Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 14 de noviembre de 2020

Hicimos olas. Faros de Málaga

 

La Farola de Málaga. Verano 2020

Y llovió.

Llovió y llovió tanto ese día, que se hizo un gran charco en el patio en el que se miraron todas las flores de otoño.  

Los crisantemos y las flores del cactus, los cyclamen y las caléndulas, contemplándose en aquella superficie lisa y líquida, se nos volvieron nenúfares. 

Y el agua, creciendo sobre el pavimento, nos rodeó, 

nos invitó a entrar despacio en su ilusión. 


Y no sé por qué lo hicimos,

pero sacamos la colección de faros. 

Todos los que habíamos ido trayendo,

de aquí, de allí y de allá.

Todos los que habíamos ido guardando celosamente a salvo del paso del tiempo y la desmemoria, fuimos sacando al patio, 

fuimos dispersando,

 y recolocando entre aquellos improvisados nenufares. 

 

Y era noviembre, y hacía frío, 

pero miramos a nuestro alrededor, 

y sonreímos.

Teníamos un mar, un mar nuestro.

Solo nos quedaba dejarnos llevar, mecernos, disfrutar.

E hicimos olas.

Os lo juro, las hicimos.

Con las palmas de nuestras manos, chapoteando entre sueños, inventamos olas.

Olas enormes, de cuatro metros algunas, y otras chiquitas, chiquitas y suaves, de esas que se deslizan y solo alcanzar a mojarte las plantas de los pies.

Las hicimos.

Muchas, muchas olas. 

Olas que salpicaban los faros, que movían los nenúfares, que 

nos dejaron sumergirnos en ellas, subirnos a su  cresta, y

a lomos de su humedad

escapar,

escapar,

muy lejos de nuestra ciudad. 


Faro de Puenta Doncella en Estepona. Verano 2020

El Faro de Torroz /Málaga) Conjunto arqueológico Villa Romana. Verano 2020

Faro de Calaburras (Mijas costa) Verano 2020

Faro de Marbella. Verano 2020


viernes, 13 de noviembre de 2020

Palabrotas de hoy. Viernes 13

 


Hoy te frotas las manos.

Hoy te puedes echar al plato un suculento menú compuesto de:

- Triscaidecafobia

- Parascevedecatriafobia

Ainssss, no me digáis que no huelen que alimentan. Están para echarles el diente...

 

Y resulta que incluso las masticas al decirlas de lo enrevesadas son. Las saboreas muy despacio, degustándolas de puro diferentes. Y hasta las puedes echar al plato e intentar cortarlas en trocitos: 

Triscaidecafobia: separando sus términos griegos, en 'triscaideca' ('trece'), que cortas a su vez en otras dos, deca (diez) y tri (tres) y el último cachito: 'phobos' ('miedo').

Parascevedecatriafobia, la puedes dividir todavía en más trocitos con sabor griego, por un lado "parasceve" o viernes, por otro "decatreis" o trece, que cortas a su vez en otras dos, deca (diez) y tri (tres) y como antes, por último el de "phobos" o temor.


Hoy, viernes 13, hemos cazado estos dos ejemplares del lenguaje dignos de disfrutar.

- Triscaidecafobia: Fobia al número 13.

- Parascevedecatriafobia: Fobia al viernes 13


Pero claro, de puro raras, no hay que quién las diga de un tirón.Ni de un tirón ni de varios, a no ser que las vayas leyendo despacio. 


Y es que lo del número 13 viene de muy antiguo. Dicen que en la Edad Media se agudizó el miedo a ese número porque era el de los comensales que estaban en la última cena. El núm. 13 sería Judas, claro. 

También dicen que para los antiguos egipcios la décimo tercera fase del ciclo de la vida, era la muerte. O que en el Apocalipsis, en su capítulo 13, aparecía el Anticristo o la Bestia...

Dicen, dicen y dicen. El caso es que desde tiempos inmemoriales se la hemos jurado al número 13.


Aunque lo nuestro, y si acaso, es lo de "En martes y trece...

En trece y martes ni te cases ni te embarques ni vayas a ninguna parte.

En Martes y trece ni te cases ni te embarques, ni de tu familia te apartes. 

En martes y trece, ni tela urdas ni tu hija cases; ni la lleves a confesar que no dirá la verdad.

 

Refranes de martes y trece los tenemos "a puñaos", porque ésto sí que suena más a guiso nuestro haciendo chup chup. 

Lo del Viernes 13, nos pilla como más a desmano, ¿no creeis?


En fin... Lo que sí es cierto es que hoy es viernes. Y hoy es día de hasta decir ¡palabrotas!

