Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 11 de junio de 2022

"Las herederas de la Singer". Ana Lena Rivera. Reseña Literaria

 


Tiene una portada preciosa la novela ¿verdad? Al menos para los que ya vamos teniendo una edad. 

Es una portada tremendamente evocadora. ¡Cuántas veces no habré visto yo a mi madre delante de la máquina de coser Singer! cuando yo era muy pequeña. Después la guardó en uno de esos muebles que se hacían para tenerla tapada. Modas...Y más tarde se arrepintió de haberla guardado ahí... No me acuerdo qué fue de aquella máquina, ahora que lo pienso cuánto me gustaría conservarla en casa. Todavía puedo escuchar aquel traqueteo.

En fin...

1

Ana, 2019

El primer recuerdo de la vieja Singer que me viene a la cabeza es del día que murió Franco. Me levanté antes que de costumbre por el trajín que se oía en nuestro pequeño piso a las afueras de Oviedo, pero no fui al colegio. Mi padre tampoco acudió a trabajar. Tengo grabada en la memoria su imagen mientras fumaba un puro frente al televisor. Se había servido una copa de coñac, como la que se bebía en la sobremesa de los domingos. La radio sonaba en el cuarto de costura, donde me encontraba con mi madre y con la abuela Aurora, las tres solas, porque aquel día las aprendices de modista no llegaron.

Mi madre estaba nerviosa y de mal humor.

«Este hombre nos va a traer problemas. ¿A quién se le ocurre? Con lo que huelen los puros», la oí decir por detrás del petardeo arrítmico y suave de la máquina de coser de la abuela, que debía de volver locos a los vecinos. Tenían que entregar cuatro vestidos para una boda de postín, que se iba a celebrar nada menos que en el hotel de La Reconquista, icono de la elegancia en Oviedo por ser el único cinco estrellas de la ciudad. En pleno diciembre. El padre de la novia estaba enfermo de cáncer y temían que no pudiera asistir si esperaban al verano. La primera prueba la tenían apalabrada para cuatro días después.

 (...)

Pues la novela a mí me ha parecido tan atractiva como su portada. La he disfrutado mucho. No podía dejar de leerla hasta que no la he terminado. 

La autora ha aparcado la novela negra y se ha zambullido en una saga familiar de lo más interesante.

En esta novela se encierra la historia de cuatro generaciones de mujeres. La bisabuela Aurora, la abuela Águeda, la madre Ana y la hija Alba. Todas por "A". Cuatro generaciones de mujeres luchando siempre por encontrar su lugar en el mundo, aunque a cada una las tocó un tiempo de vida muy, muy diferente. Distintas Españas. Otros años, otros problemas. Pero gracias a las cuatro historias vamos recordando la historia en mayúsculas de nuestro país: la guerra, la postguerra, la transición, la democracia, el momento actual con su pandemia. Y, en consonancia, se refleja la evolución de la sociedad española. Por poner un ejemplo me ha parecido muy interesante la visión de la llegada de la menstruación en dos de los personajes según la época que estábamos atravesando. Cómo ha cambiado la vida, menos mal.

Arranca la novela con la vida de Aurora, más o menos en el 1938, y termina en la actualidad, pasada la pandemia. Ese es el lapso temporal que abarca la historia completa. Y en el espacio geográfico salta de Asturias a Madrid constantemente, pasando por Sevilla. 

Y ahora que tenemos las coordenadas espacio-temporales, no os creais que la historia va discurriendo linealmente. No, nada de eso. La autora ha sabido imprimir muchísimo ritmo a lo que cuenta, troceando las biografías de las cuatro protagonistas en pequeños fragmentos que nos va describiendo alternando protagonistas y tiempos verbales. Y, en mi opinión, lo ha hecho muy bien. Es muy dinámica, pero no te pierdes en ningún momento. Encabeza cada fragmento con el nombre y una fecha. Vamos, cómo para perderse... Y después, te narra aquel episodio de su vida. Así que la historia se rompe, se adelanta, se atrasa, y esto agiliza mucho la narración y la lectura. Pero siempre conservando la dosis de intriga de cómo los personajes llegaron a ese momento que nos anticipan. No es una novela nada previsible.

La Singer es el hilo conductor, el hilo que va uniendo a las cuatro historias como si las cosiera las unas a las otras...

Los temas que se abordan en la novela, dado el período temporal tan amplio que abarca, son múltiples: la guerra,la postguerra y sus desastres: el hambre y el abuso de poder. Las tradiciones, las costumbres, el machismo. Las relaciones sexuales. La maternidad. La enfermedad. La homosexualidad. Muchos temas. Pero en definitiva todos se resumen en la lucha por la supervivencia de unas mujeres fuertes. 

