Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 16 de marzo de 2014

"Mi Waterloo" de Fernando León de Aranoa




MI WATERLOO


Minó el pasillo de nuestra convivencia, lo llenó de alambradas. Lanzó la infanteria de su desprecio contra los cuarteles de invierno de mi corazón. Despedazó la memoria de nuestros amaneceres juntos con su fuego lento de mortero. Destrozó platos, vasos, cabezas: tomó la cota invencible de mi paciencia. Proyectos comunes, futuro, ilusiones, fueron evacuados a otras relaciones vecinas, moribundos ya.

No tomó prisioneros. Lanzó mis recuerdos al mar sin honores ni últimas palabras, sin último deseo ni primero.

Su olvido desfiló en columnas de a seis entre los escombros de mi amor por ella. Le entregué los mapas y las llaves, el territorio llano y sin defensas naturales de mi corazón. Perdí las batallas y la guerra: la amé como solo se puede amar al enemigo.

Tenía los ojos de color verde militar.

Mi vida, mi cielo, mi Waterloo.

Pág 49 Aquí yacen dragones
Fernando León de Aranoa

viernes, 14 de marzo de 2014

"El juego de Ripper" de Isabel Allende



Tenía pendiente hablaros del último libro de Isabel Allende “El juego de Ripper” que lo terminé de leer hace un par de semanas.
 
Ya hemos leído a esta autora en novelas de sagas, en libros de memorias, en novela juvenil… y nos quedaba verla desenvolverse en el género de la novela negra. Bueno una especie de “novela negra”, porque como dice ella misma en varias entrevistas que he leído se lo tomó como un divertimento, quería hacerlo con cierta ironía. En realidad todo viene de un encargo que le hizo su agente literaria Carmen Balcells. El juego de Ripper surgió porque ésta le pidió que escribiera un libro policíaco junto con su marido, el abogado Wlilliam C. Gordon, que escribe novela negra. Pero nos cuenta Isabel Allende que ambos tienen una forma muy distinta de afrontar la creación literaria. Lo hacen en distintos idiomas y con diferencias en el tiempo que le dedican y demás. Así que no pudo ser porque no iba a terminar bien. Con lo cual, al final, con los consejos de él decidió hacerlo ella sola.
 
Y la verdad es que el resultado pues no es exactamente una novela negra. Es una novela de Isabel Allende con asesinatos. O al menos a mí así me ha parecido. Que tampoco es que me haya importado demasiado porque me gustan mucho las novelas de esta autora, pero desde luego si lo que busca algún lector es una novela negra tal cual, pues creo que no debería buscarlo aquí porque se va a decepcionar.
 
A mí la novela me ha gustado. Me ha entretenido mucho. Pero porque, como os decía, me gusta esa forma de contar que tiene Allende, esos personajes que inventa me encantan. Y no buscaba demasiado más.
 
El argumento: “Indiana es una mujer joven, sanadora de profesión, y pese a llevar tiempo separada, es reacia al compromiso. Por otro lado, su hija Amanda es más parecida a su padre, inspector de la policía de San Francisco. La chica lidera Ripper, un juego de rol donde participa su abuelo y un puñado de amigos virtuales de todo el mundo, donde se pasan las horas resolviendo misterios en el Londres de Jack, el destripador. Las rutinas de ambas mujeres, así como la vida de quienes las rodean, darán un drástico giro cuando la profecía de una reputada astróloga se cumpla y una oleada de crímenes sacuda la ciudad. Amanda, con la ayuda de su abuelo y los chicos de Ripper, ejercerá de maestra de ceremonias para investigar los asesinatos paralelamente a la policía. Lo que parte como un juego basado en hechos reales, cambiará radicalmente cuando Indiana sea secuestrada y, con la vida de su madre en peligro, Amanda deba aunar esfuerzos con la policía para resolver el caso más complejo de su vida.”
Los temas que se tocan en la novela son múltiples: Las relaciones familiares, la infancia, las nuevas tecnologías, los celos, los distintos tipos de medicina…
Las coordenadas de espacio y tiempo de la acción se encuadran en San Francisco (California) donde reside la autora y en el año 2012. La trama comienza presentándonos el caso, van a matar a una de las protagonistas. Eso está muy bien para enganchar al lector. Después como comienza a presentarnos a los distintos personajes el tiempo va a variar, se ralentiza, porque tiene que volver atrás para contarnos las distintas vidas. Y ya en la tercera parte de la novela otra vez vuelve al principio para que el tiempo pueda avanzar de forma lineal y ahí se vuelve muchísimo más rápida la acción.
 
