En mi tertulia, cuando aún éramos taller de creación literaria, alguna vez disfrutamos de ese famoso juego surrealista de los "cadáveres exquisitos". Se trataba de escribir en un papel una frase al azar. Y cuando te llegaba el papel ya con algo escrito que tenías que tapar, y sin ver lo ya escrito por el anterior, apuntabas tu frase y pasabas la hoja al siguiente. Al final se leía seguido el texto entero formado por las frases escritas por todos y era muy curioso lo que podía salir de tantas imaginaciones y caligrafías. La obra final era el resultado de ir sumando contribuciones improvisadas de todos los que estaban en la mesa. Una obra surrealista.
Pues ese juego nos llegó del movimiento surrealista, del que ahora podemos ver una exposición en la Fundación Mapfre de Madrid, y que estará hasta mayo.
Se titula "1924. Otros surrealismos", donde con la excusa de que ha hecho cien años de la publicación del "Primer manifiesto del surrealismo" de André Breton se pretende ver la repercusión que tuvo en España dicho movimiento, también en las mujeres del grupo.
Es un gusto volver a los cuadros de Rosario Varó, de Ángeles Santos, de Delhy Tejero, Leonora Carrington, Maruja Mallo... Me parecen muy interesantes. Su pasión por lo improvisado, por los sueños, por el inconsciente y el deseo, la búsqueda de la piedra filosofal, las ciudades, el Cosmos... Sus grandes temas están recogidos en las distintas secciones y en estos cuadros tan imaginativos.
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