En cuánto a la forma de escribir, la novela está escrita con una prosa sencilla pero al mismo tiempo rica en acciones, en sucesos, muy bien descritos. Pasan muchas cosas en esta historia, y claro eso la hace muy entretenida. Cosas buenas y cosas malas, que la autora sabe cómo contar en su crudeza, llegando hasta el lector, conmoviendo. Y cómo decía antes sin crear una historia previsible, todo lo contrario. Además, la autora es virtuosa con los diálogos. Toda la novela está salpicada de ellos y eso hace que la historia cobre velocidad y que puedas ver a los personajes hablando, moviéndose, gesticulando... Los personajes, la mayoría femeninos, están bien perfilados. Son personajes poliédricos, con aristas. Tanto los personajes principales como los secundarios. Los hombres tienen su importancia pero realmente los que brillan son los personajes femeninos. No hay mujeres malas ni buenas, hay mujeres de carne y hueso que yendo a contracorriente siguen avanzando, creciendo, luchando. 

Merece la pena la novela.


viernes, 10 de junio de 2022

Danzas Balfork con Pello Irurzun. Fiestas Primavera Hortaleza.

 


 

 

Qué bonito un mundo donde la gente se junta solo para bailar.
Qué bonito un mundo donde la gente, que se conoce y no se conoce, baila, canta, y ríe cogidos de la mano.
Qué bonito.

Qué bonito un mundo donde se invita al otro a que salga también al escenario, que baile con ellos, que se divierta.
Qué bonito ver disfrutar a quién quieres.
Qué bonito.



Fiestas de primavera de Hortaleza. Danzas Balfork con Pello Irurzun.
Junio 2022


 

 

 


 


 

 


lunes, 6 de junio de 2022

Los faros de Fuerteventura

 


Los faros de Fuerteventura preguntan por ti.
Los alisios les soplan que ya te fuiste de las islas Afortunadas.
Pero ellos te echan de menos y utilizan la cadencia particular de sus señales para que les recuerdes, para llamar tu atención y, sin palabras, invocando a tus recuerdos, pedirte que vuelvas.

No saben esos faros que lo que más temes tú es dejarte llevar por el canto de las sirenas que se zambullen bajo ellos.
Ese canto que cautiva, ese tan sugerente impregnado de añoranza, que si no te taparas los oídos cada noche, como Ulises, podría robarte la voluntad, pues lo trajiste enredado entre tus rizos.








jueves, 26 de mayo de 2022

"Todo lo carga el diablo" de Benjamín Prado

 


"—Quiero que siga su rastro, dé con ella, averigüe su historia, me la cuente y después la olvide —dijo.

Era un hombre de edad indeterminada, una de esas personas que han dejado de ser jóvenes pero resulta difícil calcular desde hace cuánto tiempo. Todo en él, de su manera de hablar a su forma de mover las manos igual que si dirigiese una coreografía o una orquesta, daba una impresión de elegancia y teatralidad, creaba a su alrededor un ambiente que envolvía y alteraba de algún modo los lugares en los que se encontrase y a las personas con quienes estaba, como los caballos de la policía montada parecen cambiar de siglo la calle por la que pasan. Los clientes del restaurante en el que me había citado lo miraban con curiosidad, tal vez porque tenía esa forma de llamar la atención que consiste en mostrarse indiferente a todo lo que te rodea, de modo que los demás reparen en ti por lo que no haces o no dices, lo mismo que alguien que no se despierta a causa de un ruido, sino porque hay demasiado silencio en la habitación."



Terminé de leer esta novela de Benjamín Prado hace ya un mes y no había encontrado el momento, entre ocupación y ocupación, de hacer una pequeña reseña sobre ella. 

No quiero dejar de hacerlo, aunque tenga que limitarme a hacerla quizá más corta de lo que debería pero la falta de tiempo no me deja hacerlo mejor. 

Bueno lo importante es dejar reseña de este nuevo caso del protagonista de estas novelas: Juan Urbano, un maestro de instituto que además escribe novelas. Yo ya me había leído "Mala gente que camina" que en su día me gustó mucho. Y ahora le tocaba el turno al quinto caso.

