Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

miércoles, 27 de enero de 2016

"El tiempo de las mujeres" de Ignacio Martínez de Pisón



Amigos del blog hay que poner orden con las reseñas de los libros. ¡Ya tengo fila! esto no puede ser.

Así que vamos a ello.

Terminé de leer "El tiempo de las mujeres" de Ignacio Martínez de Pisón en plenas navidades, y no he tenido tiempo de hablaros de él.

Se trata de una novela que me ha gustado bastante. Sobre todo por su técnica a la hora de contar. Ya había leído otras novelas de este autor y me parece uno de nuestros mejores narradores.

El argumento arranca cuando María, tras la muerte de su padre, se siente forzada a ocupar el vacío que éste ha dejado y siente que se tiene que ocupar de su familia. Una familia compuesta por una madre inmadura, y dos hermanas: una que está atravesando una etapa mística y otra, la más jóven, que se fuga de casa.

El tema de esta novela es la soledad, creo. La soledad en el paso de la infancia a la madurez. Y se refleja en los secretos que cada miembro de la familia esconden de los demás. Temas sociales y de relaciones familiares en esta obra.

Los personajes principales son femeninos. Las tres hermanas (María, Carlota y Paloma) y la madre. Los personajes masculinos son secuendarios en la novela, y en la historia. Son ellas las que dirigen, las que ponen los puntos de giro para sus vidas cambien. Y ellos, de alguna manera, solo se dejan llevar. Los tres personajes de las hermanas están muy bien perfilados, son creíbles, consistentes y potentes. 

La historia se ubica espacialmente en Zaragoza y temporalmente entre los años 70 y 80. En los primeros años de la democracia.

En cuánto a la estructura de la novela, que es lo que más me ha gustado, el autor ha utilizado tres narradores femeninos, y va alternando sus voces capítulo a capítulo. María, Carlota y Paloma, las tres hermanas, van contando su versión del tiempo que cuenta la novela y lo van alternando en el mismo orden invariable siempre. La historia se multiplica con cada versión, va creciendo. Es la técnica del multiperspectivismo, cada narrador cuando su realidad, su visión del mundo. Y el lector va conformando el universo de las tres narradoras.

También podemos ver en la historia que el tono va cambiando. Comienza en un tono más distendido, con más chispa, más irónico. Lo que se correspondería con la infancia, más fácil, más sencilla, más dulce. Y poco a poco la historia va cogiendo tintes más melancólicos, más tristes. Lo que sería ir entrando en la adolescencia, en los secretos, en el desencanto. Vemos como el autor se mueve bien en ambos registros. Y desde luego este comienzo más irónico empuja a seguir leyendo.

Me gusta mucho la prosa de este autor. Es un gusto leer Martínez de Pisón por lo bien que domina el lenguaje. Me parece un virtuoso, porque va enlazando la forma de contar con el fondo en una simbiosis muy bien creada. Su prosa es sencilla, pero al mismo tiempo rica y sabe cómo mantener el ritmo en la narración.

Creo que es una buena novela. El autor novela a novela va mejorando y cómo os comentaba al principio de la entrada creo que es uno de nuestros mejores narradores.

martes, 26 de enero de 2016

Frases y letreros de la calle

Toda persona honrada prefiere perder su honor a perder su conciencia


Vamos a por otra entrada con esas frases que nos encontramos por la calle y que parece que se nos enrollan al cuello y nos dejar seguir nuestro camino sin antes detenernos a reflexionar sobre ellas.

Os dejo un par de frases, sentencias en ésta ocasión, que encontré en unos toldos de la terracita de un restaurante de aquí de Madrid. Espero que os gusten tanto como a mí. 

Cada pieza tiene una razón, un lugar y por qué. No insistas en poner piezas donde no caben.

domingo, 24 de enero de 2016

"La chica danesa" de Tom Hooper




Una banda sonora que te va llevando, una fotografía desde la primera escena que te atrapa con sus bellos colores, y unos personajes frágiles, muy bien interpretados por Eddie Redmayer y Alicia Vikander.

A mí me ha gustado.


viernes, 22 de enero de 2016

Visitando la Real Academia Española 2



La semana pasada estuve visitando la Real Academia Española con mis compañeros de tertulia literaria. Pedimos cita y estuvo fenomenal. Nos gustó mucho.

