Un blog para letraheridos. Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y letras. Un blog donde sentarse a leer mientras te tomas un café.
Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let
miércoles, 30 de octubre de 2013
martes, 29 de octubre de 2013
La autoría de una imagen
En mi entrada del día 28 de junio, que dediqué a los 50 años de la aparición de Rayuela de Cortazar, yo busqué una ilustración en internet para acompañar un texto de Cortazar y mi reseña del día que era (la misma ilustración que vuelve a encabezar esta entrada):
En dicha ilustración no se decía su procedencia y no lo indiqué. Pero la semana pasada me han dejado un comentario en esa entrada señalándome la autoría del collage. Por supuesto no quiero dejar pasar la oportunidad de decirlo de forma pública, y para ello vuelvo a reproducir aquí el comentario que me han dejado:
rocio
agradecería mención:
la imagen que ilustra tu post es un fragmento de mi collage de la serie CORTAZAR NUNCA LEIDO
Desde ya gracias.
Sergio
http://relampagosobrelagua.blogspot.com.es/
Muchas gracias Sergio, a ti, por prestárnosla. Me gustó mucho, por eso la elegí.
domingo, 27 de octubre de 2013
LAS LECTORAS: Una foto de World Press Photo y un Artículo de Elvira Lindo
El otro día hablábamos de las bibliotecas, el jueves pasado día 24, y hoy quería que habláramos de los lectores, o mejor dicho, mucho mejor dicho, de LAS LECTORAS.
Y para ello quería dejaros con dos cosas. Una foto, la que encabeza esta entrada, que ha formado parte de la exposición Worl Press Photo 2013 que ha estado en octubre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Preciosa ¿verdad?
Y con este artículo de Elvira Lindo que os copio debajo. Está bien, ya veréis (si es que no lo habéis leído ya):
Ellas nos mantienen vivos
Las novelas, ya lo ha dicho Ian McEwan, sobreviven gracias a la pasión femenina por la psicología humana
Por razones de corte estrictamente familiar, me he visto esta semana
inmersa en la celebración de los Premios Príncipe de Asturias. Además de
disfrutar de paseíllos plácidos por las calles que albergaron la pasión
de Ana Ozores y de dar cuenta de su extensa y excelsa gastronomía, he
asistido a algún que otro acto cultural, para que no se dijera. En uno
de esos eventos, el público llenó un auditorio del actualmente polémico
arquitecto Calatrava. Llenar un auditorio de Calatrava tiene un mérito
enorme porque ya se sabe que los arquitectos estrella tienden a diseñar
palacios de congresos en los que cabe más gente que habitantes tiene la
propia ciudad en la que se construyen.
Este en cuestión tiene una estructura que a alguien no avisado como
yo le provocó un escalofrío. Por suerte, una paisana me sacó de la
estupefacción diciéndome que es que para percibir que el edificio tiene
forma de cangrejo hay que subirse al Naranco y entonces ya. Ah. Para
llenar un auditorio de Calatrava, digo, hace falta mucho personal, pero
para llenarlo de lectores se necesita un milagro. El milagro se hizo.
Mil lectores, perdón, lectoras, de los clubes de lectura de Asturias
consiguieron humanizar lo que sin público es como una nave espacial que
de un momento a otro emprenderá el regreso a su planeta. Mil lectoras,
porque más de un 80% eran mujeres, acudieron a preguntarle curiosidades y
dudas al novelista, después de haber leído sus libros y haber formado
parte de intensas puestas en común sobre sus personajes.
¿Dónde estaban los hombres? ¿Dónde los compañeros, maridos o padres
de todo ese batallón de aficionadas a la literatura? Las novelas, ya lo
ha dicho Ian McEwan, sobreviven gracias a la pasión femenina por la
psicología humana. De este puesto del mercado ellas son las principales
clientas. No creo que haya que responderles con halagos, más bien con
respeto intelectual, que debería comenzar por los propios novelistas
que, en ocasiones, se avergüenzan, he dicho bien, se avergüenzan, de
cultivar un público casi exclusivamente femenino. Me enternecieron
algunas ancianas de más de noventa años, que sin pereza y con aquel
espíritu del viejo de Goya del “todavía aprendo” acuden puntuales a sus
citas con el club de lectura, y estaban allí esa tarde, en tan
calatravesco lugar, para hacer ver que en el tercer acto de la vida la
lectura puede provocar emociones que el tiempo dejó atrás.
