Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 8 de agosto de 2025

Cuentos encandilados en la Fuente de la Alcachofa del Retiro

 



Candil candilón
cuenta los cuentos
al caer el sol.

En la fuente de la Alcachofa en el Parque del Retiro de Madrid, los viernes por la noche, en torno a las 21 horas, hay cuentos encandilados. 

Llevan varios años, yo fui hace ya unos pocos una noche de verano y me gustó. Se cuentan cuentos cortos de tres o cinco minutos, y se van alternando los cuentacuentos a la hora de contar, que tampoco son siempre los mismos. Así que fluye muy bien, va transcurriendo un rato ágil y entretenido. A veces hay mantas en el suelo por si alguien quiere sentarse, o alguna silla plegable, y quizá distingues el murmullo del agua y es seguro y constante el movimiento de la gente que mira y pasa de largo, o pasa y se une porque se queda escuchando. 

Hace justo una semana, después de mucho tiempo, volví porque contaba entre ellos mi amiga Piluca, transformada en ¡Super beige! Pero por cuestiones meteorológicas, habían cerrado el Retiro y se trasladaron solo ese viernes a la cuesta de Moyano, arriba, donde la estatua de D. Pio Baroja. Y allá que fuimos y estuvieron contando... 

Eran pocos los que contaban y menos aún los que escuchábamos porque ya era agosto y en ese lugar hay menos tránsito de personas que en el Parque. Pero algunos nos veían, se paraban, oían al vuelo uno o dos y seguían su camino. Pudimos escuchar dos rondas de cuentos. Hasta que el chico que presentaba dijo que era mejor quedarse con un poco de ganas de más que irnos ya cansados, así que muy prudentemente cerró el acto y a otra cosa.

Lo cierto es que pasamos un buen rato bajo la luna, acompañados de D. Pio, con un vientecito bien agradable que nos aireaba mientras escuchábamos historias. 

Qué agradable es que te cuenten cuentos. 

Qué bonito. 
















jueves, 7 de agosto de 2025

"Mi nombre es Emilia del Valle" de Isabel Allende. Reseña Literaria

 



Tengo el apartado de mis reseñas con fila. Leo más rápido que reseño. Vamos a ir avanzando con él.

Terminé de leer “Mi nombre es Emilia del Valle” de Isabel Allende y no me había dado tiempo aún a reseñarlo. Toda la vida me ha gustado mucho la prosa de esta autora. Desde el descubrimiento de La casa de los espíritus, no he dejado de leer cada libro que ha salido. Tenía dos por leer, y me decidí por justo el último.

La protagonista es una mujer que lucha por encontrar su lugar en un mundo de hombres. Lo hemos visto ya en otras novelas suyas. En este caso es una periodista de San Francisco que terminará en la guerra de Chile.

Los ambientes en los que se desenvuelve la novela, son el siglo XIX de San Francisco, de Nueva York y de Chile. Históricamente la novela está muy bien ambientada. Se nota que se ha documentado mucho.

El personaje femenino es parecido al de otras de sus novelas, una joven feminista, luchadora, valiente. La hija de una monja irlandesa que se queda embarazada de un ricachón chileno que no quiere saber nada de ella. Pero, sin embargo, crece con un padrastro maestro que es encantador y la quiere mucho. Ella crece rebelde y con ganas de viajar, de moverse por el mundo contando lo que pasa.

Es cierto que para mí siempre es agradable volver a Isabel Allende, es como volver a casa. Su prosa me gusta mucho, es rica, sentimental y bella. Escribe muy bien.

Pero tengo que reconocer que esta novela no me ha gustado tanto como otras, recuerdo que cuando leí El amante japonés, que creo que era la última que había leído, salí mucho más encantada.

Esta novela me ha resultado más pesada de leer, sobre todo cuando ya está en la guerra de Chile, sentía que no avanzaba mucho con la lectura. Me costaban tantas páginas de ese momento histórico. Me resultaba demasiado extensa esa parte.

