Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

miércoles, 20 de abril de 2022

Lectura Inauguración Exposición "Recoger el guante" en Getafe, Jueves 21 de abril 19.00 horas

 



El caso es que mis compiches de tertulia y yo hemos puesto en marcha de nuevo, pero ahora en el Centro Cívico Juan de la Cierva, de Getafe, nuestra exposición "Recoger el guante".

La hemos hecho a partir de los guantes que fue encontrando uno de los compañeros, Aureliano Cañadas, nuestro poeta sabio que fué quién nos sugirió la idea. Cada uno de nosotros, tomando como excusa este objeto, ha creado un cuadro visual aunando un texto (poema o relato) con el guante.

La primera vez que hicimos una exposición juntos fue "el Poesario". En aquella ocasión, en vez de guantes recurrimos a radiografías y textos. Ya hemos hablado muchas veces en este blog. Os copio el enlace por si queréis recordarla:



 Ahora comienza el camino de una nueva entrega de la exposición "Recoger el guante". Con este motivo, el próximo jueves 21 de abril, mañana, a las 19.00, la Tertulia Rascamán hará una lectura de inauguración de la exposición en el Centro Cívico Juan de la Cierva. Plaza de las Provincias s/n. Getafe. 
 
Lo haremos dentro del encuentro de escritores y poetas en el que leerán previamente sus poemas tres poetas de Rumanía. Y luego ya leeremos la tropa de Rascamán.
 
Ha refrescado, así que si os apetece una tarde calentita con guantes y literatura, ya sabéis.
 
Os esperamos.

 


 

domingo, 17 de abril de 2022

Presentación de "El mapa de tus cicatrices" de Javier Díaz Gil. Martes 19 de abril 19.30 h.

 


Hojeando el poemario "El mapa de tus cicatrices" de Javier Díaz Gil, sin darme cuenta voy buscando los poemas que más me han llenado: "Una pieza del puzzle", "Para que miren al mar", "La contorsionista", "Por la página veinte"... Son muchos. Sonrío al releerlos, y admiro lo evocadores que son.

En esa búsqueda, por el camino que recorro entre las páginas del poemario, voy recordando otros de los que también te quedas colgando después de haberlos terminado de leer: "Al escondite", "Buster Keaton", ¡Trampa!.

Ese es su acierto. 

Son poemas que te dejan pensando después de haber llegado a su último verso. Son sencillos y a la vez te despeñas por ellos. Todo el mundo los entiende, sí, eso de lo que tantos acusan a la poesía: "Es que no la entiendo". Pues los poemas de Javier se entienden todos, son reflexivos pero muy cercanos, tanto que a la que te descuidas se te han colado dentro y ya te tienen preso. 

Porque también suelen ser entrañables, sí de entraña. Salen de dentro y se te cuelan dentro. Trascienden esos versos el propio poema y tienen la virtud de contagiarnos su ánimo. Da igual lo que a cada uno le evoquen, o dónde le lleven, lo importante es que a todos nos hacen pensar, y lo que es mejor, sentir.

 

Si a alguien le debo yo llevar mucho más de media vida escribiendo, además de a mi cabezonería, es a Javier Díaz Gil. Para escribir necesitas sentir ese impulso, tener esa predisposición, pero además hay que trabajar lo escrito, hacer oficio de esa pulsión. Javier me enseñó a ordenan mis textos, me enseñó a huir de los lugares comunes, me enseñó a reconocer y jugar con las figuras literarias, me enseñó estructura narrativa y no sé cuánto más. Javier sigue enseñándome oficio, semana tras semana.

El martes el maestro vuelve a leer los poemas de su último poemario. Con lo grande que es Madrid y lo apretados que son nuestros horarios me tocará correr para llegar. Pero esas carreras las doy con gusto. Yo no quiero perdérmelo.

Además lo presenta José Antonio Carmona, otro poeta "de los que se entienden", de los que cuelan pinceladas de humor entre los versos más graves y profundos, de los que te hacen sonreír y pensar. Un buen dúo poético.

