Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 11 de enero de 2013

Javier Cercas "Las leyes de la frontera"




Entre los últimos libros que he leído en el 2012 está la última novela de Javier Cercas "Las leyes de la Frontera". Me ha gustado mucho, no he podido dejar de leerla en cuánto tenía un momento, hasta que la terminé.

Me gusta la forma de narrar de este autor, ya lo he comentado en otras ocasiones. Y esta vez he confirmado mi opinión. 

Es una historia que me atrapó desde el primer momento, una historia muy realista, que arranca ambientada en los años 70 y que luego continúa unos treinta años más con la historia de los personajes a lo largo del tiempo. Se desarrolla en la ciudad de Girona. Cuando la leía me recordaba mucho a cómo era mi barrio cuando yo tenía diez u once años, los protagonistas de la novela son mayores que yo, pero yo todavía me acuerdo de unos billares que había frente a mi casa (que yo solo podía atisbar desde fuera porque claro no tenía edad para entrar...), pero que debían ser muy parecidos a los que salen en la novela, oscuros, cutres, con el olor a tabaco bien incrustado en todos los rincones. Creo que está muy bien ambientada la novela porque a mi no me costaba nada imaginar esos ambientes de barrio, de billares, de chavales, de quinquis adolescentes...

Es una historia amarga, dura a veces, pero también casi romántica en otros momentos debido a la relación amorosa entre dos de los personajes.

Aunque lo cierto es que el argumento es la relación entre tres personajes, tres adolescentes de la zona más suburbial de esa Girona de los 70: el Zarco, un quinqui atracador de bancos que tiene su momento de esplendor en los años 70 y primeros 80 y luego termina toxicómano de carcel en carcel; el Gafitas, un estudiante apocado que se acerca al Zarco en su adolescencia y luego, cuarentones ambos, vuelve a reencontrarlo como abogado, y Tere, la joven que está entre uno y otro, muy independiente, guapa y misteriosa siempre.

Los personajes están muy bien perfilados, muy realistas. 

Lo más curioso de este libro es la forma de narrar que ha buscado el autor para contar la historia. Porque está en forma de entrevistas. Cuatro entrevistas. Lo van contando algunos de sus personajes (el Gafitas, el director de la carcel y un policía) cuando les entrevistan para escribir un libro sobre el Zarco, uno de los personajes principales. Luego entonces siempre nos encontramos ante un narrador testigo, aunque éste varíe. Claro como nunca las entrevistas se las hicieron al Zarco o a Tere, sino que de los tres personajes solo habla el Gafitas, pues siempre conocemos su punto de vista. Es una visión subjetiva que se intenta contrastar de alguna forma con las demás entrevistas, para extraer algo más objetivo. Aunque nunca se sabe hasta que punto se consigue. Por eso mismo también Tere, la protagonista femenina, es un personaje muy misterioso hasta el final de la novela, nunca sabemos bien lo que piensa, sino solo que el Gafitas cuenta.

En una novela que intenta reflexionar sobre aquella generación de quinquis que hubo entre los setenta y los ochenta en España, en muchas de sus ciudades. Reflexiona sobre su destino. Aunque también de alguna forma aborda el tema de los medios sociales, de lo que pueden influir o no.También subyace el tema de los mitos, claro. En fin... muchas cosas, habla de muchas cosas.

Me ha gustado mucho.

