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viernes, 10 de septiembre de 2021

¿Retretes? . La originalidad en el lenguaje y la comunicación

 



Hoy, viernes, me vais a permitir que hablemos un poquito de la comunicación en los retretes. 

Los retretes, excusados, urinarios, letrinas, servicios, aseos, cómo gusteis...

 

A los madrileños nos llaman "gatos", luego entonces lo suyo es que vayamos a hacer "nuestros deberes" a los areneros, como todos los demás gatos de la Capi. 

 

Madrid. Agosto 2021
Madrid. Agosto 2021

 

 

 

En otras ocasiones, como en el caso de debajo, sobran las palabras, como decía Braulio. 

Bueno nos lo decía a los que ya tenemos "cierta" edad. Sí. Lo he buscado: 1976. Pero si yo era una criaturita ¿Por qué me acuerdo?

 

Huelva. Julio 2018

 

 

Y allá por el norte ¿qué van a decir? Pues que o eres sardina o eres bonito. 

Noja. Julio 2021
 

Noja. Julio 2021
 

No sé a vosotros, pero a mí estas "cosillas" de los retretes siempre me roban una sonrisa. 

La originalidad en el lenguaje, o en la comunicación me agrada siempre, pero en estos casos "especiales" aún la valoro más. 

¿Será porque, la niña que hay escondida dentro de mí, aún se ríe cuchicheando con los amiguitos palabras como "pedo", "pene" o "culo"?

Ojalá sea eso.



 

Las lágrimas de Claire Jones - Berna González Harbour. Reseña Literaria


 

 Ay. Cuánto me cuesta tener al día las reseñas de los libros que termino de leer. ¿Debería abandonar este empeño? No os creais que no me lo pregunto a menudo.

 

Podía hacerlo. Jueves y viernes en Ávila, con Tomás. Y el sábado a Santander. Podría cerciorarse de que Carlos se afeitaba, se cuidaba, desayunaba sin grasa y comía en algún garito sin demasiadas fritangas. Dios, si lo pensaba un minuto, ¿cuánto tiempo hacía que no vigilaba su frigorífico, su horario, si tomaba demasiadas copas o cumplía al menos una quinta parte de la dieta que le había impuesto el médico? ¿Cuánto hacía que el enfermo amigo se había convertido en su propio cuidador? Sí, debía hacerlo. Mientras Rodrigo pagaba la cuenta e insistía en que ella se olvidara, al fin tecleó:

 «Ok, Martín. Me has convencido. Iré a Santander.» 

Y volviéndose a Rodrigo mientras ambos se levanta-ban para salir de La Amistad, le preguntó: 

—¿Y por qué crees que nadie encontró a la señora Buscapié?


Esta novela de Berna González Harbour “Las lágrimas de Claire Jones” es una novela de intriga entretenida. Resulta que forma parte de una trilogía, y sin darme cuenta me leí en primer lugar la que ocupa el tercer puesto, así que muchos de los personajes, mientras la leía, me parecían que no estaban demasiado bien descritos. Hasta que me di cuenta de que no solo formaba parte de una saga donde la protagonista era la misma comisaria, sino que había comenzado la serie por el último, madre mía qué cabeza, y claro ya di por hecho que los personajes, de la parte de la novela correspondiente a la vida privada de la protagonista, ya debían estar más que presentados en los anteriores volúmenes y no hacía falta detallarlos con más precisión. Ya me vale. En cualquier caso comentaros que a ésta novela la preceden Verano en rojo (2012) y Margen de error (2014).

Lo que nos cuenta el argumento es que la comisaria María Ruiz se encuentra desterrada en Soria, donde el último suceso que no se resolvió, y del que se tiene noticia, ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido con matarratas desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años. Desde que la destinaron a Soria, sacándola de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde visita a su compañero Tomás, que está en coma. En ese momento, el comisario Carlos, un amigo suyo, finalmente ha conseguido convencerla para que un fin de semana se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo, pues que va a dar allí con su nuevo caso: un coche abandonado en la zona del puerto. En el maletero, una chica muerta, y en el asiento del copiloto, un ejemplar del periódico The Times con fecha del 15 de octubre de 1998 y una noticia recortada. 

