Es esta "Fin de temporada" una historia costumbrista, como las que suele escribir Martínez de Pisón, que se lee en nada.
Está compuesta por un prólogo, ocho capítulos y un epílogo. No podía dejar de leerla. Y no porque fuera ninguna historia trepidante, ni preciosa, no, es tan normal, tan de todos los días, tan de personajes corrientes, pero tenía que saber cómo podía terminar esa relación madre-hijo tan intensa.
"Dónde nunca había habido más que barro y maleza pronto habría frutas y hortalizas, y esas frutas y esas hortalizas estaban llamadas a sobrevivirle. Estaba creando vida, sí, pero sobre todo estaba creando futuro.
Había algo religioso en aquello, una liturgia que la ponía en comunicación con el planeta y con la especie. cada vez que rastrillaba para retirar hierbajos o marcaba el surco con la pala, cada vez que hundía semillas en la tierra estaba reproduciendo una acción que no había parado de repetirse desde tiempos inmemoriales. ¿Cuántos hombres y mujeres habían hecho algo así en los siglos pasados y cuántos seguirían haciéndolo en los venideros? El acto más humilde condensaba una sabiduría anónima que se había ido asentando a lo largo de la historia de la humanidad..."
El argumento nos presenta una pareja en junio de 1977: Rosa y Juan. Son dos jóvenes de un pueblo de Extremadura, ilusionados con su vida. Pero Rosa se queda embarazada y ambos están de acuerdo en que es demasiado pronto y deciden abortar en Portugal. Pero tienen un accidente que cambiará su destino. En la novela conoceremos a Rosa veinte años después, con su hijo Iván, y su amiga Mabel que viven en un camping en Tarragona.
El tema de la novela es cómo nos condiciona lo que sabemos. Cómo el saber, el conocer, ciertos hechos nos cambia la vida. También se toca el tema de la familia, la fuerza de los lazos familiares, y las relaciones tóxicas.
“Esa es la cuestión: no eres el mismo si sabes unas cosas que si no las sabes. Saber nos hace diferente, nos convierte en otras personas”.
Los personajes son seres anónimos, que llevan una vida tranquila, y que van acarreando de por vida no solo el resultado de las decisiones que han ido tomando, sino el peso de lo han ido callando.
Es esta una novela con ritmo lento, escrita con una prosa cuidada y sencilla. Una historia ambientada en España, en varias provincias, pero sobre todo en Tarragona, en un camping. Con una incursión a Francia. Y cronológicamente se desarrolla en la época de la transición. Está muy bien ambientada.
Es una historia sin grandes sobresaltos, salvo los sentimentales.
De vez en cuando yo tengo que volver a Ignacio Martínez de Pisón, me llega mucho su prosa. Por eso cada cierto tiempo tengo a volver a leerlo, volver a su novelas aunque, como en este caso, no sea la que más me haya gustado, y su final me haya encogido el corazón.
"Sois como esos árboles que no dejan que crezca nada a su alrededor. ¿Y los demás qué? ¿Y yo qué? Estáis tan encerrados en vosotros mismos que no sois capaces de ver a los que estamos al lado”.