Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 14 de octubre de 2011

El inventor de historias de Marta Rivera de la Cruz




Ya he terminado "El inventor de historias" de Marta Rivera de la Cruz. Y la verdad es que como siempre que leo un libro de esta autora he estado de lo más entretenida leyéndolo.

Cuenta la historia de Linus Daff que tiene un curioso oficio: inventor de historias. Se gana la vida cambiando el pasado de los que vienen a pedirle ayuda. 

Está ambientada en la época victoriana. Y va cambiando de escenario: Londres, Nueva York, La Habana, hasta un pueblecito gallego.

Es una novela entretenida, amena, positiva. 

Tiene personajes muy curiosos, desde Linus Daff que es el protagonista, que hace de la mentira  un negocio y su profesión. Se le da tan bien inventar historias que enseguida se corre la voz, y se va haciendo un nombre propio en el peculiar negocio. Pero es un personaje con buen fondo, que miente siempre en beneficio de los demás, no para beneficio propio, y se lo toma como algo absolutamente profesional dedicándole muchísimo tiempo y esfuerzos para que no quede ningún cabo suelto y sus clientes pues vivir con su nuevo pasado sin ningún problema. En contraste también tenemos el personaje de Pedro Almeiras, un caballero que no es capaz de mentir nunca, ni siquiera para salvar sus propios asuntos, su amor. No sabe mentir. Y hasta el final del libro no sabremos por qué. Estos personajes son los principales, los de alguna forma antagónicos, aunque buenos amigos. Pero por supuesto hay más, todos igualmente interesantes: Una cubana de la que se enamoran los dos, un indiano que quiere dejar su legado para hacer una escuela, un irlandés inculto que hereda una gran cantidad de dinero con un condición...

Me gustan estos personajes, son nobles, se les coge cariño.

Y la obra está toda salpicada de referentes históricos muy curiosos que ayudan a la historia a situarse en un determinado contexto tanto temporal como espacial. Tenemos desde Jack el Destripador hasta el hundimiento del Titanic. Dice la autora en una entrevista que había leído una noticia en prensa de que se habían encontrado entre los restos del Titanic  la maleta de un hombre cuya documentación del interior iba a nombre de un tal Irwin Howart, supuestamente un caballero con dinero y bastante cultivado  pues había libros, partituras, y otros objetos que así lo demostraban. Pero paradógicamente esa persona no estaba en la lista de los pasajeros del Titanic. Marta Rivera de la Cruz recoge esta noticia y la lleva hasta su novela...

"El inventor de historias" no es una novela nueva de la autora. Pero ha sido reeditada. 
Yo he disfrutado con su lectura. Aunque es una historia sencilla (como todas las de Marta Rivera de la Cruz)  al menos yo, no la pude dejar hasta que la terminé. Es una novela que tiene un ritmo pausado, van ocurriendo situaciones encadenadas que le tienen al protagonista muy entretenido y a tí también. Vamos saltando de historia en historia, como si fuera una sucesión de relatos. Es una lectura agradable, amena.Y además ahora está editada en bolsillo, así que ya veis, todo ventajas.

En estos días la autora acaba de sacar una nueva novela "La vida después" que estoy deseando leer, la verdad. Pero un poco más adelante, mientras voy a ir leyendo otros libros que ya esperan en casa su turno y que ya os iré contando...


El inventor de historias
Marta Rivera de la Cruz
Editorial Booket
1ª edición en bolsillo, junio de 2011
Género: Novela / Aventuras
368 páginas
ISBN: 9788408102830



jueves, 13 de octubre de 2011

Hoy lee José Cereijo sus poemas...



Os dejo con unas convocatorias (hoy es una de ellas) para escuchar al poeta José Cereijo. Para ir haciendo boca os dejo también debajo un par de poemas suyos...


Dice Cereijo para informarnos:

- El próximo Jueves 13 de Octubre leeré una selección de mi trabajo en la Biblioteca Pública de Retiro (c/ Doctor Esquerdo, 189), a las 19,30, dentro del ciclo de la tertulia "Arco Poético".

- Asismismo, el viernes 25 de Noviembre se presentará una antología de mi obra publicada, dentro de la colección "Los Conjurados" de la Editorial Polibea, en la Cacharrería del Ateneo (c/ Prado, 21), dentro del ciclo "Los viernes de la Cacharrería".






MATERIALES

Aprende a conocer y amar esta existencia
silenciosa, brutal, compleja, insuficiente:
con ese material –no hay otro para nadie–,
Virgilio, Dante, Shakespeare, hicieron su trabajo.

Las trampas del tiempo, 1999.





NUNCA

Nunca dormí en tus brazos.
Nunca me desperté de madrugada y vi el armario, la ventana, los libros,
o escuché el ruido de las cañerías, los pasos solitarios en la calle,
y pensé, incrédulo, que, puesto que todo aquello era real,
tú también debías serlo.
No supe a qué sabían tus labios, o tu risa.
No te vi desnudarte.
No supe ni sabré jamás cómo tus ojos, en el acto del amor, incendiaban la noche.
Esa ausencia es, lo sé bien, una mutilación irremediable;
es un triste muñón, que llevaré conmigo hasta la muerte.
También es, a su modo, forma y prueba de amor, de lúcido y humillado amor,
de devastado y verdadero amor, que ofrezco a tu recuerdo.

martes, 11 de octubre de 2011

"El mundo es un libro, y quienes no viajan leen sólo una página"



Il mondo è un libro 
e quelli che non viaggiano 
ne leggono solo una página.

San Agustín de Hipona



Me gusta viajar.

Sentir que he pasado un par de páginas más en el libro de viajes de mi vida.  Saber que este otoño he leído en italiano, en croata, en bosnio, y ¡hasta en bosniaco! que suena fatal pero existe porque así me lo han enseñado en este último viaje.

Pero me gusta volver. Ver como alguien muy cercano comienza a leer un nuevo libro de biografías,  volver a mi casa caminando despacio desde la suya y oler desde la acera que para cenar habrá tortilla francesa. ¿Para qué más? Qué rica... 

Volver al trabajo, volver a ver a mis compañeros, a mis amigos, a los míos. 

Volver a hablar, volver a estar con las personas que quiero y sentir que siguen aquí, que sonríen porque he vuelto.

Me gusta volver.

viernes, 7 de octubre de 2011

Los letreros están bien, pero no en cualquier parte.


Ya sabéis que a mí me gustan los letreros espontáneos, los que me dejan cazarlos al vuelo. Pero en este caso los tomé prestados porque no me pareció nada bien dónde estaban...

Porque pobres plantas ¿no?

