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jueves, 7 de noviembre de 2024

"Mi pequeña librería" de Máximo Huerta. Reseña literaria

 



"Esos son los libros más luminosos, los que dejan un silencio final cuando los terminamos. La respuesta es asombrosa, los libros que nos callan, los que apagan la sala de estar, los que aún sobre la mesa o en nuestras manos dicen o miran. Nos dicen y nos miran. "

Yo nunca había leído a Máximo (o Máxim) Huerta. Es verdad que no me perdía nunca su sección en los programas radiofónicos de Carles Mesa y me gustaban bastante. Era muy instructivo en lo que contaba, que casi siempre era de palabras y de escribir, y muy natural él hablando. Pero, en cambio, no sé por qué nunca lo había leído. 

Pero ya está. Me he leído "Mi pequeña librería", su último libro en un pispas, porque cierto es que no tiene muchas páginas, ciento y pico, pero es una delicia. En este libro narra cómo empezó su gusto por la lectura desde niño y cómo nació la idea de montar una librería en un antiguo horno en su ciudad natal: Buñol (Valencia).

Es todo un homenaje a la lectura, a los libros, a escribir, a los escritores (en especial a Ana María Matute) y, por supuesto, a las librerías. 

He subrayado muchísimos párrafos, tanto, que es imposible poder transcribirlos todos. Cuánto me gustaban algunos de ellos, se podían casi saborear. Se mezclan en su prosa tanto retazos de su vida con el amor a la literatura. Nos cuenta de su infancia, de las enciclopedias que le compraban en casa, de los libros que sacaba de la biblioteca, del primer pinchazo de amor, de su gusto y querencia por los personajes que todos recordamos y de la debilidad por las palabras, de cómo nació la idea de abrir una librería en su pueblo, de la búsqueda de local, de las obras interminables, de la inauguración, del amor con mayúsculas por las letras. Hay muchísimos guiños a personajes y libros, guiños que de pronto te trasladan volando a esa historia. Viajar, como bien dice el autor, leer es viajar y en este libro viajamos muchísimo.

Es una prosa muy rica la del autor, muy cuidada, muy elaborada. Me gusta el apartado que hace de cartas que escribe, creo que a otros personajes suyos, aunque claro como yo no he leído sus novelas no sé quiénes eran. Pero no importa, porque de siempre me gusta mucho el género epistolar y el autor sabe cómo transmitir intimidad y complicidad con él. Otro aliciente para leerme sus anteriores historias. Además "Mi pequeña librería" está salpicado de sus dibujos elegantes. Este libro es una mezcla entre biografía y ensayo, y la prosa va fluyendo sola como llevándote a un lugar tranquilo, su ritmo es pausado pero sin decaer en ningún momento, siempre y cuando compartas ese gusto por lo literario, claro. 

Y el final, con ese último diálogo, retomando un hilo que había dejado atrás, me ha encantado. 

La he disfrutado mucho. 


"Todo en la vida es esperar. Penélope bordando para hacer tiempo, como si el tiempo se pudiera hacer. Ojalá. Esperaba nervioso Gatsby a que se encendiera la luz verde al otro lado de la bahía, y Aureliano frente al pelotón. También lo hacía el viejo ante su mar, o el cartero de Pablo Neruda. Y esperaba el pueblo a ver a su rey con el nuevo traje. Esperaba el viejo que leía novelas de amor escondido bajo la barca, esperaba Alatriste como caía la noche, esperaba el muerto de Diez Negritos en su habitación mientras cayendo otros, esperaba la abuela a Caperucita con su cesta a que cruzara el bosque, esperaba la Maga en el Pont des Arts, esperaba el Aleph, esperaba el amante, esperaba la amada. Esperaba el ciprés la hora de la sombra, esperaba la portera a la niña, esperaba el niño con el pijama de rayas.

