Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 20 de julio de 2023

Hemingway por Madrid. Visita guiada

 


  Un sábado por la tarde y de julio, a priori, no parece el mejor día para ir de visita guiada por Madrid. Un 15 de julio, también es verdad, parece que hubiera apetecido más relajarse cerquita del mar. No seré yo quién lo discuta. Sin embargo, por razones que no vienen al caso, la vida esa tarde se presentó literaria y lo que es mejor, climatológicamente más fresca que las anteriores y hasta ventosa, lo cual ayudaba bastante a que pudiera serlo.

Así que los veintitantos "raros", por qué no decirlo, que nos juntamos en la carrera de San Jerónimo en torno a la figura de Hemingway, nos fuimos a conocer el Madrid del escritor, con quién habíamos quedado para que nos enseñara los lugares que frecuentaba cuando tanto gustaba de visitar nuestra ciudad. 

Hay gustos para todo. Pues sí.

 

La visita comenzó en la Pensión Aguilar, donde se alojó la primera vez que vino a Madrid, hace la friolera de cien añitos. Y ahí sigue la pensión en plena Carrera de San Jerónimo totalmente activa en sus funciones. Nos contaba el escritor encarnado en el cuerpo de la guía que aquí estuvo alojado entre 1923 y 1926 cuando se encandiló de nuestra ciudad. 


 

De ahí salimos para enfrentarnos a ese sol de justicia que lucía a las seis y pico de aquella tarde. Y cuesta abajo, algo es algo, nos encaminamos hasta el Hotel Palace donde también parece ser que había estado hospedado nuestro autor. Ya se nos avisó de que la visita no era cronológica, que tampoco era cuestión de estar dando tumbos por ese Madrid veraniego, la habían ideado para que hiciéramos un círculo que favoreciera la caminata, aunque hubiera que saltar la cronología. 


 

Nos paramos a la sombra de los arboles que hay justo enfrente de las Cortes y allí recordamos libros como Fiesta, y al barman de su libro recordando a Perico Chicote, a quién por aquellos tiempos había conocido nuestro escritor, más que asiduo a los cócteles y las barras. Perico Chicote había sido barman del Ritz, y después de un lujoso lugar cerca del Hotel Palace, codeándose con lo más granado de aquella época (estrellas de Hollywood, toreros, políticos...) para terminar fundando en el primer tramo de la Gran Vía, que entonces se llamaba Conde de Peñalver, el famoso Bar Chicote. 


 

De ahí echamos a andar de nuevo los veintitantos un buen tramo y terminamos en la Plaza de Santa Ana, donde también a la sombra recordamos dos lugares míticos de los que era muy conocedor Hemingway: La Cervecería Alemana de la que opinaba el escritor que era un buen lugar para tomar cervezas y café y el Villa Rosa, un lugar histórico de la noche madrileña. También aquí nos habló la guía de la amistad que tenía Hemingway con dos toreros muy importantes que compartían lazos familiares: Manuel Ordoñez y Luis Miguel Dominguín. A Hemingway la primera vez que vino a España le dijeron que tenía que ir a los toros sí o sí, y que podían ocurrir dos cosas: O no le gustarían nada o le encantarían. Y resultó la segunda de las opciones. 

 

 


 
Siguiendo con nuestro círculo por el centro de Madrid persiguiendo el recuerdo de Hemingway por nuestra ciudad y sus libros, nos fuimos hasta el restaurante Botín, a la espalda de la Plaza Mayor en la calle Cuchilleros. Otro clásico de la hostelería, dicen que es el restaurante más antiguo del mundo, y lo frecuentaba y mucho nuestro escritor. También dicen que aquí Goya fregó platos y Hemingway aprendió a hacer paella. 

