Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 23 de enero de 2010

"Viaje alrededor de Carlos Berlanga" Exposición en Madrid hasta marzo


Hace ya días aterricé un poco por casualidad en una exposición que me gustó mucho.

"Viaje alrededor de Carlos Berlanga" en la antigua fabrica de cervezas El Águila.

Iba a ver otra exposición y me encontré con ésta, de la que no tenía noticia. Ahora si tuviera que elegir, me quedaría con la que encontré sin buscar. Con ésta.

Carlos Berlanga hubiera cumplido el año pasado 50 años (murió en el año 2002 a los 42 años).

“Viaje alrededor de Carlos Berlanga" nos muestra su faceta de pintor, de dibujante, de diseñador, de sus comics. Varias plantas de la sala de exposiciones de este recinto están dedicadas a esta exposición. Allí está también el cartel de la película Matador de Pedro Almodovar que hizo él, y también muchas portadas de sus discos que fueron famosas y de las que fue responsable. Podemos ver un video con extractos de algunas entrevistas que hizo en su día, videos de algunas de sus canciones (Terror en el Hipermercado, Perlas ensangrentadas...) y algunas de sus actuaciones. También podemos ver sus cuadernos y varias fotos suyas.


“Me gusta mucho dibujar y pintar. Todas las tragedias que me pasan las sublimo creando.” Carlos Berlanga.


Yo no conocía todas estas facetas de Carlos Berlanga. Ahora pienso que, vaya ignorancia la mía. Yo me sabía muchas canciones de Alaska y Dinarama de su disco "Deseo Carnal", la de "A quién le importa" o "Ni tu ni nadie". Me gustaban mucho. Debía ser el año 84 o 85... Y antes de eso, tarareaba la de "Terror en el Hipermercado" de Alaska y Los pegamoides, la de "Quiero ser un bote de colón..." o "Bailando"... Todas esas canciones, pertenecen a la banda sonora de una época de mi vida, la de mis dieciseis o diecisiete... y comienzan a sonar en mi cabeza en cuánto algún recuerdo de aquel entonces se cuela por el sumidero de la memoria y llega hasta el hoy.


«Movida ha habido siempre y siempre la habrá porque la cuestión es llevar la contraria a la generación anterior», escribió el músico en 1993 en Abc. «Cuando cogíamos la guitarra sin saber tocar y le arrancábamos algunas notas, nos decían que cómo íbamos a hacer música.... Cuando tienes 20 años, lo que quieres es divertirte» Carlos Berlanga


Me gustó mucho esta exposición. Está ordenada cronológicamente y parece que obedece a influencias distintas. Dicen que muchas de sus obras son de dibujo automático, de hecho muchas están hechas sobre cualquier papel. Quizá por eso parecen muy naturales, atrevidas, algunas tipo collage. Sus cuadros, no demasiado grandes, y sus dibujos tienen unos colores radiantes, tonos pastel sobre todo, que llaman tu atención. Y mientras los contemplas, gracias al hilo musical, escuchas de fondo sus canciones, y parece que todo se completa.

"Sin un éxito tan temprano y rotundo en el ámbito musical como el que tuvo como compositor e intérprete de las canciones más populares de Alaska y los Pegamoides o Alaska y Dinarama -e incluso el prólogo de de Kaka de luxe y el epílogo de su carrera en solitario- la trayectoria vital y artística de Carlos Berlanga hubiera sido bien distinta de la que fue y conocemos. Y su proyección pública estaría hoy, cuánto menos, tan vinculada a las artes plásticas como a la música..."Pablo Sycet. Comisario de la exposición.


http://www.viajealrededordecarlosberlanga.es/inicio.html


Qué: Viaje alrededor de Carlos Berlanga
Dónde: Calle Ramirez de Prado,3. Complejo El Águila
Cuándo: del 12 de Diciembre al 7 de Marzo de 2010
Cuánto: by the face

"Asuntos propios" de José Morella



Entre mis tareas pendientes para con el blog, estaba el hacer una reseña del último libro que terminé de leer:

"Asuntos propios" de José Morella.

Yo no había oído hablar de este libro. Llegó a mis manos como parte del premio que me dieron el verano pasado en "El ojo crítico" por un microrelato sobre "quemaduras solares": http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/08/microrelato-de-verano-de-rocio-diaz.html

No había oído hablar de este libro, pero la verdad es que me impresionó. Y volví a alegrarme de aquel premio, que me permitió hacer algunos descubrimientos importantes en lecturas.

José Morella (España) es uno de los tres finalistas del Premio Herralde de Novela 2008 a los que la Editorial Anagrama ha publicado su obra aunque no se hayan alzado con el premio. Los otros dos son Carlos Busqued (Argentina) con Bajo este sol tremendo y Tryno Maldonado (México) con Temporada de caza para el león negro. Tres autores de menos de cuarenta años de tres países diferentes que presentan su primera o segunda novela.


Asuntos Propios es la segunda novela de José Morella que también cuenta con un Poemario.

Se trata de una historia sencilla. Roberto, un señor de setenta y un años, jubilado, pero que aún sigue trabajando en casa como traductor, contrata a una empleada para la limpieza de su casa. Él no quería hacerlo, pero tanto insistió su hija que al final cedió. Cuando se presenta en su casa Jacinta, una inmigrante envíada por la agencia, él ni siquiera se acordaba de que tenía que llegar. Sin embargo, se descubren, se hacen amigos y terminan enamorándose. Hasta aquí la historia es romántica.

Pero esta historia, como tantas otras, suscita comentarios, odios y prejucios, y les lleva a un lugar, sobre todo a Roberto, que no hubiera podido imaginar nunca...

Una historia sencilla pero está muy bien contada.

A mi me gustó desde la primera frase: "Cualquiera puede usar el siguiente método para entender a su propia familia: preguntarse qué cosas querría hacer pero reprime, y qué cosas no haría pero hace. ..."

Es una lectura que no tiene divisiones en capítulos, es todo seguido. Pero tiene mucho ritmo. Y según vas leyendo lo que era optimista, dulce, sin ser en ningún momento cursi, se va tornando en agrio. O por lo menos para mí lo fue. Es increíble lo que podemos llegar a hacer con nuestros familiares, amparándonos en nuestras ideas sobre lo que se debe hacer o no a determinades edades. Esta novela, creo que está bien escrita, porque es una historia que va creciendo, y creciendo, hasta un final, quizás para mí un poco rápido, pero que en el fondo estaba deseando que llegara, porque me había atrapado ya en un argumento, algo angustioso.

Trata temas muy actuales, cotidianos: La familia, la vejez, el amor, los convencionalismos, los lugares comunes, los errores de los hijos con los padres, los prejuicios contra el que es diferente, la inmigración, los juicios que hacemos de los demás, sin conocerles. En definitiva habla sobre la lucidez, sobre el sentido común.

http://www.anagrama-ed.es/titulo/NH_448

Asuntos Propios, está editado en Anagrama. Tiene 168 pág. 15 € aprox.

Almudena Grandes "Las estaciones de un tren eléctrico"

Os dejo con un artículo-cuento que salió hace dos domingos en el suplemento de El País. Quizás ya lo habréis leído. Yo no. Un amigo me había hablado de él, y no había podido leerlo. Ahora que lo he hecho me ha gustado mucho, por eso quiero dejároslo aquí. Por si acaso.

Es de Almudena Grandes, otra de mis escritoras preferidas. Siempre me ha gustado mucho cómo cuenta los sentimientos. Cómo sabe plasmarlos, deshacerlos en palabras, de tal forma que al leerlos parece que hasta los puedes sentir.




ALMUDENA GRANDES ESCALERA INTERIOR

Las estaciones de un tren eléctrico

ALMUDENA GRANDES 17/01/2010

Primero tuvo que encontrarlo. Eso fue lo más arduo, lo más difícil de todo. Tanto, que aplazó el proyecto un año entero.

