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martes, 27 de diciembre de 2011

La Navidad y Andres Aberasturi




"ÉSTE ES UN AVISO PARA NAVEGANTES: cuidado, empiezan a soplar fuertes vientos que vienen de las teles de forma que ya es tiempo de que empiecen los naufragios. Me refiero sobre todo a los que, como yo, nos ahogamos en un vaso de agua, hacemos una montaña de un grano de arena y somos capaces de soltar dos lágrimas si alguien nos canta a traición "pero mira como beben los peces en el río".

Debe ser cosa de la edad, pero uno ya no puede bajar las barreras frente a la ternura ni sirven para nada los frenos ABS cuando son los peces los que beben y beben y vuelven a beber..."


Andres Aberasturi
Pág. 77 de La leyenda continúa



"¿Por qué es tan  frío el frío? ¿Por qué cuando se dice algo relacionado con el frío siempre resulta negativo y el calor es el calor del hogar, el calor del amor, la despedida cálida, o las manos calientes de la madre?

En nombre de los yogures, las mantequillas, el verano atroz del que nunca nos acordamos, en nombre del infierno y sus llamas con el que nos amenazaban de niños, en nombre del gran invento de los congelados que han socializado un poco incluso la langosta; en nombre de la fiebre que hace delirar y de las temibles consecuencias de los recalentones adolescentes, yo te saludo frío y levanto este vasito de plástico con un café humeante para brindar por ti y agradecer que existas."


Pág 57 de La Leyenda Continúa
Andres Aberasturi

"Aberas" como dice Pepa Fernández, volvió a traérnoslo el último sábado para la tertulia... Qué gusto volver a escucharle entre los tertulianos de "No es un día cualquiera".

lunes, 3 de enero de 2011

En éstos primeros días de enero que buscamos "el regalo"



Cómo se decía antiguamente: "quiero dedicar estos párrafos (que no son míos, sino del  conmovedor Andrés Aberasturi) a todos aquellos, que como yo, hoy (por no decir hoy y ayer y antes de antesdeayer...) se han inyectado Cortinglés en vena buscando "el regalo", "el maravilloso y maldito regalo"...



"Hoy me he inyectado Cortinglés en vena. Toda la tarde, allí, deambulando en busca de algo original que te gustara. Antes de salir he preguntado dónde envolvían las cosas para regalo y me han dicho que en la caja central. Desde allí te lo he envíado.

Te llegará seguramente el jueves. Haz con él lo que quieras, como siempre, pero tal vez no desentone mucho entre el reloj parado que tienes sobre la mesa y esa máscara que siempre mira fijo y sonriendo pase lo que pase. Pero tú misma. Lo bueno de esas cosas es que quedan siempre bien en cualquier parte, no hay que limpiarlas mucho y pasan desapercibidas, si eso es lo que quieres, que yo creo que sí. No lo congeles; si no te gusta lo tiras directamente a la basura, pero no lo congeles, que te conozco. El frío es lo único que aguanta mal, se estropea, se pone chungo, se pone casi triste.

No necesita pilas. Funciona solo, aunque no te puedo garantizar durante cuánto tiempo; supongo que depende del trato que le des. Si por casualidad ves que se acelera -le pasa en ocasiones- tan solo cántale una canción o acarícialo un poco. Si por el contrario no funciona, olvídate de él porque ya no tiene arreglo. Debes saber que no tiene garantía y que si no te gusta, no te lo van a cambiar por un jersey a rayas. Eso si es un problema. Pero creo que el embalaje por lo menos resulta muy vistoso. Es una regalo de esos tópicos en los que a uno le gusta más el continente que el contenido.

En la Caja Central se han esmerado; me puse a la cola hasta que me tocó el turno. Entonces me arranqué el corazón y se lo di a la señorita que lo introdujo con cuidado en una hermosa caja forrada de terciopelo. Luego le puso un lazo azul y una pegatina que ponía felicidades en dorado. Me preguntó si le ponía también la etiqueta de frágil y le dije que no; al fin y al cabo es solo un corazón, un viejo corazón cansado de idas y venidas y que unicamente aspira a ocupar un lugar discreto en el decorado de tu vida. Nada más."


Andres Aberasturi
La leyenda continúa




martes, 9 de febrero de 2010

"De la belleza se ha dicho casi todo..." Andres Aberasturi



" ...Te confieso que yo amo mis ojos verdes, de un verde inadvertido, saltones, misericordiosos, guardadores perpetuos de las lágrimas que aún tengo que llorar.

Y amo mis piernas, que ni son largas ni hermosas, pero que me mantienen orgullosamente en pie sobre esta tierra que habito.

Y amo mi boca y cada uno de mis dientes, porque con ellos muerdo las tragedias o simplemente beso.

Amo también esta nariz descomunal, mi pelo que fue indómito y que ya apenas es, y me siento orgulloso de mis manos cuadradas, de cada uno de mis dedos que tienen vida propia y proyectan futuros.

Pero amo más allá de lo visible; amo también mi corazón que es más que un simple músculo, que no recibe órdenes, que se acelera cuando quiere y se serena después de la batalla.

Y amo de igual forma mis entrañas, y las venas que me cruzan y la sangre que me brota de mis cinco costados.

Porque tal vez mi cuerpo no resulte hermoso, pero todo cuanto en él se contiene sí lo es.

Porque sólo mis ojos te ven como te veo y sólo mis piernas se saben de memoria tu camino, lo mismo que mi boca te prueba cada día, y mi nariz te huele y te descubre más allá del perfume y las esencias. Porque mis manos se han hecho a tu medida y te aploman en los días más tristes, y cada uno de mis dedos bucea en tu cuerpo cuando es tiempo de caricias o te alisan las cejas cuando duermes y sueñas..."

Extracto de "De la belleza se ha dicho casi todo"
Andres Aberasturi
La leyenda continúa

domingo, 29 de noviembre de 2009

Otra vez el frío y la bendita lluvia. Andrés Aberasturi




"Otra vez el frío y la bendita lluvia, y la tarde que se me pone de pronto borde y negra, equimojada. También los días, igual que las palomas del poeta, se equivocan y en vez de al sur van al norte y entran en mi corazón lleno de nubes porque se creen que mi corazón es ya su casa.

La tarde, equimojada, se ha posado en mis cosas suavemente; entró por la ventana e igual que el humo falso de la tele, se arrastró por la alfombra, trepó por las patas de las sillas, subió hasta lámpara y poco a poco fue tomando posesión de todo, negra y lluviosa, la tarde equivocada igual que las palomas, la tarde equimojada, creyendo que su corazón era mi casa.

Así que aquí me tienes, lluvioso en esta noche de abril, anubarrado, más triste que feliz, más cansado que harto, dispuesto a casi todo con tal de recobrar la primavera que se quedó colgada en el perchero de este martes tan raro, tan raro que de pronto fue otoño, lluvioso y gris.

Intuyo que algo grave habrá pasado más allá de anticiclones e isobaras. Tu risa es un tejado de palomas, en tus manos se deshilvanan las tormentas, tus ojos son dos charcos de luz.

Intuyo, a la vista de lo visto, que esta tarde has llorado. "

Andres Aberasturi
La Leyenda continúa

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