La semana pasada estuve visitando la Real Academia Española con mis compañeros de tertulia literaria. Pedimos cita y estuvo fenomenal. Nos gustó mucho.
La guía que nos acompañaba nos lo contó con muchísimo detalle, y atendió todas nuestras preguntas con amabilidad y concreción, no dejó ni una de ellas sin contestar, todo lo contrario.
Lo primero que nos enseñaron fue un vídeo para entrar en situación. En él te explican sus orígenes, fue creada al servicio de la lengua en el siglo XVIII, para después contarte a lo largo de la historia cómo ha ido evolucionando la Institución.
El edificio de la Real Academia es elegante, con unas vidrieras de colores alegres y nada más entrar una escalera donde nos fotografían a todos los grupos que visitamos la RAE. Al final de la entrada os dejo con nuestra foto.
Qué sensación estar en el Salón de Plenos, único lugar de la visita donde no dejar fotografiar. Nos dijeron que se reunen los jueves por la tarde. Y allí estuvimos viendo las sillas con sus letras mayúsculas y minúsculas. Y en el asiento del Presidente la oración en latín que dicen antes de empezar.
Lo primero que nos enseñaron fue un vídeo para entrar en situación. En él te explican sus orígenes, fue creada al servicio de la lengua en el siglo XVIII, para después contarte a lo largo de la historia cómo ha ido evolucionando la Institución.
Desde allí entramos a la Academia y lo primero que vimos fue el famoso perchero y paraguero con el nombre de cada académico. En la entrada anterior ya os dejé un artículo del académico Pérez Reverte sobre este objeto. Desde el día que leí este artículo tenía muchas ganas de verlo.
El edificio de la Real Academia es elegante, con unas vidrieras de colores alegres y nada más entrar una escalera donde nos fotografían a todos los grupos que visitamos la RAE. Al final de la entrada os dejo con nuestra foto.
Qué sensación estar en el Salón de Plenos, único lugar de la visita donde no dejar fotografiar. Nos dijeron que se reunen los jueves por la tarde. Y allí estuvimos viendo las sillas con sus letras mayúsculas y minúsculas. Y en el asiento del Presidente la oración en latín que dicen antes de empezar.
La
RAE ofrece la posibilidad de visitar su sede los lunes y martes, en
horario de mañana, a grupos formados por un máximo de 30 personas,
siempre que se reserve la cita con antelación. Esta iniciativa comenzó
en 2014 y forma parte de las celebraciones del tricentenario de la RAE.
Las visitas se reanudarán en septiembre de 2015.
Los visitantes, guiados por miembros del Departamento de Comunicación de la RAE, han podido conocer mejor el funcionamiento de la Academia y recorrer las distintas dependencias de la corporación, como el salón de plenos, la sala de directores, las bibliotecas y el salón de actos.
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Los visitantes, guiados por miembros del Departamento de Comunicación de la RAE, han podido conocer mejor el funcionamiento de la Academia y recorrer las distintas dependencias de la corporación, como el salón de plenos, la sala de directores, las bibliotecas y el salón de actos.
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En un pasillo estaba este mueble fichero con los cajoncitos de las palabras. A lo largo de 300 años se ha ido escribiendo la historia de las palabras. Que chulo ¿verdad?
Por supuesto también visitamos la sala de los Directores, y las bibliotecas con las colecciones privadas de Antonio Rodríguez Moñino y de Dámaso Alonso.
En la foto superior tenemos la sala donde está reunido el legado que
hizo Rodríguez-Moñino y su mujer María Brey a la RAE, y que inauguraron los
Reyes en 1995. Rodríguez-Moñino fue un bibliógrafo y filólogo español que ocupó
la silla X de la Academia en el año 1966, por motivos políticos no la había
ocupado antes. Había sido previamente bibliotecario en la RAE, bibliotecario
del Museo Lázaro Galdiano y Director de la Editorial Castalia.
Manuscrito de Juan Valera del legado de Rodríguez-Moñino |
Su legado tiene muchos tesoros: Más de diecisiete mil volúmenes,
cerca de quinientos impresos de los siglos XVI y XVII. Libros raros, primeras
ediciones de cancioneros y romanceros, y “pliegos de cordel”. Muchos autógrafos
de importantes personajes políticos y literarios españoles de dos o tres siglos atrás, entre ellos el de “Una casa en la arena” de Neruda. También sobresale el
manuscrito del Buscón de Quevedo. Una importante colección de cartas, de material
gráfico como láminas, de estampas…
La biblioteca
de Dámaso Alonso reúne un total aproximado de cuarenta mil volúmenes.
Es muy rica en lingüística y literatura españolas, con valiosas
ediciones de autores clásicos. De los fondos de literatura española del
siglo xx sobresale todo lo relacionado con la generación del 27,
con manuscritos autógrafos del propio Dámaso Alonso y primeras
ediciones de Vicente Aleixandre, Jorge Guillén y otros miembros del
citado grupo poético, la mayor parte de ellas con dedicatorias
personales. - See more at:
http://www.rae.es/biblioteca-y-archivo/biblioteca/legado-damaso-alonso#sthash.rMKfo3uF.dpuf
La biblioteca
de Dámaso Alonso reúne un total aproximado de cuarenta mil volúmenes.
Es muy rica en lingüística y literatura españolas, con valiosas
ediciones de autores clásicos. De los fondos de literatura española del
siglo xx sobresale todo lo relacionado con la generación del 27,
con manuscritos autógrafos del propio Dámaso Alonso y primeras
ediciones de Vicente Aleixandre, Jorge Guillén y otros miembros del
citado grupo poético, la mayor parte de ellas con dedicatorias
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Se visita la sala donde se contiene el legado que hizo
el poeta Dámaso Alonso a la Institución.
Recordamos que este profesor y poeta
dirigió la RAE desde 1968 hasta 1982. El poeta murió en 1990 y por disposición testamentaria
cedió su biblioteca particular y archivo en 1998. Los Reyes la inauguraron ese
mismo año.
Hay objetos personales como fotos y condecoraciones, y cuarenta mil
volúmenes. Por supuesto entre estos volúmenes hay muchos de lingüística y
literatura española, sobre todo de autores de la Generación del 27, además de manuscritos del propio Dámaso Alonso.
La visita acaba en el Salón de Actos de la RAE.
Allí la guía nos habló del lema "Limpia, fija y da esplendor". Que fue propuesto en los primeros estatutos de la RAE en el 1705.
El lema simboliza la limpieza de los metales con la limpieza de las palabras. Nos decía que era un lema y un emblema acorde a la época pues pretendian limpiar el español de todos los galicismos que había y querían fijar el español del Siglo de Oro.
Hoy en día más que limpiar, pretenden la unidad del español entre sus diversas variedades: la española, la argentina, la peruana, mejicana...
Pues me gustó muchísimo la visita a la RAE, la casa de las palabras. Por lo que tiene de significado desde luego, ahí palpita nuestro idioma y a cualquier apasionado de ello nos gusta. Y luego porque es un edificio elegante, con unas estancias con aroma a libro y a historia de lo más interesante.
Me queda la sensación de que las fotografías y lo que yo os puedo contar no le hacen justicia a la visita. Es muy dificil conseguir trasmitir cuánta riqueza tiene la visita. Pero bueno espero que al menos os podáis hacer una idea. Y desde luego si podéis algún día entrar en la RAE no dejéis de hacerlo.
La tertulia Rascamán en la RAE |