Lloraba Burdeos el día que nos íbamos.
Lloraba Sanna, la prima de Julia, lloraba Plensa.
Lloraba la Bolsa espejándose en lágrimas
a orillas del Garonna.
Lloraba Burdeos el día que nos íbamos
sobre paraguas de colores, lloraba.
Sobre la casa de Goya, sobre el Cervantes,
sobre su bella Catedral.
Lloraba Burdeos
sobre aquella Audrey Hepburn
que vívía en la campiña,
y no sabía español.
Lloraba, sobre lugares que no vimos
sobre palabras mojadas:
las que enseñamos,
las que aprendimos.
Lloraba Burdeos, lloraba, el día que nos fuímos.
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