Ya tenemos el misterio servido.

Se trata de una novela estructurada en 60 capítulos, dividida en dos partes. Cómo os decía se lee bien. No ha sido la novela de mi vida, ni siquiera la novela de intriga de mi vida. Pero quizá haya sido porque no las he leído en el orden correcto. Aún así, es una novela que me resultado entretenida, la prosa es sencilla y, a pesar de que no existen grandes sorpresas o puntos de giro, tiene ritmo, al que contribuyen además la profusión de diálogos. Está contado desde diversos puntos de vista, el de la Comisaria, el de la víctima... Ese punto también le da más agilidad a la lectura.

Como originalidad resaltar que trate el tema de la intervención de “los cuáqueros” en nuestra Guerra Civil. Eran éstos una sociedad religiosa fundada en el siglo XVII en Inglaterra. Unos cristianos protestantes que aliviaron las condiciones penosas de los Republicanos, tanto en la guerra en algunas ciudades españolas, como sobre todo en los campos de refugiados de Francia. Nuestra novela está ambientada en Santander, donde existe un cementerio protestante que tendrá su protagonismo en la novela y que enlaza muy bien con la historia de esta comunidad religiosa.

Luego la novela toca este tema histórico, y además aborda el tema de la corrupción en la policía, la prostitución y la soledad.

Creo que lo mejor de la novela, además de tocar el tema de los cuáqueros, que al menos a mí me ha resultado interesante (no es que lo desconociera, ya lo había leído en ficción en el libro de Isabel Allende "Largo pétalo de mar"), es que esta novela está bien ambientada. Es muy visual en lo que quiere reflejar la autora, y podemos casi "ver" el elegante ambiente pero solitario de la protagonista, el sórdido de los garitos que empieza a frecuentar o el casi bucólico de su abuela y esos cristianos, de tan bien reflejados como me han parecido.

Con la fila de libros que tengo, dado mi despiste, no creo que vuelva a esta autora para leer los libros anteriores, pero no descarto leer uno de los siguientes.


 

martes, 7 de septiembre de 2021

"Fin de temporada" de Ignacio Martínez de Pisón

 


Es esta "Fin de temporada" una historia costumbrista, como las que suele escribir Martínez de Pisón, que se lee en nada. 

Está compuesta por un prólogo, ocho capítulos y un epílogo. No podía dejar de leerla. Y no porque fuera ninguna historia trepidante, ni preciosa, no, es tan normal, tan de todos los días, tan de personajes corrientes, pero tenía que saber cómo podía terminar esa relación madre-hijo tan intensa.

"Dónde nunca había habido más que barro y maleza pronto habría frutas y hortalizas, y esas frutas y esas hortalizas estaban llamadas a sobrevivirle. Estaba creando vida, sí, pero sobre todo estaba creando futuro. 

Había algo religioso en aquello, una liturgia que la ponía en comunicación con el planeta y con la especie. cada vez que rastrillaba para retirar hierbajos o marcaba el surco con la pala, cada vez que hundía semillas en la tierra estaba reproduciendo una acción que no había parado de repetirse desde tiempos inmemoriales. ¿Cuántos hombres y mujeres habían hecho algo así en los siglos pasados y cuántos seguirían haciéndolo en los venideros? El acto más humilde condensaba una sabiduría anónima que se había ido asentando a lo largo de la historia de la humanidad..." 

El argumento nos presenta una pareja en junio de 1977: Rosa y Juan. Son dos jóvenes de un pueblo de Extremadura, ilusionados con su vida. Pero Rosa se queda embarazada y ambos están de acuerdo en que es demasiado pronto y deciden abortar en Portugal. Pero tienen un accidente que cambiará su destino. En la novela conoceremos a Rosa veinte años después, con su hijo Iván, y su amiga Mabel que viven en un camping en Tarragona.  