Por otra parte me habría gustado más saber de algunos otros personajes, eran muy atractivos pero no profundizaba mucho en ellos. Podría haberse alargado más en ellos y menos en la guerra. Creo que así el libro habría ganado, o al menos a mí me habría llegado mucho más. Isabel Allende ha inventado personajes inolvidables.

De todos modos, esta autora, como os decía, es como de siempre, reconforta.


domingo, 3 de agosto de 2025

Exposición de Paco Roca en el Instituto Cervantes: "La memoria. Viaje emocional por los cómics de Paco Roca"

 


Dice Paco Roca, el dibujante de comics, que uno de sus lugares fetiches es un faro. Y claro, por si no me había ganado ya, que sí, además con eso... Me siento muy identificada con los temas que le gusta abordar en sus comics, con los sentimientos que le genera su trabajo. Disfrute mucho con sus libros "El abismo del olvido" y "Arrugas", y cualquier día seguiré con los demás. Pero mientras tanto la otra tarde me escapé a ver la exposición que le dedica el Instituto Cervantes y cómo la disfruté. 

Es una exposición organizada por el Cervantes con el Ministerio de Política Territorial y Memoria democrática. Y tal y como dice el título es un viaje por los comics de este dibujante deteniéndose en la reflexión que hace sobre la memoria. La memoria familiar, los vínculos familiares y cuánto heredamos. La memoria de los exiliados españoles, la memoria de los que enterraron en las fosas. La memoria a merced de la vejez y de las demencias... 

Si vamos recorriendo los títulos de sus comics vemos cuánto ha incidido en esos temas: Arrugas, Los surcos del azar, La nueve, Regreso al Edén, Memorias de un hombre en pijama, El abismo del olvido... 

Y como es un viaje emocional pues nos encontramos con enormes mapas donde se relaciona la memoria con todo cuánto le preocupa: el paso del tiempo, el olvido, la nostalgia, la soledad... 

Nos dejan dibujos suyos, objetos, sus palabras, sus temas. 

Es una exposición muy colorista, muy vistosa e intimista. También muy reflexiva y profunda. Me encantó. 












Qué bonito cuando dibuja la muerte, vienen a buscarlo con un globo... 

Una exposición a tener muy en cuenta tanto por su estética como por su contenido. 

sábado, 2 de agosto de 2025

"Abierto por restauración" - La portada del Museo de Historia de Madrid

 


Dentro del programa “Abierto por Restauración” del Ayuntamiento de Madrid, te dan la oportunidad de visitar lugares que están siendo objeto de restauración y poder verlo muy de cerca mientras te están explicando en qué va a consistir la intervención.

En este caso están restaurando la portada del Museo de Historia de Madrid, lo que era el antiguo hospicio del Ave María y San Fernando.

Fue una visita de lo más curiosa porque primero te explican abajo la historia del edificio y sus avatares a lo largo del tiempo, anticipándote algo del trabajo que están realizando. Y luego te pasan el casco y así ataviada puedes subir 16 metros por el andamio para ver muy de cerca como lo hacen.

Fue en el puente de Santiago, tres días que se quedó Madrid medio vacío, y éramos seis personas en el grupo, en familia total. Nos tocó una guía que iban explicando de forma muy amena, y con mucho detalle.

La portada del Museo de Historia de Madrid es lo único que se conserva del antiguo edificio que a principios del siglo XX estaba prácticamente abandonado. Ha sufrido muchos cambios, pero la portada original de Pedro de Ribera se conserva, aunque con sus "sufrimientos".

Que si las palomas anidan por detrás de las figuras
y hay que esperar a que los nidos estén vacíos y luego llamar a un halconero para que deje al halcón unos días y así no vuelvan y puedan intervenir. Que es un retablo que está totalmente expuesto al clima de Madrid (“nueve meses de invierno y tres de infierno”), que si las burradas que se han hecho en algunas restauraciones anteriores…

En fin, que fue muy curiosa y muy instructiva la visita. Mereció mucho la pena.