Desde que se quedó viudo, sólo había una cosa que le doliera tanto como mirar hacia los maleteros de los armarios, y era subir al trastero para enfrentarse con una prodigiosa arquitectura de cajas y más cajas de todos los tamaños, perfectamente precintadas y etiquetadas con aquella letra elegante y picuda que su mujer había aprendido de pequeña, en el colegio, para no perderla jamás. Por eso, y aunque sabía más o menos dónde estaba, el año anterior había renunciado a buscar su tren eléctrico, pretextando ante sí mismo que su nieto mayor aún era demasiado pequeño para apreciarlo.

Este año, sin embargo, se armó de valor y bajó con él a mediados de septiembre, antes de que aflojara el calor. Nunca podría decir que fue fácil, y sin embargo, al depositarlo sobre la mesa del comedor, se felicitó a sí mismo por aquella hazaña. Mientras iba sacando de la caja los vagones, las vías, las estaciones, sintió una misteriosa sensación de convalecencia, la contraseña física de una melancolía templada y diferente, y las yemas del niño que había sido en las puntas de los dedos.

No existía otro tren como aquél en el mundo. Su madre nunca habría logrado reunir el dinero suficiente para comprárselo, pero su padre, en la cárcel, tenía mucho tiempo. Él fue quien le hizo aquel tren poco a poco, pieza a pieza, con retales de hojalata que iba llevándose del taller ferroviario donde redimía pena por haber cumplido con su deber. Capitán de Ingenieros, muy buen dibujante y muy habilidoso, fue copiando los vagones del natural y nunca estuvo solo. Sus compañeros se dieron cuenta enseguida de lo que se traía entre manos, y todos colaboraron, haciendo cada uno lo que sabía. Así, durante años, su madre le fue trayendo de la cárcel las primeras piezas de aquel tren, vías, puentes, locomotoras primorosas, hechas, montadas y pintadas a mano, cada una con sus imperfecciones, y unas admirables estaciones de madera, obra de quien había sido el mejor carpintero de la provincia de Segovia antes de convertirse en un preso más.

Después, cuando su padre cumplió su condena, se reunía los domingos por la tarde con los coautores de aquel prodigio, y entre todos lo electrificaron, pegaron las vías sobre un tablero plegable de madera y le pusieron pasos a nivel, túneles, montañas. Disfrutaban igual que él, tal vez más, y por eso el dueño del tren, tan desordenado y destrozón como cualquier niño, fue siempre muy cuidadoso con aquel juguete. Tanto que cuando su propio hijo tuvo nueve años, lo quitó de en medio porque tuvo la sensación de que no lo apreciaba. Su mujer se lo reprochó, no seas así, hombre, si no es más que un niño, pero él fue inflexible. Cuando quieras jugar con él, le dijo, lo sacamos y jugamos juntos, pero mientras tanto prefiero guardarlo…

Ahora, aquel niño que había llorado tanto por el destierro de aquel tren exiliado en el trastero era el padre de otro niño, y su abuelo, con esa blandura inexplicable de su condición, había decidido convertirle en el propietario de aquel extraño y precioso juguete. Después estuvo más de dos meses arreglándolo, reparando los desperfectos, pintando los desconchones, comprando, y probando, y ajustando nuevos mecanismos para aquellas viejas y maravillosas locomotoras. Y el día de Reyes volvió a meterlo todo en su caja de madera, lo envolvió con papel de regalo, le puso un lazo y se fue con él, a la hora de comer, a casa de su nuevo propietario.

Lo que ocurrió después no fue en absoluto lo que había calculado, pero en cierta manera fue mucho mejor. Al verle llegar con aquella caja tan grande, su nieto se puso como loco, y cedió el turno a sus hermanos, a sus primos, antes de cogerla entre las manos. Su abuelo no había comprado ninguno de los regalos que hizo aquel día. De eso se había encargado su hija pequeña, que le dio dos bolsas muy grandes al llegar, para que las repartiera. Y todos sus regalos tuvieron mucho éxito, porque la compradora se había encargado de que respondieran a peticiones expresas, escritas en sus cartas. Todos, menos aquél, su tren eléctrico, que por el tamaño parecía una videoconsola, pero no lo era.

Y sin embargo, la decepción de su nieto, que le dio las gracias con desgana, obligado por los pellizcos que le propinaba su madre desde atrás, no le afectó tanto como la alegría de su padre, aquel niño que no había sabido apreciarlo cuando tenía la edad del frustrado videojugador, y que le miró con los ojos húmedos, las manos temblando y un silencio más elocuente que cualquier palabra, antes de darle un abrazo tan fuerte que le hizo daño.

El resto de la tarde lo pasaron los dos jugando con el tren, en el comedor, y él pensó que a su padre no le habría disgustado el final de esta historia.

viernes, 22 de enero de 2010

Las casualidades de la vida

La vida es increíble. Os tengo que contar una cosa muy curiosa.


¿Os acordais de cuando colgué esta foto en el blog?


Pues resulta que el otro día me escribió una amiga y antigua compañera de trabajo y me envío este correo:

"Hola Rocío:
Te mando este enlace:

http://bibloranca-biblos.blogspot.com/2010/01/asi-se-fomenta-la-lectura.html

Tiene mucha gracia porque uno de los autores, José Luis Prado Nogueira, Premio Nacional de Poesía, es el padre de Javier, y mira dónde han acabado tantas horas y desvelos de poeta. Aunque, por lo que Javier me ha dicho, seguro que su padre no podría imaginar un futuro mejor para su posteridad que estar entre tales prendas!!!
Sic transit gloria mundi...."


Recuerdo que entonces, cuando yo colgué la foto titulándola "Fomento en la lectura", en los comentarios nos preguntábamos qué libros serían, pues mira por donde al cabo de los meses, por esas casualidades de la vida, otra vez me llega la foto pero ahora ya con la autoría verdadera de los libros. ¡¡Nada menos que un Premio Nacional de Poesía!!

Como dice el novio de mi amiga, con todo el humor del mundo, ¿Qué autor masculino podría imaginar un futuro mejor?

Contesté a su correo diciéndole que qué casualidad, que además yo había colgado esa foto en mi blog, porque un día me había hecho mucha gracia... Y mira por dónde ahora me enteraba de quién era el escritor, y no solo era el padre de alguien conocido, sino que además era Premio Nacional... Y ella entonces me contestó con éste otro correo, os lo pego tal cual, porque creo que merece la pena leerlo como ella lo dice:
...
"Vaya con la casualidad. La foto la recibió ayer Javier de una de sus hermanas, la que se preocupa por hacer el seguimiento de la obra de su padre, organizar conferencias y procurar que la memoria no se pierda, aunque su padre les decía en un verso "dadme más gloria cuanto más olvido" (ya sabes, los hijos siempre desobedeciendo). El otro autor que aparece en la foto era muy amigo de él. Lo que Javier no se explica es de dónde han salido tantos ejemplares. Me imagino a los dos amigos muertos por segunda vez de risa viendo desde el otro mundo donde han terminado, juntitas, sus obras. Y qué decir de la sensibilidad de esa gitana que regenta el puesto de bragas!! Desde luego que la vida es increíble."

Después la pobre rectificó porque parece ser, que el otro poeta, el amigo del padre, es mayorcito pero aún no ha muerto. Y claro enseguida me escribió para rectificar, que es de sabios.


No me digais... Tú ahí esforzándote al escribir, invirtiendo un montón de horas y pensamientos y dándole mil vueltas para ya veis... De "fomento de lectura", de "Biblioteca Púbica" o de cómo queráis llamarlo...

SIC TRANSIT GLORIA MUNDI. (Expr. lat.) Locución pronunciada durante la investidura de un nuevo papa. Literalmente, significa «así pasa la gloria de este mundo».

jueves, 21 de enero de 2010

Aureliano Cañadas. Poeta y compañero de tertulia


Cada miércoles llega a la tertulia tan tapado, que apenas se le ven solo las gafas y por detrás de ellas, cuesta ver como te reconocen sus ojos amables. Llega tan tapado como si viniera o fuera a Siberia. Pero no, viene al centro de Madrid, viene a estar con nosotros, los de la tertulia. Puntual, agradable, siempre me saluda con un "Hola niña" y una sonrisa. Da gusto verle llegar.

Aureliano Cañadas, el sabio de nuestra tertulia. Sabio porque como decía mi abuelo "la experiencia es un grado" y él nos da cien mil vueltas a todos en experiencia.

