Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 1 de octubre de 2010

"La playa de los ahogados" de Domingo Villar



Como ya os habréis dado cuenta por las entradas anteriores, el último libro que he leído ha sido "La playa de los ahogados", segunda novela de Domingo Villar (Vigo 1971). Una novela que no tiene nada que envidiar a la literatura policíaca de fuera de España. Pero no había tenido tiempo de hablaros de ella, así que  allá vamos.

Yo no había leído su primera novela ("Ojos de agua"), ahora ya la estoy leyendo.  Y desde luego a partir de ahora no pienso perderme ninguna de las que escriba. Porque lo hace tan bien, que tendrá que seguir inventando y escribiendo más casos de Leo Caldas.

El argumento es el de la aparición en una playa gallega del cadaver de un marinero, con las manos atadas y del que no se encuentra la embarcación con la que había salido esa mañana de domingo. Leo Caldas, el inspector protagonista, tiene que investigar que ha ocurrido, para lo cual se traslada desde Vigo hasta Pantxon donde residía el ahogado y donde se encuentra con el silencio de todos los vecinos o en su defecto, con el miedo a la aparición de viejos fantasmas. Ya se sabe "Haberlas, haylas".

 Leo Caldas, es un personaje que te atrapa. Fuma sin parar y le gusta tomarse un vino en la taberna del Eligio. Le disgusta el silencio de su casa y se marea con mucha facilidad. Tiene un ayudante, Rafael Estevez, un aragones muy impulsivo que no entiende el ambigüo carácter gallego, y que tampoco acaba de encajar con su jefe. 

A mi la verdad es que me ha gustado mucho. Me ha parecido muy entretenida. Y amena. Cada capítulo empieza con una palabra y su definición. Palabra que desde luego tiene algo que ver con el capítulo que viene a continuación. Y no hay cabos sueltos, sino que lo que después se va descubriendo es a raíz de  cualquier dato que ya en algún momento había aparecido.  

Está contada en tercera persona lo que te mantiene a distancia de la acción y la trama. Pero siempre con un lenguaje muy sencillo y cercano, salpicado de ciertas dosis de fina ironía.

El ambiente gallego y de los marineros está muy bien descrito, suavemente te vas sumergiendo en aquellas poblaciones, en sus playas, en su clima, en los oficios y las costumbres de la gente del mar.

Lo dicho. Me ha gustado mucho. Y desde luego que si os apetece leer novela policíaca yo os recomiendo ésta. Nuestra novela policíaca. Y de la buena.


Domingo Villar: La playa de los ahogados

Madrid: Siruela, 2009. 448 págs. 19,90 €.

 BIOGRAFÍA


Domingo Villar, gallego emigrado a Madrid, ha ejercido como guionista de cine y televisión. Ligado desde niño al mundo del vino, desde hace años es crítico gastronómico en una emisora de radio nacional y colaborador habitual en diversas publicaciones escritas. Obtuvo con su primera novela Ojos de agua, el I Premio Sintagma, el Premio Brigada 21 y el Premio Frei Martín Sarmiento, y fue finalista en dos categorías de los Crime Thiller Awards en Reino Unido. Hasta la fecha ha sido traducido a seis idiomas .

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Hoy, además de tantas cosas... es mi cumpleaños



De la niñez uno recuerda algunos libros especialmente. Recuerda sus tapas duras, su forro de papel coloreado que podías separar, recuerdo como olían al pasar las hojas y como me gustaba verlos todos juntos colocados en la estantería, formando una fila que podías colocar por autores o por tema.

Cuando yo era pequeña en casa había muchos libros de la editorial Bruguera que llevaban un subtitulo llamado "Colección Historias Selección". Más tarde "Joyas literarias Juveniles". 

La mayoría de aquellos libros eran de mi hermano mayor. Pero terminábamos leyéndolos todos.

Recuerdo que teníamos muchos de Julio Verne, Salgari... También recuerdo Miguel Strogoff con aquella escena dibujada en una viñeta donde le pasan la espada por los ojos y le dejan ciego...

Pero no quería hablaros de aquel, sino de uno que estaba también entre ellos, el dedicado a Lawrence de Arabia.


Hoy es mi cumpleaños. Y estoy muy lejos. Pero por esos azares de la vida el lugar donde estoy me ha recordado aquella colección y mi niñez. 

Porque estoy en Jordania, en el desierto de Wadi Rum, donde transcurrió la historia de Lawrence de Arabia.

 Quién me hubiera dicho a mí cuando tenía siete u ocho años, quién me hubiera dicho cuando leía aquellas historias, que algún día yo estaría aquí. Qué cosas...

 Aquí. Donde Lawrence de Arabia... cumpliendo un año más.


lunes, 27 de septiembre de 2010

"No hay tu tía" o "No hay tutía"



 Supongo que todos a estas alturas alguna vez habreis oído la expresión "No hay tu tía" con el significado de no hay remedio o no hay solución. ¿No os habéis preguntado nunca de donde podría venir?

Yo sí, por eso he investigado un poco y he encontrado  varios lugares donde se explica, entre ellos he escogido un artículo de Ramón Solsona publicado en La Vanguardia en agosto de este año:


PALABRAS VIAJERAS: NO HAY TUTÍA

24/08/2010
Tutía, escrito todo junto. No se refiere a ninguna tía ni a ningún otro pariente. Bien mirado, eso de la tía es extraño, porque jamás decimos 'no hay tu suegra', 'no hay tu cuñada' o 'no hay tu primo'.

Pero ¿qué diablos es la tutía? Si lo buscan en los diccionarios, lo más probable es que les diga que se trata de un óxido de cinc, lo cual no explica satisfactoriamente la expresión. Pero si tenemos en cuenta que la tutía o atutía se utilizaba para fabricar colirios y ungüentos que llegaron a ser casi una panacea para curarlo todo, entendemos que se diga «no hay tutía» cuando algo no tiene remedio o cuando alguien se ve en un atolladero.

 Ya veis resulta que viene de un ungüento, un colirio o un medicamento, la tutía o tuthía, lo he encontrado escrito de ambas formas y parece ser que era de origen arabe attuttiya.