 

Presentación de "El mapa de tus cicatrices" de Javier Díaz Gil
Presenta: José Antonio Carmona (poeta)


Tertulia "Eduardo Alonso"
Martes, 19 de abril de 2022, 19.30 horas
Salón de Actos
Casa de Castilla La Mancha
c/ Paz, 4. Madrid







viernes, 15 de abril de 2022

"Violeta" de Isabel Allende. Reseña Literaria

 


 

El destierro
(1920 - 1940)

1

Vine al mundo un viernes de tormenta en 1920, el año de la peste. Esa tarde de mi nacimiento se había cortado la electricidad, como solía suceder en los temporales, y habían encendido las velas y lámparas de queroseno, que siempre mantenían a mano para esas emergencias. María Gracia, mi madre, sintió las contracciones, que tan bien conocía, porque había parido cinco hijos, y se abandonó al sufrimiento, resignada a dar a luz a otro varón con ayuda de sus hermanas, quienes la habían asistido en ese trance varias veces y no se ofuscaban. El médico de la familia llevaba semanas trabajando sin descanso en uno de los hospitales de campaña y les pareció una imprudencia llamarlo para algo tan prosaico como un nacimiento. En ocasiones anteriores habían contado con una comadrona, siempre la misma, pero la mujer había sido una de las primera víctimas de la influenza y no conocían a otra.

 

Llevo un par de días escuchando en casa un murmullo.

Es apenas audible pero, si bajo la voz de la radio o dejo de hacer ruido con cualquier electrodoméstico, se podía escuchar nítidamente. Suena a crujido de hojas, a deletreo en voz baja, a lectura compartida y admiración. 

Una noche presté atención y escuché claramente una palabra: “Violeta”.

Y lo comprendí todo.

Tengo ordenados los libros por autores. Me consta que son más felices así.

Cuando leo a un autor que me llena, tiendo a volver a leerle. Sigo sus huellas, o en los siguientes libros que publique o rastreando su paso por los ya publicados. Me gustan las historias y los argumentos, pero sobre todo disfruto con ciertas formas de narrar. En ocasiones, me engatusan ofreciéndome un secreto, un misterio e incluso un crimen dormido. En otras ocasiones me dejo llevar por las formas de contar embaucadoras, las que apelan a los sentidos, las que diseccionan sentimientos, las que me mueven por dentro.

Y eso es lo que me ocurre con Isabel Allende. Desde que, hace ya muchos años, leí “La casa de los espíritus” me hice devota de sus frases y su realismo mágico, de sus personajes y sus vidas ricas en aventuras y sentimientos.

Mis libros de la Allende sabían que llegaba un nuevo compinche. Saben cuándo voy alcanzando las últimas páginas del libro que estoy leyendo. Son listos y perciben mi inquietud, esa mezcla de alegría y tristeza que a uno le embarga cuando está terminando de leer una historia que está disfrutando. Entonces ellos, en su balda, estiran sus tapas, como si fueran sus brazos, y ahuecan sus páginas para hacer sitio a su lado. El hueco en mi librería es un bien escaso. Se agitan, se remueven inquietos, esperando que la última novela de Isabel Allende, ocupe su lugar junto a ellos.

Mientras, ajena a su zozobra, yo la he disfrutado mucho. He recorrido junto a su protagonista un periodo de tiempo que abarca cien años, desde 1920 a 2020, desde la pandemia española a la del COVID. Y geográficamente he brincado por sus páginas desde Chile hasta Noruega, pasando por Argentina, Miami, Las Vegas, California y hasta casi África. Dadas sus coordenadas espaciotemporales asistiremos, entre sus líneas, a grandes acontecimientos históricos: La depresión del 1929, la II Guerra Mundial, la dictadura de Batista, la lucha feminista, el apogeo de las drogas, los desaparecidos de Chile y Argentina, el exilio...

Contada en primera persona, la autora nos presenta a una protagonista, “Violeta”, que va narrando su propia vida a “Camilo”, que ya vislumbraremos quién es. Es una biografía, de género epistolar, donde esa voz en primera persona, tiene la virtud de implicarnos totalmente en la historia y sus personajes. Muchos personajes y muy variados, es cierto, pero tan bien perfilados que no te cuesta recordarlos, aunque reaparezcan de nuevo al cabo de muchas páginas: mejores y peores amantes o compañeros sentimentales, madres fuertes, amistades de por vida, padres ausentes.

La autora nos ha vuelto a regalar una historia que tiene un ritmo muy ágil, porque el destino zarandea a la protagonista y el resto de los personajes con muchas aventuras. Pero la historia fluye sola, va saltando de un lugar a otro, recorriendo de forma líneal su tiempo y no permitiéndote escabullirte si no es de su mano. La autora nos regala un argumento rico en sucesos, donde conoceremos a personajes carismáticos y tan entrañables como ya nos tiene acostumbrados, mientras salpica sus vidas con amores pasionales, ausencias dolorosas, avatares políticos e históricos.

Amores, erotismo, historia, política, lesbianismo, violencia, justicia, sufragio femenino... mujer. La novela toca múltiples temas, aunque más que nada es un homenaje a la mujer. Un homenaje al papel que ha tenido que recorrer en los últimos cien años. Pero ello la autora ha estructurado su novela en cuatro grandes bloques: Exilio (1920-1940), Pasión (1940-1960), Ausencia (1960-1983) y Renacimiento (1983-2020). 

