Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 14 de abril de 2019

El cielo de Madrid en abril



El cielo de Madrid en abril.

Un regalo.

Una invitación a soñar.

Un lujo bajo el que caminamos cualquier día.

                                                    Todos los días.
Qué suerte.







#Madrid
#El cielo de Madrid

sábado, 13 de abril de 2019

Exposición "Madrid, ciudad educadora 1898/1938 – Memoria de la Escuela Pública"


En el Museo de Historia de Madrid, que está en la calle Fuencarral a la altura del Tribunal de Cuentas, se puede visitar esta Exposición sobre la evolución de la "escuela" en Madrid que comprende desde el año 1898 hasta el 1938.

Un momento en el que hubo una efervescencia, una revolución en Madrid en el modo de enfocar la educación. Una renovación en la pedagogía que hay que tener en cuenta y que repasamos en esta exposición porque supuso una gran modernización.

Me gustó mucho toda la primera parte de la exposición donde puedes ver el contexto histórico en un panel muy ilustrativo nada más comenzar el itinerario por este repaso. Del Regeneracionismo, hasta la Institución Libre de Enseñanza. Después puedes ver todos los centros educativos que se abrieron. También puedes hacer un repaso por las nuevas metodologías como Montessori, las nuevas disciplinas como el gimnasio, la música... Puedes oir las biografías de varias personas que dedicaron su vida a la enseñanza y que sufrieron desigual suerte al llegar la guerra civil. Hay material educativo variado que se puede ver: Fotografías, dibujos, proyecciones audiovisuales, objetos rescatados de entonces...

La segunda parte, de la que son las fotos, son unos paneles sobre las escuelas en Madrid durante la guerra civil. 

Hasta el 1 de septiembre va a continuar, así que hay mucho tiempo por delante para verla y es gratuita. 

Yo pienso volver porque merece la pena verla despacio.








#Exposiciones
#Madrid
#Educación
#Escuela
#Museo de Historia de Madrid



miércoles, 10 de abril de 2019

"Preguntamos si tiene lógica el "contestastes" de Mecano y contestamos que sí". Artículo de Lola Pons


Hace mucho tiempo que no dedicamos una entrada a la etiqueta "Literatura y Música". Y ya iba tocando. Así que lo vamos a hacer con el artículo de Lola Pons: "Peguntamos si tiene lógica el "contestastes" de Mecano y contestamos que sí", que salió en El País del 1 de abril.

De Lola Pons ya hemos hablado también en el blog, a propósito de otros artículos sobre lengua:
 

Es interesante, habla de la archiconocida canción de Mecano "La fuerza del destino" y su estribillo con un error gramatical del que se ha hablado mucho. 

A ver qué os parece.

Preguntamos si tiene lógica el 'contestastes' de Mecano y contestamos que sí

La versión de Love of Lesbian e Iván Ferreiro corrige un error gramatical que tiene su historia