Cierto es que todos estamos esperando, como todos los familiares en aquella sala de postoperatorio. Pero seamos sinceros, ¿Quién no está a la espera? la vida es una secuencia de esperas. Bien sean individuales, bien colectivas. El país espera que se acabe la crisis, el edificio espera a que venga el técnico del ascensor, la vecina del quinto espera a que llegue la compra, el encargado del supermercado espera que no le vuelva a tocar ese domicilio, el portero espera al de Correos porque así podrá cerrar y sentarse con su familia a comer en la pausa de dos horas que le corresponde, la mujer lo espera con la comida caliente, el hijo espera que no vuelva a hacer lentejas, que las odia, el padre espera que salga mejor estudiante que la hermana mayor, la hermana espera... "


"Siguen amargas las almendras como los amores contrariados? ¿Sigue orgullosa y altiva Fermina Daza? ¿Qué tiempo hace ahora en Vetusta? ¿Nos espera Ana Ozores con ese halo de aburrimiento y soledad? ¿No anhelamos algo mejor, como ella?"

sábado, 17 de agosto de 2024

Sissí y más en Ginebra.

 



Yo no sabía de su obsesión por el físico, la dieta y el ejercicio, cuando de niña devoraba todos los libros de Sissi de la colección Historias Selección de Bruguera. Mientras mis hermanos leían a Julio Verne yo iba aprendiéndome la vida y milagros de aquella vistosa Emperatriz y Reina de Hungría. Pero no sabía de su vida desgraciada y su luto perpetuo, de su incansable viajar y de que en uno de esos viajes, cuando iba a tomar un ferry en Ginebra, tuvo la mala fortuna de cruzarse con un anarquista (¡abajo la aristocracia!) que le clavó un estilete muy fino en el costado. Ella apenas lo advirtió pero, al cabo de las horas, aquel estilete terminó por causarle la muerte. 

Todo esto, que no sabía, fui sabiéndolo después cuando a aquellos libros le sucedieron otros que, también hablaban de ella, aunque de forma más real. 

Por ello cuando fui a ver su escultura en la ciudad que la vio morir no me extrañó, tanto como a otros, que la hubieran hecho tan delgada y oscura. Y también por eso me gustó Ginebra. 

Me gustó, además de por su chorro de 140 metros de altura que divisé desde el avión cuando ya volvíamos a casa, de su concurrido y bullicioso lago, o de su muro de los Reformadores, con los personajes más famosos de la reforma Protestante.

Ginebra, entre Suiza y Francia, se me descubrió como una ciudad que se pasea muy bien y tiene un elegante casco histórico de callecitas empedradas y vetustos edificios con mucha historia, incluso literaria. Le presenté mis respetos al Sr. Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística. Y a Borges que también murió en ella. Fui a conocer alguna que otra biblioteca y sus preciosas librerías. 

Pero, desde luego, no pude irme de Ginebra sin volver a su lago donde está la verdadera Sissí.

Mis viejos libros me habían dado muchos recuerdos para ella. 

A los libros no se les puede defraudar, y a quién de verdad fuimos mucho menos aún.  














viernes, 12 de julio de 2024

La librería Desnivel de Madrid

 


Un poco por casualidad y otro poco porque mis domesticados pies siempre me llevan a las Cuevas de Alí Babá, mis compinches y yo recalamos en la Librería Desnivel de Madrid

Espero no ofender a nadie si digo que es una de las librerías más chulas de mi ciudad, enclavada en pleno centro del barrio de Las Letras.

A mis compinches les gusta tanto leer como a mí, de lo cual me alegro infinitamente. Aunque sus gustos guardan la ilusión por la fantasía, incluso salpicada de romance, para una más tórrido y para la otra más templado, o se inclinan irremediablemente al descubrimiento de parajes más científicos que quedan a años luz de los míos. Pero leen, qué gusto, y aún pueden aprovechar esas siestas interminables del verano, que yo recuerdo con verdadero placer, devorando libros. Y aunque sus universos literarios son otros, a los 16 y a los 19 les queda tanto por disfrutar de la compañía de un libro o de la evasión que siempre te regala, que me conmueve y alegra. 

Al resguardo de su vientre fresco forrado de páginas, disfrutaron tanto como su tía de esa Cueva de Alí Babá, que es la Desnivel, mientras fuera atizaba ya un julio inclemente. No pudimos encontrar mejor refugio. Sus tesoros a modo de enorme brújula, piolets aquí o allá, una antigua guillotina de papel o un mural precioso que la ilumina desde el fondo nos dejaron a las tres hipnotizadas. 

El mundo se ensancha, se enriquece, se vuelve promesa de nuevos horizontes dentro de esta librería mágica llena de mapas y aventuras por descubrir.

