Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 13 de agosto de 2009

Un artículo de Maruja Torres "Los abrazos no dados"


Os copio hoy este artículo del periódico del último domingo. Creo que da que pensar.




MARUJA TORRES PERDONEN QUE NO ME LEVANTE


Los abrazos no dados
MARUJA TORRES 09/08/2009

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Muere alguien cercano –y, créanme, estoy en una edad en que ello sucede a menudo-, y me pregunto si le abracé lo suficiente. La memoria contiene atenciones dedicadas a la piel, al perfume de cada uno. En mi olfato evocador permanecen los referentes de esa persona con la misma exactitud con que ahora mismo, si cierro los ojos, evoco el olor de la gente viva a la que quiero, tanto si permanece lejos como si voy a encontrármela en el transcurso del día de hoy. Registramos la percepción que recibimos de las personas amadas –y hay muchas formas de amar, afortunadamente–, el aroma que desprenden y la manera en que nuestra capacidad para el encuentro lo adopta y clasifica. Pues se mezclan, en los sentimientos que perdurarán para el recuerdo convertidos en una sensación única, el olor del otro y nuestro don más o menos afilado para recibirlo.


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“Estamos en una época en que el contacto físico ‘sentido’ acobarda”


Y es entonces, cuando alguien muere, y te llegan a los sentidos el vaho de su cabello en verano, la frescura de sus pecas en invierno, el mensaje de su ropa… Es entonces cuando te preguntas si os abrazasteis lo bastante.


Inevitablemente, uno mira alrededor para comprobar si está abrazando lo bastante a quienes le rodean y le importan. Y comprende que hay mucho abrazo vano y mucho besuqueo en el aire, pero que nos falta acercar el pecho, darse con el torso uno de esos toques profundos, una de esas transmisiones de afecto que el otro metaboliza, que acompañan.


¿Se han dado cuenta de la cantidad de personas que retroceden un paso cuando pretendemos abrazarlas así? Sobre todo hombres. Los hombres sufren, para su desgracia –no es el caso de los gays, desde luego-, de falta de aprendizaje para los contactos que no sean sexuales. La ternura los inunda, pero carecen de espitas para darles cauce. Entonces los abrazas y callan, temiendo que se vaya a abrir el mar Rojo y los vaya a engullir, o que se vaya a abrir el mar Rojo y sencillamente los escupa. Es decir, temiendo, pero no sabiendo qué temer. Estamos en una época en que el contacto físico sentido, no el de las palmadas en los hombros ni las formalidades, acobarda.


No hablo de amantes –ése sería otro cantar: que hablen quienes aún tienen hormonas–, hablo de amigos. ¿Nos apretamos las manos, no para saludarnos, sino para comunicarnos? ¿Lo hacemos en público, sin importarnos los demás sólo porque nos lo pide el cuerpo, sólo porque nos parece necesario, sólo para decir “estoy aquí, contigo, como siempre”? A veces sí. Pero no con tanta frecuencia como deberíamos.


Hay personas ríspidas, hirsutas, erizadas. Me faltan definiciones, pero muchas tienen que ver con los moluscos. Mal educadas en las emociones físicas, con una infancia a cuestas que aún destila sequedad o exceso de leche materna, y que tienden a envararse, confundiendo la sobriedad con el papel de lija.


Hay gente que no sabe abrazar y que no lo sabrá nunca, con lo que eso supone de soledad interna para ellos, y de despellejamiento de los abrazos de uno, de frustración. Y hay gente que abraza demasiado, tanto que se desvaloriza, y termina dando tanto que da muy poco.


Pero entre medias hay personas que aprenden a abrazar, que superan el miedo al compromiso –o simplemente, a no saber hacerlo, a que se les note la falta de costumbre– y que se van abriendo de a poquitos. Créanme de nuevo –pues entre lectores y leídos siempre hay algo de relación de mutua fe–, es una sensación extraordinaria asistir a eso, al descubrimiento de los tiernos gestos físicos, gestos amistosos hasta el tuétano, gestos puntuales que acercan más que las palabras o que dotan de sangre y calor a las palabras, o que hablan con una elocuencia para la que aún no hemos inventado palabras.


