Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 19 de febrero de 2010

"Lo real" de Juan José Millás


Lo real

Una chica estadounidense se tomó por juego una Viagra y tuvo una erección fantasmal. Pese a que los médicos han advertido que cuando el miembro permanece en tensión más de cuatro horas seguidas hay que acudir a un servicio de urgencias para evitar daños irreparables en el tejido de la uretra, la joven no fue al hospital hasta el tercer día, presa ya de unos dolores insoportable en el pene hipotético aparecido tras la ingestión de la pastilla eréctil. Dado que los facultativos no sabían cómo detener aquella erección inexistente, pasaron todavía unas horas preciosas antes de que al jefe de urología se le ocurriera proponer a la chica una eyaculación fantasmal para acabar con aquel caso de priapismo extravagante.


Los padres, que eran mormones, se opusieron a que la joven se masturbara, pues además de no estar de acuerdo con el onanismo en general, les parecía que éste podría ser más condenable si se practicaba con un miembro ilusorio. Un médico muy culto que había ese día de guardia intentó explicarles que el miembro masculino objeto de la masturbación es siempre imaginario, aun cuando se pueda tocar. Pero no hubo forma de sacar a los padres de sus trece y el hospital tuvo que conseguir una autorización del juez para proceder a la descarga imaginaria, en el caso de que haya alguna que no lo sea, cesando de inmediato los dolores de la joven y desapareciendo al instante el miembro falso, si hay alguno verdadero.


La noticia es que han congelado el semen quimérico obtenido de la eyaculación irreal y ahora pretenden fecundar con él un óvulo aparente para obtener un embrión fantasma. Si los fundamentos teóricos no fallan, podrían conseguir un individuo invisible. A mí, personalmente, me parece que eso no tiene ningún mérito. Lo novedoso a estas alturas sería fecundar a alguien real.




Por este artículo le dieron a Juan José Millas el premio de periodismo Mariano de Cavia en 1998.




Juan José Millás es el creador de los «articuentos» , escritos a medio camino entre el cuento y el artículo de prensa, que tratan de temas de sociedad, de situaciones, de reflexiones o de problemas provocados por los comportamientos humanos. Toda la obra narrativa de Millás, con sus artículos a la cabeza, es un ejemplo perfecto de literatura crítica. El nombre de articuentos pretende subrayar su peculiaridad principal: se trata de artículos de opinión porque aparecen como tales en la prensa, no en balde se ocupan de lo que ocurre en España y en el mundo. Pero, por sus características, están más cerca de los textos de ficción, de la fábula o del microrrelato fantástico. Su objetivo es siempre mostrar el revés de la trama, lo verdadero y lo falso. El pensamiento, presentado a través del humor, la paradoja o la ironía, acaba por engullir la noticia, de modo que en su destilación final sólo queda una lúcida visión crítica de la realidad. A través de estos articuentos, Millás nos muestra una obra en permanente búsqueda de las formas más sutiles para articular lo real con lo irreal, empeñada en representar la realidad con la máxima eficacia posible, desvelando sus ocultos mecanismos y proporcionándoles un sentido del que carecían.




lunes, 15 de febrero de 2010

"Los impertinentes"




El otro día estuve visitando el Museo del Romanticismo. Ha estado durante mucho tiempo cerrado por reforma. Es una casa museo aquí en Madrid, en la calle San Mateo, donde de pronto puedes sumergirte en el siglo XIX solo con atravesar el umbral de su puerta.

Pero la verdad es que no os quería hablar del Museo en sí, sino de un objeto de los muchos que tienen allí y que ahora ya no se ven, o mejor dicho no del objeto en sí, sino de la palabra que lo define: “Los impertinentes”. Una palabra no sé si llamar moribunda o simplemente en desuso puesto que el objeto que designaba se dejó de utilizar.

Pero siempre me ha hecho mucha gracia esta denominación. ¿Sabéis qué eran “los impertinentes”?

Pues en el diccionario de la Real Academia de la Lengua en su tercera acepción podemos leer:

Impertinente.
(Del lat. impertĭnens, -entis).

3. m. pl. Anteojos con manija, usados por las señoras.


Pues sí, eran esas gafas con una sola y larga patilla que usaban sobre todo las señoras. Ahora ya no se ven, pero en el siglo XIX eran muy corrientes.

Sabemos que ya en la Europa del siglo XIII se usaban lentes para afinar la visión y tratar la vista cansada. Con el tiempo los anteojos o lentes que pueden sujetarse a las orejas se llamaron gafas. En sentido estricto las primeras datan de 1727 cuando un óptico inventó las patillas. Las gafas han recibido otros nombres como anteojos, antiparras, binóculos o espejuelos, como aún las llaman en Cuba.

Pero “los impertinentes” parece ser que era más propio del universo femenino.

He encontrado una hoja del periódico “El día de Cuenca” datado en 1921 donde se daban una serie de consejos a las féminas sobre cómo utilizar “los impertinentes” me ha parecido muy curioso. Aquí os dejo la primera página para que veáis la cabecera del periódico, el título y la fecha, y también la segunda página, donde está el artículo que os comento, en el lado izquierdo.
























Dice un extracto de esta columna titulada "Crónica femenina. El uso de "el impertinente":


"Y para terminar: sonreid tambien, cuando no sepáis por un momento donde lo habéis dejado (el impertinente) y tengáis que prescindir de él. ¿De qué os servirá enfadaros o refunfuñar? el movimiento de cabeza o el ligero fruncimiento de ojos de una miope puede ser gracioso si es acompañado de buen humor..."
Qué cosas...

domingo, 14 de febrero de 2010

"Hoy la sopa estaba saladísima" Relato de Rocío Díaz


En este 14 de febrero, día de los enamorados, yo quería dejaros con un relato mío, pero como no podía ser de otra forma en un día como hoy, se trata de una carta de amor.

Se titula "Hoy la sopa estaba saladísima".

Este relato, esta carta, fue premiada en el XI Certamen de Cartas de Amor y Desamor de Almuñecar, con el segundo premio, en febrero de 2004.




Comienza con una cita que dice así:

"Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho" Rousseau.


Y dice así:


-->
Hoy la sopa estaba saladísima


-->
Las cartas de amor
se escriben empezando sin saber lo que se va a decir,
y se terminan sin saber lo que se ha dicho.
Rousseau

-->
Querida Cati, ¿Cómo estás?

Te sorprenderá esta carta ¿verdad? nos hemos llamado hace solo un par de días. Ya, ya lo sé. Pero entonces no quise yo entrar en vuestras cosas y la vez anterior tampoco, ni la otra... ¿Y quién me manda? Pero hoy ya no puedo dejarlo más. Ya no puedo. Mi querida Cati, que difícil es decir estas cosas, muy difícil... y más cuando uno no es quién debería decirlas, pero Norberto ya sabes que no sabe escribir; así que vamos a ver si con él a mi lado, pero con el bolígrafo en mi mano en vez de en la suya, entre los dos y venga a beber agua, conseguimos contarte. Hablando Cati, hablando no nos atrevemos, ni él ni yo ¡Ay! ¿Quién me mandará a mí...?

