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lunes, 25 de mayo de 2020

"Sillas invisibles" de Juan Calderón. Reseña de un poemario



Existe un libro en dónde aún hay un pálpito de editorial e impresora, de tan nuevo como es.
Un libro que llega envuelto aún en el olor a papel entremezclandose con el de la buena poesía.

Se titula "Sillas invisibles" del poeta y artista multidisciplinar Juan Calderón.  
Editado por Los Libros del Mississipi.
 
 
Un libro que rezuma elegancia tanto en su prólogo a cargo de Javier Díaz Gil, como en sus ilustraciones a cargo de Carmen Padín, ambos estupendos artistas de la palabra y el pincel.

Un libro elegante también en su contenido de bellos poemas, delicados, con un poso de nostalgia pero mucho de maestría y experiencia.

Existe un poemario que se titula "Sillas invisibles" porque trae sentado en él a muchas de las personas del mundo del autor, así como a muchos de los lugares que conforman su paisaje y sus coordenadas.

Se titula también "Sillas invisibles" porque el autor nos invita a que entremos en él de forma hospitalaria y tomemos asiento entre sus versos, como quién nos invita a su casa, a lo que tiene, a lo que es.
Y entras y te encuentras con personas que tú también conociste o conoces, y otras que no pero te hubiera gustado conocer. 
Entras y te sientes bien, muy bien.


 Sus cien páginas de versos se estructuran en cuatro partes:
- Desde el embarcadero, mientras llega la barca: 
Donde atesora poemas sobre el devenir de sus días, los pequeños miedos pero también los pequeños placeres, sus compañías y la paz interior que tanto ansiamos.
- A los que ya alcanzaron la otra orilla :
Donde reune doce poemas inspirados por personas admiradas, ya sean amigos o poetas y artistas que ya no están.
- Lugares y maletas: 
 Diez poemas donde se dan citan sus geografías y recuerdos.
- Con el dolor a cuestas: 
Donde se recaban poemas sobre el dolor y las cicatrices.

Está escrito con la maestría de un poeta entrado en la experiencia de los años y el buen hacer literario. Cuenta historias, entre versos, con ritmo y transparencia. 
Los poemas de Juan Calderón pertenecen a esa poesía que destila belleza, que te va empapando y vas interiorizando porque no te cuesta entender lo que nos quiere contar, aparentemente sencilla pero profunda a un mismo tiempo, en sus contenidos y su quehacer poético. Cuánto oficio. Qué bellas sus imágenes y cotidianos sus temas. Devolviéndonos en poesía lo cotidiano. 

Yo no soy mucho de poesía. Pero me quedo con cuatro o cinco poetas, entre ellos Juan Calderón.

Se me hace díficil, muy díficl, escoger unos poemas para mostraros a modo de pequeña selección cuánto de especial nos trae este poemario. Pero aquí os dejo un puñadito de ellos. 

Y por supuesto el enlace donde podéis adquirir este regalo, os remito a la página de la Editorial Libros del Mississipi. 
En estos tiempos raros, malos para los libreros y las editoriales tenemos que animarnos a comprar libros, a comprar cultura. Cultura de la buena:




SILLAS INVISIBLES

Las sillas
son invisibles
en el santuario
de mis afectos.

Siempre dispuestas
para quien quiera
ocuparlas.



LA LLAGA
Para esos seres humanos que se ven obligados
a huir de sus países por culpa de las guerras.

Eran dulces las horas
en mi país de entonces,
con el jazmín danzando entre la brisa,
mientras leía los poemas
escritos en el cielo por los astros.

Muy cerca de mi alcoba
jugaban con el sueño mis hermanos.
Tendidos, al amor de los cojines,
mis padres planeaban el futuro,
y en el huerto dormían las palomas,
felices en la copa de un naranjo,
cuando nació del vientre de la noche
una bestia terrible
que deshizo la vida en mil fragmentos.

Ahora voy errante por el mundo;
de todo lo que fue y de lo que fuimos
solo queda dolor en mi estatura.

Me llamo Paz y llevo en carne viva
la llaga del recuerdo.

(Primer premio
IV Certamen
“Gritos en Verso, 2018”,
de ASEAPO)



AMISTAD
Para mi querido Juan Bautista Raña
que me hace agradable la existencia.