Por otra parte en el blog de Lengua Española de Alberto Bustos, se explica como se ha llegado de la expresión "No hay tutía" a la de "No hay tu tía". Ha sido como ocurre otras veces, el hablante transforma la expresión en palabras que conoce, apoyándose en ellas cambia la expresión originaria hasta convertirla en otra que para él tiene más significado. Hace una falsa separación. Él conoce las palabras "tu" y "tía", mucho más que "tutía" de ahí el cambio. Pero os dejo con el vínculo de dicho blog donde lo explica.


http://blog.lengua-e.com/2007/no-hay-tu-tia-etimologia-popular/

sábado, 25 de septiembre de 2010

La playa de los ahogados de Domingo Villar



"La entrada de un médico en la habitación arrancó al enfermo una mueca de disgusto.
-Alberto, ¿Cómo va? -preguntó el médico, y recibió por toda respuesta el balanceo de una mano.
El doctor descubrió la sábana y palpó varios puntos del abdomen del enfermo, que en el refugio de plástico verde que le aireaba los pulmones desencajaba su rostro con cada presión.
-En un mes está usted nuevo -dijo al concluir el examen y, tras guiñar un ojo al padre de Leo Caldas, abrió la puerta y abandonó la habitación.
Los tres hombres permanecieron en un silencio incómodo hasta que el tío Alberto, con un ademán, pidió a su hermano que se aproximase. El padre del inspector se acercó al borde de la cama y su hermano se retiró la mascarilla.
-¿Me harías un último favor? -preguntó con voz fatigada.
El padre cruzó una mirada con Leo Caldas.
-Claro.
-¿Aún conservas tu libro de idiotas?
-¿Cómo?
-¿Lo conservas o no? -Insistió el enfermo, esforzándose por elevar su bisbeo sobre el soplido del oxígeno.
-Sí, creo que sí.
-Pues apunta a ese médico -dijo, y señaló con su dedo caquéctico la puerta por la que había salido el doctor.
Luego se colocó la mascarilla sobre la nariz y la boca durante unos instantes para despúes retirársela y volver a susurrar:
-Es el doctor Apraces. ¿Lo recordarás?
...

Al salir del hospital, el inspector encendió un cigarrillo y su padre abrió un paraguas.
-Cabemos los dos -dijo.
Leo se arrimó a él y echaron a andar hacia el aparcamiento entre el recital de cláxones que ofrecían los conductores exasperados por el atasco.
-¿Tienes un libro de idiotas?
-¿No lo sabías? -contestó el padre sin mirarle, y Caldas advirtió que tenía los ojos acristalados.
..."

La playa de los ahogados
Domingo Villar

jueves, 23 de septiembre de 2010

La estrategia del agua de Lorenzo Silva



Llevo varios días queriendoos hablar del último libro que he leído: "La estrategia del agua" de Lorenzo Silva.

Os hice una especie de introducción en una entrada: http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/09/una-preguntita-sobre-un-libro.html, donde os animaba a que me dijerais a que libro pertenecía el extracto que os copiaba. Efectivamente se trataba de la pareja Bevilacqua y Chamorro, protagonista de esa serie policíaca de libros del novelista Lorenzo Silva. Y concretamente era de este último.

"La estrategia del agua" es el quinto libro de la serie. Comenzó con El lejano país de los estanques (1998), y después llegaron El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella (2002), La reina sin espejo (2005) y éste último. Sin contar con el libro de relatos "Nadie vale más que otro"(2004) con los mismos protagonistas.


Me los he leído todos. Así que sigo las peripecias del brigada Rubén Bevilacqua y la sargento Virginia Chamorro, desde el principio. Hemos madurado a la vez. Porque estos personajes van cambiando con el tiempo como el resto de nosotros. De ello y de ellos nos hablaba el autor cuando le fuimos a escuchar en una conferencia que dió en la Bilbioteca Nacional este invierno, en noviembre, y de la que ya os hablé en el blog (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/11/lorenzo-silva-el-novelista-como-cazador.html). Os copio el párrafo donde contaba lo que decía de ellos:

"Y luego también en el caso de los dos guardias civiles. Pero para evitar aburrirme tomo muchas precauciones. Por un lado escribo dejando pasar mucho tiempo, entre estas novelas hay una diferencia de quince años, entre cada una de las primeras ha dejado pasar tres años y ésta última que ya va a salir, ha dejado pasar cuatro años. Y siempre que recupero a estos personajes, han envejecido y el paso del tiempo en los libros en un buen aliado, porque el tiempo cambia a las personas y por tanto a los personajes. Por otra parte no tengo, dice Silva, ninguna prisa en contarlo. Aunque confiesa que le interesa cuando por ejemplo Bevilacqua llegue a los 50 años y tenga mucha experiencia y en cambio le digan que se tiene que ir ya a su casa. O cuando Chamorro ya tenga cuarenta y lleve 20 trabajo y se plantee que quiere una vida familiar más estable... En cada momento hay novedades. Estos personajes son versátiles y flexibles y por eso los puede seguir utilizando..."

Esa fue la primera ocasión que hoy hablar de esta novela. Solo había que dejar pasar el tiempo para que llegara a mis manos. Y como era de esperar, la he leído muy rápido. Como todas las de esta serie.


En este caso el argumento cuenta que al brigada Bevilacqua le encargan el caso de un hombre llamado Oscar Santacruz, que ha aparecido con dos tiros en la nuca en el ascensor de su casa. Este caso le pilla a Bevilacqua mucho más exceptico y decepcionado con el sistema judicial, lo que se transparenta en los primeros diálogos de la novela. Aún así, tiene que ocuparse de ello puesto que así se lo han encomendado. A primera vista parece el trabajo de un profesional, pero pronto se da cuenta de que la víctima no parece la más adecuada para este "trabajo", pues a parte de tener antecedentes menores por tráfico de drogas y violencia de género, no parece ser claro objetivo de este tipo de ejecución...

Así arranca esta novela, que en el fondo habla de los errores o aciertos de los jueces, de las relaciones humanas, de las separaciones, de las custodias, de las injusticias y del mal. Todo ello perfectamente enmarcado en la actualidad, y en Madrid.


Los personajes principales son los de siempre, Bevilacqua y Chamorro, más un compañero nuevo, Arnau, un joven guardia que soporta estoicamente la actitud negativa de Bevilacqua, pero que poco a poco se le irá llevando a su terreno.


En cuánto a los personajes secundarios, esta vez Lorenzo Silva ha hecho desfilar por la historia a varios personajes femeninos muy logrados. Está la jueza que lleva el caso del asesinato de Santacruz, que aunque en un principio a Bevilacqua no le causa buena impresión, al final resultará ser enérgica y una buena ayuda; la jueza de familia que intervino en el divorcio del informático, me gusta mucho esta parte en la que aparece, y todo lo que dice este personaje; la cabo Inés Salgado (alias Shakira). O la novia y la ex esposa de Santacruz muy bien perfiladas ambas.

Yo he disfrutado mucho con esta novela. Como ya había hecho con las anteriores. Me gustan mucho los diálogos de la pareja protagonista. Así como todas las reflexiones de Bevilacqua.


Si tuviera que poner algún pero, quizás solo pondría dos. El primero es que he echado en falta más protagonismo para Chamorro. Me ha parecido que en esta novela sabemos menos de ella. Y el segundo es que me ha faltado alguna sorpresa en la trama. Supongo que Lorenzo Silva no se preocupa por ello, sino que le interesa más la reconstrucción lenta de todos los hechos que anteceden al asesinato.


En cualquier caso lo mejor, como ya he dicho, los diálogos. Esa mezcla de ingenio con ironía, esa mezcla de humor socarron con la intimidad de algunos que son practicamente confesiones cargadas de melancolía. Qué bien los escribe Lorenzo Silva.


En fin, que estaba deseando leer esta novela, y como esperaba me ha gustado mucho y no podía dejar de leerla hasta que llegué a su final. Espero que no tarde otros cinco años el autor en presentarnos la siguente

martes, 21 de septiembre de 2010

"Patologías" Velada poética de Javier Díaz Gil y otros en Perú




Ya os he hablado muchas veces de mi amigo Javier Díaz Gil. 

