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sábado, 15 de enero de 2022

Vicky Gastelo y Libertad 8

 


Sientes que llevas toda la vida yendo al Libertad 8. 

Has ido a conciertos de un montón de gente. Has ido con un montón de gente: con familia, con amigos, compañeros...

Incluso has leído tú, en ese escenario diminuto, tus propios cuentos y tus cartas de amor.

 

Sientes un cariño especial por ese café de Chueca, ese lugar íntimo y recogido, reducto de cantautores y literatos.

El último concierto del 2021, el del 29 de diciembre, también fue en Libertad 8.

Pero no, no quieres hablar de cómo de rápido pasa el tiempo, de que ahora vas con tus sobrinas donde tú ibas casi con su edad, de lo que hacías entonces, de lo que sigues haciendo, de blablabla.


No, lo que tú quieres es darte cuenta de cómo sigues disfrutando de la música en vivo. Disfrutando simplemente de tomar algo, con personas que quieres, escuchando a alguien que con una guitarra te lleva muy lejos, sobrevolando las mesas, los vasos, detrás de un estribillo.

Lo que quieres es ser consciente de que eso es también un pellizco de felicidad: escuchar una canción, a una cantante, a Vicky Gastelo. 

Y sonreír.

Y tararear.

Y después, semanas después, recordarlo con una sonrisa. 


Vicky ¿Cuando vuelves a Madrid?



 









viernes, 22 de octubre de 2021

Vicky Gastelo en concierto. Sala Berlanga de Madrid

 

 

Y mi compiche de conciertos dijo ¿Te vienes el sábado a ver este? 

Y ya era de noche, y yo ya estaba en la cama, no sé si medio dormida o medio muerta pero acerté a contestar: "Si yo creo que no me se ni una canción..." Y mi compinche contestó: "Vicky Gastelo te gustaría..." Y ¿me lo pensé un minuto? Bah ni eso. Ni medio segundo. 

"Bueno pues voy".

Porque a mis taytantos cada vez digo no a menos cosas. 

Y a mí me liaron, pero yo lié a otros. 

Y alla que fuimos al concierto. 

Y nos gustó una canción, y dos, y todas.

Todas.

 

Y como nos había gustado tanto, se lo dijimos a Vicky a la salida, porque las cosas buenas hay que decirlas siempre. 

Y nos hicimos una foto con ella porque es tan importante que te hagan disfrutar y sentirte bien... que yo siempre quiero hacerlo eterno.

 


 Y ya solo queda ser agradecida.

Gracias a Alberto, mil gracias, de todos mis hermanos el que nació detras de mí, y trajo tanta música a mi vida.

Gracias Vicky Gastelo, gracias, gracias.


 

 




















lunes, 12 de julio de 2021

Del placer de los conciertos. Rozalén

 

 


El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión”.

Epicuro

 

¿Te acuerdas de aquellos conciertos que había en el Auditorio del Parque de atracciones? Sería a finales del BUP o en COU. Anda que no fuimos... Eran gratis y, después de atravesarnos Madrid en metro, allí clavados que estábamos todos los amigos, un puñado de horas antes, bajo aquel sol despiadado, solo para pillar una fila entera de aquellos duros asientos de piedra para escuchar a Serrat, o a Aute, con auténtica devoción. Qué poco rato cantaban y cómo echábamos la tarde entera para verlos. Sí, te hablo de aquellos tiempos felices del cine de verano en el barrio, los tiempo de sentarnos todos en corro en el cesped cantando las canciones que sabía tocar la que llevaba la guitarra. "De alguna manera tendré que olvidarte, por mucho que quiera, no es fácil, ya sabes, me faltan las fuerzas, ha sido muy tarde y nada más, y nada más, apenas nada más..."

La primera vez que vimos a Sabina fue en las Ventas. No se me olvidará nunca. Primero estuvimos en la arena. Y cuando ya no aguantamos más, nos subimos hasta lo más alto y nos sentamos con la nariz asomando entre la barandilla, con las piernas colgando, mirando hiptonizados la parte de arriba de la cabeza de los Viceversa y de Joaquín. Ay. Diminutos, pero allí estaban. ¡Cómo me gustaba a mí entonces el que cantaba de los Viceversa! Aunque he terminado siguiendo más a Panchito. ¿Te acuerdas? "Aquella noche no llovió/ Ni apareciste disculpándote/ Diciendo, mientras te sentabas/ "Perdóname si llego tarde"

Pero memorable fue el de El último de la fila en el Pabellón del Real Madrid, cuando aún existía claro, y no habían construído las enormes torres que se ven desde toda la ciudad. ¿Cuántas personas seríamos? Una auténtica burrada. Todos allí aplastados para entrar. Pero nos encantaban aquellos "aviones plateados rozando los tejados..." Entonces ya estábamos en la Universidad. También inolvidable fue el de Mecano, y también en las Ventas. Fue comenzar el concierto con aquella nebulosa y la música de Héroes de la Antártida y ya no dejamos de cantar a voz en grito todo el concierto. "Dieciocho enero de mil novecientos doce el capitan Scott/ Acompañado de Evans, Wilson, Bowers y/ Oates, alcanza el polo sur pero fracasa en la hazana de ser el primero..."

