Tenía pendiente hablaros del último libro de Isabel Allende “El juego de Ripper” que lo terminé de leer hace un par de semanas.
Ya
 hemos leído a esta autora en novelas de sagas, en libros de memorias, 
en novela juvenil… y nos quedaba verla desenvolverse en el género de la 
novela negra. Bueno una especie de “novela negra”, porque como dice ella
 misma en varias entrevistas que he leído se lo tomó como un 
divertimento, quería hacerlo con cierta ironía. En realidad todo viene 
de un encargo que le hizo su agente literaria Carmen Balcells. El juego de Ripper
 surgió porque ésta le pidió que escribiera un libro policíaco junto con
 su marido, el abogado Wlilliam C. Gordon, que escribe novela negra. 
Pero nos cuenta Isabel Allende que ambos tienen una forma muy distinta 
de afrontar la creación literaria. Lo hacen en
 distintos idiomas y con diferencias en el tiempo que le dedican y 
demás. Así que no pudo ser porque no iba a terminar bien. Con lo cual, 
al final, con los consejos de él decidió hacerlo ella sola.
Y
 la verdad es que el resultado pues no es exactamente una novela negra. 
Es una novela de Isabel Allende con asesinatos. O al menos a mí así me 
ha parecido. Que tampoco es que me haya importado demasiado porque me 
gustan mucho las novelas de esta autora, pero desde luego si lo que 
busca algún lector es una novela negra tal cual, pues creo que no 
debería buscarlo aquí porque se va a decepcionar.
A
 mí la novela me ha gustado. Me ha entretenido mucho. Pero porque, como 
os decía, me gusta esa forma de contar que tiene Allende, esos 
personajes que inventa me encantan. Y no buscaba demasiado más.
El
 argumento: “Indiana es una mujer joven, sanadora de profesión, y pese a
 llevar tiempo separada, es reacia al compromiso. Por otro lado, su hija
 Amanda es más parecida a su padre, inspector de la policía de San 
Francisco. La chica lidera Ripper, un juego de rol donde 
participa su abuelo y un puñado de amigos virtuales de todo el mundo, 
donde se pasan las horas resolviendo misterios en el Londres de Jack, el
 destripador. Las rutinas de ambas mujeres, así como la vida de quienes 
las rodean, darán un drástico giro cuando la profecía de una reputada 
astróloga se cumpla y una oleada de crímenes sacuda la ciudad. Amanda, 
con la ayuda de su abuelo y los chicos de Ripper, ejercerá de
 maestra de ceremonias para investigar los asesinatos paralelamente a la
 policía. Lo que parte como un juego basado en hechos reales, cambiará 
radicalmente cuando Indiana sea secuestrada y, con la vida de su madre 
en peligro, Amanda deba aunar esfuerzos con la policía para resolver el 
caso más complejo de su vida.”
Los
 temas que se tocan en la novela son múltiples: Las relaciones 
familiares, la infancia, las nuevas tecnologías, los celos, los 
distintos tipos de medicina…
Las
 coordenadas de espacio y tiempo de la acción se encuadran en San 
Francisco (California) donde reside la autora y en el año 2012. La trama
 comienza presentándonos el caso, van a matar a una de las 
protagonistas. Eso está muy bien para enganchar al lector. Después como 
comienza a presentarnos a los distintos personajes el tiempo va a 
variar, se ralentiza, porque tiene que volver atrás para contarnos las 
distintas vidas. Y ya en la tercera parte de la novela otra vez vuelve 
al principio para que el tiempo pueda avanzar de forma lineal y ahí se 
vuelve muchísimo más rápida la acción.
Los personajes de la novela son tan diferentes y especiales como siempre. Es lo que más me gusta de sus novelas. Es una novela coral. Hay
 muchos personajes a cada cual más variopinto. Una riqueza digna de 
mención. Entre los principales personajes tenemos a Indiana, una 
sanadora de medicina alternativa separada con una hija adolescente, 
Amanda, un exmarido policía Bob, y un padre farmacéutico que juega con 
su nieta al juego de rol. Tenemos también a Ryan Miller,
  ex navy seal, quien perdió una pierna en combate y vive atormentado por su pasado. Y está el novio rico de Indiana... Entre
 los muy secundarios que tenemos por ejemplo a una amiga con cáncer, a 
un pintor brasileño, al barman que por las noches se disfraza de Whitney
 Houston; a la anciana que se gana la vida haciendo fotografías con una 
polaroid; a la asistente de la policía, ex convicta y experta en artes 
marciales. El papel del detective en este caso lo lleva Amanda junto a 
sus compañeros del juego de rol y su abuelo Blake. 
Como
 ya os he dicho el ritmo de la novela no es muy rápido. Incluso me 
atrevería a decir que está descompensado porque las dos primeras partes 
de la novela estamos conociendo la vida y obra de los distintos 
personajes. Y ya en la tercera parte tomamos la trama principal con lo 
cual el ritmo se acelera mucho porque hay mucha más acción para resolver
 el enigma de los asesinatos. Yo creo que la autora debería haber 
compensado más estas partes de la novela. Y también cambia un poco el 
tono de la narración. En la parte final se hace más serio.
Confieso
 que no es de las novelas de Isabel Allende que más me han gustado. No 
me ha disgustado, he estado muy entretenida leyéndolo, he disfrutado con
 la colección de personajes que nos presenta, pero no me ha gustado 
tanto como otras obras suyas. Pero me gusta tanto su estilo que la leo 
con placer, disfruto con esas pinceladas irónicas, con ese realismo 
mágico que impregna la historia. En las obras de Isabel Allende miras, 
hueles, tocas, hay magia, y eso me gusta mucho. Además en esta ocasión 
había muchos guiños de la autora, ves alusiones a un autor que es su 
marido en la vida real, habla en una ocasión de las críticas al 
“realismo mágico”, habla de lugares con secoyas como el sitio donde
 está enterrada su hija… No sé hay muchos guiños a los lectores, sobre 
todo en las dos primeras partes de la novela. Y mucha ironía, e incluso 
algo de sarcasmo.
En
 fin, que da gusto volver a una novela de Isabel Allende de vez en 
cuando. Aunque si bien repito que no es de las suyas que más me han gustado, 
tengo que volver cada poco tiempo a sus novelas, echo mucho de menos a sus 
personajes.

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