No os olvideis:

- Triscaidecafobia: Fobia al número 13.

 - Parascevedecatriafobia: Fobia al viernes 13

 

Y a disfrutar del fin de semana.

lunes, 9 de noviembre de 2020

9 de noviembre. Almudena y Cecilia

 


Te gusta ver de dónde vienen las palabras, por qué hablamos como hablamos. 

Te gustan los binomios, esos dos elementos en equilibrio.

Te gustan estos días, como hoy, como los 9 de noviembre, que oscilamos entre dos nombres: Cecilia y Almudena.

 

Porque tú, como aquel, y el de más allá, sobre todo si se apretuja contigo en esta ciudad, sabe que en Madrid, el 9 de noviembre, se celebra la Virgen de la Almudena.

Dicen, entre otras versiones, que la palabra Almudena viene del arabe. Viene de la palabra Al Mudayna, que significa "la ciudadela". 

Dicen que la Virgen, una talla de madera de estilo gótico que entonces tenía otro nombre, fue escondida por los cristianos en la muralla que rodeaba la villa de Madrid, en concreto que rodeaba la parte del Palacio Real, para que no la encontraran los musulmanes que la tomaron entre el año 711 y el 714 d.C. 

Y ahí la encontró siglos después el Rey Alfonso VI de León, en la Reconquista. Quería encontrarla y organizó una procesión y justo cuando pasaba ésta a su altura, unos ladrillos se desprendieron dejándola a la vista. Solo habían pasado unos 400 años... 

Pero permanecía intacta, hasta con dos velas encendidas que le pusieron cuando la escondieron, en un hueco dentro de la muralla arabe. Muy cerca de donde ahora está la Catedral de la Almudena.

Cosas que dicen, que dicen que pasan.

Por eso la Virgen se llama de la Almudena. Y es la patrona de Madrid desde el año 1977.


Pero a tí que eres de Madrid lo del "9 de noviembre" te suena a la Virgen de Almudena, pero también, tú lo sabes, como a tantos otros, te lleva a otra historia.

Esta historia en la que cada 9 de noviembre alguien regalaba un ramito de violetas.


 

 El 9 de noviembre oscila buscando el equilibrio entre dos nombres femeninos Almudena y Cecilia.

¿A quién, que no tenga ya una edad, no le viene a la cabeza siempre con esta fecha aquel verso de la canción de Cecilia?

Y ahora te preguntarás de dónde viene el nombre de Cecilia... Porque ya que nos ponemos... nos ponemos.

 

Cecilia, el nombre de Cecilia, no proviene del arabe, sino de la palabra latina Caecilius. 

Caecilius nos lleva a una familia plebeya, que a su vez viene de un ser mitológico caeculus, un hijo del dios Vulcano que nació de una chispa encendida. Se llamó así porque era ciego.

La palabra Cecilia viene entonces de caecus, ciego y de illius/illa, un diminutivo. Sería algo así como "cieguita" o "pequeña ciega".

Y si Almudena era una virgen, Cecilia, fue santa.

Santa Cecilia patrona de los músicos, fue una mártir y virgen romana del siglo III. Es patrona de la música, pues la leyenda le atribuía el canto de Dios en el corazón. Su santo se celebra el 22 de noviembre.


¿Tú eres más de Almudena o de Cecilia?

Yo, cada 9 de noviembre, le mandaría a alguien un ramito de violetas.



sábado, 7 de noviembre de 2020

2020 Año Galdós. Galdós y Madrid.


En este año raro en el que casi siempre haces el mismo paseo por Madrid, de casa al trabajo, del trabajo a casa, buscas ocasiones de celebrar. 

¡Cuánta falta nos hace este año celebrar! Lo que sea. Tienes razón, no hay mucho que festejar, si no es por prevención, es por miedo, sales menos.

Aún así, sientes que debes esforzarte, intentarlo, obligarte si cabe. Que no nos roben aún más del 2020.

Arropa mucho una buena celebración, un aniversario, un reencuentro, una ilusión. 

Este año somos más vulnerables, más frágiles. Regálate una celebración, una pequeñita.

 

Y en este año raro celebramos el año Galdós. Tocaba. Hace 100 años que murió en Madrid el gran Galdós. Aquel autor que conociste por primera vez gracias a la serie de televisión "Fortunata y Jacinta".

Qué bien retrataba este autor las pasiones, las desigualdades, la sociedad y el Madrid de entonces. Sí, acuérdate, le conociste primero por aquella serie que nunca se te olvidará, ni por sus personajes, ni por su argumento, ni tan siquiera por aquella música tan especial que tenía, de Antón García Abril. 


