Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 3 de septiembre de 2021

Murales de Cantabria. Escapar.

 

Santoña. Julio 2021

 

Colocando un pie delante del otro, con cuidado, nos deslizábamos por la cuerda floja de la música que escapaba de aquel saxo, mientras fuera anochecía.

De puntillas nos adentrábamos en el viernes noche:

El plan era escapar. 

El botín, conseguirlo.

 

Había tanto por disfrutar.

 

Repasar el verano a través de las fotos.

Deslizarse por los toboganes de las fachadas pintadas, 

colarnos con descaro en el fondo infinito de coloreados murales.

 

 Escuchar, ver, reír, comer.


Comer guarrerías. 

¿Hacerlas?

Sentir.


Tirarse de cabeza a un lugar donde sentirse querido. 

¿De cabeza? Mejor sin ella.

Una sonrisa.

Un guiño.


Escapar.


Y acunándonos, despacio, la música 

la música de aquel saxo.


Laredo. Julio 2021

Santander. Julio 2021

Santander. Julio 2021

Santander. Julio 2021

Laredo. Julio 2021

Laredo. Julio 2021


"Independencia" de Javier Cercas. Reseña literaria

  


En diciembre de 2019 que leí "Terra alta" de Javier Cercas, se me coló dentro Melchor Marín, su protagonista.

De vez en cuando he pensado que cuándo volvería a saber de él. 

La verdad es que no ha sido demasiado tiempo, esperar dos años, para que el autor nos diera razón de él en este "Independencia" que me he leído tan rápido porque tenía ya ganas de volver a pasar unos días enredada en esa historia.

En esta entrega hemos dejado Gandesa, el pueblo de la Terra Alta donde vivía Melchor Marín, el mosso d`esquadra protagonista. Nos trasladamos con él y con su hija Cossette a Barcelona, donde la Alcaldesa está sufriendo un chantaje por un vídeo sexual que pretenden sacar a la luz. A Melchor le piden sus compañeros que venga a echar una mano. 

Vemos, por tanto, que la ambientación cambia un poco. Aunque ya estamos en el año 2025, hemos avanzado en la cronología de la historia.

El tema de la novela sigue siendo la injusticia, tal y como era en la primera entrega. Aunque, claro, aquí se aborda de paso el tema del procés, ya pasado. Se aborda mucho el tema político, pero también se vuelve a abordar el tema del antihéroe que siempre pierde frente al poder y el dinero.

«Mi padre decía que Cataluña siempre ha estado en manos de un puñado de familias. Ellos mandaban antes del franquismo, mandaron durante el franquismo, mandan después del franquismo y mandarán cuando tú y yo estemos muertos y enterrados». (Página 58)

 Imagino que con algunas opiniones de corte político que ha plasmado aquí el autor, habrá perdido algunos lectores.

 

En lo que al argumento se refiere iremos avanzando en una doble vía. Por un lado tenemos la historia propia de esta novela de la extorsión a la Alcaldesa. Es la parte donde más se aborda el tema político, la corrupción del Gobierno, de la Alcaldía, de las Instituciones. 

Y por otro lado tenemos la historia de Melchor Marín, cómo ha evolucionado su vida con respecto a su trabajo, a su familia, a sus amigos. 

"El policía no le ha contado más; ella, por su parte, tampoco pregunta, porque la primera regla no escrita de su amistad consiste en la obligación de administrar con sumo cuidado sus mutuas intimidades."

 

Este personaje de Melchor Marín sigue siendo muy atractivo. Ese mosso expresidario, letraherido y obsesionado con "Los miserables", hijo de una prostituta asesinada, cuyos asesinos nunca pudo encontrar. Ese mosso que va un poco por libre, y se toma muchas veces la justicia por su mano, sin dar ningún tipo de explicación a nadie de su entorno. Es un buen personaje, un tipo fascinante, que en esta segunda entrega crece un poco más y se convierte en un personaje más maduro. 

 

Siguen teniendo mucho peso los libros en esta segunda parte de la historia. Aunque en esta ocasión, casi más que Los Miserables, se alude a Miguel Strogoff de Julio Verne. Todas las noches el protagonista se lo lee a su hija que identifica al protagonista con su padre. Pero también hay otras alusiones como a Lampedusa, a Eça de Queiroz, está leyendo La ilustre casa de Ramires; a John Ford, El hombre que mató a Liberty Valance, y John Wayne.

El libro está escrito en tercera persona, y va alternando la prosa con el diálogo. El ritmo es ágil, no es trepidante, pero es una novela entretenida que se lee muy rápido.

Si leíste "Terra Alta", no puedes dejar de leer "Independencia". A mí ya me gustaba Javier Cercas, pero con estas dos novelas me he afianzado en su prosa, y más porque me atrae el tema policíaco. Además un fleco muy importante de la primera que se nos había quedado sin resolver, se cierra en esta segunda novela, con lo cual resulta mucho más redonda. He leído por ahí que se trata de una tetralogía, si es cierto, podremos disfrutar de nuevo de otra andanza de Melchor Marín, aunque seguramente ya convertido en bibliotecario que es lo que está deseando. O no, quizá solo sea poli y ya está como le dice su amiga Rosa Adell.

Pero, no pasa nada, al final lo sabremos, solo hay que tener paciencia, ya llegará la continuación.


jueves, 19 de agosto de 2021

Más murales de Madrid

 

 
 
 
 
En agosto no había que irse muy lejos 
para viajar,
para descubrir rincones nuevos,
para disfrutar.

Madrid domingueaba en sus fachadas, 
y como una peli de estreno,
se volvía historia, personaje y pasión.
 
Madrid era nuestra e infinita siempre, 
pero en agosto se adecuaba a nuestro paso,
se hacía de nuestra medida, 
se nos ofrecía 
más transitable,
más luminosa,
más de los que nos quedábamos
haciéndole compañía.