La guía que nos acompañaba nos lo contó con muchísimo detalle, y atendió todas nuestras preguntas con amabilidad y concreción, no dejó ni una de ellas sin contestar, todo lo contrario.

Lo primero que nos enseñaron fue un vídeo para entrar en situación. En él te explican sus orígenes, fue creada al servicio de la lengua en el siglo XVIII, para después contarte a lo largo de la historia cómo ha ido evolucionando la Institución.


Desde allí entramos a la Academia y lo primero que vimos fue el famoso perchero y paraguero con el nombre de cada académico. En la entrada anterior ya os dejé un artículo del académico Pérez Reverte sobre este objeto. Desde el día que leí este artículo tenía muchas ganas de verlo.






El edificio de la Real Academia es elegante, con unas vidrieras de colores alegres y nada más entrar una escalera donde nos fotografían a todos los grupos que visitamos la RAE. Al final de la entrada os dejo con nuestra foto.


Qué sensación estar en el Salón de Plenos, único lugar de la visita donde no dejar fotografiar. Nos dijeron que se reunen los jueves por la tarde. Y allí estuvimos viendo las sillas con sus letras mayúsculas y minúsculas. Y en el asiento del Presidente la oración en latín que dicen antes de empezar.


La RAE ofrece la posibilidad de visitar su sede los lunes y martes, en horario de mañana, a grupos formados por un máximo de 30 personas, siempre que se reserve la cita con antelación. Esta iniciativa comenzó en 2014 y forma parte de las celebraciones del tricentenario de la RAE. Las visitas se reanudarán en septiembre de 2015.
Los visitantes, guiados por miembros del Departamento de Comunicación de la RAE, han podido conocer mejor el funcionamiento de la Academia y recorrer las distintas dependencias de la corporación, como el salón de plenos, la sala de directores, las bibliotecas y el salón de actos.
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En un pasillo estaba este mueble fichero con los cajoncitos de las palabras. A lo largo de 300 años se ha ido escribiendo la historia de las palabras. Que chulo ¿verdad?





Por supuesto también visitamos la sala de los Directores, y las bibliotecas con las colecciones privadas de Antonio Rodríguez Moñino y de Dámaso Alonso. 




En la foto superior tenemos la sala donde está reunido el legado que hizo Rodríguez-Moñino y su mujer María Brey a la RAE, y que inauguraron los Reyes en 1995. Rodríguez-Moñino fue un bibliógrafo y filólogo español que ocupó la silla X de la Academia en el año 1966, por motivos políticos no la había ocupado antes. Había sido previamente bibliotecario en la RAE, bibliotecario del Museo Lázaro Galdiano y Director de la Editorial Castalia.

Manuscrito de Juan Valera del legado de Rodríguez-Moñino
 
Su legado tiene muchos tesoros: Más de diecisiete mil volúmenes, cerca de quinientos impresos de los siglos XVI y XVII. Libros raros, primeras ediciones de cancioneros y romanceros, y “pliegos de cordel”. Muchos autógrafos de importantes personajes políticos y literarios españoles de dos o tres siglos atrás, entre ellos el de “Una casa en la arena” de Neruda. También sobresale el manuscrito del Buscón de Quevedo. Una importante colección de cartas, de material gráfico como láminas, de estampas…





La biblioteca de Dámaso Alonso reúne un total aproximado de cuarenta mil volúmenes. Es muy rica en lingüística y literatura españolas, con valiosas ediciones de autores clásicos. De los fondos de literatura española del siglo xx sobresale todo lo relacionado con la generación del 27, con manuscritos autógrafos del propio Dámaso Alonso y primeras ediciones de Vicente Aleixandre, Jorge Guillén y otros miembros del citado grupo poético, la mayor parte de ellas con dedicatorias personales.  - See more at: http://www.rae.es/biblioteca-y-archivo/biblioteca/legado-damaso-alonso#sthash.rMKfo3uF.dpuf
La biblioteca de Dámaso Alonso reúne un total aproximado de cuarenta mil volúmenes. Es muy rica en lingüística y literatura españolas, con valiosas ediciones de autores clásicos. De los fondos de literatura española del siglo xx sobresale todo lo relacionado con la generación del 27, con manuscritos autógrafos del propio Dámaso Alonso y primeras ediciones de Vicente Aleixandre, Jorge Guillén y otros miembros del citado grupo poético, la mayor parte de ellas con dedicatorias personales.  - See more at: http://www.rae.es/biblioteca-y-archivo/biblioteca/legado-damaso-alonso#sthash.rMKfo3uF.dpuf


Se visita la sala donde se contiene el legado que hizo el poeta Dámaso Alonso a la Institución. 

