"La belleza es roja como un cuenco de cerezas. Mi primera profesora de pintura solía decir eso. Es lo primero que me viene a la cabeza. Rechazo el pensamiento porque resulta irracional. Pero no puedo apartar la vista del suelo de la habitación. Me asalta la imagen de un vestido blanco e inmaculado sobre un enorme círculo de gelatina de fresa que vi una vez en una exposición de arte moderno. Recuerdo el vestido. El brillo rojo de la gelatina. Recuerdo el olor salvaje de las fresas. Cuando volví a las dos semanas, la gelatina había comenzado ya su proceso de descomposición. Me pregunto cuándo empezará a pudrirse este suelo..."
Cada dos o tres libros tengo que volver a la novela negra y si es española pues mucho más.
En esta ocasión he terminado "Belleza roja" de Arantza Portabales, que ya llevaba esperándome un tiempo considerable en el montón inacabable de los libros que tengo por leer.
La autora, a quién ya había leído con su "Deje su mensaje después de la señal" que me había gustado bastante pero no es policíaco, inicia con este libro una trilogía protagonizada por los inspectores Abad y Barroso.
En este primer libro el argumento nos cuenta el crimen de Xiana Alén, una quinceañera gallega, que aparece muerta en su habitación en medio de lo que parece un decorado artístico, mientras sus padres, su tía, una pareja de amigos y su tía abuela también están en la casa. Seis sospechosos nada más comenzar el caso.
Son dos líneas argumentales, como suele ocurrir en estas obras, porque paralelamente vamos a seguir la historia entre los dos protagonistas inspectores que, presumiblemente, continuará y eso marcará la unión con las dos siguientes novelas de la trilogía, que ahora ya me tendré ya que leer sí o sí.
Está ambientada en el norte de España, en Santiago de Compostela y en la actualidad. Aunque con pocos detalles, es cierto, pero no necesitamos más para sentir que estamos ahí.
La he leído bastante rápido porque está interesante. También su estructura en capítulos cortos ayuda a esa sensación de agilidad, aunque pasa de las 400 páginas. Pero está bien la novela, te atrapa, la verdad. La acción tiene buen ritmo, la intriga está bien dosificada, y la prosa está cuidada y no exenta de referencias artísticas, como podéis ver en el párrafo con el que he encabezado la entrada, que se corresponde con el principio del libro. A propósito de esto, también podemos comentar que hay dos narradores, uno en primera persona que corresponde a Lía, la tía de la víctima, que es quién comienza hablando en el libro, y como es artista veis en su prosa que atiende a los detalles, y es una prosa más lírica salpicada de imágenes. Y luego hay otro narrador que habla en tercera persona y es quién va contando la historia.
Una novela de misterio que yo creo que está bien resuelta y mantiene el interés. Recomendable.
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