 
 
 
 
 
 
 
 


 


 

martes, 17 de agosto de 2021

"Bajo la piel" de Susana Rodríguez Lezaún

 

"-Entiendo -siguió Damen, concentrado ahora en acariciarle el interior del brazo-. ¿El nuevo cuervo lleva el alma de tu madre?

-Así es, lo hice por ella.

-¿Y el pájaro rojo que está al lado?

- No es rojo. Cuando la costra se caiga será marrón. Es un rálido de Aldabra, el único ser vivo del que se tiene noticia que ha reaparecido sobre la faz de la Tierra miles de años después de haberse extinguido.

-Como si fuera una...

-Resurrección -terminó Marcela-. Sé que puede sonar estúpido...

-No -le cortó Damen-. No suena estúpido en absoluto. Es un homenaje precioso, una forma iancreible de llevar contigo a las personas que amas."



Esta novela me la he leído en un suspiro. Me ha parecido de lo más, más, entretenido. Muy recomendable.

No conocía a esta autora, me la recomendó una amiga, y la verdad es que ahora me pienso leer todos los libros que tenga. 

"Bajo la piel" de Susana Rodríguez Lezaun. 

Me ha encantado el personaje principal. Marcela Pieldelobo. Me parece un personaje de esos, como Lisbeth Salander, que me resultan de lo más atractivo, tiene magnetismo. Se trata de una inspectora del Cuerpo Nacional de Policía de Pamplona, que anda por la treintena y arrastra un montón de problemas familiares y sentimentales, a quién se le va un poquillo la mano con el alcohol y es excesivamente visceral. Es un personaje duro por fuera y frágil por dentro que está perfectamente perfilado, con un montón de detalles curiosos en torno a su persona que hace que enseguida te atraiga, te cale, y te pongas de su lado. Es un personaje con tanta fuerza que toda la novela va a girar en torno a ella, es como si primero hubiera existido el personaje y después el autor le hubiera inventado su historia.

Junto a ella conoceremos a unos secundarios también de excepción, aunque no tengan el brillo de Marcela, me estoy refiriendo a su compañero Miguel Bonachera, a su pareja el policia foral Damen Andueña, o a su vecino Antón Errea, un jóven discapacitado. Con todos estos personajes llegas a encariñarte, están muy bien caracterizados, son creíbles, casi los ves moverse.

Aquí Marcela se va a encontrar con el caso de un bebé abandonado en un aparcamiento solitario y un coche de alquiler siniestrado sin rastro del conductor, pero con manchas de sangre y huellas de rodadas… Las pistas nos llevan hasta una familia de la zona muy influyente y muy tradicional del Opus. Pero los superiores apartan del caso a Marcela...

Se abordan muchos temas: las influencias, el poder del dinero, la corrupción, el maltrato...

La novela tiene muy buen ritmo, es ágil, hay mucha acción en su trama. Un ritmo casi frenético. Son 39 capítulos cortos, se leen muy rápido. El narrador es omnisciente. Y hay muchísimos diálogos, diálogos muy naturales, que fluyen, que te los crees, lo cual favorece que el ritmo sea mucho más rápido, de lo que ya es de por sí, gracias a su trama. 

Me ha gustado mucho la prosa de esta autora porque está salpicada de detalles que la hacen muy visual:

"Más de un día llegaba a la plaza llorando porque su madre no le permitía quitarse el uniforme escolar y ponerse pantalones, aunque fuera el chandal del colegio. Siempre llevaba esa horrible falda a cuadros escoceses, camisa blanca, una corbatita oscura, no sé si azul o negra, y chaqueta también oscura con un enorme escudo bordado en la pechera. Pero ella era muy lista -siguió-. En cuánto su madre se descuidaba, cogía la aguja de la falda, se cruzaba la parte de atrás entre las piernas y la engachaba delante. Parecía uno de esos pantalones hindúes. Entonces le veíamos las rodillas. -Rió. Sonreía como si estuviera viéndola en ese momento. Y quizá fuera así, quizá Victoria estuviera detrás de sus ojos."

Muy bien ambientada en Pamplona y Zugarramurdi, podemos casi humedernos con la lluvia, con ese ambiente gris, o pasar hasta frio. Muy bien reflejado ese mundo de Navarra, tanto el de la capital como el del pueblo de callecitas estrechas, salpicado de verde y construído de piedra.  


En fin, que se nota que me ha tenido enganchada a la historia. ¿Verdad?

Me ha parecido una novela muy recomendable, y tengo la idea de leer el resto de novelas de esta autora.


lunes, 16 de agosto de 2021

"Lo que la marea esconde" de María Oruña

 


"...Llevaban mucho tiempo corriendo el uno hacia el otro sin encontrarse. Ambos eran en realidad como aquellas aves de las Órcadas, aquellos pájaros hijos de los árboles que venían de la oscuridad pero que después con suerte, eran los que más alto podían alzar el vuelo..."


Y otra vez que he leído novelas con más rápidez que he escrito sus reseñas. Tenemos que darle más vidilla a esta sección porque ya tenemos fila.

Interrumpí durante una semana la lectura de Andres Trapiello, su "Madrid" que ya hemos reseñado, para intercalar una novela ambientada en Cantabria. Me escapaba una semanita para esas preciosas tierras y quería que me acompañara una historia que se desarrollara allí mismo.

La elegida fue la cuarta entrega de las novelas protagonizadas por la teniente Valentina Redondo. Claro, estoy hablando del último libro de María Oruña: "Lo que la marea esconde". Me habían gustado las otras tres anteriores y tenía pendiente saber que había sido de los protagonistas.