Es coordinador de nuestra tertulia del Café Ruiz y poeta. Pues bien ayer, día 20 de septiembre, y en ¡Lima!, sí, sí, ¡Lima! he dicho, la Lima de Perú, participó en una velada poética junto a un grupo de poetas de por aquellas tierras. Os he dejado en la parte superior el cartel. A mí me gusta mucho el título que escogieron.

Estoy deseando que se comunique con nosotros y nos diga cómo estuvo el evento. Seguro que como todos en los que él participa, entretenido y entrañable. 

Qué lástima que una no tenga el don de la ubicuidad...

domingo, 19 de septiembre de 2010

De vacaciones... De viaje...



Mañana, lunes día 20 de septiembre, comienzan de nuevo mis vacaciones. La segunda parte de ellas. De nuevo cogeré mi maleta y me iré a conocer otros dos países en los que no he estado nunca: Siria y Jordania.

Recuerdo que hace algunas entradas yo os repetía una frase que había oído: "¿Cuando fue la última vez que sentiste algo por primera vez?" Yo espero, como cada vez que viajo, sentir en estos días muchas cosas por primera vez. Pisar lugares donde nunca he estado, descubrir ciudades lejanas que no sabía de ellas, conocer otras personas, conocer otras costumbres, sentir otras sensaciones que nunca hubiera conocido de no haber ido nunca a estos dos países. 

Viajar. Sentir. Crecer.

Eso espero.

Mientras tanto el blog seguirá abierto, he escrito alguna que otra entrada que se irá publicando. Por tanto, yo seguiré aquí. Esperando que vosotros también estéis de vez en cuando al otro lado...

Gracias por estar siempre ahí.


Equipaje

Los baúles con que viajaban los pasajeros de antaño en las travesías transatlánticas tenían tapas forradas de loneta blanca con herrajes de cobre y dentro de ellos anidaba un mundo secreto, que era la proyección del alma de sus dueños, de aquellos millonarios, divos famosos, aventureros enigmáticos y habitantes de las colonias con trajes color manteca, acompañados de mujeres con collares de perlas hasta la cintura, que subían a cubierta de los barcos sabiendo que su valija sería tratada con el mismo respeto que exigían para sus personas. Hubo una época en que el viajero se definía por su equipaje. Algunos baúles y maletas traían etiquetas con nombres de lugares fascinantes que hacían soñar a sus cargadores. Llevar en la mano un maletín de fuelles era el mejor pasaporte y a ningún aduanero se le hubiera ocurrido violar la intimidad de unos personajes que emanaban felicidad por todos los poros de su cuerpo. 

A lo largo de los años el placer de viajar se ha degradado en la misma medida en que el equipaje ha perdido misterio. Ahora en los aeropuertos multitudinarios las maletas son escarbadas, golpeadas, sometidas al escáner como bultos peligrosos, una sospecha que también se proyecta sobre sus propietarios. En la sala de recogida de equipajes ruedan ahora unas maletas iguales, oscuras, anodinas, cuya vulgaridad se corresponde con la mediocridad de los pasajeros que las esperan cansados, desvencijados, agolpados junto a las cintas mecánicas. 

Pero el otro día ocurrió un hecho curioso. De regreso de un viaje yo era uno de esos pasajeros que esperaba recuperar el equipaje en la selva infame del nuevo aeropuerto de Barajas. La cinta rodaba y a medida que cada maletas encontraba a su dueño la sala iba quedando vacía. Llegó un momento en que todos los pasajeros habían desaparecido y yo era el único ser vivo que quedaba en aquel espacio. Mi equipaje se había perdido, si bien la cinta aún funcionaba. Al poco rato por la boca del túnel emergió una maleta forrada de loneta blanca con cantoneras y herrajes de cobre. La maleta rodaba, se metía en el túnel y volvía a aparecer una y otra vez. Era medianoche cuando la cinta se paró definitivamente y la maleta se quedó sola, sin ningún viajero que la reclamara. Llevaba solo un viejo adhesivo del hotel Metropol de Alejandría sin ninguna etiqueta ni número de embarque. Pensé que su dueño sería uno de aquellos viajeros de entreguerras perdido en el tiempo como su valija, en una ciudad que tampoco estaba ya en ningún mapa.

Manuel Vicent

miércoles, 15 de septiembre de 2010

120 aniversario del nacimiento de Agatha Christie



Septiembre viene salpicado de cumpleaños y aniversarios. A mi alrededor se suceden las felicitaciones de allegados que cumplen y cumplen. Eso está bien, hay que celebrar siempre el tiempo vivido.

También en el blog tenemos otros tantos cumpleaños de personas a las que no hemos conocido, pero que en cambio han cambiado nuestra vida. Para mejor. En la entrada anterior os hablaba de que Benedetti hubiera cumplido 90 años tal día como ayer. Y hoy, 15 de septiembre, celebramos que es el 120 aniversario del nacimiento de Agatha Christie.

Cualquiera de vosotros que haya entrado hoy en google, habrá visto el logotipo que han preparado para la ocasión. Está muy bien, en él las letras de google observan el cadaver de una de ellas preguntándose quién será el asesino...



Cuando yo tenía trece o catorce años devoraba todas las novelas de Agatha Christie que caían en  mis manos. Me entretenían muchísimo. Me recuerdo a mi misma en esos interminables veranos enlazando una con otra, alternando a Poirot con Miss Marple, viviendo todas sus aventuras, pensando quién será el asesino y después pidiendo a mi madre que me comprara más. Cuando muchos años más tarde viajé a Egipto, en el crucero por el Nilo, en Asuán, nos enseñaban a lo lejos el hotel ingles de estilo victoriano donde escribió la autora sus novelas sobre Egipto.

Todavía en casa de mi madre están todas esas novelas, las tengo cariño, porque les dediqué mucho tiempo y me devolvieron muchos ratos agradables y hasta emocionantes en las siestas tediosas.

Hoy quería hacer una pausa en mi rutina para recordar a Agatha Christie, a Miss Marple, a "Un crimen dormido", que fue mi preferida y de paso a la niña que yo era, a quién le gustaba tanto leer aquellas novelas de misterio.

Os dejo con dos frases atribuidas a Agatha Christie, una sobre la creación literaria y otra sobre la vida, o mejor dicho el matrimonio:

"La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector."

"Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará"

martes, 14 de septiembre de 2010

Hoy Benedetti hubiera cumplido 90 años...



Sí, hoy 14 de septiembre, hubiera cumplido Benedetti 90 años, nació el 14 de septiembre de 1920. Por eso aunque iba a escribir una entrada que tenía pendiente, continuación de la última que escribí sobre un párrafo de un libro, he pensado que recordar a este entrañable poeta y cuentista tenía preferencia.