Porque me pones alas
en aquellos momentos
en los que dejo de sentirme pájaro,
y eres frescor de lluvia
cuando mi voz se agosta
entre los pentagramas
de tristes melodías,
o te conviertes en epístola
para poner calor
en el iglú de mi buzón vacío.

Porque te sientas a tejerme abrigos
con madeja de sueños,
y me abrazas de frente
cuando sabes que el mundo
pretende asesinarme por sorpresa,
he decidido que tu nombre
sea en mi propio diccionario
la definición más hermosa
de todas las palabras.




MAESTRA IRENE
Para mi querida amiga, Irene Mayoral
llave que abrió muchas puertas para mí,
con admiración y agradecimiento.

Al fondo estallan bombas, y una niña
cierra la puerta, sabedora
de que, madre,
es ya palabra del pasado,
y escribe, Paz, hasta en su nombre.

Desde un extremo al otro del planeta
hemos reconocido
ese mensaje griego que se esconde
tras la palabra Irene.

Al ver tierra con grietas y un agua tan cansada
que perdió la costumbre de correr,
es ella la aguadora, que con saliva propia
humedece el erial.

En el cerco de gritos y puñales
que es nuestra existencia
su voz es una brizna movida por el céfiro,
la suave melodía que nos mece.

Irene Mayoral es el ungüento
que Dios nos ha enviado para cicatrizar
heridas, la maestra
que trae como misión el enseñarnos
a encontrarle al amor y a la amistad
al fin sentido.




#Poesía
#Los libros del Mississipi
#Poeta

viernes, 22 de mayo de 2020

"Morir no es tan fácil"de Belinda Bauer




 Anoche, en una de esas veladas nocturnas que me abandona el sueño, tan frecuentes y desesperantes últimamente, terminé "Morir no es tan fácil" de Belinda Bauer.

Lo acabé con muy buen sabor de boca, y eso que al principio no acababa de engacharme. Pero tengo que reconocer que la novela va ganando puntos, va creciendo y el último cuarto de novela me tuvo absolutamente pillada hasta ese final que me ha parecido bastante logrado. 

Lo comencé porque me atrajo el personaje principal, Patrick Fort, un chico con síndrome de Asperger. Me llena mucho todo lo relacionado con el mundo de los síndromes, con el Autismo y el Asperger a la cabeza. Acababa de verme todos los capítulos seguidos de las tres temporadas de The good doctor y me sugirieron este libro con un protagonista parecido. Pero claro mi Shaum, es mi Shaum...

Sin embargo, cómo es cierto que me atraía mucho el personaje seguí y segui leyendo hasta que me atrapó.

Bueno os cuento el argumento que podéis ver en cualquier reseña:

El cuerpo que Patrick Fort está examinando en clase de anatomía intenta decirle que ha sido víctima de un asesinato. La vida ya es suficientemente extraña para el obsesivo Patrick, que padece el síndrome de Asperger, incluso antes de tratar de resolver un posible homicidio. Sin embargo, se verá obligado a unir las sutiles piezas de un rompecabezas a través de pistas silenciosas que gritan por existir, en una sofisticada investigación que le hará sentirse vivo mientras tiene la muerte muy cerca.

Yo creo que el tema de la novela podría ser la comunicación, o mejor dicho, la falta de comunicación. La del Asperger Patrick con el mundo, la de su madre hacia Patrick, la de las personas que están en coma...

Porque nada más arrancar la novela tenemos varios hilos argumentales, el de Patrick que quiere saber qué ocurrió para que su padre muriera, qué ocurre cuando te mueres. La de un enfermo en coma que no logra comunicarse con los demás, aunque se está dando cuenta de todo, el de Tracy, una enfermera que está dispuesta a lo que sea para cazar un marido...

Varios hilos argumentales que iremos viendo como confluyen. Y para contar su propia historia tenemos varios narradores, la voz en tercera persona que cuenta la historia principal, y otra en primera persona del hombre que tuvo un accidente y tras quedar en coma, cuenta su desesperación para comunicarse con el mundo. Incluso la voz muda de un cadáver que quiere que se descubra que pasó con él. Y entre todo ello subyace un misterio.

Porque esta novela tiene un poco de todo, hasta su dosis de intriga y resolución de un crimen. 