"Te dije: Nena, dame un beso / tú contestastes que no". El diálogo es parte de La fuerza del destino, canción escrita por Nacho Cano y grabada en 1989 por Mecano. Ahora, en un disco de homenaje a este grupo, Love of Lesbian e Iván Ferreiro han vuelto a grabar el tema cambiando ligeramente el original: lo que se ha cantado en la nueva versión ha sido "tú contestaste que no", quitando esa ese final que durante años había sido motivo de crítica lingüística.
Los entusiastas del grupo madrileño, admiradores de su melodías y de sus rimas imposibles (recordemos “No hay marcha en Nueva York / y los jamones son de York”), han despedido con algo de pena a ese contestastes que, pese a ser incorrecto en la norma lingüística del español, provocaba en ellos la empatía compasiva que siente un admirador hacia los errores de su ídolo.
Sin Mecano quererlo, esa forma contestastes era también un guiño lingüístico al propio título de la canción, un guiño que, en cambio, pocos han advertido. Sí, se trata de un error dentro de nuestra gramática, pero era casi una fuerza del destino que esa variación se diera.
Veamos: todos los tiempos verbales del español, cuando se conjugan en la forma tú, tienen una ese al final: los presentes (contestas, contestes), el futuro (contestarás) y los pasados (contestabas, has contestado, contestases)... todos, a excepción de un tiempo del pasado: el que llamamos técnicamente “pretérito indefinido” o “pretérito perfecto simple”.
En ese reino de eses finales, el pretérito tú contestaste es una rara isla sin ese final. Los hablantes tienden a ponerla. Tratan de crear regularidad donde no la ven.
Hay siempre una causa
No cambiamos las palabras por capricho y de manera anárquica. Muchas de las formas que calificamos como errores lingüísticos o como variantes no estándares han nacido profundamente motivadas; hay siempre una causa para ellas.
Igual que los personajes de animación aparecen a menudo divididos al tener que elegir entre los consejos de un angelito bueno y los de un angelito malo que conviven en su cabeza, los hablantes nos enfrentamos con dos fuerzas que nos atraen y ante las que tenemos que decidirnos. El destino de una palabra, o sea, la manera en que la vamos a terminar pronunciando, está determinado por esa doble fuerza.
La primera fuerza es la del origen, la de la etimología: esta fuerza tiene mucho peso, ya que, fundamentalmente, las palabras son lo que son y tienen los sonidos que tienen por su raíz, por cómo eran allá lejos y tiempo atrás, en época latina.
Cuando del pretérito perfecto latino tu cantavisti decimos tú cantaste estamos heredando la forma latina; sí, hemos evolucionado el sonido perdiendo algunos elementos, pero no hemos traicionado a la etimología, a lo que correspondía por nacimiento.
La otra fuerza que orienta la evolución de una palabra y que es contraria a la etimología se llama analogía. Es la tendencia por la que intentamos que una palabra se parezca a alguien que no es de su familia de nacimiento. Seguir esta fuerza implica apartarse de la etimología, alejarse del resultado esperable y arrimar la palabra a otros vocablos con los que tiene relaciones de semejanza.
Podemos querer, por ejemplo, que nuestra palabra establezca un parecido (una analogía) con su significado: cuando los hablantes convierten a la mandarina en mondarina están alejando a la fruta de su étimo (la referencia al origen asiático, mandarín de este alimento) y lo están acercando al verbo mondar. Mandarina y mondar no pertenecen a la misma familia etimológica, pero hay una indudable relación entre el hecho de pelar (mondar) y comerse este cítrico. La tentación era muy fuerte: mondarina es una forma incorrecta, sí, pero no es caprichosa.
Tampoco es azaroso el contestastes de Mecano: si ha surgido es porque los hablantes han buscado igualar a todos los verbos conjugados con tú bajo palabras que acaben en ese. En este caso, la forma etimológica (tú cantaste) es la que damos por correcta, pero ello no siempre ocurre. A menudo pasa lo contrario: los hablantes vemos en la analogía al angelito bueno y damos por correcta a la forma analógica.
Así ocurrió con la forma de segunda persona del plural, la de vosotros. Era en latín vos cantavistis, lo que dio etimológicamente vosotros cantastes. Hasta al menos 1550 nuestros antepasados decían “tú cantaste” y “vosotros cantastes”, sin i. Ambos eran los resultados etimológicos, esperables.
Pero cantastes convivía con una familia grande, mayor a la de su étimo: la de los pretéritos conjugados en la forma vosotros, todos ellos acabados en diptongo con i: cantáis, cantabais, cantaríais, habíais cantado. Cantastes, sin i, era una excepción en ese clan y los hablantes metieron ahí una vocal dando lugar a una forma mejor integrada en su grupo.
O sea, y para resumir: de fábrica, por etimología, teníamos tú contestaste y vosotros contestastes y por analogía hemos creado tú contestastes (a la que consideramos vulgar) y vosotros contestasteis (a la que consideramos correcta).
La conjugación analógica con vocal, contestasteis, se extendió en todo el mundo hispánico salvo en América, donde no se usa el pronombre vosotros sino ustedes. Y en las zonas americanas donde se siguió usando el pronombre vos, se continuó diciendo vos contestastes, con sentido de familiaridad y aplicándolo al singular, aunque incluso en esas áreas se prefiere hoy vos contestaste.
Particularmente en los verbos los hablantes abrazamos con denuedo a la analogía. Nos gusta darle la espalda a los étimos de los verbos y empujarlos a que se parezcan a gente que no es de su familia; al menos en las lenguas hijas del latín somos un poco obsesivos con eso, seguramente porque las conjugaciones son muy cerradas, funcionan como modelos (los lingüistas los llamamos paradigmas) y queremos ordenarlas y regularlas internamente.
No ha habido piedad, pues, para el viejo contestastes de Mecano. Los nostálgicos de esa ese pueden, con todo, lanzarse a escuchar las sevillanas Cántame interpretadas por María del Monte: “Yo iba de peregrina  y me *cogistes de la mano / me *preguntastes el nombre, me *subistes a caballo”. Mecano frente María del Monte representa, sin duda, otra doble fuerza del destino musical español.