 

Es cierto que no es la novela de Isabel Allende que más me ha gustado, porque para mí "La casa de los Espíritus" o "El amante japonés" son irrepetibles. Pero tampoco me ha parecido de las más flojas. “Violeta” tiene el suficiente peso argumental, la suficiente profundidad y aristas en sus personajes para que permanezca en la memoria mucho tiempo.

Señora Allende, creo que me he leído todas sus novelas, o casi todas, y ya deben andar cerca de la veintena, pero aquí me deja esperando, con paciencia, la próxima.

Mis libros, al escucharme, mientras hacían hueco a "Violeta", han aplaudido moviendo sus páginas ruidosamente.  

 

 

#RecomiendaunLibro.

 

 

miércoles, 13 de abril de 2022

El Madrid que pisamos

 


 

 Comenzaba diciendo la "Fábula de los tres hermanos", una canción de Silvio Rodríguez que yo escuchaba mucho:

De tres hermanos, el más grande se fue
Por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar
Iba despierto y bien atento a cuando iba a pisar
 
De tanto, en esta posición, caminar
Ya nunca el cuello se le enderezó
Y anduvo esclavo ya de la precaución
Y se hizo viejo queriendo ir lejos
Con su corta visión
 
Eh-eh-eh, eh-eh-eh
Ojo que no mira más allá no ayuda al pie
Uh-uh-uh, uh-uh-uh
Óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú

 ...

Siempre me acuerdo de ella, cuando voy por Madrid bien atenta a cuanto voy a pisar y, de pronto, me sorprende ese "otro" Madrid tan importante que está escrito en sus aceras, y en sus baldosas.

Hay muchas lecturas de nuestra ciudad.

El Madrid escrito en su suelo nos enseña de su pasado y de su presente. Y a veces uno va por vida tan ensimismado que ni se da cuenta. 

 

 


 En la Plaza de los Carros, por la Latina, puedes tropezar con esta chapita que te muestra un quanat, o canalización de agua de origen islámico, descubierto a principios de los 80 en una excavación arqueológica. El viaje, de unos 10 metros de largo no está abierto al público por diverdas cuestiones, entre ellas la de la conservación. 

Es la construcción hidráulica más antigua que tenemos. Después vendrían "los viajes del agua" famosos que abastecieron de agua a Madrid, hasta la creación del Canal de Isabel II.

La chapita nos habla del Madrid islámico, de nuestro patrimonio cultural. 

 

 

 


Hay otro Madrid que nos recuerda a algunas de las víctimas españolas de los campos de concentración nazi. Son otras pequeñas chapas de bronce, esta vez cuadradas, que colocaron en los barrios de Chamberí o Tetuán delante de las casas donde residieron estos españoles.

En calles como Espronceda, Bravo Murillo, Viriato, Ponzano, Virtudes o Franco Rodríguez las podemos ver. Pertenecen todas a un proyecto de nombre enrevesado "Stolpersteine" que quiere decir justo eso: "una piedra en el camino que puede hacer tropezar".





Otro homenaje de la ciudad que descubrimos si vamos "atentos a cuánto íbamos a pisar" como el protagonista de la canción de Silvio, son las placas con las que el Ayuntamiento homenajeó a los comercios centenarios de la capital.

Esta vez se trata de una placa rectangular más grande que las anteriores que se coloca delante del establecimiento, con un diseño del artista Antonio Mingote, el año y el nombre del comercio.  Hay muchas en la Plaza Mayor y en sus alrededores. Sobre todo, claro, por el centro de Madrid.





Y por último os traigo otras placas, esta vez circulares y más grandes aún, que podemos ver a lo largo de Madrid Rio, según vamos paseando.

En ellas nos van diciendo la distancia kilométrica MADRID RIO (2,30) desglosada en kilómetros y la distancia al Nacimiento o desembocadura del rio Manzanares. 


No son las únicas señales o huellas que hay que ir descubriendo bajo nuestras pisadas. Hay muchos más tesoros que hallar a cada paso que damos por este Madrid infinito. 

Y yo no quiero perdérmelos. Aunque como decía Silvio Rodríguez tenga que tener cuidado para no dejar de enderezar mi cuello, no vaya a quedarme para siempre "esclava de la precaución". 

 

Seguid escuchando la canción, y viendo el destino de cada hermano para ir por la vida.


 



viernes, 8 de abril de 2022

“WOMEN, un siglo de cambio” de National Geographic en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM)

 


Hay exposiciones que una siente que no se puede perder. 