Por razones de corte estrictamente familiar, mi suegra ha pasado un mes en casa. Me gusta más el término mother-in-law
que utilizan los anglosajones, suena más neutro y parece que tiene
menos connotaciones referidas al sainete familiar; aunque tal vez mother-in-law
también suena a suegra para un angloparlante. El caso es que esta
anciana a la que la guerra expulsó de la escuela regresó a los libros
después de haberlo hecho casi todo en la vida: trabajar sin descanso (en
la casa, en el campo, en las preciosas labores de ganchillo y bordado),
parir hijos y no pensar en sí misma.
Para llenar un auditorio de Calatrava hace falta mucha gente. Y para llenarlo de lectores, un milagro
El cuerpo pasa factura y las mujeres que lo dieron todo padecen hoy
dolores que, aun denominados por la medicina como artritis reumatoide o
artrosis, habría que completar en su ficha médica con la narración de
esas vidas: cuidar la casa, lavar a mano en aguas frías, cocinar,
atender a los animales, recoger aceituna, parir hijos, hacer preciosas
labores de ganchillo o bordado en los ratos libres. Nunca estar sin
hacer nada. Cuidarse poco. Hoy, los huesos, las venas de esas madres han
dicho hasta aquí hemos llegado. Pero sus mentes se resisten a la
jubilación.
Todas las tardes, después de la “novela” televisiva, ella se ha
sentado a la mesa del comedor, con un aire algo escolar, como queriendo
regresar a la escuela que le fue arrebatada, y ha tomado un libro
apoyando los codos sobre la mesa, en la posición de quien quiere cumplir
con sus deberes. Por sus manos han caído: Cinco horas con Mario, de Delibes; Patrimonio, de Philip Roth; Recuerdos de una mujer de la generación del 98, de Carmen Baroja y Nessi, y Juan Belmonte: matador de toros,
de Chaves Nogales. Tras las dos o tres horas de entrega a un libro en
las que se podía escuchar el tenue sonido seseante que surgía de su boca
leyendo en voz baja para ayudarse en la comprensión lectora,
iniciábamos nuestro íntimo club literario a la hora de la cena. Cómo
conseguía que la vida de los personajes o de los autores tuviera algún
grado de identificación con la suya propia es un ejemplo del poder
simbólico de la narración: la mujer que queda viuda y monologa sobre el
muerto; el hombre que se entrega al cuidado del padre (si Philip Roth
escuchara la descripción que hace mi suegra de él no se reconocería); la
necesidad de ser escuchada de la hermana de don Pío o el mundo de ayer
del torero Belmonte. Todas esas experiencias amoldadas a la lectura de
una mujer que goza hoy en la vejez de lo que hubiera deseado disfrutar
de joven: tiempo para el esparcimiento, conversación y, sobre todo,
personas que dan valor a lo que dice y a lo que hace.
Una vez escuché a un escritor, al que no he de nombrar para no
avergonzarlo, que quería tener lectores a su altura. Qué pena ser
escritor y no saber nada de la vida; ni estar agradecido a quien de
verdad te mantiene.
Y está en su blog:
ESCRITORA, PERIODISTA Y GUIONISTA
Elvira Lindo (Cádiz, 1962) comenzó su carrera como locutora en RNE.
Su personaje Manolito Gafotas la popularizó entre el público infantil
para el que ha escrito varias obras. Es, también, autora de novelas para
adultos, como Algo más inesperado que la muerte, o Lo que me queda por
vivir, y guionista de Manolito Gafotas y Plenilunio. Reside en Nueva
York desde 2004.