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#Mecano

lunes, 8 de abril de 2019

"El último barco" de Domingo Villar


- Esto no es un colegio, inspector. Aquí se aprenden oficios, de esos que permiten combinar trabajo y afición si se tiene un poco de talento y mucha suerte. Algunos descubren tarde lo que les gusta y otros solo vienen por intuición, sin saber bien si lo van a encontrar -dijo, adornando con gestos cada palabra-. Lo malo no es entregarse a una pasión con más o menos años. Lo terrible es morirse sin haberla buscado. Por desidia o porque la vida no le haya permitido a uno hacerlo. 
Caldas miró el camelio y pensó en la vocación tardía de bodeguero de su padre.



Tenía tantas ganas de volver a pasar unos días con Leo Caldas, que en cuánto me enteré de que iba a estar dentro de "El último barco" hice todo lo posible por viajar con él por las páginas del último libro de Domingo Villar.

Años llevaba esperando el tercer libro de este autor, después de leerme "Ojos de agua" y "La playa de los ahogados". Quería volver a encontrarme con el Inspector Leo Caldas y su compañero Rafa, con el padre de Leo, y pasar de nuevo unos días por Galicia acompañándoles en un nuevo caso.

La espera ha valido la pena porque "El último barco" me ha gustado mucho. Pero mucho.


El argumento que podemos leer por todas partes sobre esta novela es el siguiente:



"La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Allí las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo. Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios. Y aunque nada parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes."


Volvemos a disfrutar con esta novela del tandem policial de este autor, formado por el gallego Leo Caldas y el maño Rafael Estevez. Están muy bien perfilados estos dos personajes. Leo es un gallego tristón, reflexivo, concienzudo, algo solitario. Y a Rafa hay que atarle corto porque tiene un carácter endemoniado, y no lleva nada bien la idiosincrasia gallega de no definirse que tan bien retrata Villar. Pero están tan bien descritos que los vemos perfectamente, los vemos moverse, y cómo son. Yo confieso que a Leo Caldas le veo con la cara de Carmelo Gómez desde que vi la segunda novela en película. Y qué bien me cae. El autor consigue que empaticemos mucho con este personaje principal.

En general todos los personajes resultan creíbles y están muy bien caracterizados con rasgos que solo tienen ellos. Encontramos también al padre de Leo Caldas, que es también un tipo de lo más interesante. En esta novela tenemos también a otros que resultan muy atractivos como Camilo o Andres "el Vaporoso".

Cuando Camilo notó que el inspector se le aproximaba, se estremeció: cerró los ojos, incrementó el balanceo y contrajo el rostro en una mueca de espanto, como si le faltara la vida. Su boca entreabierta permitió ver a Leo Caldas unos dientes grisaceos, desordenados sobre las encías, como salpicaduras de agua sucia en una pared.
- No voy a hacerte daño, Camilo -le dijo Caldas con suavidad, sorprendido por la reacción del muchacho-. Solo necesito que me digas si la has visto.



Es una novela con un ritmo muy lento, pero su prosa rica y con imágenes destacables, está salpicada de diálogos serenos que agilizan mucho y que nos aportan otra visión de la relación de los personajes, de cómo interactúan. Me encantan algunos diálogos entre Leo y Rafa, y entre Leo y su padre.

- Pero eres tú el que está asustado, no yo -dijo el padre, sin apenas alzar la voz-. Cuando llamas por teléfono te interesas por si estoy acompañado o solo: ahora me hablas de poner rejas... Tú eres policía Leo, es lógico que te preocupen esas cosas, pero a mí me preocupa que las viñas arranquen bien y que llueva lo que tiene que llover cuando llegue la primavera. Puedo convivir con el miedo a morirme, pero no quiero tener también miedo a vivir.
Caldas miró el reflejo de su padre en el cristal y lamentó haber mencionado el asunto. 