Exposiciones a las que sabes que te vas a escapar en cuánto tengas oportunidad.

 “WOMEN, un siglo de cambio” de National Geographic, está hasta este domingo 10 de abril en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM).

 

Está compuesta por 60 fotografías, solo una pequeña muestra del enorme archivo que National Geographic ha reunido a lo largo de sus 130 años de historia, pero pretende ser una muestra del papel, en constante cambio, de las mujeres en las distintas sociedades de todo el mundo.

Hay desde una fotografía del 1919 (dos jóvenes polinesias vestidas de forma tradicional) hasta una de 2018 (una corredora keniata bailando con unos estudiantes de la escuela que ella ha fundado). 



Todas las fotografías son expresivas por alguna razón. Todas reflejan el papel destacado de la mujer desde el pasado hasta hoy.

Está dividida en seis secciones: alegría, belleza, amor, sabiduría, fortaleza o esperanza.

Y es la vida. El mundo.








 

La exposición se te hace corta. Vale, sí, lo confieso, muchas se me hacen cortas. 

Pero ésta más corta todavía.

Por lo que muestra, por lo que significa, por lo que te devuelve y remueve. 

 

Te quedarías ahí contemplando fotografias y fotografías. 

Te quedarías recorriendo el mundo de la mano de estas mujeres.

Llenándote de sus miradas, de sus sonrisas, de su fuerza.

Aprehendiendo.

Aprendiendo. 

 



sábado, 2 de abril de 2022

2 de abril, Día Internacional del Libro Infantil.

 


 

 A la niña que yo fui, su madre le contaba muchos cuentos. 

Tantos, que hasta hoy, cincuenta años después, todavia llega su voz diciendo: "Asoma la patita por debajo de la puerta" contando el cuento de El lobo y los siete cabritillos, gracias al cual todavía miro con cierta aprensión los paquetes de harina. 

El eco de muchos cuentos aún pone banda sonora a mi niñez. Las voces de tantos personajes son siempre su voz improvisando a un Garbancito angustiado diciendo: "Estoy aquí... Aquí, en la tripa del buey" o cantando "Pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis, pachín, pachín, a Garbancito no piseis", mientras otros niños van poniendo miguitas en el camino, o el lobo de un soplo echa abajo la casa de uno de los tres cerditos.

Mi infancia está acolchada de muchos cuentos envueltos en la voz de mi madre, narrando y cantando, y todavía dento de mí los escucho embelesada y sonriendo. 

Con los años los fuimos sustituyendo por libros infantiles. 

El peor día de Reyes de mi infancia, o debería decir en el que acabó ésta, yo tenía diez años y mi madre estaba tan triste que no hubo regalos sorpresa. Nos llevó al Corte Inglés, a la sección de libros, y nos dijo que escogiéramos los libros que quisiéramos. Nos desperdigamos entre aquellas estanterías, promesa de tantas aventuras, y volvimos a casa, mis hermanos y yo, cada uno con su propio cargamento y la certeza de que la vida había cambiado. Y no a mejor.

Los cuentos siempre han sido un escondite, una trinchera, el mejor refugio. Llegaron los libros de Historias Selección de Bruguera. Los míos eran los de Sissí. Solo conservo el de la foto, 60 pesetas que costó, pero tenía una buena colección. Cuando, ya de mayor, he viajado a Centroeuropa inevitablemente vienen a mi cabeza aquellos libros con la cara de Romy Schneider. Pero no solo me gustaban los míos, los alternaba con los de mis hermanos: Todos los de Julio Verne, y muchos más, algunos singulares y especiales como David Crockett o Miguel Strogoff, de la misma colección que tampoco he olvidado.

No pasó mucho tiempo para que me pasara a los de Enid Blyton: Yo tenía todos los cursos de Santa Clara de las mellizas O`Sullivan, que entonces alternaba con los del Capitán Trueno o El Jabato de los hermanos. Lo bueno de ser tantos era que se multiplicaban los libros, las historias, los agujeros por los que tirarse de cabeza y escapar.

El día del Libro Infantil se viene celebrando, desde el año 1967, el día 2 de abril.

Se hizo coincidir con el nacimiento, en 1805, de Hans Christian Andersen, el autor de El patito feo, El soldadito de Plomo, o La Sirenita... Autor de más de ciento cincuenta cuentos que todos recordamos. 

 

Aunque solo sea por toda la riqueza que nos aportaron aquellos cuentos, por el cobijo que nos ofrecieron, no es mal día el de hoy. ¿No creeis?