Es una novela que avanza muy bien, tiene ritmo, es ágil, ocurren cosas. Una novela de misterio diferente, original, donde los personajes están bien caracterizados y en general, no todos, pero en general resultan creíbles. Y donde van evolucionando, sobre todo el protagonista. Contada con una prosa sencilla, con ritmo, y muchos toques de humor que van salpicando toda la trama. 

Yo destacaría el final de la novela, donde hay varios giros, pero se resuelven todos los enigmas que han ido surgiendo. 

Creo, cómo os decía al principio, que ésta es una novela que va a más. 


#Novela.



lunes, 18 de mayo de 2020

Vídeo de la Lectura de Javier Díaz y Rocío Díaz. Relatos y poemas para un confinamiento.




Javier Díaz Gil, poeta, coordinador de tertulia y amigo, y yo, el pasado sábado, 16 de mayo, hicimos una nueva lectura de poemas y relatos de esos encuentros nuestros que llamamos "Cuéntame un poema y te rimo un cuento", que en esta ocasión hemos titulado "Confinados con Rocío y Javier".

Y allí que estuvimos disfrutando la tarde del sábado de la compañía de cuántos os acercásteis a escucharnos. Sin vosotros no hubiera estado tan bien.

Quería dejaros con el vídeo de esa lectura y aprovechar para daros las gracias a todos por acompañarnos. Por dedicarnos un rato de vuestro tiempo y permitir que pudiéramos compartir juntos estas horas de confinamiento llenándolas de lo que más nos gusta: la literatura.

No podemos salir a la calle como otras veces, y convocaros en cualquier precioso café de Madrid, para hacerlo viéndonos las caras y dándonos un abrazo o un par de besos. Pero gracias a los directos de instagram, hemos podido juntarnos, cada uno desde su casa, y pasar un rato distinto, y al menos para nosotros, muy feliz.

La vida es tan rara, porque no nos hemos encontrado en Madrid pero, en cambio, hemos llegado a muchísimos lugares. Nos vieron desde Granollers, el pueblo catalán donde yo vivía de pequeña. Nos vieron desde Bilbao, Zaragoza, Valladolid, Gran Canaria, Murcia, Tres Cantos, Galapagar, Sevilla la Nueva, Rivas... Qué sé yo desde cuántos sitios nos escribían diciéndonos que estaban escuchándonos. Qué ilusión.

Muchísimas, muchísimas gracias por estar con nosotros.





viernes, 15 de mayo de 2020

"Confinados" Lectura de relatos y poemas de Javier Díaz Gil y Rocío Díaz Gómez



Esta sábado, 16 de mayo a las 18.30 horas.
Lectura en directo de Relatos y poemas
Javier Díaz Gil y Rocío Díaz Gómez
mano a mano 
en la cuenta de instagram de
@j_diazgil

¿Nos acompañareis? 

lunes, 11 de mayo de 2020

Octava semana de confinamiento. ¿Día 58? Y sigue.




Octava semana de confinamiento, dia 58?

A veces no te crees que lleves cerca de dos meses metida en casa. Viendo a tus personas queridas a través de las pantallas del ordenador o del móvil. Escuchándoles en los audios o por teléfono. Leyéndoles. Dos meses ya, aunque haya cosas que no cambian y sigues dudando en si habrás escrito algún leísmo o loísmo en lo que acabas de redactar. Siempre pecaste de todos los "ismos" del mundo, ni una pandemia habría de cambiar esos defectos tan tuyos.

A veces no te crees que, solo hayan pasado ocho semanas, desde que un virus maldito, diminuto y redondo nos hizo sentir inmensamente vulnerables, arrasó con lo que pudo y volvió nuestro mundo del revés. Ocho semanas, desde que tuvimos que aprender que la palabra pandemia es mucho más universal, más destructiva, que esa insignificante palabra que aparecía en los diccionarios entre "pandear" y "pándemico". La percepción del tiempo es tan curiosa... te dices. 58 días son muchos para no salir de casa, pero pocos para habernos enseñado tanto. 

"Pandemia" era de esas palabras que huelen a diccionario y pasado, pero se ha vuelto una palabra gastada por el uso. Nos la pasamos de boca en boca siempre acompañada de otras como "confinamiento", cepa, curva, gel, mascarilla, fase, "nueva normalidad"... Palabras nuevas y palabras viejas reconvertidas a la fuerza, actualizadas y manoseadas  hasta el agotamiento. Palabras y siglas que nunca habíamos visto como la COVID-19, con ese femenino porque es "la" enfermedad. Una puñetera palabra inglesa que nos tuvimos que traer para usarla hasta desgastarla. Siglas nuevas y otras que sí conocíamos, siglas viejas, pero que no habíamos verbalizado tanto nunca como OMS y EPIs.