El caso es que hoy la sopa estaba saladísima. Yo compartía mesa con el jefe, que es un pedazo de pan, ya tú sabes. Pero a la primera cucharada él dijo: “Norberto tiene hoy mal día, la sopa está saladísima...” Y yo he asentido moviendo la cabeza sin hablar, con cara de quién sabe. “Pues menudo berrinche se ha debido dar”, ha vuelto a decir él al saborear la segunda cucharada. “Leche, si es que está que muerde...” ha repetido con la tercera y yo venga a asentir y asentir mientras echaba de nuevo agua en nuestros vasos para aplacar la sed... Pero él ya no ha dejado de quejarse Cati, hasta que ha dado fin a la sopa.

De los diez años que hemos estado trabajando juntos, no recuerdo las jornadas interminables, el miserable sueldo, los problemas... No. Yo os recuerdo a vosotros, os echo de menos a vosotros, a Norberto y a ti... A vosotros que os veía más que a los míos, con quienes compartía feliz y bromeando este pedazo difícil de vida que como ratones apenas pellizcamos...

Ahora que te fuiste... ya nada es igual.

Desde que te has ido Cati, cuando llegamos al comedor todos saludamos: “¿Qué tal Norberto...?” . No es fácil, no es fácil caballeros...” contesta él sin apenas levantar la voz. Y entonces el que va detrás en la cola te susurra al oído “Coge dos jarras de agua, que hoy va a tocar beber...” y me lo dice en serio, sin ningún punto de ironía, ni hastío, porque tú sabes Cati, que aquí si tenemos una pena, nos la repartimos como un trozo de pan del que mordemos todos, para que termine cuanto antes, cuanto antes... en un iluso intento de aliviar un poco al que la sufre.

Desde que te has ido Cati, son malos tiempos para Norberto, nuestro cocinero, que siempre ha hecho unos guisos con los que te rechupeteabas los dedos, que tú lo sabes, malos tiempos para quién sufre mal de amores. Su negra como él dice le tiene la vida acabá, y la tristeza en su voz, con ese acento del caribe, te parece más grande y más sentida que ninguna. “Óyeme mi amor yo no estoy para pasarme la vida entre pucheros y cacharros, yo no me crucé medio mundo para oler a fritangas y guisos, tiesa con este frío del polo y esta humedá que traspasa hasta el alma... ah no... yo no estoy para esto...” y virándose, cuenta Norberto que apretujó con prisas tres cosas en una bolsa, y se perdió bamboleando su maravilloso y gran trasero dentro del tren de las cinco, el que no para hasta la ciudad.

Así fue Cati como nos dejaste un Norberto en prenda, tan arrugado como un papel pisoteado en plena calle. Así fue, que tú lo sabes. Así nos lo dejaste de aplastado. Así mismo.

Desde que te has ido, sobre todo cuando los días nacen nublados, la tristeza como un okupa se le cuela en el alma y le llena tanto que se le humedecen los ojos de amor; de un amor que se deshace en gordas lágrimas que no puede evitar perder sobre los guisos y los fritos, sobre las ensaladas y los purés, sobre esas sopas, esas tan saladas con las que cucharada a cucharada sorbemos todos un poquito de su pena.

¡Ay Cati! que nos tiene el estómago destrozado. Que el jefe se está cansando. Que aquí tengo a tu Norberto a mi lado llorando, llorándote bajito, bajito. Cati, que yo sé que tú también le echas de menos, que lo has dicho un millón de veces con tu voz temblorosa, con tu forma entrecortada de preguntarme por él cuando hablamos. ¿Os atravesásteis medio mundo juntos, pasásteis tantas calamidades, tanta necesidad sin dejar de ir amarrados el uno al otro, para ahora dejarle? ¡Ay Cati! Que tendrás que hacer algo ¡cubana morena y testaruda!, que no nos llega la sal de frutas para tanto lloro...

Piénsatelo mejor, piénsatelo y díme si no se te estruja el corazón cuando le oyes llamarte “su negra...”. Piénsatelo y solo di que aún le quieres. Solo esas dos palabras.

Solo dos.
Dos, son suficientes para volver a empezar.

Un abrazo muy fuerte,
Un entrometido con el alma partida de veros tan tristes.
©Rocío Díaz Gómez




jueves, 11 de febrero de 2010

Mi Amalia Bautista otra vez...




LA FOTO

Hazme una de esas fotos que tú haces,

empaña el objetivo, desenfoca

lo justo y mide mal la luz. Ahora

que está cayendo el día no es difícil

salir favorecida. Que los rasgos

se suavicen, que todas las arrugas

del alma y del contorno de los ojos

desaparezcan y que quien mire

piense que puedo merecer la pena.

Y sobre todo, que lo que emocione

de esa foto no sea yo, que salgo

allí, sino tus ojos que lo han hecho.


Amalia Bautista




Ya os he hablado en otra ocasión de Amalia Bautista.

Su poesía tan narrativa y tan sencilla, tan actual y tan precisa a mí me gusta mucho.

Me gustan muchos poemas suyos, la otra vez os dejé el de"Los pies", que a mí me parece tan tierno, o el de "La vida responsable" o "Cuéntamelo otra vez..." e incluso alguno más, podéis releerlos en la entrada:
( http://rociodiazgomez.blogspot.com/search/label/Mis%20autores%20Amalia%20Bautista)

Pero ahora en esta semana quería volver a ella, releyendo algún que otro poema más... Reconozco que me gusta mucho su poesía.




OLAS

Sé que me estoy ahogando, pero al menos
logro mantener fuera la cabeza.
Así que, por favor,
no vengas tú a hacer olas.



ALGUNOS INFELICES

Todos necesitamos que nos quieran
Algunos infelices, sin embargo,
no sabemos vivir para otra cosa.



AL CABO

Al cabo, son muy pocas las palabras
que de verdad nos duelen, y muy pocas
las que consiguen alegrar el alma.
Y son también muy pocas las personas
que mueven nuestro corazón, y menos
aún las que lo mueven mucho tiempo.
Al cabo, son poquísimas las cosas
que de verdad importan en la vida:
poder querer a alguien, que nos quieran
y no morir después que nuestros hijos.


¿No os conmueven estos poemas?

Y Ángel González ¡Cómo no!


¿Y cómo hablar del amor y no nombrar a Ángel González? Uno de mis imprescindibles.


