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sábado, 2 de abril de 2022

2 de abril, Día Internacional del Libro Infantil.

 


 

 A la niña que yo fui, su madre le contaba muchos cuentos. 

Tantos, que hasta hoy, cincuenta años después, todavia llega su voz diciendo: "Asoma la patita por debajo de la puerta" contando el cuento de El lobo y los siete cabritillos, gracias al cual todavía miro con cierta aprensión los paquetes de harina. 

El eco de muchos cuentos aún pone banda sonora a mi niñez. Las voces de tantos personajes son siempre su voz improvisando a un Garbancito angustiado diciendo: "Estoy aquí... Aquí, en la tripa del buey" o cantando "Pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis, pachín, pachín, a Garbancito no piseis", mientras otros niños van poniendo miguitas en el camino, o el lobo de un soplo echa abajo la casa de uno de los tres cerditos.

Mi infancia está acolchada de muchos cuentos envueltos en la voz de mi madre, narrando y cantando, y todavía dento de mí los escucho embelesada y sonriendo. 

Con los años los fuimos sustituyendo por libros infantiles. 

El peor día de Reyes de mi infancia, o debería decir en el que acabó ésta, yo tenía diez años y mi madre estaba tan triste que no hubo regalos sorpresa. Nos llevó al Corte Inglés, a la sección de libros, y nos dijo que escogiéramos los libros que quisiéramos. Nos desperdigamos entre aquellas estanterías, promesa de tantas aventuras, y volvimos a casa, mis hermanos y yo, cada uno con su propio cargamento y la certeza de que la vida había cambiado. Y no a mejor.

Los cuentos siempre han sido un escondite, una trinchera, el mejor refugio. Llegaron los libros de Historias Selección de Bruguera. Los míos eran los de Sissí. Solo conservo el de la foto, 60 pesetas que costó, pero tenía una buena colección. Cuando, ya de mayor, he viajado a Centroeuropa inevitablemente vienen a mi cabeza aquellos libros con la cara de Romy Schneider. Pero no solo me gustaban los míos, los alternaba con los de mis hermanos: Todos los de Julio Verne, y muchos más, algunos singulares y especiales como David Crockett o Miguel Strogoff, de la misma colección que tampoco he olvidado.

No pasó mucho tiempo para que me pasara a los de Enid Blyton: Yo tenía todos los cursos de Santa Clara de las mellizas O`Sullivan, que entonces alternaba con los del Capitán Trueno o El Jabato de los hermanos. Lo bueno de ser tantos era que se multiplicaban los libros, las historias, los agujeros por los que tirarse de cabeza y escapar.

El día del Libro Infantil se viene celebrando, desde el año 1967, el día 2 de abril.

Se hizo coincidir con el nacimiento, en 1805, de Hans Christian Andersen, el autor de El patito feo, El soldadito de Plomo, o La Sirenita... Autor de más de ciento cincuenta cuentos que todos recordamos. 

 

Aunque solo sea por toda la riqueza que nos aportaron aquellos cuentos, por el cobijo que nos ofrecieron, no es mal día el de hoy. ¿No creeis?

 

2 comentarios:

  1. Jo!, yo también leí esa colección de Sisí, y era tan ingenua que pensaba que había alguien detrás 'apuntando' lo que Francisco José y ella se decían para trascribirlo a los libros...Tengo que buscar por casa a ver si queda algún ejemplar de aquellos.

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    Respuestas
    1. Me parto... ¡Alguien apuntando! Y no se nos han olvidado esas lecturas... Buenas lecturas eran. Muchas gracias Paloma. Un beso

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