Está ambientada en los últimos tiempos de la República en España y los años siguientes. Y eso fue precisamente lo que más me atrajo cuando supe de ella. Me gusta mucho el ambiente cultural que se respiraba en nuestro país en los años 30, el ambiente de la Residencia de Estudiantes y de Señoritas del centro de Madrid. Y me gusta saber de las mujeres que vivieron en aquel tiempo. De las que supimos su destino y también de las que  no se volvió a saber o se supo poco a partir del fin de la Guerra Civil. Eso me impulsó a adelantar en la fila de las novelas pendientes a ésta titulada "Todo lo carga el diablo" en cuánto supe de su existencia. Temporalmente la novela empieza en la actualidad, después nos vamos, ya os digo, a los tiempos de la República, y después vamos a ir avanzando atravesando la dictadura hasta llegar de nuevo a nuestros días. Abarca un período largo e interesante de tiempo.

En esta novela hay un doble argumento. Por un lado se alude a la historia sentimental de Juan Urbano con una mujer. En mi opinión este hilo argumental tiene poco peso, a mí me ha resultado poco interesante. Y luego está el argumento principal, que nos cuenta cómo Juan Urbano recibe el encargo de buscar a la madre desaparecida de un hombre que se presenta ante él con estas palabras: «Quiero que siga su rastro, dé con ella, averigüe su historia, me la cuente y después la olvide.» Un muy buen arranque. A medida que nuestro protagonista se va involucrando en la búsqueda nos va desvelando  la historia de tres jóvenes deportistas que fueron campeonas olímpicas en los años 30. Hablamos de Margot Moles y Ernestina Maenza, personajes de carne y hueso que en la Alemania nazi participaron en unas Olimpiadas de Invierno, y a quiénes apenas se recuerda. La protagonista de la novela, es otra de ellas Caridad Santafé cuya vida va cambiando drásticamente hasta que no se vuelve a saber más de ella. Este personaje es de ficción.

Es una novela donde el tema nos lleva a biografias truncadas y manipuladas. Nos lleva a muchos escándalos médicos como los que afectaban a la industra farmaceutica en temas tan penosos como el de la poliomielitis que sufrieron, lamentablemente, tantos niños de entonces. 

 Los personajes de esta novela evolucionan con el tiempo. Eso está bien, se les visualiza cambiando a medida que los acontecimientos históricos y personales los van influyendo.

El estilo de Benjamín Prado en estas novelas es ágil, es entretenido. La lectura es amena, interesante. Yo he disfrutado tanto leyendo ésta, que me la leí volando, como lo hice con la de "Mala gente que camina". Es cierto, como os decía, que es un tema que me parece muy instructivo, muy interesante, y eso claro ayuda mucho. También es verdad que la opinión del autor siempre está presente pero, independientemente de que estés de acuerdo o no con él, a mí me ayuda a buscar por mi cuenta más documentación sobre estas cuestiones para profundizar en lo que quiero aprender o saber. 

Disfruto con la prosa de Benjamín Prado porque, lejos de ser plana, suele estar cargada de aforismos, de lenguaje coloquial y en algunas ocasiones hasta tiene también momentos líricos. Es una prosa, que aunque es directa, no deja estar enriquecida literariamente. Tiene muchas citas literarias y del cine. Es muy variada, tiene mucho de mezcla, es rica. 

Si tenéis interes por estos temas yo os animo a leerla.



viernes, 13 de mayo de 2022

De salir pitando y otras formas de ir por la vida. La riqueza de las Frases Hechas

 


Cuando llegan los viernes uno ya va arrastrando un saco invisible de sueño, cansancio, calor, hastío... en fín no voy a seguir. Y lo que te pide el cuerpo es que llegue la hora de fichar y...

¡salir pitando!

¡Cómo me gusta esta expresión! Porque cuántas veces no os habréis imaginado saliendo del trabajo, disparados, enloquecidos de ganas de ver la calle, con un silbato invisible a tu alrededor dando pitidos de pura alegría mientras tú sales victorioso de la oficina. ¿¡No me digáis que no!?  Si nos ha pasado a todos.

Dicen que el posible origen de esta expresión viene de los viajes en tren de antaño. Podemos rememorar las estaciones concurridas de viajeros, viejos trenes y ándenes hasta arriba de gente "estirando" la despedida. Entonces se avisaba con un silbato de que ya iba a salir. El maquinista arrancaba y el tren ya se iba a ir. Momento en que se subían muchos corriendo. Todos esos salían "pitando"(como el tren).


Me encantan las frases hechas que hemos heredado y que vamos repitiendo todos, invariablemente, sin muchas veces pararnos a pensar ni por qué decimos de esa forma algo. Me resulta divertido investigarlas y saber de dónde llegaron hasta nuestro vocabulario. Hoy quería detenerme en las que nos hablan de irnos. Hay unas cuántas...