Y Galdós era aquel hombre alto, delgado, solitario, tímido pero sin embargo mujeriego, y sobre todo un enorme narrador. A tu vida después llegarían sus novelas. 

En este año raro celebramos el año Galdós, y tú no has podido ir a ninguna lectura, ni obra de teatro, ni concierto. Pero queda alguna que otra exposición, a la que quizá aún llegues.

 

 

¿Te acuerdas cuando en Gran Canaria visitaste la casa donde nació? La casa-museo de Benito Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria.

Era de color azul por fuera y de color albero en su patio interior. Era luminosa.

Dentro, entre otras estancias, estaba su despacho, que habían copiado del que tenía en su residencia de Santander (San Quintín). Porque Galdós en su casa natal solo vivió hasta los 19 años que se vino a Madrid. 

Te gustó mucho aquel despacho, con páginas manuscritas del autor con su caligrafía igualita, menuda, inclinada hacia la derecha, con sus tachones incluídos, fruto de haber estado corrigiendo. Y del sacapuntas... ¿Te acuerdas de aquel enorme sacapuntas? 




 
Curioso afilador de lápices ¿Verdad?

En el año 1862 pisó la estación de Atocha por primera vez. Y se sintió tan bien, que después dijo que él había nacido ese año en Madrid. 
Por eso, a falta de otras manifestaciones culturales, debes celebrar Galdós buscando sus huellas por tu ciudad, esa misma ciudad que el autor adoptó como propia. 
 
Por la zona de Sol, en una callecita perpendicular a la calle Mayor, una llamada Las Fuentes, en el núm. 3 estaba la pensión donde vivió el jovencito Pérez Galdós al poco de llegar a Madrid. Había estado en otra en Lavapiés, pero ésta le quedaba más céntrica para ir al Teatro Real y a los Cafés de la zona. Estamos hablando de los años 1862-63. 

Te salieron muy reguleras las fotos, era de noche y sin la cámara, pero bueno, no eran para ningún concurso.


 

Por la zona de la Plaza de España, en una callecita muy poco transitada,otro día topaste con esta placa en un edificio nuevo: "En este lugar se alzaba hasta 1989 la vieja casa donde Benito Perez Galdós dirigió el diario "El Debate" entre los años 1871 y 1873". 





Y caminando por la calle Hortaleza, un día de verano, fuiste a dar sin querer con el edificio en dónde estuvo la editorial fundada por el autor "Obras de Pérez Galdós", que duró desde 1907 hasta 1904.
 

 

Además, y por otra parte, no puedes evitar acordarte también de él, cuando paseas por Madrid y te encuentras con la huella dejada por "La inevitable", como apodaban algunos de sus colegas (¿Clarín?) a la escritora Emilia Pardo Bazán. . 


Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós

Se sabe y se conoce de 94 cartas de amor entre ellos. 93 de Doña Emilia a Don Benito, y una sola de Don Benito a la escritora.


Y finalmente, cómo no vas llegar hasta la casa donde dice la placa que vivió y murió...

 En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar a que el Ayuntamiento la pusiera, la hizo colocar él en la casa.
 
Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid".
La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar. 
 



Don Benito está aún en Madrid.

Hay huella de su vida en tantas esquinas... vive en sus rincones.

No dejes de celebrar su escritura, su paso por aquí, por nuestras calles, por nuestra literatura, donde dejó escritas en mayúsculas sus enormes obras, a fuerza de escuchar a los demás primero, y después a saber contar esas vidas, con la fuerza y la naturalidad que él lo hacía. 

Ya te hubiera gustado conocer a Don Benito ¿verdad? 

A mí también.


viernes, 6 de noviembre de 2020

"Agua salada" de Jessica Andrews. Reseña Literaria



 11
Acabamos con los desechos de la vida de mi abuelo
por toda la ropa y el pelo. Por toda la piel. Me enteré de
que a los pedacitos volantes de ceniza se los llama «ánge
les de fuego». Después de un incendio doméstico, se los
considera muy peligrosos porque pueden reavivar las
llamas. Son pequeños y frágiles, pero siguen ardiendo.
 
 
 Terminé de leer "Agua salada" de Jessica Andrews con una sensación ambigua.
La primera mitad del libro me gustó bastante, sin embargo luego me fui desinflando. 
 