No lo hemos dicho aún porque ya se sabe, pero no está mal que recordemos que está ambientada temporalmente en la actualidad y espacialmente en la ría de Vigo. Estas novelas, y en concreto ésta de la que estamos hablando, es una muestra constante de amor a la tierra del autor, a Galicia. También se ha tomado mucho trabajo en describirnos el amor al artesano, ya sea de instrumentos musicales, como de la ceramica. El amor a las cosas que se hacen con infinita paciencia como este libro.

En fín, que os la recomiendo, como todas las anteriores. Pero ésta novela desde luego creo que aún más.


-Espera un momento -le pidió el padre, y desapareció dentro de la casa.
Regresó trayendo en la mano el libro que compartían.
-Llévatelo, Leo -dijo entregándoselo a través de la ventanilla abierta.
-Todavía te lo estás leyendo tú -repuso Caldas.
-Da igual -inisitió el padre-. Tú eres quién necesita que los buenos ganen.
Leo Caldas tragó saliva y le dio las gracias.
-Te lo devuelvo en cuanto termine.
-No hay prisa -dijo el padre- yo mientras puedo ir soñando otro final.




sábado, 6 de abril de 2019

Lectura "Cuenta conmigo" de Javier Díaz y Rocío Díaz en el Café María Pandora


No caben en un puñado de fotos y vídeos lo que fue la tarde de aquel lunes 1 de abril.

No cabe el sentimiento de gratitud para con todos los que nos acompañaron, no cabe su silencio al escucharnos, su atención, ni por supuesto sus risas.

Tampoco cabe la complicidad con el mejor profesor del mundo, el mejor compañero de lecturas. 

Gracias a María Pandora por poner a nuestra disposición sus colores, su ambiente de biblioteca y café, el mejor marco para nuestras historias y versos.

Gracias, gracias y gracias a todos por hacernos más felices.























#Café María Pandora
#Javier Díaz Gil
#Rocío Díaz Gómez
#Poesía y relatos

jueves, 4 de abril de 2019

De Nombres de tiendas y Murales en Madrid


Aquella noche por Lavapies, ese barrio multicultural y alegre, llenito de salas pequeñas de teatro, nos regaló una noche especial en esa esquina "Donde da la vuelta el viento".

Una noche tan, tan especial, que nos fuimos a casa sintiendo que entre los adoquines de aquellas viejas calles del centro estaban creciendo flores y sueños.


Vamos a empezar abril con una entrada doble de colecciones, porque vale para "Nombres de las tiendas" y "Murales y trampantojos". 
Ambos en Madrid, la mejor ciudad del mundo.



domingo, 31 de marzo de 2019

1 de abril "Cuenta conmigo". Lectura compartida de Javier Díaz y Rocío Díaz en el Café María Pandora


Nosotros contaremos para vosotros. 
Y vosotros podéis contad con nosotros.
Para entre todos 
cambiar el lunes 1 de abril de 2019.



¿Nos inventamos un lunes diferente?

¿Uno en el que transformemos la rutina en cuentos y poemas?

Javier Díaz y yo estamos dispuestos a intentarlo.

Venga ¿Os animais?

El sitio es chulo, la libreria champanería María Pandora, en Las Vistillas en Madrid. 

Los poemas de Javier serán bastante narrativos, y os aseguro que os conmoverán.

Y yo, leeré algunos de mis cuentos más cortos, más poéticos, más nuevos.


Estaremos encantados de compartir esta nueva lectura con vosotros.

Sí, a las 19.30 horas.

Será un regalo veros allí.





#Lectura Javier Díaz Gil y Rocío Díaz Gómez
#Librería Champanería María Pandora

martes, 26 de marzo de 2019

De Letreros de la calle y faltas de ortografía, del Potaje y las Torrijas



Quizá en el letrero de encima de éste párrafo no haya una falta ortográfica, quizá lo escribiera un frances... Porque en ese idioma sí que se dice "potage". Podríamos quizá pensarlo. Pero cómo no parece muy probable, diremos que hemos cazado un letrero de alguien que tenía un "potaje" sí, pero uno bien bueno y en la cabeza, con la palabra "potaje". 

Porque la palabra "Potaje" en español se escribe con "j". Etimológicamente parece que sí que procede del frances, de la palabra "potage". Ésta a su vez vendría de unir el sufijo "aje" o "age" con "pot". Pot sería una palabra del latín vulgar, y se referiría al recipiente en el que se echan los alimentos para que hiervan, ya sea una olla o un puchero. Luego potaje se referiría a los alimentos variados que se mezclan y se cocinan en ese "pot", esa olla.
En fin, lo hemos explicado a grandes rasgos, pero es la idea. 