Hombre... así no.







miércoles, 5 de octubre de 2011




He tropezado con esta noticia y no tengo por menos que dejarosla...

A ver que os parece...

 

 

HOY, 27 de septiembre de 2011

Una poesía provoca una alerta por bomba

Un paquete que se presentaba a un concurso de la Diputación incluía cables y la zona fue desalojada

NATALIA REIGADAS | BADAJOZ.
Un susto enorme y todo por una poesía. Yolanda Bigario estaba trabajando en su puesto de limpiadora en la sede del Consejo Consultivo de Extremadura, eran las dos de la tarde y la Policía entró en el edificio de la calle Obispo San Juan para pedirles que lo desalojasen. Había una alerta por bomba en la Diputación Provincial.
«El susto es lo malo. Te pones en lo peor y el susto no te lo quitas», decía Yolanda angustiada. Tres horas después, y cuando estaba claro que se trataba de una falta alarma, era el momento de las bromas y una de sus compañeras de trabajo comentaba que la Policía les había dicho que se fuesen a tomar un café, pero se habían dejado el bolso dentro. «Y aquí estamos esperando sin un duro».
Toda su espera, los nervios y el quedarse sin café se debieron a un paquete bomba que finalmente resultó ser una poesía. No es broma. Finalizaba la jornada matinal en el Diputación Provincial cuando el servicio de seguridad pasó por el escáner un paquete dirigido al Departamento de Publicaciones. Dentro observaron cables y componentes electrónicos y saltaron las alarmas. El envoltorio no tenía remitente por lo que decidieron seguir el protocolo de seguridad y avisar a la Policía Nacional.
Rápidamente efectivos de este cuerpo de seguridad, junto con miembros de la Policía Local, desalojaron los edificios cercanos, acordonaron la zona y movilizaron una ambulancia por si había peligro real.
Poco después llegaron los expertos del grupo Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (Tedax) acompañados de perros para analizar el paquete e investigar si había explosivos en la zona. Fueron los momentos de mayor miedo en el centro de Badajoz. Los curiosos se arremolinaron en Plaza de España y la calle Felipe Checa y los policías decidieron ampliar el cordón para alejarlos de los inmuebles. «Esto es de película», decía María del Carmen Díez que ayer visitaba Badajoz desde su ciudad, Almendralejo, porque está preparando una exposición en la Diputación. Aguantándose las lágrimas explicaba que todo el material de la muestra que expondrá sobre García Lorca estaba dentro del edificio. «Es una tragedia».
A las cinco y media, cuando la expectación era máxima, los coches policiales y la ambulancia abandonaron la zona y los vecinos volvieron a sus casas y trabajos algo desconcertados. Estaban sorprendidos por la situación, pero la explicación final fue aún más impactante. El paquete que desató la alerta era un trabajo que se presentaba al Concurso de Poesía Experimental convocado por la institución provincial. Es decir, alguien incluyó elementos electrónicos en su obra literaria, probablemente para conseguir la admiración del jurado y lo que es innegable es que ha logrado la atención del público.
A pesar de lo rocambolesco de la situación desde la Delegación del Gobierno y desde la Diputación destacan que lo importante es que se cumplió el protocolo para garantizar la seguridad de los vecinos.
La actuación policial finalizó en el parque de Tres Arroyos donde varias unidades policiales trasladaron el paquete para comprobar que no había explosivo, que sólo era poesía revestida de electrónica.

lunes, 3 de octubre de 2011

La frase del día


 Prohibido no tocar
           no pensar, no sentir.


Lema del Museo de Ciencias Príncipe Felipe
de Valencia.

sábado, 1 de octubre de 2011

Torniamo subito...


Estaré fuera unos días, pero como dice el cartel enseguida vuelvo.
Pero aún así, tengo algunas entradas que os irán saliendo. 

En nada estoy aquí así que...

...no os vayais muy lejos.

¿Vale?

viernes, 30 de septiembre de 2011

Algunos letreros del mundo... ¡¡Qué rico es el lenguaje!!


Ya sabéis esta fijación que tengo con los letreros, con las frases, con el lenguaje...

De mi última semana por esas tierras lejanas os quería dejar con algunos ejemplos. Frases o carteles que por una u otra  razón llamaron mi atención.

En la parte de arriba tenéis una tienda. Una mercería, se deben llamar como en España. Me hizo mucha gracia el nombre: "Non solo bottoni". La descubrí en Catania, en una calle que debía ser algo así como "Pontejos" en Madrid, la típica calle donde estaban todas las mercerías una detrás de otra.

Aquí debajo os dejo con un cartel muy gracioso. ¿No os lo parece? Prohibido ¡¡andar desnudo!! Debe ser que allí les da por eso, cómo tienen playa... Éste cartel estaba en Taormina, qué pueblo más bonito...



Aquí detrás de este cartel tenéis a un italiano muy enfadado. Vamos que debía ya estar un poco hartito de que siempre le taponaran la salida de su casa. Un poco bastante hartito, ya veis los cuatro signos de admiración. Este cartel estaba en la puerta de una casa de Cefalú, otro pueblo costero bien bonito.




¡Ay éstos! Ya lo véis. El amore...

Estas pintadas son de algunas calles de la ciudad de Catania.







jueves, 29 de septiembre de 2011

Hoy es mi cumpleaños




  


 CELEBRACIÓN DE LA FANTASÍA

Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, por que la estaba usando en no sé que aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.

Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quién una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaba los que pedían un fantasma o un dragón.

Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba mas de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:

-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo

-Y anda bien -le pregunté

-Atrasa un poco -reconoció.

Eduardo Galeano.
El libro de los abrazos.



Hoy es mi cumpleaños. 

Y a veces, algunas veces, también a mí me gustaría que mi reloj atrasara un poco... Solo un poco, no os creais. 

No es que me importe cumplir años, hay que cumplirlos... y nunca más seré tan joven como hoy por más que cada día me descubra una arruguita o una estría o una cana nueva. Que ya son unos cuántos.

Pero si mi reloj atrasara un poco, solo un poco, podría volver a saborear esos momentos escogidos que la vida de vez en cuando me regala... 

Saborearlos otra vez... un poquito más. Eso sí que estaría bien ¿verdad?

En fin... Es lo que tiene cumplir años, que a una le da por pensar.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Una parte de mí



Esta soy yo. Bueno una parte de mí. Pero una de las más importantes, desde luego. Porque gracias a esos dos pedacitos, más o menos planos, de carne que terminan en esos dedos larguitos, yo puedo ir de acá para allá.

Pues esos dos pies la semana pasada me han llevado ahí mismo, donde estaban en ese momento posados. 

¿Está bien el mosaico verdad?

