No quiero dejar pasar más tiempo sin hablaros de la exposición en la que estuve el fin de semana pasado.
Pierre Gonnord fue premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid en el año 2007. Fotógrafo francés afincado en Madrid desde hace dos décadas.
Ahora aquí, en Madrid y en la calle Alcalá podemos disfrutar de una exposición con su último proyecto Terre de Personne (Tierra de Nadie). Una serie de 38 fotografías inéditas con las que Gonnord retrata la vida rural del Norte de España (Galicia, Asturias y León) y de Portugal y el paisaje se convierte en protagonista de buena parte de sus imágenes, una novedad en la obra del fotógrafo galo. Gonnord incluye una especial atención a las cuencas mineras de Asturias y León.
Ahora aquí, en Madrid y en la calle Alcalá podemos disfrutar de una exposición con su último proyecto Terre de Personne (Tierra de Nadie). Una serie de 38 fotografías inéditas con las que Gonnord retrata la vida rural del Norte de España (Galicia, Asturias y León) y de Portugal y el paisaje se convierte en protagonista de buena parte de sus imágenes, una novedad en la obra del fotógrafo galo. Gonnord incluye una especial atención a las cuencas mineras de Asturias y León.
De estas treinta y ocho imágenes, veinte son paisajes de la vida rural, que se han hecho para esta exposición, haciendo hincapié en los incendios. Y luego hay 18 retratos de campesinos y algunos mineros.
Cuando llegué el domingo pasado a la exposición, acababa de empezar la visita guíada. Tuve mucha suerte porque fue una visita muy interesante y muy amena gracias a los comentarios de la guía.
Las fotografías me impresionaron. Parecen retratos de pintura, gracias a como juega con la luz el fotógrafo. La mayoría son personas ancianas, curtidas, atravesadas de arrugas. Personas que se han hecho poquísimas fotos en su vida, quizás en su matrimonio y poco más, decía la guía. Entonces es muy curioso como posan, tan solemnes, sobre el fondo oscuro que ha preparado el fotógrafo. Personas a las que no les preocupa su aspecto físico, y nos hacía notar la guía que los niños, con su espontaneidad, enseguida señalan y comentan el bigote que tiene sobre el labio superior una anciana.
Las fotografías me impresionaron. Parecen retratos de pintura, gracias a como juega con la luz el fotógrafo. La mayoría son personas ancianas, curtidas, atravesadas de arrugas. Personas que se han hecho poquísimas fotos en su vida, quizás en su matrimonio y poco más, decía la guía. Entonces es muy curioso como posan, tan solemnes, sobre el fondo oscuro que ha preparado el fotógrafo. Personas a las que no les preocupa su aspecto físico, y nos hacía notar la guía que los niños, con su espontaneidad, enseguida señalan y comentan el bigote que tiene sobre el labio superior una anciana.
Nos contaba la guía que Pierre Gonnord había ido casa por casa fotografiándolos, y claro sin demasiados medios. En muchos retratos se puede ver si te acercas en las púpilas reflejada la única fuente de luz de la que dispone el fotógrafo, la ventana.
De algunos solo fotografía el rostro, de otros hasta la cintura, para que se vea el aplomo de la persona. Me acuerdo ahora mismo, a propósito de ésto, del retrato de la señora que ejercía las funciones de alcaldesa, cómo se notaba que era una persona acostumbrada a hacerse oír solo con ver la fotografía, con cara suspicaz, y apoyada en su bastón, también de mando. (Foto de abajo)
De algunos solo fotografía el rostro, de otros hasta la cintura, para que se vea el aplomo de la persona. Me acuerdo ahora mismo, a propósito de ésto, del retrato de la señora que ejercía las funciones de alcaldesa, cómo se notaba que era una persona acostumbrada a hacerse oír solo con ver la fotografía, con cara suspicaz, y apoyada en su bastón, también de mando. (Foto de abajo)
Los retratos llevan como título el nombre propio de sus protagonistas, nombres que ya no se estilan, nombres de pila que ya casi no se utilizan. Algunas son fotografías hechas cuando ya ha vuelto de las faenas del campo, y la guía nos señalaba para que nos fijáramos la brizna de trigo que aún quedaba en la solapa, otros que acaban de llegar de la mina, aún con la frente medio manchada de hollín.
Son fotografías que transmiten emoción, muy expresivas, que no puedes evitar que te calen, te atraviesen por su realismo, su cercanía tan absoluta. Esa mirada, esa piel apergaminada, esos detalles de su mundo, te llevan inmediatamente no solo hasta la persona sino hasta su entorno, su colectivo, su vida sencilla pero dura. El fotógrafo incluso consigue que el protagonista te sea más o menos simpático tal y como te lo sabe mostrar.
A mí me ha gustado mucho descubrir a este fotógrafo: Pierre Gonnord: "Escrutador de almas" cómo le llamó el comisario de su última exposición. Y creo que tuve mucha suerte de justo llegar a la visita guíada, por lo menos mi guía, no sé si será la única que tiene la exposición, hacía la visita mucho más entretenida y ágil, salpicándola de las historias que le había contado el fotógrafo al hacer las fotos.
Dónde: Sala Alcalá 31 (Alcalá, 31 Metro: Sevilla L2) Madrid. Hasta el 28 de febrero de 2010
Horario: De martes a sábado: De 11:00 h. a 20:30 h. Domingos, 24 y 31 de diciembre de 11:00 h. a 14:00 h. Cerrado: Todos los lunes, 25 de diciembre, 1 y 6 de enero
Entrada gratuita
Se podrán efectuar visitas guiadas gratuitas en el siguiente horario: sábados y domingos por la mañana a las 12:00 y 13:00 horas; y sábados por la tarde a las 18:00 y 19:00 horas.