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sábado, 24 de mayo de 2025

Puertas Abiertas al Oratorio de la Casa de la Villa

 


Ahora el Ayuntamiento te enseña las pinturas murales del Oratorio de la Casa de la Villa, las acaba de poner bien chulas... Mejor dicho, ha finalizado el proceso de conservación-restauración que ha durado unos ocho meses, desde el verano del 24 hasta ahora, del Oratorio de la Casa de la Villa.

Solo tienes que inscribirte en su página para verlas porque, desde mayo a julio todos los sábados y los domingos, hay visitas guiadas. 

Como a mí ver lugares que no conozco de cualquier sitio, pero sobre todo de mi Madrid, me encanta pues ya me veis ahí con mis deditos preparados, a la hora que salieron las visitas, sobre el teclado para apuntarme rauda y veloz. Ver algún edificio histórico y sobre todo que me lo cuenten, me pirra. Pero si además llegas y ves que el guía que ha tocado es ¡Santiago!, el mismo guía que te llevó a la visita guiada del Madrid de Antonio Palacios, buf, qué alegría mañanera. No le hice la ola porque tengo ya una edad para ser prudente. ¿O precisamente la edad te otorga carta blanca a la imprudencia?

Se trata de un conjunto de pinturas al fresco encargadas por Teodoro Ardemans a su amigo pintor barroco Antonio Palomino allá por el 1696. Y ahora en el 2025 te las enseñan y te las cuentan gratis. ¿Qué mas puedes pedir?

El guía Santiago es mi héroe en lo que a guías se refiere. Te da mucha información pero de forma muy amena, enseñándote fotos y haciendo chascarrillos y bromas constantemente. De verdad y entre nosotros, con respecto a algún que otro compañero... sin nombrar a nadie, no hay color. Vamos que si yo, cuando me apunto a una de esas visitas del Ayto de Madrid, pudiera poner en apartadito "porfavorporfavorporfavor que me asignen a Santiago", lo pondría. 

Pues eso, que os gusta visitar el patrimonio de Madrid, y tenéis oportunidad, no os lo perdáis. 












viernes, 10 de mayo de 2024

Antonio Palacios en Madrid. 150 aniversario de su nacimiento.

 


Querido señor Palacios:

 ¡Hay que ver lo bien que le cuadró el apellido! ¿verdad? Estaba deseando decírselo. Eso y que parece que le veo haciendo dibujitos de nuevos edificios por el paraíso, la otra vida o en donde usted buenamente creyera, que ahí una ni entra ni sale.

Aquí abajo liadas con su 150 cumpleaños. Échele. Para eso le escribo, para darle las gracias por lo requetebonita que nos dejó usted la ciudad. Somos dos vecinas de toda la vida, viudas ambas, fíjese usted, que mala coincidencia, pero que, en cambio, ya tenemos la prole casadera, así que, ni tenemos prisa ni nadie que nos la meta. Corre que te corre aviamos la casa y no hay día que no tengamos plan para echarnos enseguida a la calle. Nos llevamos muy bien ¿sabe usted? Y cuando no es una la que inventa la salida, es la otra.

 Este año en Madrid a la tarea suya. Usted sí que sabe celebrar cumpleaños, y el ayuntamiento no hará otras cosas, pero de las visitas guiadas no tenemos queja. Ahora toca enseñarnos los edificios que usted hilvanó. Que si Correos, que si el Cervantes, que si el Círculo de Bellas Artes, la Casa esa… ¡Eso! ¡Matesanz!, que si el del Primark… Usted no paraba ¿eh? No ganaría su madre para lápices. Y ¡a cuál más pintón Sr. Antonio! Además, ojalá hubiera escuchado al guia, qué muchacho tan bien preparado y tan simpático, si parecía de su familia de lo bien que hablaba de usted. En fin… Que yo solo quería agradecérselo ¿sabe? Así que he escrito esta cartita, luego pediré a alguno de los hijos que haga copias y mañana nos vamos, edificio por edificio, echándola a sus buzones. Digo yo que alguno se la hará llegar a sus herederos. Y si no ¿Sabe lo que le digo? Que lo mismo da, que da lo mismo, ya no es nuestra guerra. A mí me enseñaron que es de bien nacidos ser agradecidos y  cumplido. Qué remajo debió ser D. Antonio, solo dio de hablar por sus buenas obras. A seguir bien allá donde esté. 

