"Parece que el amor emana del corazón. Durante muchos años no entendí lo que era el corazón. Más precisamente, diré que no lo notaba. Sigue a tu corazón, el corazón no se equivoca, haz lo que te dicte el corazón. Me esforzaba con todas mis fuerzas, y no conseguía ver qué era el corazón, pero más preocupante era no poder distinguir lo que quería y lo que dictaba. También cuando era pequeña, y creo que viene al caso el recuerdo, creía que se pensaba con las orejas, donde percibía la intensa actividad de estar concentrada."
En cuánto me descuido, se me acumulan las reseñas literarias. Es más fácil leer que escribir, menos trabajoso leer que escribir. Pero no quiero olvidar ninguna, así que me pongo a ello.
Nos toca el turno de "Lloro porque no tengo sentimientos" de Bárbara Mingo. Encontré este libro recomendado en varios ámbitos, además había ganado el premio "Tigre Juan" donde competía con más de cuatrocientos trabajos narrativos y del que habían dicho que este libro es «acto de libertad creativa que salta, con descaro y desenfado, sobre convenciones literarias y géneros fosilizados».
Y claro me entró una curiosidad... Así que se lo pedí a los Reyes Magos. La casualidad fue que el día 5 de enero escuchando en RNE "La estación azul" justo se hablara de él con la autora.
No es una novela, es ensayo. Se trata de la recopilación de varios artículos que Barbara Mingo ha ido publicando en diversos sitios como la revista "Letras Libres", otra publicación e incluso un blog. Cuando comienzas a leerlos te parecen como entradas de un diario.
Y lo cierto es que me gusta ese tipo de lectura que parece arrancada de un diario donde se recoge, como a vuelapluma, el mundo. Lo que hay en el exterior mezclado con el interior de alguien. Siempre me ha resultado muy atractivo. Aquí no hay trama que valga, si acaso muchas subtramas cortas, aleatorias, desperdigadas. Es todo aparentemente improvisado, se salta de unas cosas a otras. Pero esa improvisación es solo en apariencia claro, porque inmediatamente adviertes que nada de eso, que está pensado, bien escrito, trabajado el texto.
Reconozco que al principio el libro no acababa de engancharme, pero a medida que iban pasando artículos cada vez me atrapaba más, creo que están más logrados los de las últimas partes del libro, o al menos a mí me han conmovido más. No es fácil de contar, hay que disfrutar simplemente del placer de leer esta forma de hacer literatura.
Tiene un prólogo de David Gascón. Y luego lo ha dividido en cinco partes: I. El mundo en que vivimos, II. Turistas de nosotros mismos, III. Subastas de cuadros antiguos y IV. Los mamíferos y los demás.
Recuerdos, sueños, retazos de conversaciones, viajes, alusiones a la música y los músicos, a películas, todo cribado por la particular mirada de la autora. Su escritura también tiene mucho de poética, de imágenes, de captar el detalle, de sacar lo más profundo de lo rutinario, de lo cotidiano.
En fin... Sé que no es un libro que pueda agradar a cualquiera. Pero cada vez yo lo iba disfrutando más.