Ellos me ven pasar de perfil, ven de reojo que me paro, que les he visto y posan para mí.
#murales #muralesdevalencia #valenciaenenero #valencia
Un blog para letraheridos. Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y letras. Un blog donde sentarse a leer mientras te tomas un café.
Ellos me ven pasar de perfil, ven de reojo que me paro, que les he visto y posan para mí.
#murales #muralesdevalencia #valenciaenenero #valencia
"Yo te ofrezco mi amor y hablarte con verdad. Amén"
Con esta frase terminaba de hablar Maddi, para sus adentros, con Dios. Maddi era muy católica, pero la tenían castigada a no comulgar por haberse divorciado. Sin embargo, Maddi se empeñaba en recibir la comunión y daba lugar a situaciones muy tensas en la Iglesia por esta razón. Así era el personaje principal de esta novela que terminé hace un par de libros (porque llevo atraso de reseñas...): "Maddi y las fronteras".
"Yo te ofrezco mi amor y hablarte con verdad. Amén". Me encanta esa frase con la que he encabezado esta novela y con la que terminaba Maddi de hablar con Dios.
Tenía muchas ganas de leer a Edurne Portela y desde luego no me ha decepcionado, me ha gustado mucho su forma de escribir. Aunque también es cierto que para leer su prosa he elegido su cuarta novela, justo una novela que no es enteramente de su imaginación sino que parte de alguien real.
Parece ser que a la autora le ofrecieron escribir sobre una mujer que vivió en la primera mitad del siglo XX en el sur de Francia. Le ofrecieron una documentación donde se hablaba de ella y sobre estos papeles ella reescribió su vida según ella la imaginó o visualizó recorriendo algunos de los paisajes donde debió vivir.
Esta señora se llamaba María Josefa Sansberro, pero era conocida por Maddi, y nació en Oiartzun en 1895. Regentaba un hotel en el año 1929 en Sara, en la frontera entre España y Francia. Y era especial, una personalidad con muchas contradicciones, muy católica pero divorciada, madre de un niño por puro azar, pero aunque vive con un amigo nunca tuvo hijos, y empieza ayudando a los exiliados republicanos y termina siendo miembro de la Resistencia rodeada por nazis. No era una persona nada convencional para la época en la que vivió. Y menos una mujer convencional.
Es la historia de una mujer valiente que arriesgo su vida por lo que pensaba que era justo.
En el epílogo de la obra la autora cuenta exactamente como llegó a saber de la existencia de esta mujer. En un principio pensó en escribir un ensayo y terminó haciendo una novela.
Una novela escrita en primera persona, con un estilo sencillo, con lo que ya consigue que te acerques mucho a esa Maddi, es una forma de narrar íntima que te vuelve muy cercano ese personaje, que no sabemos si es el real, solo sabemos que es el que Edurne Portela ha creído ver. Está en primera persona, pero está salpicada de monólogos interiores tanto como de diálogos. La lectura es ágil. Y se va haciendo cada vez más intensa a medida que vas leyendo más y más páginas y sabes del destino de la protagonista.
Es una lectura que va de menos a más. Como si la forma de contarlo fuera un zoom que te va acercando cada vez más al peligro que estaba corriendo Maddi con sus acciones. Muy bien dosificada la tensión según el argumento. Confieso que no me ha gustado el final, no porque esté mal escrito, todo lo contrario, sino porque me hubiera gustado otro para esta protagonista. Pero claro, existió, y ya venía con su destino conocido. Aún así me ha parecido muy bien contado desde esa primera persona.