Recordamos que este profesor y poeta dirigió la RAE desde 1968 hasta 1982. El poeta murió en 1990 y por disposición testamentaria cedió su biblioteca particular y archivo en 1998. Los Reyes la inauguraron ese mismo año. 

Hay objetos personales como fotos y condecoraciones, y cuarenta mil volúmenes. Por supuesto entre estos volúmenes hay muchos de lingüística y literatura española, sobre todo de autores de la Generación del 27, además de manuscritos del propio Dámaso Alonso.







La visita acaba en el Salón de Actos de la RAE. 

Allí la guía nos habló del lema "Limpia, fija y da esplendor". Que fue propuesto en los primeros estatutos de la RAE en el 1705.

El lema simboliza la limpieza de los metales con la limpieza de las palabras.  Nos decía que era un lema y un emblema acorde a la época pues pretendian limpiar el español de todos los galicismos que había y querían fijar el español del Siglo de Oro.



 Hoy en día más que limpiar, pretenden la unidad del español entre sus diversas variedades: la española, la argentina, la peruana, mejicana...







Pues me gustó muchísimo la visita a la RAE, la casa de las palabras. Por lo que tiene de significado desde luego, ahí palpita nuestro idioma y a cualquier apasionado de ello nos gusta. Y luego porque es un edificio elegante, con unas estancias con aroma a libro y a historia de lo más interesante.

Me queda la sensación de que las fotografías y lo que yo os puedo contar no le hacen justicia a la visita. Es muy dificil conseguir trasmitir cuánta riqueza tiene la visita. Pero bueno espero que al menos os podáis hacer una idea. Y desde luego si podéis algún día entrar en la RAE no dejéis de hacerlo. 


La tertulia Rascamán en la RAE

miércoles, 20 de enero de 2016

Visita de la Real Academia Española - Artículo Perez Reverte sobre el perchero



Hoy os voy a dejar con un artículo que tengo en la memoria desde que lo leí hace ya unos cuántos años porque me gustó mucho.

Quería compartirlo con vosotros porque estoy preparando una entrada sobre la visita a la Real Academia Española que hice con mis compañeros de tertulia Rascamán la semana pasada. Me encantó y quería contároslo. Pero como no tengo mucho tiempo tengo que aprovechar para ponerme con ello a ratitos.

Mientras tanto y como se suele decir "para abrir boca" os dejo con el artículo sobre el perchero de la Academia de Pérez Reverte.

¡Por fin conozco el perchero!

Bueno aquí os lo dejo:



lunes, 15 de diciembre de 2003

El perchero de la Academia

Pérez Reverte 


En la Real Academia Española hay un vestíbulo con percheros y agujeritos para el bastón o el paraguas. Cada académico tiene el suyo, identificado por una tarjeta con su nombre, y ahí encuentra cada jueves el correo. Los percheros se asignan por orden de antigüedad; de manera que, según pasa el tiempo, los académicos que mueren te dejan percheros libres por delante, y los recién llegados los ocupan por detrás. Esto del perchero, me confió el primer día uno de los conserjes, críptico, tiene más importancia que el sillón con la letra correspondiente. Y por fin comprendo lo que quería decir. Durante unos meses, mi nombre estuvo en la última percha. Ahora me corresponde la penúltima, y pronto será la antepenúltima. La antigüedad en la titularidad del perchero suele ir en proporción a la edad del académico; pero no siempre es así. Nombres de ilustres veteranos siguen enrocados en los lugares más antiguos, mientras compañeros jóvenes se van quedando en las cunetas de la vida. En cualquier caso, a modo de indicador simbólico, ese lento movimiento hacia los puestos de más antigüedad equivale a un recordatorio de cómo, poco a poco, todos nos encaminamos hacia la muerte.