Hay personas que aprenden a abrazar, y personas que aprendemos a apreciar su esfuerzo y a respetar sus caminos. Y agradecemos que eso ocurra, porque es un trabajo que habremos hecho en vida y del que nadie se arrepentirá.

lunes, 10 de agosto de 2009



Y ahora vamos a comentar algo curioso: los falsos amigos”.

En el lenguaje se le llama “falsos amigos” a las palabras que son iguales o casi iguales en dos lenguas diferentes, y en cada una de ellas tienen significados diferentes a los de la otra.

Hay muchos casos y en todas las lenguas, pero vamos a poner algunos ejemplos en inglés, francés e italiano:


INGLES / ESPAÑOL

Actual / actualInglés: Efectivo, real, de verdad.
Español: Del momento presente, de actualidad, hoy en día.


Bigot / bigoteInglés: Intolerante, fanático
Español: Pelo que nace sobre el labio superior.

Bizarre / bizarroInglés: Raro, extraño, estrambótico
Español: Valiente, arrojado.


Constipated / constipadoInglés: Estreñido
Español: Resfriado

Crime / crimeInglés: Se utiliza para toda clase de delitos, así el robo y el hurto son “crimes”.
Español: Generalmente implica algo muy serio, un delito moral o sangriento.


Exit /éxitoInglés: Salida.
Español: Salir airoso de un negocio o empresa.


Gripe / gripeInglés: Cólico, retortijón.
Español: Enfermedad epidémica aguda, acompañada de fiebre y con manifestaciones variadas, especialmente catarrales.


Infant / InfanteInglés: Lactante, niño de un año o menos de edad.
Español: Los hijos del Rey y a ciertas clases de soldados.


Parent / parienteInglés: El padre o la madre.
Español: Tíos, primos y otros familiares de parentesco más o menos próximo.


Relevant / RelevanteInglés: Pertinente, que viene al caso.
Español: De mucho relieve, destacado, importante.


Sensible / sensibleInglés: Sensato, prudente.
Español: Que se emociona con facilidad.


Topic / TópicoInglés: Tema, materia que se ha de tratar.
Español: Lugar común, expresión manida.


FRANCES / ESPAÑOL

Constipé / ConstipadoFrancés: Estreñido
Español: Resfriado


Salir / salirFrancés: Ensuciar
Español: Irse, partir.


Placer / placerFrancés: Poner, colocar.
Español: Agradar, gusto.


Sol / solFrancés: Suelo
Español: Centro de nuestro stma. planetario


Subir / subirFrancés: Sufrir
Español: Ascender



ITALIANO / ESPAÑOL


Subire / subirItaliano: Sufrir
Español: Subir


Salire / salirItaliano: Subir
Español: Pasar de dentro a afuera, partir.


Guardare / Guardar
Italiano: Mirar
Español: Cuidar, vigilar, custodiar.


Nudo / nudo
Italiano: Desnudo
Español: Lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se pueda abrir.


Caldo / caldoItaliano: Caliente
Español: Liquido que resulta de cocer los elementos en agua.


Lectura en la radio de mi microrelato:"Boca abajo"


Esta es una entrada solo para comentaros que si queréis podeis escuchar el microrelato que me premiaron en el Ojo Crítico la semana pasada, tema: “Quemaduras Solares”, en Internet.

Cómo no sé si va funcionar lo del enlace aunque os lo copio debajo, os digo poco a poco, los pasos a seguir. Entrar en la página de Radio Televisión Española:

http://www.rtve.es/radio/

Luego más abajo pinchar en “podcasts” y luego en la “E” buscar “El Ojo Crítico”, pinchais en él,

http://www.rtve.es/podcast/radio-nacional/el-ojo-critico/

y después en el programa del 5 de agosto:

http://www.rtve.es/mediateca/audios/20090805/las-futuras-estrellas-del-flamenco-union-ojo-critico/562590.shtml


Es todo el programa de ese día, mi relato está más o menos hacia la mitad, porque lo leyeron a las siete y media más o menos. Y claro dura nada, porque es muy corto.

Espero que os guste con la musiquita de los Ángeles de Charlie y la lectura tan dramatizada que hacen.

