Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 4 de noviembre de 2023

Rascamán en Alaquás III. Historia de un recital literario

 


Os estaba contando en la entrada anterior, que los compañeros de la tertulia literaria Rascamán nos habíamos escapado a Alaquás, un pueblecito valenciano, a hacer un recital en su fantástico Castillo que está en mitad del pueblo y dedican a toda clase de actos culturales. 

En la entrada anterior os he ido presentado a los compañeros que leyeron en la primera mitad. Y en esta entrada quería que conocierais a los que leyeron en la segunda parte. Después de la actuación musical salió Cinta R. Guil.




Cinta R. Guil, nuestra maestra, también escribe muy variado. Escribe poemas, relatos, cuentos infantiles e incluso novela. Lleva un taller de adultos de creación literaria y es una escritora incansable. 



Carlos Ceballos, tiene un poemario publicado y ahora está preparando su segundo. Nos leyó un par de poemas. Carlos es muy concienzudo con lo que escribe. Tampoco vive en Madrid, pero comparte nuestras reuniones desde el zoom. 




Después leyó Luis M. Gil uno de sus documentados poemas de navegantes. En estos días está preparando un poemario sobre el mar. Escuchando a Luis no me cuesta nada verme dentro de un navío entre bucaneros luchando a brazo partido como si estuviera en la novela de Melville. Es increíble lo bien ambientados que están sus escritos.



Con Ana González, AnaGonz, le tocó el turno a la poesía de nuevo. Ana escribe poemas también en gallego. Son muy especiales esos poemas con esa música tan particular, son muy evocadores. En esta ocasión nos leyó varios en castellano. 




A continuación salió Celia Cañadas, profesora de secundaria y también poeta. Los poemas de Celia son también extraordinarios, diferentes, muy cultos. 




José Antonio Carmona, qué talante más conciliador tiene. Gracias a él la tertulia ha publicado dos libros de nuestros textos reunidos. Y su poesía es cotidiana y entrañable y tiene aroma. Tiene unos personajes en ellos, como Matilde, que a mí me tienen robada la voluntad. En esta ocasión leyó un par de ellos, distendidos, escuchad un pedacito de la dedicada a Cibeles.




A continuación me tocó a mí. Como yo solo escribo prosa, y no podía llevar un relato largo, opté por llevarme dos relatos cortitos. No se puede explicar esa sensación de cuando desde ahí arriba del escenario, tú vas desgranando tu historia delante del micrófono y al mirar las caras atentas sientes que te están siguiendo... 





Y por último salió Mariana Feride, nuestra poeta rumana que nunca pierde la oportunidad de decirnos que nos quiere sea donde sea. Mariana llevaba hasta hace un par de meses la Unión de Escritores Españoles y siempre está inventando actos culturales. Una suerte tenerla entre nosotros ¿Cómo no la vas a querer?


Finalmente despidieron los músicos el acto. Un lujo. 



Antes de irnos nos hicimos la foto de grupo con los poetas de Alaquás, los del grupo de Omega.







Y hasta aquí la reseña del último recital de Rascamán. Somos muchos más, pero estos fuimos los que pudimos viajar y reunirnos. Cómo disfrutamos de nuestra escapada literaria. El castillo de Alaquás es un lugar único para leer. Fue un viaje breve pero intenso. Y tras un cafetito en la playa de la Malvarrosa volviamos a Madrid charlando tranquilamente. 




La felicidad es pasajera, la encuentras en esos pequeños momentos en los que no piensas, simplemente vives la placidez del momento que dura un beso, un rayo de sol en la cara, un café rico, un buen texto, una conversación jugosa... o un día bueno en Rascamán.


Rascaman en Alaquás II. Historia de un recital literario

 



Como siempre que los miembros de la tertulia literaria Rascamán hacemos una lectura, Javier Díaz Gil, poeta y coordinador, es quién organiza el acto. Él nos dice el tiempo del que disponemos cada uno y nos asigna el orden de salida para que la poesía, hay más poetas, se vaya salpicando de prosistas, de tal manera que se combinen y fluya. Después hace la presentación y nos va llamando al escenario controlando el tiempo total. 




                                              Javier Díaz Gil, poeta y coordinador de la tertulia

En nuestro último recital, en el Castillo de Alaquás, el último fin de semana de octubre, fuimos 15 los compañeros que viajamos y los que leímos. Tenía que haber venido Susana, pero tuvo un incidente médico y no pudo hacerlo. Una pena. 

