"Tengo
noventa y tres años, y si tuviera que hacer una lista con los seres queridos
que me quedan y los que ya no están, te aseguro que con los que se fueron
podría llenar una playa entera. Pero ¿sabes una cosa? No les echo de menos
porque no los vivo como una pérdida. Y es que, aunque tarde, los viejos
aprendemos rápido. Llega una edad en la que nos damos cuenta de que vivir
restando es vivir al revés porque hace daño, y la vida no es eso. Hay que
aprender a sumar, hija, a sumarlo todo: el dolor, la pena, la angustia, lo
vivido, lo que esperas vivir, lo que ya no..., los que se marcharon. Todo eso
eres tú."
El último libro que me
he terminado de leer ha sido “El tiempo que nos une” de Alejandro Palomas. No
había leído ningún libro de este autor, y llegué a él por pura casualidad. Buscando
información sobre Menorca leí que uno de los ambientes en los que se desarrolla
la acción de este libro era allí así que me pareció una lectura muy adecuada
mientras pasaba unos días en la isla.
En esta novela además, hay un faro, el faro de la Isla del Aire, en Menorca. Me gustan mucho
los faros, y claro las historias con faros me tientan mucho...
Me ha gustado la
novela. Aunque no es una lectura que yo recomendaría a todo el mundo. Porque es un tipo de novela muy intimista,
muy reflexiva, muy de sentimientos y en alguna de sus partes bastante dramático.
Y no creo que fuera a gustar a todo el mundo, ni tan siquiera que se pueda leer
en cualquier momento vital, desde luego si estás atravesando una época de
tristeza aléjate de esta novela, a no ser que te gusten mucho este tipo de
lecturas, claro.
A mí la verdad es que
sí me ha gustado, pero ya os digo que con ciertas reservas, porque no es ligera
ni alegre. Pero me gustan las historias sentimentales. Y sobre todo me ha
gustado por la prosa del autor, su forma de narrar me ha parecido delicada,
cuidada, casi poética en ocasiones. Eso me ha gustado bastante.
Es una historia de
mujeres, el personaje principal es Mencía, una abuela de noventa y pocos años,
y salvo un par de personajes (un yerno, y el novio de una nieta) también son
personajes femeninos. Tienen el peso de la historia.
El argumento es el de
esta abuela Mencía, que está empeñada en salvar a su familia. Digo salvar “emocionalmente”
hablando. Salvar a su hija Lía del espiral de pena en la que vive envuelta de
forma silenciosa desde que murió su hija mayor. Salvar a su otra hija, Flavia,
para que busque la felicidad. O salvar a sus nietas también de sus propias
penas. Busca dejar atado todo, y bien atado, antes de morir.
Se podrían hablar de
varios temas en esta novela: El duelo por la pérdida de un ser querido, la
búsqueda de la felicidad, las elecciones en la vida… Una novela sobre las
ausencias y cómo se aceptan, sobre la muerte, sobre la vida, la vida cotidiana
donde no pasa nada pero mientras tanto estás triste o alegre. Estás viviendo.
Desde que murió tu abuelo para mí el tiempo no existe -suelta de
pronto, como hablándole a nadie-. Se marchó y me rompió los minutos y las horas
como quien rompe una pecera y se queda ahí viendo morir a los peces que cuidó
durante años. El día que el abuelo se me fue, enterré en mis plantas todos los
relojes de la casa. Dejé de contar porque el miedo a vivir en el descuento era
demasiado para una mujer tan vieja. Menos mal que os tenía a vosotras.
Los personajes, ya os
comento, que son la mayoría mujeres. Es una novela coral, una novela de
personajes. Y yo creo que están bastante logrados. Tenemos a la abuela Mencía, la
protagonista, de carácter fuerte y arisca, disparatada e indisciplinada, pero sabia.
Un personaje que te encanta y te desencanta a partes iguales. Tenemos a sus dos
hijas: una dulce y callada Lía y otra con el carácter mucho más fuerte Flavia.
Y tenemos a las tres nietas, hijas de Lía, Helena, Irene y Bea que también
tienen su peso en la historia, mucho peso. Y luego tenemos algunos personajes masculinos,
los menos: Su pequeño bisnieto, su yerno, el novio de su nieta.
“Es como una especie de Yoda con
pañales, abrigo y dentadura postiza”.
Es una novela que está
dividida en siete libros. Y está escrita en primera persona. Pero con distintas
voces porque lo van contando distintos personajes. Luego el autor ha utilizado
la técnica multiperspectivista, las distintas voces nos permiten contemplar la
misma historia, la de la familia, pero desde distintas perspectivas, la de cada
personaje femenino. Además al estar contado en primera persona nos da una mayor
cercanía al lector a la hora de conocer la trama.
En cuanto al espacio y
al tiempo. La historia abarca varios años, y los lugares son distintos:
Menorca, Barcelona, Madrid, Copenhague.
A mí lo que más me ha
gustado de esta novela es la prosa del autor. Es una prosa rica, poética, con
unas buenas imágenes visuales que salpican su narración otorgándole una dosis
extra de calidad. Qué bonito sabe contar las cosas este autor, cómo describe
los sentimientos, qué comparaciones, qué metáforas utiliza... Porque como ya os
comentaba es una historia intimista, con mucha reflexión. Tiene una parte
bastante dramática, pero también hay bastantes momentos en los que sonríes,
sobre todo con las ocurrencias de Mencia:
“-¿No preferirías llevarte el visón nuevo, mamá? – le he preguntado en
un inútil intento por hacerle cambiar de idea. Ella ha sacado los dientes del
pañuelo y se los ha colocado.-Sí, claro. Por eso me llevo éste. Porque prefiero
el otro”
Tiene esas pinceladas
de humor que consiguen que los personajes se te hagan entrañables. Es una
novela con muy poca acción, tiene mucho sentimiento. Una novela de personajes.
Personajes femeninos.
Alejandro
Palomas (Barcelona, 1967) es licenciado en Filología
Inglesa y Master in Poetics por el New College de San
Francisco. Ha compaginado sus incursiones en el mundo del
periodismo con la traducción de importantes autores. Entre otras, ha publicado
las novelas Agua cerrada (Siruela, 2012), El tiempo del
corazón (publicada en Siruela y por la que fue nombrado Nuevo
Talento Fnac),Tanta vida, El secreto de los Hoffman (finalista
del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja2008 y
adaptada al teatro en 2009),El alma del mundo (finalista
del Premio Primavera 2011)
y El tiempo que nos une. Su obra ha sido traducida
a ocho lenguas.