Siempre recuerdo cuando queríamos ir a escucharle al Colegio Mayor Virgen de Africa, en la Ciudad Universitaria, hará unos ocho o nueve años, en un ciclo de poetas que había los jueves por la noche y a donde íbamos como de excursión después del taller de creación literaria de Villaverde Alto, algunos compañeros de clase y yo. Recuerdo muchos de esos jueves, eran veladas íntimas, de pocas personas porque era a las 11 de la noche, y antes de entrar al salón de actos del Colegio Mayor, había una mesita con termos de café y té y pastas... Qué agradable. Pues bien el día que estaba anunciado que leería Benedetti, aquello dejaba de ser íntimo y se volvía masivo, y ya no había forma, no ya de sentarte, sino hasta de poder aparcar y luego entrar... Claro, es que era Benedetti.

Me hubiera gustado poder dejaros con uno de sus cuentos, pero eran todos demasiado largos. Así que os dejo con uno de sus poemas, uno muy conocido, pero no por eso menos especial. A mí es de los que más me gustan.


Los formales y el frío

Quién iba a prever que el amor   ese informal
se dedicara a ellos tan formales

mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa   la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada   la de él   tomaba nota
de cómo eran sus ojos   los de ella
pero sus palabras   las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta

como siempre o   casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche

y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor

cuando llegaron a su casa   la de ella
ya el frío estaba en sus labios   los de él
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos

una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre

él probó   sólo falta que me quede a dormir
y ella   probó por qué no te quedás
y él   no me lo digas dos veces
y ella   bueno por qué no te quedás

de manera que él se quedó   en principio
a besar sin usura sus pies frío   los de ella
después ella besó sus labios   los de él
que a esa altura ya no estaban tan frío
y sucesivamente así
                            mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Una preguntita sobre un libro...



Una pregunta muy, muy fácil:
¿De qué libro está sacado este fragmento que os copio a continuación? 
¿Autor?
¿Protagonistas?

Bueno vale, son tres preguntas, pero es que es tan fácil...




" ...
-¿Qué, aprobado? -me preguntó Chamorro.
-Con nota. Es lo que tiene llevar a una empollona en el equipo.
Los observé, a los dos elementos que componían mi equipo. Tenía suerte, eran buenos. Decidí hacer caso de la vieja canción: on the sunny side of the street. Siempre hay algo a lo que agarrarse para alegrar el día. El bar estaba ya medio lleno de comensales. Miré el reloj.
-Habrá que comer, gente. Y este lugar es tan  malo como cualquier otro. ¿Qué os parece si pedimos un menú y nos lo hincamos?
-Yo creo que antes deberíamos hacer otra cosa -dijo Arnau.
Lo miré con curiosidad. ¿Había osado contradecirme?
- ¿Qué, en particular, Johannes Poirot?
Admito que ahí se me fue la mano. El pobre chaval encontró con ostensible dificultad las palabras para formar su argumento.
-A mí... A mi juicio, habría que contactar con esta chica, Ainara. Piense, mi brigada, que el móvil del muerto lleva no sabemos cuántas horas desconectado. A lo  mejor lo está llamando desesperada.
Chamorro asintió en silencio, y con una pizca de bochorno. Que se me hubiera pasado a mí, que era un merluzo, resultaba lógico. Pero que ella, con la euforia de la matrícula, no hubiera caído en el detalle, era algoque no se podía perdonar. Incliné la cabeza ante Arnau.
-No te falta razón, mi buen Jack. Bien visto, apúntate un tanto y ponle un negativo a tu brigada. Pero estando de acuerdo contigo, vamos a comer primero, y lo hacemos rápido. Solo supondrá veinte minutos más de espera para ella y a cambio nosotros nos alimentamos antes de entablar una conversación que bien puede hacerle perder el apetito a quién le toque tenerla. Y no estoy mirando a nadie.
-¿Ya me las has adjudicado? -consultó Chamorro.
-De mujer a mujer. Este y yo somos varones patosos.
-Muchas gracias. Nunca imaginé que este trabajo iba a proporcionarme tantas oportunidades de realizar mi femeinidad.
-Sorpresas te da la vida -dije-. Yo me voy al cocido completo.
-Tenemos una larga tarde por delante -advirtió mi compañera.
-Por eso mismo. Carpe diem.
-... "
Pág. 102-103...


¿Era fácil o no?

sábado, 11 de septiembre de 2010

De "trapalladas" y "chafarderos"...



Me llamo Rocío y tengo debilidad por las palabras. 

Los que de vez en cuando os dejáis caer por aquí, lo cual no sabéis como agradezco, ya me habréis descubierto esta pasión que tengo y que he dejado traslucir en entradas como las que en su día hice a "letraherido", "gaznápiro" o "albricias"... palabras que me gustan mucho.

Hoy quería hacer un hueco señalado a dos palabras de otras lenguas: a "trapalladas" y a "chafardero". Tan  sonoras las dos, y tan corrientes en el habla gallega y catalana, respectivamente.

Una vez confesada mi debilidad por las palabras, tengo que confesar también  mi especial debilidad por estas dos lenguas. Mi infancia la pasé creciendo entre ellas. Primero y más lejana en el tiempo escuchando hablar gallego, o en atención a nosotros, un castellano con música gallega. Y después, cuando yo ya tenía cinco o seis años y en adelante, por tanto lo recuerdo mucho más, escuchando el catalán a mi alrededor,  y también un castellano envuelto en notas musicales catalanas. No lo puedo evitar, crecí  en ese maremagnun , y muchas de esas palabras se han quedado con unas pinzas invisibles unidas para siempre a mí. y a algunos momentos de mi vida.  Es una riqueza cultural. Supe de ella muy pronto y no puedo por menos que valorarla mucho.

Pero bueno que no me quiero enrollar. Aquí os dejo con la definición de ambas.

Trapalladas (de origen gallego): f. 1. Cousa mal feita, sen coidado nin arte: "Vaia trapallada que fixeches". 2. Conxunto de cousas sen valor. "¡Canta trapallada hai neste cuarto!"

O lo que es lo mismo: Trapalladas: Cosa mal hecha, sin cuidado ni arte. Conjunto de cosas sin valor.



Chafardero (origen catalán): Definició: Persona xafardera i tafanera de més. Que sempre está pendent de totes les enraonies.

O lo que es lo mismo: Persona chismosa y cotilla de más. Que siempre está pendiente de todas las habladurías.



Las definiciones en su propia lengua, por supuesto, las he copiado de internet, si tienen algún error, por favor no dejéis de decírmelo...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Una feria del libro en Portugal, en Tavira...




Coincidiendo con mi visita de este verano a Tavira, en el Algarve Portugués, era la XV Feria del Libro o mejor dicho la XV Feira do Livro, ya lo veis en el cartel.

Fue toda una suerte la coincidencia, porque así pudimos pasearnos un rato por ella.

Me llamó mucho la atención porque había muchas diferencias con nuestra feria del Libro. Mucha menos gente, todo más tranquilo, se podía ver despacio, sin empujones, ni calor, porque aunque era pleno verano, o supongo que precisamente por eso, su horario era por la tarde ya casi anocheciendo.

