En el pueblo de mi infancia tropiezo con poemas escritos en los escaparates.
La buena poesía es como un ave exótica que de pronto deja que la contemples, pero puede echar a volar en cualquier momento. Como tantas veces ocurre con las cosas que más queremos.
En el pueblo de mi infancia tropiezo con la poesía.
Supongo que había más versos pintados en el último Sant Jordi, pero yo atrapé al vuelo estos tres poemas que tienen música y vienen escritos en esa lengua a la que tengo tanto cariño porque la escuchaba a todas horas cuando me recuerdo feliz.
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