 

De aquí nos trasladamos, tras otra buena caminata, y ahora cuesta arriba, hasta la plaza del Callao. Esta parte era la que yo ya conocía mejor de la vida de Hemingway. Aquí hablamos de los tiempos de la guerra civil, que coincidieron con la segunda vez que vino el escritor a Madrid. Aquí nos saltamos la cronología y dimos un paso atrás, porque ya habíamos hablado de la primera y la tercera vez que vino, pero nos faltaba esta vez, cuando sabiendo de la guerra quiso colaborar con la República y volvió a nuestro país. Se estuvo hospedando en el Hotel Florida, donde estaban todos los periodistas internacionales, ubicado donde ahora está El Corte Inglés y antiguamente Galerías Preciados. Recordamos cuando a este tramo de la Gran Vía se le llamaba la Avenida de los obuses al estar el frente de la Ciudad Universitaria tan próximo, ser el alto edificio de la Telefónica un blanco fácil y porque, como ya sabíamos también por los libros de Barea, La Forja de un rebelde, durante el tiempo que duró la guerra este edificio sirvió de gabinete de prensa para los corresponsales extranjeros. Y Hemingway, Antoine de Saint-Exupêry y John Dos Passos enviaban sus crónicas desde ahí. 


 

 


Y de aquí otra vez nos pusimos en marcha, Gran Vía adelante, para llegar hasta el hotel Tryp Gran Vía que presume en su fachada de haber sido uno de los sitios visitados por el escritor quién también le menciona en alguna obra. 

 


 



 Y de aquí, seguimos caminando por la Gran Vía hasta llegar al Bar Chicote, del que ya hemos hablado. Un lugar mítico. Una de las escenas de la obra de teatro Quinta columna del escritor se desarrolla en este Bar que ahora se llama Museo Chicote. El dueño había ido coleccionando botellas de licores de todas partes del mundo y llegó a tener una buena cantidad de ellas.

 

Disfrutar de visitas guiadas por Madrid, sea en la estación que sea, siempre está condicionado por los vaivenes de esta bulliciosa y viva ciudad, y como podía ser menos, también tropezamos con un evento. Se trataba de uno programado de Formula 1 en los alrededores de las Cibeles que había esa misma tarde y concentró a un montón de personas, calles cortadas, y muchísimo ruido. Así que la visita, aunque inicialmente tenía que haber terminado en el Hotel Suecia, muy cerca del Círculo de Bellas Artes, concluyó enfrente del Museo Chicote. 

Allí hicimos un repaso de la última vez que vino Hemingway a nuestra ciudad, en la década de los años 50, cuando se alojaba en este hotel Suecia, donde además tienen un Coctel bar que lleva su nombre. 

En la visita conocimos un escritor estadounidense muy encariñado con nuestra ciudad. Vividor, mujeriego, se casó varias veces, según la guía era muy amigo de sus amigos hasta que se enfadaba con ellos mostrando su carácter colérico y caprichoso. En sus últimos tiempos le pasaron factura los excesos con el alcohol y andaba deprimido, y fue cuando escribió "El viejo y el mar", hasta que se quitó la vida de un disparo en el año 1961.


Me he extendido un poco más de lo que pretendía, pero me parecía que menos podía convertirse en un telegrama del tipo "Pasé por aquí. Besos. Hemingway". En fin. Es dificil dar con la medida perfecta. En cualquier caso, nuestra cita con Hemingway fue mucho más de lo que he contado, por supuesto. Formaba parte de las visitas de "Pasea Madrid", en las que los guías cuenta muchísimos datos y anécdotas, que tampoco era cuestión de transcribir.

Pero espero que para haceros una idea, al menos, sí que os pueda valer. A mí me pareció muy interesante.Si tenéis oportunidad y os apetece quizá para otoño podría estar bien.



martes, 18 de julio de 2023

"Quiéreme siempre" de Nuria Gago.- Reseña Literaria

 

 


"Para mi abuela, que aunque un día se olvidó de su nombre, siempre se acordó de nosotras"

 A Nuria Gago la descubrí como actriz con la película Héctor del año 2014. Y me pareció muy creíble en su papel, independientemente de que es una película que me gustó mucho. Después, hace nada, me he enterado de que además escribía. 