Los personajes de la novela son tan diferentes y especiales como siempre. Es lo que más me gusta de sus novelas. Es una novela coral. Hay muchos personajes a cada cual más variopinto. Una riqueza digna de mención. Entre los principales personajes tenemos a Indiana, una sanadora de medicina alternativa separada con una hija adolescente, Amanda, un exmarido policía Bob, y un padre farmacéutico que juega con su nieta al juego de rol. Tenemos también a Ryan Miller,  ex navy seal, quien perdió una pierna en combate y vive atormentado por su pasado. Y está el novio rico de Indiana... Entre los muy secundarios que tenemos por ejemplo a una amiga con cáncer, a un pintor brasileño, al barman que por las noches se disfraza de Whitney Houston; a la anciana que se gana la vida haciendo fotografías con una polaroid; a la asistente de la policía, ex convicta y experta en artes marciales. El papel del detective en este caso lo lleva Amanda junto a sus compañeros del juego de rol y su abuelo Blake.
 
Como ya os he dicho el ritmo de la novela no es muy rápido. Incluso me atrevería a decir que está descompensado porque las dos primeras partes de la novela estamos conociendo la vida y obra de los distintos personajes. Y ya en la tercera parte tomamos la trama principal con lo cual el ritmo se acelera mucho porque hay mucha más acción para resolver el enigma de los asesinatos. Yo creo que la autora debería haber compensado más estas partes de la novela. Y también cambia un poco el tono de la narración. En la parte final se hace más serio.
 
Confieso que no es de las novelas de Isabel Allende que más me han gustado. No me ha disgustado, he estado muy entretenida leyéndolo, he disfrutado con la colección de personajes que nos presenta, pero no me ha gustado tanto como otras obras suyas. Pero me gusta tanto su estilo que la leo con placer, disfruto con esas pinceladas irónicas, con ese realismo mágico que impregna la historia. En las obras de Isabel Allende miras, hueles, tocas, hay magia, y eso me gusta mucho. Además en esta ocasión había muchos guiños de la autora, ves alusiones a un autor que es su marido en la vida real, habla en una ocasión de las críticas al “realismo mágico”, habla de lugares con secoyas como el sitio donde está enterrada su hija… No sé hay muchos guiños a los lectores, sobre todo en las dos primeras partes de la novela. Y mucha ironía, e incluso algo de sarcasmo.
 
En fin, que da gusto volver a una novela de Isabel Allende de vez en cuando. Aunque si bien repito que no es de las suyas que más me han gustado, tengo que volver cada poco tiempo a sus novelas, echo mucho de menos a sus personajes.

jueves, 13 de marzo de 2014

"Estoy hecha FOSFATINA..."




Hoy quería que habláramos de la expresión “Estoy hecho fosfatina”. Expresión que en la actualidad no es muy corriente. ¿O sí? Yo más bien creo que no, poca gente utiliza ya esa expresión... Sin embargo la hemos escuchado alguna vez ¿no es así?
La he buscado en el diccionario de la Real Academia, y efectivamente ahí la tenemos como una locución coloquial cuando buscamos el significado de la palabra “fosfatina”.
fosfatina.
1. f. p. us. Mezcla de fosfato de cal, azúcar, fécula y otros ingredientes.
convertir en ~.
1. loc. verb. coloq. hacer fosfatina.
hacer ~.
1. loc. verb. coloq. Causar un daño físico o moral.
hecho ~.
1. loc. adj. coloq. Dicho de una cosa: Destrozada o muy dañada.
2. loc. adj. coloq. Dicho de una persona: Agotada o muy cansada.
 