¿Y si fuera que nuestro escritor del letrero de arriba no es que fuera ni frances, ni despistado con la ortografía, sino que tuviera una buena "torrija" cuando lo escribió?  Porque si estamos en tiempos de potaje, también lo estamos ya casi en el de las torrijas. Pero las otras, las de las dulces.

La palabra "torrija" estaría formada a partir de la unión del sufijo "ija" que se usa para algo de poco valor o despectivo, con la palabra latina "torrar" que sería tostar. Parece ser que en un principio las torrijas no eran fritas sino tostadas al horno. Y luego se les añadía la miel. 

Ls torrijas son un postre casero muy, muy antiguo. Ya se habla de torrijas en recetarios de los siglos IV y V. Ya las comían los Romanos en el siglo I. Lo de hacerlas también con huevo y azúcar, llegó a Europa con los arabes. Igual que lo de la leche, es muy posterior. Se les daba mucho a las parturientas por aquello de que "de lo que se come, se cría". Otro día os lo cuento mejor.

Pero en esta entrada y por el momento ya hemos hecho un buen potaje entre los letreros de la calle, las faltas de ortografía y las comidas más habituales de estos tiempos de Cuaresma.

Ahora a degustarlas se ha dicho.





jueves, 21 de marzo de 2019

"Voces prestadas a León Felipe" por Juan Calderón, Juan B. Raña y Manuel Sanz



El pasado lunes, 18 de marzo, asistí a un recital homenaje de esos que sales deseando conocer y leer más poemas del autor homenajeado. 

Juan Calderón, Juan B. Raña y Manuel Sanz prestaron sus voces a los versos del poeta León Felipe y lo hicieron con tanta pasión que nos tuvieron a todos los allí presentes hipnotizados durante todo el tiempo que duró el recital.  

Los bolsillos del poeta y los ángeles. El violín y ese nombre suyo acortado por el que le conocemos. Las boticas, Dios y su búsqueda, su indagación, a través de la poesía. Muchas pinceladas de la vida y el universo poético del singular León Felipe nos mostraron con sus voces y sus gestos Juan Calderón, Juan B. Raña y Manuel Sanz.

Ellos lo vivían y nos lo hicieron vivir a nosotros. Y lo hicieron con tanto acierto que todos salimos transformados del recital. Después, unos buscamos versos y otros los compusieron. 

Nos devolvieron un lunes diferente en ese marco tan especial de la Biblioteca Eugenio Trías del Retiro de Madrid. 

Ahora no queda más que esperar su próximo recital, sabemos que no nos defraudarán.

Os dejo con algunas fotos y algunos pequeños vídeos del recital.
























martes, 19 de marzo de 2019

19 de marzo



Te recuerdo sentado, frente a un caballete, pintando. 
Tú con bata de estar en casa y yo con dolor de oídos. 
Los dos malos, sin muchas ganas de hablar, 
haciéndonos compañía, 
esperando que llegara mamá de la compra. 

Que llegara ya, con su voz y su fortaleza.
Y nos cuidara, nos consolara. 
Escucharle decir: "Venga que eso no es nada, te voy a traer algo rico.".

Recuerdo aquel maletín de madera lleno de tubos de pintura al óleo a medio gastar, 
aquel maletín que pronto se quedó sin dueño. 

Te recuerdo rodeado de tantas visitas,
familia, compañeros, vecinos. 
Te recuerdo charlando y sonriendo con ellos en aquella casa
que tenía una ventanita que comunicaba el comedor y la cocina.
Aquella casa con un pasillo muy largo con una cortina roja en medio,
donde jugábamos a las tinieblas.
Qué miedo.

Qué miedo tantas cosas.

Atesoro tan pocos recuerdos,
que ojalá solo recordara los buenos.

Ojala te hubiera visto envejecer.
Echo de menos aquellas conversaciones
de libros, de nosotros, de la vida,
que nunca tuvimos.

Me habría gustado,
tanto,
conocerte mejor.


Rocío Díaz Gómez

lunes, 18 de marzo de 2019

"Cuenta conmigo" Lectura compartida de Javier Díaz y Rocío Díaz el próximo 1 de abril en el Café María Pandora


Nosotros contaremos para vosotros. 
Y vosotros podéis contad con nosotros.
Para entre todos 
cambiar el lunes 1 de abril de 2019.