Octava semana de confinamiento y hemos aprendido a hablar otro lenguaje. 

Octava semana, y también hemos aprendido a cambiar nuestras costumbres, a pasear cuando nos dicen y a trabajar, muchos días más que antes, pero en casa. Hemos aprendido también a saber de las ventajas e inconvenientes de hacerlo, tantas horas, tantos días seguidos. 

Y mientras lo hacíamos, has aprendido también cómo es tu hogar los días laborables. Por dónde llega el sol iluminando y calentando las habitaciones y por donde se aleja. Qué ruidos hay a media mañana en tu calle, robándote el silencio de tu comedor. A qué hora llega el cartero y cómo es. A qué hora llega la señora de la limpieza y cuán agradable es aspirar ese olor a limpio que corretea tras ella por el portal y la escalera y se cuela por debajo de la puerta de casa.

Has sentido el gusto de ver crecer las plantas día a día, ver apuntar los tallos, salir las flores. Siempre recordarás esos minutos de libertad saliendo a tu patio, dejando que el sol acariciara tu cara entre correo y correo laboral.

Octava semana de confinamiento. ¿De verdad, es el dia 58?
Y sigue. 
Venceremos a este virus. Lo venceremos.
Mientras tú, que tanto te gusta la calle, que tanto añoras viajar, tanto tomar café en las cafeterias mojando una buena conversación entre risas, te aferras a los pequeños objetivos diarios, a los pequeños descubrimientos a tu alrededor, a los pequeños placeres del día a día en casa, comer siempre a tu hora y comer casero, trabajar con el sol entrando a raudales por la ventana, encontrando la inspiración en lo más minúsculo, viviendo sin salir corriendo a nada, y sin que suba la tensión.

Has aprendido a vivir en casa.
Venceremos a este virus. Lo venceremos.




lunes, 4 de mayo de 2020

"El sistema del tacto" de Alejandra Costamagna





"... Pero está segura, segurísima, de que en el futuro cercano, después de que todo ésto pase, tendrá un jardín y lo regará con esmero. Como si fuera un pequeño campo del interior, un territorio liberado de los recuerdos y la sangre. Lo regará con el sistema del tacto, como si se tratara de un corazón desfalleciente, con celo de taquígrafo..."



Ya le toca el turno a una pequeña novela de la que me agradó especialmente el tono y la forma en la que estaba escrita. 

Vamos a hablar de "El sistema del tacto" de Alejandra Costamagna, una novela chilena que se quedó finalista en el premio Herralde de Novela. Ya hemos reseñado en este confinamiento varias novelas que han obtenido premios literarios como "El mapa de los afectos" y "Temporada de avispas", premios Nadal y Tusquets respectivamente.

El argumento nos cuenta que a Ania, su protagonista que vive en Chile, le pide su padre que vaya a despedir, en representación de la familia, a su tío Agustín que está agonizando y vive en Campana, una pequeña población argentina. Ania atraviesa la cordillera que separa los dos países y mientras va repasando su hoy y su ayer.

Os comentaba que me había gustado especialmente de esta novela el tono que ha utilizado la autora, un tono pausado, sutil, nostalgico. Es muy agradable de leer. Aunque claro te tiene que pillar en esos momentos en que te apetece lectura de ritmo sosegado, bastante sosegado.

  "Con tan mala suerte, sin embargo, que ahora es un cuerpo y ya no una persona viva. Les dicen restos, como si fueran las sobras de un pan desmigajado. El equipaje de Ania es ligero, su vida cabe en una maleta de mano..."

El tema de esta novela es el desarraigo, la emigración, las raíces, esa sensación de sentirse extranjero en el lugar que habitas. Aunque habla también de la familia, de las ausencias y los recuerdos. E incluso habla de las palabras.

Esa idea de sentirte extranjero va a sobrevolar toda la novela. Tenemos como dos ejes, por un lado Ania y su padre que viven en Chile. Y por otro Agustín y su madre Nélida que vivían en Argentina. Los primeros emigraron ambos desde Argentina a Chile. Y en los segundos, Nélida había venido de Piamonte, es una de esas italianas que emigraron a Argentina y siempre arrastra ese trauma. 