Una madrileña agradecida.













viernes, 19 de abril de 2024

"Casas consistoriales" de Madrid en primavera

 


Cuando sales pronto de casa, para ser un domingo y para ir a una visita guiada, piensas que vais a estar tres monos, porque a ver quién va a querer darse semejante madrugoncillo para ir de turista por su propia ciudad, a un lugar que siempre va a estar a tiro de piedra y cuando al día siguiente vas a seguir madrugando y madrugando, dale que te pego, otra larga semana... Vamos, que de primeras piensas: ¿¡Que yo me voy a levantar para ir dónde...!?

Pero luego resulta que llegas y sois un grupito de lo más numeroso. Y dice ¿ves? todos éstos también querían ver las Casas Consistoriales.Y tú creyéndote el único. Anda que... 

Porque gracias al programa de visitas gratuitas del Ayuntamiento de Madrid "Pasea Madrid" pues oye vas conociendo lugares a los que nunca habías accedido. Es verdad que hay que estar súper atento al día y la hora en que salen para apuntarse, porque todos los millones de madrileños que nos gusta conocer la ciudad estamos ahí con los dedos sobrevolando las teclas y la mirada clavada en la pantalla, con el ansia viva, esperando el pistoletazo de salida para inscribirnos. Y en cinco minutos ¡zas! todo el pescado vendido, como se suele decir. Así que cuando consigues plaza para alguna es casi como si a uno le hubiera tocado la lotería. Y de verdad, que sin exagerar ni una pizquita así. 

Y por eso un domingo te ves visitando "Las casas consistoriales" de Madrid que no se suele poder visitar. El primer Ayuntamiento de Madrid porque era la sede del Concejo de la Villa (también fue prisión municipal), inaugurándose en el XVII, y donde estuvo el Alcalde hasta el año 2007. Típico edificio de la arquitectura de Los Austrias. 

Y te cuesta levantarte y dices ¡¿En que hora?! Pero al final pues merece mucho la pena, como siempre. Porque normalmente uno pasa por la Plaza de la Villa y no entra a estos edificios donde mirando a la calle Mayor está el llamado balcón de la Reina. Y ves la Venus original nada más entrar, y algo después la Custodia del Corpus. Y ves el patio con esa vidriera impresionante, o el del original artesonado de madera del ultimo salón; ves la sala de Plenos donde se reunían y tuvieron que dejar de hacerlo porque hacía un frío o un calor inaguantable y donde dejan que te sientes en la tribuna, ves la escalera de cerámica de Talavera, ves las galerías con todos los cuadros de los Alcaldes que hemos tenido, desde los más oscuros hasta el colorido total de Manuela Carmena... Pasas por dentro, por encima del puente, de uno al otro, y, mientras te van enseñando los dos edificios: La Casa de la Villa y la Casa de Cisneros. Los vas recorriendo, hasta terminar en el patio interior de la de Cisneros. 

Estuvo chula la visita, y la guía la verdad es que lo explicaba muy bien, amena pero dando mucha información. 

Total que a las once y pico de la mañana de un domingo soleado resulta que tú ya has hecho tu visita para instruirte y luego pues te tiras en plancha a unas crujientes porras con un café con leche que te entonan el cuerpo del madrugoncillo, los enlazas con unos paseítos por el Rastro y para terminar te sienta divinamente un vermú rojo en una típica y oscura tasca madrileña y ¡tan ricamente! 