¿Y cuál será el origen de esta expresión? Bueno pues buscando por aquí y por allí parece ser que la opinión más generalizada es la de que viene de un alimento que se tomaba en la primera mitad del siglo XX. En los años 30 o 40 del siglo pasado había un producto llamado “fosfatina” que se presentaba en polvo, y se mezclaba con agua y leche para formar una cierta papilla que se le daba a los niños o a los ancianos como un complemento alimenticio.. Bueno y quién dice a los niños y a los ancianos, también se aconsejaba para las mujeres embarazadas, las amas de cría... los enfermos.
 Pues sí, se supone que viene de ahí. Parece ser que la más comercializada era la llamada "Fosfatina Falieres".
 
http://www.todocoleccion.net/publicidad-farmacia-fosfatina-falieres~x2340511
 
 Pero pocos utilizan esa expresión ¿verdad? Ahora yo creo que es más corriente decir por ejemplo "Estoy hecho polvo" o "Estoy muerto".
¿Os habéis parado a pensar la de expresiones que existen para decir que estamos cansados?
Estamos molidos
Estamos hechos puré
Estamos hechos polvo
Estamos muertos
Estamos molidos
Estamos destrozados
Estamos rotos
Estamos hechos cisco
Estamos hechos papilla
Estamos hechos picadillo
Estamos hechos migas
Estamos hechos tiras
Estamos hechos tortilla
Estamos hechos trizas
...
¡¡Estamos hechos fosfatina!!
 

martes, 11 de marzo de 2014

Han pasado 10 años. Diez. DIEZ de aquel marzo de 2004




Aquel marzo de 2004 yo escribí algo, con el inútil afán de despegarme de dentro esa sensación horrible de estar debajo de Madrid cuando todo estaba ocurriendo, de estar en otra estación, otro vagón. Apenas un poco más allá. Quería echar fuera la rabia, la impotencia, la incomprensión. 

Una compañera después me lo pidió y se llevó mi escrito para colgarlo con tantos otros en una de las estaciones de RENFE más afectadas, la de Santa Eugenia. No sé que fue de aquel escrito mío. 

Han pasado 10 años. Diez. DIEZ. 
No lo he retocado, es como fue, un desahogo hecho palabras.



Cuando matar no es por supervivencia

Rocío Díaz Gómez


Próximo tren procedente de Guadalajara con destino Atocha.
Hace paradas en todas las estaciones de su recorrido.

Porque te lo debemos.
Porque quizás hasta corriste para coger ese tren.
Porque fuiste una de las caras que alguien miró, mientras disimuladamente firmaba con tu nombre bajo el asiento.
Porque aún así, aún así, lo hizo.
Porque tu corazón estalló en millones de lágrimas que mojaron Madrid de impotencia. De rabia. De pena.


Suspendido el servicio en línea 1, entre Atocha y Pacífico
Suspendido el servicio en línea 1, entre Atocha y Pacífico


Porque alguien te está buscando de hospital en hospital.
Porque no te va a encontrar. No.


¿Quién irá a buscar a tu hijo a la guardería?
¿Quién recordará a tu madre que tiene que tomarse las pastillas?
¿Quién ahogará un “buenas noches” en tu lado de la almohada?


Porque solo tienen derecho a matar los animales. Y lo hacen cuerpo a cuerpo. Y lo hacen por supervivencia.
Porque todos lloramos por dentro. Todos. Lloramos.
Porque te lo debemos.
Porque vamos a tu lado, de pie y cogidos a la barra. A tu lado, apretados y aún con sueño.
Porque te lo debemos. Te lo debemos.


Atención viajeros: El servicio Cercanías RENFE está suspendido
Atención viajeros: El servicio Cercanías RENFE está suspendido

©Rocío Díaz Gómez
Marzo 2004

domingo, 9 de marzo de 2014

Quinta de los Molinos, Madrid


Madrid en marzo puede ser un buen lugar para perderse.