Muy bien conservado. Y tiene una edad ¿eh? unos cuántos siglos...

Bueno pues sí, la semana pasada durante ocho días estuve en esa isla donde tienen esos mosaicos, en un lugar llamado Piazza Armerina, Patrimonio de la humanidad. Vine anoche.

Y ya me tenéis por aquí otra vez. Pero por poco tiempo porque me voy a volver a ir, también es verdad.

Pero antes de irme espero que me de tiempo a dejaros algunas cosillas: fotos, letreros, bueno de esas que a mí me gustan. Por si os quedan dudas de dónde he estado...

Gracias por seguir asomandoos por aquí. Muchas gracias.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Un artículo sobre diccionarios de la lengua

 
 
 
Ha empezado un nuevo curso y he pensado que quizás este fuera un buen momento para dejaros con un artículo que tenía desde el verano guardado porque en su día me pareció interesante.
 
Aborda algunos de los distintos diccionarios que existen hoy en día, los que considera mejores.
 
A ver que os parece... 
 
Aunque por mi parte yo aprovecho la entrada para recomendaros, a los que gusteis de escribir, otro más que no viene en el artículo y es muy, muy interesante. 
 
Me refiero al "Diccionario de ideas afines" de Fernando Corripio, de la editorial Herder. Es un diccionario de significado de palabras pero también muy completo porque tiene sinónimos, antónimos, y contiene muchas ideas afines a este término, enriqueciendo nuestras posiblidades de vocabulario a la hora de escribir.

Bueno y ahora ya sí que os dejo con el artículo...


REPORTAJE

Los mejores herederos

 

WINSTON MANRIQUE SABOGAL 30/07/2011

Seis años tardó Sebastián de Covarrubias Orozco en redactar el que se convertiría en el padre de todos los diccionarios generales del español o castellano. Pero, ¿qué debe tener un buen diccionario? Para José Antonio Pascual, vicedirector de la RAE y responsable del Diccionario histórico de la Academia, este debe cumplir ante todo con dos condiciones: "Tener un buen método, porque un diccionario no lo hace cualquiera y debe incluir aspectos como la semántica o la lexicografía, y debe ofrecer datos fiables". Aunque son muchos los diccionarios generales, solo unos pocos se han convertido en referencia y se pueden considerar como herederos del Covarrubias. Los cuatro primeros son de la RAE y los describe el propio Pascual:



DRAE. "Es el primer diccionario del español, después del Covarrubias, y motivo por el cual se creó la Real Academia en 1713. De allí salió el Diccionario de autoridades, 1726-1739. Desde entonces se han hecho 22 ediciones, la próxima será en 2014. Su función es la de dar al hablante seguridad en el significado de las palabras, permitir elegir las adecuadas, saber con cuáles se combinan unas y otras y en qué situaciones y lugares se utilizan".

Del Estudiante. "Está previsto para lo mismo que el de Autoridades, pero en el caso de una persona de otro nivel que se está formando. Si el DRAE ofrece 80.00 palabras este tiene unas 40.000 y busca suplir unas necesidades concretas".

Panhispánico de dudas. "Al igual que el de dudas de Manuel Seco, es un modelo para resolver casos concretos, qué palabras se pueden emplear en determinada circunstancia; no se busca el hecho del uso sino los problemas para no incumplir la norma".

De americanismos. "Fundamental porque sirve para que nos demos cuenta de que existen usos distintos en diferentes lugares y la variedad americana requiere por su extensión una consideración particular. Nos viene estupendamente para poder entendernos y, lo más importante, afrontar la lectura de los textos de autores de allí".

María Moliner. Joaquín Dacosta, director del Departamento de Lexicografía de la editorial Gredos y encargado de la dirección del María Moliner desde 1994: "Supuso una alternativa al de la Academia, hecho con otros criterios, mucho más ambicioso al ser menos conservador. Supuso una ruptura al pretender no solo explicar el significado de las palabras sino enseñar a usarlas, y convertirse así en un instrumento del uso del idioma más ajustado a la realidad, sin olvidar ni desdeñar el uso antiguo. Lo más importante del María Moliner es la documentación en uso real con textos y referencias hoy con un método más científico apoyado en los ordenadores. Desde su salida en 1966 se han hecho otras dos ediciones (1998 y 2007)".

Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos. "Es el primero que registra el léxico de una época basándose en documentación real de la misma y el segundo diccionario general después del DRAE que se compila a partir de textos del uso real. Recoge el vocabulario de la segunda mitad del siglo XX, presentando por cada palabra y cada acepción testimonios auténticos del uso escrito", según la contraportada.

Diccionario ideológico de la lengua española, de Julio Casares. Su clave y valor radica en que está estructurado a la inversa de los diccionarios convencionales y va a la palabra a partir de su definición. Se publicó en 1942 por primera vez.

Pequeño Larousse. Diccionario enciclopédico de consulta que cumple cien años de su primera edición en español. Primer acercamiento a una obra de estas características por parte del gran público.


miércoles, 21 de septiembre de 2011

"El inventor de historias" de Marta Rivera de la Cruz




-Señor Daff... Señor Daff, véngase usted conmigo.
-¿Cómo dice?
-Acompáñeme a América en el Titanic. Yo pagaría para usted un pasaje de lujo y compraría otro en tercera clase para mí. Usted se haría cargo de mis pertenencias hasta llegar a Nueva York. Allí volveríamos a encontrarnos, y entonces yo ya sería Irwin Howard.
-¿Y qué pasa conmigo? ¿Tomo otro barco de vuelta a casa? Vamos O`Brien...
- Usted no tendría por qué regresar a Inglaterra. Podría quedarse en Nueva York trabajando para mí -Linus Daff escuchaba boquiabierto las palabras de O`Brien-. Sabe perfectamente que el dinero no es ningún problema. Y también que no me vendría mal contar con su ayuda para hacerme un hueco en la sociedad de Nueva York. Usted ha inventdo una historia condenadamente buena pero... ¿y si tuviera dificultades? Yo no sería capaz de discurrir otras historias ni de defenderme con más mentiras. Todos estos días de trabajo podrían irse al cuerno. 
Linus Daff intenta reponerse de la sorpresa que había provocado en él la proposición inesperada.
-Vén gase conmigo -ahora el tono de O^Brien era casi de súplica- sé que voy a necesitar que me ayude. Dígame lo que quiere cobrar, le pagaría tanto como usted me pidiera... Le gusta mucho Nueva York, me lo dijo una vez... Y yo no le molestaría, palabra, a mí me basta con tenerle cerca por si aparecen problemas. Yo pagaría sus gastos y usted, a hacer su vida.
...
Unas semanas después, en el puerto inglés de Southampton, Linus Daff y Patric O`Brien tomaban un barco gigantesco con destino a Nueva York...