El acto duró como unas dos horas, y como Javier ya estaba en el escenario presentando, fue el primero en leer sus poemas. Nos leyó de su último poemario "Morir en Iguazú" y también de algún otro poemario. Los versos de Javier van, suavemente, hilando historias breves sobre personajes lejanos que se te quedan en la memoria: "Sara que vendía caramelos", "el viejecito de la barca", el niño que... 

Os traigo en esta entrada una selección cortita de las voces de mis compañeros. Rascamán es muy variado, ya no solo en género, sino también en temas que elegimos y en formas de leer. Algunos compañeros siempre escriben prosa o poesía, como yo que solo escribo relatos, y en cambio hay otros que son más versátiles y navegan con soltura en ambos. O incluso son novelistas. 

Muchos tienen libros publicados y los dejaron en una mesa al lado de la escenario por si alguien quería hojearlos e incluso adquirirlos. 

En esta ocasión nos acompañaban también unos músicos de Alaquás, con los que disfrutamos muchísimo. Abrieron el recital, también tocaron hacía la mitad del acto y finalmente lo clausuraron. Daba gusto escucharles os dejo también un pedacito.



He dividido los vídeos, el recital, en dos entradas. Espero que os gusten.





Omega Paganini, nos recitó sus poetas y tocó el violín. Omega es nuestro nexo de unión con Alaquás. Vivía en Madrid pero se mudó allí y ya ha tirado de nosotros un par de veces para que recitemos en ese lugar tan chulo que es el castillo de Alaquás. Y la verdad es que cuánto lo hemos disfrutado en ambas, así que ¡bien! por Omega.




David Lerma es nuestro novelista. Ya tiene dos novelas publicadas y alguna que otra más esperando su turno. Ahora mismo está escribiendo otra novela. Aquí nos trajo uno de sus relatos. Nuestro reflexivo David. 









Feli Martínez es una de nuestras poetas de siempre. Lleva en Rascamán, como David Lerma, desde hace más de 25 años, porque cuando yo llegué al grupo ellos ya estaban. Feli hace una poesía esencial, concisa. 




Juan Calderón es uno de nuestros artistas. Juan ha hecho de todo. Ha sido actor, compositor de canciones, escribe relatos y poemas. Tiene detrás mucha experiencia en muchos campos de la cultura. Pero es humilde, discreto y lee así de bien. 



A Carmen Padín nos la regaló Méjico, su tierra natal. Carmen escribe también novelas, relatos y lo que quiera escribir. Es tan elegante y dulce ella como las letras que escribe. 




Juan B. Raña ha cogido carrerilla y no deja de escribir. Ha publicado hace nada una novela sobre La Habana en los años 50 "Cuando rugió la Habana" y ya está con la segunda parte. Mientras tanto no deja de inventar relatos. Tiene mucha fuerza Juan y con él cerca uno se anima a seguir peleando con las palabras.




José León, es un caballero de Albacete, como a él le gusta denominarse. Como se ha vuelto muy moderno, tuvo un problema con su móvil donde transporta ahora sus poemas y tuvo que salir dos veces al escenario, cuando los perdió y cuando los recuperó. Menos mal. León es un sonetista impecable, pero también tiene novelas y poemarios. Junto con Aure, que no pudo venir, es uno de nuestros sabios. 






Y aquí tenéis una de las actuaciones de los músicos de Alaquás que nos acompañaron. ¿No me digáis que no te transportan suavemente a algún lugar bien bello?



En la siguiente entrada: "Rascamán en Alaquás III" os sigo contando. 



Escapada literaria con Rascamán a Alaquás I

 


No hay nada mejor que tener un refugio. Poder cerrar todas las puertas y dejar fuera durante un rato lo que nos duele, nos preocupa o simplemente nos aburre.

Hace 25 años que yo encontré a mi grupo literario, primero fuimos un taller de creación literaria, después una tertulia y siempre, ese refugio donde seguimos aprendiendo mientras compartimos la pasión por la literatura, por leer y sobre todo escribir. 

A veces escapamos de ese sótano céntrico donde nos reunimos cada semana. Y la última vez que nos aventuramos más allá de Madrid ha sido el último fin de semana de octubre donde fuimos a dar un recital literario hasta un pueblecito de Valencia, Alaquás.  