He encontrado en algunas entrevistas que se le hicieron al autor cuando se publicó la novela el pasado otoño dónde nació la inspiración para que se decidiera a escribir esta historia. Os lo dejo por si os apetece saber más de ella:

“Poco después de la publicación de Anatomía de un instante –continúa– apareció el libro de Carles Monguilod Vint-i-cinc anys i un dia. Monguilod es un abogado a quien yo conocía, y en la obra rememora sus vivencias como abogado de Juan Moreno Cuenca, el Vaquilla, que de joven había pasado una temporada en los albergues, y ya de mayor en la cárcel de Girona. Me impactó mucho”.
La lectura coincidió con su visita a la exposición del CCCB barcelonés Quinquis de los 80. En ella se revisaba la producción cultural que acompañó a esta explosión de delincuencia lumpen, protagonizada a menudo por menores de edad (el Jaro, el Trompetilla, el Fittipaldi, el Mini) que realizaban golpes audaces. A ellos se consagraron las películas de José Antonio de la Loma (Perros callejeros I, II y III), Eloy de la Iglesia o Carlos Saura… “Por primera vez en mi vida encontré en un museo una exposición que hablaba de mí mismo, de mi propia experiencia. Allí vi maquinas del millón, carteles de películas, carátulas de discos de Los Chichos o Los Chunguitos que formaban parte de mi adolescencia. Al final había una sala con grandes retratos en blanco y negro de muchachos de aquella época. Todos estaban muertos. Y me pregunté: ‘¿Cómo es que yo no soy uno de ellos?’. Esta es la verdadera pregunta que está en el origen de mi novela”.


jueves, 10 de enero de 2013

La letra cursiva - origen y aplicaciones



 Hace tiempo que leí la historia del origen de la letra cursiva, que tanto utilizamos. ¿Sabiáis vosotros que existe desde el siglo XV? Vamos, de ayer es la fecha...

Me pareció muy interesante conocer su historia y ya de paso dar un repaso a cuándo y dónde la debemos utilizar, que a veces una duda de estas cosillas...

Os dejo la información, espero que también os resulte curioso.



En el siglo XV, el impresor y editor Aldo Manuzio (1449-1515), impresor en Venecia, decidió abandonar las ediciones de los clásicos en lujosos libros en folio y editarlos en cómodos volúmenes en octavo, precursores de los actuales de bolsillo. Para lograrlo ideó un carácter de imprenta que ahorrara espacio sin perder legibilidad, y lo encontró en la letra cursiva, inspirada en la escritura inclinada de los monjes. Con ese tipo de letra, llamada también "aldina", por el nombre de pila de su creador, y que los ingleses llamaron "itálica", editó las obras de Virgilio.

Las cursivas en el sentido técnico se pueden emplear en:

Títulos de libros, obras de arte (composiciones musicales), películas, obras de teatro, programas de televisión y periódicos.
El cuadro de Las meninas, originalmente…
Términos técnicos o de reciente aparición:
Tiene una gran importancia el cd-rom, sin él sería imposible…
Definiciones dentro de una oración:
Su nombre en hebreo significa paz.
Nombres de barcos y aeronaves:
La Santa María, no era…El trasbordador espacial Challenger.
Letras individuales que se refieren a las letras mismas:
La letra T siempre necesita interletrado.
Géneros y especies:
Es el ejemplo más antiguo de homo sapiens.


 Fuentes:

http://www.muyinteresante.es/iquien-invento-la-letra-cursiva?utm_source=twitter&utm_medium=socialoomph&utm_campaign=muy-interesante-twitter32

http://cosassencillas.wordpress.com/2007/08/03/cuando-utilizar-las-letras-cursivas/



Navarro Beloqui - Coma Cero




MADRE

Tuviste la cara atrapada en un golpe
una boca disuelta en la mente
y el brazo en lucha constante con el viento.

Navarro Beloqui


CRESPÚSCULO

A veces apetece lanzarse al vacío y estrellar
el pensamiento contra algo llanamente sólido.

Navarro Beloqui



La plaquette es una publicación de tamaño pequeño que se usa principalmente para difundir obras literarias de corta extensión tales como poemas o cuentos como anticipo de un libro o para difundir textos inéditos que por su extensión no alcanzan para un formato superior. 

 Dentro de este tipo de publicaciones el escritor y periodista Navarro Beloqui el pasado mes de septiembre presentó el 'El sitio', en un original formato, pues venía dentro de una lata de anchoas. Un objeto de coleccionista con el que demostró que la calidad no está relacionada con la cantidad o el número de páginas. 