Aureliano Cañadas (Almeria, 1936) nos lee sus delicados poemas con el sentimiento de quién los disfruta, nos enseña sus cuadros de flores secas acompañándolos de poemas, y hasta de vez en cuando se arranca y nos canta fados y canciones en frances en voz baja. Qué lujo.

Le conocí hace ya al menos diez años, porque una vez Javier le trajo a nuestro taller de creación literaria para que nos hiciera una lectura de sus poemas. Tiene en su haber varios libros de poemas publicados, bastantes premios, ha dado lecturas en diversos centros, prologa antologías poéticas y muy a menudo hace la presentación en lecturas poéticas de otros poetas.

Pero además de todo eso, quiero estar con nosotros cada miércoles. Y cuando se va aún nos dice frases como: "Qué bien se siente uno con vosotros. Qué calorcito más humano hay aquí, ó Que suerte haberos encontrado". Eso sí que es humildad al despedirse.

Porque la suerte es nuestra. Porque ojalá cuando yo tenga setenta años mi cuerpo acompañe unas ganas semejantes a las suyas de escribir y de recitar, de tertuliar y de compartir las letras. Ojalá.

No, Aureliano, tú eres digno de admiración. La suerte es nuestra.

Os dejo con su obra, algunos de sus poemas de distinto tono y una poética suya.


Del libro "Telémaco, el sur de otra vida"


Dime la verdad para que yo la sepa.
HOMERO. LA ODISEA .

Para que tú la sepas como el nombre
de tu padre,Telémaco,
te diré la verdad: por ellas sólo,
por sus grises cabellos enredados
entre las algas, senos
como medusas pútridas,
y jamás por sus jóvenes
compañeras, prudentemente se hizo
atar al duro mástil
de la nave, cautivo
de sus voces horrísonas,
de su llanto y su cólera.


Libros de poesía de Aureliano Cañadas:

Nunca llega el olvido (1979).
Lengua para hablar solo (1985).
Oscuros son los signos (1990).
Menos nuestro dolor (1993).
Porque soy Teseo (1995).
Máquina, el hombre mismo (2000).
Telémaco, el sur de otra vida (2004).
Doble vida (2005).

Poética de Aureliano Cañadas: "Cómo podría yo instalarme en una poética, yo que no estoy seguro de nada. Cómo podría definir ese fuego del que algunos quedan tan lejos y donde otros arden eternamente. La poesía se define por lo que no es: no es rima, anécdota, reflexión o sólo ritmo. La imagen es una arma imprescindible cuando se quiere salir a cazarla; la emoción también. Pero ni siquiera ellas nos aseguran que volvamos con una buena pieza y no con las manos vacías. " Aureliano Cañadas. Cátedra Miguel Delibes

Y ahora un par de poemas que nos ha leído recientemente:

POR EL AMOR QUE NO HICE

Jamás me entregues
a la voracidad de la tierra, a su desgana.

Cuando llegue el momento, sea tu hijo, no tú,
como a orillas del Ganges, el que prenda la pira

para que arda mi boca por todas las mentiras
que dije:

mis manos,
por todo aquello que nunca supieron dar:

mi pecho,
por tantas veces como fui cobarde;

mi vientre,
por todo cuando
comí sin acordarme del hambre de los otros;

mis pies,
por todas las semillas que pisaron;

para que arda mi sexo
por el amor que no hice.


Y, éste que dedica a su hija Celia Cañadas (a quién trajo un día a la tertulia y también se quedó con nosotros):


-->
LA MUJER JIRAFA
A esta mujer jirafa, a quien la vida
inexorablemente va alargándole
su collar de marido, hija, empleo,
señor de cuellos y úteros, no permitas
que el Maligno jamás
se lo retire y vea cercenadas
su magnolia cabeza y su sonrisa.
.
A esta mujer jirafa, porque es ésta,
ninguna otra, la que amo.


Y por último éste, en un tono mucho más distendido...

Qué bueno es matar moscas


Qué bueno es matar moscas, nunca gritan
las que escapan no vuelan
a denunciarte:
ni malos tratos ni orden
de alejamiento.
Qué bueno es matar moscas;
un periódico en ristre, descubrirlas
sobre la arena
del gato, las paredes, las sillas,
y con golpes certeros,
con esa contundencia
del destino, aplastarlas,
como si fuesen ellas las culpables
de este verano.


lunes, 18 de enero de 2010

"Palabras para conjurar un día 13" Lectura en los Diablos Azules

Dice en la pág. 29 de El Principito de Antoine de Saint Exupéry:

"Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: "¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere?¿Colecciona mariposas?". En cambio os preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Sólo entonces creen conocerle. ..."

El pasado miércoles por la noche, el día 13 de enero, quisimos recitar bajo la lluvia. Porque Madrid era un puro charco. Sin embargo, la vida palpitaba en cada gota que caía, en cada voz que se escuchó esa noche en Los Diablos Azules.


Me preguntan ¿Y qué tal estuvo? y yo intento explicar con palabras de "persona grande" cómo estuvo. Pero sé que por mucho que me explique, no van a sentir lo que yo sentí, no les puedo explicar ni el timbre de las voces, ni la intensidad que había en los huecos entre las palabras.

¿Cómo se cuenta el agradecimiento? Cómo uno puede transmitir ese sentimiento de dicha hacia las atenciones de los demás para con uno. No puedo contar lo agradecida que estuve a Sagrario del Peral por haber organizado esa lectura. No puedo contar lo agradecida que estuve a Los Diablos Azules por hacernos un hueco también azul en su apretada agenda de eventos literarios para que se escuchara nuestra voz.

¿Cómo se cuenta el orgullo? Cómo puede uno hacer que los demás entiendan lo orgullosa que estuve de los que leían conmigo. De los que leyeron antes que yo y de los que lo hicieron detrás. Como contar el orgullo de ser parte de ellos.

Al final Feli Martinez y Francisco José Sevilla, ambos muy buenos poetas, no pudieron acompañarnos. Fue una pena, la verdad.


Así que leyó en primer lugar Javier Díaz Gil, quién también hizo las veces de presentador, puesto que fue el primero en subir al pequeño escenario. Mejor que contároslo podéis escuchar su intervención en su blog:
http://javierdiazgil.blogspot.com/2010/01/poemas-leidos-en-diablos-azules-el-13.html



A continuación salió Carmen Frontera, una relatista de profundos cuentos, a la que también podéis seguir a través de su blog:
http://carmen-frontera.blogspot.com/


Después volvimos a la poesía de la mano de Celia Cañadas, que se estrenaba en ésto de recitar en público pero que lo hizo muy bien.


Le cedió el paso a Laura Nuño, que también nos recitó con esa experiencia que le da el haber escrito poesía a nuestro lado desde que era una cría de 13 años. Ahora a sus veintitantos da gusto la naturalidad con la que se desenvuelve al recitar.


Después le tocó el turno a Ana Delgado, una poeta de los pies a la cabeza, que nos recitó entre otros poemas ese "Elogio a la miopía" que a mí me gusta tanto. Podeis seguirla también en su blog:
http://enreverso.blogspot.com/


Ana me cedió su sitio en el escenario y yo intenté que el público sonriera con uno de mis relatos más distendidos.


Al bajar yo, llamé a Sagrario del Peral. Curtida ya en muchas lecturas en público, Sagrario, caótica y mágica, sabe recitar con naturalidad y sentimiento. Y te atrapa con su voz de Blancanieves.

Y por último recitó Oscar Aguado, a quién no conocíamos personalmente aunque Sagrario nos había hablado ya de él. Me gustó su afabilidad, el tono cotidiano de su forma de escribir. Me hirieron "los puñales" con que terminó.

No me gustaría olvidar nada de aquella noche. Porque sentí esa dicha que solo da la literatura.

¿Pero cómo contar el agradecimiento y el orgullo?

¿Cómo contar lo que se siente cuando alguien espontaneamente sonríe ante algo que tú has escrito? ¿Cómo se cuenta el silencio expectante ante tus próximas palabras? ¿Cómo se cuenta lo que se siente cuando alguien te aplaude y sientes que lo hace de verdad?