Ya me contareis...



viernes, 7 de agosto de 2009

De las Alojerías a las Botillerías y de ahí a los Cafés y tertulias de antes...


Y de nuestra tertulia del Galdós para atrás...




Antiguamente en Madrid a los únicos sitios donde se podía ir en caso de sed eran las “alojerías”, locales donde se servía una sola bebida, el alojo. Esta consistía en mezclar agua con miel y especias, servidas en tazones de cristal con asas. Estos establecimientos se reconocían por tener a la puerta una bandera blanca con una franja roja cruzada, distintivo que procedía de las tiendas de los campamentos cristianos, donde se repartía esta bebida a los soldados con fines curativos.

En el siglo XVIII y conviviendo con las alojerías, surgieron las botillerías. Lugares donde se podían consumir helados y algunas conservas. Como no servían cafés comenzaron a decaer a partir de 1808 siendo sustituidas por los cafés, que ya habían hecho su aparición a finales del XVIII.

Las alojerías desaparecieron entre 1835 y 1838 y las botillerías entre 1846 y 1848.

Los primeros cafés aparecieron en la primera mitad del sigo XIX sustituyendo a las antiguas botillerías. Se situaron en torno a la plaza de Santa Ana, por su proximidad al teatro Español, en aquel entonces el teatro más importante de Madrid. Cafés como el Príncipe, Venecia, Solito y Moreno, todos a muy poca distancia unos de otros, favoreciendo el poder pasar de uno a otro sin tener que andar demasiado. Larra, Zorrilla y Espronceda fueron sus primeros contertulios.

Con los años, los cafés fueron multiplicándose. Así, al Café de San Sebastián, de la calle Atocha, acudían a reunirse sobre todo médicos, Ramón y Cajal entre ellos.

En el Café del Pombo, Gómez de la Serna tenía una tertulia semanal, conocido también como el “café de los cagones” porque su especialidad eran los sorbetes de arroz, con los cuales se evitaban o curaban las famosas diarreas de verano.

El Comercial, el Gijón, y la Nueva Montaña tienen en común una misma cosa: ser cafés de los de antes. Los dos primeros coexistiendo con las modernas hamburgueserías y el último ya desaparecido. El Comercial y el Gijón están la glorieta de Bilbao y en el paseo de Recoletos respectivamente, y la Nueva Montaña estuvo en los bajos del Hotel París, en la Puerta del Sol. Los tres fueron frecuentados por las generaciones del 98 y del 27. Precisamente, en el café La Nueva Montaña, Valle Inclán perdió su brazo en una riña. Si las paredes hablaran... Al café Gijón, se acercaba después de la guerra, un pintoresco personaje que se hizo famoso porque pagaba una consumición que no tomaba, pues bebía agua de una cantimplora que siempre llevaba consigo y leía un periódico norteamericano de fecha muy atrasada. Más recientemente, el fallecido alcalde Enrique Tierno, era muy aficionado al Café Comercial, donde semanalmente, jugaba unos décimos de lotería con Manolo el limpiabotas y Valentín el empleado más antiguo.


Curiosidades y anécdotas de Madrid.
Maria Isabel Gea Ortigas.

Ediciones La Librería

Ultima tertulia del Galdós antes de las vacaciones

























Con julio despedimos nuestra tertulia hasta septiembre u octubre. Despedimos el curso 2008-2009 y lo hicimos en compañía de Fabio Aristimunho (Brasil 1977), abogado, poeta y traductor brasileño.

Fabio Aristimunho estaba durante unos días en Barcelona donde le habían becado y Javier, que ya le conocía pues él había sido uno de los organizadores del Tordesilhas-Festival Ibero-Americano de Poesía Contemporánea al que asistió Javier en Brasil, le invitó a que nos acompañara en nuestra última tertulia.

Por una vez los protagonistas de la sala del fondo fuimos nosotros. No había ninguna mesa más ocupada, sino que nos cerraron las cortinas y allí estuvimos en un gran círculo tertuliando sobre lo humano y lo divino.