Págs. 107 y 108 de El inventor de historias
Marta Rivera de la Cruz


Siempre que leo un libro de Marta Rivera de la Cruz es como mecerse y dejarse llevar por una historia plácida que voy disfrutando poco a poco... poco a poco.

Ahora estoy con ésta. 

Disfrutando.


lunes, 19 de septiembre de 2011

Dos buenos sonetos: Lope de Vega y Quevedo



El último miércoles en mi tertulia salieron estos eternos sonetos.

Son de dos maestros: Lope de Vega y Quevedo.

¿Y qué importa si no es 14 de febrero?


Cualquier día es bueno, para un buen soneto.





Lope de Vega

(1562-1635) Desmayarse Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso: no hallar fuera del bien centro y reposo, 5 mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso: huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, 10 olvidar el provecho, amar el daño: creer que el cielo en un infierno cabe; dar la vida y el alma a un desengaño, ¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.





Francisco de Quevedo

(1580-1645) Amor constante más allá de la muerte Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte, en la ribera, 5 dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, 10 medulas que han gloriosamente ardido: su cuerpo dejará no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado. Estrofa: Soneto (catorce versos de once sílabas: dos cuartetos [o serventesios] y dos tercetos)

sábado, 17 de septiembre de 2011

Un trivial literario...




Lo malo es que yo voy a estar fuera unos días (no se lo digais a nadie pero ¡por fin! me voy otra vez de vacaciones un poquito lejos...) y entonces no voy a poder jugar. ¡Me cachis!

Pero me ha hecho gracia la propuesta así que os la pego aquí por si alguno os animais. 

El trivial siempre me ha gustado mucho. Y seguro que está bien...

Es una propuesta de Leo y escribo.com junto con Austral. 

No os hagais los remolones que ¡¡ya ha empezado y termina en octubre!!

Veeengaaaa, a jugar...

http://www.leoyescribo.com/bases-de-los-concursos/#trivial


BASES DEL TRIVIAL LITERARIO
 

Con una periodicidad diaria se colgará una pregunta vinculada a los títulos publicados por Austral. Cada día (de lunes a viernes) se presentará una pregunta de distinta temática (narrativa, teatro, poesía, humanidades y ciencias).
Se podrá responder después de realizar el proceso de inscripción (rellenando el formulario que aparece en la página del concurso). Sólo se podrá escoger una respuesta y no habrá posibilidad de repetirla (en el caso que sea incorrecta).
Automáticamente después de realizar la respuesta, aparecerá un ránquing con las mejores puntuaciones (que se podrá compartir en facebook) y con el nombre (nick) del usuario en negrita.
El premio será un lector de ebooks  entre los acertantes con mayor número de aciertos (en el caso de que haya empate) y 3 lotes de 10 libros (en un sorteo entre el resto de acertantes con mayor número de aciertos -excluyendo al ganador del lector de ebooks)

Fecha de inicio del concurso: 15 de septiembre de 2011

Fecha de finalización del concurso: 25 de octubre de 2011

martes, 13 de septiembre de 2011

Del lenguaje, del habla... de la vida.



Muchas veces hemos hablado en este blog del lenguaje.
Hoy también quería hablaros de él. 

Recuerdo de mis clases que Ferdinand de Saussure (un lingüista muy famoso, al que se le ha llamado "el padre de la lingüística") decía que el lenguaje se dividía en "lengua" y "habla". No es cuestión de profundizar mucho en el tema, porque por supuesto yo no soy ninguna erudita, pero solo deciros que la lengua sería el idioma, el modelo general y constante para todos los integrantes de una colectividad. Y el habla sería el modo particular individual y voluntario donde se concreta ese idioma.

Muchas veces hemos hablado de las palabras, de las muletillas, de las frases hechas... ¿No? Pues estaríamos por tanto hablando del habla. Porque el habla es mucho más informal...
Hoy un compañero de la tertulia ha dicho una frase que me ha hecho pensar. La verdad es que este compañero siempre me hace pensar.  La frase fue dicha por Leopoldo María Panero en la película "El desencanto". Película que define así mi compañero: " ...esa desgarradora, surrealista, inaudita y genial película dirigida por Jaime Chávarri que se titula "El desencanto", que trata sobre el poeta falangista Leopoldo Panero y su familia." 

La frase que quería señalaros dicha por Leopoldo María Panero es:
  "En la infancia se vive, 
mientras en el resto de la vida se sobrevive".


Está bien ¿verdad? Me ha gustado mucho.

Y cómo os decía me ha hecho pensar. No sé supongo que cómo ya han empezado los colegios, y vengo apretujada en el metro por los que vienen a examinarse a la Universidad, y hay ese barullo de voces jóvenes y carpetas y mochilas que se te clavan en la espalda... Por todo eso junto y revuelto, he terminado pensando en la infancia, por supuesto, pero también ¿cómo no? en todo lo que la envolvía: los olores, los colores, las personas... y el lenguaje, el habla. 

Y ¿A quién escuchábamos más hablar en la infancia? ¡Claro! a nuestra madre.

Y de pronto me he encontrado oyéndola. Escuchando esas frases hechas que no hacía más que repetirnos y que son parte de nosotros, de mis hermanos y mía. Ahí están, ahí dentro ya para siempre, ahí para el resto de nuestra vida, ahí cuando muchos días lo que hacemos es sobrevivir, como decía Panero.

A todos más o menos nos decía lo mismo nuestra madre ¿verdad? frases muchas veces hasta sin sentido que ahora me hacen sonreír...

¿Me dejais que os copie alguna de esas frases?

Venga unas poquitas... son tan, tan auténticas.


Eres lo más bonito del mundo entero y parte del extranjero…

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¿Vosotros os creéis que yo soy la criada?

No vengas tarde… y abrígate que hace frío…

Cerrad bien la puerta y no abráis a nadie…

¿Tú te crees que la ropa se va sola a la lavadora?

Ten cuidado y no te hagas caso de nadie… de nadie... ¿Me oyes?

Cómo vaya os vais a enterar…

Como yo vaya vas a llorar por algo...

Al día siguiente de comer lentejas está uno más guapo, ya lo verás, así que venga termínatelas…

¿Y qué vais a hacer cuándo yo no esté…? Porque yo no voy a vivir toda la vida…

-Mamá abre que soy yo…
-¿Y quién eres tú?
- Mamá que soy Rocío…
-¿Rocío? No Rocío se fue por ahí…
- ¡Mamá!
- Que Rocío se fue con sus amigos…
-¡Jo mamá…! Que hace frío…
- Ah ¿Y antes no hacía frío? Eh ¿No hacía frío? Anda entra que me tienes contenta…

¡Te quieres estar quieto ya con los brazos! Que pareces un gaznápiro…

¿Cómo que ya no quieres más? Hambre de siete semanas te daba yo a ti…

¡Pero si os acabáis de ver! ¿Qué tenéis otra vez que hablar por teléfono…?