Información sobre la foto, que me encanta:
Información sobre la foto, que me encanta:
Una mujer sentada en unas bolsas de basura. Para ella, leer -aunque
sea un catálogo de maquinaria- es un respiro en su tarea de buscar en
la basura. Este es el vertedero más grande de África. Las personas que
viven en sus alrededores presentan elevados niveles de plomo en
sangre, por lo que son frecuentes los casos de problemas renales y
cáncer, así como los problemas respiratorios debido a las altas
concentraciones de gases de descomposición. Abierto en 1975, las
autoridades medioambientales internacionales ordenaron su cierre hace
15 años, pero sigue en uso, a pesar de que en 2001 llegó al máximo de
su capacidad/ Título: Mujer leyendo en el vertedero municipal de
Dandora, Nairobi, Kenya/ Fotografía: Micah Albert
sábado, 26 de octubre de 2013
"Muertos de papel" de Alicia Giménez Barlett
Tenemos que poner orden en la reseña de los libros leídos, que tenemos fila ya… Así que vamos a ello.
En
las últimas vacaciones que he tenido, una semanita que me fui el mes
pasado a la playa, me leí el cuarto libro de las andanzas de Petra
Delicado “Muertos de papel”. Ya sabéis que se trata de una
pareja de policías inventada por Alicia Giménez Barlett que me gustan
mucho: La investigadora Petra Delicado y el subinspector Félix Garzón.
De vez en cuando me gusta alternar alguno de esta serie con otras
lecturas. Me parecen muy entretenidos y amenos.
Ya
me había leído los otros tres: “Ritos de muerte” que hablaba de los
malos fondos y los violadores, “Día de perros” donde se trataban las
peleas de perros clandestinas y “Mensajeros de la oscuridad” el tercero
donde se hablaba de las sectas. En este caso, en “Muertos de papel” se
trata el tema del mundo rosa. El argumento parte del asesinato de un
conocido periodista del corazón que se había especializado en airear lo
peor de los famosos.
Me lo leí muy rápido, aunque no es de los que más me gustaron.
La
novedad es que en éste aparecen otros personajes. Aparece Amanda la
hermana de Petra, que no había aparecido todavía. Y también aparecen más
policías, como Moliner. También sobresale el hecho de que se le ha dado
más protagonismo al comisario Coronas, que pasa toda la novela en un
estado de enervación continua.
Bueno,
pues a mí me gusta mucho esta serie policíaca de Alicia Giménez
Barlett. No es que sea el colmo de la originalidad en tramas policíacas,
ni mucho menos. Ni tanto en la trama ni en el modo de contarlo que es
bastante lineal: conflicto, investigación y esclarecimiento. Pero me
gustan porque son muy amenas. Me gusta cómo la autora enfoca la relación
entre los dos protagonistas salpicada de diálogos ingeniosos. La trama
tiene su suspense y su ritmo, es ágil en su desarrollo. Y supongo que
los personajes me caen bien, que quieras que no eso influye bastante.
Son casi de casa y me gusta saber que es de ellos. Además me gustan las
reflexiones de Petra.
Sí.
Me gusta volver a estas novelas de vez en cuando, cuando necesito solo
entretenerme con mayúsculas y pasarlo bien con una novela policíaca que
no será la octava maravilla literariamente hablando pero está bien
escrita.
En nada volveré con ellos, no puedo dejar de saber de Petra y Garzón en mucho tiempo.
En nada volveré con ellos, no puedo dejar de saber de Petra y Garzón en mucho tiempo.
jueves, 24 de octubre de 2013
24 de Octubre de 2013 - Día de la Biblioteca
Hoy es el Día de la Biblioteca: 24 de octubre de 2013.
Desde el año 1997 la Asociación Española de Amigos del Libro
Infantil y Juvenil, con apoyo del Ministerio de Cultura, promueve esta
celebración en recuerdo del incendio de la Biblioteca de Sarajevo durante el
conflicto de los Balcanes en 1992. El médico e historiador croata Mirko D.