Y ahora ha presentado la plaquette "Coma Cero", Ediciones Tantín. Y yo le estoy muy agradecida por haberse acordado de mí y regalármela.


martes, 8 de enero de 2013

Gil de Biedma. Tal día cómo hoy moría...







Resolución

Resolución de ser feliz

por encima de todo, contra todos

y contra mí, de nuevo-

-por encima de todo, ser feliz-

vuelvo a tomar esa resolución.




Pero más que el propósito de enmienda

dura el dolor del corazón.



Gil de Biedma
 




No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

"Poemas póstumos" 1968

Hoy es el aniversario de la muerte de Gil de Biedma. A mí los poemas de este poeta me gustan mucho. 

Hay una entrada en este blog, de cuando fui al teatro a ver "Las rosas de papel" interpretado por Pep Munné sobre textos de Gil de Biedma, que me encantó. Os invito a que la echeis un vistazo, estuvo muy bien, la verdad.


Cómo me ha gustado también este artículo que os dejo...



Gil de Biedma, la conversación sigue

Por: | 08 de enero de 2013
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Jaime Gil de Biedma retratado por Bernardo Pérez en Madrid en 1982.

Todo lector guarda con los escritores que marcaron su vida una relación extraña: agradece mentalmente lo que han escrito, se enfada con ellos cuando cree que resbalan, se pregunta qué pensarán de esto o de lo otro, los echa de menos cuando faltan… Tal día como hoy, el 8 de enero de 1990, moría Jaime Gil de Biedma, que en el verso final de "Pandémica y celeste", uno de los grandes poemas de amor de la literatura española, había pedido morir "como dicen que mueren los que han amado mucho". Tenía 60 años, uno menos que su amigo Carlos Barral, muerto semanas antes, el 12 de diciembre de 1989. Un invierno feroz.
Cuando desaparecen, los escritores –como las almas para los creyentes- suelen pasar una temporada en el purgatorio. El purgatorio literario, no obstante, no está a medio camino del cielo y del infierno sino entre las librerías y la universidad. Hay autores cuya memoria queda en manos de los estudiosos. La de otros, sin embargo, queda bajo la protección de los lectores, convencidos de que lo que escribió alguien a quien no conocieron personalmente también habla de sus propias vidas. Es el caso de Jaime Gil de Biedma, un poeta de una trascendencia mucho mayor que el volumen que ocupa en una estantería su escasa obra publicada: tres libros de poemas, uno de ensayos y un diario, a los que habría que añadir traducciones y centenares de cartas.

Inteligente, culto, tierno y  mordaz. Así es por escrito Gil de Biedma. En él la conciencia de estar escribiendo –el juego de hacer versos- no se transforma –al menos en los poemas- ni en altivez ni en alarde, por más que no esté al alcance de cualquiera escribir una sextina que funcione y que además diga que de todas las historias de la Historia sin duda la más triste es la de España… porque termina mal.

Los poemas de Jaime Gil de Biedma, se ha dicho otras veces, tienen el tono de la mejor conversación. No es, pues, extraño, que sus lectores no hayan dejado de hablar con él. Y de él. De ahí que su figura no haya dejado de generar biografías, correspondencias, películas, polémicas… Los poetas mueren; los poemas, no. Y ya se sabe que él siempre dijo que no habría querido ser poeta sino poema. Lo es desde hace hoy 13 años.