Gracias otra vez a Sagrario que nos llevó a los Diablos Azules. Gracias a los Diablos Azules que nos dejó una noche de miércoles lluviosa. Gracias a Javier Díaz que siento como mi amigo de recitales y letras. Gracias a los que nos acompañaron y aplaudieron. Gracias a los que quisieron pasar esa noche con nosotros. Gracias a mi hermano Alberto que me dice "muy bien, muy bien sister" en voz baja, cuando después de leer vuelvo a sentarme. Y gracias a Ana Nieto que venció la pereza y la humedad y estuvo también con nosotros.

No sé contarlo de otra forma. Algo así fué... pero aún mejor.

"Juguetes para el recuerdo" Exposición en el Complejo El Águila


Este fin de semana pasado estuve en una exposición llamada "Juguetes para el recuerdo".

Lo primero que llamó mi atención fue el lugar donde está. El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid está situado en El Complejo El Águila, lo que antiguamente era la fabrica de cervezas El Águila. El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid comparte ese espacio con la Biblioteca regional Joaquín Leguina.

Si pasais por esa zona de Madrid, Mendez Alvaro, Arganzuela o Delicias, acercaros a verlo, porque la verdad es que está muy bien que hayan aprovechado esos terrenos y hayan adaptado esos antiguos edificios de ladrillo visto de color rojo para exposiciones. Ya lleva tiempo pero yo la verdad es que no lo conocía.

Aunque la exposición que fui a ver "Juguetes para el recuerdo" me pareció escasa. Esperaba más la verdad, pero bueno si uno ya va con la idea de que es pequeña pues no está mal.



Consta de un centenar de fotografías en blanco y negro del fotógrafo madrileño Martín Santos Yubero(1903-1994), 18 documentos y revistas "Estampa" (el primer número apareció en 1928) sobre los juguetes y los niños entre 1928 y 1996. También tiene algunos documentos oficiales de aquellos años de la Diputación Provincial y la Comunidad de Madrid: facturas de juguetes, oficios de haberlos entregado, otros con el reparto entre los niños...

En lo que se refiere a las fotos, podemos ver algunas de los niños de la Inclusa recogiendo sus juguetes, o de oficialas dándoselos a los pequeños residentes en la Cárcel de Mujeres.

También hay fotos de puestos de juguetes que había en plena calle en el Madrid de entonces, o de una exposición en el Retiro, o de los niños con la nariz pegada a los escaparates de Sepu o de alguna otra juguetería del centro de Madrid que ya ni existe. Incluso alguna de los Reyes Magos repartiendo juguetes en alguna embajada.

Es curioso lo bien que reflejan esas fotos cómo ha pasado el tiempo para el juego. En un segundo te ves en aquella época jugando a la rana, a la peonza, al hula hop, al futbolín de mesa... Juguetes que los niños de ahora enfrascados en las consolas ni conocen. Está también Mariquita Pérez y Juanín, los muñecos famosos de aquel entonces.

Me llamó mucho la atención un juguete, era una cigueña con un niño colgado del pico. Qué gracia, yo pensaba en mis sobrinas que son las ahora las pequeñillas de la familia, y si ahora les regaláramos ese juguete no entenderían nada, porque desde que empiezan a hablar y a preguntar, ellas saben que los niños están en la tripa de sus mamás.

Me resultó muy curioso observar de forma tan clara cómo al cambiar la educación, como al ir evolucionando la forma de enseñarles el mundo, inevitablemente tienen que cambiar los juguetes.


La exposición estará abierta hasta el próximo 29 de enero en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid (C/Ramírez del Prado, 3), de lunas a viernes, en horario de 10 a 14 y de 17 a 19 y su acceso es totalmente gratis.


viernes, 15 de enero de 2010

"Las penas de amor son como marearse en un barco: tú te siente morir pero a los demás les produces risa" Alejandro Gándara. Artículo - Rosa Montero


Tengo varias cosas que contaros, pero mientras encuentro el momento, aquí os dejo con un artículo de Rosa Montero, aparecido en el suplemento EPS del domingo 10 de enero.

Supongo que ya otras veces os he hablado de esta autora porque a mí me gusta bastante cómo escribe. "Historia del Rey transparente" es uno de mis libros preferidos.
Bueno aquí os lo dejo, espero que os guste.



ROSA MONTERO MANERAS DE VIVIR

Corazones de alcachofa


ROSA MONTERO
10/01/2010


Si Cupido se representa tradicionalmente con el aspecto de un angelote rollizo de corta edad, algo así como una especie de lechoncillo seráfico, es para simbolizar que en el amor todos somos eternamente niños, que no aprendemos jamás, que no evolucionamos, que amamos una y otra vez con la misma pureza, es decir, con la misma ignorancia y repitiendo todos los errores. De hecho, a menudo amar, a medida que uno crece, es ir desarrollando cierta esquizofrenia, porque por un lado el cerebro enciende las alarmas y avisa de las trampas que uno mismo se pone; pero, por otro, el corazón se emperra en seguir a lo suyo, encendiendo el mundo de colores y deshojándose como una trémula alcachofa.
“Aunque se sobrelleve silenciosa y platónicamente, el amor en la vejez es algo muy común”

Vista desde fuera, la pasión siempre tiende a resultar un poco ridícula; como dice mi amigo y estupendo escritor Alejandro Gándara, las penas de amor son como marearse en un barco: tú te sientes morir, pero a los demás les produces risa. Y esa vertiente una pizca grotesca que tienen los enamoramientos desenfrenados se va multiplicando con la edad: cuanto más viejo seas, más chistoso resultas. En parte, supongo, es cosa de esa esquizofrenia de la que antes hablábamos, del chirrido que provoca ver a personas mayores que se siguen comportando como críos, pero en parte también debe de ser una consecuencia del prejuicio. Ya se sabe que vivimos en una sociedad que idolatra la apariencia de juventud y desdeña a los viejos, y la idea de un anciano o una anciana enamorados produce mofa e incluso cierta repugnancia, porque en el fondo nos repugna la idea de nuestra propia vejez, de la decadencia inevitable y de la muerte. Por lo general, todo eso no lo tenemos nada trabajado, y así nos va.

Pero lo más curioso es que el personal se suele sorprender ante la idea de que los mayores se enamoren, como si fuera algo poco común. Las convenciones dictaminan que con la edad se apagan esos fuegos y la gente se sigue tragando esa mentira, aunque la realidad nos demuestre abundantemente lo contrario. Ahí está Liliana Bettencourt, la octogenaria dueña de L’Oréal, regalando mil millones de euros a un fotógrafo; y aquí mismo tenemos a la Duquesa de Alba, cuya vida se ha visto bastante agitada últimamente a consecuencia del amor. Desde luego las mujeres parecen tenerlo un poco peor; los resabios machistas hacen que todos tendamos a ver más risibles a las señoras mayores que se enamoran, pero lo cierto es que, salvo excepciones, a los varones tampoco se les perdona. El viejo verde es un personaje socialmente ridículo.

Recordemos, por ejemplo, al gran Goethe, un hombre de talento universal que, además de ser uno de los mejores escritores de la historia, desarrolló una intensa carrera política y fue un científico más que notable. Pues bien, este personaje inmenso consiguió perder por completo su lucidísima cabeza a los 74 años, cuando se enamoró como un becerro de Ulrike, una muchacha de diecinueve, hasta el punto de que, cada vez que la oía pasar junto a su ventana, abandonaba el trabajo y salía corriendo detrás de ella sin sombrero ni bastón, detalle que, a principios del siglo XIX, denotaba a las claras lo trastornado que estaba. Ni que decir tiene que nadie pareció entender esa pasión tardía; los conocidos se burlaban y el hijo de Goethe se enfureció muchísimo. El escritor pidió a Ulrike en matrimonio y fue rechazado, y el disgusto fue tan grande que el pobre hombre se puso malísimo. Avisado de su enfermedad, el mejor amigo de Goethe, el músico Carl Zelter, acudió desde Berlín a visitarlo. Y después escribió en una carta con inmensa sorpresa: “¿Y qué me encuentro? A alguien que parece que tuviera en el cuerpo todo el amor con toda la angustia de la juventud”. Ya digo, en la pasión no envejecemos.