Y ponte el gorro que luego verás los oídos… Luego a mí no vengas quejándote…

¿Y si tus amigos se tiran a un pozo tú te vas a tirar detrás?

Cómo me quite la zapatilla…

No aún no te puedes bañar que no has hecho la digestión…

Mamáaaa ¿Dónde está esto?
En tu habitación
No, no está…
Mira bien que no andará muy lejos
Pero que no está…
¿A que voy yo y está…?


¡Y a mí que me importa fulanito! Me importas tú…



domingo, 11 de septiembre de 2011

Un artículo de Javier Marías "El escritor aislado"




Os quería dejar con un artículo de Javier Marías, bueno en realidad es el discurso que pronunció en Salzburgo cuando le dieron el Premio de Literatura Europea.

A mí me ha gustado.

Espero que se lea bien, y os guste...


 

EL PAÍS, 3 de septiembre de 2011

El escritor aislado

 

¿Cuándo un narrador empieza a aislarse? ¿Cómo va cambiando su relación con sus predecesores, e incluso con sus contemporáneos? En el momento de la escritura debe creer que su libro es único e inexistente
JAVIER MARÍAS

Creo que la mayoría de los escritores tendemos a sentirnos aislados y además deseamos estarlo, sobre todo a partir de cierta edad. Quizá no sea así al principio -y para los que empiezan jóvenes-. En años tempranos se produce la ilusión de pertenecer a un nuevo grupo o generación, supuestamente renovadores. A menudo se desprecia a los autores que nos precedieron justo antes, principalmente a los del propio país o a los de la propia lengua. Se los juzga equivocados, desfasados, antiguos, no se tiene ninguna conmiseración por ellos y hay prisa por jubilarlos. De manera a veces injusta, se les niega toda valía y se los considera un tropiezo en la historia de la literatura, destinado a pasar pronto al olvido. Esos jóvenes saltan por encima de sus padres literarios y con frecuencia "recuperan" a sus abuelos, a los que ya ven débiles, poco amenazantes y en retirada. Pero esta sensación de compañía y combate, de formar parte de un grupo "innovador", no dura mucho. En el momento en que un escritor deja de mirar a su alrededor, deja de preocuparse por el "estado" o el "futuro de la literatura" en su país o en su lengua -descubre que eso es lo que menos le importa y que además no es responsabilidad suya-, y se dedica a lo que le toca dedicarse, es decir, a escribir su obra como si no hubiera ninguna otra en el mundo, en ese momento comienza a sentirse aislado. En parte por su propia voluntad, en parte porque no le queda más remedio si quiere sacar adelante sus escritos.
Cuadro de texto: Javier Marías recibió el pasado mes de julio en Salzburgo el Premio de Literatura Europea del Estado Austriaco. Este es el discurso que pronunció en la entrega del galardón.No se trata sólo, claro está, de la famosa -y cierta- soledad en que lleva a cabo su tarea, sobre la cual mucho se ha escrito y que no tiene mayor transcendencia: es la forma de pasar sus días que el novelista elige -el novelista más que el poeta, el dramaturgo o incluso el ensayista-, como otros individuos eligen o se ven obligados a pasarlos en una oficina o en una fábrica, en permanente acompañamiento. Se trata, más que nada, de la necesidad que siente de ser casi único, de no verse ya nunca más como mero miembro intercambiable de una generación o grupo, ni siquiera como "hijo de su tiempo". Nada molesta tanto al verdadero escritor como los críticos, los profesores y los periodistas culturales, que se empeñan en ponerle etiquetas y encuadrarlo, en establecer relaciones entre su obra y la de sus contemporáneos, en adscribirlo a tendencias a las que presuntamente pertenece, o a movimientos, o a modas, en calificarlo de "novelista realista" o "histórico" o de "autor literario" -esa gran estupidez y redundancia que ya ha adquirido carta de naturaleza en nuestra estúpida época-, o de cultivador de la "autoficción" -otra de las majaderías hoy reinantes-, o de "escritor postmoderno" -nunca he sabido lo que significaba ese adjetivo, que por suerte ya va cayendo en desuso-. También le revienta, al verdadero escritor, que se le busque y adjudique un "lugar" en la tradición de su país o de su lengua, que se lo "entronque" con esa tradición o con los viejos maestros. El escritor sabe que el país en que nació y la lengua en que se expresa son importantes, pero secundarios, algo hasta cierto punto accidental, azaroso y reversible. Sabe que Proust podría haber existido en italiano o inglés, Lampedusa en español o alemán, Thomas Mann en checo o en sueco, incluso Cervantes en francés o portugués: sabe que la lengua no es más que un vehículo, una herramienta, nunca un fin en sí mismo ni algo sagrado, en modo alguno superior a quienes se valen de ella. No determina nada, o si acaso sólo en los autores "ornamentales", aquellos que en español, por ejemplo, parecen querer oír "¡Olé!" tras cada frase castiza, primorosa o garbosa. De poco le sirve al escritor compartir el idioma con Shakespeare o Dante, Montaigne o Hölderlin, Conrad o Nabokov o Wittgenstein. Menos aún cuando recuerda que los tres últimos cambiaron de lengua en algún momento de sus vidas y eligieron en cuál deseaban expresarse.
Al escritor le fastidia todo esto, y es conveniente que le fastidie. Porque sólo si trabaja en la falsa creencia de que su libro es el único libro existente en el mundo, logrará sacarlo adelante y completarlo. Si levanta la cabeza de la máquina o del ordenador -yo escribo aún a máquina-, si mira hacia el pasado o hacia el futuro y ve su trabajo reducido a un nombre más en una inacabable lista; o si mira hacia el presente y se distrae preguntándose cómo les va a sus colegas, qué estarán haciendo y qué han conseguido y cuánta originalidad o profundidad hay en ellos; o si piensa en sus predecesores y no digamos si se deja aplastar por cuanto de maravilloso se ha escrito antes y seguramente se escribirá después de su vacilante paso por la tierra, entonces está perdido. Por eso el escritor precisa aislarse, mientras escribe. No hace falta decir que sólo entonces. En realidad sabe bien que su creencia, como acabo de decir, es falsa y además pasajera. Sabe que su obra, una vez que salga de su habitación y se exponga a otros ojos y sea publicada, se confundirá con centenares de millares de otras obras, y la verá como una gota en el océano que, como todas las demás, pedirá ser atendida. Tendrá la sensación de que, si algo es, es superflua.