Es una novela de la que me atrajo la forma en la que está escrita. Está dividida en cuatro partes y un epílogo. Son capítulos muy cortos, muchos de menos de una página. Lo que imprime a la lectura que sea muy ágil, muy fluida. Y por otra parte muchos capítulos son muy poéticos, es una prosa poética. En cualquier caso están llenos de imágenes y son muy visuales. También se trata de imágenes muy sensoriales, mucho de la piel, del cuerpo. Llevando los sentimientos hasta lo físico. Eso me resultaba muy atractivo.
 
Por otra parte no lleva un orden líneal, sino que la autora escribió todos los capítulos seguidos, toda la historia y luego los descolocó y buscó para ellos otro orden, para que dieran la sensación de que son recuerdos. Eso me ha parecido un acierto. También con eso se consigue que la lectura sea menos rutinaria porque vamos dando saltos para atras y hacia adelante en la historia.

Todo eso que afecta a la creación literaria de la novela me sorprendió y me ha gustado leerla para descubrir cómo había quedado. Ese aspecto me ha parecido positivo.

El argumento de la novela es la historia de una chica, Lucy, desde que es niña hasta la madurez. Está contada en primera persona. Y espacialmente se desarrolla entre el pueblo de su niñez Sunderland, su vida universitaria de Londres, y por último en un pueblecito irlandés. 

Al hacerlo toca temas como las relaciones familiares, los problemas de dinero, el alcoholismo... En general el tema es la búsqueda de sí misma por parte de la protagonista. Aborda la pertenencia o no a una familia, a un lugar.

A mí me han llegado bastante más los capítulos en los que la voz narradora aún es una niña. La parte en la que ya es una universitaria que vive en Londres se me ha hecho más pesada. Tanto desenfreno nocturno y resaca mañanera, se me ha hecho un poco ya cansado. Sin embargo, me atraían los capítulos que están ambientados en Irlanda. 

 16
Hubo momentos en los que Londres era como si me
perteneciese. Tumbada sobre el rocío en lo alto de Tele-
graph Hill después de una fiesta, el color albaricoque de
rramándose por el horizonte. Zigzagueando en bicicleta
entre el tráfico con un vestido fino, una mano en el mani-
llar y la otra en el aire, agarrando hilos invisibles. Bailan
do en un almacén sucio con el sudor goteándome entre
los pechos como jarabe y mis amigos contorsionándose a
mi alrededor.
Se me ocurre que quizá ése es el encanto. Londres te
empuja hasta el límite sin concesiones y cuando te parece
que estás a punto de caer te hace saber, por un instante,
que has encontrado tu sitio.
Es una ciudad en constante renovación, y en el fragor
de las oportunidades y las trabas comencé a perder de
vista quién quería ser. Me quedé tumbada en la cama ob
servando cómo se derretía el sol hasta quedar reducido a
farolas y vuelta a empezar, siguiendo con los dedos los
dibujos que me hacían las sombras en la piel.
 
 
En conclusión, aunque me ha parecido un poco repetitiva en una de sus partes, me ha resultado atractiva esta novela por su forma de contar, por el intimismo que transmiten algunos capítulos o pasajes, por esa prosa poética a veces tierna y otras salvaje con la que se expresa la protagonista. También, más que por su argumento, por la originalidad a la hora de montar la estructura de la novela. 


“En los meses que precedieron a la muerte de mi abuelo, algo entre mi madre y yo se rompió. Su presencia en mi vida había sido sólida y valiosa; luego, de repente, ya no estaba allí. Noté que se apartaba de mí. Me dolió por dentro como si me tirasen de los intestinos. El amor me tenia confusa; esa capacidad que tiene el amor de atraparte y darte la libertad al mismo tiempo. Cómo podía hacer que la gente intimase hasta esos extremos para luego separarlos por completo. Cómo podía abandonarte la gente que te quería cuando más la necesitabas”.
 
 
 


lunes, 2 de noviembre de 2020

2 de Noviembre. Día de los Difuntos. Cementerio Inglés de Málaga

 

¿Te acuerdas del Cementerio Inglés de Málaga?

Hoy, día de los difuntos, me acordé de todas aquellas tumbas que tenía recubiertas de conchas. Estaban en su parte más antigua, como en un pequeño cementerio dentro de otro.

Y todas aquellas conchas me recordaron cuánto necesitaban construir su propio cementerio los protestantes. Hartos ya de tener que ir de noche a la playa para dejar a sus muertos en la orilla y a la intemperie, para que las olas se los llevaran si tenían suerte, y no se lo había llevado antes algún perro. No les quedaba más remedio, en los cementerios católicos no les dejaban enterrarse. Hasta que al fin se fundó en el 1831: el primer cementerio protestante de España.