Cuenta Miguel Dalmau en su biografía que cuatro días después de la muerte de Jaime Gil de Biedma, varios amigos suyos –entre ellos Juan Marsé, que cumple años el 8 de enero- llevaron sus cenizas a La Nava de la Asunción, en Segovia, uno de sus refugios, ese lugar que, sin haber estado, sus lectores conocen a la perfección. El solar de la casa familiar estaba ocupado por “el esqueleto de un edificio de pisos en construcción”. Hoy, sigue el biógrafo, una lápida de granito recoge siete versos del poema que abre sus antologías: “Pero callad. / Quiero deciros algo”. Y sigue. El poema se llama "Amistad a lo largo". Una buena definición de la extraña relación que todo lector guarda con los autores que, sin que ellos lo supieran, marcaron para siempre su vida.

AMISTAD A LO LARGO

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.

                               Mirad:
somos nosotros.

Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.

Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.

Ay el tiempo! Ya todo se comprende.

Gil de Biedma



sábado, 5 de enero de 2013

Un relato de Navidad de Rocío Díaz




Hoy es 5 de enero. La noche más mágica del año.

Como es el día de los niños, os voy a dejar con uno de ellos. Se llama Carlitos y escribe una carta a los Reyes Magos. Ya os traje este relato hace tiempo al blog, pero me apetece recordarlo hoy otra vez.

Es una carta fechada en el año 2003, ya os daréis cuenta por los juguetes que pide.

Pero yo la tengo cariño porque fue premiada con el Accesit esa navidad en el V Certamen de Relatos Breves de Navidad de Navalmoral de la Mata. Y gracias a eso, fuí por primera vez a ese pueblo. Y recuerdo que fue una entrega de premios muy especial donde me recibieron con mucho cariño. Luego por esas cosas de la vida he vuelto un par de veces más a por otros dos premios, en otros certámenes, uno también de navidad y otro de mujeres. Y su recibimiento ha sido cada vez mejor. Además en el año 2006 reunieron todos los cuentos de navidad premiados en los últimos cinco años, en un volumen muy elegante, con ilustraciones, que les quedó muy bien, la verdad.

Desde el punto de vista de la escritura, ahora la releo y cambiaría muchas cosas. Supongo que es normal, han pasado seis o siete años desde que la escribí.

Pero se merece, porque me trajo muy buenos momentos, que la deje tal como fue.

Felices Reyes.



Querido Melchor...


