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miércoles, 5 de marzo de 2025

Lloro porque no tengo sentimientos - Bárbara Mingo

 




"Parece que el amor emana del corazón. Durante muchos años no entendí lo que era el corazón. Más precisamente, diré que no lo notaba. Sigue a tu corazón, el corazón no se equivoca, haz lo que te dicte el corazón. Me esforzaba con todas mis fuerzas, y no conseguía ver qué era el corazón, pero más preocupante era no poder distinguir lo que quería y lo que dictaba. También cuando era pequeña, y creo que viene al caso el recuerdo, creía que se pensaba con las orejas, donde percibía la intensa actividad de estar concentrada."


En cuánto me descuido, se me acumulan las reseñas literarias. Es más fácil leer que escribir, menos trabajoso leer que escribir. Pero no quiero olvidar ninguna, así que me pongo a ello. 

Nos toca el turno de "Lloro porque no tengo sentimientos" de Bárbara Mingo. Encontré este libro recomendado en varios ámbitos, además había ganado el premio "Tigre Juan" donde competía con más de cuatrocientos trabajos narrativos y del que habían dicho que este libro es «acto de libertad creativa que salta, con descaro y desenfado, sobre convenciones literarias y géneros fosilizados». 

 Y claro me entró una curiosidad... Así que se lo pedí a los Reyes Magos. La casualidad fue que el día 5 de enero escuchando en RNE "La estación azul" justo se hablara de él con la autora. 

No es una novela, es ensayo. Se trata de la recopilación de varios artículos que Barbara Mingo ha ido publicando en diversos sitios como la revista "Letras Libres", otra publicación e incluso un blog. Cuando comienzas a leerlos te parecen como entradas de un diario. 

Y lo cierto es que me gusta ese tipo de lectura que parece arrancada de un diario donde se recoge, como a vuelapluma, el mundo. Lo que hay en el exterior mezclado con el interior de alguien. Siempre me ha resultado muy atractivo. Aquí no hay trama que valga, si acaso muchas subtramas cortas, aleatorias, desperdigadas. Es todo aparentemente improvisado, se salta de unas cosas a otras. Pero esa improvisación es solo en apariencia claro, porque inmediatamente adviertes que nada de eso, que está pensado, bien escrito, trabajado el texto. 

Reconozco que al principio el libro no acababa de engancharme, pero a medida que iban pasando artículos cada vez me atrapaba más, creo que están más logrados los de las últimas partes del libro, o al menos a mí me han conmovido más. No es fácil de contar, hay que disfrutar simplemente del placer de leer esta forma de hacer literatura. 

Tiene un prólogo de David Gascón. Y luego lo ha dividido en cinco partes: I. El mundo en que vivimos, II. Turistas de nosotros mismos, III. Subastas de cuadros antiguos y IV. Los mamíferos y los demás. 

Recuerdos, sueños, retazos de conversaciones, viajes, alusiones a la música y los músicos, a películas, todo cribado por la particular mirada de la autora. Su escritura también tiene mucho de poética, de imágenes, de captar el detalle, de sacar lo más profundo de lo rutinario, de lo cotidiano. 

En fin... Sé que no es un libro que pueda agradar a cualquiera. Pero cada vez yo lo iba disfrutando más. 


lunes, 3 de marzo de 2025

"The book of Mormon" en el teatro Calderón

 




No es mala forma de comenzar un mes, yendo al teatro ¿Verdad? Ojalá todos los comenzáramos así, aunque os confieso que sigo fiel al propósito de que no me falte ni uno solo sin mi dosis teatral, es justo y necesario, es mi deber y salvación. Imagino que cuando llegue el verano será más complicado, más que nada porque escasean las obras, pero bueno, despacito que todo se andará. 

En este mes el comienzo lo ha marcado un Musical, y ¡menudo Musical!

En el Teatro Calderón viendo “The book of Mormon” no veáis qué diferente se ve un día lluvioso.