Aquella mañana veraniega llegamos casi cuando iban a cerrar. Solo abrían por las mañanas. Nada más entrar, nos dieron aquel mapa de plástico, a modo de guía, y lo fuimos recorriendo despacio. Qué calor hacía, mientras lo visitábamos, acuérdate. (Y nos hacíamos pis ¿Te acuerdas? shhhh ¡eso no se dice!). 

Era un lugar con mucho encanto. Tan tranquilo y en cuesta, dividido en terrazas y lleno de héroes de guerra, de naúfragos y algún que otro "hijo predilecto".

Pero lo que más nos gustó fue aquel poema tan sentido de María Victoria Atencia a Violet, la niñita enterrada que tenía aquel epitafio precioso, y tan oportuno, en su pequeña tumba: “ce que vivent les violettes” (Violeta: Lo que viven las violetas).

 

EPITAFIO PARA UNA MUCHACHA DE MARÍA VICTORIA ATENCIA

Porque te fue negado el tiempo de la dicha 
tu corazón descansa tan ajeno a las rosas. 
Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico 
y la tierra no supo lo firme de tu paso. 

Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente 
-tal se entierra a un vencido al final del combate-, 
donde el agua en noviembre calará tu ternura 
y el ladrido de un perro tenga voz de presagio. 

Quieta tu vida toda al tacto de la muerte, 
que a las semillas puede y cercena los brotes, 
te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca 
sabrás el estallido floral de primavera. 

 

Nos gustó mucho aquel epitafio, aunque nos costó nuestro rato ir leyendo cada palabra en la piedra bañada en sombras y alfombrada con las agujas de los pinos. 

Mereció la pena. 

Después nos entretuvimos viendo las tumbas de Gerald Brenan, el escritor e hispanista británico.




Y por supuesto y por último, la de Jorge Guillen, el poeta vallisoletano de la generación del 27 que pidió ser enterrado en este cementerio, de tanto cómo le había gustado el lugar. Fue curioso también enterarse de la errata que hay en su lápida, donde dice que murió en enero y fue en febrero... Se equivocaron cuando la rehicieron al morir su viuda.

Hoy, día de los difuntos, volví a mirar todas las fotos que hicimos en el Cementerio Inglés de Málaga. Fue agradable recordar ese rincón silencioso y tranquilo con tanta historia.  

Ese rincón que conocimos un verano, un verano raro.

Te acuerdas ¿verdad?

 


 


domingo, 1 de noviembre de 2020

1 de noviembre. Día de todos los Santos.

 

Cementerio de Casabermeja

Quizá se trate de buscar paz,

la silenciosa paz que transmiten 

quiénes tienen ya

todo el tiempo del mundo.

 

Quizá sea seguir cuidando 

a los que ya no vemos,

a los que sentimos,

y siguen viviendo en nosotros.  

 

O quizá sea volver

volver a ellos, 

rezándoles o no, 

pero contándoles,

acompañándoles,

regalándoles bellas flores que no podrán oler.

 

O solo sea, en fín,

encontrarnos a nosotros mismos,

en ellos,

en los que nos precedieron, 

en los que nos quisieron,

y a quiénes debemos tanto.  


Cementerio de Casabermeja

Cementerio de Casabermeja

 

Las fotos las hice este agosto en el Cementerio de San Sebastián de Casabermeja, a las afueras de Málaga.

Construido en el siglo XVIII, cuenta desde 1980 con la declaración de Monumento Nacional y desde 2006 con el título de Bien de Interés Cultural. 

Las formas de sus tumbas, tan blancas, son tan curiosas que se extendió la leyenda de que ahí se enterraban a los muertos de pie.

Al escritor Antonio Gala le gustó tanto que pidió ser enterrado ahí cuando muriera... 

 



 

sábado, 31 de octubre de 2020

Del último día de octubre, de "jalogüin" y 2020

 


Se va octubre en ese día en el que vivos y muertos coinciden. 

Para algunos llegó “jalogüin”, con nuestra “j” y nuestra “g”, con nuestra diéresis, que cómo no la utilizamos mucho, pues en esta palabra nos recreamos en su uso. 

 “All Hallows `Even”, o lo que es lo mismo, “anochecer de todos los santos” o “víspera de todos los santos”. 

 Para ellos Halloween, contracción de la expresión. 

Para nosotros jalogüin. 

Para todos una noche diferente, un disfraz, una forma de disfrutar ¿pasando miedo? 

Y mientras vamos a los cementerios a dejar flores, preparamos calabazas. 

¿Por qué calabazas? 