Aquí os dejo unas fotos para que podais estar allí mismo vosotros también, aunque solo sea durante unos minutos...






miércoles, 8 de septiembre de 2010

"Bitacora de un miércoles enladrillado de principios de septiembre" Rocío Díaz




Hoy termina la tanda de tertulias literarias Rascaman de este verano. La verdad es que cuando nos despedimos a principios de julio, dijimos que nos veríamos algún miércoles de agosto porque estar sin vernos hasta octubre  era demasiado tiempo... Y así hicimos, nos juntamos el segundo miércoles, el 11 de agosto, como siempre en el Café Ruiz. Pero después del segundo miércoles, vino el tercero y el cuarto... total que nos hemos seguido reuniendo todos hasta hoy, 8 de septiembre, segundo miércoles de este mes, y ya definitivamente último del verano.Cinco miércoles al final y eso que pensábamos solo en uno.

Ya os he hablado otras veces de nuestra tertulia, muchas veces. Nos juntamos y leemos poemas y relatos nuestros y de otros. Y pensareis: "Que rollo ¿no?". Pues no, claro que no es un rollo, sobre todo porque disfrutamos muchísimo de todo eso, que si mejor porque no escribir esto así, o asá, o qué qué bien como me ha gustado... Pero además también conversamos sobre otros libros o películas, o exposiciones o en general cualquier acto cultural. Aprendemos mucho los unos de los otros. Y después plasmamos esos miércoles en lo que llamamos "cuaderno de bitácora" de la tertulia, un blog donde cada vez uno contamos cómo fue el miércoles anterior, para que los que no pudieron ir sepan de que se habló, y para dejar constancia de las recomendaciones literarias o culturales que hicimos ese día. Y bueno... porque qué van a hacer unos locos por las palabras que gustan de escribir y contar, pues eso empezar por contar, lo que han vivido juntos.

Hoy, me da un poco de pena que ya se acaben los miércoles de tertulia hasta octubre. Después siempre los echo de menos... Pero claro ¿habrá que irse de vacaciones no? Como dice un amigo mío habrá que empaparse de experiencias para luego poder contarlas.

Y ya que os he hablado de esto, os dejo con la bitácora que escribí sobre el último miércoles. Está recogida en http://bitacoratertuliagaldos.blogspot.com/2010/09/44-jornadaiii-ano-miercoles-1-de.html, el blog donde podéis acudir para saber de nosotros siempre que querais.

Bueno pues aquí os la copio, se titula "Bitácora de un miércoles enladrillado de principios de septiembre" y dice así:




Al niño Javier nunca le operaron de anginas, y eso que todos los inviernos padecía lo suyo de la garganta. La niña Rocío, en cambio, aún se acuerda de aquella lejana masacre infantil, de cómo les decían “vamos a jugar a los vaqueros y a los indios”, de cómo a su hermano y a ella los ataron a aquellas sillas con promesas de helados y zumos de naranja que luego dolió tanto tragar. El niño David aún se acuerda de ir corriendo y espantado a decirle a su fumadora madre cómo había oído que los que fumaban se morían, aún escucha cómo su madre contestó: “Si morirnos nos vamos a morir todos…”

Hubo un momento que llegó a aquellas tres vidas el dolor y la muerte, la verdad y la realidad. “Cuando cuentas cuentos nunca cuentas cuantos cuentos cuentas…” ¿Qué tenían aquellos filetes de hígado que comían día sí, día también? ¿Qué componente extraño además de calcio guardaban aquellas enormes botellas blancas para que años después, muchos años después pudieran disfrutar tanto de la literatura y las conversaciones juntos? ¿Que quedaba de aquellos tres niños, que aún palpitaban, esa tarde gris de primeros de septiembre que los reunió? Tres tristes tigres comen trigo en un trigal.

“Javierito” nos clavó un clavito y nos dejó balanceando de un largo poema titulado El coleccionista:

Tomé mis precauciones.

Conservar la pieza
era más importante que la captura.

Desestimé las armas de fuego y toda arma blanca
cuyo filo pudiera lastimar
la fragilidad de su carne.

¿Al niño Javier siempre le gustó la poesía? A todos les gustó siempre leer, pero escribir ¿Desde cuando? Ahora devoran libros de y sobre Ángel González, de Lorenzo Silva y Kirmen Uribe, de Luis García Montero y Rosa Huertas. Mientras comentan errores ortográficos en un libro sobre Miguel Hernández y su centenario. Mientras inventan una novela estación tras estación, o improvisan relatos que anudan al tiempo y a las contrariedades.

El cielo está enladrillado ¿Quién lo desenladrillará? Esa tarde un cielo gris comienza a deshacerse sobre Madrid y sus conversaciones. ¿A quién le importa? Al resguardo del Ruiz los niños se hacen preguntan de mayores: ¿Cuánto influyen nuestras decisiones en los demás? ¿Cuánto influye el azar? ¿Necesitamos estar en algún momento solos? ¿Somos egoístas por ello? “La vida siempre va por delante de mí y yo siempre tengo la impresión de ir detrás”. “¡Qué triste estás, Tristán, con tan tétrica trama teatral!”

Una cerveza, otra cerveza, y faltaba un pedazo de bizcocho en una tarde que ya era dulce de por sí: “Hasta la semana que viene no nos traen…”. “Tras tres tragos y otros tres, y otros tres tras los tres tragos, trago y trago son estragos, travesuras de entremés”. “Julio por favor nos traes dos cervezas más y unos vasos de agua… gracias” “Tenéis que ir a ver la película de Woody Allen porque claro a mi me apetecería que comentáramos muchas cosas…” “Yo una vez leí que para escribir sus películas Woody Allen cada vez que tenía una idea la apuntaba en un papelito y la tiraba a una cesta, y entonces cuando ya llegaba el momento de ponerse a hacer el guión volcaba la cesta y la construía con todos esos papelitos…” “¿Y por qué no comentamos la de “Madres e hijas” que la hemos visto los tres?” “Por cierto ¿A vosotros no os parece que los personajes de esa película son demasiado buenos?” “Y esa escena, la de… ¿no os parece que…?” “Hombreeee, a mí también me dejó muy sorprendida…” “A mí el que me gusta un montón es el personaje de la chica ciega, me parece un acierto…” “¿Y habéis visto “9 vidas”? es también de Rodrigo García, y también es así, varias historias que se cruzan…”

Una tarde de miércoles muchos años después se cruzarían las vidas de tres niños, la de aquel a quién nunca operaron de anginas pese a estar todos los inviernos quejoso de ellas, la de aquella niña que aún recuerda aquellos helados de premio que ya nunca le gustaron, y la de aquel niño moreno que un día supo que “morir, morir nos íbamos a morir todos…”. Un miércoles 1 de septiembre aquellos niños entrecruzaron sus recuerdos y su presente, e inventaron una tertulia que sobrevoló al margen de cuánto habían escrito y leído hasta aquel día, tomando tierra finalmente al abrigo de esta bitácora.

©Rocío Díaz Gómez



martes, 7 de septiembre de 2010

Una librería especial en Tavira: A Lura dos Livros



Llevo unos días de atraso en el blog. La vida va más deprisa que yo y comienza a echarme encima días y días y no encuentro el tiempo lo suficientemente tranquilo para dedicarlo a todo lo que me gustaría.