Grmek acuñó el término memoricidio para definir la destrucción de la
memoria y el tesoro cultural del “otro”, del adversario, del enemigo.
Destruir las bibliotecas es un memoricidio. Porque se trata de una
institución cultural básica e imprescindible donde se fomenta el conocimiento y
el intercambio de ideas de forma gratuita y libre.
Este año el cartel ha sido diseñado por Andrés Rábago “El Roto” y el texto
que lo acompaña es de la escritora Laura Gallego:
Pregón.
Relato de Laura Gallego:
Érase una vez un viajero que llegó desde un lugar lejano a un pueblo en el
que no había libros. Se sentó a descansar en la plaza mayor y sacó de su morral
un viejo volumen de cuentos. Cuando empezó a leer en voz alta, los niños, que
nunca habían visto nada semejante, se sentaron a su alrededor para escucharlo.
El visitante relató historias que fascinaron a sus oyentes y les hicieron
soñar con fantásticas aventuras en reinos maravillosos. Cuando terminó, cerró
el libro para volver a guardarlo en su morral. Nadie se percató de que, al
hacerlo, escapaban de entre sus páginas algunas palabras sueltas que cayeron al
suelo.
El viajero se marchó por donde había venido; tiempo después, los habitantes
del pueblo descubrieron el pequeño brote que elevaba sus temblorosas hojitas
hacia el sol, en el lugar en el que habían caído las palabras perdidas.
Todos asistieron asombrados al crecimiento de un árbol como no se había
visto otro. Cuando llegó la primavera, el árbol exhibió con orgullo unas
hermosas flores de pétalos de papel. Y, con los primeros compases del verano,
dio fruto por primera vez.
Y sus ramas se cuajaron de libros de todas clases. Libros de aventuras, de
misterio, de terror, de historias de tiempos pasados, presentes y futuros.
Algunos se atrevieron a coger esos frutos, y había un sabio en el lugar que les
enseñó a leer para poder disfrutarlos.
A veces, la brisa soplaba y sacudía las ramas del árbol. Las hojas de los
libros se agitaban y dejaban caer nuevas palabras. Y pronto hubo más brotes por
todo el pueblo; y en apenas un par de años, los árboles-libro estaban por todas
partes.
Se corrió la voz; muchos investigadores, curiosos y turistas pasaron por
allí para conocer el lugar donde los libros crecían en los árboles. Los
habitantes del pueblo leían sus páginas con fruición, y cuidaban cada brote con
gran mimo. Y así iban recogiendo más y más historias con cada nueva cosecha de
libros.
Un día, los más sabios del lugar se reunieron y acordaron compartir su
tesoro con el resto del mundo. Eligieron a un grupo de jóvenes y los animaron a
escoger un libro del primer árbol que había crecido en el pueblo. Después, los
enviaron a recorrer los caminos.
Ellos se repartieron por el mundo, buscando un hogar para su preciada
carga, y así, con el tiempo, cada uno dejó su libro en una biblioteca
diferente.
Y cuenta la historia que allí siguen todavía. Que hay algunas bibliotecas
que guardan entre sus estantes un libro especial que deja caer
palabras-semilla. Y que, si aterrizan en el lugar adecuado, cada una de esas
palabras crecerá hasta convertirse en un árbol que dará como fruto nuevos
libros.
Nadie sabe en qué bibliotecas se encuentran estos libros maravillosos. Se
desconoce también cuáles, de entre todos sus volúmenes, son los que proceden
del pueblo donde los libros crecen en los árboles. Podría ser cualquiera, y
podría estar escondido en cualquier rincón de cualquier biblioteca del planeta.
Animaos a entrar en ellas y a explorar sus estanterías, viajeros; porque
quizá deis por casualidad con un libro cuyas palabras echen raíces en vuestro
corazón y hagan crecer un magnífico árbol de historias cuyas semillas puedan llegar
a cambiar el mundo.