El tema de la novela es cómo nos condiciona lo que sabemos. Cómo el saber, el conocer, ciertos hechos nos cambia la vida. También se toca el tema de la familia, la fuerza de los lazos familiares, y las relaciones tóxicas.

“Esa es la cuestión: no eres el mismo si sabes unas cosas que si no las sabes. Saber nos hace diferente, nos convierte en otras personas”.

Los personajes son seres anónimos, que llevan una vida tranquila, y que van acarreando de por vida no solo el resultado de las decisiones que han ido tomando, sino el peso de lo han ido callando.

Es esta una novela con ritmo lento, escrita con una prosa cuidada y sencilla. Una historia ambientada en España, en varias provincias, pero sobre todo en Tarragona, en un camping. Con una incursión a Francia. Y cronológicamente se desarrolla en la época de la transición. Está muy bien ambientada.

Es una historia sin grandes sobresaltos, salvo los sentimentales. 

De vez en cuando yo tengo que volver a Ignacio Martínez de Pisón, me llega mucho su prosa. Por eso cada cierto tiempo tengo a volver a leerlo, volver a su novelas aunque, como en este caso, no sea la que más me haya gustado, y su final me haya encogido el corazón. 

"Sois como esos árboles que no dejan que crezca nada a su alrededor. ¿Y los demás qué? ¿Y yo qué? Estáis tan encerrados en vosotros mismos que no sois capaces de ver a los que estamos al lado”.

 

 

viernes, 3 de septiembre de 2021

Murales de Cantabria. Escapar.

 

Santoña. Julio 2021

 

Colocando un pie delante del otro, con cuidado, nos deslizábamos por la cuerda floja de la música que escapaba de aquel saxo, mientras fuera anochecía.

De puntillas nos adentrábamos en el viernes noche:

El plan era escapar. 

El botín, conseguirlo.

 

Había tanto por disfrutar.

 

Repasar el verano a través de las fotos.

Deslizarse por los toboganes de las fachadas pintadas, 

colarnos con descaro en el fondo infinito de coloreados murales.

 

 Escuchar, ver, reír, comer.


Comer guarrerías. 

¿Hacerlas?

Sentir.


Tirarse de cabeza a un lugar donde sentirse querido. 

¿De cabeza? Mejor sin ella.

Una sonrisa.

Un guiño.


Escapar.


Y acunándonos, despacio, la música 

la música de aquel saxo.


Laredo. Julio 2021

Santander. Julio 2021

Santander. Julio 2021

Santander. Julio 2021

Laredo. Julio 2021

Laredo. Julio 2021


"Independencia" de Javier Cercas. Reseña literaria

  


En diciembre de 2019 que leí "Terra alta" de Javier Cercas, se me coló dentro Melchor Marín, su protagonista.

De vez en cuando he pensado que cuándo volvería a saber de él. 

La verdad es que no ha sido demasiado tiempo, esperar dos años, para que el autor nos diera razón de él en este "Independencia" que me he leído tan rápido porque tenía ya ganas de volver a pasar unos días enredada en esa historia.

En esta entrega hemos dejado Gandesa, el pueblo de la Terra Alta donde vivía Melchor Marín, el mosso d`esquadra protagonista. Nos trasladamos con él y con su hija Cossette a Barcelona, donde la Alcaldesa está sufriendo un chantaje por un vídeo sexual que pretenden sacar a la luz. A Melchor le piden sus compañeros que venga a echar una mano. 

Vemos, por tanto, que la ambientación cambia un poco. Aunque ya estamos en el año 2025, hemos avanzado en la cronología de la historia.

El tema de la novela sigue siendo la injusticia, tal y como era en la primera entrega. Aunque, claro, aquí se aborda de paso el tema del procés, ya pasado. Se aborda mucho el tema político, pero también se vuelve a abordar el tema del antihéroe que siempre pierde frente al poder y el dinero.