Madrid, 5 de diciembre de 2003
Querido Rey Melchor,
Yo no sé sí tu existes o no existes, como tampoco sé sí existen los otros Reyes, o si existe el Ratoncito Pérez, pero ahora les ha dado a los de mi clase por decir que a lo mejor no existes... yo no sé..., pero como dice mi amigo Sergio “existáis o no existáis lo que sí que existen son los regalos” así que como Sergio es el amigo al que más ajunto del mundo entero, yo me fío y por si acaso os mandaré otro año la carta... Además, que se lo cuento a la yaya que todos los años se sienta conmigo a escribir a San Pancracio “a ver si nos toca la lotería de Navidad” y dice que ella no va a dejar de escribir a su Santo digan los compis del “hogar ” lo que digan, así que yo igual, digan los de clase lo que digan, te escribo... Y aquí estamos los dos “la yaya” y yo merendando pan con nocilla y pensando qué poner, la yaya dice que lo primero es lo primero, y que antes de nada hay que ser educados y decir quiénes somos. Me llamo Carlos Hernando Rejas y mi yaya se llama Ernestina Pérez Sánchez, aunque todo el mundo la llama La Tina, como a mí que me llamo Carlos pero en casa soy “el niño” porque cuando llega mi padre siempre pregunta “Y el niño... ¿qué ha roto hoy?” y mi hermana la mayor dice... “Niñoooo, que la carne de burro no es transparente...” y mamá cuando me abraza dice ¡Ay... el niño de la casa...! así que para todos soy “el niño”. Bueno para todos menos para mi hermano Marcos, que tampoco me llama Carlos, sino Carlitos, con esa “i” de “microbio” y “mierdecilla” que dice siempre detrás de Carlitos cuando me llama a grito pelao para que todos en el parque se den cuenta de que YO soy su hermano pequeño, YO soy “el plasta al que tiene que cuidar” que es lo que siempre dice detrás de “Carlitos microbio y mierdecilla”, osea también YO. Pero aunque nadie me llame así, la verdad de la verdad es que me llamo Carlos y en algún sitio lo debe de poner porque en el cole el primer día cuando pasa lista el profe me llama así, y me lo llama, y me lo llama veces y veces, hasta que Sergio, que no sé si ya lo he dicho pero es el amigo que más ajunto, acaba dándome una colleja para me entere y conteste, porque me cuesta un montón de tiempo darme cuenta de que soy yo... pero ¡Vamos! Melchor que tú me puedes llamar como quieras que para eso eres Rey...
Rey Melchor te he puesto un “punto y aparte”, como dice mi profe, que es un “punto” que he aprendido hoy en mi cole, porque ya no sabía por donde me iba, a la yaya se le había quedado la dentadura enganchada al bocata de noci y no se podía separar... así un buen rato... hasta que he tenido que levantarme para ayudarla a desengancharse con mi superfuerza, le pasa mucho... Bueno pues que, me llamo Carlos y vivo aquí en el barrio de Canillas, te acordarás de mí porque todos los años yo soy el que más alto chilla “¡aquí, aquí...!” cuando pasáis en la cabalgata para que me tiréis un montón de caramelos... La yaya y yo llegamos muy pronto con el pan y la noci, nos sentamos en el borde y nos vamos comiendo el bocata hasta que oímos que venís... entonces corriendo llevo a la yaya a esconderse detrás de un coche y yo vuelvo corriendo a mi sitio, esto lo hacemos desde que a la yaya le pegaron un caramelazo bestial en toda la cara cuando gritaba bien alto “¡Aquí, aquí...!” y entonces desde que la operaron de cataratas dice que ella no puede arriesgarse... que ella es una abuela moderna pero que no está pa esos trotes de jugarse la poca vida que le queda en las cabalgatas... así que una vez que he escondido a la yaya bien escondida, me subo al bordillo y grito, grito, grito hasta el infinito... y cuando tengo las manoplas lleeeenas de caramelos, entonces , me vuelvo a buscar a la yaya y a casa que nos vamos los dos tan contentos comiendo caramelos mientras pensamos en todos los regalos que nos vais a traer...