¡Feliz día de la biblioteca!
Laura Gallego
Etiquetas:
BIBLIOTECAS,
Bibliotecas Públicas,
La vida
miércoles, 23 de octubre de 2013
"Argenta. Una batuta centenaria" exposición en el Auditorio Nacional de Música
Ayer, un martes de octubre lluvioso en Madrid, viniendo del trabajo topé con esta exposición.
Está en plena calle, delante del Auditorio Nacional de Música, en la calle Príncipe de Vergara.
Recordando a Ataulfo Argenta: "Argenta. Una batuta centenaria" se titula la exposición. Porque nació en Castro Urdiales en el año 1913.
12 paneles que quieren mostrar al músico en el entorno que vivía. Y para ello lo dividen en cinco secciones y un preludio. Su entorno personal, sus raíces, sus aficiones, su biografía, su carisma (sus manos, sus brazos largos, su estatura), sus pasos musicales en el terreno nacional, su carrera, su salto fuera de nuestras fronteras...
Está bien. La verdad es que yo me entretuve un rato. Llovía, era de noche, hacía fresco, y fue de pronto como un alivio, como un respiro después de todo un día otoñal de trabajo...
Tenéis tiempo porque estará hasta el 24 de noviembre.
Recuerdo, a próposito de esta exposición , que en el programa Documentos de Radio Nacional de España hay uno dedicado a éste músico. Por si queréis buscarlo en "A la carta...".
12
paneles expositivos, la huella de su trayectoria dividida en cinco
secciones y un preludio que sitúa a Argenta en el momento musical que le
tocó vivir. Así, cuando Europa renacía de sus propias ruinas tras la
Segunda Guerra Mundial había llegado el momento de reinventar todo.
Incluso la música. Y con ella a los músicos también.
Como director
de orquesta, este cántabro se preocupó por crear nuevos aficionados,
por relacionarse de manera natural con su público y quiso construir un
mundo mejor a través de su arte. Un director estrella, una figura con
carisma, personalidad, raza, un visionario y un artista audaz que rompía
moldes, fronteras y atravesaba el aislamiento de un país detenido en el
tiempo con una carrera internacional sólida.- See more at: http://www.hoyesarte.com/evento/2013/10/ataulfo-argenta-una-batuta-centenaria/#sthash.8Q4J341G.dpuf
12
paneles expositivos, la huella de su trayectoria dividida en cinco
secciones y un preludio que sitúa a Argenta en el momento musical que le
tocó vivir. Así, cuando Europa renacía de sus propias ruinas tras la
Segunda Guerra Mundial había llegado el momento de reinventar todo.
Incluso la música. Y con ella a los músicos también.
Como director
de orquesta, este cántabro se preocupó por crear nuevos aficionados,
por relacionarse de manera natural con su público y quiso construir un
mundo mejor a través de su arte. Un director estrella, una figura con
carisma, personalidad, raza, un visionario y un artista audaz que rompía
moldes, fronteras y atravesaba el aislamiento de un país detenido en el
tiempo con una carrera internacional sólida.- See more at: http://www.hoyesarte.com/evento/2013/10/ataulfo-argenta-una-batuta-centenaria/#sthash.8Q4J341G.dpuf
12
paneles expositivos, la huella de su trayectoria dividida en cinco
secciones y un preludio que sitúa a Argenta en el momento musical que le
tocó vivir. Así, cuando Europa renacía de sus propias ruinas tras la
Segunda Guerra Mundial había llegado el momento de reinventar todo.
Incluso la música. Y con ella a los músicos también.