 Porque en EEUU es más fácil encontrar calabazas que nabos, que es lo que les hubiera gustado “preparar” a los inmigrantes irlandeses que emigraron a Norteamerica en los siglos XVII y XIX, llevándose su equipaje de celebraciones y palabras. 

Aquellos inmigrantes irlandeses celebraban “El final del verano”, o lo que es lo mismo su “Samhain”. Celebraban que habían terminado las cosechas y los días se habían acortado. Se despedían del dios Sol.

Celebraban que llegaba esta noche en la que los muertos, espíritus buenos y malos, podían visitar a los vivos, y encendían hogueras para ahuyentar a los malos. 

Celebraban, yendo por las casas, recogiendo alimentos para ofrecer a los dioses, hoy los niños van pidiendo dulces. 

Celebraban, preparando un gran nabo hueco con carbones encendidos dentro, representando a un espíritu. 

Aquellos inmigrantes irlandeses emigraron a EEUU, con sus celebraciones y sus palabras. 

Su “Sanhain”, su “Halloween”, y a falta de nabo, sus calabazas. 

Se va octubre en este día en el que los vivos y los muertos coinciden. 

Se va. 

También en este año raro.

sábado, 24 de octubre de 2020

Cada 24 de octubre se celebra en España el Día de la Biblioteca

 

La Biblioteca Pública de Barcelona

 Viajando he conocido preciosas bibliotecas. 

Las bibliotecas de Nueva York y de Berlín, de Dublín y de Riga, de Estocolmo, de Washington, de Alejandría, de Lima... Y muchas otras maravillosas, tantas, que guardo en la memoria.

¿Qué puedo hacer si las bibliotecas me roban la voluntad?

No puedo dejar de conocerlas si estoy cerca.


Me gusta el silencio que se respira en ellas. 

Me gusta el ambiente acogedor que transmiten.

Me gusta imaginar el vasto tesoro que esconde: los millones de historias que se cobijan y nos esperan en el vientre de tantos libros bien ordenados, con solo abrir sus tapas.

Me gusta saber cuánta felicidad habrán esparcido.


Sin embargo nunca podré volver a la que recuerdo de niña.

Aquella biblioteca antigua, con baldas y pequeñas escaleras de madera, con lamparitas verdes iluminando sus mesas. Aquella biblioteca donde reinaba el silencio, había una luz tenue y un ambiente cálido. Aquella, donde mi madre nos dejó un rato mientras iba a algún recado y mi hermano leía los libros de Tintín que iba escogiendo de una de sus baldas. 

Me recuerdo mirando, leyendo en voz baja los títulos, dudando cual escoger.

Allí por primera vez sentí lo maravilloso que es sentir cerca tantos libros que apetece leer. 

Saberlos valiosos.


Estaba en un pueblo de Barcelona donde vivíamos. 

Cuando de mayor quise volver a visitarla, allí me dirigí con el recuerdo intacto dirigiendo mis pasos.

Pero no la encontré, ya no existía.


Qué íntima desilusión.

Apenas me consoló saber que mientras yo viva, 

podré seguir visitándola en mi memoria.

 

24 de octubre 2020 - Día de la Biblioteca


En la Biblioteca Pública de Nueva York

En la Trinity de Dublín

En la Biblioteca Pública Municipal Zenobia y Juan Ramón de Moguer

En la biblioteca del Instituto Cervantes de Berlín

La Biblioteca Pública de Estocolmo


lunes, 19 de octubre de 2020

19 de octubre Día Mundial de la lucha contra el cáncer de mama

 



Tú una vez no tuviste pelo, ni uno de tonta, ni de lista.

Se te fue deslizando suavemente, desprendiéndose de la cabeza, muerto, hasta quedarse enredado entre tus dedos. Un mechón, dos, diez, casi todo el que tenías. Hasta que en un instante se te enredó todo.

No solo el de la cabeza, sino el de todo, todo tu cuerpo viste irse por el sumidero.

Y porque más lágrimas se le escapaban a tu madre que a ti de verte así, y hasta tu gato no se sabía si te bufaba a ti o a aquel okupa que se hizo notar en tu pecho, después en tu pelo, y después, no quieras saber en cuántos sitios más, te compraste una peluca que te abrigara en aquel invierno de náuseas en el que sentías se te escapaba la vida y apenas alcanzabas a sujetarla porque bastante tenías con sujetarte tú en pie.

 

Una vez no tuviste pelo, ni uno de tonta, ni de lista.

Pero no usar peine al final fue lo de menos frente a los otros mil y un síntomas que veinte años después siguen tatuados en ti, en lo que te falta, en lo que no sientes, en tu memoria y tu tiempo.