Ayer encontré algo espléndido en mi perchero de la RAE. Se trata de un libro editado por la Fundación Menéndez Pidal y por la Academia: Léxico hispánico primitivo (siglos VIII al XII). No es lugar éste para comentarlo a fondo. Diré, simplificando mucho, que se trata de la culminación, parcial todavía, de un glosario proyectado en 1927 por Ramón Menéndez Pidal y ejecutado en su mayor parte por su discípulo Rafael Lapesa para rastrear las primeras palabras escritas de la lengua española –llamarla castellana es una reducción estúpida, además de inexacta– desde el siglo VIII, cuando, entre el latín vulgar, aparecieron los balbuceos del español en vocablos astur-leoneses, castellanos, navarro-aragoneses, gallego-portugueses, catalanes y mozárabes.

Fue una obra complejísima y difícil. En la España medieval no había diccionarios, y las voces romances de ese mundo lejano carecen de forma única, camufladas en textos escritos con letra gótica y frecuentes arabismos. Lapesa empezó a trabajar en su glosario con diecinueve años y murió a los noventa y tres sin verlo revisado ni publicado como tal, pese al esfuerzo de toda su vida, incluida la angustia de poner a salvo la documentación durante los bombardeos de la guerra civil. Ahora dirige la edición don Manuel Seco –uno de los más perfectos académicos que conozco–, quien ya trabajó con Lapesa en el Diccionario Histórico de la Academia. El Léxico, por supuesto, interesa sobre todo a especialistas e investigadores; pero también es fascinante para el curioso que recorre sus páginas. Asistir a la afirmación, por ejemplo, de la palabra mujer tras seguir sus peripecias durante dos siglos – mulier, muliere, mulie, mullier, mullier, muler, mugier–, o comprobar como la palabra hombre se abre camino desde el año 844 a través de homo, omne, huamnne, uemne, homne, produce un estremecimiento de gratitud hacia los hombres tenaces que se quemaron los ojos cuando la informática aún no facilitaba estas cosas, y había que escudriñar con tesón y paciencia textos y más textos, fichando, ordenando, anotando. Luchando, además, contra la incomprensión y la imbecilidad de quienes, antes como ahora, tienen la obligación de apoyar estos esfuerzos, pero ven más rentable gastarse la pasta en demagogias electorales.

He dicho alguna vez que en la RAE hay dos clases de académicos. Unos son los imprescindibles, los maestros: curtidos filólogos, lingüistas, lexicógrafos. Sabios que hacen posible culminar obras como ésta. Generales honorables, en fin, que con su esfuerzo callado y su ciencia pelean en la trinchera viva del español usado por cuatrocientos millones de hispanohablantes. Otros, allí, somos los humildes batidores que hacemos almogavarías y forrajeos en el campo de batalla, regresando con nuestro botín para ayudar en lo que haga falta: escritores, científicos, historiadores, economistas. Reclutas, o casi, en contacto con la calle. La fiel infantería. Por eso, llegar un jueves y encontrar de oficio, bajo el perchero, un libro como éste, resulta un privilegio. Tenía razón el conserje: un perchero en la RAE importa más que un sillón con tu letra. En la sala de plenos todos los académicos son iguales. En las perchas centenarias late el largo camino que ha recorrido cada cual.
14 de diciembre de 2003


lunes, 18 de enero de 2016

De Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdos y Madrid


Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós





Al hilo de la entrada anterior donde hablábamos de la obra de teatro "Insolación" cuya autora es Emilia Pardo Bazán. Hoy quería que habláramos un poco de esta autora. 

En Madrid, en el barrio de Arguelles, y en la misca calle Princesa pasamos por un edificio donde está colocada esta placa en lo que fue el Palacete de Pozas donde vivió y murió en 1921 la escritora. Estaba en lo que antiguamente se conocía como el barrio de Pozas situado en la parcela triangular enmarcada entre las calles Alberto Aguilera, Princesa y Serrano Jover.

"La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17 vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".

Tuvo hijos pero su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor.  

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. "Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos". 

"Insolación" la obra de teatro de la que os hablaba en la entrada anterior tiene un punto autobiográfico. Emilia Pardo Bazán se la dedicó a José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien tuvo un affaire en Barcelona en 1888 y que confesaría después a Benito Pérez Galdós, con quien mantenía una relación.