Leí su primera novela "Cuando volvamos a casa" y ahora le ha tocado el turno a la segunda que me ha gustado mucho, la he disfrutado de un tirón en mis últimas vacaciones. 

Esta novela obtuvo en el año 2018 el Premio Azorín de Novela. Y lleva la dedicatoria con la que he encabezado esta entrada. Es chula ¿verdad?


El argumento cuenta la historia de una chica treintañera, Lu, que tras dos años en París, a raíz de una decepción amorosa vuelve otra vez a su ciudad, a Barcelona. Pero cuando llega, y sin consultarlo previamente con ella, su madre le ha buscado un trabajo como cuidadora de una señora de ochenta y seis años, Marina. Y de pronto, además de triste, se ve viviendo con ella, e involucrada en su historia y en la de su hermana María, enferma de alzheimer. 

Es una novela que habla de la solidaridad entre las personas, de ayudarnos para sanarnos por dentro, para recuperar la ilusión por vivir. Habla de la soledad de las personas mayores, de las relaciones familiares, de los discapacitados, del alzheimer, de la musicoterapia como arma para lidiar con el olvido. 

"La música se almacena principalmente en el lóbulo temporal, es la parte del cerebro que va desde la sien hasta la parte posterior del oído, y aunque esa zona es una de las primeras en verse afectadas por el alzhéimer, por algún motivo, ahí tenemos nuestra biblioteca musical. Nuestro propio iPod, para que tengas una idea. (...) Lo que ocurre es que los recuerdos más difíciles de borrar son los que están liados a una vivencia emocional muy intensa; la música trae de la mano a las emociones y estos abren la puerta a algunos recuerdos."

Está ambientada en la actualidad, en Barcelona como decíamos, y comprende un lapsus concreto de una temporada en la vida de la protagonista, el período temporal entre un viaje y otro, entre una decisión importante y otra, entre cerrar una época y abrir otra. 

Los personajes de esta novela me han parecido bastante creíbles y algunos se me han hecho entrañables, como Marina o Rita. Me han parecido tan bien perfilados, que no solo te los crees, sino que les coges cariño. La autora ha sabido crear tanto personajes jóvenes como mayores y los ha puesto a interactuar con tanta soltura que han creado su propio universo donde parece que te han permitido colarte para que veas cómo van sus vidas. Es una novela sobre la vida cotidiana, la de todos los días, con personajes normales y corrientes que lidian día a día con sus circunstancias. 

Está muy bien descrita la vida del barrio, el retrato de ese microcosmos: El bar de Manolo, el parque donde se les da de comer a los gatos, los vecinos, la residencia de ancianos... Hasta la música que ha elegido me ha hecho sonreír, me ha recordado canciones que tenía un poco olvidadas y me ha gustado reencontrarlas. El título que es el de una canción antigua, me ha parecido otro acierto. 

Esta escrita con un estilo muy cercano, salpicado de diálogos ocurrentes, con su dosis de humor en ocasiones y profundidad en otros. Su prosa está impregnada de comparaciones que nos devuelven un lenguaje sencillo, directo, íntimo, cercano.

Yo la he disfrutado mucho. Me ha encandilado y he tenido que leerla rápida. Al final hasta me daba penilla decir adiós a esos personajes. 


"En esta vida no se puede tener todo. Si está para ti, ni aunque te quites, si no está para ti, ni aunque te pongas."



"El nido del cuco" de Camila Lackberg. Reseña Literaria

 


"Observaba las fotografías. Sabía que Vivian estaba enfadada porque él había decidido que no irían a la fiesta, pero, sencillamente, no era capaz. Al final, había llegado el momento y se había visto obligado a buscar la verdad. Tal vez hubiera debido hacerlo muchos años atrás. Había pasado todos aquellos años con esa sensación de angustia alrededor del cuello. Temía las preguntas, las respuestas y todo lo demás. Las decisiones que había tomado llegaron a conformar la clase de persona que era. Y lo que ahora veía en el espejo no le resultaba muy honorable. Optar por vivir la vida con una venda delante de los ojos rara vez era honorable. Al final, se obligó a quitársela y a actuar en función de lo que veía."