Y no tuviste pelo.

Pero tuviste a los tuyos, a los de casa, y a los amigos. Tuviste cuarzo y muchas risas, tuviste abrazos, piel, calor y energía. Tuviste amor. 

Y todo eso sí, eso te dio la fuerza, te empujó a seguir tu vida.

 

Que no te hablen de pompones rosas, de lacitos, letras, ni palmeras de colores.

No, que no hagan carreras ni fiestas, días especiales ni malabares, por favor.

Así no.

 

Que tú sí sabes de qué hablas.

Y no eres ni más tonta, ni más lista.

Es solo que… una vez 

no tuviste pelo.

 

domingo, 18 de octubre de 2020

Javier Ruibal, poeta. Del libro "Coraza de barro" y sus décimas

 


Mi querido Ruibal sacó un poemario que yo me pedí para mi cumple. 

Sabía que con lo que me gustan sus canciones, sus poemas no me defraudarían. 

Aquí os dejo alguna de sus décimas.

 

 DEL TIEMPO AMARRADO

Sigue el pasado plomizo

robándome este precioso

instante en el que no gozo

del placer escurridizo

de este segundo de hechizo

que no volverá jamás,

ya no quiero que el atrás

me impida ver adelante,

bendigo el tiempo restante

y lo lleno de ojalás.



 DE LOS VERSOS QUE TE DEBO

De los versos que te debo

ando poniéndome al día,

fue una racha de sequía...

fue por lo mucho que bebo...

Lo del alcohol fue un placebo

un desacertado intento

de curar a trago lento

las heridas de tu ausencia,

un tratado de impaciencia

que verso a verso te cuento.

 

 

DE LA MUSA

Mi desmesurada musa

se me desnuda a diario,

se demora el poemario,

mi obra magna inconclusa,

nunca le falta una excusa

para ponerse en pelotas,

y venga cuartillas rotas

y venga revolcón sin tregua;

más que mi musa es mi yegua

y dale, que trota que trota. 



Otro día os traigo más décimas y más poemas de este libro.

Una cosa:

¿Sabéis lo que una DÉCIMA en poesía?

Pues la décima se compone de diez versos octosílabos con una rima consonante de la siguiente manera: abbaaccddc.  

Teniendo en cuenta que cuando una palabra acaba en vocal no acentuada y la siguiente comienza en vocal, se unen formando una sola sílaba. 

 

La décima la inventó Vicente Espinel. 

Vicente Gómez Martínez Espinel (Ronda, Málaga, 28 de diciembre de 1550 - Madrid, 4 de febrero de 1624) fue un sacerdote, escritor y músico español del Siglo de Oro, autor de una novela picaresca, la Vida del escudero Marcos de Obregón (1618). A partir de sus Diversas rimas de 1591, transformó la estructura de la décima, estrofa conocida también como espinela en su homenaje. En la música se hizo famoso por dar a la guitarra su quinta cuerda, añadiendo una cuerda más aguda - llamada mi agudo o prima - a las cuatro existentes en aquel momento.


sábado, 17 de octubre de 2020

Centenario nacimiento de Miguel Delibes, 17 octubre 1920

 


 

Me recuerdo a mi misma haciendo el primer trabajo que me mandaron sobre un libro. 

Uno que nos habíamos tenido que leer.

Me recuerdo agachada sobre la mesa enorme de madera que había en el comedor de casa, donde cada tarde nos juntábamos los hermanos para hacer los deberes. Estoy en mi memoria, escribiendo con infinito cuidado en unos folios blancos que había unido con un clip a otro al que había hecho unas líneas para no torcerme. 

Cuántas reseñas de libros habré hecho en mi vida sin que me lo mandara nadie.

Pero aquella fue la primera vez, y quería hacerlo lo mejor posible. 

Cuánto me costaba elegir las palabras, cuánto no enredarme en esas frases demasiado largas para las que no encontraba ni un punto y seguido. Y cuánto, tanto, dudaría a la hora de plasmar la crítica final, cuánto que aún lo recuerdo.

Yo tendría doce o trece años, y el libro era "Las ratas" de Miguel Delibes.

 

Hoy se cumple el centenario del nacimiento de Delibes, 17 de octubre de 1920. 

Y yo, que después he leído tantos libros suyos, "Los santos inocentes", "Cinco horas con Mario", "El hereje", "Mujer de rojo sobre fondo gris", con los que disfruté, me entristecí, y en definitiva sentí, esa forma suya de contar las cosas, guardo en mi interior un recuerdo especial para "Las ratas".