Preludio
"Sachsenhausen, 13 de noviembre de 1944
Intentas entenderme, completar mi biografía, imaginar este final. Rellenar todos los vacíos, esclarecer las incógnitas que te suscita mi vida y que hoy por fin acabará. Te han regalado las palabras registradas en los archivos de mi paso por esta vida y esta muerte: partida de nacimiento, matrimonios, divorcio, deportación, Dachau, Ravensbrück, Sachsenhausen, condecoraciones, reconocimientos, pesquisas archivadas que hará ese hijo que no es mío. Palabras que me resumen pero que no te cuentan todo lo que he amado y sufrido, lo que he deseado y odiado, el bien y el mal que he hecho, todo lo que me han querido y admirado, temido y despreciado. No escucharás mi voz y apenas entenderás mi rostro porque no me has visto sonreír ni llorar. Solo tienes una fotografía con mi querida Marie Jeanne y ese perro al que darás un nombre inventado. ¿Cómo vas a contar mi historia? ¿Cuánto vas a fantasear para darle un sentido? ¿Vas a entender mis motivos? ¿Vas a convertirme en heroína? ¿En víctima? De ti depende cómo me recuerden quienes te lean. Serás responsable de la memoria que quede de mí en aquellos que abran estas páginas. No inventes demasiado. No imagines demasiado.
Demasiado nunca será suficiente."
¡Pero que no habías reseñado esta obra de teatro! ¿Será posible? Te tienes que regañar, porque si te dejas llevar por la indolencia estás perdida. Sabes que si el blog no lo mantienes más o menos al día la desmemoria es como la maleza, y se hace fuerte entre los recuerdos, los reseñas, las colecciones, y en general, todas las entradas. Y con la desmemoria, llega el desorden, y al final el olvido. Y estás perdida.
Porque el día 1 de enero, ya es tradición, pasar la tarde con la familia en el teatro. Y al último primero de enero le tocó el turno a: "Una terapia integral" en el Teatro Fígaro.
Como no lo contaste en ese momento ya no puedes reseñar detalles. Ay, si es que te lo tengo dicho... Pero vas tú y reseñas, vete a saber por qué, antes la obra de teatro que viste el 5 de enero que la del 1, sí la de La isla del aire, acuérdate, y ahora mira... Esa mala cabeza.
Menos mal que perduran, entre los efluvios de los polvorones y las hojaldrinas (ummm, qué ricas están las hojaldrinas), retazos de la obra "Una terapia integral". Como la fila que se formó acera adelante antes de entrar, normal que después la sala estuviera tan llena. Perdura también el humor que flota ligero durante toda la obra sobre el patio de butacas. Que no quieres decir con esto que sea hilarante, no, pero sí que tiene sus golpecillos, y desde luego el argumento te mantiene interesado en lo cuentan y hasta tiene varios puntos con los que terminas echando la carcajada. Eso es lo que perdura pasados los días: esa sensación de bienestar y lo bien que lo hacían los actores.
La historia se desarrolla en un taller para aprender a hacer pan donde un cocinero (Antonio Molero) da un curso que debe costar "una pasta gansa" a tres peculiares personajes: Un millonario parlanchín y algo sobrepasado (Cesar Camino), una cardióloga de lo más racional (Esther Ortega), y una jovencita muy frágil (Angy Fernández). Actúan muy bien todos, la verdad. Todos. Muy creíbles en su papel. Y vosotros fuisteis un grupo de varias generaciones y a todos, mayores y pequeños, os gustó la obra, que aunque parece distendida al final tiene su intríngulis.
Además, acuérdate, te gustó mucho cuando al final, después de aplaudir ya, Antonio Molero se dirige al público y dice unas frases que por supuesto no vas a decir. Que luego te acusan de destripar y patatín y patatán... Algunos se ponen muuuy pesados con eso... Pero sí, sí, que estuvo bien.
Total, que se trataba de que la familia pasáramos lo mejor posible la tarde del 1 de enero y el objetivo, desde luego, que se cumplió. Por tanto... ¿Qué más se puede pedir?
¿Y si no te dejaran leer? Pues te morirías. Seguramente. Te morirías de nostalgia, y llorarías lágrimas planas como páginas, llorarías muchas páginas que formaran capítulos hasta llorar libros y libros y deshacerte de pena. Tú no podrías vivir sin leer.
A veces la vida es esa jugada del billar en la que el taco da a una bola, y esa bola a otra, y ésta a otra y al final yo me veo viendo el Musical de Chicago en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.