Recuerdo la última vez que fuimos Javier (http://javierdiazgil.blogspot.com/) y yo a escucharle recitar sus poemas en la Residencia de Estudiantes (lugar que por cierto me gusta mucho, recogido y tranquilo, en pleno centro de Madrid). Estaba el Salón de Actos lleno. Pero llegamos prontito y ahí estábamos los dos en segunda fila. Le presentaba el poeta Luis Muñoz. De pronto a Angel González le dió un ataque de tos y no quería parar de recitar, pero nada que no se le pasaba, hasta que al final ya Luis Muñoz se impuso y dijo que si no nos importaba parar... Y claro paramos un buen rato. Si ahí estábamos todos entregados... Le costó al pobre recuperarse. Pero fue un recital tan natural como acostumbraba, sencillo, muy emotivo. Un lujo, siempre.

Qué dificil elegir...




ESO ERA AMOR


Le comenté: —Me entusiasman tus ojos.

Y ella dijo:

—¿Te gustan solos o con rimel?

—Grandes,

respondí sin dudar.

Y también sin dudar

me los dejó en un plato y se fue a tientas.




MUERTE EN EL OLVIDO


Yo sé que existo

porque tú me imaginas.

Soy alto porque tú me crees alto,

y limpio porque tú me miras

con buenos ojos,

con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace

inteligente, y en tu sencilla

ternura, yo soy también sencillo

y bondadoso.

Pero si tú me olvidas

quedaré muerto sin que nadie

lo sepa. Verán viva

mi carne, pero será otro hombre

-oscuro, torpe, malo- el que la habita...




Y mi preferida...


Me basta así

Si yo fuese Dios

y tuviese el secreto,

haría un ser exacto a ti;

lo probaría

(a la manera de los panaderos

cuando prueban el pan, es decir:

con la boca),

y si ese sabor fuese

igual al tuyo, o sea

tu mismo olor, y tu manera

de sonreír,

y de guardar silencio,

y de estrechar mi mano estrictamente,

y de besarnos sin hacernos daño

—de esto sí estoy seguro: pongo

tanta atención cuando te beso—;

entonces,


Si yo fuese Dios,

podría repetirte y repetirte,

siempre la misma y siempre diferente,

sin cansarme jamás del juego idéntico,

sin desdeñar tampoco la que fuiste

por la que ibas a ser dentro de nada;

ya no sé si me explico, pero quiero

aclarar que si yo fuese

Dios, haría

lo posible por ser Ángel González

para quererte tal como te quiero,

para aguardar con calma

a que te crees tú misma cada día

a que sorprendas todas las mañanas

la luz recién nacida con tu propia

luz, y corras

la cortina impalpable que separa

el sueño de la vida,

resucitándome con tu palabra,

Lázaro alegre,

yo,

mojado todavía

de sombras y pereza,

sorprendido y absorto

en la contemplación de todo aquello

que, en unión de mí mismo,

recuperas y salvas, mueves, dejas

abandonado cuando —luego— callas…

(Escucho tu silencio.

Oigo

constelaciones: existes.

Creo en ti.

Eres.

Me basta).

Angel González (1925-2008): Miembro de la Real Academia Española, fue galardonado, entre otros, con el Premio Antonio Machado en 1962, el Premio Príncipe de Asturias en 1985, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996 y el Primer Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada en el año 2004. En 1955 presenta su primer libro, Áspero mundo. Después le seguirían Sin esperanza, con convencimiento (1961); Grado elemental (1962), Tratado de urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971), Prosemas o menos (1985), Deixis de un fantasma (1992) y Otoño y otras luces (2001). Tras su muerte, su viuda publicó como obra póstuma Nada grave (2008).

martes, 9 de febrero de 2010

"De la belleza se ha dicho casi todo..." Andres Aberasturi



" ...Te confieso que yo amo mis ojos verdes, de un verde inadvertido, saltones, misericordiosos, guardadores perpetuos de las lágrimas que aún tengo que llorar.

Y amo mis piernas, que ni son largas ni hermosas, pero que me mantienen orgullosamente en pie sobre esta tierra que habito.

Y amo mi boca y cada uno de mis dientes, porque con ellos muerdo las tragedias o simplemente beso.

Amo también esta nariz descomunal, mi pelo que fue indómito y que ya apenas es, y me siento orgulloso de mis manos cuadradas, de cada uno de mis dedos que tienen vida propia y proyectan futuros.

Pero amo más allá de lo visible; amo también mi corazón que es más que un simple músculo, que no recibe órdenes, que se acelera cuando quiere y se serena después de la batalla.

Y amo de igual forma mis entrañas, y las venas que me cruzan y la sangre que me brota de mis cinco costados.

Porque tal vez mi cuerpo no resulte hermoso, pero todo cuanto en él se contiene sí lo es.

Porque sólo mis ojos te ven como te veo y sólo mis piernas se saben de memoria tu camino, lo mismo que mi boca te prueba cada día, y mi nariz te huele y te descubre más allá del perfume y las esencias. Porque mis manos se han hecho a tu medida y te aploman en los días más tristes, y cada uno de mis dedos bucea en tu cuerpo cuando es tiempo de caricias o te alisan las cejas cuando duermes y sueñas..."

Extracto de "De la belleza se ha dicho casi todo"
Andres Aberasturi
La leyenda continúa

lunes, 8 de febrero de 2010

Desmayarse, atreverse, estar furioso... Lope de Vega


Quizás sea porque es la semana del 14 de febrero, o quizás sea porque sí. Qué importa...

Pero he pensado que quería recordar ese soneto de Lope de Vega que a mí siempre me ha gustado mucho sobre el amor ¿Lo recordais?

Desmayarse, atreverse, estar furioso

de Lope de Vega
(1562-1635)


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

domingo, 7 de febrero de 2010

"La isla bajo el mar" Isabel Allende


Terminé de leer el último libro de Isabel Allende "La isla bajo el mar".

Me ha gustado. No sé si tanto como otros libros suyos, recuerdo cuánto me gustó "La casa de los espíritus", "De amor y de sombra" o "Paula", pero desde luego es una historia que me ha tenido ahí atrapada durante quinientas páginas noche tras noche y en la que he saboreado esas frases que escribe, he disfrutado esa forma íntima de contar los sentimientos que me gusta tanto.

Esta vez me ha transportando hasta los esclavos haitianos del siglo XVIII. En estos días pasados en que la televisión nos bombardeaba con las tristes imágenes del terremoto de Haití, yo también estaba allí aunque mucho tiempo atrás. Qué tierra más castigada desde siempre.