Comenzamos hablando de la antología de poesía española traducida al portugués por Fabio. Cuatro tomos, cada uno dedicado a una lengua española: castellano, catalán, vasco y gallego, desde los orígenes de la poesía española hasta la guerra civil. Y de ahí pasamos a los intercambios de poetas en Latinoamérica, al comentario sobre "el portuñol": mezcla de español y portugués que se habla en algunas zonas de Brasil, de nuestras propias lenguas y su vigencia en una época u otra gracias a la comparativa que ha hecho en sus libros, hasta terminar hablando de las dos Españas en una discusión interminable medio política medio literaria.

Por supuesto también escuchamos a Fabio leernos en portugués algunos de los poemas que ha traducido, como “Las coplas de la muerte de su padre” de Jorge Manrique, o “La vaca ciega” de Joan Maragall. Y terminamos en una rueda de lecturas diferentes por parte tanto de Fabio como del resto de los asistentes a la tertulia.
Desde aquí va mi agradecimiento para Fabio Aristimunho, que puso un acento distinto pero muy cercano entre nosotros.

Resultó una tertulia muy dinámica, rica en matices, viva, ruidosa, entretenida y especial.

Tanto que como es muy difícil despedirse, siempre en el aire queda la pregunta de si haremos alguna que otra tertulia extraordinaria para agosto o septiembre.


Seguro que sí.

jueves, 6 de agosto de 2009

Microrelato de verano de Rocío Díaz Gómez


Dice mi amigo David una frase que a mí me ha gustado mucho “La vida es una especie de chistera de mago”. Y es verdad ¿No es así?


Me lo ha dicho a propósito de algo que me pasó ayer. Algo extraordinario y digo lo de extraordinario porque desde luego se salió de lo ordinario. Y lo que es más importante: me alegró el día.


Lo que pasó ayer tiene detrás una historia que lo hace aún más curioso:


Porque yo suelo escuchar "El ojo crítico", ese programa de Radio Nacional de España sobre cultura que hay de 19 a 20 h de lunes a viernes, que siempre es interesante. Pero aunque lo suelo escuchar siempre que puedo, no puedo obviamente todos los días, claro... y menos ahora en verano que uno sale más y me pilla en la piscina o de vacaciones o tomando algo... Vamos que es más raro. Pero justo el otro día, el jueves o el viernes estaba en casa y vi que aún podía escuchar algo y al encender la radio dio la curiosidad de que hablaban de un concurso de microrelatos pero la verdad es que como la noticia estaba empezada no me enteré del todo bien, pero debe ser que me quedé con la copla. Y ayer, que terminaba ayer miércoles, no sé por qué alguien en el trabajo dijo algo de las quemaduras solares y por esas asociaciones raras que uno hace sin querer, me acordé del premio y me acordé de que el concurso del Ojo Crítico tenía ese por tema, y también de que me sonaba que yo tenía un micro que más o menos hablaba de eso. Pero a ciencia cierta no sabía seguro cuando terminaba el plazo, ni las palabras máximas, ni si tenía que ser con seudónimo... Pero estaba tan agobiada con cosas del trabajo (que parece mentira que sea agosto) que me dije: "Mira voy a desconectar diez minutos y voy a hacer esto... que me he ganado un ratito... me lo merezco" Y ahí me tenéis a cien por hora buscando el micro, releyéndolo deprisa, repasándolo, ajustando a lo que más o menos pensaba que sería de longitud y muy rápido todo les mandé un correo diciéndoles que bueno que me parecía que pedían eso, pero que si no me ajustaba a las bases pues que lo entendía y que al menos así aprovechaba para darles la enhorabuena por el programa. Y después de hacer todo eso en un tiempo record, resulta que el correo en cuestión veo que se me queda en la bandeja de salida estancado porque justo el correo en ese momento en el trabajo no iba nada bien. Así que yo ya convencida de que con tanta aceleración no se pueden hacer las cosas y que de ahí no saldría nada de nada. Llegaron las tres hora de irme a casa y ahí seguía el correo en la bandeja de salida, así que me encogí de hombros y para casa.