Al escritor actual, además, no le cabe ya la posibilidad o consuelo de pensar en la posteridad, de refugiarse en lo venidero lejano, de confiar en que el tiempo haga su labor de selección misteriosa y lo señale un día en el que él ya estará presente. Pensar en la posteridad siempre fue un poco ridículo y un bastante patético. Hoy en día es grotesco, cuando la duración de las cosas se va reduciendo siempre más y más -y a velocidad de vértigo-; cuando la aparición de una película, una música, un libro, los convierte ya en "cosa pasada"; cuando da la impresión de que sólo existe lo que aún no existe y se anuncia, y de que la mera existencia de algo -la película que ya puede verse, la música que ya puede oírse, el libro que ya puede leerse- dictamina su caducidad, lo hace "pretérito". Esto ya está visto, oído, leído, venga ahora algo nuevo, es decir, que debamos aguardar todavía. Es como si la idea de perdurabilidad perteneciera ya sólo a otras épocas, y dicha perdurabilidad, por tanto, estuviera nada más al alcance de aquellos que ya la lograron -Shakespeare, Montaigne, Cervantes, incluso Conrad y Nabokov- en los tiempos en que tal idea tenía cabida o era posible. Como si ya no fuera alcanzable para ninguno de los que estamos vivos. Pensar hoy que se nos recordará está reñido con el hoy que vemos, en el que todo resulta "viejo" por el simple hecho de haber nacido. Es incompatible con cuanto nos rodea; es, en efecto, grotesco, y el escritor actual se siente por ello aún más aislado y fugitivo. "En realidad sólo existo mientras escribo", piensa. "Es decir, mientras nadie me ve y mientras nadie conoce lo que estoy haciendo. Paradójicamente, existo sólo mientras mi tarea y yo estamos ocultos, cuando para el mundo aún no somos. Dejaremos de existir, en cambio, y nos confundiremos con la turbamulta impaciente y veloz que todo lo engulle y digiere y expulsa, en cuanto aparezcamos". "Publication is the auction of the mind of man", escribió Emily Dickinson, y es una cita a la que recurro a menudo: "La publicación es la subasta de la mente del hombre", o "de la mente humana", como se prefiera. Es el infame contacto con lo exterior, con la muchedumbre, con los millones de páginas parecidas a las nuestras, animadas por semejante impulso. Es la obligación de vernos enmarcados en la tradición, sea la de nuestro país, la de nuestra lengua o la de la historia entera de la literatura (como nota a pie de página, probablemente). Es la evidencia de que, lejos de ser únicos, tenemos mucho que ver con nuestros predecesores y con nuestros contemporáneos: de que los primeros, a los que tal vez ni siquiera hemos leído, hicieron lo mismo que nosotros mucho antes; y de que los segundos, sin conocernos ni saber de nuestra existencia, escriben cosas enojosamente conectadas con las nuestras. Es el doloroso momento de aceptar que hay un Zeitgeist, y de que estamos involuntaria e inconscientemente a su servicio.
De vez en cuando hay un recordatorio aún mayor de que somos un nombre más que se añade a otros muchos, de que formamos parte de una lista. Esta ocasión es uno de esos recordatorios, aunque se revista de la forma más agradable posible. Creo que, entre los premios que he recibido (la mayoría extranjeros, rara vez españoles), nunca había sido honrado con uno tan antiguo como este Premio de Literatura Europea del Estado Austriaco, que comenzó a otorgarse, según he visto en su lista, en 1965. En ella encuentra uno nombres, por tanto, que no sólo admiró desde muy joven -cuando sólo era lector, y ni siquiera escritor oculto-, sino que le parece que estuvieron a tiempo de alcanzar la posteridad, puesto que su época admitía aún ese concepto: nombres como el del gran poeta Auden y el dramaturgo Ionesco, el magnífico Italo Calvino y Simone de Beauvoir, Dürrenmatt y Manganelli. Figuras que uno vio como extraterrestres, en algún caso desde la infancia, y con las que estuvo seguro de no tener nada que ver, inalcanzables, por la distancia de edad y por la distancia artística. Luego ve otros nombres admirables, pero de escritores aún vivos o recién muertos y pertenecientes, en consecuencia, a los tiempos confusos, desmemoriados y raudos en que nos movemos: Kundera y Rushdie, Esterházy y Lobo Antunes, Eco y Semprún, Barnes y Enquist y Magris. A alguno de ellos lo he conocido brevemente, incluso, pero -cómo decirlo- para mí siempre han sido "ellos", "los otros", aquellos a quienes leía y de quienes me sentía separado. De modo que al recibir este Premio de Literatura Europa del Estado Austriaco, no puedo evitar experimentar una gran perplejidad (a la vez que agradecimiento) al ver mi nombre añadido a una lista que me hace ser menos yo y existir menos. O tal vez me haga existir un poco más, quién sabe, cuando, como ahora, no estoy encerrado en mi habitación, o a escondidas, tecleando en mi vieja y anacrónica máquina (o "jugando en casa, como un niño, con papel", como dijo Stevenson), y en modo alguno puedo creer que mis libros estén aislados. Cuando con benevolencia y claridad se me muestra, por el contrario, que, me guste o no, forman parte de una muy larga y noble cadena llamada literatura europea.
Muchas gracias.
 

jueves, 8 de septiembre de 2011

La frase del día... la frase de este jueves-viernes en Madrid



No hay final. No hay principio. 
Es sólo la infinita pasión de la vida.

Federico Fellini.
 
 

lunes, 5 de septiembre de 2011

De los viajes, de compañeros de viaje, de los amigos, de la vida...




¿Cómo hubiera sido mi vida sin las palabras o sin los viajes? No acierto a imaginármela de otro modo que no sea empapada de ellos. Ambas cosas te hacen despegar los pies de lo cotidiano, de la realidad que atenúa los colores de la vida. Ambas cosas, las palabras y los viajes, te traen otros olores, otros ruidos, otros tonos, otros edificios, otras personas, que de no haber viajado, no hubiera podido disfrutar.


Si me permitís os voy a contar mi vida. No, apenas un pedazo muy pequeño, pero que ocupó gran parte del fin de semana. Estuve de boda. Nunca me han gustado especialmente las bodas. Pero afortunadamente no todas son iguales. Las dos que he tenido este año han tenido la virtud de ser diferentes, muy diferentes y me han gustado mucho.