En este caso concreto la acción se desarrolla en Santander ciudad. Las playas del Sardinero, la bahía, el Faro de Cabo Mayor y sus aledaños son los paisajes elegidos. Está maravillosamente ambientada, la verdad. Yo, que en ese momento estaba paseándome por allí, encontraba todo muy reconocible. Ya conocía Santander, pero verla, vivirla así, a través de la trama de una novela le da otro punto más de identificación con la historia y con la tierra.

El argumento de esta entrega es el siguiente: Judith Pombo, presidenta del Real Club de Tenis de Santander es encontrada muerta en su camarote de la goleta La Giralda. Lo más curioso es que la habitación está cerrada por dentro, aunque la herida del cadáver demuestra que se trata de un asesinato."

María Oruña recurre en esta novela al crimen conocido como de "la habitación cerrada" que ya la habían utilizado otros autores del siglo pasado. No es un tema nuevo. En consecuencia va a intercalar al comienzo de cada capítulo citas de buenos autores del género como Agatha Christie, Leroux o Edgar Allan Poe. Es todo un homenaje a aquellas novelas el que nos hace la autora en esta "Lo que la marea esconde". Yo, que cuando tenía 14 años me leí muchísimos libros de Agatha Christie en aquellos largos veranos que tanto he echado de menos desde que comencé a trabajar, he sentido que me transportaba tanto a aquellas historias que tanto me atrapaban como a la que yo era entonces, al releer esas alusiones a sus novelas.

No es de esta serie de novelas, la que más me ha gustado, la verdad. Pero por otra parte, creo que en esta cuarta entrega de la saga la escritora ha mejorado mucho en lo que se refiere al cuidado que ha puesto a la hora de estructurar la novela. Tanto por esa vuelta al género, como por lo curioso del punto histórico, no quiero desvelar nada, al que ha aludido para desentrañar el misterio en sus últimas páginas. Otra cosa ya es lo acertado o estrambótico que le parezca al lector esa explicación, eso ya es cuestión de gustos. A mí no me ha parecido mal.

En general, como las anteriores novelas policíacas con ésta protagonista, se lee muy bien. Está escrita en tercera persona y con una prosa muy sencilla, muy clara, que va fluyendo sola. Es muy entretenida y amena. Volver a la historia paralela de Valentina y Oliver, los protagonistas, siempre apetece, la autora ha creado unos personajes muy bien perfilados y creíbles, da gusto volver a encontrarse y saber cómo van avanzando en su relación. 

Están bien estas novelas de María Oruña, son agradables de leer y mantienen el interés. Eso sí yo las leería por orden, aunque son misterios diferentes en cada una, guardando su cronología se puede seguir mejor la historia personal y paralela de los personajes principales.

Y ahora a esperar la quinta.


sábado, 14 de agosto de 2021

Un amor. Faros de la Isla de La Palma

 

Faro de Fuencaliente

 Nuestra historia de amor en La Palma comenzó en el Faro de Fuencaliente. 

 

Como a este faro, a quién la erupción del volcán Teneguía a punto estuvo de sepultarlo, así a nosotros casi nos arrastra aquella pasión. Sin embargo tan milagrosamente como al volcan de principios del siglo XX le respetó la lava, así nosotros sobrevivimos a aquellos días absolutamente febriles en los que nos costaba salir de la habitación si no era para buscar los rincones más íntimos de la Isla. Cuánto le gustaba a mi cuerpo sentir el tuyo cerca, tu piel y mi piel no perdían oportunidad de rozarse, de sentirse, de disfrutarse. Cuántas risas entre los besos.


Sin embargo no supimos reconducir aquel torrente de sensaciones, no logramos templar aquella fiebre volcánica que nos llevó a descubrirnos y sin darnos apenas cuenta nuestra relación se volteó monótona, rutinaria, tan insípida como el Faro de Arenas Blancas que había cerca de la casita marinera donde terminamos sobreviviendo. Aquella casita de colores, rodeada de arena y cangrejos, aún me hace sonreír a pesar de que nuestro tiempo allí ya no tuvo el sabor ni el dulzor de los primeros tiempos juntos.

 

Faro de Arenas Blancas

 


 

Aún así, no sabíamos que nos quedaba vivir lo peor. ¿Qué nos ocurrió? ¿Dónde despistamos a las caricias? ¿Dónde extraviamos los besos? ¿Cómo pudimos dejar que nuestra vida se volviera ese lugar accidentado? A menudo pienso en aquellos días como en el lugar donde alzaba el Faro de Punta Lava.

Al oeste de la lujuria y el amor, alzamos nuestra casa, al lado de unos invernaderos, dónde si no, a los que se llegaba por un estrecho y recóndito camino. A los pies de ese faro feucho dejamos languidecer y casi tiritar de frío a aquel amor nuestro que tanto calor nos había dado ¿Cómo pudimos convertirlo en algo tan gris y sin gracia?


Faro de Punta Lava

 

 

 

¿De dónde sacamos la fuerza para quedarnos con lo mejor? ¿Cómo conseguimos reconducir aquella lánguida relación que daba sus últimas bocanadas? A punto de ser uno de esos pobres peces a quienes las olas les hacían chocar contra las rocas.

¿Que viento benefactor soplaba el día que nos cambiamos de casa? Nos mudamos de Faro y nos fuimos a vivir al norte, cerca del Faro de Punta Cumplida. Y cómo no podía ser de otra forma allí cumplimos el deseo de seguir juntos.

Entre cultivos de plataneras, tal y cómo había resistido aquel faro de 150 años, resistió nuestro amor. Rescatamos la ternura y el sentido del humor de allá donde los habíamos desterrado, aprendimos otra vez a mirarnos de frente. Nuestros ojos, nuestras manos, las yemas desnudas de nuestros dedos se reconocieron de nuevo y una pizquita de cariño, una brizna indestructible, consiguió el resto.