¿Y quién no quiere que su universo se ensanche?















sábado, 25 de mayo de 2024

Irene Vallejo en Málaga. Mayo 2024

 



Era mayo y yo había ido a pasar cinco días a Málaga. Quería ir a ver algunos de sus múltiples Museos y disfrutar del sol y la playa. Qué ciudad tan completa. Pero acabé estando en más lugares para reseñar.

Aquella tarde noche teníamos reserva para hacer una visita guiada por Málaga titulada "Misterios y leyendas de Málaga" o algo parecido. Sin embargo, a la salida de una de sus librerías, vi en la puerta un cartel donde se anunciaba que esa tarde en el Museo de Málaga Irene Vallejo presentaba la segunda edición del cómic de "El infinito en un junco". 

¿Hoy? ¿Esta tarde? ¿Aquí? ¡Y ahora ¿qué?! Buf. El maravilloso don de la ubicuidad aún no lo he alcanzado y mira que habré yo clamado al cielo y a todas sus divinidades por él. Recoloqué la vida en mi cabeza como si fuera el cubo de Rubik, compartí las dudas, los pros y los contras, y finalmente llamé la agencia para "llorarles" y ver si había posibilidad de cambiar la visita para el día siguiente porque ¡Compréndanlo! Irene Vallejo aquí ¡y yo también! Total, tres cuartos de hora antes de la hora prevista para la conferencia hacíamos fila para entrar porque nos avisaron de que estaría "petadísimo", tal y cómo comprobamos que realmente estaba. Mucha gente se quedó sin entrar pero ahí estaba yo, con sonrisa triunfante, en un rinconcito dispuesta a disfrutar de un diálogo que prometía ser muy interesante sobre uno de mis libros favoritos.

Siempre tengo tentaciones de releerlo. Lo leí en los ratitos de sobremesa de la pandemia. Siempre me acuerdo de aquella primavera, antes de volver a mi mesa del ordenador a teletrabajar por la tarde, leía en el patio, al sol, unas cuántas páginas de "El infinito en un junco". A sorbitos, porque el libro con sus casi quinientas paginitas, por mucho que nos gusten los libros y sus historias, no es para darse el atracón. Es un libro para saborearlo, para descubrir y aprender, disfrutando a ratos de cada pequeña explicación, cada mínima historia que contribuyó a la andadura de la lectura. 

Era mayo, era Málaga, y mereció la pena el cambalache. Qué interesante la conferencia, cuánto cuenta Irene Vallejo, qué instructivo y ameno todo lo que se habló. Qué entretenido ese diálogo con Rocío García, profesora de Universidad. Y cómo se luce la vida cuando tantas cosas buenas se juntan: un destino, el tiempo libre, una siesta en la playa y después, el escritor de uno de tus libros de cabecera ahí, tan cerquita, al alcance de la mano para enriquecerte el día.







jueves, 14 de marzo de 2024

"La mujer de la libreta roja" de Antoine Laurain. Reseña literaria

 


He terminado de leer "La mujer de la libreta roja" volando. 

Se trata de una de esas historias de "aquí va a pasar algo bonito" que tiene su parte original y lo mejor es que, en mi opinión, no llega a ser empalagosa con los sentimientos. 

Es una novela corta y amable, que cuenta la historia de un parisino Lauren Letellier. Un librero que una mañana cualquiera se encuentra un bolso malva de mujer abandonado en un cubo de basura. Dentro del bolso no encuentra nombre ni dirección de la dueña pero a base de mirar los objetos que contiene, y sobre todo tras leer lo escrito en una libreta roja donde la mujer iba anotando listas de sus pensamientos, da comienzo su búsqueda, decidido a devolvérselo. Al mismo tiempo la dueña del bolso, a quién el ladrón, al arrebatarle el bolso le ha dado tal golpe que le ha dejado en coma, está en un hospital ingresada ajena a todo. 

Estamos ante una historia ambientada en París, en la actualidad, y según lo vas leyendo respiras su ambiente elegante de cafés con su terracita, el atractivo innegable de sus preciosas librerías y edificios señoriales. La ambientación justa para sentir que haces una escapadita a la capital del país vecino. Está bastante lograda.

Yo lo he leído con mucha tranquilidad. Tiene un ritmo pausado pero fluido, los cortos avances en la trama logran que se mantenga la curiosidad por saber, según iba acercándose el librero a su misteriosa dueña del bolso, cómo al fin lograría llegar a ella. Ya casi al final tiene un punto de giro y es curioso ver cómo lo resuelven.