Quinta de los Molinos.




sábado, 8 de marzo de 2014

Un relato de Rocío Díaz para el 8 de marzo



Para celebrar el 8 de marzo os dejo con uno de mis relatos que ya conocéis. Pero no importa.

Lleva por título "Enésimo certamen para mujeres "Tienes que"" y tuvo el primer premio en el IX Certamen de Relatos Breves "Día 8 de marzo", convocado por el Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata (Cáceres) en el año 2005.
Acompañado de las viñetas de Forges que me gustan tanto.



Enésimo Certamen para mujeres “Tienes que”

Con el deseo de favorecer la creatividad de las más jóvenes y de las más mayores, en lo que se refiere a sobrevivir al día a día, y como un medio de promover un mejor ambiente vital, se convoca este premio de acuerdo con las siguientes bases:
1. Podrá optar al premio cualquier mujer que lo desee, siempre y cuando sea anónima.
Tienes que regañarle. Buenos días. Siete y media de la mañana. Tienes que regañarle. Porque le quieres. Decirle que eso no se hace, que para eso uno va al cuarto de baño. Tienes que regañarle para hacérselo comprender. Y mientras se lo dices, tienes que poner a su hermanito de pie, apoyarle contra tu hombro, darle palmaditas en la espalda, animarle a que haga exactamente lo mismo que no quieres que haga su hermano. Echar los gases. Y mientras le dices al pequeño con voz mimosa “Muy bien así se hace, pero qué a gustito se ha quedado mi niño...” sigues regañando a su hermano mayor con voz de madrastra de cuento, por quedarse igual o más a gustito haciendo lo mismo... Tienes que enseñar a éste, y desenseñar al otro, al que primero le enseñaste a hacerlo, después a éste le enseñarás a no hacerlo también. Ahora sí. Ahora no. Regañarle pero acariciarle después. Que vaya al colegio contento. Enseñarle. Tienes que.




2. El tema de los trabajos será la vida, con las únicas limitaciones que ésta con alevosía y aleatoriedad les imponga...
Tienes que cambiar a tu madre. Ocho de la mañana. Después de cambiar al pequeñito. Después de ayudar a vestirse al mayor. Tienes que poner a tu madre unos pañales mucho más grandes que los que ella te puso un día. Tienes que darle de desayunar. Y vigilar que se lo tome todo. Tienes que estar pendiente de ella. Siempre. Que coma, que no olvide las pastillas, que se bañe, que no se caiga, que no se sienta sola, que no se de mucha cuenta, que no sea demasiado infeliz. Porque así es la vida. Porque la quieres. Tienes que.



3. Se podrán presentar indistintamente trabajos en cualquier lengua. La extensión de los mismos será el tiempo que abarque desde que las mujeres abran los ojos hasta que de puro cansancio se les cierren solos... Escritos con buena letra, cuerpo “lo que aguante” y sin apenas espacio para nada más que sobrevivir...

Tienes que ir a trabajar. Ocho y media de la mañana. Tienes que ir corriendo para llegar a tiempo. Para no tener que rellenar incidencias. Para no tener que pedir excedencia en ese puesto para el que un día lejano estudiaste tanto... Tanto que ni te quieres acordar. Tienes que llevar preparada la reunión. Y llegar a tiempo. Y fichar. No pensar en tu madre a la que dejaste con un extraño. No pensar en tus hijos a los que dejaste con otros. Tienes que pensar en tu jefe. Y en la Sala de Juntas. Y en el guión que ni te has mirado. Y disimular. Disimular. Tiene que parecer que sabes de qué hablas. Y hablar. Hablar. Tienes que quedar bien. Porque además de ser hija, eres madre y eres una persona laboralmente competente. Tiene que parecer que controlas. Para quedar bien. Para que quede bien tu jefe. Que no se leyó tampoco el guión. Para que quede bien el jefe de tu jefe. Que tampoco se lo leyó. Y ni falta que les hace. Porque para eso estás tú. Tienes que conseguir que se firme el convenio. Y sonreír. Sonreír hasta que duelan las comisuras de la boca de tanto estirarlas. Sonreír. Y dejar todo bien hilvanado para que se firme. Y concertar la siguiente reunión. Y reservar la sala de Juntas. Y preparar todos los informes. Y enviar los correos electrónicos. Y los faxes. Y sonreír a tu jefe. Sonreír. Sonreír. Tienes que.