Y si un cerebro privilegiado como el de Goethe es capaz de achicharrarse así, ¿qué no puede sucedernos a los comunes mortales? Me parece que, aunque por lo general no se comente, aunque se sublime, aunque se sobrelleve silenciosa y platónicamente, el amor en la vejez es algo muy común. Y no hablo ya de pasiones arrebatadas, sino de ese aleteo en el estómago, de ese desasosiego y esa alegría. Muchos ancianos y ancianas están secretamente enamorados de sus médicos, de las enfermeras que les toman la tensión, del vecino encantador que les ayuda a bajar los escalones del portal. Y qué maravilla que sea así. Qué maravilla constatar que, cuando todo decae y todo se hunde, sigue habiendo dentro de ti un adolescente emocionado e irreductible.

martes, 12 de enero de 2010

"Palabras para conjurar un día 13" Mañana leemos en los Diablos Azules


Mañana, miércoles 13 de enero, varios componentes de la tertulia "Rascamán" más otros dos poetas haremos un recital de poesía y narración.

Estamos muy ilusionados, porque no hay mejor forma de comenzar este año.

La lectura será en la sala "Los Diablos Azules", en la calle Apodaca, 6. Metro Tribunal.

Comenzaremos a las 21.15 y los que leeremos somos:


Oscar Aguado
Celia Cañadas
Ana Delgado Cortés
Javier Díaz
Carmen Frontera
Feli Martinez
Laura Nuñoz
Sagrario del Peral
y yo,
Rocío Díaz Gómez



Todos ellos son autores que llevan ya mucho tiempo escribiendo, algunos tienen ya varios libros de poemas publicados, y todos tienen premios y reconocimientos a su buen hacer.


Son autores distintos, cada uno con una forma interesentante y peculiar de leer, recitar y contar la vida. Autores que merece la pena escuchar.

Ya sabéis, si os apetece allí estaremos.

lunes, 11 de enero de 2010

Hoy, Madrid, la nieve y sus 32 caras


Hoy 11 de enero de 2010 y en Madrid, nos hemos vuelto a levantar con todo nevado… Muy nevado.

Esta estampa blanca, aparentemente preciosa, nada más abrir la persiana, a los madrileños ya casi ni nos sorprende. La primera impresión es dilatar las pupilas y pensar que el invierno también tiene esta cara blanca y delicada, esta cara preciosa y frágil que destila calma. Pero vivimos en Madrid y esa primera impresión se desvanece rápidamente para dar paso a ese suspiro de fastidio que no podemos evitar que se nos escape al pensar lo difícil que va a ser todo… Sobre todo si es día de ir a trabajar.

Comenzó ayer a nevar cuando aún no eran ni las cinco de la tarde y ya no dejó de hacerlo. Pero Madrid no está preparada para la nieve.

Estábamos avisados, es cierto, había sal por todas partes, por las aceras, las carreteras, las escaleras… Sin embargo, por mucha sal y mucha preparación que tengamos, el ritmo trepidante pero frágil que tenemos aquí nada más poner un pie en la calle, si con la lluvia se tambalea... con la nieve peligra.

Cada día vas andando deprisa al metro, bajas de tres en tres las escaleras mecánicas, corre, corre que viene, que viene, ufff lo pillé, entras rápido, te apretujas, te haces sitio, y no acabas de hacerlo cuando otra vez ya "porfavor, porfavor ¿va a salir…?" "Disculpe ¿va a salir?", y a correr otra vez, corriendo por las cintas mecánicas, corriendo para salir otra vez a la calle, corriendo para llegar a tiempo de fichar, cuidado con los semáforos en ámbar, los pitidos de coches, las voces, los cuerpos que adelantas, que se te cruzan, los ruidos de autobuses, deprisa, deprisa, vamos que no llegas… Deprisa. Venga, venga.

Sí Madrid a las siete y media de la mañana es ruido y gente y prisas. Sí Madrid así amanece.

Pero una mañana nieva… y todo se vuelve lento. Más difícil. Más complicado…

Ni Madrid, ni los madrileños estamos preparados para que nieve.


Nieve: Precipitación de cristales de hielo, en su mayoría ramificados (a veces estrellados), que al caer se agrupan en forma de copos. Para fines de observación del tiempo, la intensidad de nieve se caracteriza como:

a) Muy ligera, cuando copos dispersos no cubren completamente o humedecen una superficie, prescindiendo de su duración.
b) Ligera, cuando la visibilidad es de 1 km o más.
c) Moderada, cuando la visibilidad es menor de 1 km, pero superior a 500 m.
d) Fuerte, cuando la visibilidad es inferior a 500 m.

Esta definición de “Nieve” la he tomado de:

Vocabulario de términos meteorológicos y Ciencias AfinesAlfonso Ascaso Liria y Manuel Casals Marcén
Instituto Nacional de Meteorología. Sección de Publicaciones

A continuación, después de leer la definición he encontrado enumeradas en la página 261 de este diccionario: ¡32! clases diferentes de nieve. Sí 32. Me ha parecido increíble.

Cómo no es cuestión de ir copiándoos la definición exhaustiva de cada una de ellas, solo para que os hagáis una idea, os copiaré el nombre:


Nieve acumulada o Banco de nieve, nieve amarilla, nieve arenosa, nieve carbónica, nieve compacta, nieve con lentejuelas, nieve costra, nieve densa, nieve en granos, nieve en manchas, nieve en polvo, nieve enlodada, nieve fresca, nieve fundida, nieve granulada, nieve granular húmeda, nieve húmeda, nieve inestable, nieve nueva, nieve parda, nieve pastosa, nieve penitente, nieve podrida, nieve polvo, nieve primavera, nieve roja, nieve seca, nieve sopa, nieve venteada, nieve verde, nieve vieja y nieves perpetuas.
Ahí es nada. 32 tipos distintos. 32 calificativos para la palabra nieve, que precisan su significado.

En fin…


Pues eso, que hoy ha vuelto a nevar en Madrid. Pero no me pidáis que os describa cómo es esa nieve… lo importante es que despacio, muy despacio he llegado sana y salva a trabajar. Y entonces, he mirado por la ventana y he pensado: qué bonito...

Como decía aquella canción, otro día más en el paraíso.

La tertulia Rascaman ¡se traslada al Café Ruiz!



Empieza el año, terminan las navidades, y volvemos a la tertulia.

La novedad es que ¡nos trasladamos!

No es que no nos de penita dejar el Galdós, que claro que nos la da, pero siempre había demasiado bullicio. Es muy difícil tertuliar si tienes que estar luchando por escuchar o hacerte escuchar. Y ya cuando leíamos alguno, era un verdadero martirio seguir el hilo del poema o del relato con tanto jaleo.

Ya llevábamos tiempo hablando de trasladarnos, cuando de pronto el último día que nos vimos, la noche de la cena de navidad, por esas cosas del azar, caímos en el Café Ruiz. Hacía años que yo no iba por ese café, pero años y años… Pero así es la vida. Salimos de nuestra cena, nos acercamos por allí para tomar el último café juntos… y jo, qué maravilla, estar cerca y ¡escucharnos! Sin tener que andar esforzándose tanto… Qué maravilla.

Y bueno pues allí que nos vamos a reunir a partir del primer miércoles de este nuevo año de tertulia.

Pero si me permitís, os puedo dejar con la bitácora que escribí de la noche de la cena donde lo contaba. A ver si así me animo releyéndome y vuelvo a escribir.
(Foto superior: En el café Ruiz el día de la cen: Empezando por la derecha Sagrario, David y yo)


(En el café Ruiz el día de la cena de diciembre: Sagrario, Ana Delgado, Celia, Oscar y Javier)




Guiso navideño con Tertulia Rascamán
1. Enfriar el ambiente exterior, hasta convertirlo en una noche de sábado gélida y navideña.

2. Precalentar el restaurante a unos cuántos decibelios de ruido. E introducir en él, dos mesas pegadas a la pared, que iremos rodeando poco a poco de comensales con ánimo festivo y bullicioso.