 

Han pasado más de treinta años, bueno vale, y treinta y cinco también. Qué más da. Ya he perdido la cuenta de los conciertos a los que habremos ido, de tantos han sido. ¿Cuántos? Muchos. Joaquín Sabina, Serrat, Aute, Presuntos Implicados, Javier Ruibal, Pedro Guerra, Jorge Drexler, Los Rodriguez, Love of Lesbian, Quique González... y algunos que se me olvidan ya. 


Y Rozalén. El último ha sido el de Rozalén en el Wizink Center. Se escucha mucho mejor que cuando íbamos a los conciertos del Palacio de los Deportes, que también fueron unos cuántos.

No ha tenido nada que ver con otros conciertos, nos tomaron la fiebre, nos regalaron el botecito de gel gentileza de nosequién, bloquearon sitios sin ocupar a ambos lados, detrás y delante, y no nos permitieron levantarnos para bailar ni una sola vez, hasta la última canción del último bis. Pero ¿Era el tercer o el cuarto concierto de Rozalén que veíamos?

Merecía la pena.


Coger las entradas con antelación, quedar antes, esperar todo el tiempo que sea hasta que se apagan las luces, disfrutar de cada canción pensando "¿Y la de Berlin, no va a cantar Berlín?", presentir con tristeza que ya va a terminar y pedir a gritos los bises, los benditos bises. 

El ritual de cada concierto no cambia con la edad ni la experiencia. Siempre es una fiesta.

Creo que, a estas alturas de la vida, puedo afirmar que seguiremos yendo de concierto hasta que las piernas (y la tensión) nos lo permitan. Prepararemos despacio, ya todo será despacio, la fuga. Nos escaparemos de la Residencia que nos toque, burlaremos a a las auxiliares para ir a algún concierto y huiremos como forajidos, sujetándonos la dentadura postiza para que no salga volando con las risas. 

Lo sé. Lo haremos. Seguro. 

Porque ir de concierto es un placer único.  

 

 


 


 





Ya lo decía Epicuro:  "El placer es el bien primero".

Qué tío Epicuro... Cómo sabía. 

miércoles, 13 de enero de 2021

La Mejor Música de Cine en Concierto. Auditorio Nacional de Madrid

 


13 de enero de 2021

Tercer día después del paso de Filomena

Querido blog,

Espero que a la llegada de estas cuatro letras estés bien. Yo te pienso bien, en el mundo de los blogs no hay pandemias ni nevadas ni esos hechos históricos que tampoco pasaba nada si a este, nuestro mundo real, no nos afectaran. Pero, sí que lo hacen, por eso quizá, solo quizá, te haya tenido un poco aparcadito. No, por favor, no hagas esos mohínes de blog, que te veo por el rabillo del ojo, no te pongas así de mimoso que solo ha sido un poco. 

Ponte en mi lugar, entre el teletrabajo y la nieve, la cabeza no da para mucho más.

Pero el año no había empezado tan mal ¿sabes? De hecho hasta, recién comenzado, había ido un concierto. ¿Tú sabes cuánto hacía que no iba a uno? Pues fui al Auditorio Nacional de Música de Madrid, sí ese lugar mágico, al que voy mucho menos de lo que debería. Pero fui, para comenzar bien el año, fui muy bien acompañada a ver un concierto de la...

Ta,ta, ta, chan!!

Fundación Qualitas. Film Symphony Orchestra. La Mejor Música de Cine en Concierto

Así leído suena bien ¿verdad? Pues si hubieras estado ahí, si hubieras estado como yo estuve, en esas butacas de los Bancos del Coro, a dos pasos de la orquesta, te habría sonado infinítamente mejor.

 Como verás por el título era de Bandas Sonoras, de Música de Cine. Aladdin, Piratas del Caribe, Améli, Inteligencia Artifical, El bueno, feo y el malo, Regreso al Futuro... Te habría encantado. 

El director de la orquesta, que he leído que se llamaba Constantino Martínez-Orts, iba explicando entre fragmento y fragmento musical, la historia de la banda sonora y de la película, y completamente entregado a la música, con todo su cuerpo, batuta en ristre, era muy ameno haciéndolo. ¡Hasta nos regaló un mini concurso de películas de siempre a cien por hora! Qué emoción todos a la vez intentando descubrir con los primeros sonidos a qué película correspondía: ¡¿Memorias de Africa?! ¿La Misión?...

Fue un concierto muy entretenido, complementado con efectos especiales, que nos arrastraba con esas melodías que conocíamos tan bien. Nos entusiasmó a todos cuántos fuimos. Fue todo un espectáculo.

Y todos con sus mascarillas, claro, y cada dos butacas ocupadas, escrupulosamente cada dos ocupadas, una libre.  

Mereció muchísimo la pena. Qué buena forma de empezar con la cultura en el nuevo año.

Te voy a dejar que escuches unos fragmentos pequeños, no te gustan a ti los vídeos más largos, ya lo sé, pero unos cortitos que para que te hagas una idea, querido blog, te van a servir y mucho. 

Y me despido.

¡Aunque tenga que teletrabajar, quitar nieve, o lo que sea, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a tenerte aparcado!

Ya, no me va mucho el papel de Scarlet O´Hara ¿verdad? Me lo temía... 

Cuídate blog, en nada vuelvo.