Ya hemos hablado de las coordenadas espaciales, entre Chile y Argentina. En cuánto a las temporales podemos decir que abarca un período de tiempo que va entre los años setenta hasta la actualidad aproximadamente.


 MANUAL DEL INMIGRANTE ITALIANO (1913)
Pasaporte. ¿No ha visto nunca cómo es un pasaporte? Yo se lo describo. Es una libreta impresa compuesta de 20 páginas. La primera tiene el escudo real, está encabezada por el nombre del Rey y contiene las generalidades del titular del pasaporte, o sea, el nombre y el apellido del emigrante, su paternidad, lugar de nacimiento, profesión y lugar de residencia en Italia. En la segunda página están sus señas personales, o sea su estatura, la forma de la frente, de la nariz, de la boca, el color de la cara, de los bigotes y barba si los tiene, los signos característicos visibles como cicatrices, defectos, etc. Ésta página también contiene la firma del emigrante, siempre que este sepa escribir.


Os comentaba también que me había gustado mucho la forma en la que está estructurada. Porque para separar los breves capítulos narrativos, es una novela muy corta, la autora ha ido intercalando otro tipo de documentación complementaria. Así nos encontramos con textos de una vieja enciclopedia, textos de un manual de comportamiento para migrantes del año 1913, cartas antiguas, viejas fotografías, normas dactilográficas. Son todos documentos anacrónicos. Pero cumplen esa función de crear en la lectura un ambiente más nostalgico, una vuelta más al pasado. 

Vemos que la autora además de ir alternando la narración con otro tipo de documentación, ha jugado con los pares en varias ocasiones. En la novela, si lo piensas, se dan estos pares por ejemplo en que hay dos paises: Chile y Argentina. Hay dos tiempos. Hay dos parejas de protagonistas: Ania y su padre y el tío Agustín y su madre Nélida. Hay también dos alusiones a las palabras, cuando Ania, que es maestra de escuela se fija en las erratas y la fijación de Agustín con copias palabras en sus cuadernos de dactilografía. 

Es ésta una novela, que a pesar de contar con pocas páginas, está en torno a las doscientas, es muy profunda. No es una novela para leer cuando quieras algo ligero, intrascendente, entretenido. Porque ésta novela no trasmite esa sensación. Todo lo contrario.
Es una novela con peso, profunda y tremendamente nostálgica.






Alejandra Costamagna (Santiago de Chile, 1970) ha publicado las novelas En voz baja (1996, Premio Juegos Literarios Gabriela Mistral), Ciudadano en retiro (1998), Cansado ya del sol (2003) y Dile que no estoy (2007, finalista del Premio Planeta-Casa de América y Premio del Círculo de Críticos de Arte), el cuentolargo Naturalezas muertas (2010), los libros de cuentos Malas noches (2000), Últimos fuegos (2005, Premio Altazor), Animales domésticos (2011), Había una vez un pájaro (2013) e Imposible salir de la Tierra (2016) y el libro de crónicas y ensayos Cruce de peatones (2012)

domingo, 3 de mayo de 2020

Tu ejemplo




Tus buenos días todos los días del año.

Tu sonrisa cuando yo entraba en casa:
luminosa.

Tu mirada cuando yo cosía.
Tu silencio.
Tu forma de hablarme con los ojos.
Tu humor.
Tu fuerza de voluntad.
Tu ejemplo.
Tu miedo a la electricidad,
a los ladrones,
a que volviera sola a casa,
esa forma tuya perfecta de quererme.

Tú forma de escuchar mis dudas.
Tu decisión, que valía para las dos.
Tu miedo a que yo te cogiera
en brazos.
Tu bizcocho y tu ensalada de pimientos,
tus croquetas de huevo y atún,
y esas rosquillas tuyas que nunca sabré hacer
tan ricas, pero aún huelen en mi memoria.

Tu forma de mover la cabeza arriba y abajo, arriba y abajo,
sin hablar,
cuando sabías que algo no tenía solución.

Tu fuerza
Tus cuarenta kilos.
Tu voz.

Tu estar
Tu ser.

Tus buenas noches cada día del año,
cada año de mi vida,
mi vida entera.



Tú, y
esta abusurda tristeza de
no poder llevarte tus flores.

@Rocío Díaz Gómez