“¿De verdad alguien así de bello
quiso matarse? Sé que es una frivolidad lo que acabo de pensar, que la belleza
no te garantiza un salvoconducto para la vida, pero digamos que ayuda. El mundo
es más amable con los guapos. Hasta el racismo más recalcitrante se disipa ante
la belleza.”
He terminado “El desorden que
dejas” de Carlos Montero, Premio Primavera de novela 2016.
Me ha parecido muy entretenido,
muy ágil, creo que esa es su mejor característica.
El argumento: Raquel, un joven profesora
de literatura, acepta una suplencia en un instituto del pueblecito donde nació
su marido, Novariz. Nada más llegar se entera de que su predecesora, Viruca, se
ha suicidado y además cuando finalizan las clases se encuentra un anónimo que
dice: “¿Y tú cuánto vas a tardar en matarte?”.
La verdad es que el arranque de
la novela promete. Está muy conseguido. Estamos ante una historia de intriga
que tiene bien dosificados sus ingredientes para mantenerte enganchado a la
trama.
Está contada en primera persona,
lo cuenta Raquel. Así que sabemos lo que sabe el narrador, un narrador
interesante y atractivo con el que conectas, muy habitual en este tipo de
novela. Vamos descubriendo a medida que él descubre y eso te mantiene
intrigado.
“Y no me lo perdoné. No me
perdoné haberme dejado llevar por esa bronca tonta, que ya ni casi recuerdo por
lo que fue, bueno, sí, pero qué más da, y no haberla llamado, no haber
intentando tender un puente. Pero para eso éramos las dos orgullosas. Tanto que
mi madre se murió sola. Sin mí.”
Los temas que subyacen al
argumento no se puede negar que son muy actuales y muy duros: El acoso escolar,
la privacidad en las redes sociales, la crisis, la muerte de los seres queridos
y alguno que otro más tan o más fuerte que éstos que no desvelo porque se
averigua más tarde.
Los personajes principales son la
protagonista, su marido Germán, y su perro por un lado. Además de su amiga Tere
que vive en La Coruña donde Raquel conserva la casa de su madre. Por otro lado
está la familia de su marido, su madre Claudia, sus hermanos. Y después los
alumnos de su clase, el marido de la profesora que se suicidó y demás personas
del pueblo. Algunos de ellos están bien perfilados pero no todos. He echado de
menos que estuvieran más definidos algunos de esos personajes.
El ritmo de la narración cómo ya
he comentado está bastante conseguido porque te atrapa nada más comenzar la
historia. Está bien dosificada la intriga y hay bastante acción. El lenguaje es
muy sencillo, muy coloquial, con frases hechas y coletillas que lo hacen muy
creíble. Los diálogos fluyen y están logrados. Aunque yo creo que se nota un
poco que el autor es guionista más que narrador, hay más rapidez, más escenas
fijas unas detrás de otras.
La ambientación también está
conseguida, se ve muy bien el ambiente de los pueblecitos del norte de España, ya
que se desarrolla en un pueblo de Orense y que se trata de una historia actual.
Está contado en forma lineal, el tiempo solo va hacia adelante, nos vamos
enterando del pasado por los pensamientos de la protagonista.
“Y luego, cuando pasa, cuando
llega el momento, es peor, mucho peor de todo lo que imaginaste y te das cuenta
de que los ensayos no sirvieron para nada. Pero también, no sé cómo decirlo,
por otro lado tampoco es para tanto. Qué cosas, ¿eh? ¿Cómo puede ser que sea
más terrible de lo que imaginaste y a la vez no sea para tanto?”
El título es muy atractivo, con
esa segunda persona del singular que parece que te está apuntando. Luego nos lo
encontraremos al leer la novela, pero está muy bien escogido, una buena
elección.
Lo que menos me ha gustado es que
yo creo que es un poco previsible el desenlace. Me refiero a que te vas
imaginando quiénes son los malos o el malo de la historia. También es verdad
que al final te cuenta mucho sobre uno de ellos y de esa información no te da
ni una pincelada a lo largo del desarrollo. Yo creo que tendría que haber dado
alguna pista, para que no parezca que se saca de debajo de la chistera
demasiados datos justo al final.
Pero en general me ha gustado
porque me ha absorbido, tenía muchas ganas de seguir leyendo, de saber qué
pasaba. Y no es fácil, aunque parezca según lo lees debido a su lenguaje
sencillo, no es fácil atrapar al lector de esa forma.
Carlos
Montero (Celanova, Orense, 1972), que publicó su primera novela, «Los tatuajes no se borran con láser»,
en 2012, es licenciado en Ciencias de la Información y trabaja desde 2000 como guionista de cine y televisión,
en la que ha firmado series como «El Comisario» y «Física o Química» y ha
adaptado las novelas «El tiempo entre costuras»,
de María Dueñas,
y «Apaches», de Miguel Sáez.
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