3. Escoger a diez tertulianos de pro, con talante agradable, y muy sociables. E ir apretándolos poco a poco, a medida que van llegando, hasta conseguir que quepan bien juntitos en las dos mesas.

4. Cortar bien finas las conversaciones. Libros y poesía, recitales y actualidad. Picar unas risas. Y añadir varias cucharadas de fotos al gusto de algunos y disgusto de otro. Con todo ello preparar una mezcla espesa con que se rociará a los tertulianos de forma más que generosa.

5. Escogemos también un par de camareras, una más sonriente que la otra, y un invisible plato de avestruz que no tienen a quién adjudicar. Y les hacemos sitio en los huecos entre las conversaciones.

6. Poner en el horno a temperatura ambiente de tertulia en Navidad. Tapar y dejar hervir a fuego moderado de complicidad, bienestar y afecto.

7. A modo de guarnición, acompañar a los tertulianos con un gran saco decorado de motivos navideños y lleno de regalos de amigos invisibles. Esconderlo bajo las dos mesas. Remover todo el tiempo. Y después añadir a cada tertuliano visible un regalo al azar, pero al gusto de otro tertuliano amigo e invisible.

8. Para hacer el postre. Cuando ya los tertulianos están hechos, y han intercambiado platos y regalos, sacarlos despacio del local. Y ponerlos a reposar en el Café Ruiz. Retirar dos cucharadas grandes de conversaciones y risas del jugo que ha ido cayendo en las dos mesas anteriores y echarlas suavemente sobre ellos. Colocar la mezcla en un recogido rincón, más silencioso que el del restaurante, ahora casi familiar, y removerlo con tranquilidad un largo tiempo. Se puede añadir chocolate a la taza y te de canela con licor. Se chuparán los dedos...

9. Se sirve despacio, se saborea, se disfruta.

10. Finalmente se vuelve a sacar a los tertulianos a la noche gélida de un Madrid de finales de diciembre del 2009 y tras breves despedidas se les reparte en distintos y oportunos taxis que les devolverán a sus casas. Cada uno con un regalo literario y una tonta e invisible sonrisa en la memoria.

©Rocío Díaz Gómez

Ya sabéis que cada encuentro de tertulia se queda anotado en el “Cuaderno de Bitácora”. Esa noche quedamos en que todos escribiríamos diez líneas, multiperspectivismo puro y duro. Así que si os interesa saber más de esa noche podéis leer lo que escribieron de ese día mis compañeros, de verdad que algunos hicieron una bitácora de lo más original y amena: los diez mandamientos, sopa de letras… aquí os lo dejo todo por si os apetece leerlo.

http://bitacoratertuliagaldos.blogspot.com/2010/01/12-jornadaiii-ano-sabado-19-de.html

Y a partir del miércoles ya sabéis:


La tertulia Rascamán se traslada al Café Ruiz
C/ Ruiz 11

Malasaña. Madrid.

viernes, 8 de enero de 2010

Pierre Gonnord. Terre de personne

No quiero dejar pasar más tiempo sin hablaros de la exposición en la que estuve el fin de semana pasado.


Pierre Gonnord. Terre de personne

Pierre Gonnord fue premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid en el año 2007. Fotógrafo francés afincado en Madrid desde hace dos décadas.

Ahora aquí, en Madrid y en la calle Alcalá podemos disfrutar de una exposición con su último proyecto Terre de Personne (Tierra de Nadie). Una serie de 38 fotografías inéditas con las que Gonnord retrata la vida rural del Norte de España (Galicia, Asturias y León) y de Portugal y el paisaje se convierte en protagonista de buena parte de sus imágenes, una novedad en la obra del fotógrafo galo. Gonnord incluye una especial atención a las cuencas mineras de Asturias y León.

De estas treinta y ocho imágenes, veinte son paisajes de la vida rural, que se han hecho para esta exposición, haciendo hincapié en los incendios. Y luego hay 18 retratos de campesinos y algunos mineros.


Cuando llegué el domingo pasado a la exposición, acababa de empezar la visita guíada. Tuve mucha suerte porque fue una visita muy interesante y muy amena gracias a los comentarios de la guía.

Las fotografías me impresionaron. Parecen retratos de pintura, gracias a como juega con la luz el fotógrafo. La mayoría son personas ancianas, curtidas, atravesadas de arrugas. Personas que se han hecho poquísimas fotos en su vida, quizás en su matrimonio y poco más, decía la guía. Entonces es muy curioso como posan, tan solemnes, sobre el fondo oscuro que ha preparado el fotógrafo. Personas a las que no les preocupa su aspecto físico, y nos hacía notar la guía que los niños, con su espontaneidad, enseguida señalan y comentan el bigote que tiene sobre el labio superior una anciana.


Nos contaba la guía que Pierre Gonnord había ido casa por casa fotografiándolos, y claro sin demasiados medios. En muchos retratos se puede ver si te acercas en las púpilas reflejada la única fuente de luz de la que dispone el fotógrafo, la ventana.

De algunos solo fotografía el rostro, de otros hasta la cintura, para que se vea el aplomo de la persona. Me acuerdo ahora mismo, a propósito de ésto, del retrato de la señora que ejercía las funciones de alcaldesa, cómo se notaba que era una persona acostumbrada a hacerse oír solo con ver la fotografía, con cara suspicaz, y apoyada en su bastón, también de mando. (Foto de abajo)


Los retratos llevan como título el nombre propio de sus protagonistas, nombres que ya no se estilan, nombres de pila que ya casi no se utilizan. Algunas son fotografías hechas cuando ya ha vuelto de las faenas del campo, y la guía nos señalaba para que nos fijáramos la brizna de trigo que aún quedaba en la solapa, otros que acaban de llegar de la mina, aún con la frente medio manchada de hollín.

Son fotografías que transmiten emoción, muy expresivas, que no puedes evitar que te calen, te atraviesen por su realismo, su cercanía tan absoluta. Esa mirada, esa piel apergaminada, esos detalles de su mundo, te llevan inmediatamente no solo hasta la persona sino hasta su entorno, su colectivo, su vida sencilla pero dura. El fotógrafo incluso consigue que el protagonista te sea más o menos simpático tal y como te lo sabe mostrar.

A mí me ha gustado mucho descubrir a este fotógrafo: Pierre Gonnord: "Escrutador de almas" cómo le llamó el comisario de su última exposición. Y creo que tuve mucha suerte de justo llegar a la visita guíada, por lo menos mi guía, no sé si será la única que tiene la exposición, hacía la visita mucho más entretenida y ágil, salpicándola de las historias que le había contado el fotógrafo al hacer las fotos.


Dónde: Sala Alcalá 31 (Alcalá, 31 Metro: Sevilla L2) Madrid. Hasta el 28 de febrero de 2010
Horario: De martes a sábado: De 11:00 h. a 20:30 h. Domingos, 24 y 31 de diciembre de 11:00 h. a 14:00 h. Cerrado: Todos los lunes, 25 de diciembre, 1 y 6 de enero
Entrada gratuita
Se podrán efectuar visitas guiadas gratuitas en el siguiente horario: sábados y domingos por la mañana a las 12:00 y 13:00 horas; y sábados por la tarde a las 18:00 y 19:00 horas.

jueves, 7 de enero de 2010

7 de enero, ya no es navidad


Hoy 7 de enero y en Madrid, ha nevado casi todo el día.

No me gusta demasiado que nieve, sobre todo si tengo que salir de casa. Pero duran aún los días libres y quizás que nieve sea una buena despedida para las navidades.

No puedo evitar sentir cierta nostalgia cuando terminan estas fiestas. Madrid se desnuda de luces, de colores, de buenas intenciones en forma de regalo.

Decía un amigo esta mañana, que de las navidades queda aún el roscón. Es cierto. Pero bueno también queda lo poco que escribí en estos días tan atareados, queda el poso de la exposición a la que tuve la suerte de llegar cuando acababa de empezar la visita guíada, quedan un par de cines, muchas reuniones con gente querida, un montoncito escogido de libros que entre otras cosas dejaron a su paso los Reyes Magos por mi existencia, y sí, qué bien aún queda roscón para desayunar mañana.