Una novela escrita con una prosa sencilla, con un narrador en tercera persona, donde además el autor ha ido intercalando los diálogos entre la prosa, creando una suerte de estilo indirecto al irlo contando.

No es una novela trascendental ni trepidante, es ligera, simplemente una lectura agradable, con encanto, que te deja un poso de bienestar al terminarla, lo que de vez en cuando viene muy bien para descansar entre lecturas más densas o sesudas. A mí me ha entretenido la historia de estos personajes típicamente parisinos, no son unos jóvenes atolondrados, son una pareja de unos cuarenta años y profesiones interesantes, bien perfilados en su madurez y experiencias, que viviendo esa historia curiosa consiguen transmitirte, que si fuera el día está tormentoso y feo, haces muy bien en arrebujarte entre las páginas de un libro para pasar un rato más grato. 

 

viernes, 23 de febrero de 2024

"La historia de los vertebrados" de Mar García Puig

 



Acabo de terminar "La historia de los vertebrados" de Mar García Puig y me ha gustado bastante. 

"El 20 de diciembre de 2015 me convertí en madre y enloquecí".

Cuenta este libro justo lo que dice la frase anterior: la autora nos cuenta como enloqueció a raíz de haber sido madre de unos mellizos prematuros: Sara y David. Fue ser madre y comenzó la obsesión con la muerte, con el peligro constante de que pudiera ocurrirles algo, con cada manchita de la piel, con cada tos, con todo. Porque de pronto todo es susceptible de fragilidad, de vulnerabilidad, de lo peor. ¿Depresión post-parto, brote psicótico, locura?

La autora en ese momento vital también coincide con ser diputada por Barcelona en el Congreso por "En Comú Podem". Y ya la vida trata de ir conjugando la maternidad con la política, y además con la locura. 

"Cuando entré en el Congreso, tomé una decisión. en todas mis intervenciones hablaría de dos cosas, mujeres y libros. Porque género y literatura son tan transversales a todo lo que hago, y a lo que respiro, que no puedo sustraerme a ese imperativo. Un día debatimos una proposición no de ley acerca de salud mental, y me toca a mí fijar la posición de mi grupo en el pleno. Y ese día más que nunca sigo ese precepto, y saco porcentajes de mujeres castigadas con la locura, y versos de las que tuvieron la oportunidad de dejar constancia. Cuando acabo mi discurso, un diputado de implecable traje y corbata me afea mi voluntad de meter el feminismo en todo. "Esa manía tuya" me dice..."

La autora al ir contándonos su propia experiencia hace múltiples referencias a otras escritoras que han tratado literariamente el mismo tema de su locura u obsesiones como Sylvia Plath o Silvia Mistral o Anne Sexton y otras poetas y autoras. Puesto que entiende que abandonarse al lirismo y hablar desde él, quizá sea la única forma posible para comunicarse desde la vulnerabilidad que impera en ocasiones como ésta. 

"El psiquiata W.W. Godding, preocupado por el estigma de la locura, aconsejaba a las familias que no hospitalizaran a las mujeres que sufrieran de locura puerperal: "Aunque la recuperación sea rápida habrá estado loca, y esto nunca lo olvidarán sus amigos o sus hijos -escribió-; de ahora en adelante hay un cierto temor a lo que pueda ser en el futuro, un esqueleto en el armario, no mencionado pero siempre ahí.". Sé que ese libro que empiezo a imaginar será mi esqueleto en el armario, y probablemente el de mis hijos. Pero también pienso que de algún modo he contraído una deuda. Porque si tengo algo de fuerza para encarar este verano, ha sido gracias a la palabra impresa. Siento que tengo yo también el deber de alzar mi voz, aunque sea torpe."

La autora, no solo hace una autobiografía de su periplo vital durante ese tiempo, sino que elabora un exhaustivo ensayo de la historia de la salud mental de la mujer. No solo busca el desahogo de la palabra escrita, su consuelo, sino también el reflejar lo que ha supuesto el parto para muchas mujeres a lo largo de la historia de la maternidad. 

Es un ensayo donde hay mucha investigación detrás, mucha documentación. Hay medicina, arte, literatura, mitología, historia... Pero también hay esa parte de biografía que te lo hace menos teórico, más humano.