Otra vez Rey Melchor he tenido que ponerte otro punto y aparte, al profe le va a molar cuando le cuente mañana todos los puntos y aparte que hoy puse; contándote lo de la cabalgata no me estaba dando cuenta de que empezaban “los dibus” que me gustan, y casi me los pierdo, pero ahora que ya han terminado voy a seguir, y pasemos a lo importante, osea todas las cosas que quiero que me traigáis: La videoconsola de Nintendo, otra “gameboy”, todos los “action man” nuevos de este año, los pokémon que me faltan (que ahora no me acuerdo pero como tu además de Rey eres sabio seguro que lo sabes) un equipo completo de fútbol del Real Madrid ( mi padre ya no nos deja ser del atleti) diez u once peonzas para que me duren hasta el año que viene cuando volváis, un estuche de tres pisos con pinturas, rotuladores, plasti y ceras, con muchas reglas, lápices, bolís, goma y saca; otro patinete porque Marcos después de romper el suyo, me rompió el mío (él dice que fue sin querer pero ¡ya...!); otro libro de “Harry potter” y el de la “peli” de “El señor de los anillos”; ...He parado un momento para preguntar a la yaya que sí me estoy pasando pidiendo y después de un rato luchando contra la dentadura y el bocata me ha revuelto el pelo y me ha dicho “Mira niño, porque la yaya también me llama niño, todos sabemos que los Reyes son Magos así que por poder, poder, pueden traer todo lo que se les pida, pero Matusalén a su lado... un muchacho. Que te quiero decir niño, que seguro que ya les va doliendo la espalda como a esos “carcas del hogar”, y tendrán la artrosis, y la reuma... así que a lo mejor no pueden con todo...” Mi yaya siempre habla muy claro, ella y yo nos entendemos bien, así que nada Melchor yo sigo pidiendo y cuando os empiece a doler la espalda dejáis de meter cosas al saco. Sigo: Varios videojuegos para la Nintendo; otro Spiderman; las trampas del Spiderman; el auto de Spiderman, la bola mágica de Harry Potter, el castillo de Harry Potter... y de juguetes hasta que no echen en el buzón más catálogos ya no puedo pedir más...
Pero antes de terminar os tengo que poner lo de siempre, ya sabéis, quiero poder dormirme antes por las noches; en el techo de mi cuarto ya no caben más estrellas de esas que me pega mi madre para que cuente y venga el sueño, ya están todas ahí apelotonadas y aunque las pegamos con ese pegamento que pega hasta los dedos, hay tantas juntas que se despegan y toda la noche andan cayendo encima de la cama... como si lloviera, a lo primero mola, pero después ya... es un rollo. Además, la noche que le toca a Marcos hacerme compañía cada vez es peor... me ha dicho que Blancanieves ya se ha separado del príncipe y tiene otros novios, que el flautista tiene un montón de músicos que trabajan para él y ya ni tan siquiera tocan sino que hacen que tocan como en la tele, que el cerdito de los ladrillos ya tiene una “inmo no sé qué”, que dice que es una fábrica de hacer casas, y que se está forrando como el Cirilo, el del bar de enfrente... como es mayor sabe más de los cuentos, pero hasta que se cansa y dice que soy un plasta y que me duerma de una vez, se cabrea y termina contándome el de la “bella durmiente”, pero el de siempre, que sabe que no me gusta nada... y así hasta que al final se duerme y yo ¡hala! otra vez a contar las estrellas como todas las noches...
La única que no se queda dormida antes que yo, ni me acaba regañando, es la yaya que dice que como es mayor tampoco tiene sueño pero es que ya me sé de memoria toda su vida, todos los novios que tuvo, todos los bailes, todo... y aunque ella dice que me lo cuenta al oído para no despertar a nadie, como está un poco sorda empieza bajito, bajito, pero al final termina dando unas voces que se despierta hasta el vecino de al lado que empieza a aporrear la pared chillando: “!Coño abuela, ¿Otra vez con eso? Si aquellos pretendientes tendrán ya mil años, joder con la abuela que noche sí, noche no, la misma matraca”... por eso, Rey Melchor, hasta que por fin los médicos encuentren la manera de que yo me pueda dormir por las noches como los demás, te pido otro año un poco más de sueño, un poco más solo, que yo creo que eso no ocupa mucho en el saco y casi no os va a pesar...
Y bueno, que nada más, hasta que piense más regalos no te vuelvo a escribir, tengo que acabar deprisa que otra vez a la yaya se le ha enganchado la dentadura en el bocata y está ahí saltando y saltando como una loca y aporreando en la mesa para separarse... Ya voooy yayaaaa... ¡menos mal que me tiene a mí! 
 