Toronto. 2016. |
El caso es que al final, de pronto, una compañera, Amelia Serraller, con el coordinador, Javier Díaz, hablaron de darnos una sorpresa. Consistía en que algunos de los textos se leerían en otros idiomas para que viéramos como sonaban en esas lenguas. Amelia es traductora de varios idiomas y profesora. Yo pensé, la verdad, que escogerían solo poemas, vamos, estaba convencida. Y escuchamos ruso, italiano... Y resulta que sale una chica, Nicole Katarzyna Hanas, y dice que ha escogido uno de mis textos y lo ha traducido al portugués.
Qué sorpresa... Qué ¡obrigada! me sentí.
Y cómo hace tanto que no dejo aquí uno de mis relatos, pues he pensado que comparto con vosotros éste que he publicado en nuestro libro. Son tres historias cortitas que están relacionadas.
Imaginaos por un momento un bloque de vecinos. En el primer piso está ocurriendo una historia, al mismo tiempo y, en el segundo piso, está ocurriendo otra... Y varios minutos después de ambas, ya en el portal surge la tercera.
Aquí os las dejo.
Celebración
Rocío Díaz
1. Celebración de la resta
En el primer piso de un edificio de vecinos, un
niño de seis años y su joven niñera se disponen a darse un festín. Delante del bol
rebosante de gusanitos, nubes y otras chuches al crío le brillan los ojos,
mientras la niñera no consigue retener una lágrima al fotografiarle radiante
abrazando su trofeo. Felicidad y tristeza ya siempre se darán la mano en
aquella foto.
2. Celebración
de la suma
En el segundo piso del mismo edificio, un atractivo
veinteañero, recién duchado y oliendo de maravilla, va silbando por la casa
mientras cambia sabanas, airea habitaciones, y coloca flores aquí o allá. Necesita
que todo esté perfecto, porque es una celebración: suman un año juntos.
3. Celebración
de la aritmética
En el portal de ese edificio de vecinos,
naufragan una noche una triste cuidadora y un veinteañero despechado. Con la
mirada húmeda y el alma espachurrada, abrochándose los abrigos, topan, frente a
los buzones, entonando a dúo el mismo desgarrado y profundo suspiro.
—Anda toma -dice ella ofreciéndole un pañuelo
de su paquete.
—Gracias. Algo se me metió en el ojo -Contesta
él sin apenas mirarla.
—A mí se me metió un hombre de 6 años -replica
ella valiente- y me ha partido el corazón.
—Vaya… Sí que vienen pisando fuerte las
nuevas generaciones -responde él sin pensar, ni delatar su pena. Sin embargo, al
ver que ella solo asiente, decide ser sincero: A mí me pisoteó el corazón una
de casi cuarenta. Números cantan. Salgo ganando…
—Viéndonos aquí más parece que los dos
salimos perdiendo. -Replica ella, sentándose en el primer escalón.
Él se sienta a su lado, sin ganas de nada y sus
miradas tristes se encuentran, se calibran. Durante unos minutos, siguen
compartiendo pena y pañuelos en silencio hasta que ella, palpándose un par de
chuches del bolsillo, saca una y pregunta:
—¿Quieres?
Y él, a modo de respuesta, piensa en voz alta:
—Mojadas en unos benjamines que tengo arriba podrían
estar buenas. Eran para una celebración ¿sabes? pero…”. Quiere explicarle.
Sin embargo, masticando ya una de las
chuches, ella no le deja continuar:
—Pues, venga. ¿A qué esperamos? ¿No eran para
una celebración? Y tomándole de la mano le anima a levantarse: ¿Dónde tienes
esos benjamines?
Este diciembre publicamos una antología que se titulaba "Celebración".
Y eso era: Una celebración de la literatura y lo que nos supone compartirla. Ahora hacemos la puesta de largo oficial "celebrando" una lectura recital:
Miércoles 17 de enero de 2024 a las 18.30 horas
en el salón de actos del Centro Cultural Clara del Rey - Museo ABC,
c/ Amaniel, 29-31 de Madrid.
Somos unos cuántos leyendo ese día los poemas y relatos incluidos en el libro, así que recitaremos poquito tiempo pero lo estrujaremos lo mejor que sepamos para que sea una lectura variada y ágil.
Ya sabéis:
Centro Cultural Clara del Rey - Museo ABC c/ Amaniel, 29-31 Madrid
17 de enero de 2024 - 18.30 horas