¿Nos inventamos un lunes diferente?

¿Uno en el que transformemos la rutina en cuentos y poemas?

Javier Díaz y yo estamos dispuestos a intentarlo.

Venga ¿Os animais?

El sitio es chulo, la libreria champanería María Pandora, en Las Vistillas en Madrid. 

Los poemas de Javier serán bastante narrativos, y os aseguro que os conmoverán.

Y yo, leeré algunos de mis cuentos más cortos, más poéticos, más nuevos.


Estaremos encantados de compartir esta nueva lectura con vosotros.

Sí, a las 19.30 horas.

Será un regalo veros allí.





#Lectura Javier Díaz Gil y Rocío Díaz Gómez
#Librería Champanería María Pandora

domingo, 17 de marzo de 2019

"Glorierías. Para que os enteréis" de Gloria Fuertes



¿Me dejais empezar el domingo con poemas de Gloria Fuertes?
De su libro "Glorierías. Para que os enteréis" de la Editorial Torremozas.

Supongo que cada uno de vosotros eligiríais otros.
Yo hoy, ahora, he elegido éstos;
pero dentro de un rato también eligiría otros.

Todos se merecen ser leídos varias,
todas las veces.

Qué buenos.



Entiendo de electricidad,
tú no eres corriente.


Si el amor es un flechazo
¡Vivan los indios!


Amando y escribiendo
-por este orden-
sigo de viva,
intentando retrasar poquito a poco
mi propia muerte.

 

El escritor cuando está solo
está más vivo.


La imaginación no tiene fronteras
la realidad menos.


Es dificil ser escritor
sin haber sido antes lector.


El cartel tiene que ser un grito
el poema un pellizco.



Yo dejé a mi primer editor
por una cita de amor.





#Gloria Fuertes
#Glorierías

domingo, 10 de marzo de 2019

"Concha Méndez. Memorias Habladas, memorias armadas" de Paloma Ulacia Altolaguirre



"Yo soy la hija mayor de once hermanos. Me pusieron de nombre Concepción Josefa Pantaleona. Nazco en un calle pequeñ, calle de Colmenares, cerca de Cibeles. Los primeros veranos de mi infancia los pasé en el Sardinero, cerca de Santander. Aquellos paseos en familia me despertaban el deseo de los viajes transatlánticos. Todo empezó cuando miraba los barcos; me encantaba ver su recorrido llegando a puerto; desde los cinco o seis años ya decía que en uno de esos navíos me iría a América. Recuerdo la visita de un amigo de mis padres. Al presentarnos al señor, éste preguntó a mis hermano: "Pequeños, ¿Qué queréis ser de mayores?" No recuerdo lo que contestarían, pero viendo que a mí no me preguntaba nada, teniendo la cabeza llena de sueños, me le acerqué y le dije: "Yo voy a ser capitán de barco", "Las niñas no son nada", me contestó mirándome. Por estas palabras le tomé un odio terrible a este señor."
Pág. 24

Tenía que hablaros del último libro que he leído: Concha Méndez. Memorias habladas, memorias armadas" de su nieta Paloma Ulacia Altolaguirre.

Sí, se trata de las memorias de Concha Méndez, que su nieta fue recogiendo en cintas mientras ella las grababa y luego nos las reescribió en este libro, atendiendo a los hechos transcendentes y dándole unidad. Se editó en 1990, y ya no se encontraba, pero que ha vuelto a reeditar la editorial Renacimiento. 

Me ha parecido un libro muy interesante, porque Concha Mendez lo debió ser.

Hija de una señora de la aristocracia y del hijo de un albañil que se enriqueció reformando viviendas, Concha Méndez fue la mayor de once hermanos y nació en Madrid en 1898.

Debió ser una mujer muy vital, muy independiente, que no quería seguir los cánones de la época para las mujeres de su clase. Ella quería de mayor ser algo, quería estudiar, quería viajar y lo consiguió en un tiempo en el que eso no era nada habitual. 