 

Te echaba tanto de menos, musitaste en mi oído la noche que volviste a abrazarme.


Faro de Punta Cumplida


jueves, 5 de agosto de 2021

Cuéntame uno de veletas

 

Junio 2021 La Palma


Acababas de decir que este verano no salían muchas veletas a nuestro encuentro, cuando de pronto apareció.

Billaba en lo más alto, silenciosa e intacta.

Dicen que si sueñas que ves un ángel, o varios, tocando trompetas vienen buenas nuevas, noticias ansiadas o inesperadas, pero al fin y al cabo noticias que abren un próspero porvenir.

¿Y tú crees esas cosas? Pregunté con el más puro escepticismo escapándoseme por los ojos y la voz.

Me miraste, sonreíste, y echaste a andar dejando escapar tu respuesta al aire, como si fuera una cometa:

Yo lo que creo es en las veletas. 

 

Y como el ángel, además de llevar trompeta, tocaba hacia el norte, para allá que fuimos en busca del próspero porvenir.


Junio 2021 La Palma

Julio 2021 Ajo (Cantabria)

Julio 2021 Isla (Cantabria)

Julio 2021 Isla (Cantabria)


miércoles, 4 de agosto de 2021

"Madrid" de Andres Trapiello


 

  "A menudo oímos: "No sé cómo podéis vivir en Madrid". Y llevan razón. Yo tampoco me lo explico. Pero si puedo, nunca me iré de esta casa ni de este barrio; cada día los encuentra uno, cómo decirlo, más cercanos, sin que por ello vea que se lo estemos quitando a nadie. Esta ciudad nos sienta a todos como ropa de niño pobre, "corta y larga". Lo que tiene de urbe lo tiene también de "campesino y lugareño", como se encargan de recordar una vez al año los rebaños de merinas que atraviesan la cazada que pasa por la Puerta de Alcalá..."

 

Hoy me apetecía conversar de libros con mi blog. 

Se trataba de huir de la rutina y, sobre todo, de los sinsabores, escapando por la puerta profunda de un libro: la mejor puerta.

He comenzado yo contándole que he estado ultimamente leyendo "Madrid" de Andres Trapiello. Y le he dicho "ultimamente" porque he tardado "lo que ni sé" en leerlo. Pero lo cierto es que me entretenía, me entretenía mucho y además me enseñaba y me recordaba algunos aspectos de Madrid que o no sabía o había olvidado. Además de volver a recorrer este Madrid en el que vivo cada día, de su mano, lo cual ha sido un doble placer.

Este libro de Andres Trapiello, le dije, no es una guía, ni un callejero, ni un libro histórico de Madrid, es un revoltijo de todo, con trazas literarias sí, pero también bastante de sus opiniones, sus recuerdos, sus sueños y frustraciones. Es una mezcla entre su propia biografía y la de Madrid, desde que siendo un adolescente leonés decidió venirse para acá, tras una pelea con su padre, y detrás del que creía sería el gran amor de su vida, en el año 1971. A partir de esa llegada, Trapiello nos va relatando tanto de su vida, como de los distintos aspectos de esta ciudad, mientras va saltando de un tema a otro, todos relacionados con Madrid. Quizá no tenga un hilo argumental muy claro, ni mucho orden, pero yo se lo recomendaría a mi blog y a quién gustase de que le cuenten de Madrid.

A quién le gustase que le cuenten "mucho" de Madrid porque anda que no te ha durado... -Me ha respondido mi blog.

Bueno, le he dicho yo, tampoco hay por qué leerlo de un tirón. No es una novela. Se puede leer altenándolo con otros libros más ligeros. 

Que es lo que tú has hecho -Ha apostillado él. (A veces no puedo con mi blog cuando se cree que lo sabe todo de mí.) 

Sí, efectivamente, yo también antes de terminarlo me leí una novela y luego volví a él. Solo una, de María Oruña, y mientras estaba de viaje, por leer algo ambientado en los paisajes que estaba visitando y más ligero, que para eso estaba de vacaciones... Y de pronto me he callado, porque ¡Qué necesidad tenía yo de justificarme con mi blog! No hay nada más placentero y más particular que la lectura. ¿A qué vienen estos reproches? Digo yo...

 

Y he vuelto a centrarme en Andres Trapiello y su "Madrid":

Para ser ‘nada y de nadie’, de Madrid todos creen tener algo que decir, y por lo general acaban diciéndolo. Y a Madrid todo le parece bien, porque es Madrid”.

Habla mucho en este libro Trapiello, además de otros muchos escritores, de Benito Pérez Galdós, y lo hace con devoción: “porque sin Galdós no se entiende Madrid”. Muchas veces alude a él durante todo el libro, a su Fortuna y Jacinta, que según Trapiello no solo es la gran novela de Madrid, sino el gran libro sobre Madrid. 

“Acaso el galdosiano es el único Madrid que haya existido, antes incluso de Galdós, y el único que aún pervive extendido por toda la ciudad”.

 Habla también mucho, cómo no, del Rastro de Madrid, del que es asiduo de siempre y de cómo conoció siendo jóven el Museo Romántico, donde tantos momentos inolvidables pasó antes de que lo reformaran. Habla de la gastronomía y de los toros. Alude a la "chulería madrileñá" y a los sucesos y personajes que la han poblado. Habla incluso del árbol de Madrid, la acacia y su vista favorita desde esta ciudad. Habla del Covid, de la Ley de la Memoria Histórica, y de la retirada de algunas estatuas. Habla de todo cuánto siente y vive en este Madrid que habita, y eso se nota en estas páginas.