Otra frase hecha o expresión coloquial para marcharse es: "Ahuecar el ala".

Ya imaginareis que la hemos tomado de la naturaleza, más precisamente de las aves que cuando van a echar a volar extienden las alas y las agitan. O lo que es lo mismo "las ahuecan". 


Otra frase hecha para irnos podría ser otra mucho más festiva: la de "Irse de picos pardos", que no tiene nada que ver con la anterior, y que significa irse de juerga, de jarana, de fiesta, sin hora, en fín, ya sabéis.

Tiene un origen histórico, nada menos que de la época de Carlos III. En su día el Monarca obligó a todas las prostitutas (mujeres de mala vida, mujeres de moral distraida... bueno aquí tenemos un filón que dejamos para otro día) a que se cosieran unos pedazos de tela oscura en las esquinas de sus faldas de cuatro picos para que se las diferenciara de las demás. Por si fuera el caso de que las mujeres "de buena vida", las de la nobleza, que entonces no trasnochaban, por lo que fuera tuvieran que llegar más tarde a casa, para que los soldados no las tomaran por lo que no eran.


Y por último, también nos podemos ir "con pies de plomo". Que significa marcharse con mucho cuidado, despacio, con cautela. Tener una actitud muy precavida.

Su origen parece ser que está en el calzado que tienen que utilizar los buzos de la escafandra. Un calzado que va recubierto de plomo para poder andar con seguridad, manteniendo la estabilidad, por el fondo del mar, o por dentro de los barcos hundidos. 


¿Se os ocurre alguna frase hecha más? A poder ser que no sea escatológica, que alguna más sí que me viene a la cabeza, pero no me parecía oportuna...


sábado, 7 de mayo de 2022

El Madrid que duerme bajo nuestros pies II. Museo de la estación de metro de Gran Vía de Madrid

 


Dice mi blog que os debo una entrada. Que no tarde en hacerla o ya no tendrá mucho sentido. 

Dice mi blog que no sea perezosa, que me ponga a ello ahora mismo. 

 Dice que la idea era hacer dos entradas bajo el epígrafe. "El Madrid que duerme bajo nuestros pies". Una de ellas dedicada al Museo del Metro que está en la estación de Ópera, y otra entrada dedicada al Museo de la estación de Gran Vía. Que eso fue lo que dije y que ahora no tengo que echarme atrás.

 Ayer hicimos la primera:

 https://rociodiazgomez.blogspot.com/2022/05/el-madrid-que-duerme-bajo-nuestros-pies.html

Y hoy toca la segunda.

 Dice, dice, dice... los blogs se pueden poner muy insistentes.

 

 

Así que habrá que obedecer al blog y que se calle. ¿No?

Pues retomando la entrada anterior, decíamos que con las obras del metro salen a la luz vestigios del Madrid pretérito. Hace nada han estado remodelando la estación de metro de Madrid de la Gran Vía. Pertenece a la línea 1, la primera que inauguró Alfonso XIII, así que la verdad es que ya debía necesitarla.

El caso es que lo primero que hicieron fue volver a situar en su sitio original la réplica del templete exterior. Que la verdad, ha quedado bien chulo.

Pero lo que yo os quería contar es que cuando estuvieron con las obras de remodelación del acceso y vestíbulo, que se demoraron bastante, han dado con recuerdos del Madrid del pasado, un Madrid de calles estrechas donde había casas de hospedaje y tabernas, había librerías de viejo y casas de alterne. Un Madrid anterior a la Gran Vía y a la llegada del Metro. 

Todos los vestigios de aquel Madrid más los restos de la antigua estación de metro de Gran Via son los que se pueden visitar en este pequeño Museo gratuito, como todos los del Metro, que encontramos dentro de esta estación. 

Podemos ver un montón de botellas de la Casa de Astrearena que era una taberna que se construyó en el siglo XVIII, así como muchas monedas del año mil ochocientos y pico.

 


 


 Por otra parte se han encontrado muchos utensilios de una antigua botica de la calle Montera núm. 19 que data del 1731. En la parte de detras se reunía una tertulia que fue el embrión de la Real Casa de Medicina.



 

Y corriendo el tiempo, en el año 1917 se comienzan los trabajos de construcción de la línea 1 del metro de Madrid, que iba desde Cuatro Caminos hasta Sol, con un total de 8 estaciones que se podían recorrer en 10 minutos. 

Antonio Palacios fue el encargado del diseño y el proyecto. De Antonio Palacios, ya hemos hablado en el blog, de él tenemos por Madrid muchos edificios preciosos: El de Correos, el de Jornaleros de Maudes...