No es poco.

Y de todo eso os iré contando en varias entradas.

Mientras tanto, quedan aquí mis buenos deseos para el resto de este año para todos vosotros.

Ya no es navidad, pero os sigo deseando salud, alegría y muchas lecturas.

Feliz semana santa, feliz primavera, feliz verano, feliz otoño, feliz resto del año.

martes, 5 de enero de 2010

"Querido Melchor..." Un relato de Rocío Díaz Gómez


Hoy es 5 de enero.

El día que trae la noche más mágica del año.

Como es el día de los niños, os voy a dejar con uno de ellos. Se llama Carlitos y escribe una carta a los Reyes Magos.

Es una carta fechada en el año 2003, ya os daréis cuenta por los juguetes que pide.

Pero yo la tengo cariño porque fue premiada con el Accesit esa navidad en el V Certamen de Relatos Breves de Navidad de Navalmoral de la Mata. Y gracias a eso, fuí por primera vez a ese pueblo. Y recuerdo que fue una entrega de premios muy especial donde me recibieron con mucho cariño. Luego por esas cosas de la vida he vuelto un par de veces más a por otros dos premios, en otros certámenes, uno también de navidad y otro de mujeres. Y su recibimiento ha sido cada vez mejor. Además en el año 2006 reunieron todos los cuentos de navidad premiados en los últimos cinco años, en un volumen muy elegante, con ilustraciones, que les quedó muy bien, la verdad.

Desde el punto de vista de la escritura, ahora la releo y cambiaría muchas cosas. Supongo que es normal, han pasado seis o siete años desde que la escribí.

Pero se merece, porque me trajo muy buenos momentos, que la deje tal como fue.

Felices Reyes.



Querido Melchor...


Madrid, 5 de diciembre de 2003
Querido Rey Melchor,
Yo no sé sí tu existes o no existes, como tampoco sé sí existen los otros Reyes, o si existe el Ratoncito Pérez, pero ahora les ha dado a los de mi clase por decir que a lo mejor no existes... yo no sé..., pero como dice mi amigo Sergio “existáis o no existáis lo que sí que existen son los regalos” así que como Sergio es el amigo al que más ajunto del mundo entero, yo me fío y por si acaso os mandaré otro año la carta... además, que se lo cuento a la yaya que todos los años se sienta conmigo a escribir a San Pancracio “a ver si nos toca la lotería de Navidad” y dice que ella no va a dejar de escribir a su Santo digan los compis del “hogar ” lo que digan, así que yo igual, digan los de clase lo que digan, te escribo... Y aquí estamos los dos “la yaya” y yo merendando pan con nocilla y pensando qué poner, la yaya dice que lo primero es lo primero, y que antes de nada hay que ser educados y decir quiénes somos. Me llamo Carlos Hernando Rejas y mi yaya se llama Ernestina Pérez Sánchez, aunque todo el mundo la llama La Tina, como a mí que me llamo Carlos pero en casa soy “el niño” porque cuando llega mi padre siempre pregunta “Y el niño... ¿qué ha roto hoy?” y mi hermana la mayor dice... “Niñoooo, que la carne de burro no es transparente...” y mamá cuando me abraza dice ¡Ay... el niño de la casa...! así que para todos soy “el niño”. Bueno para todos menos para mi hermano Marcos, que tampoco me llama Carlos, sino Carlitos, con esa “i” de “microbio” y “mierdecilla” que dice siempre detrás de Carlitos cuando me llama a grito pelao para que todos en el parque se den cuenta de que YO soy su hermano pequeño, YO soy “el plasta al que tiene que cuidar” que es lo que siempre dice detrás de “Carlitos microbio y mierdecilla”, osea también YO. Pero aunque nadie me llame así, la verdad de la verdad es que me llamo Carlos y en algún sitio lo debe de poner porque en el cole el primer día cuando pasa lista el profe me llama así, y me lo llama, y me lo llama veces y veces, hasta que Sergio, que no sé si ya lo he dicho pero es el amigo que más ajunto, acaba dándome una colleja para me entere y conteste, porque me cuesta un montón de tiempo darme cuenta de que soy yo... pero ¡Vamos! Melchor que tú me puedes llamar como quieras que para eso eres Rey...

Rey Melchor te he puesto un “punto y aparte”, como dice mi profe, que es un “punto” que he aprendido hoy en mi cole, porque ya no sabía por donde me iba, a la yaya se le había quedado la dentadura enganchada al bocata de noci y no se podía separar... así un buen rato... hasta que he tenido que levantarme para ayudarla a desengancharse con mi superfuerza, le pasa mucho... Bueno pues que, me llamo Carlos y vivo aquí en el barrio de Canillas, te acordarás de mí porque todos los años yo soy el que más alto chilla “¡aquí, aquí...!” cuando pasáis en la cabalgata para que me tiréis un montón de caramelos... La yaya y yo llegamos muy pronto con el pan y la noci, nos sentamos en el borde y nos vamos comiendo el bocata hasta que oímos que venís... entonces corriendo llevo a la yaya a esconderse detrás de un coche y yo vuelvo corriendo a mi sitio, esto lo hacemos desde que a la yaya le pegaron un caramelazo bestial en toda la cara cuando gritaba bien alto “¡Aquí, aquí...!” y entonces desde que la operaron de cataratas dice que ella no puede arriesgarse... que ella es una abuela moderna pero que no está pa esos trotes de jugarse la poca vida que le queda en las cabalgatas... así que una vez que he escondido a la yaya bien escondida, me subo al bordillo y grito, grito, grito hasta el infinito... y cuando tengo las manoplas lleeeenas de caramelos, entonces , me vuelvo a buscar a la yaya y a casa que nos vamos los dos tan contentos comiendo caramelos mientras pensamos en todos los regalos que nos vais a traer...

Otra vez Rey Melchor he tenido que ponerte otro punto y aparte, al profe le va a molar cuando le cuente mañana todos los puntos y aparte que hoy puse; contándote lo de la cabalgata no me estaba dando cuenta de que empezaban “los dibus” que me gustan, y casi me los pierdo, pero ahora que ya han terminado voy a seguir, y pasemos a lo importante, osea todas las cosas que quiero que me traigáis: La videoconsola de Nintendo, otra “gameboy”, todos los “action man” nuevos de este año, los pokémon que me faltan (que ahora no me acuerdo pero como tu además de Rey eres sabio seguro que lo sabes) un equipo completo de fútbol del Real Madrid ( mi padre ya no nos deja ser del atleti) diez u once peonzas para que me duren hasta el año que viene cuando volváis, un estuche de tres pisos con pinturas, rotuladores, plasti y ceras, con muchas reglas, lápices, bolís, goma y saca; otro patinete porque Marcos después de romper el suyo, me rompió el mío (él dice que fue sin querer pero ¡ya...!); otro libro de “Harry potter” y el de la “peli” de “El señor de los anillos”; ...He parado un momento para preguntar a la yaya que sí me estoy pasando pidiendo y después de un rato luchando contra la dentadura y el bocata me ha revuelto el pelo y me ha dicho “Mira niño, porque la yaya también me llama niño, todos sabemos que los Reyes son Magos así que por poder, poder, pueden traer todo lo que se les pida, pero Matusalén a su lado... un muchacho. Que te quiero decir niño, que seguro que ya les va doliendo la espalda como a esos “carcas del hogar”, y tendrán la artrosis, y la reuma... así que a lo mejor no pueden con todo...” Mi yaya siempre habla muy claro, ella y yo nos entendemos bien, así que nada Melchor yo sigo pidiendo y cuando os empiece a doler la espalda dejáis de meter cosas al saco. Sigo: Varios videojuegos para la Nintendo; otro Spiderman; las trampas del Spiderman; el auto de Spiderman, la bola mágica de Harry Potter, el castillo de Harry Potter... y de juguetes hasta que no echen en el buzón más catálogos ya no puedo pedir más...