 Me gustó mucho, la verdad.

Solo por ver a esos dos protagonistas tan diferentes interactuar, a ese cuerpo de baile tan maravilloso danzar por el escenario, o escuchar a esa orquesta metidita en el foso de debajo del escenario y a sus solistas entonar que no veáis, merecería la pena. El protagonista bajito y gracioso (Alejandro Mesa) me encantaba. Pero, además, ese humor absolutamente irreverente al final te hace reír, quieras o no quieras y eso que a veces... se pasan pero bien. 

Es un delirio, un delirio religioso basado en la religión de los Mormones. Todos hemos visto a esas parejitas de jóvenes apuestos, trajeados, con sus camisas blancas, bien peinados y armados con su libro por las calles. Pues de pronto estamos ahí con ellos en plena Uganda intentando bautizar a unos pobres que ya tienen bastante con lo que les ha tocado.

 No os cuento más. Solo deciros que no es apto para personas con convicciones religiosas arraigadas, es un humor de lo más blasfemo, ácido e irreverente, se podrían sentir incómodos. 

Pero lo cierto es que, en conjunto, es todo un espectáculo, uno de esos Musicales, que una no va a olvidar fácilmente. 



sábado, 1 de marzo de 2025

"La hermana de" y Liberty Valance

 



E
n ese grupo donde yo soy "la hermana de" hasta mi nombre está ya pillado. 

Pero, lejos de importarme, disfruto mucho del título.  

Porque cuando una es de papelitos secundarios o incluso, desde aquellas lejanas funciones del cole, es feliz con ser solo voz, hasta lo agradeces. Así que cuando me toca ejercer de "hermana de", que es a menudo porque en casa teníamos aquel carné de familia numerosa, no solo estoy cómoda sino que me siento arropada y sobre todo orgullosa. Yo sería mucho peor si no hubiera tenido los hermanos que tengo. Pero en ese grupo, decía, donde ejerzo de añadida, nos juntamos hijos, padres, hermanos, amigos de los amigos del que nació detrás de mí. Y cuando ocurre, miro a mi alrededor y admiro la variedad armoniosa de edades, parentescos, querencias, y me sonrío. Es bonito, imagino que lo sabrán, el logro de juntarnos a tantos diferentes para algo lúdico. 

Esta vez nos apretujamos en una pequeña sala de cine. Ya en otra ocasión había disfrutado con ellos de "Atraco a las 3". Qué buena. "Fernando Galindo, ¡Un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo!"

Pero ahora tocaba una del oeste. El bueno de James Stewart y el mítico John Wayne luciendo esas posturitas suyas de vaquero de pocas palabras pero valiente hasta morir, apoyándose sobre una pierna mientras humea el cigarro entre sus dedos. "El hombre que mató a Liberty Valance". Un clásico que, sin embargo, yo no había visto, qué infeliz, y disfruté un montón. 

Cuando comenzaron las citas cinéfilas solo eran para los del grupo, se trataba de que los hijos conocieran y valoraran pelis antiguas. Afortunadamente, y con el tiempo, pensaron lo de la sala pequeña de cine y engordaron el grupo con la familia, los amigos... Y ya sabes: Al principio parece que se va a quedar la sala medio vacía y al final hay que recortar que no cabemos. Y que si yo llevo a éste y tú a aquel, total 43 butacas pero espera que hay que sumar un montoncito de sillas plegables. 

¿Y esa suerte de acabar en un cine solo para los "de casa"? Todas caras conocidas, familiares o casi familia, asistiendo juntos y expectantes, en la oscuridad, al triste destino del hombre que mató a Liberty Valance. 

En ese grupo de amigos donde yo solo soy "la hermana del que nació detrás de mí", supieron encontrar el secreto para seguir juntos a pesar de tantos vaivenes, el paso del tiempo y los trabajos, las bodas y los hijos, los azares de la vida. Qué ejemplo de amistad y saber vivir. 

Qué mérito. Ole.