Como director
de orquesta, este cántabro se preocupó por crear nuevos aficionados,
por relacionarse de manera natural con su público y quiso construir un
mundo mejor a través de su arte. Un director estrella, una figura con
carisma, personalidad, raza, un visionario y un artista audaz que rompía
moldes, fronteras y atravesaba el aislamiento de un país detenido en el
tiempo con una carrera internacional sólida.- See more at: http://www.hoyesarte.com/evento/2013/10/ataulfo-argenta-una-batuta-centenaria/#sthash.8Q4J341G.dpuf
martes, 22 de octubre de 2013
"La vida cuando era nuestra" de Marián Izaguirre
Tenía
que contaros que este verano estuve leyendo también una novela titulada
“La vida cuando era nuestra”. Tenía traspapelada esta reseña, pero
bueno parece que el otoño está ayudándome a ordenar papeles y aquí estoy
para enmendar el error.
“La
vida cuando era nuestra” de Marián Izaguirre es una novela que me
pareció muy agradable de leer. Una novela con un tema claro, el amor a
los libros. Y con un montón de frases que me gustaban.
«Cuando
te encuentres sola, lee un libro… Eso te salvará». Los libros tienen de
pronto el tacto redondo y húmedo de un corcho salvavidas”
El
argumento se inicia en una librería. A partir de ahí surge la trama, o
mejor dicho las tramas porque hay dos historias. O más concretamente una
historia dentro de otra. Porque hay una librería en cuyo escaparate hay
un libro abierto 'La chica de los cabellos de lino' al que se le van pasando las páginas. Ese libro encierra la otra historia de la novela.
En
la librería se desarrolla la primera historia en la que dos mujeres,
una británica ya más mayor, y la otra, una madrileña de unos treinta
años, leen juntas una novela en la librería propiedad de la segunda. Y
claro la segunda historia es la del libro, la vida de una joven inglesa
burguesa a quién su padre no reconoció pero que vive intensamente la
vida europea gracias a sus familiares.
El
tiempo y el espacio varia completamente en la novela de una historia a
la otra. La principal o primera, la de las dos mujeres leyendo la
novela, se desarrolla en España en tiempos de postguerra, en los años
cincuenta y más concretamente en Madrid. La segunda historia, la del
libro, transcurre unos años antes, en los años veinte en Londres, París…
y España también.
Un par
de detalles que me han gustado mucho de este libro es, en primero lugar
que muchos autores desfilan por las páginas de esta novela: Dorothy
Parker, Emily Dickinson, Proust, Ezra Pound, Chéjov... Y el otro, es que
me gusta mucho la portada de la novela. Qué acierto ¿No? Dan ganas de
ponerse a leer inmediatamente esa novela.
Por
otra parte y siguiendo con la reseña, hay dos narradores, uno en primera persona que lleva una de
las historias, y otro en tercera que lleva la otra historia.
Indudablemente eso ayuda mucho tanto al escritor como al lector a
diferenciarlas. Y enriquece la narración al hacer éstos giros de cambio
de perspectiva.
Los
personajes están bien definidos. Tienen mucho más peso los personajes
femeninos que los masculinos que parece que orbitan en torno a ellas.
Las dos protagonistas están perfectamente dibujadas y son muy creíbles.
Es
una novela entretenida, placentera de leer, con un ritmo pausado. Y que
da protagonismo a los libros. Me gustó, me gustó bastante.
“Hace
frío. Solo es octubre, pero ya parece pleno invierno. He sacado el
abrigo por primera vez y, como he visto que el día está nublado y hace
viento, he decidido ponerme un pañuelo en la cabeza. Es un viejo pañuelo
de seda que a veces llevo también al cuello, con mi chaqueta de Linton
Tweeds. Antes me he recogido el pelo en la nuca. Me hubiera gustado
tener un poco de brillantina Rosaflor, para que ningún cabello rebelde
se saliera de su sitio, pero he tenido que conformarme con pasar la
palma de la mano humedecida por la frente y las sienes. ¿Por qué tengo
este pelo? Es asombrosamente blanco para mi edad. A veces me miro en el
espejo y veo un reflejo amarillento, como de polluelo, que me recuerda
el tiempo en el que fui rubia. Solo tengo cincuenta y un años. Nací con
el siglo. No creo que me corresponda tener este pelo tan blanco”. (pág. 9)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)