 

Aunque, bien es cierto, para hablar de la historia de Madrid recurre a un historiador:

“Su historia, nos recuerda Santos Juliá, es la de una ciudad que ha querido ser con Austrias y Borbones la capital de la monarquía; con los liberales del siglo XIX la capital de la nación; en 1931 la capital de la República; en 1939, con Franco, la capital de España, y desde 1978 la capital del Estado. En la actualidad yo creo que apenas es ya nada, solo el buzón donde todo el mundo, principalmente ‘las provincias’, como las llama Ortega y Gasset, dirige sus quejas y reclamaciones. Pero no solo: ha sido, como ninguna otra, la de las ocasiones perdidas. Aunque sin exagerar: tampoco es un proyecto en ruinas”.


En definitiva habla de todo cuánto le ha parecido, en virtud de su amor por Madrid y su particular punto de vista. Y eso se transparenta a lo largo de todas estas memorias o ensayo o como queramos definir este gran tomo narrativo. En cualquier caso es una narración original y distinta. Todo el libro está escrito con un estilo impregnado de naturalidad, muy cercano pero muy literario, salpicado de citas literarias, de frases escogidas, de alusiones a libros y autores, a conversaciones, a tertulias, a amistad y amor por la literatura: "Lo que se sabe sentir se sabe decir" es una frase de El amante liberal que he citado mil veces. No hay otra enseñanza que valga. Y que el Quijote sea una novela a la que le sobran quinientas páginas da lo mismo, podría haber tenido otras quinientas y seguiría siendo la obra maestra que es...".

Por eso mismo he podido tomar nota de muchos libros que recomienda, por ejemplo de varios que hablan del Madrid de la Guerra. 

Está contado también, en lo que al estilo se refiere, con pinceladas de humor, con cierta gracia. Es curioso.

Ha trabajado en él cuatro años y seguramente podría haber seguido otros tantos. En cualquier caso, aunque la primera parte se me hizo un poco más árida que la segunda, yo hubiera seguido leyéndolo, porque lo he disfrutado mucho. 



Ea, dice mi blog cuando me escucha.

Ea, le digo yo y además pienso publicar esta entrada, le concluyo.

Tú misma. Me contesta él retirandose a su natural ostracismo.

Ay qué carácter tiene...



"Este libro ha sido el fruto de cuarenta años de vida madrileña y de muchos derribos. Durante los cuatro que ha trabajado uno en él he ido tomando notas de lecturas, paseos e impresiones, y aprovechando las que he ido guardando en unas libretas de hule negro, encontradas, cómo no, en el Rastro y procedentes de viejas papelerías cerradas por defunción o quiebra. ..."

sábado, 31 de julio de 2021

Aquello que nos apasiona

 

Los Llanos de Aridane (La Palma)


Y llegará ese día, 

tiene que llegar.

Ese día que podremos, durante horas y horas, dedicarnos a lo que más nos llena, nos arrastra, nos apasiona.

Sabiendo que la dedicación no tiene por qué terminar.


Llegará ese día,

tiene que llegar.

Será un sábado, un día de vacaciones, un día jubiloso de jubilada. 

Siendo festiva para siempre la íntima fiesta.


Llegará.

Díme que llegará.

Prométemelo.


Los Llanos de Aridane (La Palma)

Cartes (Cantabria)
 
Cartes (Cantabria)



lunes, 26 de julio de 2021

¡Viajar!


 

"Viajar

Primero te deja sin palabras

luego te convierte en narrador" 

 

 

 

Y de pronto, en una preciosa ciudad del norte, tropiezas con esa frase en una pared. 

No importaba si procedía de una agencia de viajes o una tienda de ultramarinos, era una de esas frases que, al verte, saltan desde su lugar y se te anudan al cuello como el más amoroso de los pañuelos, sin pedirte ni permiso. 

No es que tú quieras llevártela, es que la frase quiere irse contigo.

Es de viento, de sol, de agua de mar y caricia.

¿Cómo vas a decir que no?

Y con ella anudada al cuello y una sonrisa espontánea estirándose en tu cara, echas a andar, mientras con la mano te la sujetas bien cerca, cerquísima, de la piel.

¿Os habéis fijado? pareces decir a todos los que se cruzan contigo, sin pronunciar palabra. 

¿Os habéis fijado? 


 Me sienta bien.

 

lunes, 19 de julio de 2021

De los comienzos

 


Había una vez un lunes. 

Me gustan los comienzos. La ilusión de que todo está por estrenar. 


Ana Karenina de León Tolstoi

Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera.

 

Cien años de soledad de Gabriel García Marquez

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

 

La metamorfosis de Franz Kafka.

Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.


 La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. 

 

Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

 

Lolita de Valdimir Nabokov.

 Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta”.

 

 Moby Dick de Herman Melville.

Llamadme Ismael”.

 

Y tantos, tantos, memorables comienzos.

 

domingo, 18 de julio de 2021

Los nombres de las tiendas

 


¿Te acuerdas de aquella colección que teníamos en el blog? Vale, sí, tenemos unas cuántas, es cierto. Me estoy refiriendo a la de las tiendas, sí concreto, la de los nombres de las tiendas. Me alegro de que te acuerdes. 

Pues ya tengo otro montoncito de cromos más. ¿Quieres verlos? Son de Madrid. Reuní otros pocos de las islas, pero hoy, si quieres, te enseño los nuevos de Madrid. 

¿Te acuerdas de cuando cambiábamos los cromos poniendolos boca abajo y con la mano los palmeabamos? Si el cromo se daba la vuelta era para mí, si seguía boca abajo era para ti. ¿Cómo que no te acuerdas? Que síííí. ¿No te acuerdas? Poniamos la mano en hueco sobre el cromo y dabamos un pequeño golpe sobre él...

Sí, ya sé lo que me dices siempre: "Cuando el pasado te llame no le atiendas... no tiene nada nuevo que contarte." Pero no sé si estoy de acuerdo.

En fin... Cómo íbamos diciendo:

Hoy te quería enseñar mis nuevos cromos de la cole de "Nombres de tiendas". Son todos de Madrid, de la zona de El Rastro. Son chulos ¿no crees?