El argumento cuenta la historia de Zarité, una niña mulata del Caribe que a los nueve años es vendida como esclava al francés Toulouse Valmorain, dueño de una importante planta de azúcares en territorios de lo que ahora es Haití. Zarité tiene una buena estrella y en vez de ir a recoger la caña, quedará como una esclava doméstica, sin embargo su camino hasta la libertad no será nada fácil. A través de Zarité o Teté, nos sumergimos en la lucha por la abolición de la esclavitud en América Central y del Norte. De Haití saltaremos en la narración a Nueva Orleans donde huyeron muchos terratenientes cuando sus esclavos se rebelaron contra el maltrato y la opresión.

El tema principal es la lucha de la protagonista, una mujer fuerte, Zarité, como en casi todas las obras de Isabel Allende.

A su alrededor, surgiran otros muchos personajes, el amo, sus dos mujeres, su sensible hijo Maurice, los hijos de Zarité, el médico Parmentier, el militar Relais y la cortesana mulata Violette, Tante Rose, la curandera, Gambo, el apuesto esclavo rebelde... Algunos con ese punto de magia (la cultura haitiana ya de por sí es una cultura mágica) al que nos tiene acostumbrados Isabel Allende y que a mí me gusta tanto. Y a lo largo de la novela viviremos con ellos, viviremos sus vidas, treinta largos años, desde que Zarité tiene nueve años hasta que llega a los cuarenta y ya es abuela.

A mí me gustan los personajes de Isabel Allende. Me gusta como sienten. Me gusta la forma sencilla y al mismo tiempo, aunque pueda resultar paradógico, profunda de contar de esta autora.

Comienza con un prólogo que en realidad es el epílogo, donde una Zarité ya de cuarenta años se presenta. Después volvemos hacia atrás hasta el principio de la historia, a partir de ese momento la narración será lineal en el tiempo. Es una novela que tiene dos narradores, uno omnisciente en tercera persona, intercalado por otro en primera persona, Zarité, contando su propia historia. Eso hace que la novela sea entretenida y ágil, porque permite al lector alejarse y acercarse a la historia.

Os dejo con un párrafo (página 131):

"... La primera vez que lo vi estaba tirado boca abajo en el hospital de esclavos, cubierto de moscas. Lo incorporé con dificultad para darle un chorro de tafia y una cucharadita de las gotas del ama, que me había robado de su frasco azul. Enseguida comencé la tarea ingrata de limpiarlo. las heridas no estaban demasiado inflamadas, porque Cambray no pudo echarles sal y vinagre, pero el dolor debía de ser terrible. Gambo se mordía los labios, sin quejarse. Después me senté a su lado para cantarle, ya que no conocía palabras de consuelo en su lengua. Quería explicarle cómo se hace para no provocar a la mano que empuña el látigo, cómo se trabaja y se obedece, mientras se va alimentando la venganza, esa hoguera que arde por dentro. Mi madrina convenció a Cambray de que el muchacho tenía peste y más valía dejarlo solo, no fuera a dársela a los demás de la cuadrilla...

Tante Rose nos dejaba solos en su cabaña durante las curaciones. Adivinó. Y al cuarto día sucedió. Gambo estaba tan abrumado por el dolor y por lo mucho que había perdido -su tierra, su familia, su libertad- que quise abrazarlo como habría hecho su madre. El cariño ayuda a sanar. Un movimiento condujo al siguiente, y me fui deslizando debajo de él sin tocarle las espaldas, para que apoyara la cabeza en mi pecho. Le ardía el cuerpo todavía estaba muy afiebrado, no creo que supiera lo que hacíamos. Yo no conocía el amor. Lo que hacía conmigo el amo era oscuro y vergonzoso, así se lo dije, pero no me creía. Con el amo mi alma, mi ti-bon-age, se desprendía y se iba volando a otra parte y solo mi corps-cadavre estaba en esa cama. Gambo. Su cuerpo liviano sobre el mío, sus manos en mi cintura, su aliento en mi boca, sus ojos mirándome desde el otro lado del mar, desde Guinea, eso era amor. Erzuli, loca del amor, sálvalo de todo mal, protégelo. Así clamaba yo."

"Despedidas" de Yojiro Takita

Es la primera vez que en este blog voy a hablar/escribir sobre una película.

Pero hoy quería hablaros de "Despedidas" de Yojiro Takita.

Termino de verla y me ha gustado mucho. Es una película delicada, sensible, emotiva.

"Despedidas relata la historia de Daigo Kobayashi (Masahiro Motoki), un hombre que acaba de perder su trabajo como violonchelista en una orquesta de Tokyo debido a la disolución de la misma. Daigo, entonces, decide volver a su ciudad natal con su esposa. Creyendo que se trataba de una agencia turística, Daigo se ofrecerá como trabajador en lo que resulta ser una funeraria. Su vida dará un giro radical al enfrentarse a su nuevo trabajo: realizar la ceremonia budista del nokanshi, basada en la limpieza, el vestido y maquillaje ceremonial de los muertos en lo que se considera la consolidación de un largo viaje."

El protagonista es como si volviera a la vida a través de la muerte. Porque sí esta película tiene por tema la muerte, cómo nos enfrentamos a ella. Pero lo hace con cierta dosis de humor mezclado con tristeza. Se aborda el tema con delicadeza, con gestos precisos, con gestos suaves, afectivos.

Y la música que tiene la película es tan bonita... Con instrumentos de cuerda, con el chelo... Unas melodías que parece que te mecen...


Me ha gustado mucho. Es íntima, profunda. Serena.

Ganadora del oscar 2009 a la mejor película de habla no inglesa.


viernes, 5 de febrero de 2010

"¡Por favor... domestícame!" El Principito de Antoine de Saint-Exupery




"Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan).Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria:

A León Werth, cuando era niño"



Así comienza una asignatura pendiente que yo tenía. Leer “El Principito” de Antoine de Saint-Exupery. En estos últimos días he compaginado la lectura del libro de Isabel Allende que me leía, con su descubrimiento.

Me ha gustado mucho. Me ha encantado. Es una fábula. Una metáfora.

Ahora sé que no era una lectura pendiente desde hace tanto tiempo como yo creía, porque es para leerlo (en mi caso) o releerlo cuando uno ya es mayor.

Imagino que todos sabréis que fue publicado el 6 de abril de 1943 y es el relato corto más conocido del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. Lo escribió mientras se hospedaba en un hotel en Nueva York y fue publicado por primera vez en los Estados Unidos. Ha sido traducido a ciento ochenta lenguas y dialectos. (Wikipedia).
El argumento es el de un aviador que está perdido en el desierto del Sahara, debido a una avería en su avión. Entonces aparece un pequeño príncipe. Y empiezan a conversar… El principito busca respuestas haciendo preguntas. Y al mismo tiempo va contando que vive en un planeta diminuto con tres volcanes, una rosa, y unos árboles baobab que constantemente tiene que evitar que echen raíces, porque harían estallar su pequeño planeta. Pero un buen día decide salir de allí para explorar otros mundos y conoce seis planetas cada uno habitado por un personaje: un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo. Al final viaja a la Tierra que es donde encuentra al aviador…

La verdad es que no podría elegir cual es la parte que me gusta más. Pero si hiciera un esfuerzo escogería dos. La descripción de su pequeño planeta. Y la parte en la que conoce al zorro, que me gusta mucho, cuando habla del domesticar, de las relaciones humanas.

