Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 14 de diciembre de 2024

Presentación del libro "Lo que la hoja te cuenta" de la Tertulia Literaria Rascamán

 





Una vez yo tuve la suerte de encontrar mi sitio. O debería decir uno de mis sitios, porque los años, las arrugas y las ausencias me han enseñado que no es conveniente depositar todos los afectos ni en un solo lugar ni en una sola persona. Y no es mala enseñanza.

Pero sí puedo asegurar que uno de mis refugios preferidos es la tertulia literaria donde paso cada semana una tarde presencial, y muchos ratos virtuales. Quién me hubiera dicho a mí hace 25 años que estaba entrando en un patio donde jugamos al corro las personas y las palabras, las palabras y las personas. Ese juego maravilloso y eterno que ya nunca me he querido perder.

En Rascamán, que es una palabra que no significa nada pero simboliza una tertulia que significa muchísimo, encontré el cobijo necesario para escribir sin sentir soledad, a mí no se me da nada bien ese sentimiento. Con el tiempo la tertulia ha crecido conmigo y son muchísimos relatos ya los que he escrito y corregido gracias a la inspiración y la compañía que me ha prestado. 

Este invierno, mis compañeros y yo, volvimos a compincharnos para que viera la luz nuestra cuarta antología. No solo es una excusa para juntarnos, es un resumen de lo que significa trabajar juntos abrazando palabras, que suena tan cursi como cuando esos, no menos locuelos, dicen que lo hacen con los árboles. Pero mira tú que al final es así como resulta que vamos tantos por la vida.

"Lo que la hoja te cuenta", o el cuarto libro donde nos celebramos. 

Javier Díaz, poeta y coordinador de la tertulia, presentando


David Lerma, compañero del alma, que me dejó el mejor sitio para grabar




José Antonio Carmona que ha sido el editor del libro y tiene unos poemas preciosos que me pueden.



Matteo Barbato, nuestro poeta italiano, que es una de las últimas incorporaciones a la tertulia.




Carmen Padín, nuestra mejicana favorita, que ha hecho la ilustración del libro



Amelia Serraller, traductora y poeta, también de las últimas incorporaciones, que me pasó la foto de familia más nítida.


Una servidora.


Y nuestro Aureliano Cañadas, que nos inventa los temas y las aventuras, nuestro poeta sabio que está pachucho, pero ahí estaba, por supuesto. 


Y por favor, que me perdonen todos los compañeros que no he podido sacar en la entrada porque sería interminable. Estáis ahí, por supuesto, cada uno con su voz. 

domingo, 8 de diciembre de 2024

Mis piratas

 


Ya de muy niños, mis piratas comenzaban a surcar sus vidas encarándolas con un ánimo muy distinto.

El mayor, el moreno, nació el más atrevido, el más intrépido de los tres. De pequeño nadaba el más rápido y no ha parado de moverse, atesorando méritos y experiencias, para trazarse recto su camino, el que va desde aquella espada hasta pilotar su propio navío. Mi valiente y autónomo niño mayor. 

El del medio, el rubio, nació como su padre y, plácido, hace malabares con los silencios hasta que le da por contar y contar. Sigue siendo el más callado, el que mastica y se traga los sinsabores con aparente, solo aparente, estoicismo. Nos lo secuestraron las pantallas y siguen pidiéndonos un rescate por soltarlo. 

Y al pequeño todavía puedo verlo llegando a casa siempre con muñequitos en las manos y una sonrisa  pegada en su carita. El más sociable de los tres, echaba a caminar por la arena de la playa y tan campante se iba y se iba y se iba, y como no estuvieras atento le veías ya como un punto en el infinito. Un punto ufano y feliz.

Solo se llevan un año y siguen siendo tan diferentes como eran. Treinta años después me conmueve ver como han crecido, las compinches que buscaron, el destino al que, seguros, van encaminándose buscando su sitio. Mis piratas siempre me hacen sonreír.

A media tarde me llegó un guasap: "Tía estoy jugando a las categorías y me acuerdo mucho de ti". Me ha regalado una carcajada. No es fácil tener una tía tan pesada como yo con las palabras. Si yo lo comprendo. "Estas navidades jugamos" decía el siguiente. Porque ¿A qué quiero yo jugar siempre en las reuniones familiares? Y al leer sus guasap, he engordado tanto, tanto, tanto que he tenido que sacar un brazo por la ventana, otro por la puerta de la cocina y la cabeza por la chimenea de mi edificio. 




sábado, 7 de diciembre de 2024

"Lo que la hoja te cuenta" Antología de la tertulia literaria Rascamán

 


"Lo que la hoja te cuenta" Antología Tertulia Literaria Rascamán.

Lo hemos vuelto a hacer.
17 compañeros de letras nos hemos puesto de acuerdo, ¡con lo difícil que es eso hoy en día!, y hemos escrito a pachas nuestro cuarto libro.

Poemas y relatos con las hojas como excusa e inspiración.
Es nuestro libro más chulo. De verdad os lo digo.
Y es de todos. Y un poquito también de unos niños ciegos que algo recibirán de cada uno.