No porque fuera el que más me gustara, sino porque me enfrenté a él por primera vez con otros ojos. Los ojos de quién desmenuzó cómo estaba escrito además de atender a lo que contaba, los ojos de quién algún día quería también escribir. 

Delibes, qué mejor maestro de escritura.

Delibes, qué bueno.


jueves, 15 de octubre de 2020

"Morir no es lo que más duele" y "Antes mueren los que no aman" de Inés Plana

 


Y ocurre que el tiempo va muy deprisa, tanto, que no deja que ordenemos lo que vamos viviendo en esas estanterías invisibles que nos inventamos para interiorizar lo que nos pasa.

Y ocurre que "una" lee más rápido que reseña. Y más cuando a "esa una" le gusta también reseñar faros y murales, palabras y su origen, bibliotecas y no sé cuántas cosas más, en un blog intangible pero muy "presente".

Por eso, también ocurre que "aquella una" se ve de pronto reseñando por pares lo leído, con ánimo de economizar tiempo y no perder detalle. 

Y "todas las unas" que habitan en mí han decidido que hay que reseñar ya las últimas dos novelas que han terminado de leer. Ambas de novela negra, ambas de Inés Plana.

Porque ha tenido que leerse una detrás de otra porque le han parecido bastante entretenidas. Y la historia iba a continuar, y una, esa una, aquella una, todas, no querían perderse qué pasaba. ¡¿Cómo se lo iban a perder!? si era tan fácil como devorar otras quinientas paginitas... Casi ná.

Pero que oye te las lees volando. De verdad.

Porque estas novelas son de las nuestras, de las que están ambientadas en nuestra tierra, en los alrededores de Madrid. Que si en la sierra madrileña, que si en Avila, que si en nuestras barriadas y pueblos del sur de Madrid.

Y la primera de ellas "Morir no es lo que más duele" comienza con un ahorcado, un ahorcado al que le han arrancado los ojos. Pero que además lleva en un bolsillo un papelito con el nombre de una persona, una chica, que dice no conocerle de nada y aparentemente no tiene absolutamente nada que ver con el ahorcado.

Estamos en el año 2007, hace nada, ya veis. Pero la historia nos va a llevar atras, atras... Y no os cuento más porque entonces os la destriparía.

En esta novela vamos a conocer al teniente Tresser y al cabo Coira, ambos de la policia judicial de la guardia civil. Vamos a conocer a la psiquiatra Adelaida, y a Luba, una cría con una vida nefasta. Y además de conocerlos vamos a querer saber tanto de ellos, mientras descubrimos por qué está ahorcado el ahorcado, que nos leeremos esta novela de más de cuatrocientas páginas bien corriendo. 

Y no solo eso, sino que querremos seguir leyendo la siguiente, la de las quinientas, donde seguiremos la historia de estos cuatro personajes y sus dilemas y peripecias vitales, dos años después, en el año 2009.

Donde además de su historia nos encontraremos la del incidente con que empieza esta segunda novela: En las navidades del 2009 una funcionaria de la Seguridad Social muere al ser empujada violentamente contra una cristalera.

 En las dos novelas, hay varios narradores que nos ofrecen su propio punto de vista de lo que les ocurre y nos lo van contando. Multiperspectivismo sí. Y quizá no haya mucha intriga, no os voy a engañar, porque enseguida sabemos quiénes son los malos, pero no importa, porque paradójicamente y aún así, el interés no decae en ningún momento. 

Por una parte creo que la autora ha sabido inventar unos personajes principales tan atractivos que nos atrapan y nos llevan a su terreno de tal forma que queremos seguir sabiendo de ellos. 

Y por otra, la autora ha sabido escribir dos novelas con acción, donde pasan muchas cosas, donde vamos siguiendo el hilo de varias subtramas sin que dejemos de saber de ellas en ningún momento. Y además las ha escrito con una prosa sencilla, y con el ritmo justo.

Si eres aficionado o aficionada a la novela negra, a la intriga, a nuestras novelas de crímenes, deberías leer a Inés Plana.

Ha sido como haber leído una sola novela muy larga, que sin embargo, que ha ido ganando puntos a medida que iba avanzando la historia de puro entretenido que era hacerlo.

 

Inés Plana

Inés Plana nació en Barbastro (Huesca). Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y desde el principio desarrolló su carrera profesional en Madrid. Ha trabajado en diversos medios de prensa escrita y, en el terreno editorial, ha creado y coordinado distintas colecciones de títulos relacionados con la divulgación de la historia y el arte. Actualmente es directora del periódico-magacín Vivir Bien, en la Comunidad de Madrid.