Pero no os cuento más, porque os contaría todo. Cada detalle, cada frase. Porque como os decía, en realidad es una metáfora. Una joya que encierra profundas reflexiones sobre la vida adulta, la estupidez, la niñez y sus verdades. Habla de los problemas, de la ambición, de la lealtad, de la amistad, del amor.

El relato viene acompañado por ilustraciones dibujadas por el autor.


Es un libro para leer despacio, para saborearlo. Para releer de vez en cuando.

Os dejo con algunas de sus frases:

“A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: “¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?” Pero en cambio preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?” Solamente con estos detalles creen conocerle.”

Fuente: Capítulo IV.


“No se ve bien sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.


“Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…”


"Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá los campos de trigo?. Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo… El zorro calló y miró largo tiempo al principito. - ¡Por favor…domestícame! -dijo. -Bien lo quisiera -dijo el principito -..."

“Y cuando te hayas consolado (uno siempre termina por consolarse) te alegrarás de haberme conocido”

(Del diálogo entre el Principito y el zorro)

jueves, 4 de febrero de 2010

Larra. Fígaro de vuelta. 1809-2009



Hace una semana estuve en la Biblioteca Nacional de España visitando la exposición "Larra. Fígaro de vuelta 1809-2009". Esta exposición está organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) junto con la Biblioteca Nacional de España (BNE), y se puede visitar hasta el 14 de febrero.

Como puede deducirse de su título, se ha creado con motivo del segundo centenario de su nacimiento, y tiene como finalidad analizar la vida de Larra, así como el contexto histórico, cultural y literario en el que desarrolló su actividad como poeta, novelista, autor teatral y periodista.

La exposición ocupa varias salas de la planta baja de la Biblioteca y reúne ciento cincuenta piezas que abarcan documentos autógrafos, libros, artículos, muebles, grabados, cuadros y grabaciones musicales.

La verdad es que a mí me pareció muy interesante. Tiene cinco apartados. El primero recoge el marco histórico por el que transcurre su vida. El segundo profundiza en la biografía del periodista en relación con sus amigos escritores. Una época en la que Larra fue fundamentalmente periodista, pero no dejó de cultivar géneros como la poesía sátira, el ensayo polémico, la novela histórica y el teatro. El tercer apartado se centra en sus distintas firmas. El cuarto apartado son retratos y grabados de artistas de la época. El quinto se dedica a recorrer la fama "postuma" de Larra.

Me llamaron la atención las ropas que aún se conservan de él. Era un hombre muy bajito. Incluso está en una vitrina la camisa ensangrentada de su último día. Ya sabemos que Larra se mató de un pistoletazo el 13 de febrero de 1837. Siempre se ha dicho que fue porque Dolores Armijo, su amante, no quiso saber más de él. En la exposición se subraya que ya en los meses anteriores a su muerte Larra publicó artículos muy reflexivos en los que se lamentaba de forma muy pesimista de la España de ese momento. Era un poeta infeliz. Se ilusionó con volver a estar con Dolores Armijo, con la que se relacionaba desde 1831, y su negativa a seguir viéndose fue de alguna forma la gota que colmó el vaso y se suicidó.

Por otra parte me gustó mucho el tercer apartado. Recordar sus varios seudónimos. Se recoge muy bien esta inclinación que tuvo a emplear varios nombres, además del propio, para firmar sus textos. Para las piezas teatrales utilizaba el anagrama "Ramón Arriala" y para los artículos periodísticos diversos seudónimos, aunque en unas ocasiones firmaba con la inicial de su apellido "L" y en otras, sin firma. El seudónimo que utilizó en la primera revista, hecha por él mismo, fue "El Duende Satírico del Día". En la segunda revista unipersonal que tuvo Larra firmaba con "El Pobrecito Hablador". El Pobrecito Hablador se comunica con otro seudónimo de Larra "Andres Niporesas", que firma también cartas a partir del núm. 10 de esa publicación. Al mismo tiempo que firmaba como "El Pobrecito Hablador", empieza a firmar en otra Revista como contratado con el seudónimo que le hará más famoso "Fígaro".

Pero sobre todo, lo que más me gustó de la exposición, fue el largo y entretenido documental “Larra”, que cuenta con testimonios de especialistas como Vicente Molina Foix, Luis Alberto de Cuenca, Francisco Nieva o Raúl del Pozo, entre otros. Me gustaba mucho como (también colaboraban uno de sus descendientes y una catedrática, que siento mucho en este momento no recordar sus nombres) tejían cada uno a su manera pero entre todos un tapiz de palabras sobre momentos de la vida de Larra relacionándolos con el momento político e histórico que vivió. Muy interesante. Para apoyar sus palabras el documental muestra muchísimas imágenes del Madrid de los Austrias, lugares que frecuentaba Larra de esta ciudad y que por lo que se deduce amaba y detestaba casi por igual.

Todos los que hablaban de él en el documental (alguno que otro subrayaba su pequeña estatura y el esmero que ponía en vestirse) incidían en que Larra fue el primer periodista moderno de este país. Lo triste es que se rindió demasiado pronto a la desesperanza. Cuando murió solo tenía 28 años.

Os aconsejo, si os interesa este tema, que no os perdais este documental. Es largo, pero muy instructivo e interesante.



Lugar y fecha
Biblioteca Nacional de España. Madrid
17.12.09 - 14.02.10


miércoles, 3 de febrero de 2010

El lenguaje popular meteorológico...


Hay muchas palabras que poco a poco se van reduciendo a algunos ámbitos geográficos y al habla de los mayores del lugar.



He encontrado un artículo muy interesante sobre el lenguaje meteorológico popular. Os lo recomiendo a quiénes os interese el tema del lenguaje relacionado con la meteorología. http://www.divulgameteo.es/uploads/Arcaismos.pdf


Para haceros la boca agua, y nunca mejor dicho, os voy a copiar aquí algunos ejemplos de lo que se cuenta en dicho artículo:



Lluvia:

Orvallo u Orbayo (lo vemos escrito de ambas formas) para referirse a la llovizna o lluvia menuda que cae blandamente. Se usa sobre todo en Galicia y Asturias.


Calabobos y chirimiri: Llovizna tan fina que apenas uno percibe su presencia hasta que al cabo de un rato está calado hasta los huesos, quedándosete cara de circunstancias o de bobo (de ahí la expresión). Propia del norte de España.



