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sábado, 31 de octubre de 2020

Del último día de octubre, de "jalogüin" y 2020

 


Se va octubre en ese día en el que vivos y muertos coinciden. 

Para algunos llegó “jalogüin”, con nuestra “j” y nuestra “g”, con nuestra diéresis, que cómo no la utilizamos mucho, pues en esta palabra nos recreamos en su uso. 

 “All Hallows `Even”, o lo que es lo mismo, “anochecer de todos los santos” o “víspera de todos los santos”. 

 Para ellos Halloween, contracción de la expresión. 

Para nosotros jalogüin. 

Para todos una noche diferente, un disfraz, una forma de disfrutar ¿pasando miedo? 

Y mientras vamos a los cementerios a dejar flores, preparamos calabazas. 

¿Por qué calabazas? 

 Porque en EEUU es más fácil encontrar calabazas que nabos, que es lo que les hubiera gustado “preparar” a los inmigrantes irlandeses que emigraron a Norteamerica en los siglos XVII y XIX, llevándose su equipaje de celebraciones y palabras. 

Aquellos inmigrantes irlandeses celebraban “El final del verano”, o lo que es lo mismo su “Samhain”. Celebraban que habían terminado las cosechas y los días se habían acortado. Se despedían del dios Sol.

Celebraban que llegaba esta noche en la que los muertos, espíritus buenos y malos, podían visitar a los vivos, y encendían hogueras para ahuyentar a los malos. 

Celebraban, yendo por las casas, recogiendo alimentos para ofrecer a los dioses, hoy los niños van pidiendo dulces. 

Celebraban, preparando un gran nabo hueco con carbones encendidos dentro, representando a un espíritu. 

Aquellos inmigrantes irlandeses emigraron a EEUU, con sus celebraciones y sus palabras. 

Su “Sanhain”, su “Halloween”, y a falta de nabo, sus calabazas. 

Se va octubre en este día en el que los vivos y los muertos coinciden. 

Se va. 

También en este año raro.

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