Emilia Pardo Bazán tuvo también amores con Blasco Ibañez, pero esa historia terminó cuando el novelista denunció que la autora le había robado el argumento de un cuento que él pensaba escribir. Lo cierto es que muchos autores miraban mal a la escritora: Pereda decía "Padece la comezón de meterse en todo, de entender de todo y de fallar de todo". Juan Valera tampoco tuvo buenas palabras para ella, ni Clarín, ni Baroja ("No me interesó nunca como mujer ni como escritora. Como mujer es de una obesidad desagradable, en su conversación es un poco ansiosa y trepadora")... En fin.

Pero en cambio mantuvo, como ya decíamos, una larga historia de amor con Benito Pérez Galdós que era un hombre alto, delgado, solitario, tímido pero sin embargo mujeriego. A Pérez Galdós se le acercaron muchas jóvenes, algunas aspirantes a actriz para solicitar un papel. Galdós hablaba poco pero escuchaba mucho, dicen que era como una esponja y mucho de lo que escuchaba salía luego en sus novelas.



Se conoce del amor entre los dos escritores gracias a las cartas que se escribían, una de ellas es la que encabeza esta entrada. He leído que se conocen 93 cartas de la escritora a Galdós, y una sola de Galdós. Aunque ella era separada y él soltero, fueron unos modernos del XIX, que cayeron en un único convencionalismo: la clandestinidad. Las cartas que Pardo Bazán dirige a Pérez Galdós están recogidas en Miquiño mío (Turner), por Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. “Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote”. “Yo haría por ti no sé qué barbaridad”. “En cuanto yo te coja, no queda rastro del gran hombre”. “En prueba te abrazo fuerte, a ver si de una vez te deshago y te reduzco a polvo”.

Se han podido recuperar por Galdós, porque  “Toda la correspondencia de Emilia Pardo Bazán se ha perdido. O bien su hija Blanca la quemó o, según la leyenda, la destruyó Carmen Polo en Meirás [el pazo coruñés de la escritora fue comprado por forzosa suscripción popular para regalar a Franco]. Lo más probable es que ocurriesen las dos cosas, que su hija tuviera miedo de la literatura comprometida y que Carmen Polo se cargase lo que hubiese encontrado en los cajones”, cuenta la historiadora Isabel Burdiel, que prepara una biografía sobre la escritora gallega.

 Fue una relación amorosa intensa, que duró más de veinte años, aunque ambos al mismo tiempo tuvieron, como ya hemos dicho, otras historias sentimentales. De Galdós se conocen sus relaciones con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell, su encantamiento con María Guerrero (finalmente ella se casa con Fernando Díaz de Mendoza en 1896) y, al final, Teodosia Gandarias.

Emilia Pardo Bazán escribía al autor reiteradamente instando el retorno a la intimidad perdida «ya sea en el asilo, sea en Palma Strasses (sic. Se sabe que se veían en la calle La Palma, de ahí lo de "Palma Strasses), cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas (Malasaña) donde se encontraron con frecuencia en el momento álgido de su relación, entre 1887 y 1888. Pero Galdós está también ocupado en su relación con Lorenza Cobián y fascinado por María Guerrero. De vez en cuando ve a Concha Morell y tiene una larga correspondencia con ella.

 La historia de amor entre los dos escritores fue muy intensa porque la autora era así. Una historia en la que él comenzó siendo el "querido y respetado maestro" para terminar en su "ratonciño del alma". Cartas que ocupan muchos años y abarcan los mejores años creativos de la vida de ambos, entre 1883 y 1915. 

De ellos es la anécdota conocida de que cuando ya no estaban juntos y se encontraron en una escalera. La Pardo Bazán le dijo: Adiós viejo chocho. Y él respondió: Adios chocho viejo. Es graciosa la anécdota y pone de relieve el ingenio de los dos escritores, ninguno le queda atrás al otro. Pero claro, no sabemos a ciencia cierta, si será verdad. De ello ya habíamos hablado en este blog:

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2014/11/benito-perez-galdos-y-emilia-pardo.html






Muy cerca de la placa de la autora que comentábamos al principio de esta entrada, está la del autor. En un momento de sus vidas vivieron relativamente cerca, en lo que ahora es el barrio de Arguelles. Esta placa también tiene su propia historia:

No se había cumplido el acuerdo en 1920 de colocar una lápida en la casa en que vivió y murió Galdós. En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar la hizo colocar en la casa. Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid". La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar.