Voy a intentar ponerle remedio. Y para empezar a hacerlo os quería dejar con las fotos de un descubrimiento que hice este verano. Bueno no le hice sola, sino que me llevaron y la verdad es que me gustó mucho. Se trata de una libreria muy acogedora que había en Portugal, más concretamente en la ciudad de Tavira. Se llama A Lura dos Livros, y ya veis por las imágenes que uno curiosando allí dentro tampoco sentía que se pasaba el tiempo. Era como una casa, con suelos de esos antiguos decorados tan bonitos, con vidrieras, un pequeño patio interior y arcos de madera separando las estancias.

Si alguna vez vais por allí y os gustan los libros como a mí, no dejeis de acercaros. Había libros en varios idiomas, mesas, sillones, radios antiguas, y dejaros embelesar por ese ambiente literario y acogedor que transpira...









miércoles, 1 de septiembre de 2010

La frase del día: La suerte...




La suerte está echada
y tampoco hoy parece que vaya a levantarse...



Me ha gustado mucho esta frase, me ha hecho gracia, la he leído en un blog de los que sigo: http://unamaestrafeliz.blogspot.com/ 

martes, 31 de agosto de 2010

Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe




"Bilbao.
Los peces y los árboles se parecen.
Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene el animal.

Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros sí, nosotros menguamos a partir de la madurez. Nuestro crecimiento se detiene, y los huesos comienzan a juntarse. El cuerpo se encoge. Los peces, sin embargo, crecen hasta que se mueren. Más rápido cuando son jóvenes y, a partir de cierta edad, más lentamente, pero no dejan nunca de hacerlo. Y por eso tienen anillos en las escamas. El anillo de los peces lo crea el invierno..."

Así comienza la novela "Bilbao-New York-Bilbao" de Kirmen Uribe, que os adelantaba en la  entrada  anterior como el último libro que he terminado.

Esta curiosa historia, en teoría, cuenta un viaje en avión entre Bilbao y Nueva York. Pero esa es la excusa que utiliza el autor para hablar de tres generaciones de su propia familia. Ese sería el argumento de la novela que quería escribir este autor. Porque al final a esa novela casi ni la ves, ni la lees, sino que la intuyes. Así de curioso es este libro.

En realidad lo que vas leyendo es un tejido que ha confeccionado con anécdotas de la trayectoria vital de parte de su familia, como el abuelo Liborio o su compañera Nerea, por citar a algunos, más algunos buenos amigos como el pintor Aurelio Artera y el arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida. Sí. En realidad son fragmentos de la realidad vasca y marinera, contados por un escritor que quiere hacer una novela con ellos. Por eso además de contarte su propia historia y la de su familia te explica el proceso creativo que hay detrás de esa futura novela.

Hay que admitir que es una forma de narrar original y muy entretenida. O al menos a mí me lo ha parecido. Está escrita mezclando un montón de recursos, de generos literarios: notas, wikipedia, correos electrónicos, cartas, entrevistas, prosa y poesía. Y mezclando todo ello, contándolo con una prosa que no es poética, al final sí que consigue cierto tono nostálgico y poético en la narración.

Leerlo es sencillo, cuenta historias sencillas, pero al mismo tiempo es como mecerse en un crisol de pensamientos, curiosidades, reflexiones, anécdotas, sueños... Todo ello lo convierte en una narración rica, nada líneal, un juego entre la técnica y el argumento, un juego entre el autor y el lector, sobre todo si a este lector le gusta escribir.

Un placer leerlo. Un placer.




Por "Bilbao-Nueva York-Bilbao" a Kirmen Uribe (Vizcaya 1970) le han otorgado el premio Nacional de Narrativa 2009. Quién además había publicado el poemario "Mientras tanto dame la mano"  que los críticos celebraron como una "revolución tranquila" y seis libros de literatura juvenil. Este licenciado en Filología vasca, ha cursado estudios de posgrado en Literatura comparada en Trento. Es autor de proyectos multimedia que combinan la literatura con otras disciplinas y ha participado en diversos encuentros en Europa, Asia y América. Ha traducido a Raymond Carver, Silvya Plath, Anne Sexton, Mahmud Darwish y Wislawa Szymborska.


"En otoño de 2005 escribí una columna titulada "San Jerónimo". En ella constaba cómo, siendo adolescente, fui con mis padres a la romería del barrio del mismo nombre. La fiesta se celebra el 30 de septiembre y todos los años llueve. Por eso los del pueblo le llaman "San Jerónimo, el santo meón". El caso es que en aquella ocasión, acudí con mis padres porque en la plaza del barrio tocaba Kaxiano, el acordeonista ciego. En la entrada una mujer me ofreció una carta, como al resto de los chavales. La mujer tenía dos barajas y a los chicos nos repartía una y a las chicas de la otra. Cada uno debía bailar con quien tuviera su misma carta. ¡Que agobio! Sin poder soportar la verguenza, tiré la dichosa carta en un rincón y al final no bailé con nadie. 

Siempre me preguntaba quién sería aquella chica a la que dejé plantada con mi misma carta. Si habría encontrado el verdadero amor o si, desde entonces, estaba esperando a que apareciera su pareja de baile.

Eso era lo que contaba la columna.
El artículo se publicó en otoño de 2005. Una noche de aquel invierno Nerea se acercó y me dijo: "Yo era la chica que en San Jerónimo tenía tu misma carta".

Desde entonces no nos hemos separado."

Pág. 34 de "Bilbao-New York-Bilbao". También se lo escuché en el concierto-recital  del 23 de abril de este año en el Círculo de Bellas Artes, el que os contaba en la entrada anterior.



domingo, 29 de agosto de 2010

Kirmen Uribe y Quique González en La noche de los libros de 2010...



Yo estaba ahí, ahí arriba y ahí abajo, cuando se grabaron estos tres videos que os pego hoy. Era el 23 de abril de 2010, la noche de los libros, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Actuaban cantando Quique Gonzalez y recitando Kirmen Uribe (último Premio Nacional de Narrativa).

Eramos muchos, muchos ahí apretaditos y a oscuras. De hecho cuando me harté de dar saltitos a ver si los veía, acabé sentada en el suelo al final  de la sala de columnas, tan a gusto. Ya sí que desde luego  apenas los veía, pero los escuchaba mucho mejor, muchísimo mejor, y ya solo tenía que disfrutar... que era lo que estuve haciendo.

Me gustó mucho. Y os lo cuento ahora, porque acabo de terminar de leerme el libro Bilbao-Nueva York- Bilbao de Kirmen Uribe. Y a ratos cuando lo hacía, me paraba y parecía que en cualquier momento iba a sonar la música de Quique Gonzalez. Algunos textos que leyó aparecen en el libro y era como revivirlo. Pero eso mejor os lo cuento en la siguiente entrada...

Ahora disfrutais de los vídeos (el segundo es un poema de Kirmen cantado por Quique) y vais abriendo boca...



jueves, 26 de agosto de 2010

Cacela Velha, un bonito pueblecito del Algarve con calles de escritores

 

"En este pueblo hay mucha gente muerta..." dijo Pablo mientras empezábamos a caminar por aquellas calles empedradas. "¿Más que viva?". No sé si esta frase que siguió a la anterior la dijo él sin interrogaciones, o la pensé yo con ellas, nada más escucharle. En cualquier caso vino detrás en la conversación. Y no era ninguna tontería de frase aclaratoria. Aunque yo no lo supiera. Porque efectivamente sería después cuando descubrí que en Cacela Velha había mucha gente muerta, más que viva... Pero mejor os lo cuento por partes.