Buscaba una lectura que me atrapara, un misterio que me tuviera ahí ligeramente enganchandilla, tipo hamaca, para estos días de verano, y topé con el último libro de Camila Lackberg: "El nido del cuco". La undécima entrega de la serie de esta escritora sueca.

En su día, cuando comenzó la autora con estas novelas negras ambientadas en Fjällbacka, ese nombre impronunciable, ya me leí algunos de ellos. No recuerdo bien si llegué a leerme cuatro o cinco. Lo que pasa es que ella ha seguido escribiendo y escribiendo y yo no me los he ido leyendo todos, solo alguno de vez en cuando para no perderle la pista. Pero la verdad es que con estos libros de Camila Lackberg una siempre llega a tiempo. Así da gusto. Al reengancharme, he retomado la vida de Ericka, la escritora protagonista, y rápido me he puesto al día de cómo va su matrimonio con el policía Patrick y sus niños, así como también la vida de su hermana Anna, mientras resolvíamos el misterio que nos ocupaba.

En este caso, la novela arranca con un fotógrafo que está a punto de hacer una nueva exposición con solo 16 fotografías, pero donde espera sacar a la luz algo oscuro que lleva mucho tiempo escondido. Y rápidamente nos encontramos con su asesinato. Por otra parte se celebra una fiesta de bodas de oro de un matrimonio de importantes figuras de la cultura. Son un escritor renombrado y una importante editora y a dicha fiesta están invitados Ericka y Patrick. Mientras transcurre la fiesta ocurre el asesinato del fotógrafo, que forma parte del círculo de amigos de los homenajeados desde siempre. Este crimen pronto sabremos que está relacionado con otro ocurrido en los años ochenta.

Y ya no os cuento más. 

Se abordan en esta novela grandes temas como el de la libertad sexual, la fobia al "diferente", la ambición, la culpa, la venganza. También el de la lealtad dentro del matrimonio o el amor así como la maternidad, sobre todo éste último en lo que se refiere a la vida de los protagonistas.

Es una novela entretenida, que apenas me ha llevado tiempo leer. Aunque tengo que confesar que, raro en mí porque no soy yo muy buena descifrando crímenes, en este caso me veía venir bastante del final. Afortunadamente no del todo, pero hay cosillas que sí que me han parecido bastante previsibles.

Me ha gustado advertir el por qué del título también, aunque no se diga en la novela. Pero claro una vez sabida la historia también es bastante evidente, hacía mucho tiempo que no pensaba en ese "peculiar" pájaro y sus prácticas.

En cualquier caso, la lectura de la novela ha cumplido su función. De vez en cuando, está bien volver a esta serie de novelas. Se leen muy bien, es fácil sumergirse en ellas, después de tantas entregas es un poco como volver a casa, y suponen una lectura entretenida con su dosis de intriga, para cuando uno necesita simplemente evasión, sin recalar en historias truculentas ni demasiado violentas. 


domingo, 16 de julio de 2023

Aquel pueblo donde comimos salmón

 


¿Cómo se llamaba aquel pueblo?

Sí, te tienes que acordar, el único que visitamos por la noche.

Que sí, aquel en el que nos alojamos justo al ladito de la Catedral, donde había un horreo... Es verdad, era un poco raro, pero enorme. Te acuerdas ¿verdad? 

Donde nos dieron salmón para cenar. ¡Por fin algo que no era pollo! ¡Ni tan siguiera carne! Sí estaba rico.

Tenía una catedral chula en una plaza donde había muchas pelotas de colores colgando. Alguien dijo que eran globos y otro se apresuró a desmentirlo: "Si fueran globos ya no estaban ahí..."

No sé por qué recuerdo incluso las conversaciones y sin embargo del nombre del pueblo... Era tranquilo, limpio, ordenado. 