"No solo íbamos a las verbenas, sino que nos metíamos por todas partes. Concha Albornoz, que era la hija del Ministro de Educación Pública, fue la amiga que conservé del colegio. En la misma casa de departamentos en la que vivía ella, en el piso alto, vivía Valle Inclán. Era un hombre con aquella rara cualidad de mantener la atención de los otros durante horas: era fantástico. Nos contaba una procesión que atravesaba España, de norte a sur, citando cada provincia, y los hechos que se sucedían eran de humor; con fina ironía sacaba gracia de cada anécdota..."
Pág 53

Fue campeona de natación y fundadora del Lyceum Club. Coetanea de la Generación del 27, Concha Méndez fue novia de Luis Buñuel durante 7 años, y amiga de la pintora Maruja Mallo y de Salvador Dalí y Lorca. En 1926 publica su primer poemario, Inquietudes (que Ernestina de Champourcín definió como «un prodigio de intuición femenina»). Después escribiría Surtidor, Niño y sombras (a raíz de la muerte de su hijo al nacer), Sombras y sueños y otros veinte poemarios y obras de teatro.

 Aunque después de viajar en barco a Londres y Buenos Aires, terminó casándose con el último poeta que aprendíamos cuando enumerábamos a los que componían la llamada Generación del 27, con Manuel Altolaguirre. 

 Se le había presentado Lorca, y ella quiso aprender con él que era aquello de la imprenta. Se casaron en 1932, aunque ella era algunos años mayor lo que tampoco era muy usual, y juntos editaron revistas tan importantes como Héroe, 1616 y Caballo Verde para la poesía. Ella no era solo su mujer, sino que vestida con un mono azul trabajaba con éste codo con codo. En su casa de la calle Viriato de Madrid vivía también Luis Cernuda, el excentrico y dificil poeta, que terminó muriendo también muchos años después en la casa de México de Concha Méndez, cuando ésta ya era viuda. Y Neruda también frecuentaba su casa de Madrid.

"Sacamos seis números de la revista Héroe. En ella no solo incluimos a los poetas de la Generación, sino también a Rosa Chacel, Ernestina de Champourcin, y a varios escritores extranjeros: Alfonso Reyes, Julio Supervielle y Genaro Estrada. Editábamos solo poesía, porque Manolo y yo trabajábamos solo en la imprenta, nos hubiera sido imposible incluir ensayos o cuentos. Él era el tipógrafo y yo, vestida de mecánico, la fuerza que hacía girar la imprenta. También me encargaba de tomar los paquetes e ir a repartirlos en metro."
Pág. 96

Después llegó la guerra y el exilio. Primero en París, luego La Habana y finalmente en México.


Os he contado a muy grandes rasgos la peripecia vital de esta autora. Pero lo bueno es ir descubriéndola a medida que lees sus memorias, que me han parecido muy entretenidas, muy ágiles, por la forma de contarlas ella. Aunque por supuesto se ve que su nieta las ha ordenado después, normal por otra parte, porque son los recuerdos de una persona de ochenta años. Lo importante es que su fuerza, su dinamismo están presenten en cada recuerdo que trae hasta nosotros. Nos deja ser espectadores de excepción de aquellos años. Nos deja reunirnos con aquellos escritores y artistas que tan importante hicieron a aquel tiempo de nuestra historia. Vemos aquel Madrid de los años 20, años 30, sus verbenas, sus calles, sus personas. Después también a través de sus ojos los horrores de la guerra y despues del exilio.

Fue una mujer muy valiente que viajó y conoció mundo sin atarse a los corsés de aquella moral y costumbres. Se emancipó, se independizó cuando aquello no era nada usual. Pero además fue también poeta, y escritora de teatro. Y tuvo la imprenta con Altolaguirre donde imprimieron libros de los principales autores del 27. Después se separarían, aunque siempre estarían más o menos cerca, pero ella siguió escribiendo y llenando su casa con artistas.

Si os interesa esta época de nuestras letras, la vida cultural de entonces, es un libro interesante que nos ofrece otra visión, la visión de una de las mujeres sobresalientes de la época por su independencia y su implicación en las letras. Una mujer que se codeaba con los autores de la Generación del 27 que hemos estudiado, pero sobre todo que crecía con ellos.

"Y entre todo esto que me gusta pensar, pienso que a través de mi obra estaré en comunicación con gentes a las que no conozco y con quién siempre habrá una cierta emoción que nos una. Creo que cuando uno se comunica así, no puede morir del todo. Y sin llegar al final de mi vida , he llegado al final de mis memorias y me pregunto: ¿He sido feliz o desgraciada? Creo que en la balanza pesa más lo primero. ..."
Pág 155.





#Concha Méndez
#Las Sinsombrero
#Generación del 27