«Mi padre decía que Cataluña siempre ha estado en manos de un puñado de familias. Ellos mandaban antes del franquismo, mandaron durante el franquismo, mandan después del franquismo y mandarán cuando tú y yo estemos muertos y enterrados». (Página 58)

 Imagino que con algunas opiniones de corte político que ha plasmado aquí el autor, habrá perdido algunos lectores.

 

En lo que al argumento se refiere iremos avanzando en una doble vía. Por un lado tenemos la historia propia de esta novela de la extorsión a la Alcaldesa. Es la parte donde más se aborda el tema político, la corrupción del Gobierno, de la Alcaldía, de las Instituciones. 

Y por otro lado tenemos la historia de Melchor Marín, cómo ha evolucionado su vida con respecto a su trabajo, a su familia, a sus amigos. 

"El policía no le ha contado más; ella, por su parte, tampoco pregunta, porque la primera regla no escrita de su amistad consiste en la obligación de administrar con sumo cuidado sus mutuas intimidades."

 

Este personaje de Melchor Marín sigue siendo muy atractivo. Ese mosso expresidario, letraherido y obsesionado con "Los miserables", hijo de una prostituta asesinada, cuyos asesinos nunca pudo encontrar. Ese mosso que va un poco por libre, y se toma muchas veces la justicia por su mano, sin dar ningún tipo de explicación a nadie de su entorno. Es un buen personaje, un tipo fascinante, que en esta segunda entrega crece un poco más y se convierte en un personaje más maduro. 

 

Siguen teniendo mucho peso los libros en esta segunda parte de la historia. Aunque en esta ocasión, casi más que Los Miserables, se alude a Miguel Strogoff de Julio Verne. Todas las noches el protagonista se lo lee a su hija que identifica al protagonista con su padre. Pero también hay otras alusiones como a Lampedusa, a Eça de Queiroz, está leyendo La ilustre casa de Ramires; a John Ford, El hombre que mató a Liberty Valance, y John Wayne.

El libro está escrito en tercera persona, y va alternando la prosa con el diálogo. El ritmo es ágil, no es trepidante, pero es una novela entretenida que se lee muy rápido.

Si leíste "Terra Alta", no puedes dejar de leer "Independencia". A mí ya me gustaba Javier Cercas, pero con estas dos novelas me he afianzado en su prosa, y más porque me atrae el tema policíaco. Además un fleco muy importante de la primera que se nos había quedado sin resolver, se cierra en esta segunda novela, con lo cual resulta mucho más redonda. He leído por ahí que se trata de una tetralogía, si es cierto, podremos disfrutar de nuevo de otra andanza de Melchor Marín, aunque seguramente ya convertido en bibliotecario que es lo que está deseando. O no, quizá solo sea poli y ya está como le dice su amiga Rosa Adell.

Pero, no pasa nada, al final lo sabremos, solo hay que tener paciencia, ya llegará la continuación.


jueves, 19 de agosto de 2021

Más murales de Madrid

 

 
 
 
 
En agosto no había que irse muy lejos 
para viajar,
para descubrir rincones nuevos,
para disfrutar.

Madrid domingueaba en sus fachadas, 
y como una peli de estreno,
se volvía historia, personaje y pasión.
 
Madrid era nuestra e infinita siempre, 
pero en agosto se adecuaba a nuestro paso,
se hacía de nuestra medida, 
se nos ofrecía 
más transitable,
más luminosa,
más de los que nos quedábamos
haciéndole compañía.


 
 
 
 
 
 
 
 


 


 

martes, 17 de agosto de 2021

"Bajo la piel" de Susana Rodríguez Lezaún

 

"-Entiendo -siguió Damen, concentrado ahora en acariciarle el interior del brazo-. ¿El nuevo cuervo lleva el alma de tu madre?

-Así es, lo hice por ella.

-¿Y el pájaro rojo que está al lado?

- No es rojo. Cuando la costra se caiga será marrón. Es un rálido de Aldabra, el único ser vivo del que se tiene noticia que ha reaparecido sobre la faz de la Tierra miles de años después de haberse extinguido.