Una academia que se llama "Idiomería", como no podía ser de otra forma.

Una librería que han "titulado": "Los pequeños seres". Me encanta.

Y un local de esos con nombre en inglés "Room escape", al que, al menos, le han puesto un buen nombre: "Dale al coco".

¿Que te parecen? 

Qué gusto ver el ingenio para nombrar. 


 






viernes, 16 de julio de 2021

Poemas narrativos: Amalia Bautista, Begoña Abad y Ana Martín Puigpelat

 


 

¿No hay días que te tomarías un poema?

Pero uno de esos narrativos que me gustan a mí...


 

 

Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o, mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía,
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prenderle fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.

AMALIA BAUTISTA

 

 

 No sé si te lo he dicho:
mi madre es pequeña
y tiene que ponerse de puntillas
para besarme.
Hace años yo me empinaba,
supongo, para robarle un beso.
Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta 
donde poder querernos.

BEGOÑA ABAD

 

 

A veces me desprendo de un recuerdo.

Luego sale la costra.
Tarda cien madrugadas en caer.

Después el cielo sabe a sangre seca.

Pag. 98 de Pan Duro
de ANA MARTÍN PUIGPELAT


lunes, 12 de julio de 2021

Del placer de los conciertos. Rozalén

 

 


El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión”.

Epicuro

 

¿Te acuerdas de aquellos conciertos que había en el Auditorio del Parque de atracciones? Sería a finales del BUP o en COU. Anda que no fuimos... Eran gratis y, después de atravesarnos Madrid en metro, allí clavados que estábamos todos los amigos, un puñado de horas antes, bajo aquel sol despiadado, solo para pillar una fila entera de aquellos duros asientos de piedra para escuchar a Serrat, o a Aute, con auténtica devoción. Qué poco rato cantaban y cómo echábamos la tarde entera para verlos. Sí, te hablo de aquellos tiempos felices del cine de verano en el barrio, los tiempo de sentarnos todos en corro en el cesped cantando las canciones que sabía tocar la que llevaba la guitarra. "De alguna manera tendré que olvidarte, por mucho que quiera, no es fácil, ya sabes, me faltan las fuerzas, ha sido muy tarde y nada más, y nada más, apenas nada más..."

La primera vez que vimos a Sabina fue en las Ventas. No se me olvidará nunca. Primero estuvimos en la arena. Y cuando ya no aguantamos más, nos subimos hasta lo más alto y nos sentamos con la nariz asomando entre la barandilla, con las piernas colgando, mirando hiptonizados la parte de arriba de la cabeza de los Viceversa y de Joaquín. Ay. Diminutos, pero allí estaban. ¡Cómo me gustaba a mí entonces el que cantaba de los Viceversa! Aunque he terminado siguiendo más a Panchito. ¿Te acuerdas? "Aquella noche no llovió/ Ni apareciste disculpándote/ Diciendo, mientras te sentabas/ "Perdóname si llego tarde"

Pero memorable fue el de El último de la fila en el Pabellón del Real Madrid, cuando aún existía claro, y no habían construído las enormes torres que se ven desde toda la ciudad. ¿Cuántas personas seríamos? Una auténtica burrada. Todos allí aplastados para entrar. Pero nos encantaban aquellos "aviones plateados rozando los tejados..." Entonces ya estábamos en la Universidad. También inolvidable fue el de Mecano, y también en las Ventas. Fue comenzar el concierto con aquella nebulosa y la música de Héroes de la Antártida y ya no dejamos de cantar a voz en grito todo el concierto. "Dieciocho enero de mil novecientos doce el capitan Scott/ Acompañado de Evans, Wilson, Bowers y/ Oates, alcanza el polo sur pero fracasa en la hazana de ser el primero..."

 

Han pasado más de treinta años, bueno vale, y treinta y cinco también. Qué más da. Ya he perdido la cuenta de los conciertos a los que habremos ido, de tantos han sido. ¿Cuántos? Muchos. Joaquín Sabina, Serrat, Aute, Presuntos Implicados, Javier Ruibal, Pedro Guerra, Jorge Drexler, Los Rodriguez, Love of Lesbian, Quique González... y algunos que se me olvidan ya. 


Y Rozalén. El último ha sido el de Rozalén en el Wizink Center. Se escucha mucho mejor que cuando íbamos a los conciertos del Palacio de los Deportes, que también fueron unos cuántos.

No ha tenido nada que ver con otros conciertos, nos tomaron la fiebre, nos regalaron el botecito de gel gentileza de nosequién, bloquearon sitios sin ocupar a ambos lados, detrás y delante, y no nos permitieron levantarnos para bailar ni una sola vez, hasta la última canción del último bis. Pero ¿Era el tercer o el cuarto concierto de Rozalén que veíamos?

Merecía la pena.


Coger las entradas con antelación, quedar antes, esperar todo el tiempo que sea hasta que se apagan las luces, disfrutar de cada canción pensando "¿Y la de Berlin, no va a cantar Berlín?", presentir con tristeza que ya va a terminar y pedir a gritos los bises, los benditos bises. 

El ritual de cada concierto no cambia con la edad ni la experiencia. Siempre es una fiesta.

Creo que, a estas alturas de la vida, puedo afirmar que seguiremos yendo de concierto hasta que las piernas (y la tensión) nos lo permitan. Prepararemos despacio, ya todo será despacio, la fuga. Nos escaparemos de la Residencia que nos toque, burlaremos a a las auxiliares para ir a algún concierto y huiremos como forajidos, sujetándonos la dentadura postiza para que no salga volando con las risas. 

Lo sé. Lo haremos. Seguro. 

Porque ir de concierto es un placer único.  