Y te sale un domingo bien completo, ¡vamos!, uno para chuparte los dedos.












martes, 28 de noviembre de 2023

"Mujeres singulares" en el cementerio de La Almudena

 


No es mala manera pasar un domingo por la tarde en una visita guiada cuyo título es "Mujeres singulares". Que ésta transcurra, además, por un melancólico y otoñal cementerio de la Almudena de Madrid le da un punto más de interés. Un cementerio bastante desconocido para mí, y tan grande, con sus 120 hectáreas, que tiene mucha historia que contar. 

No, no es mala manera comenzar una tarde otoñal de noviembre, de tímido sol, pisando hojas crujientes, mientras vas aprendiendo y recordando la vida de algunas mujeres especiales. Mujeres importantes que nos precedieron y cuya vida fue única por algún rasgo particular para quiénes llegamos después. También mujeres que abrieron camino en el terreno de las letras y las artes. 





¿Quién no ha oído hablar de las 13 Rosas? Empezamos la visita por la puerta más cercana al lugar donde esas jóvenes de entre 18 y 29 años, en agosto del 39, fueron fusiladas junto a 43 hombres tras Sentencia del fiscal del Consejo Permanente por ser "responsables de un delito de adhesión a la rebelión". 

Más tarde, le tocó el turno a algunas mujeres que, en cambio, contra todo pronóstico resultaron salvadas. Como Fermina Oliva, una de los siete supervivientes españoles del Titanic, donde había embarcado acompañando, como costurera y ayudante, a su señora en su viaje de novios. Después recordamos a otras como Blanca Sánchez Berciano, promotora de exposiciones, gestora cultural en la época de la Movida Madrileña, cercana a Almodovar y representante de artistas como Carlos Berlanga. O Pilar Millán Astray, hermana del conocido General, e importante escritora de los años 20 y 30 del pasado siglo, autora de unas cincuenta comedias como la famosa "Tonta del bote" que tanto popularizó Lina Morgan. 

También repasamos mujeres tan importantes en el campo de la escritura y las bellas artes como María Moliner, la creadora del diccionario que lleva su nombre, Maruja Mallo, la pintora y una de los cuatro artistas (Dali, Lorca, Margarita Manso y ella) cuyo acto de cruzar la Gran Vía a cabeza descubierta motivó el nombre de "Las sinsombrero" y que figura en su tumba con su nombre real "Ana María Gómez Gonzalez", la escritora Concha Espina, o la famosa actriz María Guerrero, que llegó a tener su propio teatro, y ya sabéis que era abuela de Fernando Fernán Gómez.











Elena, la guía, nos iba contando de estas mujeres que os he nombrado y algunas más, de forma instructiva y amena. Nos las enseñaba en foto con su tablet para que las pusiéramos cara y nos permitía escuchar fragmentos de las canciones que cantaron, si eran artistas. Y estuvo muy bien recordar a las que más he estudiado y aún mejor conocer a algunas que ni tan siquiera me sonaban. La tarde color herrumbre fue dejando caer nombres, caras y vidas que no pasaron sin más por el mundo, sino que dejaron su impronta. 

No, no es mala manera comenzar una tarde otoñal de noviembre, de tímido sol, pisando hojas crujientes, mientras vas aprendiendo y recordando la vida de algunas mujeres singulares.


viernes, 24 de noviembre de 2023

Instituto Cardenal Cisneros de Madrid y sus colecciones del Gabinete de ciencias naturales

 




Con motivo de la semana de la Ciencia y la Innovación, el otro día estuve visitando uno de los seis Institutos Históricos que tenemos en Madrid: El Instituto Cardenal Cisneros.