-Como si fuera una...

-Resurrección -terminó Marcela-. Sé que puede sonar estúpido...

-No -le cortó Damen-. No suena estúpido en absoluto. Es un homenaje precioso, una forma iancreible de llevar contigo a las personas que amas."



Esta novela me la he leído en un suspiro. Me ha parecido de lo más, más, entretenido. Muy recomendable.

No conocía a esta autora, me la recomendó una amiga, y la verdad es que ahora me pienso leer todos los libros que tenga. 

"Bajo la piel" de Susana Rodríguez Lezaun. 

Me ha encantado el personaje principal. Marcela Pieldelobo. Me parece un personaje de esos, como Lisbeth Salander, que me resultan de lo más atractivo, tiene magnetismo. Se trata de una inspectora del Cuerpo Nacional de Policía de Pamplona, que anda por la treintena y arrastra un montón de problemas familiares y sentimentales, a quién se le va un poquillo la mano con el alcohol y es excesivamente visceral. Es un personaje duro por fuera y frágil por dentro que está perfectamente perfilado, con un montón de detalles curiosos en torno a su persona que hace que enseguida te atraiga, te cale, y te pongas de su lado. Es un personaje con tanta fuerza que toda la novela va a girar en torno a ella, es como si primero hubiera existido el personaje y después el autor le hubiera inventado su historia.

Junto a ella conoceremos a unos secundarios también de excepción, aunque no tengan el brillo de Marcela, me estoy refiriendo a su compañero Miguel Bonachera, a su pareja el policia foral Damen Andueña, o a su vecino Antón Errea, un jóven discapacitado. Con todos estos personajes llegas a encariñarte, están muy bien caracterizados, son creíbles, casi los ves moverse.

Aquí Marcela se va a encontrar con el caso de un bebé abandonado en un aparcamiento solitario y un coche de alquiler siniestrado sin rastro del conductor, pero con manchas de sangre y huellas de rodadas… Las pistas nos llevan hasta una familia de la zona muy influyente y muy tradicional del Opus. Pero los superiores apartan del caso a Marcela...

Se abordan muchos temas: las influencias, el poder del dinero, la corrupción, el maltrato...

La novela tiene muy buen ritmo, es ágil, hay mucha acción en su trama. Un ritmo casi frenético. Son 39 capítulos cortos, se leen muy rápido. El narrador es omnisciente. Y hay muchísimos diálogos, diálogos muy naturales, que fluyen, que te los crees, lo cual favorece que el ritmo sea mucho más rápido, de lo que ya es de por sí, gracias a su trama. 

Me ha gustado mucho la prosa de esta autora porque está salpicada de detalles que la hacen muy visual:

"Más de un día llegaba a la plaza llorando porque su madre no le permitía quitarse el uniforme escolar y ponerse pantalones, aunque fuera el chandal del colegio. Siempre llevaba esa horrible falda a cuadros escoceses, camisa blanca, una corbatita oscura, no sé si azul o negra, y chaqueta también oscura con un enorme escudo bordado en la pechera. Pero ella era muy lista -siguió-. En cuánto su madre se descuidaba, cogía la aguja de la falda, se cruzaba la parte de atrás entre las piernas y la engachaba delante. Parecía uno de esos pantalones hindúes. Entonces le veíamos las rodillas. -Rió. Sonreía como si estuviera viéndola en ese momento. Y quizá fuera así, quizá Victoria estuviera detrás de sus ojos."

Muy bien ambientada en Pamplona y Zugarramurdi, podemos casi humedernos con la lluvia, con ese ambiente gris, o pasar hasta frio. Muy bien reflejado ese mundo de Navarra, tanto el de la capital como el del pueblo de callecitas estrechas, salpicado de verde y construído de piedra.  


En fin, que se nota que me ha tenido enganchada a la historia. ¿Verdad?

Me ha parecido una novela muy recomendable, y tengo la idea de leer el resto de novelas de esta autora.