4. Los trabajos se presentarán por cuadruplicado, quintuplicado, sextuplicado...
Tienes que comerte las lentejas. Dos y media de la tarde. Que no te gustan. Que nunca te gustaron. Que cocinaste anoche. Aunque no las soportas. Y comerte una cucharada para que el mayor se coma la suya. Y comerte dos cucharadas para que el mayor se coma otras dos. Y seguir comiendo una tras otra, tras otra, y otra más para que él siga. Porque te han salido muy ricas. Y son muy buenas. Y tienen mucho chorizo. Y mucho hierro. Sobre todo mucho hierro. Qué buenas ¿verdad hijo? Claro que sí. Tienes que comértelas todas. Para hacerte mayor. Muy mayor. Tanto que tú mismo hagas las lentejas de tus hijos. Esos que no las querrán comer. Porque no les gustarán. Como a él. Como a ti. Así es la vida. Tienes que.




5. Se harán constar los datos personales y se acompañarán más que del Libro de Familia de la familia entera o equivalente.
Tienes que decirle a tu padre que no. Cinco de la tarde. Que no puede llevarse las llaves de casa. De su propia casa. Que mejor que no, padre... Y se lo tienes que decir porque le quieres. Porque no sabe nunca dónde las echa. Porque siempre termina perdiéndolas. Porque a veces se le olvida hasta de dónde son esas llaves, se le olvida hasta lo que son las llaves. Tienes que decirle que no. A tu padre. Al que te enseñó a ti a llevártelas. Al que primero le costó confiar en ti y aún así te dijo: Aquí tienes. Al que te enseñó a que confiaras en ti misma. Tienes que decirle que no. Mientras va tornándose su cara color extrañeza, color enfado, color incomprensión, color pura tristeza. Y la sientes. Y la lloras sin lágrimas. Tienes que hacerte fuerte y decirle que no. No. Tienes que.




6. El plazo de presentación se inicia desde que se empieza a tener conciencia y no finalizará a corto plazo...
Tienes que aprovechar esta hora y media. Siete de la tarde. Tienes que hacer los deberes de tu clase. Porque es ahora cuando tienes a tu madre entretenida viendo su serie favorita. Porque es ahora cuando al mayor le tienes en música. Porque es ahora cuando se ha quedado el pequeño dormido. Porque es tu tiempo. Ese tiempo para ti sola. Tienes ahora que hacer los deberes de tu clase de literatura. Y tienes que escribir. Aunque no sepas de qué. Aunque estés cansada. Aunque no te queden ganas ya de disimular, de inventar. Tiene que ser ahora. Porque a ti te gustaba escribir. Te gustaba. Y te gusta. Tienes que escribir ahora los deberes. Tienes que echarle ganas. Y procurar no repetirte. Procurar ser algo original. Y tener cuidado con la primera frase. Tener cuidado con los personajes. Tener cuidado con el narrador. Tener cuidado con los tiempos verbales. Y con el final. Tienes que aprovechar esta hora y media. Y empezar. Empezar. Tienes que.



7. El fallo del jurado se hace público constantemente, día a día, hora tras hora, en conmemoración del Día Internacional de la mujer trabajadora, la mujer madre, la mujer hija, la mujer hermana, la mujer amiga... la mujer.