 

En este caso concreto, como el metro estaba tan profundo se instaló un ascensor al que se podía subir por 5 céntimos. En la parte de fuera se instalaron unos templetes de granito, hierro y cristal, semejantes a la réplica que ahora se puede admirar. Dentro, en el acceso, los vestíbulos y pasillos, como todo era más bien oscuro, se colocaron azulejos de color blanco, con una cenefa de color cobalto.

Y ahora, junto a los restos de siglos anteriores, también podemos ver restos de aquel primer metro: Parte del ascensor, los peldaños con la publicidad de entonces, o un escudo con el oso y el madroño pero colocados al revés.





 


Todos estos Museos del Metro, el del que hablamos en la anterior entrada de Ópera, éste de Gran Vía, el andén 0 de Chamberí, los vestíbulos o la Nave de Motores de Pacífico, son muy interesantes y son gratuitos. 

Si pasáis por allí, y no vais corriendo como vamos normalmente todos, acercaos, merecen la pena.


#metro

#Madrid

 

 

viernes, 6 de mayo de 2022

El Madrid que duerme bajo nuestros pies I. Museo de la estación de metro de Ópera

 



Hace cerca de un mes, el pasado 13 de abril, escribí una entrada que titulé "El Madrid que pisamos":

https://rociodiazgomez.blogspot.com/2022/04/el-madrid-que-pisamos.html

 

Quizá ahora tocaría titular ésta "El Madrid que duerme bajo nuestros pies". 

Ya no vamos a hablar de las placas que nos vamos encontrando a nuestro paso, sino de lo que el tiempo, y nuestras obras, han ido dejando debajo y debajo y debajo del asfalto y las aceras porque las que caminamos.

Las obras del Metro de Madrid de vez en cuando saca a la luz restos y signos de aquel Madrid pretérito.

Y podemos imaginar como bajo el asfalto, hubo calles empedradas surcadas de vías de tranvía que podemos ver en las fotos en blanco y negro; o retrocedemos un poco más e imaginamos que debajo de éstas aún permanecen las calles estrechas de tierra aún sin empedrar, y todavía más abajo se quedó el cauce de algún arroyo entre barrancos y vertederos. 

 

Las excavaciones arqueológicas de la Plaza de Ópera de Madrid, fruto de la remodelación de la plaza y del metro, sacaron a la luz en el año 2009 unos restos muy importantes relacionados con el agua de Madrid. Ahora nos parece que siempre ha existido, pero hubo un Madrid antes del Canal de Isabel II. 

Pues bien se puede ver en el Museo que se creó en la estación del metro de Ópera (a unos ochos metros de profundidad): parte de La Fuente de los Caños del Peral, construida por Felipe II en 1565, cuando se trajo la Corte a Madrid. Muy cerca también estaba un gran lavadero que utilizaba el agua sobrante de los Caños.

 

En realidad la fuente existía desde mucho antes, quizá desde época árabe. Entonces por esta zona discurría el arroyo del Arenal (de ahí lo de calle Arenal) que confluía aquí con el de Santo Domingo y otros arroyos menores. 

Como os decía, en época de los Austrias en esta Plaza de Ópera se reunían los aguadores y las lavanderas. Pero llegó el siglo XIX y se construyeron las Plazas de Oriente y la de Isabel II, con su Teatro Real. ¿Y que pasó con la fuente? Pues que, menos mal, que no se la  cargaron sino que la dejaron debajo. 

¿Os imaginais presenciar este descubrimiento?

 

Por eso durante las excavaciones pudieron recuperarla, juntos a restos de la alcantarilla del Arenal, que se construyó para canalizar las aguas del arroyo del Arenal y las basuras que tiraban a éste por aquel entonces; y también parte del Acueducto de Amaniel, que se construyó a principios del siglo XVII y formó parte del Viaje de agua del Palacio o de Amaniel. Este Viaje procedía de la Dehesa de la Villa y surtía al Alcázar y las casas de alrededor. Su función era salvar el barranco que el arroyo del Arenal excavaba en la plazuela de los Caños del Peral.


 


 Este Museo tuve la suerte de visitarlo el pasado febrero con mis compañeros de literatura, y quedamos muy agradecidos a un trabajador del metro, muy conocedor de este tema y escritor, que nos lo explicó muy bien. 

Os iba a hablar de otro lugar parecido, pero lo dejamos para la siguiente entrada.


Esta foto me la ha cedido Piluca Martínez de Velasco.