RAE.
¿Tendré poca sensatez?
No se sabe muy bien el origen de esta expresión. Algunos dicen que nació con la revolución industrial y el auge de la maquinaria. Con la experiencia se terminó por comparar el comportamiento anómalo, extravagante, raro, de una maquinaria a la que le faltaba un tornillo, con el engranaje de la cabeza y el comportamiento de aquellos que eran más "peculiares" o "extravagantes".
Ya sabéis... La riqueza del lenguaje coloquial.
Otras veces puede ocurrir que en vez de decirte que te falta un tornillo, digan que "estás como una cabra", o que se te "está haciendo agua la sesera", o que "estás tocado del ala", que "estás mal de la azotea", o que estás "como una regadera",o "como un cencerro", o directamente que "estás loco de atar" aludiendo a aquellos métodos de los psiquiátricos antiguos que es mejor no recordar.
Bueno, en cualquier caso, puestos a elegir, prefiero que me falte un tornillo, a que "me apreten los tornillos".
¿Vosotros no?
Hoy, viernes, me vais a permitir que hablemos un poquito de la comunicación en los retretes.
Los retretes, excusados, urinarios, letrinas, servicios, aseos, cómo gusteis...
A los madrileños nos llaman "gatos", luego entonces lo suyo es que vayamos a hacer "nuestros deberes" a los areneros, como todos los demás gatos de la Capi.
Madrid. Agosto 2021 |
Madrid. Agosto 2021 |
En otras ocasiones, como en el caso de debajo, sobran las palabras, como decía Braulio.
Bueno nos lo decía a los que ya tenemos "cierta" edad. Sí. Lo he buscado: 1976. Pero si yo era una criaturita ¿Por qué me acuerdo?
Huelva. Julio 2018 |
Y allá por el norte ¿qué van a decir? Pues que o eres sardina o eres bonito.
Noja. Julio 2021 |
Noja. Julio 2021 |
No sé a vosotros, pero a mí estas "cosillas" de los retretes siempre me roban una sonrisa.
La originalidad en el lenguaje, o en la comunicación me agrada siempre, pero en estos casos "especiales" aún la valoro más.
¿Será porque, la niña que hay escondida dentro de mí, aún se ríe cuchicheando con los amiguitos palabras como "pedo", "pene" o "culo"?
Ojalá sea eso.
Me dices que no puedes dejar que pasen estos días, de fiestas en "Los Madriles", sin hablar de la palabra: "Pichi".
"Y se quedó tan pichi" se te escapa a menudo, cuando después de pasarle algo a alguien, se va tan ufano.
Y corriendo vas al diccionario de la Real Academia, a comprobar, cómo me temías, que no viene ésta acepción tan madrileña.
De or. mapuche.
1. m. Chile. Arbusto de la familia de las solanáceas, con flores blancas, solitarias y muy numerosas en el extremo de los ramos tiernos. Se usa en medicina como diurético.
1. m. Prenda de vestir femenina, semejante a un vestido sin mangas y escotado, que se pone encima de una blusa, jersey, etc.
Efectivamente ves que viene un arbusto de Chile, que por supuesto yo no conocías, y la prenda de vestir, que tanto has utilizado.
Pero ¿y tu "pichi"?
Sí. Ese que en el lenguaje coloquial te viene a los labios a la primera de cambio.
¿Dónde se queda, de dónde salió?
Y con una sonrisa, recuerdas que procede de un chotís incluído en la revista musical madrileña titulada "Las Leandras". Esa tan conocida, y divertida, del Maestro Francisco Alonso, con libreto de Emilio González del Castillo y José Muñoz Román.
Muy nueva no es... piensas. No nos vamos a engañar. Fue estrenada el 12 de noviembre de 1931 en el Teatro Pavón de Madrid. Ese teatro, que lástima, piensas también, acaban de volver a cerrar.
En su día la estrenó Celia Gámez, pero la han cantado artistas tan famosas como Lina Morgan, Sara Montiel, Rocío Durcal, María José Cantudo... muchas.
El "pichi" de la obra es el típico chulapo madrileño. Un personaje chuleta, machista...
Hace poco reparaste en que en la letra aparece Victoria Kent. ¿Te acuerdas? Te pareció curioso. Aunque hay versiones que se ha sustituido por "un pollito bien".
Pues ya lo sabes, ese es el origen de la expresión.
De ahí que, como tú, muchos la tengan incorporada al lenguaje coloquial y la saquen a pasear en cualquier conversación.
Te sonríes.
Y "tan pichi" lo publicas en tu blog.