"Para mí Tomas era y es el hombre brillante, el de la percepción aguda, el ingenio siempre a punto, un poco intelectual en el que me habría instalado de por vida. 

Finalmente, ese día en que marcha a casa de su madre llegará, y un par de meses después, cuando ya haya encontrado piso, me avisará de que vendrá a llevarse una de las librerías y algunas cosas más. Yo me iré a un bar al lado de casa para no presenciar el derrumbe del hogar, de la familia nuclear, de lo que había querido ser y no pude conseguir. Pediré un café y mientras lo tome sentiré uno de los dolores más profundos que haya experimentado jamás..."

A mí me ha parecido una lectura muy interesante, muy rica tanto la prosa como el contenido. He subrayado muchísimos párrafos, los he releído después más despacio. Pero lo que me entristece es que no he sido capaz de retener toda la información, ni tan siquiera la cuarta parte. Una pena. Pero reconozco que he disfrutado mucho mientras lo leía, porque me estaba interesando bastante todo lo que me contaba a propósito de la salud mental. 

También me ha gustado mucho la portada y el título, me parecen de lo más atractivos y adecuados para el tema del libro. Son muy sugerentes ¿verdad?

 

sábado, 11 de noviembre de 2023

11 de noviembre. Día de las Librerías. Librerías del mundo

 

Cordes Sur Ciel


La cueva de Alí Babá 
donde brillan cuántos tesoros querría poseer.
El refugio y la calma cuando la vida pinta mal.
El maravilloso laberinto
donde no existe el momento ni la salida.

El grato lugar donde esperan mis otras vidas,
donde conoceré personajes 
con quienes habría deseado coincidir
en la vida real.

El mágico espacio
donde no existen los relojes,
ni las borrascas, ni el viento.
El negocio que yo montaría,
al que te invitaría a asociarte,
y en el que, además, te rogaría vivir.

Mi adicción confesable
mi querencia
donde pierdo la voluntad
y me traigo a casa
la eterna
salvación.


Hoy 11 de noviembre: Día de las librerías. 

Y para celebrarlo y que sirva de homenaje a mis refugios preferidos, aquí os traigo una selección de algunas con las que he tropezado en este verano. 

La azul cielo y preciosa de libros usados de Cordes sur Ciel, la abovedada de Burdeos a la que nunca entré, la azulona que estaba cerca del Instituto Cervantes. Qué elegantes son las librerías de Francia. La casita de Corfú donde compartimos con los amigos aquel café mientras el gato repanchigado dormitaba, la de los murales tan chulos y caros del Lago de Garda, el refugio lleno de fotos de Cortina de`Ampezzo, y en la que se alojó Napoleón de Bassano del Grapa...

Mágicos espacios donde no existen los relojes, ni las borrascas, ni el viento.


Burdeos


Burdeos





Corfú


Corfú


Cortina D`Ampezzo


Cortina D`Ampezzo







domingo, 6 de agosto de 2023

"Cordes sur ciel" en Francia

 



Hoy me acordé de Cordes sur ciel. Ojalá hubiera sido otoño este julio pasado mientras la paseábamos. Me acordé del pueblo que cambió su propio nombre.

Mis piernas todavía recuerdan cada adoquín de aquella empinada cuesta que subimos hasta alcanzar el centro de aquel pueblo medieval tan alto y tan laberíntico, tan de piedra, tan eterno. 

Se construyó para dar casa a los que se quedaron sin ella gracias a las guerras religiosas. Era el tiempo de los Cátaros. Hasta cuatro murallas tuvo alrededor para defenderse. Pero nunca la conquistaron. Así que terminada la cruzada solo le quedó mejorar y embellecerse con sus casonas góticas, su plaza del mercado porticada, sus florecientes negocios.

Era especial "Cordes sobre el cielo". Aunque al principio era "Cordes" a secas, vocablo que vendría de "Cordoa", una palabra occitana que se inspiraba en nuestra Córdoba. Querían una ciudad tan próspera, tan comerciante, como lo era la nuestra. Pero el pueblo en otoño se eleva sobre la niebla que cubre el valle, pareciendo enteramente que flota sobre las nubes. Ojalá hubiera sido otoño este julio pasado, con Cordes flotando... Y unos y otros empezaron a apellidarla así: "Cordes sur ciel". Hasta que en 1993 se hizo oficial el nombre completo.