Orpín o Niebla chorrera (comarcas manchegas): llovizna más suave que el orbayo. O lo que es lo mismo niebla meona, que es aquella que sin llegar a producir precipitaciones sí que termina por hacer desprender minúsculas gotas de agua.


Chiriso (Islas Canarias), Chuvinela (Zamora), Albaina (Mallorca) también son términos para referirse a la llovizna. Mojarrinear, chivisnear, chivisquear, aguarrinear, murrinear o mugallear… también es lloviznear.


Jarrear, diluviar: Lluvias intensas o torrenciales.


Espurniar: Momento en el que puede afirmarse, con propiedad, que está lloviendo, si bien una segunda acepción lo identifica también con lloviznar.


Frío:



Rus, bris, rasca, biruji o escuchicín son el frío intenso y penetrante que sentimos cuando salimos de casa en invierno.


Carámbanos, calamocos, chapiteles, chipiletes, pinganiles, candelizos, calambrizos, rencellos, chupones o chupadores. Cangalitu, cirriu: Estalactitas de hielo que cuelga de los aleros de los tejados.



Vientos:


Cierzo (del latín cercius, que era como antiguamente llamaban los romanos a este viento) tiene como sinónimos: Cencio, cercera, ciercera, zarzagán, zaracio (León) o siero (Salamanca). Una cierzada sería una ventisca de agua o de nieve.



Solano ( un viento templado de componente sur, que debe su nombre a que sopla de donde sale el sol) tiene como sinónimos: Siroco, leveche o jaloque, xaloc (Cataluña). También rabiazorras o secabalsetes. También Levanto (Canarias).




Calor:


Bochorno (que tiene su origen en el término latino “vulturnus”, viento del este para los romanos) tiene como sinónimos: chornio y churmu (León). También caloracho, calorina, caloría, quemazón o farria.


Chicharrina: Calor excesivo

Sorna: Cuando el calor es pegajoso y sofocante.


Insolación veraniega: Tabardillo o asoleamiento




Si os interesa este tema, ya sabéis:

Arcaismos y otras particularidades del lenguaje meteorológico popular

Jose Miguel Viñas Rubio


José Miguel Viñas (Madrid, 1969) es físico del aire y comunicador científico, especialista en Meteorología y temas afines. Con amplia experiencia en predicción meteorológica en el sector privado, destacan sus trabajos como meteorólogo en diferentes medios de comunicación (TV, radio, prensa e Internet), así como su labor docente, como profesor de Meteorología Aeronáutica a varias promociones de pilotos (Aerea FTO, Aeromadrid). Entre mayo de 2005 y febrero de 2009, ha sido vocal de la Junta Directiva de la AME (Asociación Meteorológica Española). Desde 2004 es colaborador habitual de RNE, con distintas secciones en el magazine de fin de semana, “No es un día cualquiera”, que dirige y presenta Pepa Fernández.

lunes, 1 de febrero de 2010

"Un adverbio se le ocurre a cualquiera" Millás y el premio Don Quijote de Periodismo


Imagino que la semana pasada escucharíais que le habían dado a Millás el premio don Quijote de Periodismo. El jueves creo que fue.

El premio que está dotado con 9.000 € se lo dieron por un artículo titulado “Un adverbio se le ocurre a cualquiera” y fue publicado en la revista Interviú.

“…El jurado reconoce "la originalidad, la inteligencia y el humor que el trabajo ganador conjuga, para hacer un homenaje a los hispanohablantes, a la escritura y a las palabras en su totalidad".

A mi me gusta este artículo, es muy Millás. He pensado que os lo iba a dejar aquí, para que lo podáis saborear todos.




UN ADVERBIO SE LE OCURRE A CUALQUIERA

29/01/2010
Artículo por el que Juan José Millás ha obtenido el premio Don Quijote de Periodismo.

Hemingway cobraba los artículos por palabras. A tanto el término, lo mismo daba que fueran adjetivos que sustantivos, preposiciones que adverbios, conjunciones que artículos. No recuerdo de dónde saqué esa información, hace mil años (cuando ni siquiera sabía quién era Hemingway), pero me impresionó vivamente. En mi barrio había una tienda de ultramarinos, una mercería, una droguería, una panadería, una lechería… Pero no había ninguna tienda de palabras. ¿Por qué, tratándose de un negocio tan lucrativo, como demostraba el tal Hemingway? Para vender leche o pan, pensaba yo, era preciso depender de otros proveedores a los que lógicamente había que pagar, mientras que las palabras estaban al alcance de todos, en la calle o en el diccionario.
Imaginé entonces que ponía una tienda de palabras a la que la gente del barrio se acercaba después de comprar el pan. Sólo que yo las vendía a precios diferentes. Las más caras eran los sustantivos, porque sustantivo, suponía yo, venía de sustancia. Si la sustancia de una frase dependía de esta parte de la oración, lo lógico era que valiera más. Después del sustantivo venía el verbo y, tras el verbo, el adjetivo. A partir de ahí, los precios estaban tirados. Cuando un cliente, en mis fantasías, compraba tres sustantivos, le regalaba cuatro o cinco conjunciones, para fidelizarlo. Mi padre, que era agente comercial, utilizaba mucho el verbo fidelizar. ¿De dónde, si no, iba a sacar yo esa rareza gramatical? En mi tienda imaginaria había también un apartado de palabras inexistentes, para gente caprichosa o loca. Aún recuerdo algunas: copribato, rebogila, orgáfono, piscoteba, aguhueco, escopeja…


El negocio imaginario iba bien. Todo el mundo necesitaba mis palabras. Al poco de inaugurar la tienda tuve que contratar dos empleados porque no daba abasto. Luego compré el piso de arriba para ampliar el negocio, pues llegó un momento en el que la gente me pedía también frases. Puse en el sótano un taller con cuatro gramáticos que se pasaban el día construyendo oraciones. Las había de muchos precios, claro. Las frases hechas eran las más baratas. Recuerdo, entre las que tuvieron más éxito, en boca cerrada no entran moscas y no rascar bola, pero a mí me gustaban mucho también leerle a alguien la cartilla, ser un hueso duro de roer, chupar cámara, pelillos a la mar, o mi sastre es rico. El precio de las frases aumentaba a medida que resultaban menos comunes, o más raras. Por alguna razón que no llegué a entender, había mucha demanda de frases absurdas. Me duelen los zapatos, por ejemplo, los espejos fabrican harina orgánica, o las cremalleras son menos sentimentales que los botones. Con el tiempo tuve que crear un departamento dedicado de manera exclusiva a la construcción de frases absurdas.