Pichi, es el chulo que castiga
del Portillo a la Arganzuela,
y es que no hay una chicuela
que no quiera ser amiga
de un seguro servidor.
A mí me gusta el signo de interrogación.
Es un signo muy estiloso. No me digáis que no.
Si le echas imaginación hasta podría estar bailando haciendo que se contonee toda la frase...
Bueno, vale, no le echéis imaginación. Pero...
Y ¿Nunca os habéis preguntado por qué nosotros utilizamos dos signos de interrogación para las frases interrogativas y en otras lenguas solo usan la que se escribe al final?
¿Y por qué tiene esta forma tan original el signo?
Pues yo sí me lo había preguntado, y después de mirar por aquí y por allá, más o menos, solo más o menos, porque yo no soy ninguna "entendida" del tema os puedo contar una aproximación a cómo parece que se desarrolló la cuestión ¡y nunca mejor dicho!
Parece ser que "la culpa" de todo este jaleo comenzó con los romanos.
Los romanos escribían en papiros.
Pero los papiros eran caros, así que había que aprovechar al máximo el espacio del papiro. Por eso comenzaron a escribir todos los textos seguidos, desde la esquinita de arriba hasta la de abajo. Y todo bien juntito, sin espacio entre párrafos ni líneas, y sin casi signos de puntuación. Déjate de tildes y comas, escribir, escribir y escribir.
Y claro después era díficil comprender lo escrito. Por ejemplo se les planteaba dudas entre las frases, cuáles eran interrogativas y cuáles no lo eran. Por eso cuando terminaban una frase interrogativa comenzaron a escribir detrás la palabra "quaestio" o "pregunta". Pero si nos falta papiro y estamos apretando la escritura, encima escribe una palabra más... Así que decidieron acorta la palabra "quaestio" y comenzaron a ponerla solo con la inicial "Q".
Después de los romanos, los que conservaron el latín fueron los monjes de los monasterios de la Edad Media. Los monjes copistas, los amanuenses, eran los que copiaban y copiaban los textos de Virgilio, Cicerón y demás. Y los que iban introduciendo novedades en la escritura.
A partir de aquí, he encontrado dos posibles explicaciones a la forma del signo de interrogación.
O bien, para ahorrar tiempo y trabajo, se acortó la "Q" dejando sólo la parte derecha. Si escribimos una Q y dejamos sólo la parte donde está el “rabillo”, vemos que efectivamente es el actual símbolo de interrogación.
O bien, con el paso del tiempo questio
se redujo a QO. Para no confundirla, comenzaron a colocar la Q sobre la O. Después, la Q se convirtió en un
garabato y la O en un punto. Algo que se parece sospechosamente a nuestro actual signo de
interrogación “?”. Era el puntus interrogativus, muy utilizado durante el siglo IX para ayudar a interpretar los cantos gregorianos.
E incluso, he encontrado que hay quién dice que el signo de interrogación no proviene de los romanos. El Dr. Chip Coakley, de la Universidad de Cambridge asegura haber identificado la versión más antigua del signo.
Estudiando los documentos de la Biblioteca Británica adquiridos en Egipto en el año 1840, halló los vestigios del singular signo en manuscritos escritos en siríaco (dialecto del arameo) del siglo V.
Asegura que el signo, llamado ‘zagwa elaya’, podría haber sido un recurso para recordar -a quien leyera la Biblia en voz alta- una entonación de interrogación. Este descubrimiento, podría convertirse en el ejemplo más antiguo del concepto de signo de interrogación.
Y no hay dos sin tres, porque también está la historia de que Alcuim de York, un ingles intelectual que formó parte de la corte de Carlomagno en el 781 inventó el "puntus interrogativus".
Como tenía que asesorar a Carlomagno y encontró muchas limitaciones en la puntuación, creó este "punto de interrogación" que consistía en un punto con un símbolo que parecía un relámpago encima de él, que indicaba el tono ascendente de la voz que usamos cuando enunciamos una pregunta.
Pero aunque no sepamos bien, si vino de los romanos, del siríaco, o de Alcuin de York, lo que sí parece ser que sabemos es que:
En el siglo XV, con la imprenta, se tuvo que crear una puntuación estándar. En 1566, Aldo Manuzio publicó el primer libro de normas de puntuación. Su Orthographiae Ratio (Sistema de ortografía) incluía el punto, la coma, los dos puntos, el punto y coma y el signo de interrogación.
En 1754 (también he leído que fue el 17 de octubre 1753, bueno mes arriba, mes abajo...), la Academia española creó oficialmente el signo de interrogación inicial, que no existe en ninguna otra lengua. Así que fue un invento español.