Ahora me sorprendo de que nunca me hubiera dado cuenta de que ese instituto estaba ahí. Esa es una de las cosas que más me gusta de vivir en Madrid, que nunca se termina de conocer. Me apunté a la visita porque se dieron varias casualidades. Vi anunciadas las visitas y coincidía que no conocía ninguno de los Institutos que se podían visitar. Y ahí me empecé a transformar... En este caso, además, la visita era a las 18.30 y yo salía de trabajar a las 18 horas, ¡eureka! Tendría que ir como una bala, pero me daba tiempo a llegar. Y terminé la transformación al ser deseoso de conocer nuevos lugares que llevo dentro. Pero la que soy exteriormente siempre tiene sus reticencias, su lado negativo que piensa "A ver cómo es esto, quién habrá, dónde me meteré... " Buf. Menos mal que la de dentro siempre empuja y así, sin demasiadas expectativas, llegué corriendo a la visita que finalmente me encantó. ¡Lo que me gusta conocer sitios nuevos! y si son relacionados con la cultura, la educación, los libros... más me gustan. 

El Instituto Cardenal Cisneros se construyó en 1878. Pues sí ya tiene una edad... Y lo primero curioso es que se hizo solo en diez años. Y no es precisamente pequeño... Está situado en la calle de los Reyes, núm. 4, es decir, en una manzana bien grande que se ubica entre Noviciado y la Plaza de España. El arquitecto fue Francisco Jareño, al que conocemos porque hizo la Biblioteca Nacional y el Hospital del Niño Jesús. Y la de veces que subiendo de Plaza de España yo habrá pasado por esa callecita, por ese Instituto sin saber qué era. 

Al principio se llamaba Instituto del Noviciado, estamos hablando de los tiempos de Isabel II. Es de los primeros de Madrid, junto con el Instituto de San Isidro. Se llamaba así porque tenía relación con la Universidad que estaba situada en la calle San Bernardo. 

No me quiero enrollar mucho. Ni es plan, ni podría contaros todo lo que vimos y nos enseñaron pero quería daros unas pinceladas sobre su importancia, pues conserva los orígenes de la enseñanza secundaria. Por este Instituto han pasado muchas personalidades en sus tiempos de estudiantes: Giner de los Ríos, Los hermanos Machado, Menéndez Pidal, María Goyri, Santiago Bernabeu, Clara Campoamor...

Es un edificio señorial de tres plantas, con una escalera imperial de mármol de escalones ya muy desgastadillos y preciosas vidrieras. El tercer piso se construyó después de la guerra. Durante el conflicto, estaba tan cerca ese Instituto del frente de la Ciudad Universitaria, que se mantuvo cerrado. Al tercer piso lo llaman "el palomar". Y ahí ya empezó propiamente la visita.





Fuimos del presente de este céntrico y señorial Instituto de Secundaria hasta su pasado. Que curioso cómo íbamos hacia atrás viendo las aulas y los laboratorios. Indudablemente prefiero las estancias antiguas. Es un lugar con muchísima solera. Íbamos atrás en las instalaciones y en la historia de la enseñanza en España.

Y así pudimos ver un aula histórica del siglo XIX, una escalonada con bancos corridos y la tarima rodeada de una verja donde estaba el profesor enseñando. Lógicamente en los primeros bancos se sentaba la mujer, o escasas mujeres que acudían a clase. Porque en un principio, hablamos del siglo XIX, solo acudían hombres pero ya en los años 30 del siglo XX había bastantes mujeres. Sin embargo, tras la guerra vuelve a ser masculino, hasta los años ochenta que afortunadamente otra vez es mixto. Curiosísimos me parecieron esos encerados que se podían abrir más. 




Después pudimos ver el Gabinete de Historia Natural, el laboratorio de Ciencias Naturales, la Sala de Juntas y hasta el despacho de la Directora, que muy amablemente nos recibió a todos en su despacho y nos contó cosillas de la actualidad del Instituto y de sus ideas de apertura. 












Curiosísima la boca de riego del 1887, o el hombre clástico. Sí, clástico. Ese hombre desmontable con el que estudiaban las vísceras, las venas, arterias y demás partes, comprado cuando la Exposición Universal en París. El oído que tenían y habían restaurado con un cuidado infinito, los animales con los que estudiaban, el pedazo de pez ¿esturión? pescado en ¿el río Tajo? que ya se extinguió, el herbario hecho también en Francia... No contaba tantas cosas el guía que ahora ya dudo hasta de los detalles. Daba gusto escucharle. Bueno, muy chulo todo el material que conservan y las láminas recién restaurante para las que van a hacer un armario que les costará un dineral, nos decía la Directora para que no cojan polvo y estén bien estiradas, porque en otro caso se volverían a estropear...