 

 


 


 





Ya lo decía Epicuro:  "El placer es el bien primero".

Qué tío Epicuro... Cómo sabía. 

sábado, 10 de julio de 2021

De los amigos de los viajes

 

Aunque vayas con amigos, en los viajes, siempre te haces más.

Yo tengo la suerte de haber conocido a muchos de mis mejores amigos, ellos saben bien quiénes son, trotando por esos países lejanos. En aquella ocasión congeniamos tanto, que con el tiempo hemos repetido, incluso más de una vez, y espero que lo sigamos haciendo durante muchos, muchos años más.

 

En otras ocasiones sabes que, aunque hayas tropezado con alguien interesante, no vas a volver a viajar con ellos. Algo te dice que se quedarán allí donde los conociste y no volverás a coincidir.

Quizá sea por la distinta temperatura de su piel, o por que eran muy callados, el caso es que no llegas a intimar tanto.

Sin embargo, no quieres olvidar que los conociste, y son tan fotogénicos que, en un momento dado, no puedes evitar gritarles:

¡Sonríe!

Y a modo de despedida posan tan ufanos.


 
 
 
 



miércoles, 7 de julio de 2021

La Palma y la vida

 



Cuando vuelvas a La Palma pregunta por mí.

Todavía ando correteando por allí,

cazando faros.

Me fui aquel junio del año que volvimos a viajar. 

Guardé en una pequeña maleta el papel que decía que ya estaba vacunada, un montoncito de mascarillas y un par de botes de gel. Claro, también me llevé algún que otro biquini, unas cómodas sandalias y las ganas intactas de conocer el mundo. 

La Palma no quería dejarme marchar, así que una parte de mí, la más despistada, todavía visita volcanes y pasea senderos verdes. 

Todavía despierta cada mañana en aquella casita que miraba al mar. Todavía está en aquel jardín precioso cuajado de enormes cactus, untando unos tímidos rayos de sol por encima de las tostadas cuando desayuna.

 

Me pregunto cuando podré volver a por ese pedazo de mí que se quedó en aquella isla de contrastes y viento. 

Esa que también soy yo, todavía no ha dejado de visitar aquella tierra oscura, ahora volcánica, después húmeda y frondosa. Todavía no ha dejado de buscar dragos y faros, todavía no ha encontrado el lugar más alto de la Isla Bonita.

 

Me pregunto cuando podré volver a por ese pedazo de mí que se me despistó el junio del año que volvimos a viajar.

Quién sabe.

Pero volveré. 



lunes, 21 de junio de 2021

21 de junio. Día Mundial contra la ELA

 


Era ingenioso, servicial, bueno.

Solo la tarde que le conocimos fue "el marido" de una amiga. La segunda, la siguiente, era ya uno más, otro amigo, el de todos. 

Ya no era el marido de Julia. Era Juanjo.

 

Cuántas cervezas y raciones en tantas terracitas de verano. Cuántas barbacoas en su casa de Segovia. Cuántas conversaciones, cuántas bromas.

Cuántas, cuántas risas, cuyo eco aún retumba en nuestros oídos.

 

Después, llegó aquella molestia en la pierna, cuando corría. Ni se pasaba el dolorcillo, ni daban con lo que era. 

En un momendo dado hablaron de una enzima y para quitarle importante decíamos aquello de "Juanjo tiene una encima..."

Y vaya si la tenía.

Después de muchas pruebas, pusieron nombre a la molestia: "ELA: Esclerosis lateral amiotrófica".

 

Aquella enfermedad poco a poco iría apoderándose de nuestro amigo. Desde las piernas hasta alcanzar el último cabello, iría trepándole, incansable, robándole el tiempo, la movilidad, la libertad. 

Cuántas reuniones en torno a su silla de ruedas primero, en torno a la cama después.

Cuántas reuniones buscando aún la confidencia, rebuscando en el fondo de la pena la broma, intentando hacer humor de lo imposible. 

Mientras, aquella enfermedad imparable y angustiosa seguía su curso como una hiedra maldita que podía con todo, con su cuerpo, con la amistad, con el amor, con la vida.

Hasta el día que ya solo pudo mirarnos y asentir con los ojos.

Después, la paz.

 

Todas las enfermedades son malas. Todas. Pero qué cruel es la ELA. 

Qué putada.

 

Yo quería hablar del verano, de su etimología, de las palabras ya sabéis... 

Pero tuve un amigo, un buen amigo que tenía los ojos azules y se llamaba Juanjo.



domingo, 20 de junio de 2021

De eufemismos, "casas" e historia en Madrid

 


¿Que os parece si nos escapamos al Madrid de principios del siglo pasado? Al Madrid menos selecto...

¿Y si todavía retrocedemos un poquito más?

Bueno vamos poco a poco... 

Porque yo lo que quería era hablaros de "casas". 

Unas "casas" peculiares.

  

¿Nos acordamos de lo que era un eufemismo?

Eufemismo

Del lat. euphemismus, y este del gr. εὐφημισμός euphēmismós.

1. m. Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.

 

A lo largo de nuestra historia, y todavía hoy en día, hemos hecho mucho uso de los eufemismos para edulcorar nuestro lenguaje. Los eufemismos con aquellas frases que hemos usado para disfrazar alguna expresión y que no sonara tan brusca.

Sobre todo cuándo queríamos hablar de ciertos temas peliagudos.

 

 Por ejemplo para llamar a los burdeles, durante mucho tiempo los llamamos "Las casas de tolerancia".

Las casas de tolerancia: 

Eran las casas donde antiguamente se ejercía la prostitución. 

La primera prohibición de la prostitución en España fue con la II República. Se prohibió en nuestro país y se intentó que se prohibiera a nivel mundial. Pero claro, de forma encubierta seguía habiéndola.