Pablo tiene cinco años. Es moreno, espigado y vive envuelto en una pompa transparente y frágil de fantasia continua. Por eso cuando me dijo aquello de que "En este pueblo hay mucha gente muerta"... Yo, muy en  mi papel de adulta, me permití dudarlo...

Y mientras lo hacía, mientras dudaba de las palabras de mi pequeño acompañante, iba descubriendo un pueblecito precioso y tranquilo, blanco y de color azul a un mismo tiempo. Cuatro calles adoquinadas, una fortaleza, una iglesia y un puñadito de casas blancas en un promontorio frente al mar. Eso es Cacela Velha. Nada más y sobre todo eso. Me encantó.



A medio camino entre Tavira y Monte Gordo, muy cerca de Manta Rota. Dos restaurantes que recuerde. Y todas las calles dedicadas a escritores del lugar. Claro, ese detalle fue el que definitivamente me robó la voluntad a favor de este lugar. Y sus veletas, sus bonitas veletas...

Me volví loca haciendo fotografías, de las vistas, de sus casas, de las placas en las calles... Además tenía muchos carteles de eventos culturales...






Y al final y para mi sorpresa descubrí a toda "la gente muerta", porque en lo alto también tiene Cacela Velha un cementerio con muchos más nichos que casas tiene el pueblo. Muchísimos más...

Esta vez Pablo no había matado tres víboras paseando con sus amigos por Madrid, como hizo en la última aventura que nos había contado, pero me hizo bajar de mi "incrédulo podium de adulta"  para presentarle mis humildes disculpas y darle toda la razón, porque la tenía. Cacela Velha además de ser un pueblecito bien bonito "tenía mucha gente muerta...".

Si alguna vez estas cerca de Cacela Velha hazme caso y no dejes de entrar... Merece la pena.









miércoles, 25 de agosto de 2010

"Intimidad" de Hanif Kureishi



"Sé que el amor es un juego sucio; tienes que mancharte las manos. Si te mantienes a distancia, no sucede nada interesante. Además, debes encontrar la distancia adecuada entre las personas. Si están demasiado cerca, te aplastan; si están demasiado lejos, te abandonan."


El último libro que terminé de leer ha sido "Intimidad" de Hanif Kureishi. Llegó a mí como una actividad más de la tertulia. Por una serie de razones que no vienen al caso nos lo vamos pasando de uno a otro, y cada uno de los que lo vamos terminando apuntamos al final de éste una de las frases que más nos ha llamado la atención.

Yo apunté: "La calidad de un amor no se puede medir por su duración".

El argumento es el de un hombre -Jay, cuarenta y pocos años, guionista de cine, casado, con dos hijos- que decide que va a abandonar a su familia, que no quiere seguir viviendo cómo lo está haciendo. Y entonces pasa toda la última noche meditando sobre la decisión que quiere tomar a la mañana siguiente. La meditación es todo el libro. Va recordando escenas de su vida familiar, de su vida íntima con su mujer, la vida íntima con su amante, con sus amigos, pensamientos y escenas que le hacen seguir cuestionándose si va a hacer bien o no.

El tema de la historia es el abandono de la vida familiar, el abandono como un intento de superación, como un intento de salvar un estancamiento. Al hacerlo se aborda también, es inevitable, el tema del amor, del matrimonio, de la convivencia, de la amistad, del sexo, de la fidelidad, de la duda continua en la que vivimos.

Los personajes de la historia, son Jay, narrador de la historia. Y también sus dos hijos que son lo que más le atan a seguir allí, y su mujer. Y también Víctor, el amigo divorciado. Asif, ex-compañero de universidad para quién su matrimonio es lo más gratificante, y Nina, su joven amante, la mujer que le hace comprender que hay algo más a lo que se puede aspirar.
A mí la verdad es que no me ha gustado mucho. Me dice un compañero de la tertulia que él cree que es porque está contando desde un punto de vista masculino. No lo sé. El caso es que me resultaban demasiadas las elucubraciones del protagonista sopesando la decisión. Es tortuoso, angustioso su afán en buscar y rebuscar por qué si o por qué no. Pero sin acabar de hacer nada.

Es una novela muy corta, pero aún así  a mí tanto dar vueltas al mismo tema me resultaba excesivo. Si es eso lo que el autor quiere transmitir, la lucha interna en busca de la identidad, o la búsqueda de la felicidad que existe dentro de cada uno de nosotros, entonces creo que lo consigue. Pero además en mi caso lo que ha conseguido con esa forma de contarlo tan agobiante e íntima es que el personaje principal, Jay, el narrador me caiga hasta mal.

Lo que sí creo que hay que rescatar de esta novela es un montón de frases que hacen pensar, muchas. Dos de ellas ya os las he transcrito, os voy a copiar aquí solo algunas más:

- Las palabras son acciones y provocan acontecimientos.

- Es mejor que las cosas nos provoquen temor antes que aburrimiento.

- Las faldas, como los telones de los teatros, producen curiosidad.

- Creo que yo entonces pensaba que uno no tenía hijos, la monogamia resultaba innecesaria.

- ¿Pero, por qué a la gente a la que le funciona la vida en familia tiene que ser tan pegada de sí misma y pretender que esa es la única manera de vivir como si todas las demás resultaran inadecuadas?

- Me recuerdas a alguien que solo lee el primer capítulo de un libro. Nunca llegas a averiguar que sucede después.

- ¿Que se lleva uno cuando no piensa volver?

- La vida es la mejor pornografía.

- Ninguna edad está al margen de los sentimientos intensos.

- Se me ocurren pocas instituciones más egoistas que la familia.

- El amor es una forma de curiosidad.

- En el matrimonio se desarrolla rápidamente una división del trabajo perfectamente asumida y el compromiso de seguir una serie de reglas. Pero las parejas nunca están del todo seguras de si ambos están jugando según las mismas, o si han cambiado durante la noche, sin que el otro haya sido informado.