En fin, me encantó esta visita. Qué novedosa, qué instructiva. Si tenéis oportunidad y os gustan estos temas, no dejéis de ir, merece mucho la pena.



jueves, 20 de julio de 2023

Hemingway por Madrid. Visita guiada

 


  Un sábado por la tarde y de julio, a priori, no parece el mejor día para ir de visita guiada por Madrid. Un 15 de julio, también es verdad, parece que hubiera apetecido más relajarse cerquita del mar. No seré yo quién lo discuta. Sin embargo, por razones que no vienen al caso, la vida esa tarde se presentó literaria y lo que es mejor, climatológicamente más fresca que las anteriores y hasta ventosa, lo cual ayudaba bastante a que pudiera serlo.

Así que los veintitantos "raros", por qué no decirlo, que nos juntamos en la carrera de San Jerónimo en torno a la figura de Hemingway, nos fuimos a conocer el Madrid del escritor, con quién habíamos quedado para que nos enseñara los lugares que frecuentaba cuando tanto gustaba de visitar nuestra ciudad. 

Hay gustos para todo. Pues sí.

 

La visita comenzó en la Pensión Aguilar, donde se alojó la primera vez que vino a Madrid, hace la friolera de cien añitos. Y ahí sigue la pensión en plena Carrera de San Jerónimo totalmente activa en sus funciones. Nos contaba el escritor encarnado en el cuerpo de la guía que aquí estuvo alojado entre 1923 y 1926 cuando se encandiló de nuestra ciudad. 


 

De ahí salimos para enfrentarnos a ese sol de justicia que lucía a las seis y pico de aquella tarde. Y cuesta abajo, algo es algo, nos encaminamos hasta el Hotel Palace donde también parece ser que había estado hospedado nuestro autor. Ya se nos avisó de que la visita no era cronológica, que tampoco era cuestión de estar dando tumbos por ese Madrid veraniego, la habían ideado para que hiciéramos un círculo que favoreciera la caminata, aunque hubiera que saltar la cronología. 


 

Nos paramos a la sombra de los arboles que hay justo enfrente de las Cortes y allí recordamos libros como Fiesta, y al barman de su libro recordando a Perico Chicote, a quién por aquellos tiempos había conocido nuestro escritor, más que asiduo a los cócteles y las barras. Perico Chicote había sido barman del Ritz, y después de un lujoso lugar cerca del Hotel Palace, codeándose con lo más granado de aquella época (estrellas de Hollywood, toreros, políticos...) para terminar fundando en el primer tramo de la Gran Vía, que entonces se llamaba Conde de Peñalver, el famoso Bar Chicote. 


 

De ahí echamos a andar de nuevo los veintitantos un buen tramo y terminamos en la Plaza de Santa Ana, donde también a la sombra recordamos dos lugares míticos de los que era muy conocedor Hemingway: La Cervecería Alemana de la que opinaba el escritor que era un buen lugar para tomar cervezas y café y el Villa Rosa, un lugar histórico de la noche madrileña. También aquí nos habló la guía de la amistad que tenía Hemingway con dos toreros muy importantes que compartían lazos familiares: Manuel Ordoñez y Luis Miguel Dominguín. A Hemingway la primera vez que vino a España le dijeron que tenía que ir a los toros sí o sí, y que podían ocurrir dos cosas: O no le gustarían nada o le encantarían. Y resultó la segunda de las opciones. 

 

 


 
Siguiendo con nuestro círculo por el centro de Madrid persiguiendo el recuerdo de Hemingway por nuestra ciudad y sus libros, nos fuimos hasta el restaurante Botín, a la espalda de la Plaza Mayor en la calle Cuchilleros. Otro clásico de la hostelería, dicen que es el restaurante más antiguo del mundo, y lo frecuentaba y mucho nuestro escritor. También dicen que aquí Goya fregó platos y Hemingway aprendió a hacer paella. 