Se recomendó que se escribiera el signo de interrogación inicial cuando las oraciones fueran largas, para que no hubiera dudas de cuando comenzaba la interrogación. Dejando para las cortas, lo que se venía haciendo, escribir solo la interrogación final.
Y después de tanto tiempo y tantos trajines, ahora con el "guasap" pues ahí andamos, "comiéndonos" la interrogación inicial...
Para matarnos.
La piel de la consulta de mi dermatólogo también está tatuada.
A modo de lunares, está salpicada de letreros llegados de mil y un lugares, mensajes que son un misterio, que te arrancan una sonrisa, que despiertan tu imaginación, que invitan a inventar.
Olvido adrede el libro, guardo el móvil y, con pasmosa calma, me dedico a contemplar las paredes.
Siempre que voy, termino lamentando que salga mi médico y me nombre.
¿Ya?
Yo quiero seguir sentada fuera, investigar el origen de tanto letrero, leer esas paredes de arriba abajo, anudarme al cuello una de esas frases y llevármela puesta. ¡Cuánto luce una buena frase!
Quiero pasear la vista por cada pared, cada esquina, cada rincón tomado por ellas.
Quiero leerlas y releerlas.
Releerlas y volverlas a leer.
Hasta que me canse.
Si hubiera sabido que mis nietos eran tan divertidos, hubiera empezado por ellos. No beba mientras conduce, se le puede derramar el trago. La puntualidad constituye la primera condición del empleado concienzudo. Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro. Sector vigilado delincuente apresado será ajusticiado. Prohibido poner las velas en el piso, por favor colocar en los espermeros. Se alquilan mecánicos. Se ruega no escupir en el suelo por razones de higiene.
Oh ¿Dónde están los biégrafos?
Releerlas y volverlas a leer.
Hasta que me canse.
Y ya después...
si no hay más remedio...
que me llamen para entrar en la consulta.
Dice mi blog, que qué me pasa que no le escribo.
Dice que echa de menos las cosquillitas que hacen las letras en el blanco impoluto de sus entradas.
Dice que espabile, que es finde, que no tengo excusa.
Y aparco la aspiradora y la ropa tendida que no tienen glamour ninguno. Aparco los email que ya veré más tarde. Guardo el ebook que me tienta. Y le digo al jogging, al shoping, y todas las cosas que hago terminadas en "ing" los sábados por la mañana, que esperen, que luego.
Porque ahora tengo que hablar de una cosa que me lleva días rondando la cabeza.
¿Nos parece que en nuestro idioma no hay palabras suficientes para denominar lo que queremos decir?
Porque yo creo que sí, que tenemos vocabulario de sobra... Nuestras palabras no huelen a garbanzos o a ajo como decía aquella... No, de verdad que no, nuestras palabras huelen a Cervantes, a Siglo de Oro, a la edad de Plata o Generación del 27, solo por poner algunos ejemplos.
Pero, cada vez utilizamos más extranjerismos. Nos están atacando por muchos frentes (gastronomía, internet, la moda, los deportes, los espectáculos...) y nos están venciendo.
Y no sé si es que no nos damos cuenta, o que no queremos verlo, que es peor...
¿Por qué decir "newsletter"? ¿Que es una newsletter? Una publicación digital que se utiliza para comunicar. ¿Y por qué no decimos boletín de noticias, boletín informativo, boletín de novedades?
No, decimos "newsletter".
Como decimos "black friday" y en "streaming".
Decimos tablet, email, ebook, glamour, casual, chic, celebrity, cool, show, performance... Y para todas estas palabras, a poco que pensemos, encontraremos nuestra palabra correspondiente en español.
Decimos coach, feedback, back-up, hacker…
Decimos blog, link... ¿Y OK? Lo decimos muchas veces.
Hemos perdido la batalla ya con muchos términos: Nadie dice "almazuelas" sino patchwork, ni nadie dice "tienda de productos descatalogados", decimos outlet. Perdimos la batalla con bacon, boicot, casting, hobby, parking, ticket, gay, marketing...
¡Checking! ¡¿Cuántas veces hemos dicho checking cuando íbamos a volar?!
¡Ay! tantos y tantos ejemplos.
Supongo que, muchas veces, es por comodidad, porque son más cortas, o porque creemos que son más universales. No sé.
Pero una cosa está clara:
Tendríamos que cuidar más nuestro idioma, o seguiremos perdiendo batallas.
Ea.
Mi blog luce una sonrisa ladeada, mientras me mira de reojo.
Vale, me he levantado reinvidicativa.
Pero he vuelto ¿no? le digo sin decírselo.