 En el blog también hay una entrada dedicada a la casa de Galdós en Las Palmas:


Y bueno por el momento lo dejamos aquí. Ha salido una entrada un poco más larga, pero tratándose de los dos autores que la protagonizaban era inevitable. Como decían la Pardo Bazán. Qué mujer ¿verdad? Grande, en el mejor sentido de la palabra, sin duda alguna.


Notas biográficas

Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921). Hija única de una familia gallega aristocrática y progresista, recibió una educación notable, que completó con viajes, lecturas e idiomas. Escribió cerca de 600 cuentos y una veintena de novelas y libros de viajes. Publicó artículos en medios españoles, americanos e ingleses. Fundó y dirigió la revista Nuevo Teatro Crítico y la Biblioteca de la Mujer, donde tradujo al feminista Stuart Mill. Se casó con José Quiroga y tuvo tres hijos (Jaime, Carmen y Blanca). Tras su separación tuvo relaciones con el escritor catalán Narcís Oller, el futuro coleccionista José Lázaro Galdiano y, por supuesto, Galdós.

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). Escribió un centenar de novelas, 18 obras de teatro y un sinfín de artículos, estuvo a punto de recibir el Nobel de Literatura en 1915, cuando le geopolítica volcó la decisión hacia Romain Rolland, un francés pacifista, según cuenta Pedro Ortiz-Armengol en Vida de Galdós. Fue diputado progresista (primero) y republicano (después). Ingresó en la RAE al segundo intento. Nunca se casó ni vivió con sus amantes. Sus relaciones más conocidas fueron con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell y, al final, Teodosia Gandarias.

domingo, 17 de enero de 2016

"Insolación" en el teatro María Guerrero


Comienzo las salidas al teatro en este nuevo año 2016 asistiendo al teatro María Guerrero de Madrid para ver "Insolación".

Me la había recomendado un amigo y la verdad es que me gustó mucho.

Adaptada por Pedro Víllora y dirigida por Luis Luque es una obra de Emilia Pardo Bazán. Obra del año 1889 que en su momento fue un gran escandalo e incluso fue calificada de pornográfica por la crítica. Después de ver la obra te parece algo increíble esa calificación. 

Pero claro en aquel momento era un texto muy adelantado a su época donde de forma muy irónica se trata la excitación de la mujer ante el amor. Es una obra donde la autora trata los roles masculino y femenino, y aboga por la libertad femenina en lo moral y social. Algo impensable en aquella época. Pero ya se sabe que la Pardo Bazán era una mujer muy viajada, muy adelantada, muy resuelta, que defendía la educación y la libertad de la mujer.

"Insolación" tiene un punto autobiográfico. Emilia Pardo Bazán se la dedicó a José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien tuvo un affaire en Barcelona en 1888 y que confesaría después a Benito Pérez Galdós, con quien mantenía una relación de más de 20 años a pesar de que estaba casada con José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza (de quien se separó en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir tras la publicación de 'La cuestión palpitante').
 

La obra abarca un período de tiempo de seis días durante los cuales la protagonista (interpretada por María Adanez) Francista de Asís Taboada, una marquesa viuda y gallega afincada en Madrid, es pretendida por un andaluz, un joven conquistador Diego Pacheco, que viene a perturbar su tranquila existencia.


Los cuatro actores están bien: María Adanez, Pepa Rus, Chema León y José Manuel Poga. A mí me encantó sobre todo el actor jerezano Poga. Estaba muy creíble en su papel de galan piropeador incansable. Qué gracioso. Y Pepa Rus también lo hace muy bien en su triple papel. Me gustaron mucho los cuatro.

También me gustó mucho la puesta en escena. Simplemente con unas telas y un sol crean unos ambientes increíbles. Cómo le sacan partido a cuatro cosas que hay sobre el escenario, está muy bien. Esas ondas azules qué chulas... Y el sol qué logrado, es casi un personaje más. 

Me ha gustado bastante sí. Hasta el 24 de enero se puede ver.




«Insolación» .- Autora: Emilia Pardo Bazán. Versión: Pedro Víllora. Dirección: Luis Luque. Escenografía: Mónica Boromello. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Vestuario: Almudena Rodríguez. Música: Luis Miguel Cobo. Intérpretes: María Adánez, Chema León, José Manuel Poga y Pepa Rus. Teatro María Guerrero. Madrid