El próximo martes 10, a las 19 h. en la biblioteca David Gistau,
presentamos la antología "Lo que la hoja te cuenta".

Recital en directo. Intentaremos estar todos en el bautizo.
Yo llegaré cuando pueda, porque trabajo de tarde, pero llegaré, prometo que lo haré, como la O`Hara.

Coordina: Javier Díaz-Gil y allí te lo presentaremos.

jueves, 5 de diciembre de 2024

Madrid comenzando diciembre

 



Los adornos de Navidad hipnotizan como hacía Kaa, la serpiente del Libro de la Selva, con Mowgly. Siempre recuerdo aquella viñeta en la que se veía como la serpiente iba enrollándose cada vez más y más y más en torno al niño, al que se veía ya con los ojos redondos y una sonrisa tonta, mirando embelesado al animal cada vez más apretado. 

Me temo que así, así mismo, con esos ojos y esa sonrisa pero cada vez más estrujados, van a estar los que caminen por el centro de Madrid este fin de semana. 

A simple vista quizá parezca más vistosa la ciudad con sus luces de colores y su bullicio. Y no voy a negar yo que están bonitas las calles vestidas de Navidad, algunas incluso diría que preciosas, soy la primera a la que encantan los adornos navideños salpicando Madrid. 

Y cierto es también que esos mismos adornos apagados no te hipnotizan ni tan siquiera la mitad que encendidos. Sin embargo transmiten esa suerte de ternura que te contagia lo frágil y efímero. 

Me gusta mucho Madrid iluminado, muchísimo. 

Pero siento debilidad por esa ciudad recién decorada que lucirá brillante por la noche, esa misma que recién levantada y legañosa, desenrolla a mis pies calles transitables, luces amables y rincones apacibles. 

Me gusta su aire cada vez más fresco, su cielo anaranjado, esa gente que me cruzo, que va deprisa como yo, cargada con la tartera, la mochila, y cada vez más prendas de abrigo, pero no pierde el paso.

Me gusta esta ciudad que no solo va preparándose para la Navidad sino para una nueva jornada, esa que me da los buenos días, mucho más solitaria y nuestra, esa tan, tan viva. 


 








miércoles, 4 de diciembre de 2024

"Únicas" de Alicia Vallina - Reseña literaria

 


Llevo varios días que no avanzo mucho con el blog, me falta mucho tiempo y me gustaría poner orden, aunque tenga que hacer unas entradas más pequeñas. 

Para empezar vamos a poner al día las reseñas literarias. Le toca el turno a "Únicas" de Alicia Vallina. Mi amiga Julia me pasó este libro porque pensó que me iba a gustar. Y tenía toda la razón porque me ha interesado mucho. 

Vallina, la autora, ha hecho una labor de recopilación de biografías de cincuenta mujeres que han sido únicas por alguna razón extraordinaria. 

Me ha parecido un libro interesante y muy variado. Entre esas mujeres vamos a encontrar a la última mujer que murió por garrote vil en España, o la última que fue quemada por bruja. Pero por supuesto, no todas son historias truculentas. También están historias de mujeres muy talentosas pero a las que no se les reconoció como debieran, como por ejemplo a las hijas del pintor Sorolla, una pintora y otra escultora, que quizá no llegaron a ser tan conocidas primero por ser mujeres y segundo porque la sombra de su padre era demasiado tupida, pero ambas fueron artistas muy valiosas. Hay más historias de hijas, como la de Lope de Vega, que como a tantos de sus hijos nunca reconoció y que ingresó como monja trinitaria y también escribía. 

También en este libro nos trae mujeres artistas como las pintoras Remedios Varo o Ángeles Santos. Reinas de armas tomar como doña Urraca. O artistas inolvidables como Lola Flores o la malagueña Anita Delgado que llegó a convertirse en princesa india. También deportistas de los años 20 como Lili Álvarez. O emprendedoras originales como la mujer que inventó a la muñeca Mariquita Pérez. 

Ha escogido mujeres de todos los ámbitos y condición. Eso hace la lectura muy ágil y variada, así como la extensión de los capítulos que no es muy extensa ni sesuda. Eso me ha gustado porque si luego quieres ampliar tu información sobre esa protagonista tú ya te ocuparás, pero aquí te hace un acercamiento para que la conozcas. De algunas la autora tiene más información que de otras, dependiendo de la época, pero te la presenta para hacerla presente. Porque en definitiva, con esta compilación de retratos femeninos tan variados, la autora ha hecho una selección de mujeres únicas a las que quiere rescatar del olvido, todas ellas tienen en común, un carácter fuerte y resiliente, la virtud de no doblegarse ante las adversidades. Esa era su intención. 

Es un libro instructivo y de fácil lectura. 



jueves, 28 de noviembre de 2024

Hoy es el cumple de mi hermano pequeño

 



Cuando consideraron que yo ya era mayor para llevar chupete, en cuánto mi madre se descuidaba, salía disparada a donde estaba el hermano que venía detrás de mí, ese suertudo que aún tenía derecho a tan preciado bien y, con artes intimidatorias de hermana mayor, se lo quitaba día sí, día también, para metérmelo en mi boca. 