Y mi blog, qué tunante, me guiña un ojo.
No hace falta deciros que la viñeta es del gran Forges ¿verdad?
¿Os acordáis, los que sois más o menos de mi generación, de cuando en la serie Fama la profe de baile les decía "¡Buscais la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar!"?
Pues de eso vamos a hablar hoy. No de fama no, de ¡pagar!
¿Cuantas formas conoceis de pagar? Porque hay unas cuántas...
Pagar al contado, pagar a escote.
Pagar los platos rotos, pagar justos por pecadores.
Pagar con la misma moneda, pagar el pato, pagar a tocateja.
Nosotros nos vamos a detener un poco en las dos últimas formas de pagar: pagar el pato y pagar a tocateja. Porque tiene historia el origen de ambas expresiones.
"Pagar a tocateja".
Lo que ocurre es que yo he encontrado dos posibles orígenes para esta expresión.
En cualquiera de los dos, eso sí, nos tenemos que remontar al siglo XVII para buscar el principio de esta expresión que hemos ido heredando en nuestro lenguaje.
En la primera explicación, son los tiempos de Felipe III y se acuña una moneda de oro que tenía un tamaño considerable. Pesaba casi 350 gramos y medía 7,15 centímetros de diámetro. Esta moneda se llamaba centén y tenía el valor de 100 escudos. Parece ser que también se utilizó mientras los reinados de Felipe IV y Carlos II, duró bastante su uso.
Como ya hemos dicho tenía un buen tamaño, y precisamente se cree que seguramente por eso se comenzó a conocer como "tejo". Lo que ahora nosotros diríamos "un ladrillo". Pero ellos lo bautizaron así, porque por aquel entonces en muchos juegos infantiles se utilizaba un pedazo pequeño de teja, al que apodaban "tejo". Ya sabeis, estamos hablando de los tiempos en el que los niños jugaban más en la calle. Nosotros todavía lo hemos hecho con las canicas y las chapas. Pues los niños de entonces recurrían al tejo, al que con el tiempo llamarían teja.
De ahí vendría la expresión pagar a "tocateja". Pagar tocando la teja, pagar tocando el centén, pagar tocando la moneda. O lo que es lo mismo "al contado", con dinerito.
Y en la segunda explicación, resulta que en vez de referirnos al "centén" la moneda de oro, nos tenemos que apoyar en una moneda de plata de unos noventa milímetros de diámetro, cincuenta reales de plata fuerte y ciento veinticinco de vellón.
Estas monedas que datan de la misma época que las primeras, los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, se llamaban coloquialmente "tejas".
Y de ahí vendría la expresión pagar a "tocateja", pagar tocando la teja, pagar tocando la moneda.
"Pagar el pato"
La expresión "pagar el pato" también tiene historia. Y proviene de los siglos XVI y XVII.
He leído en varias fuentes que puede ser que provenga de una deformación de la palabra "pacto". En aquella época los judios proclamaban su "pacto con Dios". Gracias a este pacto ellos decían que su fe se mantenía a lo largo de los siglos.
Los cristianos viejos se burlaban de ellos utilizando su misma expresión, diciéndoles que "pagarían el pacto". Es decir que los amenazaban, aunque hay variedad de teorías sobre la forma en que "pagarían", si en forma de impuestos, o con daño físico.
El caso es que la expresión que ha llegado a nosotros como "pagar el pato", se supone que es una deformación de ese primitivo "pagar el pacto" de los cristianos y el pueblo judio. Entonces éstos ultimos eran los que recaían con todas las culpas, y ahora se lleva la culpa el que "paga el pato".
Y poco más. Otro día seguimos pagando. Si os parece.
La foto de la mercería la hice yo este verano por tierras andaluzas.
Hoy, 8 de diciembre de 2020, es la Inmaculada Concepción. La patrona de España.
Celebramos el santo de las Inmas, las Concepciones, las Conchis y Conchitas. Además de las Esther, que pasan desapercibidas, pero también lo celebran. Ainsss pobres Esther toda la vida de camuflaje detrás de las "Conchis"...
En fin...
Pero como a este blog le encantan todas las cuestiones de lenguaje y aledaños, yo os escribía porque quería contaros que hoy la Rae, la Real Acedemia, nos dice que la palabra "Conchita" procede de la palabra italiana "Concetta" o lo que es lo mismo "concebida". Por tanto, en origen, no es un diminutivo de la palabra "Concha", sino que fue al revés. Nos dice que a partir de "Conchita" se originó el nombre propio "Concha".
¡Halaaa! he pensado yo. Pues toda la vida pensando que era al revés. ¿Os acordais de aquello del huevo y la gallina... ?