Y cuando llego al trabajo ayer, me fijo, y veo un "entregado" de Radio Nacional de España y digo ¡anda pues sí que llegó! Y no me volví a acordar en todo el día. Cuando resulta que estoy ayer por la tarde hablando por teléfono y veo que son las siete y media y le digo a la persona del otro lado del teléfono: "Oye que ahora te llamo que es que justo está el programa éste que me gusta y voy a ver porque he mandado un micro, a ver si dicen algo más y me entero bien..." pero sin la más minima esperanza ni nada de nada, solo para saber... Y justo, justo enciendo la radio y ¡oigo mi nombre! A veces pasan cosas así, cosas increíbles, casualidades mágicas que de pronto dices: ¡¡Pero bueno que esa soy yo!! Y estoy en la radio, y me están leyendo... Jo, qué gracia. Bueno ¡que cosas! es que no me lo creía, y qué graciosa y qué bien dramatizado por parte de la lectora, con su música de fondo de los "¡Ángeles de Charlie!" y todo... De verdad que me ha dado una cosa de oír mi nombre en la radio y de ver que lo leían así tan curioso, con la de incidentes que había tenido para mandarlo, que había sido una cosa así sin prestar demasiada atención ni nada... que es increíble.


Y bueno toda esta historia es para dejaros el micro en cuestión. El tema eran Quemaduras Solares, la extensión menos de 350 palabras. Y el premio un lote de libros. Qué mejor regalo. En el blog del Ojo Crítico han dejado la noticia. Y me dijeron cuando hablé con ellos por teléfono que colgarán el audio del relato leído en la página de Radio Nacional de España, así que estaré pendiente y cuando lo hagan os lo dejaré aquí porque es muy curioso cómo lo dramatizaron.


Aquí os transcribo el micro:



BOCA ABAJO

Tenía trece años y una piel más blanca que la leche Frixia que entonces compraba mi madre.

Eran los tiempos en que todavía la mercromina y el agua de sal lo curaba todo, tiempos de estirar y estirar aburridos veranos en las playas de la Costa Brava.

Hasta que hice aquel descubrimiento dentro del puesto de Avidesa.

¡Dios! No lo podía creer. Era igual, igual que Starsky, el de Hutch. Quizás más alto, más fuerte, no tan moreno, ni su pelo tan rizado... pero ¡vamos! que prácticamente igual. No podía creerlo. Pero aún creí menos el guiño y el beso que me tiró desde dentro del puesto.

Vuelta y vuelta, vuelta y vuelta, y otra vez vuelta y vuelta en la toalla. Así una y otra vez. Una y otra. Hasta que me armé de valor y fui a por un helado.

Entonces me dijo aquello de “Nena, cuánto te pareces a Sabrina, la de los Ángeles de Charlie”. ¡Madre mía...! Como una medusa hinchada por el piropo, floté esponjosa alrededor del puesto... ¡Madre mía...! Hasta que recordé que mi hermano decía que “...de las tres, Sabrina era la más plana”.

A partir de ahí pasé todo el día tumbada boca abajo en la toalla. Siempre boca abajo, por favor que no me viera por delante, que no se fijara... Boca abajo, pero sin quitarle ojo, sonriendo tontamente.

Boca abajo.

Boca abajo.

Boca abajo.

Dorándose mi piel. Enrojeciéndose. Tostándose. Achicharrándose. Hirviendo con casi quemaduras solares de segundo grado.

Seguí boca abajo durante casi tres semanas, noche y día, día y noche.

Aquel amor duró lo que dura una insolación. Aún el olor a vinagre me devuelve aquel guiño y aquel beso que me llegó desde dentro de un puesto de Avidesa, ese vinagre que mi madre echaba sobre mi piel para curar las quemaduras. Aún el olor a vinagre termina recordándome el primer plantón de mi vida: el que me dió tres semanas después un Starsky de Casteldefells.

Aquel, que no curó el vinagre ni tampoco las lágrimas que cabrían en un enorme y salado Mar Mediterráneo.
©Rocío Díaz Gómez


lunes, 3 de agosto de 2009





La verdad es que a veces me gustan tanto los dos que no sé muy bien por quién decidirme, supongo que depende del momento, así que os dejo con ejemplos de ambos.

EL ROTO y FORGES.