La idea de la tienda de palabras y frases me resultó muy liberadora, pues siempre pensé que ganarse la vida era condenadamente difícil. El mayor miedo de mi infancia era el de acabar en una esquina, vendiendo pañuelos de papel. Un día que mi madre, tras suspirar con expresión de lástima, se preguntó en voz alta qué iba a ser de mí, le dije que no se preocupara, pues había decidido que iba a poner una tienda de palabras. Tras meditar unos instantes, me dijo que eso era un disparate y que debía poner mis energías en cuestiones prácticas. Ahí acabó mi sueño de vender palabras. Luego, de mayor, comprobé que los anuncios por palabras constituían un capítulo muy importante en la cuenta de resultados de los periódicos. Pero no le dije nada a mamá, para que no se sintiera culpable.


De todos modos, acabé viviendo de las palabras. No tengo una tienda abierta al público, tal como soñaba entonces, pero me levanto por las mañanas, las ordeno en un papel, las envío al periódico o a la editorial y me pagan por ellas. A tanto la pieza. Una pieza es un artículo. El término pieza se utiliza también entre los cazadores para denominar a los animales abatidos. La semejanza es correcta, pues escribir un texto se parece mucho a cazarlo. De hecho, con frecuencia se nos escapa. La otra noche, en la cama, con los ojos cerrados, pasó volando por mi bóveda craneal un artículo estupendo. Me levanté, cogí un cuaderno que tengo en la mesilla, apunté con el bolígrafo, pero la pieza había desaparecido. Desde la utilización masiva de los ordenadores, contamos los artículos por palabras. Éste que están ustedes leyendo tendrá unas 4.700. Puedo calcular a cuánto me sale la palabra y decir que cobro en plan Hemingway. Pero me sigue pareciendo mal que me paguen lo mismo por un sustantivo que por un adverbio. Un adverbio se le ocurre a cualquiera.

De libros, bragas y tertulias del Café Gijón. ¡Cómo es la vida!


Quería contaros el final (final por ahora porque ésto nunca se sabe...) de la historia de aquella foto tan polémica que llevaba por título "Regalamos un libro por la compra de tres bragas".


Si volveis sobre el enlace anterior os acordareis de que por esos azares de la vida (me lo contó una amiga) supimos el nombre del autor de los libros que regalaban. Todo un premio Nacional de Poesía.

Pues bien, como no hay dos casualidades sin tres, el otro día mi amiga otra vez me escribió, para contarme que en mi mismo blog, resulta que estaba la foto del autor en cuestión. ¡Qué gracia! Porque, efectivamente, cuando yo os conté que habíamos estado haciendo la tertulia en el Café Gijón, junto a la nuestra, colgué una foto de una tertulia que se hacía en ese Café, allá por el 1947... Y entre esos insignes tertulianos estaba nuestro Poeta. Es como si se cerrara el círculo ¿verdad?
Os voy a copiar el correo donde mi amiga me lo decía, de lo cual me alegro un montón y le doy las gracias por acordarse de mí en estas ocasiones, y después os voy a copiar los comentarios que ésto ha suscitado entre mis compañeros de tertulia, personas que se dedican a escribir. Sus diversas reacciones frente a el hecho de que, con el tiempo, los libros de un Premio de Poesía Nacional acaben regalándose al comprar tres bragas...



"Rocío, ¡¡más casualidades!!

Has tenido delante al poeta Prado Nogueira, le has visto, le has elegido y te diré más, has decidido que quedaba estupendo colgado en tu blog.
Está en la foto de la tertulia del café Gijón 1947 del grupo de la "juventud creadora" al que pertenecía. Desde allí, con esa galanura de actor de cine propia de la época, nos está mirando a las dos, sentado junto a José García Nieto en la primera fila, el quinto empezando por la derecha. Ya ves, querida Rocío, sin saberlo has juntado obra y autor en dos fotos de tu blog. ¿Qué más hilos fascinantes descubriremos?..."

Y ahora os voy a pegar los distintos comentarios que ha suscitado toda esta hilera de casualidades. Unos quieren verlo como algo negativo, otros más positivo... En cualquier caso ha sido muy curioso todo ¿verdad? Desde una foto chocante hasta el año 1947... Esto podría ser un todo un relato ¿verdad?

“Rocío, me habían pasado hace unos días la foto del regalo de la gitana y la tenía pendiente de colgar en mi blog, ya no la cuelgo, me había quedado impresionada. claro más impresionada me he quedado cuando has dicho que los autores que están primeros son el padre de un amigo tuyo y su amigo. Un día que estaba un poco depre, me fui a dar una vuelta por Atocha y enfrente del Brillante, un manta entre tuercas y otros artilugios vendía libros. Me dio por pensar que con la ilusión que se pone en un cada cosa que se escribe y lo contento que te pones cuando te publican un relato, que pena tener ese fin. Me dio por imaginar todos nuestros libros allí chorretosos como estaban aquellos y con nuestros nombres escritos, total que rematé el día. A mi estás cosas me producen mucha tristeza. “(C.F.)

“…después de ver la foto del blog de Rocío pero supongo que la vida tiene estas cosas (por cierto, que aun intento decidir si la foto es tan terrible o no, si es mejor eso que el olvido total, o no?...es muy triste, desde luego, pero, es mejor que nada?...y si de ese modo consigue llegar a la gente?... dentro de lo cómico, no es lo ideal ,claro, pero...en fin, no me hagáis mucho caso, que sigo dilucidando...) “ (C.H.)

“…La foto es surrealista total, pero como no se puede vivir de la poesía....ja,ja,ja
El caso es que me gustaría saber más, ¿como han llegado esos libros ahí?
¿Es un mercadillo de la calle? ¿Tantos ejemplares?
¡lo que es es la vida¡ como tú dices. Todo un premio nacional como se ve….” (F.M.)

“Rocío, desde la primera vez que vi la foto ya me pareció de las que provoca sentimientos contradictorios. Para los que nos gusta escribir, aunque lo hagamos a nivel amateur, esa imagen de los libros entre bragas, mejor dicho, de los libros que se regalan por comprar bragas, puede resultar tan alentadora como desalentadora. Que se tome por un lado o el otro depende de cada uno, o sobre todo, de cómo se haya levantado ese "cada uno" por la mañana. He decidido que a mí me produzca efectos alentadores. Porque se me ocurren varios destinos bastante más aberrantes para un libro que un mercadillo: A. Contenedor para reciclaje de papel. B. Refuerzo para apuntalar un armario o mesa que cojea. C. Objeto arrojadizo durante una discusión marital. D. Préstamo a alguien que ni se molesta en leerlo ni en devolvérselo a su dueño. La opción C hay que evitarla siempre, a toda costa.” (D.L.)

domingo, 31 de enero de 2010

El Quesuismo...

El otro día Javier Díaz ( http://www.javierdiazgil.blogspot.com/) me regaló una nueva palabrota para mi colección. Una de esas que me gustan a mí:

Quesuismo
¿Sabéis lo que es el quesuismo?