 

 








 




jueves, 31 de julio de 2025

"Gabinete X" de Nuria Pérez - Reseña Literaria

 



"Oficialmente se consideran miembros de la generación X a los nacidos entre 1965 y 1980, xennials a los nacidos entre 1977 y 1983 y millennials a los nacidos entre 1981 y 1996"

"Steinbeck escribía exclusivamente a lápiz y siguiendo un método muy preciso. Cada mañana afilaba meticulosamente 24 lápices y los colocaba en un bote de madera con la punta hacia arriba. Cada uno le duraba solo cuatro o cinco líneas: en cuánto la punta se gastaba un poco, lo colocaba hacia abajo en una segunda caja. Cuando todos los lápices se habían gastado John hacía una pausa y los volvía a afilar. Algunos días podía llegar a usar cien. En el 2016 la fábrica Blackwing le dedicó uno de sus lápices en edición limitada. Lo llamaron, en honor a su ritual, Volumen 24."



Terminé de leer el libro “Gabinete X” de Nuria Pérez.

Me gusta cómo cuenta esta autora, su voz pausada, su forma de relacionar acontecimientos, a dónde te va llevando. Y me gusta como lo hace tanto en sus libros como en sus podcast, el de “Gabinete de Curiosidades” y el de “Meraki”. Lástima que no sea más fácil llegar hasta ellos.

Pero este libro del que os hablo, no es una novela. Es una especie de reflexión, a veces nostálgica y a veces curiosa, siempre instructiva, sobre la generación llamada “X”, o también la última generación “lenta” en la que me tengo que incluir. Es la que ocupa desde el 1965 hasta el 1980.

Me he sentido muy retratada en las sensaciones y en las emociones que quiere transmitir. Eran nuestros tiempos, los de las cartas, las cabinas de teléfono, esos en los que nada era tan inmediato como ahora.

En el libro nos habla de muchas películas, de directores de cine, de canciones, de los programas de esa televisión que cambiaba de blanco y negro a color, de los anuncios, de los objetos.

Hay citas que reconocemos inmediatamente y hay sobrevolando mientras lo lees la sensación de que sí, de que sabes de lo que habla.

No hay que perder de vista a Nuria Pérez, es una delicia lo que hace.


"Lo único que necesitamos para ser aceptados en el club de la infancia feliz son buenos recuerdos. Si entras en ese club, llevas contigo una tarjeta que te permite abrir, siempre que quieras, alguna de esas memorias. Eso es mucho mejor que llevar contigo un billete de lotería ganador. En los momentos en los que el entorno se vuelve hostil o cuando la morriña aprieta como un pantalón encogido, no hay dinero que alivie. Lo único que puede curarte es volver atrás y sentir que creciste en uno de esos lugares, que como diría Hunt S. Thompson, fue creado en un momento en el que Dios esta de buen humor."

martes, 29 de julio de 2025

Era la hora de la cena en Sabinosa


 

Como si las nubes hubieran olvidado una pegatina blanca sobre la roca negra, así apareció ante nuestros ojos Sabinosa, en la isla de El Hierro. 

Aquel pueblecito tan solitario y limpio. Tan coloreado de murales y memoriales. Tan salpicado de recuerdos en sus paredes: a la primera maestra, a su zapatero, a tantos. Tan ordenado. Tan vacío. 

Se me quedaron dentro las ganas de pasearlo despacio. De admirar sus rincones, de confundirme con sus vecinos, de intentar descubrir la vida que escondía y no se mostraba ante nuestros ojos. 

Era la hora de la cena en Sabinosa.