Adiós Rey,
Carlos, Carlitos o el niño.
©Rocío Díaz Gómez

jueves, 3 de enero de 2013

Ana Delgado y su poema sobre "Felicitaciones de año nuevo"




Un poema sobre Felicitaciones de año nuevo de mi compañera de tertulia y magnífica poeta Ana Delgado, de quién ya os he hablado en este blog en otras ocasiones ( http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2009/06/ana-delgado-cortes-y-la-feria-del-libro.html ).

Por favor no dejéis de leerlo, es una virtuosa de las palabras:


Mi tercer novio,
el que más quise, me desea
“todo lo mejor” cada Año Nuevo.
Con qué agargantamiento
yo esperaba no hace tanto su esemese,
como un haiku sin vocales destinado
a volar desde su dedo a mis pupilas.
Con qué aire,
con qué satelital desplome
me pitaba la sorpresa en el bolsillo
Ahora mis palabras,
tan pulgares,
le devuelven prosperidad cívicamente.
Pero omito, cuidadosa,
escribir deseo, teclear su nombre,
decir feliz.
No sea que me acuse en su agudeza
de una intención sutil como agravante
o, aún peor,
                            de alevosía literal. 

                            Ana Delgado

miércoles, 2 de enero de 2013

¿Por qué "cocodrilo" y no "cocreta"? Un artículo del Instituto Cervantes




¡¡Ahora resulta que llevamos siglos diciendo "cocodrilo" y en realidad lo más culto sería decir "crocodilo"!! Y la culpa la tiene la "metátesis". ¿Que qué es la metátesis? ¿No me digais que no lo sabíais? Con la cantidad de veces al día que utilizamos la palabra "metátesis"...

Es broma. Yo acabo de conocer la palabra: "Metátesis". Cómo acabo de conocer que llevamos siglos diciendo mal "cocodrilo"...  Pero es que "crocodilo" qué mal suena ¿verdad? Pues así los dicen los franceses y los ingleses... Porque así colocada venía la "r" desde el latín... Qué cosas.

Bueno pues es lo primero que he aprendido este año...

Leed, leed...


Por qué cocodrilo y no cocreta?

Por Pedro Álvarez de Miranda


Cierto interlocutor se me mostraba hace poco extrañado, y hasta escandalizado, por el hecho de que el diccionario de la Academia recoja las formas almóndiga y almondiguilla, remitiendo para ellas, en las definiciones, a albóndiga y albondiguilla, respectivamente. Las explicaciones parcialmente justificativas que le ofrecí —almóndiga y almondiguilla son variantes históricas bien documentadas de las formas etimológicas con -b-, y harto conocido el trueque de esa consonante bilabial por la también bilabial m— no parecieron convencerle, ni siquiera aunque le recordara el caso de vagabundo y vagamundo (con mutación fonética apoyada además en la etimología popular) y añadiera, para su tranquilidad, que el Diccionario panhispánico de dudas de la misma institución desaconseja expresamente el empleo de almóndiga por ser propio «del habla popular de algunas zonas».

«Ya solo falta», se lamentaba mi amigo, sin salir del terreno culinario, «que la Academia recoja cocreta». Reprimí las ganas de decirle que, sin pretender yo en absoluto que semejante cosa ocurra, un diccionario históricamente descriptivo debería sin la menor vacilación hacerse eco también de la existencia de esa variante del nombre del delicioso bocado, variante hoy considerada tan irremediablemente vulgar.

Produce un cierto regocijo que las mismas personas que descargan toda su santa ira contra cocreta estén siendo «víctimas» inconscientes de una idéntica confusión cuando utilizan la palabra cocodrilo. Pues cocodrilo, en efecto, era en latín crocodilus, y esa -r- sigue en su sitio tanto en francés (crocodile) como en inglés (crocodile; se escribe igual que en francés, pero naturalmente se pronuncia de otro modo), mientras que en italiano (coccodrillo), como en español, ha saltado dos sílabas hacia delante. La tendencia a dar ese salto, llamado metátesis, existió, en realidad, ya en el latín mismo, cocodril(l)us, y también en francés e inglés se documentan formas con -r- en la tercera sílaba. A la inversa, hay ejemplos españoles e italianos antiguos de crocodilo, crocodillo. Lo que la norma culta pudo en las lenguas de Molière o Shakespeare —o en la de Camões, por cierto— no lo consiguió en las de Dante o Cervantes. Qué se le va a hacer. No tiene mayor importancia.

Lo que quiero decir es que mostrar casos como este ayuda a relativizar las cosas; o, dicho de otro modo, que iluminar los problemas desde la historia de la lengua debería llevar a la convicción de que no merece la pena rasgarse las vestiduras por casi nada.