Pero antes de terminar os tengo que poner lo de siempre, ya sabéis, quiero poder dormirme antes por las noches; en el techo de mi cuarto ya no caben más estrellas de esas que me pega mi madre para que cuente y venga el sueño, ya están todas ahí apelotonadas y aunque las pegamos con ese pegamento que pega hasta los dedos, hay tantas juntas que se despegan y toda la noche andan cayendo encima de la cama... como si lloviera, a lo primero mola, pero después ya... es un rollo. Además, la noche que le toca a Marcos hacerme compañía cada vez es peor... me ha dicho que Blancanieves ya se ha separado del príncipe y tiene otros novios, que el flautista tiene un montón de músicos que trabajan para él y ya ni tan siquiera tocan sino que hacen que tocan como en la tele, que el cerdito de los ladrillos ya tiene una “inmo no sé qué”, que dice que es una fábrica de hacer casas, y que se está forrando como el Cirilo, el del bar de enfrente... como es mayor sabe más de los cuentos, pero hasta que se cansa y dice que soy un plasta y que me duerma de una vez, se cabrea y termina contándome el de la “bella durmiente”, pero el de siempre, que sabe que no me gusta nada... y así hasta que al final se duerme y yo ¡hala! otra vez a contar las estrellas como todas las noches...

La única que no se queda dormida antes que yo, ni me acaba regañando, es la yaya que dice que como es mayor tampoco tiene sueño pero es que ya me sé de memoria toda su vida, todos los novios que tuvo, todos los bailes, todo... y aunque ella dice que me lo cuenta al oído para no despertar a nadie, como está un poco sorda empieza bajito, bajito, pero al final termina dando unas voces que se despierta hasta el vecino de al lado que empieza a aporrear la pared chillando: “!Coño abuela, ¿Otra vez con eso? Si aquellos pretendientes tendrán ya mil años, joder con la abuela que noche sí, noche no, la misma matraca”... por eso, Rey Melchor, hasta que por fin los médicos encuentren la manera de que yo me pueda dormir por las noches como los demás, te pido otro año un poco más de sueño, un poco más solo, que yo creo que eso no ocupa mucho en el saco y casi no os va a pesar...

Y bueno, que nada más, hasta que piense más regalos no te vuelvo a escribir, tengo que acabar deprisa que otra vez a la yaya se le ha enganchado la dentadura en el bocata y está ahí saltando y saltando como una loca y aporreando en la mesa para separarse... Ya voooy yayaaaa... ¡menos mal que me tiene a mí!
Adiós Rey,
Carlos, Carlitos o el niño.

©Rocío Díaz Gómez

viernes, 1 de enero de 2010

Un artículo de Elvira Lindo para empezar el año


Artículo aparecido en el último suplemento del Domingo de ELPAÍS.com.

ELVIRA LINDO OPINIÓN

El Niño Jesús

ELVIRA LINDO 27/12/2009

El Niño Jesús era esa figurilla de las mesas de noche, un niño medio desnudo, con la piel helada de la cerámica y una cara adulta y melancólica. También era el muñequito del belén, arropado por los alientos del buey y la mula, de nuevo incongruentemente desnudo entre unos padres vestidos con túnicas y pastores con chalecos de borrego. El Niño Jesús era el protagonista indiscutible de los villancicos que los niños cantábamos con ímpetu excursionista de una casa a otra o, en el caso de los que fuimos niños de coro, con la dulzura de las voces puras y perecederas de los nueve años. Cuando aquellos niños tuvimos hijos, el Niño Jesús se convirtió en la dirección que se le daba al taxista cuando llevabas en tus brazos a un bebé ardiendo con una fiebre escandalosa. ¡Al Niño Jesús, por favor!

Esta semana repetí esa dirección, no con la misma angustia de entonces, aunque sí con aprensiónanticipada. Tras una donación de libros, me habían invitado a visitar la planta de oncología de los niños con cáncer, por pronunciar esa palabra que cae en las familias como una bomba cuando de un niño se trata. No me invitaba el hospital propiamente dicho, sino la fundación Aladina, que desde hace años cumple una gran labor asistiéndoles anímicamente y procurándoles ratos de ocio.

Los hospitales infantiles no son como el resto de los centros hospitalarios; en ellos se respira la angustia paterna, pero está equilibrada con la energíainfantil, que es mucha, y que se parece como una gota de agua a la valentía. Entro dejando atrás un Madrid nevado y me introduzco en este micromundo de calor y olor a desinfectante. "Aquí no podemos estar tristes", me dice una enfermera de la unidad de trasplantes. Lo afirma como si fuera el mantra que se repite a diario: "Aquí habría que ponerles una medalla a los padres por contener su pena y otra a los niños por su entereza. Cómo no les vas a tomar cariño, entablas con ellos una relación afectiva, es duro. Algunas veces piensas en dejar esta planta para siempre, pero sigues. Y no, no me permito estar triste".

En mi paseo de habitación en habitación es G. quien me acompaña. G. es una muchacha de unos diecinueve años, visita a los niños como voluntaria. Cuando le pregunto por qué decidió hacer este voluntariado, el rubor le sube a la cara. Es de estas personas bondadosas a las que les da pudor hacer patente su propia generosidad. G. tiene una historia: fue paciente de esa planta hace apenas tres años. Sufrió un cáncer de riñón, una operación, unos ciclos de quimio. Ese pasillo por el que ahora me guía fue el pasillo de su casa durante un año. G. prefiere que no desvele su nombre: "Nunca quise que por mi enfermedad me trataran de manera distinta". ¿Te acuerdas del día en que te dieron el alta?, le pregunto. "¡Cómo no me voy a acordar! Me vi en la calle y de pronto pensé que podía hacer planes a largo plazo. Maduré. Me di cuenta de que cuando estás sano no valoras las cosas buenas que te da la vida a diario". G. no habla por hablar, su candor es transparente, no hay impostura en ella, se acostumbró a lidiar con la verdad desde su adolescencia.

Estos días anda preocupada, aunque no lo dice, porque uno de los chavales con los que compartió la vida durante un año ha tenido una seria recaída. "Pero se va a curar", me asegura, como si ella lo supiera mejor que los médicos. Al entrar en cada habitación se levanta del sillón un padre o una madre, andan en zapatillas, como si hubieran hecho también de aquello su segundo hogar. Tienen el inevitable aspecto de machacamiento que afecta a los padres de niños enfermos, pero también un fondo de resistencia. Todos coinciden en lo mismo: "Ellos nos animan".

Los niños, en cuanto son conscientes de su enfermedad, asumen una responsabilidad con respecto al estado de ánimo de sus padres. Se podría pensar que por ser niños van a ser más débiles, y no. La fortaleza infantil siempre sorprende. Está escrita en los cuentos tradicionales. Hay niños de toda España porque la planta de trasplantes del Niño Jesús tiene un gran prestigio. Los padres piden permisos, se turnan, se alquilan pisos cerca del hospital, lo que sea con tal de estar cerca de ellos.

Por los pasillos conozco a Gabriela, es una niña de Fuerteventura a la que no se le borra la sonrisa de la cara. Le pregunto si la puedo besar (no sé si debo), mira a su madre y luego asume la decisión: "¡Pues claro!". Ni la cabeza pelona le resta belleza o expresividad. Lleva el aparato del goteo como si fuera un juguete. "Mi profe de allí se pone de acuerdo con la maestra que me mandan aquí a casa y me estoy sacando el curso". A Gabriela le está costando adaptarse al frío de Madrid, a la bulla del tráfico, viene de un pueblo cálido, de otro sentido del tiempo. "¡Pero hoy he visto la nieve por primera vez en mi vida!".

La frase, tan optimista, expresada con el acento musical de su tierra, resuena en mi cabeza cuando salgo a la calle. Un padre me protege con su paraguas hasta la parada de taxis. Está contento, me cuenta, porque se pueden llevar a su cría a casa esta Nochebuena. Nos abrazamos. "¡Todo lo mejor para 2010!". De pronto, esa felicitación cansina cobra un sentido verdadero.

Cuando me veo sola, aprieto los dientes y me digo no, no se puede estar triste, no se tiene derecho.

Nombre completo:Elvira Lindo
Fecha y lugar de nacimiento:23-01-1962 (Cádiz - España)
Nacionalidad:Española
Datos académicos:Estudios de Periodismo