Pero es que mi sorpresa no ha terminado ahí, porque toda la vida de Dios yo pensé que "Conchita" era un "hipocorístico".
Esta palabrota en realidad designa a todos esos nombres que utilizamos de forma familiar o cariñosa, como diminutivo, abreviatura o incluso cierta deformación del nombre propio del que proceden.
Son hipocorísticos nombres como: "Paco, Curro, Pancho"... que proceden todos del nombre propio original de "Francisco". Ya lo veis en la viñeta que encabeza esta entrada...
Son hipocorísticos las "Merches" que proceden de "Mercedes", las "Chelos" que proceden de "Consuelo", las "Lolas" que proceden de "Dolores", los "Nachos, e Iñakis" que proceden de "Ignacios", los "Pepe" por "José"...
Y tantos otros que todos conocemos.
Del mismo modo yo pensé que "Conchi" era un hipocorístico de "Concepción". Pero ahora que me dice la Rae que viene directamente de "Concetta" yo ya no sé si es correcto lo que pensaba... ¿O no tiene nada que ver?
¿Vosotros qué opinais?
Le he preguntado a la Fundeu, la Fundación del Español Urgente, peeero, ésta ha sido su contestación:
“Conchita” |
|
Sentimos mucho no poder ayudarla, pero el servicio de consultas
de la FundéuRAE se centra en la resolución de dudas puntuales, prácticas
y concretas en el uso actual de la lengua española.
Saludos cordiales
Así que... quizá se lo pregunte a la RAE directamente.
Mientras tanto, seguiré tejiendo (dudas) como Penélope.
Heredamos mil y un detalles de los nuestros.
Quizá el color de los ojos o el tipo de pelo, seguramente más de un par de gestos y hasta es posible que el carácter.
Heredamos incluso el lenguaje.
Heredamos la música que tiene nuestra voz, heredamos las expresiones y las frases hechas que escuchabas en casa sin apenas prestar atención.
Tú heredaste, que en ocasiones, más vale sentarse en "el banco de la paciencia".
Qué especial es la palabra "paciencia". Como tantas nos llegó del latín, de patiens, patientis, y quiere decir "el que sufre o soporta la acción de algo o alguien". De ahí que "paciente" tenga dos significados: Alguien que sufre de una enfermedad y alguien que tiene paciencia porque sufre una molestia.
Estar en el "banco de la paciencia" es es estar aguantando o sufriendo alguna molestia grave o incómoda que hay que aguantar pacientemente.
Leíste que la expresión, antigua, es un rato... Aparece por primera vez en el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana [...], de Esteban Terreros y Pando, en el Tomo primero, que se publicó en 1767 (aunque la obra completa data de 1786). La definición está motivada. Dice así: «banco de la paciencia. Frase castellana que explica el trabajo con que uno espera o hace alguna cosa: por ventura se tomó del que llamaron banco de Hipócrates, que era la cama, o banco sobre el que se concertaban, con una especie de torno, los huesos o partes dislocadas».
Pero a poco que leas ya no sabes si viene de aquel banco de Hipócrates, o viene de ese banco de los barcos con ese nombre tan curioso:
banco de la paciencia
1. m. Mar. banco que estaba en el alcázar de los navíos delante del palo de mesana.
Y de los barcos también sabes que nos llegaron otras expresiones igualmente curiosas.
En este blog tienes algunas de ellas:
A palo seco, irse al garete y dar al traste:
http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/12/tres-frases-hechas-de-origen-marinero.html
De las palabras deriva y derrota:
http://rociodiazgomez.blogspot.com/2011/03/de-las-palabras-derrota-deriva.html
Y para terminar te acordaste de aquel viaje cuando visitaste Palos de Moguer (verano del 2010).
Te acordaste de la reproducción que tenían allí de las tres
carabelas y la visita que disfrutaste.
Te acordaste de aquel guía y esa disertación súper amena y completa sobre aquel tiempo y las dificultades para hacer el viaje del descubrimiento, las características de aquellas embarcaciones y de los marineros...
Te acordaste, en fín, de la explicación sobre el origen de la expresión "Por los pelos" que procede de la costumbre que existía entre los marineros de llevar melena, para que si tenían la mala suerte de caer el agua, por algún temporal, fuera mucho más sencillo agarrarlos del pelo y volver a subirlos a bordo lo antes posible.
Y terminaste la entrada en el blog añorando el picor de la sal sobre la piel.
Terminaste, echando de menos el mar.
Madrid Julio 2020 |
Madrid Julio 2020 |
Ilustración de Monge Quentin |