Pero yo os quería hablar hoy de la última, de la de antesdeayer. Y os quería hablar de ella por lo que tuvo de crisol de vidas. Se casaban unos amigos que conocí en el viaje del año pasado: Siria-Jordania. Fue invitado todo el grupo que nos conocimos en ese viaje. Allí coincidimos de nuevo, una pareja, que ella es de Santander y él de Menorca, pero viven en Madrid,  dos amigas que son de Zaragoza, una amiga y yo de Madrid, y por supuesto los novios, ella de Madrid y él de León. Hasta ahí ya había diferencia ¿verdad? Pues además, en esta boda, compartimos mesa con dos chicas de León, y con otra pareja, ella que vive en Basilea y él que vive en Gijón. La diferencia se multiplicaba. Qué vidas tan distintas. Cuánto para  hacer trueque, para compartir y disfrutar. Qué bien lo pasamos. Qué personas más sociables y más agradables.


Coincidía que este fin de semana también con otros amigos celebrábamos el décimo aniversario del viaje que hicimos a Turquía. Sí, allí estábamos cuando el nefasto 11S en Nueva York. Todos recordamos aquel momento en que entrábamos en el hotel de aquella ciudad turca y en la televisión se veían las imágenes del avión chocando contra una de las torres… Creíamos que era una película. Tan irreal es a veces la cruda realidad.


Pues bien el domingo en el aniversario nos reunimos gran parte del grupo que nos conocimos aquel día: de nuevo dos mañas, dos madrileños, un gallego y una vallisoletana. Y después en el café se nos unieron una melillense gaditana y otro madrileño. Todos muy viajeros. Cuánta variedad, cuántas personas interesantes y buenas, cuánta riqueza.


¿Cómo no pensarlo?

Cuando viajamos además de llevar con nosotros nuestras pertenencias, nuestra ropa, nuestro carácter, llevamos nuestro lenguaje. Como una pertenencia más. Llevamos nuestra nostalgia o nuestra morriña. Llevamos nuestra forma de explicarnos acabando las frases en “pues”, en “ico”, o envolviéndolas en tantas ambigüedades que quizás el otro no sepa ni lo que has dicho: “¿Y qué tal ese restaurante?” “Casi regular”. Llevamos sobre todo la música con que hablamos. La banda sonora que acompaña nuestras palabras.


El mundo es muy grande. Hay vida mucho más allá de nuestra casa, de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de nuestros amigos y de nuestra familia. Hay vida esperándote en todas partes para salpicarte de otras realidades y empaparte de una riqueza que no tiene nada que ver con la nómina, una riqueza que te hace más flexible, más sabio, que ensancha las fronteras de una insignificante alma del norte de Madrid, de España, de Europa, del primer mundo, del mundo entero… Mi alma.

¿A quién tiene uno que darle las gracias por esto?

sábado, 3 de septiembre de 2011

Un poema de Javier Díaz Gil "La pesca"




Javier Díaz ha escrito este poema hace nada, y lo ha publicado en su blog. No me puedo resistir a publicarlo aquí también para que podáis disfrutarlo. 

Es que cuánto más lo leo me parece cada vez más sugerente...

Me ha gustado un montón. Lo ha creado sobre la foto que también os dejo, que encontró en El País y que también es para nota.

Leerlo despacio...



PESCA

Arroja sobre mí tu red,
la transparencia de la trampa,
el fulgor del esfuerzo de tus manos y tu boca.

A este lado apenas queda
mi sed saciada
y un puñado de sombras.

Atrapa mi silencio,
el reflejo del agua en mis rodillas
y este barro que anuncia la noche.

Soy presa fácil ya
-nada temas-.

Cuando mires mis ojos asustados
-un último deseo-
sé valiente y generoso:
no me devuelvas al agua.

© Javier Díaz Gil
30 de agosto de 2011

miércoles, 31 de agosto de 2011

"Cuando Dios era un conejo" de Sarah Winman



Terminé de leer "Cuando Dios era un conejo" (Qué buen título ¿verdad?) y la verdad es que lo he disfrutado mucho. Lo he leído muy deprisa, pero a partir de medio libro ya estaba anticipando todo el rato la pena que me iba dar que se terminara.

Es de esas novelas que te transportan inmediatamente a otro lugar, a otras vidas, a un mundo en el que se está muy bien.

Una historia tierna y sentimental. Contada de forma sencilla, natural, entrañable.

La novela se divide en dos partes que se diferencian mucho. La primera parte me dijo mi librero favorito (http://www.lalibreriadejavier.com/) que se parecía a "Tomates verdes fritos" y es cierto. Tiene ese aire, ese modo de discurrir entrañable, esos episodios duros suavizados por la forma de contar de una niña de siete u ocho años. Esa primera parte transcurre desde el nacimiento de Elly en 1968 hasta que tiene unos trece años. Después hay un salto en el tiempo porque en la segunda aparte Elly ya tiene veintisiete años, vive entre Londres y Nueva York, y dura hasta la actualidad.

La narradora es ella, Elly, está contado siempre en primera persona. Pero a su alrededor hay un montón de personajes entrañables y a veces disparatados. Unos padres que quieren mucho a sus hijos pero un poco despistados con lo que hacen o dejan de hacer. Un hermano Joe, fundamental en su vida. Una amiga, una única amiga llamada Jenny Penny que tiene una madre loca por los funerales y que va teniendo novio tras novio. Una tía Nancy, actriz, siempre presente. Y un conejo, un conejo llamado Dios. Estos son los fundamentales, pero hay muchos más personajes. Todos ellos especiales por alguna u otra razón y que van salpicando la historia de diversas anécdotas más alegres o más tristes.


La historia se desarrolla entre Cornualles y Nueva York.


El tema de la novela es el amor. El amor entre hermanos, el amor entre amigos, el amor de pareja, el desamor, los sentimientos entre las personas. Pero de pasada toca otros temas como la homosexualidad, el abuso sexual, la violencia, el secuestro... Pero todo contado de forma muy sutil, tanto que a veces casi ni te das cuenta de lo que te acaban de contar, y tienes que releerlo para darte bien cuenta.

 Pasan muchas cosas en esta novela, es muy entretenida. Y son sucesos de todo tipo, tiernos, entrañables, locos, desgarradores, duros... Un contínuo de sucesos, tal y como es la vida.

A mí me ha gustado mucho, muy recomendable. No es una historia complicada, ni sesuda, es una historia entretenida, sencilla, tierna en la que no es díficil entrar. Que ya es bastante.