Era especial aquel pueblo donde no existía la prisa. En "Cordes sur ciel" respirabas tranquilidad entre sus indolentes calles de piedra. Cerca de su mercado había una exposición de fotos de niños africanos, y en la empinada calle por la que ascendimos latía silenciosa una librería turquesa en la que tuve que demorarme para que formara parte de nuestra colección "La vuelta al mundo en 80 librerías".

Pero me faltó tiempo. Me faltó descubrirla mejor, patear sus callejones y rincones, admirar despacio las fachadas de sus casonas y sus miradores. Me faltó tiempo. Cordes sur ciel se merecía mucho más del que yo pude dedicarle, mucho más. 

Y echándolo ya de menos fui despidiéndome de aquel pueblo que cambió su nombre.












viernes, 11 de noviembre de 2022

Día de las Librerías 2022

 


Hoy, 11 de noviembre de 2022, es el Día de las Librerías. 

 Y como no tengo remedio cuando he salido de trabajar me he ido a celebrarlo a una de ellas y ya he salido de allí con mi botín de dos flamantes libros bajo el brazo. Estoy segura de que caminaba por la calle con una sonrisa que me daba tres vueltas a la cabeza.

Es uno de esos enormes y pequeños placeres de la vida: ir a una libreria y ver qué me puedo llevar. Se me pasa el tiempo y ni me entero allí dentro, saltando de sección en sección, leyendo en voz baja los títulos en los lomos, pensando "que me llevo, que me llevo", frotándome las manos con pura avaricia de cuento, porque me llevaría media tienda ¡qué digo media! la tienda entera acarrearía si pudiera.

A poco que lo pienso algunas de ellas están ligadas ya de por vida a acontecimientos importantes de mi paso por el mundo: Aquella Paradox que fue una de nuestras primeras salidas juntos, cuando empezábamos a caer por ese precipio peligroso por el que felizmente nos despeñamos, justo antes de decirle al mundo "Cerrado por amor".

Y aquella de Zaragoza donde me dieron aquel premio de relato. Cuando solo me presenté por si sonaba la flauta y nos íbamos a visitar a mis amigas las mañas y ¡va me lo dan! ¡Qué bueno!

O aquellas preciosas de más allá de las fronteras, y que no he podido dejar de conocer cuando viajé a esas ciudades: La mágica livraria Ler Devagar en Lisboa, la fantástica librería Lello de Oporto o la más antigua del mundo también en Lisboa.

Hay tantas que tengo entrelazadas a inolvidables viajes que hasta he perdido la cuenta. Pero me acuerdo de aquella mítica de San Francisco, la City Light Books, que visité con mis amigos. O aquellas que ya no existen seguro como la acogedora A Lura dos Livros de Tavira o esa pequeñita y maltrecha de Damasco. Sin embargo sobreviven en mi memoria a salvo del olvido, la especulación o las guerras. 

Son mi debilidad, no puedo dejar de pasar por ellas sin llevármelas, aunque solo sea en fotografía, sobre todo si tienen un nombre inolvidable, como me ocurrió con "La palabra escrita" de Eslovenia o "Le silence de la mer" en Vennes de Francia. Tengo que leerme ese libro. Por no hablar de las que, nada más descubiertas, te devuelven libros como "La Rayuela" de Berlín, donde además pasamos una estupenda y soleada mañana.

Cuántas habré visitado ya, cuántas fotografiado, incontables desde luego. 

¿Pero cómo no hacerlo si en ellas palpitan mil y unas historias? Te abren mil y una puertas por las que asomarte a vivir otras vidas. 

Son el modo más sencillo de escaparte, de viajar, de soñar. El mejor refugio. 

Son, qué le vamos a hacer, mi paraiso y mi perdición. 

11 de noviembre de 2022, Día de las Librerías.



Librería desaparecida Paradox en Alonso Martinez, Madrid

 

Este cartel estaba en la librería "Las tres rosas amarillas" de Madrid


Librería París. Entrega de premios de relatos. Año 2018
 



Librería Ler Devagar en Lisboa

Librería Lello Irmao de Oporto
 
 
 
Librería Bertrand en Lisboa
 
 
 
Librería City Light Books en San Francisco

 
Antigua Librería A Lura des Livros en Tavira (Portugal)




Librería La palabra escrita en Eslovenia



 
 Librería Le Silence de le Mer en Vennes
 
 
 

Librería La Rayuela en Berlín