 

jueves, 31 de marzo de 2022

"Las formas del querer" de Inés Martín Rodrigo.- Reseña Literaria

 

 



"Noray no era un nombre común, pero es que ella no era una chica  corriente. Se notaba, de hecho, que se esforzaba en no serlo. Tenía la asombrosa capacidad, propia solo de quienes moldean las palabras como el panadero amasa el pan, con el mismo cuidado, conscientes de la fragilidad de su materia prima, de volver excepcional lo anodino, y las conversaciones con ella siempre se escapaban de la norma, ya fuera en mitad de un café o al salir de la filmoteca. Noray empezaba a hablar y nunca sabías dónde te llevaría la charla.
Pero aquella mañana su voz sonó hueca, parecía uno de esos contestadores automáticos que te responden cada vez que intentas cambiar de compañía telefónica o dar de baja el agua al terminar una mudanza.
—¿Qué pasa, Noray? ¿Va todo bien? —
Ahora el robot era Ismael. "

   

 Qué dificil es tener la vida ociosa ordenada. 

No sé si os pasará a vosotros. Pero a mí me cuesta Dios y ayuda. O Probablemente lo que ocurre es que debería abandonar esta manía del orden. Me gusta tener ordenadas las fotos que hago, reseñados los libros que leo, escritos los relatos que tocan, confecciondas las entradas que correspondan del blog... En fin, para qué seguir, si la vida de pronto toma carrerilla y parece que va cuesta abajo y que tú tienes que ir corriendo detrás de ella para vivirla, como para andar ordenando nada ¿No creeis?

Bueno, el caso es que yo me terminé "Las formas del querer" de Inés Martín Rodrigo y no os había comentado nada de ella.

Y me gustó. Leer esta novela me pareció como ir sumergiéndote en la vida de una persona, en la de su familia, e ir flotando con ellos, entre ellos, un tiempo. Yo lo sentí así. Pausada pero fluyendo. Agradable de leer, aunque a veces sea duro lo que cuenta.

Pero vamos por orden. Le otorgaron el Premio Nadal, eso para mí ya es síntoma de que puede estar bien. Tengo consideración por este premio de novela, para mí tiene un prestigio.

El argumento cuenta que la protagonista, Noray (un nombre que me ha parecido muy original y me ha gustado por la carga simbólica que encierra) nos va contando su propia historia a medida que la va escribiendo, la historia de su familia y la suya. Se trata de una escritura terapéutica. Pasados unos días, y ciertos acontecimientos, su chico la va leyendo, mientras ella está en una cama de hospital. Esto es el argumento a grandes rasgos. 

Está ambientada en España, y abarca un período de tiempo que comprende desde la Guerra Civil hasta la actualidad. 

En la novela se abordan algunos temas muy importantes: La salud mental, la homofobia, malos tratos, trastornos alimenticios, la emigración, ETA... muchos, pero revoloteando sobre todos ellos: el querer.

Los personajes están bien caracterizados. Tienen un perfil psicológico y un perfil físico bien definido y los ves moverse. En general los personajes femeninos tienen más peso en la historia: La abuela Carmen, adorable, La Trini, que vive con otra mujer en los tiempos en que estaba peor visto, la vecina Mari Miura que habla demasiado o Filomena, que ama los libros, y cuya biblioteca es tan importante para la protagonista. Los personajes femeninos son más fuertes, más interesantes que los masculinos. 

Es una novela muy introspectiva, aborda los miedos, las inseguridades, se recrea en los recuerdos y eso imprime a la narración muchos momentos intensos. Es una historia que habla de las distintas formas de querer que existen, y las representa en las distintas parejas, sin distinguir sexo, que tiene la novela. El amor casi perfecto de sus abuelos, el amor lésbico de Trini, el amor pasional, al principio, de sus padres, el amor por los amigos... Hay muchos tipos retratados en la novela.

También es cierto que, formalmente, yo hubiera escrito algunos párrafos de otra forma. Hubiera repasado más el lenguaje utilizado, las redundacias que se podían haber evitado, caer en algunos lugares comunes... Detalles de la expresión escrita los hubiera pulido más. Pero en general es correcta la prosa, y se intensifica dónde se tiene que intensificar. 

También hay en este libro un apartado para las lecturas que, de forma sutil, trata la autora como a Joan Didion ("El año del pensamiento mágico") que te dejan con ganas de conocer y leer:

"Nos contamos historias a nosotros mismos para poder sobrevivir". Joan Didion

Ésta es una novela que nos habla de las cicatrices que te van dejando, a lo largo de la vida, las desgracias, las ausencias, los sinsabores, pero sobre todo nos habla de la superación, de la supervivencia.