El pacto era coincidir todos en ese Palacio-Castillo del siglo XVI que tiene tan chulo. Celebrar en él un recital donde leeríamos poemas y relatos, combinándolos con algunas actuaciones musicales, preciosas actuaciones musicales, a cargo de unos músicos de Alaquás, gracias a una compañera (Omega), muestro lazo de unión con aquellas tierras donde ella vive y estudia violín. 

Fuimos cada uno como quiso, repartiéndonos en algunos coches, o solos. También cada uno se organizó el finde como le pareció, llegó el viernes o llegó el sábado, se fue antes o después. Somos ya muy mayores para movernos como un colegio. Respetamos lo que cada uno elige. Pero a las doce de la mañana del sábado 28 de octubre del 2023 Rascamán, como un clavo, compartía sus libros y sus textos (poemas y relatos) en ese castillo. 

Allí estuvimos. Juntos. Celebrando que nos unen las letras.

Somos muchos más Rascamanes que los que leímos en Alaquás, fuimos una pequeña representación. Pero disfrutamos mucho de la comida y la luz de Valencia. De su temperatura benigna y sus paisajes. De la amabilidad del grupo poético en el que ahora está Omega y que nos recibió "en su casa". De estar juntos, de leer, de escribir. 

He pensado que voy a dividir esta entrada en tres partes. 

En ésta, si me lo permitís, os pongo en situación. Y en la siguiente os presento a mis compañeros. 


Aquí los protagonistas.







Y aquí el castillo donde celebramos el recital. Qué buen día nos hizo. Apenas a tres horas largas de Madrid y era otro mundo con un cielo muy azul y un sol rico que nos dejaba ir más ligeros de ropa por la vida. 









Entonces si os parece, en las siguientes entradas del blog os voy contando cómo fue discurriendo el acto literario. 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

De los cementerios y mis muertos. Primeros de noviembre. Día de todos los Santos y Difuntos. Cortina D`Ampezzo

 


Me gustan los cementerios. 

Y es paradójico que así sea, porque de pequeña hice demasiadas visitas a uno en particular. Cuando llegué a la adolescencia dejé de ir y estuve varios años sin querer acercarme, era casi visceral no pasar por allí. 

Sin embargo, no sé si con el tiempo, con la edad, o con qué, he descubierto la belleza que encierran. Son diferentes según las culturas, las tradiciones e incluso la arquitectura de la ciudad a la que pertenezcan, son una de sus señas de identidad, pero todos tienen en común que son lugares apacibles, silenciosos, que transmiten calma y no tienen por qué ser tristes.

Los muertos no hacen nada. Si acaso compañía. 

A mí me gusta pensar en mis muertos. Es triste que la mayoría se fueran cuando no les tocaba. No habían gastado sus vidas ni con mucho. Pero pronto se aprende que no hay justicia en ésto. Quiero pensar en mis muertos. Quiero que sigan viviendo en mí. Me gusta recordar como se movían, qué decían. Gracias a ellos estoy viva y soy quién soy.

En días como hoy, 1 de noviembre, todo el mundo recuerda a los suyos y, si procede, visita sus cementerios, pero el resto del año están muy poco concurridos y quizá no tengan tantas flores pero conservan la paz que transmiten.

Durante este mes de noviembre os enseñaré los últimos que he conocido, en Francia, en Grecia e Italia. Hoy os dejo con el último que he conocido. Estaba en el norte de Italia, en los Dolomitas, exactamente en Cortina d'Ampezzo, una ciudad especial en plenos Alpes. 

Su cementerio era tan chulo como todo el paisaje que lo rodeaba. Y tenía una carroza para transportar al fallecido, que casi no se ve en la foto por los reflejos, pero me recordaba mucho a las de Nueva Orleans, grande, negra, majestuosa... que algún día conoceré. Era muy vistoso este cementerio, tenía belleza.

Buen Día de Todos los Santos. 












martes, 31 de octubre de 2023

"Altar de los Muertos" en Casa de México en Madrid

 




Estos últimos años por estas épocas otoñales que suelen coincidir con días grises y tardes más cortas, me escapo a la Casa de México en Madrid donde una explosión de colores me espera seguro. 