Hanif Kureishi (Londres, 1954, hijo de pakistaní e inglesa) Hanif Kureishi es un cineasta, novelista, guionista y dramaturgo británico nacido en Londres el 5 de diciembre de 1954. Hijo de padre pakistaní y madre inglesa, estudió filosofía durante un año en el Instituto Lancaster, del que se trasladó a la Universidad de Londres, donde se licenció. Comenzó a escribir en los años 70, dedicándose a la literatura pornográfica y a mecanografiar para los estudios Riverside, hasta que con La madre patria, su primer guión teatral, obtuvo el premio Thames Television en 1980 y el premio George Devine por su ensayo Afueras en 1981. En 1984 escribió el guión de Mi hermosa lavandería, que fue llevada al cine por Stephen Frears ese mismo año y que obtuvo una nominación al Óscar por mejor guión original.En 1990, su obra El Buda de los suburbios obtuvo el Premio Whitbread a mejor primera novela, llegando a convertirse en una serie de la BBC con banda sonora de David Bowie, artista con quien mantiene amistad el autor y a quien se hacen múltiples referencias en sus libros. En 1991 escribió y dirigió su primera película, London kills me. Su novela Intimidad, de 1998 (adaptada al cine en el 2000), fue bastante polémica debido a las referencias autobiográficas; sus obras en general han suscitado numerosas críticas por parte de su familia, que considera que sus retratos son injustos. Kureishi es Comandante del Imperio Británico.Sus obras suelen tratar temas como la sexualidad, el racismo, la inmigración y la búsqueda de la identidad.


martes, 24 de agosto de 2010

"Si te duele ¡escribe!" Artículo



Hoy os quería dejar aquí un artículo que me ha gustado mucho. Lo he leído en un blog que a mí me parece siempre muy interesante http://www.papelenblanco.com/

Es un blog sobre literatura que lo llevan varias personas. El artículo que os dejo hoy viene firmado por Sergio Parra y trata sobre la relación entre la desgracia y la escritura. Me he animado a dejároslo aquí después de haberselo pasado a algunos compañeros de la tertulia y que haya dado lugar a un debate muy interesante sobre el proceso de la escritura...

Si os interesa este tema, no dejéis de leerlo, comentarios incluídos. Espero que os guste.



Si te duele, ¡escribe!


Sergio Parra

20 de agosto de 2010




¿Es necesario pasarlo mal para ser un buen escritor? ¿Sólo de los yacimientos del dolor surge la genialidad?

A nadie le gusta ser infeliz. Todo el mundo aspira a un bienestar, un statuo quo en el que se cumpla lo que dice la canción: salud, dinero y amor.

Pero ¿tener estas tres cosas incapacita a un escritor para engendrar una obra maestra? ¿La plenitud funciona como una neblina creativa? ¿La insatisfacción permanente origina novelas que hacen felices a los demás?

Una cosa está clara: cuando sufres, cuando padeces, cuando la realidad se empeña en tocarte las narices, entonces un esmeril afina tu sentido crítico, tu capacidad de análisis. Por ejemplo, si el polen no te ha provocado una profunda alergia a ti o a alguien que tú conozcas, ¿acaso cabe la posibilidad de que te intereses por el polen a un nivel profundo? ¿A un nivel que requiera cierta implicación emocional?

Estar bien, a gusto, suele estar asociado a cierto estado de embotamiento sensorial. Pero un desengaño amoroso, de repente, revoluciona nuestra mente, y sin darnos cuenta empezamos a ponderar todos los aspectos de la dependencia emocional, los entresijos de las relaciones sentimentales e incluso el sentido de la vida y de la muerte. Ser feliz suele estar acompañado de falta de cambio. Y sin cambio, sin ruptura, es difícil hacer notar al lector que te has dejado las tripas en el manuscrito de tu novela.

Para ser un escritor solvente quizá no sea imprescindible ponerse a llorar y patalear, tal y como decía Marcel Proust:

La enfermedad por sí sola nos lleva a percibir y a aprender, y nos permite llevar a cabo el análisis de los procesos que de otro modo desconoceríamos por completo. Un hombre que todas las noches cae rendido en la cama, y que deja de vivir hasta el instante en que despierta y se levanta, sin duda jamás soñará con hacer no ya grandes descubrimientos, sino tampoco algunas mínimas observaciones sobre el sueño. Apenas sabe que está dormido. Un poco de insomnio no carece de valor a la hora de hacernos apreciar el sueño, a la hora de arrojar un rayo de luz sobre esas tinieblas. Una memoria infalible no es un incentivo muy poderoso a la hora de estudiar el fenómeno mismo de la memoria.

Al parecer, cuando nos tocan las gónadas, adquirimos de repente cierto talante inquisitivo. Por eso nuestros antepasados dejaron de vivir en cuevas húmedas e inseguras e inventaron áticos en Manhattan. Porque querían ser felices. Y persiguiendo esa felicidad arcádica que acaso nos vuelva un poco tontos por fin, muchos escritores han sacado lo mejor de sí mismos.

El amante de Proust, por ejemplo, falleció en un accidente de avión cerca de Antibes. Stendhal padeció sufrió toda suerte de pasiones no correspondidas. Nietzsche fue un completo marginado del que se reían incluso los estudiantes. La lista de suicidas, borrachos y drogadictos es amplísima en el ámbito de la literatura y el arte en general. Muchas veces, la autoría intelectual, pues, parece no alcanzarse si antes no se capea el temporal. Los desdichados buscaron así la dicha.

Eso no significa, claro está, que sólo el marginado de clase, el feo, el impopular o el que sufre una orientación sexual indefinida acabará siendo un gran escritor. Ser sifilítico no te convierte automáticamente en Baudelaire. Pero el sufrimiento puede ser una llave para abrir ciertas puertas perceptivas que acaso puedan derivar en Las flores del mal. Puertas por las que escapar de una vida odiosa.

¿Tal vez habría que fundar un taller literario en el que, después de aburridas teorías sobre escritura creativa, se empiece a boicotear la vida de sus alumnos? Para que toquen fondo. Para que prueben a qué sabe el suelo. Para que sepan qué significa sentir a nivel epidérmico y también subcutáneo. Un taller literario en el que te obligan a contraer alguna enfermedad virulenta, en el que contratan a prostitutas para que te rompieran el corazón, en el que todos te sacasen la lengua, en el que te dijeran cada día que no sirves para escribir, que no lo haces nada bien, que eres un negado y que, con suerte, algún día acabarás mendigando por las calles.

Tal vez ese taller literario ya exista y se llame Vida. Así que vivid, vivid mucho, sufrid mucho. Y escribid manchando las páginas con vuestras tripas.

domingo, 22 de agosto de 2010

La tienda de los desavíos




En la esquina de la plasa, "la tienda de los desavíos", una tienda mu chica pero con una pechá de cosas, el pan, las cervesas pa el partido, las asitunas, el choper, los pañales del crío... ¡Ni el cortinglés! Mu sensillo todo, ni una mijita de adorno, pero mi arma cualquier cosa que se te hubiera olvidao... allí estaba. Cada dos por tres a ver al shico de los desavíos, a toas horas detrá del mostradó y de primeras  la alegría de la güerta, pero pá despistá, porque mi arma que malaje tenía cuando estaba la tienda hasta arriba, ná más que hablando todas de grati hasiendo la crónica sosiá y sin comprá... ¡Unas voses que las daba que pa qué! "Aquí ya no hay ná que disí ni se dise ya ná má, AQUÍ SE VIENE A COMPRÁ, A COMPRA!  Un estriñío eso es lo que era el shico de los desavíos, un estriñío, pero como tenía de to, y abría a toas horas...



Según el diccionario de la Real Academia:

desavío.

1. m. Acción y efecto de desaviar.

2. m. And. Trastorno producido a alguien.



 Me gusta mucho esta palabra "desavío", en Andalucía se usa mucho más que en Madrid, de hecho hay muchas tiendas con ese nombre: "La tienda de los desavíos".


Las fotos están tomadas en Moguer. La descubrí, exactamente ahí, en una esquina de la plaza, y claro no me pude resistír y me la traje con mi cámara...