Estábamos deseando salir por la noche, pasear la cena. Y por fin un pueblo dónde poder hacerlo. Y todos nos fuimos reencontrando por aquellas callecitas medievales de piedra. El grupo se iba ampliando y acabamos volviendo juntos todos al hotel. No teníamos remedio.

Al día siguiente, temprano, lo visitamos. Esperamos a que nos abrieran aquella iglesia donde había un señor vendiendo flores. Y mientras, fuimos a visitar las ruinas de un teatro romano. Bueno eso decían, que eran romanas, y un teatro. Era un acto de fe. Aquellas ruinas podían ser de cualquier cosa... En fin. Pero mientras tanto la iglesia abrió. Y estaba bien.

Lo mejor de aquel pueblo era su catedral, las callecitas de piedra de alrededor, los colores. 

Eso... y el salmón, no se te olvide. Nos iban a salir alas con tanto pollo. Y mira que yo no soy mucho de pescado, pero lo estaba.  Muy rico. 

Hay que ver las dichosas palabras... Cómo les gusta jugar al escondite.  

¿Cómo se llamaría?

Sabes que te digo que total ¿Qué mas da?

Nos hicieron felices. Siempre será aquel pueblo donde comimos salmón.









viernes, 14 de julio de 2023

Lloraba Burdeos...

 


Lloraba Burdeos el día que nos íbamos. 

Lloraba Sanna, la prima de Julia, lloraba Plensa.

Lloraba la Bolsa espejándose en lágrimas

a orillas del Garonna.


Lloraba Burdeos el día que nos íbamos

sobre paraguas de colores, lloraba.

Sobre la casa de Goya, sobre el Cervantes, 

sobre su bella Catedral.

 

Lloraba Burdeos

sobre aquella Audrey Hepburn

que vívía en la campiña,

y no sabía español.

 

Lloraba, sobre lugares que no vimos

sobre palabras mojadas:

las que enseñamos,

las que aprendimos.


Lloraba Burdeos, lloraba, el día que nos fuímos.











lunes, 10 de julio de 2023

Viajar, aprender, vivir.

 

 


Viajábamos juntos.

Compartíamos un elegante itinerario, un atento y jovial guía y un buen autobús donde hemos estado muchas horas, rodando de ciudad en ciudad. 

Compartíamos días de calorazo y días de lluvias, costosos madrugones y horarios ajustados. 

Y no lo sé a ciencia cierta, porque aunque fuéramos adultos, como decía El Principito, no queríamos conversar de cifras ni números, pero intuyo que de todos eran quienes más calendarios han visto terminarse. 

Siempre sonrientes, siempre amables.

Ella, de vez en cuando, se echaba un cigarrito a hurtadillas. Él no la veía, o quizá no quería hacerlo. "Me los tiene escondidos, pero yo cuando no se da cuenta... Por favor no se lo digas".

Ha sido un buen viaje, pero ellos van a ser inolvidables.

Sentados juntos, cada uno agarraba el asiento de delante con una de sus manos, mientras las otras permanecían entralazadas. Siempre entrelazadas. 

Conocer el mundo a su lado, viajar juntos, era una lección constante.


domingo, 2 de julio de 2023

Recital Literario para terminar el junio del 23. Uno de mis micros

  


 

Mi junio literario terminó con el recital de fin de curso de nuestra tertulia literaria.

Muy agradecidos por el préstamo que nos hicieron de un auditorio en un centro cultural del centro de Madrid, donde el calor y la técnica se aliaron para ponernos nerviosos, pero no lo consiguieron, fuimos subiendo al escenario para "prestarnos la voz". ¿Vosotros sabíais que antiguamente se leía siempre y solo en voz alta?

Nuestros héroes se hicieron fuertes en un escenario doméstico y entrañable, donde una vez más compartieron literatura, poemas y relatos.

Nunca me acostumbraré a escucharme, ya lo sé, pero soy más yo cuando invento historias, cuando escribo y cuando las comparto. 

Ahí sí soy yo.



La matemática del sentimiento
@Rocío Díaz

Vamos a por julio.

#relatos #literatura #lecturasliterarias