Con el tiempo se aseguraría la revancha.

Éramos entonces cuatro hermanos y dormíamos de dos en dos. Con mi hermano pequeño (que no el más pequeño que llegaría muchos años después)  no solo compartí habitación sino también una cama de aquellas que llamaban "nido", hasta que tuve diez años y la vida nos dejó a la intemperie. Pero esa es otra historia. 

Hasta mis diez, teníamos una buena vida y yo me iba siempre antes a nuestra cama a leer, un placer entonces recién descubierto, hasta que él me interrumpía todas las noches cuando mi madre le traía dormido y le acostaba a mi lado. "¡Eh, sin salirte de tu mitad!" me veo diciéndole en susurros. Al principio llegaba en brazos, luego venía caminando, pasillo adelante, con los ojos igual de cerrados mientras mi madre le iba empujando suavemente por los hombros. Siempre se dormía viendo la tele en el sofá. Siempre el tostón de acostarle cuando yo estaba ya concentrada en mi novela. Quizá ¿Se estaba vengando por lo del chupete?

Hoy es el cumple de mi hermano pequeño. 

El que salió más parecido a mi madre, el que era rubio y vivió más tiempo conmigo en casa, el que me lleva con sus amigos y de concierto. El que comenzó cuidando a los abuelitos del barrio en la prestación social y no ha dejado de cuidar a los que le rodean ya toda su vida. Con el que comparto más intereses culturales pero al que últimamente la ingrata vida le ha quitado mucho más que el chupete. 

Feliz cumple hermano, muuuuchas felicidades, que todos los dioses te compensen con ración doble, triple o hasta el infinito de días felices. 

Te los mereces todos.

28 de noviembre.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Paseando Madrid: Carabanchel.

 



Yo sé que Madrid tiene mucha gente y muchas filas, tiene muchos coches y muchas escaleras, tiene las calles estrechas y a menudo sucias, tiene líneas de metros a las que solo le faltan los "empujadores" como en Japón, y tiene distancias tan largas que una siente que nos está sisando tiempo de vida todos los días. No lo voy a saber... 

Sin embargo, aún a sabiendas de todo ello, entono un mea culpa y pido perdón, porque a mí me gusta mucho mi Madrid. Y lo camino y lo visito siempre que puedo porque es interminable. Supongo que sí, que algo de masoquismo debo de tener. O síndrome de Estocolmadrid. O qué sé yo. 

El otro día me lo atravesé para descubrir un barrio que me pilla a años luz del mío, pero que tenía ganas de patear. 

Carabanchel. 

Fue gracias a una de esas visitas que organiza la Comunidad de Madrid, por las que tienes que pelear un día concreto y a una hora fijada para pillar plaza para tres meses después, armándote de paciencia. Pero que si lo consigues, a mí me suelen gustar, porque como las de Arganzuela, las guías vienen de un colectivo que se llama La Liminal que lo enseña muy bien porque te hace mirar al pasado y al presente de los lugares y te ofrecen una explicación en la que también los visitantes nos volvemos protagonistas. Nos hacen preguntarnos un sinfín de cuestiones relacionadas con los movimientos sociales y después vecinales, la geografía, la economía, la historia, y vas encajándolo todo, y al final te llevas a casa una visión del lugar bastante completa. 

Sería muy largo contaros toda la visita, pero así a grandes rasgos deciros que en esta visita, comenzamos recordando a los dos Carabancheles que se anexionaron a Madrid en los años 40. Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo eran dos municipios pegados a la capital que se anexionaron en 1948. De ahí viene este distrito que tiene varios barrios y una extensión considerable más allá del Manzanares, atravesando el Puente de Toledo, el Puente de Segovia hacia Toledo y Extremadura.

Lo primero que visitamos fue la Finca de Vista Alegre, ese lugar histórico fundado como Casa de Baños en 1824, muy visitado por la regente María Cristina, y que llegó a ser un sitio de recreo de las clases altas a donde escapaban para ocio y evasión. Lleva abierto ahora como tres años, tras las movilizaciones vecinales del 2018 y 2021 en las que lograron el reconocimiento patrimonial de sus jardines y el uso público. Se ha rehabilitado bastante la Quinta con su Palacio Viejo y su Palacio Nuevo, y donde aún se conservan ruinas de la antigua fábrica de jabón. Merece mucho la pena. 

Y de ahí fuimos paseando por el barrio para conocer un poco el antiguo Carabanchel Bajo, con su Plaza rebosante de vida un sábado por la mañana, y de ahí a la plaza donde estaba la antigua Plaza de Toros de Vista Alegre, lugar de encuentro y ocio. Ahora está ahí el famoso Arena donde hay tantos conciertos. 

Fue una visita muy instructiva, muy amena, en la que pudimos ver de primera mano como Carabanchel había crecido desde los Palacios hasta las fábricas, como dice el título de la visita. 

Y no os voy a engañar, si luego una lo remata tomándose en una tasca típica unas patatas revolconas con unos torreznos acompañándolo de un rico vermú, se te queda un sábado bien, bien redondito.