Ya que estamos con croqueta, digamos algo de la historia de este galicismo (francés croquette). El primer texto en que documentamos la palabra es una carta de Moratín escrita en París el 24 de mayo de 1819: «Unas veces callando y hablando otras, y siempre engullendo ricas croquetas, pureas, fricandoes y ragúes». En un poema de don Leandro escrito por las mismas fechas leemos: «Perdices y tocino, / croquetas y pichón, / ternera, pavo y vino / será mi colación». Y de nuevo en una carta, dos años posterior y remitida esta vez desde Barcelona: «Hoy como en villa, y me han prometido croquetas».

En 1869 la palabra entró en el diccionario académico, al que se había adelantado, recogiéndola, el de Domínguez (1846). Pero lo verdaderamente interesante para nuestro propósito es que resulta fácil documentar la forma con metátesis, «cocreta», en numerosos textos impresos del siglo xix (menos ya en el xx, salvo por broma o con deliberada intención de reflejar un modo de hablar). Cierto que en el Diario de Avisos de Madrid correspondiente a diversas fechas de 1830 y 1831 se anuncia que en «la hostería nueva de la Aurora, calle de Toledo» se despacha «frito de croquetas» a dos reales y medio. Pero antes, el 8 de diciembre de 1827, el mismo periódico había anunciado que «en la acreditada bollería de Herman y compañía», en la calle de Tudescos, podían comprarse «cocretas de varias clases». En libros de cocina decimonónicos, como el Nuevo arte de cocina, el más completo que ha visto la luz pública (1864), La gran economía de las familias. Arte de arreglar y componer lo sobrante de las comidas de un día para otro (1869) o El libro de las familias. Novísimo manual práctico de cocina española, francesa y americana (varias ediciones) se enseña a hacer «cocretas», aunque en el último de los citados alternan esa forma y la correcta, «croquetas». El traductor de las Memorias de Víctor Hugo, por un testigo de su vida (1863), Nemesio Fernández Cuesta (lexicógrafo, por más señas, autor de diccionarios bilingües hispano-franceses), no tiene empacho en escribir «cocretas» —¿o será lapsus del editor?— donde el texto francés decía «croquette». («Agotaba la imaginación de su cocinero, haciéndole inventar nuevos guisos de patata. Estas tomaban mil formas, y cada plato era una sorpresa. Se servía una chuleta, era de patatas; un pescado, era de patatas; cocretas, siempre de patatas». Texto francés: «Il épuisait l’imagination de son cuisinier à inventer aux parmentières des assaisonnements et des aspects variés. La parmentière prenait toutes les formes, et chaque plat était une surprise. On vous servait une côtelette: c’étaient des pommes de terre; un poisson: c’étaient des pommes de terre; une croquette de riz: toujours des pommes de terre»).

Hubo, en suma, una relativa pugna, o si se quiere un conato de contienda, entre croqueta y cocreta, que se saldó con el triunfo de la primera. La presión del habla educada hizo su trabajo. Pero téngase en cuenta, al menos como posibilidad teórica, que podría haber triunfado la segunda, del mismo modo que la forma más culta crocodilo no pudo con cocodrilo, o así como crebar (latín crepare) sucumbió ante quebrar.
En una comedia de los Quintero, La musa loca (1905), un personaje comenta que «un ministro que ya es académico de la lengua dice a por y dice riyéndose». A continuación de lo cual se establece el siguiente diálogo:
Cabra: Pues un gobernador de provincia, protector mío, que en paz descanse, a las cocretas las llamaba croquetas.
D. Abel: Y las llamaba bien.
Cabra: ¿Bien? ¿Pero no son cocretas?
D. Abel: No señor.
Cabra: Pues es un error en que llevo cincuenta años.
Urrutia: Y..., y mi portera con usted
Pobre hombre. ¿Le consolaría saber que en otros, como el de cocodrilo o el de quebrar, llevamos todos varios siglos?

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