"Cuando entro en la sala donde jugamos al parchís, descubro lo que estuvo haciendo mi hija en la cocina. Resulta que preparó cadapés. Son tan perfectos, tan bien colocadiños, que parecen de revista. Imposible que estén buenos.
-¡Qué buena pinta tienen! -la piropeo, echando una vez más de mis dotes para la interpretación.
-Sigo en Instagram a una cocinera que comparte unas recetas que están genial. Dan trabajo y hay que tener paciencia, pero luego el resultado merece la pena -dice ella, apuntando con la cámara de su móvil a la mesa auxiliar donde puso las bandejas.
-Claro que sí -contesto yo, como si supiera o me importara qué cosa es esa del instagrán.
Aurora y Preciosa abren sus mochilas y sacan las cajas de bombones y las magdalenas, y yo suspiro aliviada. Los cadapés estaban poniéndome mala. Para hacer esas composiciones, Julia a la fuerza tuvo que usar pinzas. Qué cosa más ridícula. Algunos tienen caracoliños, otros llevan trozos de olivas, almendras en polvo, huevo picado, nueces, uvas pasas, qué sé yo. Son unas mezclas que no me gustan un carallo. Hay unos que parecen nidos de pájaros. Sabe Dios que le pudo pasar por la cabeza a mi hija para pensar que aquello nos podía apetecer. Voy a tener que comérmelos sin respirar. Aún me va a dar algo en el cerebro.
-Venga, todas a la mesa -ordeno, mientras sirvo el Sansón en las copas.
-Yo prefiero agua -dice Julia.
Mal empezamos.
-Bebe un poco de vino, que mata todas todas las penas, mujer -le aconseja Preciosa.
Razón no le falta. Conocen la historia de mi hija, saben lo del divorcio y que el padre del niño empezó una relación con otra. Esto no lo sé seguro, pero tampoco hay que ser muy lista para caer en la cuenta, por eso se lo chimpé a mis amigas, aunque mi hija no dijera ni mu al respecto. Tampoco culpo a mi yerno de eso, si ellos ya no están juntos tendrán que rehacer sus vidas. Pudo esperar un poco, eso es cierto. Que parece que cambió una por la otra y eso bien no está.
-Tú eres el verde -informo a Julia, pasándole su cubilete-. Conoces todas las normas, ¿verdad?
Pienso en el tiempo que dediqué a leer esta novela y sonrío. Cuánto la disfruté. Me atraparon las vidas de esos tres personajes tan especiales a quiénes los sinsabores dela vida les ha llevado a compartir casa y dificultades, pero que aún así terminarán por hacerte sonreír y transmitirte ternura.
"Golpes de Luz" qué buen título de doble lectura para esta historia que me terminé estando de vacaciones y no pude reseñar justo después, pero no puedo dejar de hacerlo ahora, porque os animo a que os mudéis por unos días a Galicia, a la casa de la Luz, la abuela y viváis con ellos la temporada que Ledicia Costas nos ha inventado. Estaréis bien, muy bien.
Tres personajes, tres narradores que nos van a ir contando su historia en primera persona. Luz, la abuela, menuda mujer, cómo le echa humor a esa vida ingrata que le tocó vivir. Julia, su hija periodista, que ha dejado Madrid y se ha ido a vivir con ella porque acaba de separarse y todavía está desubicada y triste. Y Sebas, el nieto, la tercera generación, que a sus diez años es el más sensato, el que pone un toque de serenidad en esa vida que comparten. Los tres personajes son perfectamente distinguibles a través de su vocabulario, del lenguaje que utilizan, de sus actos. Tres personajes muy bien perfilados con sus aristas, sus sombras y su enorme corazón asomando entre sus frases.
Ambientada en un pueblo gallego la novela nos muestra temas tan importantes como el narcotráfico gallego, el acoso escolar, los malos tratos, la soledad, la vejez y sus cuidados, la conciliación, el amor. Cuántos temas desgraciados e importantes aborda y de qué forma tan sutil lo hace, devolviéndote una lectura llenita de momentos agradables.
Con un punto de intriga en la narración que se irá desvelando a medida que vaya transcurriendo la trama, nos iremos encariñando con esos personajes, con su evolución gracias al estilo sencillo, llenito de humor, y evocador de la prosa de la autora. Escrita con un lenguaje salpicado de palabras gallegas en el caso de la abuela y de magia en el de Sebas y sus dos amigos (Guerrero y Noa), la novela es muy rica en acciones, en situaciones diferentes, unas veces casi rocambolescas de puro absurdas y otras profundas y muy serias. Tiene un ritmo muy ágil toda la narración gracias a los tres narradores que se van combinando para contar la historia y la sucesión de acontecimientos que les acontecen.
Me la recomendó mi amiga Julia y no puedo dejar, a mi vez, de recomendarla también porque merece mucho la pena. No conocía a esta autora pero ahora no pienso dejar ni uno de sus libros sin leer.
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