Quizá por eso nadie salió a recibirnos. 













martes, 22 de julio de 2025

Julio en Madrid

 



Alhajitas, tengo una pena... Entre unos y otros me tienen mi Madrid rotito del todo. Que vayas por donde vayas si no hay una zanja hay una valla y si no un socavón. Que esto es un no parar de obstáculos. Que parece que nos estamos entrenando para alguna prueba maratoniana. Que quieres coger el tren para llegar más rápido, toca arreglar la estación de Sol. Pero ¿arreglarla de qué, señores míos...?  si está muy centradita y muy bien. Que quieres bajar desde la Almudena a la calle Segovia por el camino más plano, pues no, porque te han colocado muy estratégicamente un par de vallas que a ver quién es el guapo que se las salta por el césped con todos los aspersores escupiendo agua en todas direcciones como si no hubiera un mañana. Que se te puede poner el pelo de churretoso y la ropa empapucha del todo, y eso si no te mata porque buena de resbalosa se pone la hierba con esa humedá... Total que te das media vuelta y pitando enfilas por la cuesta empinada y rompepiernas, sujetando con las puntitas de los dedos, las sandalias en esos diminutos escalones, que llegas abajo ya, de hacer fuerza para no caerte ni quedarte descalza, baldada del todo. Y como no puedes más con la vida, te dices, con los brazos en jarras, que hasta aquí llegué y ahora mismito, me pillo el primer bus, que a freír monas el calvario ese de andar nosecuántos pasos. Y ole. Pues de eso nada monada que te dice el luminoso que más de veinte minutos. Y chitón y a seguir caminando como está mandado. Un paso y otro paso y otro paso... hasta que se va viendo tu edificio cada vez más grande, más grande, que llego, que llego. Pero por si no fuera poco, además de los ademases, llegas a la oficina y solo un ascensor para todas las heroicas almas que hemos sido capaces de alcanzar la ansiada meta. ¡Un ascensor para todos los pobrecitos que conseguimos llegar a los tornos! porque debía ser que también tocaba arreglo ¿no? Que si me ponen delante al que ha mandado arreglar entero a Madrid en este mes juro que no sé ni que le hago, que no soy dueña ni de mis actos ni de mis pobres pies, esos trocitos de carne magullados con los que terminan mis piernas a esas alturas del día que acaba casi de comenzar.

 Así que, jasmíos, más no me puede cundir la odisea de ganarme el pan todos los santos días. Que no sé ni como me queda resuello para largar a los cuatro vientos lo que me ha costado, física y moralmente, llegar. Que no me dormí ¿eh? Que si hubiera sido eso, al menos mi cuerpo eso se llevaría. Que no, que encima de la madrugona y la caminata, fueron los saltos de vallas, las carreras para esquivar los aspersores, los cambios imprevistos de ruta sorteando los pájaros que te cagan encima y el google maps que no deja de dar vueltas medio loco y no responde. Y ya la guinda, los desaparecidos buses que dormitan en las cocheras en vez de estar por las calles recogiendo a todas las pobres princesas madrileñas que languidecen de pie derecho en las paradas. 

Tan derrotaíta estoy que no me da la vida ni para el blog ni para el bla. Así que un beso alhajitas. ¡Y abrigaos! Que los aires difíciles de los lugares cerrados son muy traicioneros. Claro que el de los lugares abiertos... Entre las moscas, mejor dicho, las hordas de moscas que hay para aburrir, que se ponen de pesaditas en verano... Y ¡los moscones! No sé ya ni que prefiero. 

¡Jasmíos! qué difícil es sobrevivir en Madrid en julio. Y mirad que yo por mi ciudad mato, como decía aquella... Pero que va a ser que ahora más que matar, como me descuide, caigo en el harakiri... Porque si todavía se hubieran ido ya todos, más holgaditos andaríamos, pero que no, que en julio aun están por aquí, aplastándote en el metro, colándose en las escaleras mecánicas, dando más calor. Por si no tuviéramos bastante. Y de otras cosas vale, pero de la calor aquello de "más vale que zozobre, que no fafalte", pues como que no.

¡Ay que penita! ¿Qué tendrá julio de bueno en Madrid? que no lo encuentro.