 

De aquí nos trasladamos, tras otra buena caminata, y ahora cuesta arriba, hasta la plaza del Callao. Esta parte era la que yo ya conocía mejor de la vida de Hemingway. Aquí hablamos de los tiempos de la guerra civil, que coincidieron con la segunda vez que vino el escritor a Madrid. Aquí nos saltamos la cronología y dimos un paso atrás, porque ya habíamos hablado de la primera y la tercera vez que vino, pero nos faltaba esta vez, cuando sabiendo de la guerra quiso colaborar con la República y volvió a nuestro país. Se estuvo hospedando en el Hotel Florida, donde estaban todos los periodistas internacionales, ubicado donde ahora está El Corte Inglés y antiguamente Galerías Preciados. Recordamos cuando a este tramo de la Gran Vía se le llamaba la Avenida de los obuses al estar el frente de la Ciudad Universitaria tan próximo, ser el alto edificio de la Telefónica un blanco fácil y porque, como ya sabíamos también por los libros de Barea, La Forja de un rebelde, durante el tiempo que duró la guerra este edificio sirvió de gabinete de prensa para los corresponsales extranjeros. Y Hemingway, Antoine de Saint-Exupêry y John Dos Passos enviaban sus crónicas desde ahí. 


 

 


Y de aquí otra vez nos pusimos en marcha, Gran Vía adelante, para llegar hasta el hotel Tryp Gran Vía que presume en su fachada de haber sido uno de los sitios visitados por el escritor quién también le menciona en alguna obra. 

 


 



 Y de aquí, seguimos caminando por la Gran Vía hasta llegar al Bar Chicote, del que ya hemos hablado. Un lugar mítico. Una de las escenas de la obra de teatro Quinta columna del escritor se desarrolla en este Bar que ahora se llama Museo Chicote. El dueño había ido coleccionando botellas de licores de todas partes del mundo y llegó a tener una buena cantidad de ellas.

 

Disfrutar de visitas guiadas por Madrid, sea en la estación que sea, siempre está condicionado por los vaivenes de esta bulliciosa y viva ciudad, y como podía ser menos, también tropezamos con un evento. Se trataba de uno programado de Formula 1 en los alrededores de las Cibeles que había esa misma tarde y concentró a un montón de personas, calles cortadas, y muchísimo ruido. Así que la visita, aunque inicialmente tenía que haber terminado en el Hotel Suecia, muy cerca del Círculo de Bellas Artes, concluyó enfrente del Museo Chicote. 

Allí hicimos un repaso de la última vez que vino Hemingway a nuestra ciudad, en la década de los años 50, cuando se alojaba en este hotel Suecia, donde además tienen un Coctel bar que lleva su nombre. 

En la visita conocimos un escritor estadounidense muy encariñado con nuestra ciudad. Vividor, mujeriego, se casó varias veces, según la guía era muy amigo de sus amigos hasta que se enfadaba con ellos mostrando su carácter colérico y caprichoso. En sus últimos tiempos le pasaron factura los excesos con el alcohol y andaba deprimido, y fue cuando escribió "El viejo y el mar", hasta que se quitó la vida de un disparo en el año 1961.


Me he extendido un poco más de lo que pretendía, pero me parecía que menos podía convertirse en un telegrama del tipo "Pasé por aquí. Besos. Hemingway". En fin. Es dificil dar con la medida perfecta. En cualquier caso, nuestra cita con Hemingway fue mucho más de lo que he contado, por supuesto. Formaba parte de las visitas de "Pasea Madrid", en las que los guías cuenta muchísimos datos y anécdotas, que tampoco era cuestión de transcribir.

Pero espero que para haceros una idea, al menos, sí que os pueda valer. A mí me pareció muy interesante.Si tenéis oportunidad y os apetece quizá para otoño podría estar bien.