No, no es una enfermedad producida por una ingesta excesiva de queso, ni ninguna otra acepción "peregrina" como decía una antigua profesora mía de lengua en mis tiempos del BUP...

No.

El quesuismo es un error muy común cuando hablamos. Consiste en sustituir el adjetivo relativo "cuyo" por la secuencia "que su".

Pero mejor que yo os lo va a explicar Leonardo Gómez Torrego (Doctor en Filología Románica, científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y colaborador de la Real Academia de la Lengua) en un artículo publicado en el Centro Virtual Cervantes.


Quesuismo


Miércoles
, 7 de abril de 1999


Por Leonardo Gómez Torrego

Una anomalía sintáctica cada vez más frecuente (no es rara en la lengua de los medios tanto escritos como orales) es la de desglosar el determinativo relativo-posesivo cuyo (con sus variantes) en la secuencia que su(s). Es decir, el valor «relativo» lo recogería que, y el «posesivo» su. Estos son algunos ejemplos:

*Este es un periódico que su sede está en Madrid.

*Aquellas palabras que es tónica su última sílaba se llaman agudas.

Como se ve en el segundo ejemplo, la secuencia que + su puede ser discontinua.

Escribir (y hablar) de esta guisa supone un claro desaliño y posiblemente un desconocimiento de una regla gramatical fundamental de nuestra lengua, y es que todo pronombre, por el hecho de serlo, debe desempeñar una función nominal (sujeto, complemento directo, etc.), y es evidente que en los ejemplos mencionados el pronombre que aparece desfuncionalizado: no es ni sujeto, ni c. directo... En ellos, debería haber aparecido la forma cuya, que sí desempeña función: la de actualizador del sustantivo correspondiente: cuya sede, cuya última sílaba.

En ocasiones, en lugar del posesivo su(s) aparece el artículo, pero siempre con valor posesivo:

*Compré un libro que estaban las hojas como descoloridas.

Parece, pues, que se hace necesario ejercitarse en el uso del determinativo cuyo, que parece ir quedándose relegado al lenguaje exclusivamente culto.

"Cuyo ha entrado en decadencia en la lengua actual. ¿Quién diría hoy un sábado por la tarde tomando unas cañas algo así?: “No ha venido el chico ese cuya novia estudia empresariales”.

Los hablantes, aunque sea inconscientemente, intuyen la dualidad de cuyo: es relativo y, al mismo tiempo, posesivo. Por eso lo rompen para sacar las piezas.

¿Y qué es lo correcto? Pues depende. En situaciones formales, tanto orales como escritas, hay que evitar el quesuismo. En cambio, en situaciones informales (en casa, con los amigos…) cuyo seguiría siendo correcto pero probablemente poco adecuado.

Esto es lo mismo que preguntar: “¿Un hombre va bien vestido con traje?”. En la oficina sí, pero en la playa seguramente no."

Extraído de: http://blog.lengua-e.com/2007/el-quesuismo/


viernes, 29 de enero de 2010

"María Zambrano y los gatos" Jesus Marchamalo



Y como una cosa lleva a otra, una entrada lleva hasta la siguiente.

Os dejo con un "retrato" escrito en su día por Jesús Marchamalo en la sección "Rinconete" del Centro Virtual Cervantes. Este retrato y varios más, junto a las ilustraciones de Damián Flores, conforman el libro "39 escritores y medio", editado por Siruela.

Un libro que a mí me gusta mucho, donde se hace un recorrido por las biografías de algunos escritores, de forma muy curiosa, anécdotica y amena.


Zambrano y los gatos

"Parece que fue un antiguo juez togado, un ex militar, un diputado jubilado, no sé, un hombre de orden, de esos de batín de franela, gomina y bigotito recortado, el que la denunció. Contó a una pareja de fornidos carabienieri, con la desgana del ciudadano ejemplar, que aquella mujer menuda, que fumaba exóticos cigarrillos turcos con boquilla de nácar, albergaba en su casa un plácido, apacible y abrigador ejército de casi veinte gatos que, a diario, maullaban, y arañaban los muebles, y dormitaban al sol romano en la terraza, impregnando la escalera vecinal, escalón a escalón, de un acre olor a orines y excrementos. Así que tuvo que irse, dejar su casa en Roma y huir al campo con aquella prole felina de hocicos afilados y ojos zalameros, cuyos bufidos y arañazos provocaron el único retraso ferroviario que se recuerda en Suiza.

Siempre he tenido curiosidad por saber cómo se pone nombre a veinte gatos, qué santorales hay que consultar, qué listado profano de adjetivos y adverbios y palabras sonoras y acolchadas. Sé que tuvo una gata que se llamaba Rita, y que años más tarde, aquí en España, pidió un amigo que enterrara en el jardín de su casa de Galapagar, bajo un cedro a otras dos que habían venido con ella del exilio; primero a Tigra, que murió con diecinueve años y después a Blanquita, de quince. Sé también que otro amigo, amante de los gatos, le regaló dos hermanas, grises, a las que llamó Lucia y Pelusa, y que vivieron con ella hasta su muerte.

Cuentan las biografías que siempre tuvo una salud muy frágil de hierro, y que con tres años sufrió un colapso que la colocó al borde de la muerte. Cuentan que cuando se matriculó en bachillerato, eran sólo dos niñas en todo el instituto. Y cuentan que cuando, con doce, publicó su primer artículo en la revista del colegio, su padre comentó seco y tajante: "Aquí no hay niños prodigio". Fueron, al parecer, las vendedoras del mercado de San Miguel, más la lectura de Spinoza, quienes la convencieron de que debía seguir estudiando, hasta que se hizo profesora de metafísica.

Amiga de Bergamín, Dieste, Maruja Mallo, Chacel, Lorca... La guerra convirtió su vida en un listado de lugares, de casas alquiladas y habitaciones de hotel que se dejaban a mediodía: Puerto Rico, México, La Habana, Nueva York, París, Roma y sus gatos, que eran como su país. ¿Cuántas cartas escribiría a diario? ¿Cuántas en su buzón? Inseparable de Camús, en francés, y de Lezama, con acento habanero; amiga también de Gaya, el pintor, quién la acompañaba en sus paseos por la Via Apia a visitar a su amante de piedra, una tumba romana cuyo perfil gastado acariciaba mientras se hacía un pitillo. No dejó nunca de fumar. A última hora, contaba, sólo para ver el baile del humo.

Está enterrada en Vélez-Malaga, en un lugar que a diario visitan decenas de gatos de todos los colores, sin nombre, porque allí les echan de comer."




martes, 26 de enero de 2010

"Escribir..."



"Escribir es defender la soledad en que se está"


María Zambrano
Por qué se escribe



http://www.babab.com/no10/maria_zambrano.htm