Su tradición nos devuelve en estos días su Altar de los Muertos, que en concreto este 2023 está dedicado a 30 mujeres cuyas vidas supusieron un antes y un después en México.  El título elegido es "Que ni la muerte nos separe".

El 1 de noviembre en este país es toda una fiesta, y da gusto ver ese derroche de naranjas y amarillos, el color de la flor del cempasúchil o flor de los muertos, mezclado con las fotografías de esas mujeres, y las calaveritas y el pan de muerto... Es muy vistoso. 

Yo me acerqué en el tiempo de la comida, entre la jornada laboral de mañana y la de la tarde, y aún así había muchísima gente viendo el Altar y la exposición. 

Merece la pena ver cómo los mexicanos hacen una fiesta del Día de los Muertos, cómo viven con jolgorio el encuentro entre los vivos y sus fallecidos. Es curiosa esa forma festiva tan suya de honrar a sus difuntos, volviéndolos a traer con alegría, con colores, con comida, para celebrar su día con sus familias. 

Me gusta mucho su alegre nostalgia, tan diferente a nuestra tradición, es tan paradójica, me resulta muy atractiva.













lunes, 30 de octubre de 2023

Corfú y Los Durrell

 


 “En algún sitio entre Calabria y Corfú comienza realmente el azul”

Lawrence Durrell

 

Ahora que llueve y hace más frío, ahora que no vienen bien dadas y un páramo laboral se extiende ante mí, me escaparía otra vez a Corfú.

Me hacía mucha ilusión conocer aquella isla en la que había un palacio de Sissi, como en aquellos libros de "Historias selección de Bruguera" que leía de pequeña. 

Me hacía ilusión, también, seguir el rastro de los Durrell, aquella familia (“...La madre viuda, Louisa, y sus cuatro hijos: Larry, obsesionado con la literatura, Leslie, obsesionado con las armas, Margo, obsesionada con los chicos y Gerald, obsesionado con los bichos) cuya serie había devorado días antes de ir, a falta de tiempo para lo que realmente deseaba: leerme primero los libros de los hijos escritores.

Y descubriendo y atrapando faros, comprobar si era cierto aquello de que en su mar comenzaba el azul, como contaba el mayor de los hermanos.

Ahora, me escaparía otra vez a Corfú, porque dicen que siempre hay que dejar algo para volver. 

Y no me extrañaría que fuera el consuelo que alguien inventó porque le faltó ver algún lugar que llevaba apuntado. Alguien de los míos, de los que no quieren perderse nada. 

O quizás no, quizás es verdad que adrede habría que dejarse algo y volver. 

Sea como sea, yo me perdí las casas donde vivieron los Durrell. A falta de eso me paseé por su parque y pude hacer eso que tanto me gusta, sumar destinos a literatura.  

¿Pero y sus casas? insiste mi yo más viajero.

Mientras vuelvo para verlas, "Mi familia y otros animales" de Gerald y "La celda de Próspero" de Lawrence esperan pacientemente su turno en mi mesilla. Me gusta saberlas cerca. Me gusta la certeza de que puedo asomarme a sus páginas y recuperar un trocito de aquella isla que no terminé de ver bien.

Por todo eso, yo, en estos días lluviosos, me escaparía otra vez a Corfú.





viernes, 27 de octubre de 2023

De balcones y ventanas

 


No estabas loco, lo eras.

Y cada mes tu locura se resumía en algo distinto. 

En el último se te antojaron las ventanas y balcones. Cuanto más decorado o recargado mejor, decías. 

No te bastaba con descubrirlos, con contemplarlos, con fotografiarlos. No, tenías que estar, asomarte, respirar con los brazos extendidos y posar para mí. Ese era el reto.

Y un día eras el nuevo pintor de la fachada del edificio y otro el que revisaba las persianas, un día el que contralaba la salida de los humos y otro los riesgos estructurales. 

Qué más daba, fuera con la excusa que fuera, lograbas colarte en la casa, convencer a quién te abriera la puerta y con una sonrisa triunfante asomarte para mí que, abajo en la acera, me contagiaba de tu sonrisa y con la cámara preparada, musitaba ¡será liante...! y te hacía la foto que querías. 

No estabas loco, eras un encantador de quién te propusieras. En la última semana de octubre un encantador de vecinos. Mi encantador.

No estabas loco, sin duda era yo quién lo estaba, pero por ti.