Ya sabéis que de vez en cuando me
gusta volver a las novelas de intriga, o a la novela negra. Y además si son “de
casa” mejor que mejor. Nosotros tenemos unos novelistas en estos géneros tan
buenos o mejores que los de fuera.
La última novela que he terminado
ha sido “Un lugar a donde ir” de María Oruña. Me ha resultado muy entretenida.
Tenía ganas de leerlo porque ya
me había leído el primero de esta autora “Un puerto escondido” donde habíamos
conocido a sus principales protagonistas y había sido un buen descubrimiento.
No es que esta novela sea continuación de la anterior, ambas se pueden leer de
forma independiente. Pero los principales protagonistas sí son los mismos. Es como con Amaia Salazar del Guardián invisible, sigue la trama de la
teniente pero es otro caso.
El argumento nos cuenta que han
pasado varios meses desde los acontecimientos que ocurrieron en Puerto
escondido y cuando ya todo
parecía haber vuelto a la normalidad, aparece el cadáver de una joven en La Mota
de Trespalacios, que es el lugar donde se encuentran las ruinas de una inusual
construcción medieval. La joven va vestida de princesa de la Edad Media.
Valentina empezará a investigarlo mientras Oliver Gordon (con el que continúa
su relación sentimental) sigue buscando a su hermano desaparecido.
Podríamos decir que el tema de esta novela es la importancia
que tienen en nuestras acciones nuestra motivación, nuestra “pasión”, ese
interés que nos empuja interiormente hacia algo, esa búsqueda de “conocimiento”.
Incluso hasta casi perder la razón. Aquí
hay una serie de personajes cuya pasión es la ciencia: la espeleología, la
historia, la arqueología… Y por otro lado también están los integrantes de una
ONG unidos también por un acicate común.
Los personajes están bien perfilados. Tenemos a nuestros
protagonistas que ya conocemos. Por un lado Valentina, una teniente de la
guardia civil con sus dos ojos de distinto color, y Oliver, el inglés que se
queda a vivir en Suances en la casa heredada. En esta novela vemos como siguen
enamorados y tratan de asentar su relación. También aparecerán Michael, su
amigo, y su ex mujer Anna. Paralelamente iremos conociendo a los personajes que
forman un grupo de espeleólogos y arqueólogos: tres compañeros de aventuras y
una bella polaca afincada en Alemania: Wanda. A todos ellos les une la pasión por
la Ciencia.
La ambientación de estas novelas está muy conseguida. Como
ya sabemos desde la novela anterior la acción se desarrolla en Cantabria. Los
principales personajes viven en Suances, pero nos movemos por toda la zona:
Comillas, Puente Viesgo... Supone un buen repaso para los que gustamos de
viajar por esos parajes tan recomendables. Además en esta novela sobre todo vamos
a interesarnos por las cuevas de Cantabria que son muchísimas además de la de
Altamira, puesto que como ya hemos dichos son espeleólogos los demás
personajes. Muy interesante, la verdad, todo lo que nos va contando la autora
de las cuevas de la zona y el arte rupestre: Las Cuevas del Monte del Castillo
(en Puente Viesgo), la Cueva de Las Monedas, las de Cullalvera... Dan ganas de
ir a conocerlas porque varias son Patrimonio de la Humanidad. Además
visitaremos dos lugares fuera de nuestro país, una ciudad medieval Nordlingen
construida en el interior de un cráter en Baviera, y otra cueva espectacular la
que se llama El Sotano de las Golondrinas en Méjico. Estas curiosidades geográficas
y otras históricas añaden más atractivo a esta novela.
En lo que se refiere al manejo del tiempo la autora imprime un ritmo
rápido a la narración al mezclar pasado y presente. El romper la linealidad del
tiempo dota de mucha agilidad a la lectura.
En cuanto a la estructura de la novela, la autora ha creado tres
líneas argumentales. Por un lado están nuestros protagonistas (Valentina y
Oliver) con sus pesquisas y sus investigaciones en el presente. Y por otro lado
están el grupo de espeleólogos, cuya relación se inicia mucho antes del momento
en el que comienza la novela, momentos del pasado donde tenemos que acudir para
entender su presente. Estas dos líneas tienen un narrador omnisciente en
tercera persona. Y por último hay otra línea argumental, la de las reflexiones
de un personaje que no sabemos quién es pero a quién conocemos como El Viajero
del Sótano de las golondrinas y que nos habla en primera persona.
La prosa es sencilla y el ritmo ágil puesto que hay mucho
diálogo. Está bien estructurada la novela, más elaborada quizá en cuanto a la
creación literaria que la primera al utilizar más voces alternándose como
narradores.
Yo le pondría un “pero” a esta novela y es que me ha
parecido que al final hay demasiadas explicaciones en bloque para contarnos el por
qué, el desenlace. Creo que deberían haber estado más dosificadas según íbamos
descubriendo lo que ocurría. En este sentido me convenció más la primera
novela. Pero bueno esto no deja de ser una apreciación personal, quizás a otro
lector no le parezca así.
Lo cierto es que en general me ha parecido desde el principio
muy entretenida, creo que la intriga está bien dosificada, su mimo y detalle en
la ambientación me parece muy positivo y hay un punto de giro casi al final de
la novela muy, muy conseguido.
Me alegro de que todavía en un futuro podamos disfrutar más
del binomio Valentina-Oliver.