El gobierno de Franco volvió a legalizarla, pero durante el franquismo las prostitutas tenían que cumplir una serie de normas: Ser mayor de 23 de años, y pasar una revisión médica semanal. Si cumplían estas normas recibía una especie de carnet. Aunque seguía habiendo prostitutas encubiertas, o bien porque no cumplía esa edad o bien para no figurar en ninguna parte, lo cual de alguna forma la marcaría para siempre.

Y si hablamos de eufemismos en este tema tenemos un filón. 

Porque podríamos hablar de "señoritas de compañía", de "mantenidas", de "entretenidas", de "mujer de la calle", de "mujer de mala vida", de "mujer pública". Pero bueno de ésto hablamos otro día.

 

Hoy seguimos con las casas.

La casa del Pecado Mortal también era otra de esas "casas" curiosas que existían en Madrid. 


 Éste era un apelativo porque el que se conocía a una casa que existía en la calle Rosal donde estaba la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza y Santo Zelo de la Salvación de las Almas. Esta institución se ocupaba de las jóvenes que se había quedado embarazas de forma ilégitima. También se ocupaban de inscribir en el Registro Civil al "fruto del pecado", otro eufemismo, y muchas veces entregarlo en La Inclusa.

Las chicas ricas pagando tres pesetas diarias, como donativo para la Hermandad, tenían derecho a una habitación individual y podían pasar más desapercibidas. Porque pecadora había ricas y pobres. Las pobresno tenían ningún tipo de intimidad, y compartían habitación solo si había plaza, y con la condición de servir a las pudientes.

Duró desde el año 1733 hasta el 1926, cuando se construyó el tercer tramo de la Gran Vía que acabó con las calles donde estaba situada.

 

 

 Por aquel entonces también había otras "casas", pero éstas ya para vivir o simplemente dormir. Podíamos hablar en este tema de dos tipos:

Las casas de vecindad: eran casas que no tenían aseo, ni agua, ni ventilación. Abundaban todas esas casas de vecindad por los barrios que había por la parte del sur de la Puerta del Sol. Justo por donde os decía antes que se construyó el tercer tramo de la Gran Vía, que en parte se hizo para limpiar toda esa zona.

Y luego estaban las "casas de dormir" que era el peor tipo de pensión que existía.

Aquí simplemente ponían a tu disposición un jergón o colchón para domir. Podeis imaginaros la clientela que había y cuántos podían caber en cada estancia... Pero por pocos céntimos podías pasar la noche y si eras prostituta, mendigo, criado sin casa pues solo querías y podías gastar eso.

Este panorama teníamos en Madrid a principios del siglo XX.

 

A no ser que tuvieras más "cuartos" y quisieras dormir un poquito mejor, entonces siempre tenías la opción de:

"Media con limpio": 

Ésto lo podías conseguir en las posadas. Hablamos de la época de Cervantes o después. "Media con limpio" consistía en pagar por media cama compartiéndola con alguien "limpio". Alguien que no tuviera piojos, ni liendres, ni mugre de ningún tipo...

 

Habría tantas cosas que hablar de todos estos temas... Pero otro día.

Ay, qué suerte tenemos de vivir en este siglo, llevar la vida que llevamos, y vivir en el Madrid o la ciudad en la que vivimos.

 


miércoles, 16 de junio de 2021

Llegó junio y llegaron las tormentas

 

 

 

Llegó junio y llegaron las tormentas

De pronto comenzó a sonar el agua repiqueteando sobre las baldosas del patio, y un fragante olor a tierra mojada se coló, como un ladronzuelo, por las ventanas.

Había hecho tanto calor... que nos miramos sonriendo.

 

¡Abre las ventanas del todo! me gritaste ¡Que se nos llene la casa con este olor! 

Y saliste al patio y te colocaste quieto bajo la lluvia.

Se te veía feliz.

Mientras el agua te iba empapando, te vi cerrar los ojos, aspirar con fuerza, intentando que tus pulmones se llenaran de humedad y frescor.

Y entonces llegó el granizo. Un granizo a destiempo y pendenciero. Un granizo furioso. 

Pero aguantaste bajo él, dejando que te golpeara todo el cuerpo, dejando que se formaran pequeñas huellas rojizas en tu piel desnuda.

¡¿Pero qué haces?! ¡¿Quieres entrar?! ¡Entra de una vez!

Pero tú no me hacías caso, impertérrito y callado, con las ropas completamente empapadas y el pelo lacio pegado a la cabeza. Sin mirarme, chorreando de arriba abajo, te hiciste fuerte a la intemperie.

Corrí hasta el cuarto de baño y traje la toalla más grande que encontré mientras seguía chillándote para que entraras. ¿Pero qué te pasa? ¡Que entres! ¿Te has vuelto loco o qué?

 

Pero tú te tapaste con las manos los oídos. 

No dejaba de granizar, y yo no dejaba de gritarte.

Sin embargo tú seguiste ahí.

Probándote.

Probándome.

Me cansé de chillar antes de que el cielo se cansara de su propia pataleta.

Entonces, abatida y afónica, sin entenderte, me quité los zapatos y con los pies descalzos salí yo también al patio, intentando no resbalar hasta que me coloqué a tu lado. 

Eh...

¿Qué?

Pero ni yo, ni tú, seguimos hablando.

Muy pegada a ti, me quedé quieta, dejando que el granizo rebotara sobre mí también. 

Y allí permanecimos los dos, en silencio. Al cabo de no sé cuántos minutos, me diste la mano y amarrados, seguimos empapándonos, aguantando la tromba de agua todo el tiempo que duró la tremenda granizada. 

 

Tú tenías diez años y yo ocho. 

Sin embargo ya entonces, no solo tuve la impresión de que con aquel hermano jamás me aburriría, sino también la inevitable certeza de que me dejaría arrastrar por ti, hasta el fin del mundo.