Tienes que convencerle. Ocho y media de la tarde. Decirle que no se puede ser tan sincero. Que sí, que le decías que había que decir la verdad, pero no siempre. Que sí, que no hay que mentir, pero no siempre. Tienes que enseñarle a disfrazar la verdad, a hacérsela digerible a los demás, a no herirlos sin necesidad. Tienes que enseñarle a que sepa distinguir cuando y cómo decir las cosas. Sobre todo cómo. Tienes que regañarle. Decirle que ya no hace reír tanta espontaneidad. Que ya no. Que ya no es gracioso oírle eructar. Oírle decir tacos. Que ahora ya no hay que dar besitos a todos los que te pidan uno. Tienes que enseñarle que ya no. Que el tiempo suma, pero también va restando. Tienes que regañarle aunque te siga haciendo gracia. Tienes que hacer de mala del cuento cuando no tienes ganas de serlo. Tienes que decirle que no existe el ratoncito Pérez. Que los niños no nacen todos por cesárea. Que no existen los Reyes Magos. Tienes que ir deshaciendo todas las historias que una vez fuiste construyendo solo para él. Para que fuera más feliz. Tienes que abrirle ahora los ojos que cerrabas. Tienes que hacerle un poco más infeliz, para que no le hagan otros desgraciado. Porque así es la vida. Porque le quieres. Le quieres más que a nada en el mundo. Tienes que.




8. Los premios carecerán de dotación económica y los trabajos premiados serán humildes, anónimos y en la mayor parte de los casos escasamente valorados. El jurado podrá hacer las Menciones que considere oportunas.
Tienes que ser fuerte por unos. Por los otros. Por él. Diez y media de la noche. Tienes que esperarle. Y aguantar el hambre hasta que él llegue. Para cenar con él. Aguantar el sueño hasta que llegue. Para bostezar con él. Y abrir la boca juntos. Y decirle qué cansada estoy y que él te diga que él más y tú no, yo mas, y él no, yo, y tú qué va, yo más. Y volver a ser como niños, y sonreír. Más jóvenes y sonreír. Tienes que aguantar para cenar juntos. Aguantar para sentaros en el sillón y cabecear a su lado viendo la televisión. Tienes que besarle y dejarte besar. Porque es vuestro único rato juntos. Porque hay una hipoteca con vuestros dos nombres. Hay unos niños con vuestros dos apellidos. Vuestra vida. Su boca. Porque vuelve cada noche. Cansado. Ojeroso. Más calvo. Porque le quieres. A tu lado. Tienes que.
9. Los trabajos premiados serán propiedad de sus respectivas autoras.
Tienes que dormir. Doce de la noche. Porque todo está bien. Porque el otro lado de la almohada tiene dueño. Y sueño. Porque tus padres han sido. Porque tus hijos sueñan un par de cuentos y una habitación más allá. Porque mañana hay que volver a empezar. Porque mañana habrá tantas cosas por hacer... Tienes que dormir. Volver. Buenas noches. A empezar. Dormir. Dormir. Así es la vida. Tienes que.
10. La decisión del jurado es inapelable; ésta se comunicará personalmente a las interesadas y no se difundirá.


©Rocío Díaz Gómez

viernes, 7 de marzo de 2014

Sagrario del Peral





Feliz no cumpleaños mi dispersa Sagrario.
Aunque sigues aquí con nosotros, ojalá seas más feliz allá.

Un abrazo muy cálido.


Aún quedan locos. (Sagrario del Peral).

Ayer caminaba todavía, una posibilidad entre nosotros
hoy es tan tarde, quizás lo fue siempre.
Las aguas que nos unieron eran quimeras,
 flores de un día
como el deseo caprichoso, navega mientras el placer embriaga.

Después se olvida con la velocidad de otros dedos que acarician
los mismos lugares que buscábamos juntos
Necesito parar un tiempo que jamás se detiene
quiero seguir soñando y pensar que permaneces.

Despierto y la vulgaridad se hace paso
todo brilla menos
el reloj no me lleva a tu encuentro
la pesadilla me trae el periódico
desayuno la era del desamparo
Menos mal que aún quedan locos
que hablan de poesía y mueren por un verso.