La autora de Cuando Dios era un conejo es la escritora británica Sarah Winman, quien estudió arte dramático y ha actuado en teatro, cine y televisión. “Cuando Dios era un conejo” es su primera novela, aclamada por la crítica y el público y traducida a numerosos idiomas. En la actualidad vive en Londres.

martes, 30 de agosto de 2011

Dos palabras mal utilizadas: Tétrico y Adolecer



Ya he leído en varios documentos que muchas veces utilizamos mal dos palabras, así que he pensado que sería bueno, aunque sea agosto, darles un repasito... Venga que hoy hace más fresquito, vamos a pensar un poco ¿Os parece?


Tétrico:

El error con esta palabra consiste en que normalmente utilizamos este término para crear una atmósfera de terror, confundiéndolo con el significado de "terrorífico". Pero en realidad no es ese su significado.

Buscamos en el diccionario de la Real Academia Española y efectivamente vemos que tétrico es triste.

tétrico, ca.


(Del lat. tetrĭcus).

1. adj. Triste, demasiadamente serio, grave y melancólico.



Adolecer

El error con esta palabra es que confudimos muchas veces su significado con el de "carecer". Y no tiene nada que ver, "adolecer" es "padecer". Lo buscamos en la Rae:

adolecer.


(Del ant. dolecer).

1. tr. ant. Causar dolencia o enfermedad.

2. intr. Caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual.

3. intr. Tener o padecer algún defecto. Adolecer DE claustrofobia.

4. prnl. compadecerse (sentir lástima).



 


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viernes, 26 de agosto de 2011

"Carta a un joven escritor" de Pérez Reverte



Os dejo con un artículo que me gusta mucho.

Me parece que todo lo dice muy bien, con mucha precisión y sabiendo bien de lo que habla. Habla de oficio de escribir, de otros escritores, del poso que han dejado...

En fin... que está muy bien. Claro, es mi opinión.

Pero a ver si os gusta.

Carta a un joven escritor (II)

Hablábamos el otro día de maestros: autores y obras que ningún joven que pretenda escribir novelas tiene excusa para ignorar. Ten presente, si es tu caso, un par de cosas fundamentales. Una, que en la antigüedad clásica casi todo estaba escrito ya. Echa un vistazo y comprobarás que los asuntos que iban a nutrir la literatura universal durante veintiocho siglos aparecen ya en la Ilíada y la Odisea -relato, éste, de una modernidad asombrosa- y en la tragedia, la comedia y la poesía griegas. De ese modo, quizá te sorprenda averiguar que el primer relato policíaco, con un investigador -el astuto Ulises- buscando huellas en la arena, figura en el primer acto de la tragedia Ayax de Sófocles.
Un detalle importante: escribes en español. Quienes lo hacen en otras lenguas son muy respetables, por supuesto; pero cada cual tendrá en la suya, supongo, quien le escriba cartas como ésta. Yo me refiero a ti y a nuestro común idioma castellano. Que tiene, por cierto, la ventaja de contar hoy, entre España y América, con 450 millones de lectores potenciales; gente que puede acceder a tus libros sin necesidad de traducción previa. Pero atención. Esa lengua castellana o española, y los conceptos que expresa, forman parte de un complejo entramado que, en términos generales y con la puesta al día pertinente, podríamos seguir llamando cultura occidental: un mundo que el mestizaje global de hoy no anula, sino que transforma y enriquece. Tú procedes de él, y la mayor parte de tus lectores primarios o inmediatos, también. Es el territorio común, y eso te exige manejar con soltura la parte profesional del oficio: las herramientas específicas, forjadas por el tiempo y el uso, para moverte en ese territorio. Aunque algunos tontos y fatuos lo digan, nadie crea desde la orfandad cultural. Desde la nada. Algunas de esas herramientas son ideas, o cosas así. Para dominarlas debes poseer las bases de una cultura, la tuya, que nace de Grecia y Roma, la latinidad medieval y el contacto con el Islam, el Renacimiento, la Ilustración, los derechos del hombre y las grandes revoluciones. Todo eso hay que leerlo, o conocerlo, al menos. En los clásicos griegos y latinos, en la Biblia y el Corán, comprenderás los fundamentos y los límites del mundo que te hizo. Familiarízate con Homero, Virgilio, los autores teatrales, poetas e historiadores antiguos. También con La Divina Comedia de Dante, los Ensayos de Montaigne y el teatro completo de Shakespeare. Te sorprenderá la cantidad de asuntos literarios y recursos expresivos que inspiran sus textos. Lo útiles que pueden llegar a ser.
La principal herramienta es el lenguaje. Olvida la funesta palabra estilo, burladero de vacíos charlatanes, y céntrate en que tu lenguaje sea limpio y eficaz. No hay mejor estilo que ése. Y, como herramienta que es, sácale filo en piedras de amolar adecuadas. Si te propones escribir en español, tu osadía sería desmesurada si no te ejercitaras en los clásicos fundamentales de los siglos XVI y XVII: Quevedo, el teatro de Lope y Calderón, la poesía, la novela picaresca, llenarán tus bolsillos de palabras adecuadas y recursos expresivos, enriquecerán tu vocabulario y te darán confianza, atrevimiento. Y una recomendación: cuando leas El Quijote no busques una simple narración. Estúdialo despacio, fijándote bien, comparándolo con lo que en ese momento se escribía en el mundo. Busca al autor detrás de cada frase, siente los codazos risueños y cómplices que te da, y comprenderás por qué un texto escrito a principios del siglo XVII sigue siendo tan moderno y universalmente admirado todavía. Termina de filtrar ese lenguaje con la limpieza de Moratín, el arrebato de Espronceda, la melancólica sobriedad de Machado, el coraje de Miguel Hernández, la perfección de Pablo Neruda. Pero recuerda que una novela es, sobre todo, una historia que contar. Una trama y una estructura donde proyectar una mirada sobre uno mismo y sobre el mundo. Y eso no se improvisa. Para controlar este aspecto debes conocer a los grandes novelistas del siglo XIX y principios del XX, allí donde cuajó el arte. Lee a Stendhal, Balzac, Flaubert, Dostoievski, Tolstoi, Dickens, Dumas, Hugo, Conrad y Mann, por lo menos. Como escritor en español que eres, añade sin complejos La regenta de Clarín, las novelas de Galdós, Baroja y Valle Inclán. De ahí en adelante lee lo que quieras según gustos y afinidades, maneja diccionarios y patea librerías. Sitúate en tu tiempo y tu propia obra. Y no dejes que te engañen: Agatha Christie escribió una obra maestra, El asesinato de Rogelio Ackroyd, tan digna en su género como Crimen y castigo en el suyo. Un novelista sólo es bueno si cuenta bien una buena historia. Escribe eso en la dedicatoria cuando me firmes un libro tú a mí.